Precinto en Portland.

Día Siguiente


"¿Una qué?, ¡si no hicimos nada malo!", berreó Laurence, echado en el suelo de la celda, en que todos los guardianes que pillaron en la puerta fueron arrojados.

Los otros, inteligentemente, fueron a reportarse... y a informar que no sólo perdieron a la Princesita moroi, sino que a sus colegas.

Ni que decir que el Capitán Croft no estaba contento.

Eran sus últimos guardianes en rotativa, sacados de diferentes partes, para completar lo que nadie había completado antes: recuperar a Vasilissa Dragomir...

Y, claro; a la hija de la Guardiana Janine Hathaway.

A Rose Hathaway, o Rose H´ache, como era conocida.

¡Oculta a plena vista!

"Teóricamente, no tenemos nada que nos respalde, así que pueden meternos un juicio. De seguro, habrá que pagar una fianza, ¡ saldrá de nuestros pagos!. Ya no recuerdo más, nada de lo que el abogado de oficio dijo", explicó Wanda, cansada.

De los 10 que iban en la misión, arrestaron a 5.

3 eran extranjeros.

2 tenían las visas -de turistas-, vencidas.

Y Dimitri corría el riesgo de revocación y de expulsión.

Todo porque a los moroi no les interesaba -al parecer-, hacer las cosas bien, o que lo parecieran.

Así que ella -americana-, fue la que parlamentó con los policías... y con el abogado de oficio que les impusieron.

Un flacucho con lentes, que parecía que comía sólo para mantener el filo... o la sombra.

Y le dijo que los extranjeros enfrentarían juicios sumarios, y PLR (pata'en la raja), por no tener sus documentos al día... y, aparentemente, tampoco un contrato laboral.

Dos de ellos llevaban más de 10 años en el país.

¡10 años!, ¿y jamás les hicieron contrato o los ayudaron?, ¡qué mal!.

¿Y Dimitri?, pues corría una suerte similar, si algo no se solucionaba y pronto.


Dimitri POV

Y llegamos al final de la línea.

La gota que rebalsó mi vaso.

Ya casi lleno...

¡Y pensar que estuvimos -no, que estuve-, tan cerca del premio final!

Aunque sabía que el trabajo como guardián -y la instrucción de los futuros guardianes-, era algo honorable de hacer, parte de mí aspiraba a más, al llegar al país.

Cuándo leí el expediente completo de la Princesa -el cómo escapó, el cómo se escondía de nosotros-, me dediqué en cuerpo y alma a resolverlo.

Era mi proyecto personal.

Y así lo traté, escarbando hasta la misma hierba -no literal, obviamente-, que ella pudo haber pisado.

Aunque el resto dijera que era inútil.

Pero yo no lo creía así.

Y cuándo las vi en esa puerta, noté lo difícil que sería... controlar a la muchachita dhampir.

Se puso -ferozmente-, frente a la Princesa, como un escudo entre ella y el mundo.

O entre ella y yo, claramente.

Los otros Guardianes se disimularon alrededor de la casa, en posiciones defensivas.

Pero no avanzando.

Los oscuros ojos de esta muchachita los notaron -igualmente-, pero su atención estaba puesta en mí.

Y yo NO sabía qué esperar de ella.

¿Huiría por el otro lado?, ¿rogaría que no las delatáramos?.

En vez de eso, fue el graznido.

Se sabía vencida en lo físico, pero usó su desventaja a su favor.

Su astucia -y malignidad, a ratos-, me sorprendieron.

Y lo comprendí de inmediato.

¿Una red de ayuda?, ¿espías?, ¡qué va!.

Ella solita lo había hecho todo.

E incluso, se consiguió un nombre para sí misma.

Rose H'Ache. Rose H. Rose Hathaway.

La pasión e intensidad que ella irradiaba, era palpable.

La tensión de su cuerpo la tenía lista para atacarme, de mediar algún ligero movimiento de mi parte.

Cometí el error de sólo guiarme por su archivo.

NO pregunté cómo eran, o cómo llegar a ellas... pacíficamente.

Su fiereza, pasión e intensidad eran tal, que casi me noquearon de espalda.

Una sola mirada de sus ojos advertía que eso no era un chiste para ella, que moriría por protegerla.

Me recordó los gatos salvajes, ágiles, y hermosos, pero dispuestos a destrozarte la cara si los provocas.

Bajo esa mínima luz, pude ver lo hermosa -y letal-, que ella era.

Pelo largo y oscuro. Oscuro como sus ojos, llenos de un profundo odio... a nosotros. A mí.

Tal vez no tenía armas físicas, ¿pero quién las necesitaba, cuándo ella era lo era?.

No quería atacarla, así que intenté dialogar.

Y entonces atacó... y soltó ese alarido.

Aún así, no quería que esta valiente, hermosa y salvaje jovencita se convirtiera en mi enemigo.

No la quería así, ¡oh no!.

Vi tanto potencial, y sentía una gran desesperación por ayudarla.

Pero cuándo terminó de aullar, llamando a sus aliados, su cuerpo aún retenía algo de la tensión y hostilidad hacia mí.

El peligroso brillo de sus ojos debió hacerme huir... en la dirección contraria.

Me derrotó, lo reconozco.

Y por eso me inclino a su merced.

Pero lo peor no fue eso.

Lo peor fue la llegada de Abe Mazur.

Dijo que era abogado, que pagaría la fianza y que estaba al tanto de la cautelar en contra de los Guardianes que serían expulsados del país.

Lo que realmente ya había reversado, para nuestro alivio.

Pero que tendría un alto costo para todos, no sólo para nosotros.

La corte se lo debería pagar... por el resto de su escondida existencia.


Pero igual Dimitri no podía irse sin ellas.

No sólo con la Princesa.

Sino que debía llevarse a Rose.

Y eso prometía ser algo imposible.

Porque Rose... Ya no estaba ahí.


Agua al Agua

Dimitri no podía dejar las cosas así.

No podía -simplemente-, dejar a Rose abandonada en Portland.

Independiente de lo que La Princesa dijera de ella.

Que Rose simplemente la había dejado sola.

Que debía ir a filmar las finales a la playa, y decidió no llevarla; para no arriesgarla más.

"Son las finales", dijo. "puede ganar, y si lo hace, será imparable. Y, aunque me secuestres, Dimitri. Rose irá por mí. Lo sabes, ¿cierto?, ya me sacó una vez. Prácticamente nació en la Academia. Y conoce cada pedazo de ella".

"Irré por ella. El abogado me... si no voy por ella, él no moverrá un dedo parra ayudarrnos"

"No podrás, ella se liberó de ustedes... Yo... la empujé a esto, al sacarla a escondida de la Academia. Fue su empuje el que la hizo sobrevivir a los Carroñeros. Y ahora ella es libre. Me tienes a mí, ¿qué más deseas ahora?"

Era su cargo. Ella venía primero.

Pero... Algo en los ojos de Rose.

Algo más había en ella. Algo lejano y misterioso, como sus ojos oscuros.

"Alteza... debo volver. No puedo dejarla... en Portland. Y. estará perdida para nosotros y para usted si no la encuentro".

"Fue como... no quiso que la acompañara, Dimitri. Simplemente, salió . Me dijo que... volverá por mí... en algún momento de mi vida. Ella se iría a cumplir un sueño que nunca supo que tenía... Dijon que durante mucho tiempo se sintió más la hija de su padre ausente... y ahora le tocaba a la sangre de su madre"

"¿Padre?, ¿qué padre?. ¿Y por qué su madre?"

"¡No lo sé, Dimitri!, sólo sé que despertó ese día y me miró como si... yo fuera transparente... ¡cómo si yo no importara más! y fue como si yo no existiera para ella", y se echó a llorar en su pecho.

"Voy... a hacer una llamada, ¿sí? y luego decidiremos qué haremos, Princesa". Sacó su teléfono y marcó a la academia.

La Capitana -tras oírlo-, le dio la información que requería y lo dejó en espera, para conectar otra llamada y luego retomar la de Dimitri.

"Gracias, Alberta", y colgó. "Rose es de Padre tierra; y madre agua", le dijo a La Princesa, "Esto es Portland. Agua... tal vez... ¿la llamó el agua?. Montana es sólo tierra. No hay mar..."

"¿Agua?, ¿Su madre es agua?... entonces esa caracola... "

"¿Qué caracola?".

"En una fiesta en el College, cuándo recién llegamos desde Chicago... Estábamos en la playa, hacían algo así como un ¿Luau?, en fin, íbamos con trajes de baño, pareos y coronas de flores en el pelo... Ya había atardecido... Y el mar parecía observarnos y animarnos, y lanzó a sus pies -a los de Rose-, una caracola de extraña forma. Rose la recogió y la llevó a su oído y ella parecía llamarla. Soltándola, entró al agua como hipnotizada, y no se dio cuenta de ello hasta que las olas la arrastraron mar adentro. El pánico nos invadió por instantes, pero -afortunadamente-, lo controlamos y gritamos por ayuda... Al mismo tiempo que Rose nadó hacia la orilla, antes de que algún hombre nadara hacia ella. Y salió del agua".

"¿Y ella... estaba bien?" preguntó Dimitri, preocupado.

"¡Le pregunté! El por qué se metió con el mar tan picado... La luna brillaba sobre su pelo, y sus ojos, Dimitri, oscuros por la falta de luz, ¡brillaron! Y nos dijo... nos preguntó si alguna vez habíamos sentido la llamada imperiosa del mar... dijo que ella no podía desligarse de ella, que la reclamó, pero cuando terminó el influjo, vino el miedo..."

"Iré por ella, Alteza. Si el agua la llama, puede ser peor que simplemente amar el mar... Pasa muy poco, pero cuando lo hace... "

"¿Hace qué?"

"Cada dhampir es hijo de dos energías, una pura -la moroi-, y una mixta. Rose tiene la tierra en su forma pura. Y el Agua en su forma pura es su madre. Pero algo en ella despertó el agua de su madre. Y cuando eso pasa en un dhampir... sólo buscan la integración en ese elemento".

"¿Es la Magia?", dudó Lissa

"Integración... fuego al fuego. Aire al aire. Tierra a la tierra. Agua..."

"Al agua. A Rose la controló el miedo. Pero ya no más, ¿cierto?".

"¿Quién escogió Portland?"

"Yo la convencí... En Chicago había un casting para el programa de cocina, y fue sólo a divertirse. Pero quedó, y debía moverse acá... así que nos vinimos."

"Los guardianes no son asignados cerca de sus elementos primarios. Por eso lo pregunto. Y supongo que ella... ¿se lo dijo?"

"¡Pero hay tierra por todas partes!"

"Tierra y bosque, tierra y dunas, tierra y jardines... pero el mar es la forma más pura, más que un lago o río..."

"Agua al agua... ¡Rose se volverá una con el agua si no la detenemos ya!, debemos irnos, Dimitri, ¡y yo sé en dónde será la filmación!"

El viaje a la playa fue muy rápido.

El equipo de grabación ya no estaba, pero a todos los finalistas los alojaron en un hotel, para transmitir la final en vivo, en unos días más.


Dimitri caminó por toda la playa, al atardecer.

Iba descalzo -solo con su pantalón reglamentario arremangado y su camisa-, pero sólo le importaba encontrarla.

Los guardianes aceptaron esperar unos días, para poder recuperar a Rose y evitar así su... suicidio.

Porque ... agua al agua... no era otra cosa que arrojarse al mar.

Ya lo hizo una vez.

Lo volvería a hacer... si es que no lo había hecho ya.


Él había estado tentado, una vez.

Cuándo Ivan murió. En sus brazos.

Estuvo tentado de arrojarse al crematorio e incluso al mar.

Pero siempre resistió.

La paz de la playa -y el calmado y tibio mar a esa hora-, llenaban su corazón y su alma.

Suspiró, la misión fuera de su mente por instantes... }

Ah, el Mar... cuánto lo amaba.

Y sus leyendas.


De cómo cada elemental procreó a los moroi con los humanos.

Sirenas a los de agua.

Hadas a los de Aire.

Elfos a los de tierra.

Y los vulcanos a los de Fuego.

Sip, llamado igual que en Star Trek.

Vulcanos.

Y que ese elemento siempre quería regresar a su hogar.


"Eres el Guardián, Dimi... algo", Rose estaba observándolo, desde su posición en una roca.

Apenas veía su silueta.

"¿Y a tí también te llama el mar?, ¿también reclama tu vida?..." él asintió y se sentó junto a ella. "Yo oí la llamada en una caracola, ¿te lo contó?", él volvió a asentir, "...como un cuerno lejano, no el habitual sonido del mar en ella... me decía ven y fui, pero la llamada se tornó en burla y casi me ahogué".

Él se volvió al mar.

"Por mi madrre, yo también llevo el mar en la sangrre. He navegado un poco... he buceado y buscado... algo, toda mi vida... Una Sirrena siempre aparece en mis sueños, se llama Ro'e", sonrió y movió su pelo húmedo de su cara, "qué curioso, se llama como tú y... se parrece mucho a tí", llevó las manos al pelo de Rose y lo acarició.

Y ella se apoyó contra su mano, cerrando los ojos.

"Los delfines que vi una vez, parrecían decirrme que Ro'e existe, aunque duerrme en algún rremoto lugar del mar, rrodeada de misterrios o sólo de mucha arrena... y viéndote aquí... he crreído que ella me llamaba... ella existe parra mí y tiene tu voz y tus ojos y tu pelo "

"¿Y tú?, ¿qué ves cuando me miras?, cuándo realmente me miras, Dimi"

"Dimitrri Belikov", hizo una inclinación de cabeza, "perro Dimitrri está bien"

Él se volvió al mar nuevamente y miró hacia la arena. Las olas lamían la orilla, dejando al descubierto sus secretos.

"Ro'e es una sirena, no es una mujer... Es más, es parte de la leyenda del origen de los moroi, ¿cierto? ", le apretó la mano y él sonrió, llevándola a sus labios.

"Perro igualmente, tú erres como imagino a Ro'e " y la miró fijamente, para volverse al mar, que al parecer lo llamaba ahora.

E incluso pareció repetir sus indicaciones.

. "Aglae mactub derembar sionres" murmuró sin saber lo que decía.

O no exactamente.

Frente a sus atónitos ojos, las olas se separaron y el mar se abrió, al parecer... invitándolos.

Rose caminó mar adentro, y el agua la arrastró.

Dimitri la siguió, dándose cuenta de que Rose estaba en trance y entró en el agua también.

Las olas los cubrieron y no se les volvió a ver en la playa.


El agua los arrastró hasta una gruta.

Ella despertó sobre arenas frías, y lo vio junto a ella, pálido como a un muerto.

Había tragado mucha agua.

Lo volteó y le dio respiración boca a boca, haciéndolo reaccionar.

Él volvió en sí.

"Me salvaste, Rroza".

"Yo no, el mar, agradécele a él, ¿sí?", sonrió. "Ahora... ¿dónde estamos?".

Pero Las Grutas ocuparon su atención.

Al parecer, era como un panteón, o un museo.

Y estaban llenas de capullos transparentes, con hermosas gentes en ellos... con colas translúcidas. Se miraron, totalmente sorprendidos.

Boquiabiertos.

¡Eran las Sirenas y los tritones de la leyenda de los moroi!.

"Busca a tu Ro'e " le dijo Rose "Ella debe estar aquí. Y te está llamando... lo sabes, ¿cierto?".

Dimitri revisó uno a uno los capullos transparentes, pero en ninguno estaba la sirena que lo llamaba en los sueños.

Pero al final, la encontró.

Allí estaba Ro'e, junto a un hombre-pez, hermoso como las mismas leyendas.

Y estaba -obviamente-, muerta.

De muchísimo tiempo atrás.

De antes del origen de los dhampir.

De antes que los moroi huyeran del Sol y bebieran sangre para vivir.

O de antes de la creación de los strigoi.


Se abrazó a Rose, como un bebé de pecho.

Se acababan de conocer... ¿verdad?, pero parecía que habían vivido mil vidas entre ellos.

"No decía la Leyenda... como decía...", pensó Rose, y su rostro se iluminó al recordar "¡Ah!, Ella duerme ahora, pero, no puedes besarla hasta no encontrar la manera de romper su hechizo".

Y se inclinó sobre el capullo del hombre pez a su lado

"¡Ah!, él debe ser el hermoso Mythia de las leyendas, Dimitri... ".

Y Rose se inclinó y besó el cristal, sin saber por qué.

"Compartes las facciones con él, ¿sabías?, él era hermoso y tú... también lo eres", le susurró y lo besó suavemente.

Dimitri no pudo reaccionar, de la sorpresa... de sus palabras.

"Quizás no fue Ro'e quién te llamó. Quizás fue él. Y es probable que... sea tu ancestro de agua. Por eso su llamada es tan fuerte en tu oído. Quiere algo de tí. Pero sabes que no puedes sacar a su amada del sueño. Están en suspensión... ¿ves la forma de los capullos y cómo están?"

"Es una cueva. Esta milimetrrado, sí. Cualquier movimiento y este orrden se rromperrá... podrría causar un marremoto. Un Tsunami de los grrandes. Como el que hubo en Chile hace pocos años. O un terremoto submarino. Es verdad".

Él se acercó más a los capullos, y los observó con más atención, asombrado de algo que había notado antes, pero muy levemente.

"Ella rrealmente erres tú, Rroza. Ése es tu rrostrro... tan dulce y tan herrmoso", lo acarició, como en trance."Tu madrre debe ser su descendiente, entonces... Los aúgicos prrovenían de una sola fuente mágica. Perro se disperrsaron por el mundo, y encontrrarron a los otrros nacidos morroi. Y fue entonces que fuerron perrdiendo sus dones al mezclarrse... se alejarron de sus fuentes. Y nosotrros con ellos, me temo".

"Y por eso, nosotros debemos irnos, ¿sí?. O moriremos. Demasiada agua... mira, sube su nivel a cada minuto. Nosotros no debemos quedarnos acá. Se nos concedió un regalo. Un don, pero la dádiva ha terminado. Espero que sepas nadar, Camarada."

Él la miró y asintió, no asombrado ya de nada.

"Sí, vamos" y tomó su mano, pero un ruido los detuvo.

Pero no podían pasar, puesto que todo estaba bloqueado por rocas.

El mar parecía invadir todo y percibieron que la muerte se acercaba.

"¿Podrás repetir esas extrañas palabras que nos trajeron aquí?, si abrieron el mar para tí... tal vez nos saquen de aquí" y lo besó.

Él la abrazó, suavemente.

"Aglae mactub derembar siornes"

Las rocas que les bloqueaban el paso se desmoronaron y ellos pudieron salir, al fin.

Rose miró hacia atrás, mientras llegaban a la orilla en dónde debían saltar hacia el mar.

"Los rasgos del mar permanecen en sus hijas e hijos. Somos Hijos del Agua, después de todo...".

"Vamos, Rrosa", y la guió por cámaras subterráneas, "es horra de que tú y yo volvamos a casa" la tomó de la mano y trató de llevársela, pero ella no se movía.

Tenía pánico.

Así que él la besó, y la logró despertar del trance en que el mar quería mantenerla... como para sacrificarla... a algo.

Llegaron a la playa al amanecer.

Una cuadrilla de personas la buscaban, porque no se había registrado desde el día anterior.

Eran parte de la producción del programa.

"¡Rose!", gritaron al verla emerger del mar, mojada como un pez... y tiritando como uno.

"¡Qué pasó!", gritó otro, corriendo con mantas, que echó a los hombros de ambos, "tu amiga acaba de llegar. Estaba frenética, diciendo que temía que estuvieras muerta. ¿cómo estás?, ¿qué tienes?"

"Estrres", explicó Dimitri, inventando rápidamente una historia, "ella estaba nadando, y se desmayó. Yo la ví y corrí a salvarrla, perro las marrejadas nos arrojarron...", y miró hacia el mar, ubicando un casi imposible de ver montículo o claraboya. "y llegamos hasta allá. No rreaccionaba, y lo hizo hace un rrato, así que intentamos volver... Está muy cansada, y deshidratada... ¿hay un médico en la zona?"

"Y tú, ¿quién eres?", otro se dio cuenta de la rareza.

"Lo envió mi madre", explicó Rose, "al parecer, Janine está con remordimientos".

"Estoy... contrratado parra... acompañarrla en esta úlima etapa del prrogrrama... soy cinturrón negrro y tengo experirencia en prrotección... "

"Y cómo estamos seguros de que este hombre...", dudó uno, mirando a Rose.

"Para ustedes no es evidente, claro. Pero para mí sí... Fue entrenado por mi madre, caballeros. La mejor guardia privada existente. Y él... claramente es uno de sus mejores entrenados", y Rose se encogió de hombros, secándose con la manta.

"Guardaespaldas... tu madre es una guardaespaldas", susurró el productor, anonadado, "de alguien importante o peligroso, ¿tal vez?, en fin. Bueno, el programa está casi terminado. Así que por seguridad, te llevaremos a la ciudad, para monitorear tu salud. No nos dimos cuenta, lamentablemente. Pero no dejaremos que te afecte más. Eres una celebridad, Rose. Y te cuidaremos como tal".

Rose H'ache fue la feliz ganadora del programa, y del suculento cheque; además.

Entonces intervino Janine, a la distancia.

Y si no quería ser acusada de falsear su edad, y perder todo lo ganado; debería ir de vuelta a la Academia de St. Vladimir, y terminar su educación.

Al menos.


Mientras tanto, su suculento cheque iría ganando capital, y estaría disponible en un año más; cuándo cumpliera los 18 años y fuera legalmente adulta.

Entonces podría hacer lo que le viniera en gana, incluso ir a la universidad, seguir modelando, actuar como doble de riesgo o... lo que quisiera.

Pero antes... debía terminar su educación.


HellKitten y La historia de las sirenas también provienen de historias antiguas, ya no disponbles.

Espero que disfruten sus nuevas versiones.