Capítulo 12: De regreso a casa

Mimi despertó como si tuviese resaca de tres días, se sentía deshidratada y con muchas ganas de vomitar, por un momento pensó en eso cuando vio en el techo de la habitación pequeñas estrellitas pintadas volviéndola a la realidad de que estaba en una sala de maternidad vacía.

A su lado sentado se encontraba Yamato dormido, tomándola de la mano y al verlo de esa manera no pudo evitar llorar. Recordaba ahora que su bebé no estaba, nunca existió, Yamato despertó al sonido del llanto de la chica.

—¿Estas bien? —Pregunto levantándose de la silla—¿Llamo a la doctora? —Yamato estaba bastante asustado por que la chica había comenzado a llorar.

—No...me siento bien...—Decía entre sollozos la chica.

—Tus padres llegaran pronto...Tai fue por ellos al aeropuerto—Yamato dijo un poco nervioso—Mimi...discúlpame sinceramente por ser un idiota...yo...—Vio como el chico rubio, comenzaba a cristalizar sus hermosos ojos azules con espesas lágrimas.

Ya no pudo continuar diciendo nada y se arrodillo a la cama donde se encontraba la castaña, y comenzaba a llorar desesperadamente. Era la primera vez que la castaña lo veía así, jamás en todos sus años de conocerlo lo había visto llorar, Mimi no pudo aguantar las lágrimas.

Ambos no podían evitar sentirse mal, incluso no podían evitar llorar, sentían rabia en sí mismos e impotencia. Yamato no dejaba de tomarla de la mano sin importar que. Ya era de noche, pero aun así los padres de la chica llegaron al recinto.

—Mimi—Dijo casi en un grito Satoe.

—Querida silencio es un hospital—Keisuke le pidió a su esposa.

Satoe fue hacia su hija y la abrazo, Yamato como pudo se limpió las lágrimas, pero sintió en sus hombros la mano de alguien volteo a ver y era el padre de la chica.

—Salgamos un momento—Pidió el hombre a Yamato el simplemente asintió con la cabeza.

Yamato lo siguió hasta el pasillo donde le hombre se sentó, él no podía estar más sentado, necesitaba salir a correr y despejarse un poco.

—Realmente...lamento lo que está ocurriendo...Tai nos habló de lo sucedido cuando llegamos y Joe nos explicó por teléfono lo que estaba pasando...realmente me disculpo por lo que te intenté hacer...pero es mi única hija y no quería que las personas la vieran mal por ser una madre soltera...me precipité mucho—Keisuke dijo mientras agachaba la cabeza.

—No se preocupe señor...no pensaba abandonar a Mimi en esto...era mi responsabilidad también...Lamento lo que hice...

—No te preocupes...solo quiero que mi hija como tú se encuentren bien, sé que estos momentos son duros para ustedes pero no están solos, mi esposa y yo estaremos aquí una temporada.

Mimi lloraba en los brazos de su madre, sin decir nada más, Satoe estaba bastante preocupada por la salud mental de su hija, sabía bien que esto era un gran golpe, después de esperar tanto, así que prefirió estar en silencio con ella mientras lloraba, Yamato volvió a entrar a la habitación y realmente verla llorar lo lastimaba muchísimo, cada lagrima que Mimi derramaba era una apuñalada para él diciéndole todo el tiempo que había hecho las cosas mal y que no había motivos suficientes para remediar esa situación.

Tai entro poco después a regañadientes se llevó a Yamato de ahí, sus padres y su hermano se habían ido de ahí apenas Mimi salió del quirófano, pero tenía invitación abierta para pasar esa noche en casa de sus padres, pero el declino, Tai lo quiso llevar a su departamento, pero el insistía en que si Mimi no estaba ahí no se sentiría a gusto, así que decidió llevarlo al departamento donde Tai vivía.

Tai había comprado pizza en el camino para que los dos pudiesen cenar, pero Yamato apenas probó el refresco, y Tai lo entendía, pero no lo aprobaba.

—Si no comes no tendrás energía para mañana.

—No tengo hambre—Dijo Yamato mecánicamente.

—Sé que no tienes hambre, pero tienes que comer algo, no puedes pasártela así.

—Sabes...cuando Joe me dijo que Mimi no estaba embarazada me enoje con ella...pensé que nuevamente era otro de sus caprichos e inventos...pero algo dentro de mi decía que era verdad que le creyera a Mimi...y me siento tan culpable por no apoyarla desde el primer día...y en mi mente una idea estúpida viene...si yo hubiese apoyado a Mimi desde el primer día...el día que amaneció entre mis sabanas...ese bebé se hubiese formado.

—Eso no puedes saberlo...no puedes saberlo porque no eres adivino, no puedes predecir el futuro...esto paso...y es muy doloroso lo se...pero...sería más doloroso que después de hoy no apoyaras a Mimi...Sé que estas arrepentido...pero esta es la única forma en la que puedes remediar las cosas.

Tai cayó en cuenta por primera vez que Yamato estaba llorando.

—Me había hecho a la idea de tener un bebé...le compre muchas cosas...era una sorpresa para Mimi...le compre una mini motocicleta...es una carriola con partes de motocicleta...le compre una chamarra de cuero...y unas gafas...Tai...que voy a hacer con esas pequeñas gafas de motociclista...—Yamato lloraba inconsolablemente que dejo sin palabras a Tai.

Se sentó al lado del rubio y lo abrazo, él se dejó hacer y continúo abrazándolo. Yamato se aferraba a la playera de Tai...como si fuese el único salvavidas en el océano...Tai no podía describir el dolor que Yamato le transmitía...pero haría lo imposible para proteger a Yamato.

Yamato no durmió en toda la noche dando vueltas en el futón que Tai le había prestado...se sentía cansado pero al cerrar los ojos veía la sonrisa de Mimi siendo destruida en un quirófano...lo poco que pudo dormir tenía sueños raros donde corría sin parar intentando alcanzar la puerta del quirófano, se despertaba sudando frio.

A la mañana siguiente alguien toco la puerta del departamento de Tai, era Sora llevaba una pequeña maleta y una bolsa de mano, corrió directamente a Yamato y lo abrazo.

—Vine en el primer tren—Decía un tanto agitada la pelirroja—Estaba de viaje con mi madre cuando Tai me marco ayer por la tarde... ¿Estas bien? —Pregunto Sora Yamato negó con la cabeza—¿Ya comiste algo?

—Desde anoche no ha probado bocado...más bien desde antes que pasara—Tai respondió por el rubio.

—Eso no está bien...hare algo de comer—Sora se levantó del piso y fue directo a la mini cocina de Taichi.

—¿Podemos ir a verla? —Pregunto casi en un hilo de voz Yamato a Taichi quien estaba recargado en el marco de la puerta.

—No, hasta que comas algo, te vas a desmayar, además no dormiste nada.

—Pero no tengo sueño, solo quiero ir a verla...saber que pasara después de esto—Sora escuchaba desde la cocina tragándose su orgullo de que sentía algo por Yamato.

A esas alturas descubrió que el chico ya no sentía nada por ella, pero no podía hacer nada ni culpar a alguien...solamente culpar al destino que así quiso las cosas, ahora solamente podía estar ahí para el como una amiga más.

Entre Tai y Sora obligaron a Yamato a comer, comió poco, pero lo suficiente para que no sufriera un desmayo, Tai lo obligo a ducharse y le presto algo de ropa, mientras Yamato estaba en la ducha le conto a Sora lo que estaba pasando.

—¿Cómo te sientes? —Pregunto el moreno.

—Un poco mal por ellos y por Mimi más que nada, ella si quería al bebé pese a que yo fui una mala amiga...y no sé cómo ayudarlos realmente.

—Sé que aún lo quieres...pero el decidió, así que solamente queda apoyarlos.

—Lo se...no puedo hacer nada en contra del destino...solo seguir el curso de este.

Al terminar Yamato como se lo prometieron fueron a visitar a Mimi, ahí se encontraban ya todos sus amigos, inclusive su jefe, que desde el día anterior no se había podido comunicar con él, pero entendió las cosas y le dio un tiempo necesario para que pudiese pasar ese trago amargo.

—No sé si puedo estar enojada contigo—Le dijo en un momento Yolei a Yamato cuando le pidió hablar a solas con el.

—Si tienes ganas de estar molesta conmigo no soy quién para impedírtelo.

—No lo digo por eso...sé que Mimi sufrió mucho estos meses con su bebé...pero al final te portaste como una persona responsable y al final también terminaste sufriendo...así que no se si estoy molesta contigo o no.

Yamato dibujo una sonrisa forzada en su rostro, sabía bien que ella era así decía simplemente lo que pensaba sin filtro alguno. Cuando por fin pudo ver a Mimi ella se encontraba tranquila viendo hacia la ventana, no se sorprendió con su presencia tan solo lo volteo a ver. Tenía ella los ojos rojos y la nariz de igual manera, unas gruesas ojeras y los labios partidos. Se sentó al lado de ella sin decir nada más.

—¿Qué harás ahora que tus padres volvieron? ¿Vendrás a casa conmigo?

—Mañana podré salir de aquí...y realmente no sé qué voy a hacer...mis padres se quedaran en mi antiguo departamento...pero no sé si volveré contigo—Dijo Mimi un poco triste.

—Si quieres volver en lo que te recuperas eres bienvenida...te cuidare y te protegeré.

—Suenas tan diferente a aquel día que se rompió la tubería...

—Desde ese día han pasado cosas de las cuales me arrepiento...—Yamato sentía un nudo en la garganta que no sabía si podría continuar hablando—Si no vuelves conmigo entenderé y guardare tus cosas hasta que decidas ir por ellas...—Yamato se forzaba a sí mismo a terminar de hablar, incluso a cambiar de tema.

—Yamato...

—Mimi...no puedo...simplemente no puedo...soy un idiota y te hice mucho daño que ahora mismo estoy pagando todos mis errores—Yamato comenzó a llorar sin poder hacer nada, estaba de rodillas al lado de la cama llorando.

—La doctora me dijo que tengo que ir a una terapia... ¿Quieres venir conmigo? —Pregunto Mimi—Sería bueno que hablaras con alguien sobre esto...los dos tenemos que hablar sobre esto.

Al día siguiente Yamato volvió a ir con Mimi para que la dieran de alta, también ambos en la clínica hicieron una cita con la psicóloga encargada del área de pediatría neonatal...ella les podría ayudar con la perdida que estaban experimentando.

—Yamato hijo quisiéramos pedirte un favor—Satoe dijo mientras esperaban a que Mimi terminara de empacar—Mira...en el departamento de Mimi no hay los suficientes muebles porque lo perdió todo con la inundación...así que ¿Sería mucho pedirte que ella se quedara contigo un tiempo?

—Estaría encantado de recibirla, incluso si ustedes también quieren ir...

—No, no querido, tan solo ella ya que estará al menos un mes en reposo, pero ¿Podríamos ir a verla?

—Cuando quiera señora si quieren ir a comer con ella estará bien...volveré en una semana a trabajar sería bueno que usted se quedara con ella ese tiempo ya que no quiero que este sola en estos momentos tan difíciles.

Yamato llevaba a Mimi agarrada de la cintura, caminando por el pasillo antes de llegar a su departamento, los padres de la chica iban tras ellos, caminaban muy despacio para que la chica no se lastimara. Llegaron al departamento y Yamato se dio cuenta de que en el piso de la sala había una enorme mancha de sangre y en el sofá también, la madre de la chica fue directo a la cocina para buscar un trapo con que limpiar.

—Déjelo señora ahorita yo voy a limpiar—Dijo Yamato, pero Satoe no le hizo caso.

—¿Tienes agua oxigenada hijo?—Pregunto el padre de la chica—Para Limpiar el sofá.

—Así está bien yo me hare cargo más tarde.

—Yamato...Tai nos contó que no has dormido para nada, deberías descansar, deja que nos hagamos cargo de esto al menos—Dijo Satoe Yamato no quería, pero Mimi insistió.

—Vamos Matt, es lo menos que puedo hacer después del desorden que hice en casa—Dijo Mimi.

Así que la condujo nuevamente al cuarto donde la cama también había ligeras manchas de sangre en las sábanas, Yamato las quito de inmediato y las arrojo a la esquina donde tenían la ropa sucia y las cambio por unas limpias, arreglo el futón al lado de la cama y dejo la puerta abierta, no quería que los padres de la chica siguieran pensando en que harían alguna cosa inapropiada en su presencia.

Pero no pudo conciliar el sueño nuevamente, hasta que vio una mano sobre su cabeza, era Mimi quien estiraba la mano para acariciarle el cabello.

—Matt...—La voz melodiosa resonó en la habitación silenciosa—Yami.

—¿Yami? ¿Qué significa?

—Yamato y Mimi...Yami—Yamato seguía sin entender lo que quería decir—Aunque...no existió...aunque fueron tiempos difíciles con sus padres...ambos lo queríamos...así que le diremos Yami.

Yamato no pudo contener las lágrimas y tomo la mano de la castaña.

—Perdóname Mimi, realmente perdóname por todo lo que te hice, y por lo que dije ese día...en verdad perdóname fui un inmaduro.

—Te perdono Yamato...solo dilo por favor—Yamato desde su perspectiva no se daba cuenta de que Mimi estaba llorando también.

—¿Qué cosa?

—Como se llamaba nuestro bebé—Mimi decía con la voz entrecortada.

—Yami...nuestro bebé se llamaba Yami.


Mis estrellitas esto esta por acabarse, pero no se preocupen tengo muchos DEMACIADOS fanfics mimatos que iré publicando, e iré acomodando, espero que les guste