El Torneo de Lannisport
Summary: El Torneo de Lannisport se realizará para celebrar el reinado de Robert, lo que nadie esperaba era que los rumores sobre ella fueran ciertos, se decía que era la mujer mas bella de los Siete Reinos, y muchos nobles podrían dar testimonio de ello.
Ned Stark no permitía que nadie se le acercara o que ella estuviera sola, la vigilaba constantemente haciendo que Joanna a veces sintiera que era la prisionera de su propio padre, no es como si alguien fuera a raptarla o a comenzar una guerra por una niña bastarda incluso si todos decían que era demasiado parecida a su tía Lyanna o incluso mas hermosa que Ashara Dayne o la misma reina Cersei.
Nota: Lamento la demora, mi trabajo me tuvo demasiado ocupado estos meses que he estado desaparecido. Pero he conseguido hacer algunos cambios que facilitaran mi gusto y mi pasión por escribir.
No era como en las canciones, tampoco como en las historias que los hombres de su padre solían contarle, no era algo glorioso, mucho menos una lucha heroica, solo era sangre, mierda y los gritos agonizantes de los marineros llamando a sus madres mientras tenían sus intestinos fuera de su cuerpo, Joanna alzo la espada, consiguió detener el fuerte golpe de su contrincante, una, dos, tres veces consiguió detener los ataques, luego se dedico a devolverlos, era demasiado agotador.
Ella era muy joven, era una niña para muchos, apenas consiguió respirar en aquella lucha, pero sus deseos de vivir eran demasiado grandes, pensó que se rendiría a la primera oportunidad para poder reunirse con su padre, pero cuando vio a ese soldado Lannister saltar del barco, caer en la proa para correr hacia ella, no lo dudo en alzar la espada, y luchar.
Tal vez los Lannister pensaron que las embarcaciones que venían del sur eran sus aliados, así que avanzaron, chocaron contra su galera y comenzaron el abordaje, fue una gran lucha, Ser Barristan se hizo merecedor de su título, el mejor espadachín de los siete reinos consiguió asesinar fácilmente a tres soldados Lannister en el primer asalto. No olvidar a Lord Velaryon que a pesar de su robusta apariencia luchaba con gran ímpetu, no dudo ni siquiera en tomar a uno de los soldados más jóvenes Lannister y lanzarlo por la borda al intranquilo océano.
Joanna lucho codo a codo con Domerica, su amiga, su gran compañera no dio la espalda ni una sola vez, ella le protegía de los atacantes, era como si hubieran sido hermanas de armas toda su vida, como si el campo de batalla era un salón de baile para ambas, claro que hasta ahora solo consiguieron mantener a margen a sus oponentes, ocasionar algunos profundos cortes pero ambas jovencitas habían sido incapaces de ocasionar una herida mortal, no estaban preparadas para ello debido a esto cada vez eran mas empujadas hacia uno de los bordes de la galera.
Además el destino tenía sus propios caminos, uno de los soldados con el símbolo del león rugiente, llevaba una lanza se abalanzo directamente sobre Domerica, esta intento detener el ataque, desviarlo con su espada pero tuvo dificultad para hacerle, consiguió una herida en su muslo derecho, gimió de dolor, le ardió demasiado, podía ver el hilo de sangre y cada vez comenzó a salir más, tal vez no era profundo, tal vez si lo fue, no era un maestre para saberlo, pero estaba muy asustada. Joanna miro a su amiga, grito de furia alzo su espada para una gran estocada, consiguió generar un corte en la mano del lancero enemigo, este grito de dolor, soltó su espada, pero rápidamente desenfundo una daga de su cintura, se abalanzo para asesinar a la bastarda de los dragones.
Joanna tomo con fuerza su espada, intento seguir los entrenamientos de su instructor de armas, Ser Rodrik Cassel debería sentirse orgulloso de ella, desarmo al ataque, su puñal cayo al suelo, el sonido del metal tocando la madera hizo que Joanna sintiera que podía volver a respirar, pero rápidamente sintió alguien acercándosele rápidamente.
"Joanna" Grito con fuerza Domerica cuando observo al soldado Lannister atacar a su amiga, pero la reacción de Joanna fue rápida, sin darse cuenta, con el soldado enemigo alzando su espada para cortarla, fue la espada de Joanna quien termino incrustada en su cuerpo, le atravesó rápidamente. Eran marineros, no usaban las pesadas armaduras de acero forjado de la infantería de tierra, en vez de ello usaban cuero reforzado con las tonalidades rojas de la casa Lannister.
El soldado se quedo en shock, mientras miraba a la asustada niña que acaba de apuñalarle. Joanna retrocedió e intento retirar la espada, pero le fue imposible, el hombre seguía mirándole con los ojos perdidos, estaba asustada, realmente no esperaba que esto sucediera, el hombre camino un par de pasos, hasta que sus ojos se apagaron y su cuerpo simplemente se desplomo a un lado, aun con la espada de Joanna incrustada en su cuerpo, fue en ese momento que el otro soldado Lannister a quien habían desarmado, corrió con fuerza, tomo a la niña entre sus brazos y se arrojo con ella por la borda.
Joanna grito con fuerza, comenzó a golpear al hombre hasta que se liberó, pero poco sirvió, todos observaron como el océano se tragaba a ambos.
Tenía frio, demasiado frio, nunca pensó que el mar fuera tan helado, por primera vez en su vida la temperatura de su cuerpo sentía que le abandonaba, intento nadar, era una gran nadadora, pero aquel soldado había decidido sujetarse con fuerza de su tobillo, no quería soltarle.
Cuando era niña había nadado contra la voluntad de su padre en el rio de lágrimas, uno de los ríos mas fríos del norte, no se vio afectada, desde entonces muchos dijeron que ella tenia la sangre helada, que llevaba el norte en su cuerpo, pero esto era diferente.
Estaba asustada, demasiado, no importaba cuanto intentara luchar por respirar comenzó a sentir que su cuerpo tragaba demasiada agua de mar, se estaba ahogando, estaba asustada, el peso de su armadura, el peso del hombre se hizo cada vez más imposible moverse.
Iba a morir, tenía miedo, no quería morir de esta manera, no, ella quería volver al norte, ver a sus hermanos y sus hermanas, quería abrazar con fuerza a su madrastra Catelyn, quería cabalgar sobre las tundras del norte, y visitar la tumba de su madre.
Su madre, pensó, sus verdaderos padres habían provocado una guerra, la muerte de cientos de inocentes debido a su amor, ¿en verdad se amaban? Fue su pensamiento, escucho una pequeña risa en su mente, era suya. Pronto su vida se apagaría y ella estaba pensando en sus padres, ella, quien podría ser la ultima de su familia, la última Targaryen.
Cada vez sentía mas pesado los parpados, que su ser se desvanecía, este iba a ser el final, sus pensamientos se enfocaron en Invernalia, en la hermosa escena que se presenciaba cuando la nieve cubría sus altas torres, en la entrada su familia, todos ellos esperándole. Entonces vio una mujer que le recordaba mucho su mismo reflejo, solo que era un poco mas alta, su cabello era algo mas largo y tenia una pequeña sonrisa tímida en su rostro, estaba acompañada de un lobo Huargo gris, como el símbolo ancestral de su familia materna, la mujer parecía tranquila, no esa mujer salvaje de las historias, si no una sencilla doncella que esperaba el regreso de su amada hija.
"mamá" Pensó con sorpresa al pensar que esa mujer era Lyanna. No estaba mal, entonces si este era el final reencontrarse con su madre no iba a ser tan malo, tenia tantas historias que contarle, tanto que decirle, paso tantos años deseando conocerla. Lyanna le sonrió, Joanna extendió su mano intentando alcanzarla, su madre simplemente le negó con el rostro y entonces todo se oscureció.
"Pequeña dragona, tan lejos de casa estas"
En aquella oscuridad que le envolvió algo surgió , era un gran reptil, tenia un largo hocicó donde sobresalían una fila de filosos dientes, del tamaño de lanzas, poderosos ojos amarillos con una pupila negra que le observaba, apenas conseguían distinguir el resto de su cuerpo. Sobre el resto de su cabeza, parecía tener una cresta donde resaltaban una fila de huesos negros.
"¿eres un dragón?" Pregunto sin poder creerlo, Joanna nunca antes había visto uno, pero las características y los dibujos que habían escrito los maestres sobre la Danza de dragones le habían dado una idea de como era su apariencia, no, definitivamente aquellos libros se quedaban cortos.
La criatura soltó una pequeña risa, la escucho en sus pensamientos, se suponía que los dragones no eran seres pensantes se dijo a sí misma y este le estaba hablando.
"Me insultas pequeña dragona"
"¿lees mi pensamiento?" La criatura simplemente asintió como si fuera la cosa mas obvia de todas.
"Pero es imposible, todos los dragones desaparecieron durante la danza de dragones" Comento rápidamente, la bestia parecía observarle rápidamente, su gran hocico se le acercaba y parecía ver su lengua lamerse sus dientes, ¿estaba pensando en devorarla?
"Solo los dragones mortales" Dijo la criatura mientras seguía estudiando de cerca a Joanna.
"¿Qué eres?" Pregunto nuevamente, este extraño ser parecía mantenerla con vida por ahora, tal vez conseguir algo de tiempo mientras intentaba salir a la superficie, si gran plan Joanna, el problema es que estaba segura que acaban de leer sus pensamientos y la criatura le miro dándole una clara respuesta.
"¿Qué soy? Tus ancestros valyrio me llamaron Nagga, soy la ama, soberana, la diosa de los mares y océanos, la madre de los dragones marinos" Pero eso era imposible, pensó Joanna según la leyenda de los nacidos de hierro, la bestia conocida como Nagga había sido asesinada por el Rey gris, hizo de sus huesos su trono y de sus dientes su corona.
"Una de mis crías" Respondió rápidamente la bestia con un claro mal humor, Joanna supo que lo mejor era quedarse callada sobre el tema.
"Vuestra presencia me ha despertado pequeño dragón, no es bueno molestar a los dioses, pero tu presencia me ha llamado, la magia de los dioses antiguos, una elegida, el príncipe prometido"
¿Profecía? De que estaba hablando, era como cuando su padre y su madrastra hablaban de ella cuando era niña a sus espaldas, nada de esto tenía sentido "¿Por qué me llamas pequeño dragón?"
"¿acaso no eres la hija de Rhaegar? La sangre de los antiguos Valyrios corre por tu sangre, yo que les di el dominio sobre los mares, pero ellos me olvidaron, ya no me adoran, ni me edifican templos, aun así, estoy aquí atendiendo a tu llamado"
"¿pero yo no te he llamado?"
"Entonces vete pequeño dragón, vete y solo regresa cuando aceptes quién eres, no vuelvas a perturbarme, si no eres un dragón entonces abandona mis aguas"
Y Joanna despertó, comenzó a respirar con fuerza, vomito una gran cantidad de agua salada, mientras intentaba mirar a su alrededor, ¿Qué acaba de pasar? Se dijo a si misma, miro en todas las direcciones, intento recuperar el aliento, Domerica le miraba con una gran sonrisa, le abrazo con fuerza, lloro con todas sus energías.
"Pensé que te perdía" La heredera Bolton, le siguió abrazando, a veces tenia incluso la audacia de besarle en sus mejillas, casi en la comisura en sus labios, le siguió abrazando.
"¡Majestad!" Grito Barristan quien estaba corriendo a su lado, se arrodillo ante su presencia "Le he fallado, no pude protegerla, si no es por la intervención de..." Se quedo callado mientras miraba a la joven mujer que acaba de sacar a la princesa Targaryen del océano.
"Falia Flowers" Anuncio la bastarda de Humfrey Hewett y quien sostiene actualmente el poder de la casa Hewett "Majestad, cuando mis barcos se acercaban para brindar nuestro apoyo, note como caías al océano, sin dudarlo me lance por vuestro rescate, por ello pido disculpas por mi presentación inapropiada"
Joanna le miro con sorpresa, acaba de notar que aquella mujer estaba semi desnuda, solo con paños menores y muy reveladores, inmediatamente desvió su mirada, ni siquiera a sus hermanas cuando estas crecieron había llegado a verlas en tal presentación.
Uno de los marineros de la casa Hewett, se acercó a su actual señora para regresarle algunas prendas de vestir, un simple pantalón de cuero y una camisa abierta de lana. Cuando Falia vio caer a quien rápidamente supuso que era la bastarda Targaryen, se quitó rápidamente sus pocas prendas de vestir para lanzarse al agua, y consiguiendo sacar a tiempo a Joanna de las frías aguas. Fue una suposición afortunada.
"Gracias" le comento Joanna intentando no toser, aun se sentía demasiado agotada, sus parpados se intentaron cerrar un par de veces.
"La escoltaremos a nuestra isla, en Oakenshield podrá descansar, reponer fuerzas, muchos en las islas de los escudos se han empezado a reunir majestad" Ante este comentario de Falia, Lord Velaryon le miro fijamente con claro disgusto por aquella idea.
"No, debemos navegar hasta las tierras de la corona, cerca de Rocadragón podremos reunir más partidarios" Monford Velaryon no le agradaba la idea, el Dominio era una tierra con grandes recursos, pero traicionera, también demasiado cercana a los Lannister.
"¿Las tierras de la corona? Actualmente controladas por los partidarios de Robert Baratheon, ¿crees que podrás tomar algún gran castillo solo con el apoyo de tu casa?"
Se empezó una discusión, Joanna les ignoro brevemente, toco su pecho aun estaba demasiado agitada, se sintió tan cerca pensó. Por un momento creyó que iba a morir, ahora estaba rodeada de estas personas que debatían lo que era mejor para ella.
"¿Qué quieres hacer?" Le pregunto Domerica en un breve susurro, su amiga quien se negaba a despegarse de su lado, aun le atrapaba en ese fuerte abrazo.
Joanna solo le miro con indecisión, volteo su mirada, miro a varios soldados Lannister atados, ¿prisioneros? Se pregunto, mientras mas los miraba, una creciente rabia comenzó a consumirla, su padre, Ned Stark fue asesinado por esta gente, por el rey borracho, Robert Baratheon quien nunca pudo aceptar la negativa de su madre.
No importaba a donde fuera, estaba segura que Robert iba a perseguirla hasta el final.
Además, estaba ese extraño sueño, fue tan real. ¿esta era la locura Targaryen? ¿Los sueños con dragones?
"¡Quiero justicia!" Anuncio con fuerza mientras se levantaba, Domerica en todo momento fue su soporte "Por mis padres, por el hombre que me crio, no deseo ninguna corona, pero si para obtener esta justicia debo portar una, entonces lo hare" Para ello necesitaba un ejército, pero ni los partidarios de Velaryon o incluso si esta mujer tenia razón, las fuerzas de las islas del escudo no eran suficientes para tomar siete reinos.
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"Mi hijo, se encuentra con mi hermano, ambos a salvo" Agradeció en silencio a la madre por esta bendición, los siete dioses escucharon sus oraciones y ahora al menos sabía que su primogénito se encontraba a resguardado en Aguasdulces con su hermano Edmure, fue breve pero el suspiro de alivio que consiguió soltar, se sintió como que se acaba de quitar un peso inimaginable de encima, pero ahora su preocupación regresaba a sus hijas, no tenia ninguna noticias de Sansa, tampoco de Arya, sin mencionar a Joanna que era la que mas peligro contaba, sus hijas podrían ser tomadas como prisioneras para presionar tanto al Norte como a la tierra de los ríos, pero su querida sobrina simplemente era demasiado peligro que viviera, era una amenaza constante.
Tengo que reunir a toda mi familia, solo había una forma de hacerlo, una que nunca pensó que llegaría el día que se viera obligada hacer, esta era una posición inimaginable pero los altos señores del norte estaban atrapados en Aguasdulces, preparándose para un inminente ataque Baratheon y Lannister, su hijo Bran era demasiado pequeño, aun sin mencionar a Rickon, tal vez seria una mala madre dejar a dos de sus hijos atrás mientras marchaba a rescatar a cuatro de sus hijos, pero tenía que hacerlo, traería a Robb, Sansa, Arya y ante todo a Joanna a casa, los traería a todos, entonces juntos podrían llorar a su padre, llorarían a su amado Ned y se aseguraría que nunca nadie los lastimara acá en los fuertes muros de Invernalia.
"Lady Catelyn" Anuncio con voz solemne el maestre Luwin, quien miraba a la mujer con una gran determinación en sus ojos "El norte ha respondido"
Tal vez los grandes señores estaban en el sur, algunos pocos seguían acá en el norte, pero segundos hijos, primos, tíos, hasta abuelos estaban acá en el norte, ellos acaban de responder a su petición, no fue un llamado, ni una orden, ella con su puño y letra escribió cada carta pidiéndoles ayuda, para rescatar a su nuevo señor, vengar el anterior, a su amado Ned de la traición de Robert, quien según todas las historias que le habían llegado le ejecuto sin juicio alguno, sin escuchar palabra, ni medir las consecuencias de sus actos, no, era una mujer rencorosa pero juro que iba hacer pagar a Robert por esto.
Ella le suplico al norte, este respondió, ya fuera por honor, deber, simplemente sentimiento de que hacían lo correcto, tal vez solo querían rescatar a sus señores feudales, familiares que estaban atrapados, o tal vez solo buscaban honor y gloria. No importaba mucho el motivo, ellos respondieron y ella tenía que cumplir.
"Bien, entonces debo prepararme"
Luwin intento detenerla, interceptarla "Mi señora, por favor debe considerarlo, a pesar de las ausencias existen muchos hombres capaces entre las tropas reunidas, Hother Umber o tal vez Cregan Karstark, son hombres veteranos pelearon en la guerra de los Reyes Nuevepeniques y en la rebelión de Robert" intento hacerla entrar en razón, llevaban días discutiendo.
"Hother es un hombre leal pero dado a la imprudencia, no sabe controlar su mal carácter y tiende a no entrar en razones, mientras que Cregan esta mas interesado en convencerme que debería permitirse casarse con su sobrina, una niña a quien le triplica en edad, lo cual me da la sensación que poco o nada desea ayudar a su familia" No podía confiar en hombres así "No, luchare maestre, no soy una guerrera y menos una comandante, pero liderare al norte hasta que me encuentre con mi hijo, le entregare el mando del ejercito solo y solo a él" En el peor de los casos, de solo pensar en ello sentía que su corazón se partía, pero era una mujer realista, en el peor de los casos se lo entregaría a su sobrina.
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Jaime Lannister solo miraba el horizonte, e ignoraba totalmente el ruido ensordecedor de al menos cuarenta mil hombres reunidos a las afueras de Lannisport, el ejército Lannister se había reunido de una manera majestuosa diría su hermana, su hermano por otra parte simplemente comento que cuando Tywin Lannister estornudaba sus vasallos corrían a sus pies temiendo que este los culpara de ser los causantes.
Nada le importaba, sinceramente sus pensamientos seguían enfocados en aquella jovencita, la hija de Rhaegar y las ultimas palabras de su príncipe sobre como le pedía que por favor cuidara de su familia regresaban a su mente, una y otra vez. Parecía una tortura, pero una leve pensó Jaime porque nunca antes se había sentido en una encrucijada más grande que esta.
¿Qué es el honor? Se pregunto nuevamente, ¿Qué debo hacer? ¿cuál juramento debo cumplir? Así estarán escritas las palabras de mi lapidad, en mi tumba todos dirán acá yace Jaime Lannister quien hizo mil juramentos y no cumplió ninguno.
Pero un fuerte ruido lo despertó, volteo la mirada para observar quien había ingresado a su habitación, era Cersei quien parecía estar nuevamente de mal humor, últimamente solo estaba de esa manera.
"¡ese ebrio se lo ha llevado!" Anuncio con furia, Jaime alzo levemente su ceja derecha mientras le daba una mirada que explicara claramente a que se refería, aunque por la parte de ebrio ya tenia una idea de quien se trataba.
"A nuestro hijo, se llevo a Joffrey para pelear su maldita guerra de soldaditos" Cersei siguió gritando, mientras Jaime solo llevo sus manos a su rostro, era una suerte que la imprudente lengua de Cersei no los hubiera llevado directo a la pica, era eso o nadie quería ser quien llevara esta noticia al rey o a su padre, sinceramente Jaime pensaba que era más lo segundo.
Entonces Robert se llevo a Joffrey consiguió, no sintió ni emoción o tristeza, era triste pero realmente no amaba a ninguno de sus hijos – esto me hace una mala persona – pensó con indiferencia, mientras regresaba su atención al horizonte, nunca antes había encontrado tan tranquilo observar el mar desde su ventana.
"¿Bien, no dirás nada?" Cersei le miro desafiantemente, ¿Qué esperaba ella que hiciera o como deseaba que reaccionará? ¿Con ira? ¿enojo? ¿Qué llorara y ambos se abrazarán hasta el amanecer? Por alguna razón todos esos pensamientos le parecieron tontos, no le importaba, su mente solo regresaba a Joanna Snow, o seria Joanna Lannister, corrección, se sonrojo fuertemente e intento cambiar ese pensamiento, se equivocó, como si fuera un niño tonto enamorado, era Joanna Targaryen, tal vez Visenya Targaryen, pero no había ningún apellido Lannister en ella.
"cumpliré con mi juramento" Fue lo único que respondió, Cersei intento discutir u ocasionar alguna reacción en su hermano y amante, pero este no le dio respuesta alguna, al final se cansó, se marchó no sin antes asegurarse que la puerta detrás de ella sonara con fuerza al cerrarse para reafirmar su molestia. Jaime solo suspiro, siguió mirando el horizonte, solo un par de horas después cuando vinieron a indicarle que marcharían pronto, no pudo volver a mirar una ultima vez "pero tal vez no sea el juramento que esperas hermana, ni tu padre" susurro suavemente, antes de marcharse a la guerra mas importante de toda su vida, y esa era consigo mismo.
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"He hecho muchos juramentos, nunca he incumplido ninguno de ellos" Randyll Tarly era un hombre severo, tenia pocos amigos, era poco tolerante hacia otros, incluso con sus propios hijos, era demasiado estricto con su familia especialmente con sus dos hijos varones, aunque pocos sabían que era muy amoroso con su esposa y su hija.
"¿Entonces lucharas por el rey Robert Baratheon, el legitimo soberano de los siete reinos?" Pregunto con voz arrogante un joven y prepotente Edric Storm, quien usaba lujosas sedas, y con orgullo un símbolo de los colores invertidos de la casa Baratheon, un gran ciervo coronado amarillo en un campo negro.
Randyll Tarly miro como si se tratara de una simple cucaracha al joven que tenía adelante, no había olvidado que hace poco los soldados Lannister en medio de la confusión del torneo habían comenzado arrestar a nobles por igual sin importar su estatuto o viejas lealtades, tampoco olvido que tuvo que arrastrarse por el fango y atravesar las peligrosas colinas de las tierras occidentales para poder regresar a su hogar, increíblemente a pesar de lo duro que fue el trayecto, y sabiendo que estaba caminando con sus ultimas fuerzas, su hijo Sam, consiguió superar sus pocas o nulas expectativas, incluso su tonta lengua supo advertir sobre un parte de hongos y bayas venenosas que alguno de sus hombres intento consumir debido a la falta de suministros cuando dejaron la ciudad.
Desde que llego a sus tierras, había fortificado cada puente, camino y los bosques, formo patrullas y convoco a tantos hombres para luchar como pudo. La casa Tarly era tan fuerte como los Hightower y podía poner en aprietos a los Tyrell. Se preparo para la guerra, pero solo había silencio por parte de sus señores feudales, ¿tal vez fueron capturados? No, al menos sus espías indicaron que vieron a Mace y toda su familia por el camino real del mar hacia sus dominios, pero eso fue hace días, ya debieron haber llegado, convocado sus estandartes o al menos haber tomado partido alguno.
"Lord Tarly, espero vuestra respuesta" anuncio el chico, y Tarly volvió a mirarlo con molestia, si no fuera uno de los bastardos del rey Robert, realmente bajaría a ese niño de su maldito caballo para enseñarle cual es su lugar.
"Nunca hice ningún juramento a Robert Baratheon, mi señor Mace fue quien lo hizo, los demás solo asentimos y dimos por terminada la guerra, si tu padre quiere mis espadas debe pedírselas a mi señor Mace Tyrell" Con ello tal vez uno de los hombres mas poderosos de los siete reinos, solo media vuelta ignorando los ladridos y amenazas del chico.
Mientras regresaba a su campamento noto como uno de sus capitanes se le acercaba con un mensaje en sus manos, no pudo evitar pensar en ese viejo proverbio sobre los cuervos y sus mensajes, alas negras, palabras negras. Pero cuando desenredo, el mensaje lo leyó con tranquilidad, y una pequeña pero breve sonrisa surgió en su rostro.
La princesita Targaryen se encontraba en las islas del escudo. ¿Qué harás ahora pequeña princesa?
Pero aquella pregunta seria solo respondida horas mas tarde, cuando aquellas viejas palabras resonarían nuevamente en sus pensamientos.
Alas negras, palabras negras.
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"Su alteza, Joanna Targaryen, de las casas Targaryen y Stark, la primera de su nombre, reina de los Ándalos, y los Rhoynar y los Primeros Hombres, señora de los siete reinos y protectora del reino"
Proclamo con fuerza, emoción y hasta con desafío mismo a los dioses, Monford Velaryon, quien miro con orgullo a la jovencita que tenia delante, que se levantaba nerviosa pero decidida y su proclama fue seguida por un pequeño grupo delante de ellos.
Tal vez entre todos quien mas grito fue Domerica Bolton "Que largo sea su reinado" En esa pequeña bahía, en la isla del escudo, con algunos marineros, pocos partidarios que le habían seguido desde Lannisport, pero con personas de renombre como Ser Barristan, o el mismo Monford Velaryon, la bastarda de la casa Hewett, Falia y otros tantos marineros.
No hubo grandes Septos presentes y menos septa, aunque si hubo varias hermanas silenciosas presentes ni grandes procesiones de celebración, menos banquetes, solo un estofado de cangrejo, pan blanco y unas pastas, algunas frutas recién cortadas. Su gran ejercito no era mas que un pequeño puñado de marineros, buscadores de fortuna, aunque parecía ser que todos los bastardos o nobles de la mas baja cuna de las islas del escudo se le habían unido. Tal vez unos mil marineros, y poseía la flota de las islas del escudo, pero mas debido a la ausencia de sus grandes señores o el silencio de estos, pero otros como Moribald Chester señor de la casa Chester quien gobierna la isla Escudo Verde ya se dirigía hacia ellos para atacarles.
La casa Serry de la isla del escudo del sur, Osbert Serry que recién llegaba del torneo de Lannisport le envió una carta cuando supo que estaba en la isla del escudo de roble, para darle un pésame por la muerte de Ned Stark, pero nada más, ni apoyo, o al menos amenaza. Mientras la Casa Grimm de escudo Gris en completo silencio.
Aun así, aunque fuera solo una proclama, o palabras vacías para muchos, se enviaron los cuervos a todos los castillos cercanos y aquellos importantes mas lejanos, que todos en los siete reinos no fingieran ignorancia o falta de conocimiento, que todos supieran que Joanna Targaryen iba a reclamar los siete reinos, restaurar la justicia para su tío, su padre adoptivo Eddard Stark.
Que todos los leales se reúnan, pensó Joanna con miedo en su corazón pero determinación en su ser, aunque sean unos pocos, por favor reúnanse y apóyenme mientras lanzo su oración a los dioses antiguos, pero también brevemente se los lanzo a Nagga.
