El comienzo.


La joven de largo pelo rojo y rizado se llamaba Jani o algo similar.

Y era la primera vez que viajaba en avión.

Nació y creció en medio de la foresta de Escocia, en un lugar al que le decían Comuna o Comunidad.

Fue llevada (o entregada) a un internado muy extraño, apenas sabiendo caminar y hablar y evitar los pañales.

Y aprendió a pelear como una guerrera.

A respetar unas reglas algo extrañas (para no decir ridículas y obsoletas).

Y al terminar, le entregaron su pasaporte, un pasaje de ida a US, documentos y algo de efectivo.


Volaría directamente a fichar algún trabajo en el lugar más secreto de todo el país.

Aquel al que le decían La Corte.

La corte... de los moroi.

Los nacidos vampiros.

Los que podían mirar al sol, nacer y morir.

Y aún así requerían de la sangre para realmente subsistir.


Pero Jani no era de ellos, ¡oh no!.

Era parte de ellos y parte... de una subespecie llamada Dhampir.

Antaño nacida de los devaneos de los moroi y de los humanos, muy pronto los nacidos de ellos reemplazaron a los humanos y... cuento corto, eran el menú favorito de los devaneos de los moroi modernos.

Y seguían tratándolos como los trataban al inicio de sus tiempos, pésimo.

Pero los condicionaban desde el nacimiento para creer que estaba bien hacerlo, por todo eso que sólo los morois podían ayudar a que nacieran.

Y por siglos los dhampir se lo creyeron, y les permitieron que los maltrataran, a la par que tenían a sus hijos, sin mediar una simple ayuda.


Los hombres... sólo podían ser Guardianes, que así llamaban a sus niñeros.

Las mujeres, al inicio sólo podían tener hijos. Luego a algunas las volvieron sus meretrices (o bloodwhores) a las que mordían mientras las usaban por sexo.

Y finalmente les permitieron entrenarse para ser Guardianas, cuando las grandes guerras usaron en los campos de batalla a todos los hombres.

Y eso era lo que Jani era.

Una Guardiana.

Y una buena. Muy buena.

Y por eso era enviada tan rápido a la Corte, porque los mejores de cada generación eran rápidamente ubicados en buenas posiciones, siempre desocupadas por razones de fuerza... muy mayor.


Tan fuerte como la muerte de los Guardianes a manos de los strigoi, los vampiros ya muertos que revivían como monstruos sin alma, de crueldad absoluta.

Antaño, también creados por los mismos moroi. Al drenar hasta la muerte a alguien de quien se alimentaban.

Y por eso el alimento primario de los strigoi son los moroi.

Los moroi... los siempre cobardes, ocultos tras sus Guardianes, aún cuándo ellos tienen magia de los elementos de la Tierra... y los Guardianes sólo tienen sus puños, entrenados desde la cuna, y nunca suficientes para defenderse.

Y por eso el número de guardianas y guardianes baja cada día más.

Y no había técnica o plan que aumentara ese número.

Nop.


Porque ellos nacían, crecían y morían en muy pocos años.

Tan pocos, que comenzaron a bajar los requisitos de graduación.

Y luego la edad, de 18 a 17 años.

Era ilegal que condujeran solos, y que bebieran; pero no era ilegal que salieran a matar o a morir.

Y la gran mayoría... moría.

Y por eso Jani viajaba.

Porque apenas graduada, y sin mediar ceremonia alguna, la seleccionaron para enviarla a reemplazar a uno que nunca más encontraron tras una salida del moroi del que ejercía de niñero.

Que fue abandonado a la vera del camino para morir, yi no se sabía si murió o... fue transformado.


Entonces tenemos a esta joven Guardiana de 17 años, nerviosa en el aeropuerto, intentando no perder nada, de lo poco que ya llevaba.

Su avión era la escala de otro vuelo, y tenía la mala fortuna de que además, debió desviarse un poco y recoger a otro grupo de pasajeros, así que iba prácticamente lleno.

Una amable azafata le ofreció moverla a un asiento en otra zona -recién desocupado por un pasajero que se sintió mal de pronto- y he aquí que se encontró lado a lado con un moroi de piel bastante oscura...

Para ser moroi, claro.


Lo miró a los ojos con curiosidad, y se perdió en la insondable profundidad de sus ojos oscuros como un atardecer.

Y entonces sucedió lo impensable.

El avión despegó y Jani dio un pequeño grito, clavando sus uñas en la mano del moroi de ojos oscuros.

Y cerrando los ojos


Otro hombre se sobresaltó.

Otro dhampir, de apariencia adusta y fuerte, con el ceño fruncido.

Y el moroi lo detuvo con la mano, y movió la cabeza imperceptiblemente.


"No eres de aire", susurró el moroi. "¿Agua?"

"Tierra", susurró Jani, "los de Escocia los somos casi todos. Tierra. Agua. Pero nunca aire. Jamas de fuego", y soltó la mano, que había herido con sus uñas. "¡Lo lamento!"

"No te preocupes, y ¿cómo te llamas?", y la miró a los ojos, encerrándola en las profundidades de sus ojos oscuros.

"Ja...ni...ne Hathaway", susurró, mirando de reojo a todas partes.

No había más moroi en el avión.

Y sólo un dhampir, a quién podía percibir.

Entonces, ese moroi...


"Tierra", dijo Janine, "y uno muy fuerte".

"Soy Ibrahim Mazur, pero puedes decirme Abe", y le tomó la mano, saludándola.

"Ibrahim suena más bonito", susurró Janine, y él sonrió.


El Final


Rose y Dimitri.

Ying y Yang.

El Alfa y la Alfa.

El Omega y la Omega.


Se conocieron, cayeron bajo un conjuro de amor cargado en una joya, él le dijo que los sentimientos eran falsos.

Pero no lo eran.

Luego ella vio a la muerte a la cara, y de tan cerca pudo percibir a los strigoi de la leyenda urbana.

Fue en vísperas de una batalla que su amor floreció al fin.

Pero él cayó y ella fue en su búsqueda... y falló.


Y él la cazó.

Ella había descubierto un secreto.

Y él volvió a ser Él.

Pero su amor de desvaneció.

Para enamorarse de verdad de ella.

De su mejor versión.

Pero fue necesario un disparo al corazón para darse cuenta de que sí moriría por ella.


Ella finalmente tenía 23 años -y el 30 años- cuándo aceptó casarse con él.

10 años y dos hijos más tarde, en su casa en las afueras de la Corte, recibió la llamada que todo lo cambió.


"¿Diga?", atendió el teléfono distraídamente.

"Soy Galina, Dimitri está por ahí?, es urgente"

"¿Galina?, ¿su... mentora Galina?", es que ahora los muertos se comunican por teléfono, se dijo.

"Dame con él, por favor".

"No está. Si eres realmente ella, debes llamar a La Corte y pedir por el conmutador, seguro sabes hacerlo".

"Qué linda, ¿quién me dijiste que eras?"

"Roza Mazur Belikova, su esposa de hace 10 años", respondió, con voz crispada.

"Ah, moroi, claro. Reconozco el apellido"

"Soy dhampir, y la hija de Abe Mazur en caso de que te lo preguntes. Y ésta es MI casa. Si lo quieres a él, llámalo a LA corte. Si realmente eres ella. Porque yo maté a una Galina en Rusia".

"¿Realmente?, ¿segura?, ¿o fue lo que él te dijo, que yo había muerto y era strigoi y todo eso?, esa mujer no era yo. Era mi hermana mayor, Galeana. La que sí fue su instructora. Y yo soy su novia, Galina. Creo que no lo comprendiste bien, Rrozza", dijo, cargando el acento y haciéndolo casi inaudible.

¿Entonces... Dimitri le mintió, casi del principio?

"¿Acaso él nunca te habló de mí?, qué chico más malo este Dimitri. Y qué mal que no lo haya hecho. La fecha de nuestro matrimonio se acerca. Sus 40 años. Su edad para retirarse de la vida activa. ¿Acaso no te dijo que se volvería a Rusia, al fin?"


Y Rose despertó de golpe.

Estaba en un hospital.

Atada a máquinas, con su latido fijo en ellas.

Y Dimitri la observaba.


"¡Dimitri Belikov!, ¿quién diablos es Galeana y quién entonces es Galina?", y lo miró echando humo por las orejas, aún cuándo estaba amarrada a la cama.

"¿Quién?, ¿Galeana y Galina?, a Galina tú la conociste. Y a su hermana... ella la mató al convertirse en strigoi... ¿cómo... ?, ¿ellas... te visitaron?"

"¿Le hiciste una promesa a alguna?, ¿algo así como ir a casarte con ellas, Dimitri?", bufó, furiosa. "¡Pues anda!, tu amor se desvaneció y fue sólo un conjuro en el colgante después de todo", y se dio vuelta, molesta.

¿Porqué?, ¿fue acaso un sueño, un aviso del futuro, o una visita de dos espíritus inquietos?, ¡pero ya no quería más de ellos!.

"¡Eramos casi niños!", se defendió un confuso Dimitri, "¡ambos seríamos Guardianes, pero al retirarnos, nos reuniríamos, nos casaríamos y adoptaríamos hijos juntos!, ¡pero teníamos 12 años!".

"Bueno, una de las dos vino a reclamarte, así que..."

"¡Ambas están muertas, Rose!", se defendió Dimitri, "¡Sabes que yo te amo a tí!"

"Pero jamás lo has dicho, ¿sí?, ¡y a ellas sí!"

"¡Pero Roza!"

"¡Anda y cásate con ellas!", le gritó, "¡porque yo no lo haré ni tendré hijos contigo, para que me abandones cuándo cumplas 40 años!... ¡10 años juntos, Dimitri Belikov, tomé tu nombre incluso!, ¿y así me pagas o lo harás?, ¡pues gracias, pero no gracias!"


Años demoró Dimitri en convencerla de que la amaba sólo a ella.

De que lo aceptara como prometido, para después volverse su esposo.

Y tener al menos un hijo o una hija.


Para que al final, cuándo él cumplió los 40 años - y ella teniendo 33 años apenas-, decidiera renovar los votos del matrimonio, para que nadie viniera a reclamarle después por no cumplir sus promesas.

Pero esta vez, lo hizo en Baia.

Porque fue ahí que lo prometió la vez primera.

Y llevó a su Roza a conocer a Galeana, en su fría tumba cubierta de nieve ártica.


"Fui yo quién mató a Galina", le dijo Rose, "hace más de 10 años que no puedo hablar con los muertos, pero aún me pueden escuchar. Y yo me casé con él. Cumplió conmigo. Y hemos venido a cumplir contigo. Ahora vete, si sigues acá, porque si vuelves a aparecer en mis sueños o en mi vida, ¡voy a patearte hasta que estés muerta y enterrada!".

Y una gran risotada se oyó en lontananza.


Aquí comienzan las historias cortas de Rose y Dimitri,

No irá en orden cronológico, ni tampoco relacionadas.

Son ideas que bailan por mi mente y como no tienen mucha lógica, o término, las iré plasmando.

Algunas pueden ser fragmentos de historias pasadas.

Espero que las disfruten.