Última Salida
El sonido metálico de la puerta del pabellón desveló a Daryl. Como cada día, nada más despertar, estrechó el cálido cuerpo que, profundamente dormido, se encontraba a su lado. Aún necesitaba hacer aquello para creerse que Mara estaba con él, que había vuelto con él.
Los días en que ella se movía por la noche y no la sentía junto a su cuerpo al despertar, el pulso se le aceleraba durante unos segundos, ante el miedo de que su regreso hubiera sido solo un sueño y ella estuviera de camino al norte con Five. Pero ese día ella estaba de espaldas a él, pegada a su pecho, respirando serenamente.
Por los escasos ruidos en la galería, el cazador sabía que era temprano y seguramente sólo Rick y algún otro compañero estuviera despiertos. Por ello no tuvo prisa en levantarse, quedándose un rato tumbado, enterrando su nariz en la cabellera morena de Mara y acariciando su cuerpo lentamente. Deslizó su mano por la fina camiseta de algodón, del costado hasta su vientre, aún plano a la vista, pero que él ya notaba algo hinchado, y como de costumbre la incertidumbre lo atenazó por dentro, ante la perspectiva de aquella nueva vida. Pero se sosegó, obligándose a no ser vencido por sus miedos, no podía hacerlo. Mara había vuelto con él, había renunciado a las personas que más amaba por permanecer a su lado, y por ello debía ser fuerte, valiente y no tener dudas.
Con un gemido somnoliento Mara se giró entre sus brazos, quedando de cara a él, acurrucándose en su pecho.
—Buenos días, marmota —dijo con voz ronca.
—Hola... —susurró sin llegar a abrir los ojos, pero con una leve sonrisa en el rostro —. Dame diez minutos así y me levanto contigo —pidió acurrucándose más entre sus brazos, disfrutando de la calidez de las sábanas.
—Puedes quedarte, no pasa nada —contestó Daryl, mientras correspondía a sus movimientos cariñosamente —. Tienes que descansar...
—No... estoy bien —negó Mara.
—Deberíamos decir ya lo que ocurre, antes de que sea evidente —comentó Daryl, pues llevaba ya varios días dándole vueltas.
Tan sólo Hershel y la mayor de sus hijas, con Rick y Caleb conocían el estado de Mara. Pero pronto su situación sería evidente y era aconsejable que antes de ello la gente estuviera informada, para adaptarse a aquello y los cambios que podría producir en la prisión para todos.
—Sí, va siendo hora —asintió ella —. Espero que la gente no lo vea como un problema —confesó acomodando la barbilla sobre el pecho de Daryl para mirarlo.
—No lo es, y de serlo por algo, sólo sería nuestro.
—Nada es sólo nuestro aquí, para bien o para mal —dijo ella.
—Cuando vuelva de la salida de hoy, con los suministros, será un buen momento —propuso Daryl.
En silencio Mara asintió, y apoyó la mejilla en su pecho, relajándose unos instantes, dejando que el cazador la estrechara un rato entre sus brazos.
—Me gustaría ir contigo... —dijo sin incorporarse, a la espera de la negativa segura de él.
—¿Hoy? —preguntó confuso Daryl.
—Sí, ayer dijiste que sería fácil y que el sitio estaría limpio, con esa idea de la música —explicó, alzando la cabeza para mirarlo.
—Lo más fácil sigue siendo peligroso —recordó Daryl.
—Sí, por eso es peligroso hasta quedarme aquí —opinó ella —. Siempre he salido, y me ha ido bien...
—Te caíste por una claraboya, ¿recuerdas?
—Y sobreviví estando sola —apuntó ella.
—No se trata solo de ti, ahora ya no.
—Lo sé, y no quiero arriesgarlo... sabes que me importa —aseguró Mara, llevando sus manos al vientre sin pensar —. Pero es cierto que pronto se me notará, y podré hacer menos cosas, ayudar en poco o nada serio. Hasta que eso pase quiero compensar al grupo por todo lo que tendréis que hacer el resto por mí cuando sea casi una inútil.
—Yo me ocuparé de lo que...
—Por favor —suplicó —. Necesito salir al menos una vez más, pasaré meses tras las vallas, y no es tan arriesgado. Ahora estaría en la carretera de no haber regresado, y a los dos eso nos pareció bien porque estaba aún ágil para ello —alegó, aquél era su último cartucho para convencerlo, porque realmente y aunque fuera mero capricho y algo arriesgado, la visión que permanecer meses tras las vallas sin salir la agobiaba.
—Estarás de apoyo, solo vigilancia —dijo Daryl tras meditarlo —. Al menor problema o...
—Me subiré a un árbol —bromeó ella, y le dio un pequeño beso en los labios —. Sé qué hacer, Daryl.
—No quiero que os pase nada —confesó él cazador, haciendo sonreír a Mara.
—Me gusta que hables en plural... —dijo casi emocionada al oírle.
.
.
Durante gran parte de la mañana Mara había estado cuidando de Judith, mientras Beth hacía limpieza en las vallas, una actividad con la que la pequeña Greene parecía sentirse realizada. De esa manera la joven morena podía mantenerse alejada de la cocina exterior, pues le desagradaba el olor de la carne a la parrilla que inundaba el lugar desde el día anterior, a causa de su sensible sentido del olfato.
Sin embargo permanecer dentro del pabellón también incomodaba a Mara, pues no podía evitar llevar la vista cada tanto a la celda, ahora vacía, de Olga y Shelly, al igual que a la de Vicent, y preguntarse dónde y cómo estarían, temiendo por ellos, aunque no se arrepentía de su decisión.
Decidió salir y quedarse en el parterre junto al bloque A, con la pequeña. Al menos así podría disfrutar del cálido día. Antes de salir, en el recibidor, vio la cazadora y el chaleco de Daryl sobre una de las mesas y sin pensarlo lo cogió, saliendo al exterior.
Vio en un golpe de vista a Daryl y Carol, hablando con Patrick, junto a la cocina y se frenó.
—¡Ey! Te has dejado esto —alzó la voz, advirtiendo al cazador, y mostrando las prendas.
—Vaya... gracias —dijo acercándose a ella —. Sujeta —la tendió el bol de comida que llevaba para ponerse la chaqueta.
—Sé que lo has hecho para lucir la camisa que te elegí, o bueno, lo que queda de ella —bromeó Mara, provocando una mueca en Daryl —. ¿Todavía queda ciervo? —preguntó reconociendo la carne y arrugando la nariz.
—Creo que hay para otra barbacoa —dijo Carol —. Aunque menor de la de ayer. Ves a comer algo.
—No... cuando Maggie se levante ya desayuno con ella —se escudó, y devolviendo el cuenco a Daryl se encaminó al otro lado del patio, lejos del olor a parrilla y la visión de las vallas.
—Hola, Jeanette —saludó a la mujer de color.
—Buenas querida —contestó con una sonrisa.
—No te importa que nos quedemos por aquí, ¿verdad? —dijo sentándose en el bordillo y sentando a la pequeña sobre sus rodillas.
—El día que tener cerca a esta joyita me moleste podrás decir que he perdido la cabeza —aseguró la mujer, acariciando la cabeza de la pequeña.
La joven sonrió, el buen carácter que casi todos demostraban ante Judith le daba aliento a ella y esperanzas en que la noticia de su estado no supusiera un problema o una complicación en la convivencia. Aunque su mayor temor era Daryl. Sentía su intranquilidad y temor ante el futuro, al contrario que ella, él nunca había deseado algo así, no se sentía preparado o capacitado, y Mara no encontraba la manera de demostrarle o hacerle entender que no había nada en él que le debiera preocupar, pues estaba convencida de que sería un grandísimo padre, protector y cariñoso, aunque pocos estuvieran de acuerdo con esa última afirmación.
Miró al hombre junto a la puerta al campo y su conversación con Carol, parecía seria, aunque no duró mucho y al alejarse de su amiga, con un ligero empujón, Daryl fue directamente hasta Mara.
—Buenos días, Daryl —le saludó Jeanette al verle acercarse.
—Señora... —contestó y se dirigió a Mara —¿Sigues cabezona con lo de salir hoy? —preguntó, a lo que ella respondió con un rotundo asentimiento —. Bien.
—¿Qué pasa? —preguntó.
—Las vallas... otra vez se amontonan, todo el que pueda debe ayudar a limpiar y con el carbón —explicó sin mucho detalles.
—Oh... Siento náuseas sólo de pensar en quemarlos —reconoció Mara —. Prefiero salir.
—Ya... —asintió Daryl, que lo suponía —. Prepárate, busca un traje de protección.
—Claro —se incorporó rápidamente, cargando a Judith en brazos.
—Habrá que reunir al consejo —comentó, yendo junto a Mara al pabellón —. Toma, termina lo que queda —le dio el cuenco de comida —. Lo necesitas.
—Está bien —aceptó Mara, dejando que Judith tocara el recipiente con curiosidad —. Sasha se va a molestar por prescindir de gente.
—Lo sé... pero es mejor a que se repita lo de la otra vez —contestó Daryl —. Ve a prepararte, saldremos pronto.
—Sí... —antes de alejarse hasta el bloque C, se acercó de nuevo a Daryl —. Gracias por confiar en mí o... por preferir tenerme cerca —sonrió.
—El sitio es perfecto, pero no vale el riesgo si es complicado —dijo él —. No se va a mover.
—Sea lo que sea lo que te lleve a aceptarme en la salida —acercó su rostro a él y le dio un ligero beso en los labios —. Gracias.
Sin esperar una respuesta de Daryl, Mara se encaminó al interior del pabellón. No había mucha gente dentro de los bloques, lo que era normal al hacer buen tiempo, y tener trabajo con las vallas. Aún así Mara intentó no hacer mucho ruido para no despertar a Glenn y Maggie, que habían hecho la primera guardia la noche anterior.
—No llores, ¿vale? —dijo dejando a la pequeña en el parque del lateral de la galería de celdas.
—Buenos días —dijo Glenn a su espalda, saliendo de la celda.
—Hola —contestó Mara.
—¿Y el resto? —preguntó mirando la galería desierta.
—Mira tú reloj, Glenn. Es medio día —dijo Mara. Siguiendo el consejo de su compañera, el coreano comprobó la hora en su reloj de bolsillo, ahogando un juramente —. Daryl y Sasha están organizando la salida, pero mejor ve, hay novedades —le aconsejó.
—Gracias —contestó saliendo de la galería.
—¿Qué sucede? —preguntó Maggie con curiosidad a Mara saliendo también de la celda.
—La vallas. Se necesita a la gente con la limpieza y el carbón, para que no pase... ya sabes, lo de la última vez —explicó, con un fugaz recuerdo a Scott.
—¿Mi hermana está en las vallas? —preguntó Maggie, y Mara asintió.
—Pero iba a buscarla, yo voy a salir —Maggie se mostró incrédula por sus palabras —. Así que...
—¿Vas a salir? — interrumpió a su amiga, mientras se reía negando con la cabeza.
—Sí, ¿por? —preguntó confusa la chica morena.
—Glenn me ha pedido que me quede, por verme con las revistas que te conseguí, las de... —se tocó la barriga —. No le he dicho nada, para no delatarte.
—Oh, lo siento —se lamentó Mara, aunque sin poder evitar reírse por la confusión.
—¿Cuándo lo vais a decir? —quiso saber.
—Cuando regresemos con suministros, bueno... si lo de las vallas no va a más —contestó Mara —. Gracias por cubrirme. Siento que le tengas que mentir.
—No pasa nada —le restó importancia —. Además, así creo que él se hace a la idea, y no es malo que lo haga —sonrió con complicidad a Mara que la miró incrédula —. Lo he estado pensando, y no me da miedo que pase... incluso me ilusiona.
—Me... impresionas. Pero también me hace no sentir tan loca a mí, por seguir adelante con ello —confesó.
—¿Estás segura con lo de salir? —tomó una actitud más seria Maggie —. Yo no lo haría.
—Sí, necesito hacerlo —aseguró —. Después de volver quiero demostrar que estoy aquí al 100%. Y en unas semanas no voy a poder salir nunca, y en otras pocas semanas haré menos cosas... y así.
—No tienes que demostrar nada, nadie tiene —contestó Maggie.
—Siento que sí, al menos para mí. Quiero salir en una última salida...
—No diga eso... última salida —negó con la cabeza al interrumpir a Mara —. Da escalofríos.
—Un poco —reconoció la joven —. Bueno... ya que tú no vienes, ¿me dejas tu traje?
—Claro, incluso si no lo quisieras, te obligaría a llevarlo —dijo con tono autoritario y se giró al interior de la celda.
Antes de seguir a Maggie, Mara vio entrar a Tyreese desde las tumbas que conectaban con el pabellón D.
—¿Sabéis dónde anda mi hermana? —preguntó.
—Está con el consejo, planificando lo del supermercado —contestó Mara —. Cuentan con poca gente.
—¿Necesitan ayuda para salir? —preguntó de nuevo con curiosidad.
—Supongo, pero pregúntales a ellos... tu sueles estar en las vallas, y hace falta también —contestó dudosa Mara.
—Ya... pero... —se quedó callado unos segundos —. Iré a preguntar —se encaminó a la salida
—¿Ty? —le llamó Mara antes de que saliera —. Si vas a las vallas, ¿le puedes decir a Beth que yo voy a salir? Por Judith...
—Claro, no hay problema —contestó.
—Me puedo ocupar yo también de ella—dijo Maggie.
—Oh, cierto... te serviría de practica —bromeó Mara entrando en la celda.
—Pues sí —se rió su amiga —. Anda, ponte los protectores.
.
.
Encontrar a Sasha no le llevó mucho tiempo a Daryl, pues la joven hablaba con Hershel cerca del Bloque A, también sobre el tema de las vallas y la necesidad de disponer de el mayor número de gente para su mantenimiento y limpieza.
—¿Te has enterado? —preguntó nada más ver a Daryl con tono directo, el cazador asintió —. No podemos retrasar la salida. Si está limpio no durará sin ser descubierto.
—Iremos a comprobar, nosotros y algún voluntario —dijo Daryl —. Cogeremos lo principal, y mañana, con más gente, lo limpiaremos por completo, con esto seguro también.
—Esa es la mejor opción —comentó Hershel.
—Por dentro parecía intacto, si es así, los suministros que podamos conseguir supondrían dejar de preocuparnos —insistió Sasha.
—Si las vallas ceden... —comenzó a argumentar Hershel.
—Lo sé, de acuerdo —aceptó Sasha interrumpiéndole, pues sabía perfectamente que iba a decir —. Pero llevaremos gente con experiencia. Si vamos a salir pocos, al menos que sean confiables.
—Iremos a ver cómo está —dijo Daryl y miró en derredor —. Ahí viene Glenn.
Al ver la improvisada reunión del consejo que estaba teniendo en el patio, Carol también se acercó, uniéndose al grupo con Glenn.
—Me han dicho que estabais reunidos, ¿hay cambios en la salida? —preguntó el asiático.
—Sí, pero está solucionado —contestó Sasha —. Hoy iremos de reconocimiento, unos pocos sólo, ver si está limpio y traer lo principal.
—Perfecto —asintió Glenn —. Es mejor ir un grupo reducido, será más sencillo. Avisaré a la gente del carbón que deben quedarse.
—Te acompaño —propuso Daryl, pero antes de que el grupo se disolviera Carol hizo un ademán con la mano.
—Aun debemos hablar de lo de Rick, tal vez hoy salga de nuevo sólo —tomó la palabra la mujer—. Con los caminantes, que andan cerca ahora, es muy peligroso que lo haga sin un arma.
—Él no quiere, tomó su decisión de vivir alejado y descansar —argumentó Hershel.
—Puede seguir haciéndolo, pero estando seguro —insistió Carol.
—Estoy de acuerdo —dijo Glenn y ante la mirada de su suegro se explicó —. Es sólo por que esté seguro, podría llevarla sólo cuando salga... o dejar de salir.
—Si quiere no ir armado no es necesario que salga, no tiene que arriesgarse tanto —dijo Sasha —. Pero si sale debe protegerse.
Los ojos de Daryl recorrieron el semblante de cada uno de sus compañeros antes de tomar la palabra.
—Habla con él —pidió a Hershel —. Dile que pensamos, a ver qué dice.
—Si decide salir hablaré con él —aceptó Hershel.
—Es porque nos preocupa que le suceda algo —repitió Glenn serio
—Vamos —ordenó Daryl a Glenn, que asintiendo le siguió hasta la cocina exterior.
Brevemente, para no alarmar sobre el estado del vallado, Glenn explicó que había demasiado de lo que ocuparse ese día en la prisión y era preferible que no se unieran a la expedición. La mayoría aceptó el cambio, excepto Zack, que una vez que Glenn se calló fue directamente a hablar con él.
—Yo prefiero salir y acompañaros hoy —dijo el chico —. No quiero ocuparme de las vallas, están como hace un mes.
—No tan mal —intentó tranquilizarlo Glenn.
—Bien, pues prepárate —dijo Daryl, que supuso porque quería ocuparse de otras cosas
El asiático miró a su compañero sin comprender porque lo había aceptado tan bien, pero a los pocos segundos recordó el motivo.
—Vale, prepárate. Saldremos en un rato.
—Yo también me uno —dijo Tyreese —. Necesitó alejarme de las vallas, llevo días sin hacer nada más.
—Bueno pues... Vamos —aceptó Glenn.
.
.
En el interior de su celda Mara revisaba la munición de su pistola, una Walther P99, a la que finalmente se había acostumbrado, y era ligera y manejable, cuando Daryl entró en busca también de sus armas.
—¿Vas a llevar la ballesta? —preguntó el cazador a su espalda.
—Sí, no quiero perder la práctica con ella —explicó la joven.
—Maggie no viene, ¿lo sabes? —comentó Daryl.
—Sí, y sé que supones porqué... bueno, Glenn es como un libro abierto —dijo ella, acercándose a su lado —. Sé que debería quedarme, que sería lo más sensato, Daryl. Pero no quiero sentirme como una enferma o un maldito lastre. Y también quiero estar cerca de ti, aunque sea peligroso —Daryl la miró con curiosidad, extrañado. Mara no era así de dependiente con él —. No sé porqué, es una sensación o un instinto, me pone cada vez más nerviosa que nos separemos.
—No puedes salir si estás nerviosa, quieras o no —dudó Daryl tras oír sus palabras —. No es seguro para nadie.
—No lo estoy, estoy segura en salir, no era eso...
—Me preocupo —la interrumpió y la sujetó por la cintura —. Por ti, por esto... porque no sé qué cojones tengo que hacer —.Mara no dijo nada, para no impedir que se sincerara, pues no era muy normal que hablara de ello —. No sé cuidar de la gente.
—Mentira —no pudo evitar contestar —. Lo haces todo el tiempo, Daryl. Nos cuidas a todos, no sólo a mí —tomó su rostro entre las manos y le miró fijamente—. Pero no soy yo el bebé, puedo cuidarme y protegerme a mí misma. Sólo te pido que estés a mi lado.
—Bien...
Mara acercó más su rostro a él y lo besó lentamente, deslizando sus manos de su rostro hasta su nuca, haciendo más intenso el beso y pegando su cuerpo a él.
—Volví por ti —susurró en sus labios —. Contigo es donde soy feliz.
Unos meses antes no hubiera imaginado que nadie pudiera decirle algo como aquello, pero ahora tenía que asentir al escuchar esa frase, porque Mara le había demostrado que le quería y quería estar junto a él ante todo. Pese al miedo e incertidumbre, y sobre todo pese a su propia inseguridad, aquellas demostraciones de confianza y seguridad por parte de ella le reconfortaban. El que fueran tan diferentes en aquellas cosas era lo que les mantenía unidos más que nada, cada vez lo tenía más claro.
—Cuando volvamos diremos lo del bebé —quiso confirmar, y Mara asintió, aun aferrada a su cuello —. Nada de esperar más.
—Claro, como quieras —aceptó Mara.
—¿Estás lista? —preguntó apartándose levemente de ella.
—Voy a hablar con Carol antes de salir, para que se encargue de los niños —dijo ella —. Si las vallas están así, creo que es mejor mantenerlos dentro.
—Bien pensado.
Antes de salir, Mara cogió la pistola y la colocó en su cintura, al lado contrario del que pendía el Tanto que fue de su padre, y llevó la ballesta en la mano.
Encontró a Carol en el recibidor, junto con el resto del grupo, repartiendo en las cestas cosas que fueran útiles en la salida.
—Así que tú vienes —dijo Sasha al verla preparada.
—Sí, soy más útil que en las vallas —contestó —. ¿Ty, avisaste a Beth?
—Oh... lo siento —contestó el hombre.
—Yo iré, quiero verla antes de salir —dijo entonces Zack.
—Pues vamos a cargar antes todo —ordenó Sasha, cogiendo uno de los cestos y saliendo seguida por su hermano y el joven rubio.
—Carol, no podré estar con los niños hoy —dijo Mara antes de seguir al resto —. No hasta la vuelta y creo que lo mejor es que estén dentro, tal y como están las vallas ahora, ¿qué te parece?
—Aún es controlable, no hay que alarmarse —contestó Carol —. Pero podría llevarlos a la biblioteca por la tarde, no esperar a la noche para el cuento.
—Sí, eso estaría bien —aceptó Mara, aunque dudó unos segundos, planteándose cambiar de idea y encargarse de los niños aquella tarde
De la galería Daryl apareció también preparado para la salida, y Mara le hizo un gesto para que se adelantara sin esperarla.
—Si necesitas algo para mantenerlos entretenidos... Sí hace falta que me quede por ellos, no me importa, puedes decírmelo.—insistió algo intranquila.
—No, no —dijo rápidamente Carol —. Ya hemos cogido una rutina, hago cosas diferentes que tú, pero les gusta.
—Bien, entonces me quedo más tranquila —contestó Mara.
Cuando se dirigía a la salida, la joven vio aparecer a Bob, el nuevo integrante que recogieron el día de su regreso, que se acercó a ella algo nervioso.
—¿Se han ido ya al supermercado? —preguntó.
—No, pero estamos para salir.
—Te sigo entonces —dijo con una sonrisa amistosa.
—¿Quieres unirte? —preguntó con curiosidad, a lo que él hombre sintió sin dudar ni borrar su expresión afable, saliendo del pabellón —. ¿Sabes? No es muy común que la gente que ha estado en la carretera deseé salir y volver a ver como es lo de fuera.
—¿Te parezco raro? —preguntó directamente.
—Sí, lo cierto es que sí —afirmó con sinceridad encaminándose hacia los coches —. Pero todos somos raros ahora, desconfiaría más si fueras demasiado... normal.
Por toda respuesta Bob siguió sonriendo, pero no dijo nada más y Mara aunque extrañada por su comportamiento no continuó insistiendo, y al ver al joven Patrick mirando al campo desde la valla, se encaminó a su lado, antes de unirse a sus compañeros de la salida.
—¿Carl sigue trabajando? —preguntó al joven, aproximándose a su espalda —Puedes preguntarle a Rick si deja acabar, no creo que se niegue.
—No hace falta, señorita —negó el chico —. Yo también estoy haciendo trabajo, ayudo en la cocina.
—Te he visto está mañana, eso está muy bien —sonrió la joven —. Pero dime, ¿qué prefieres que te traiga del supermercado, una batidora o un Lego?
—Me encantaban los lego —confesó el chico sin dudar.
—Lo suponía —dijo Mara —. Sí veo alguno te lo traigo —aseguró encaminándose a los vehículos.
Antes de llegar hasta el grupo, Beth llegó desde la otra dirección, con su atuendo de limpieza del vallado y una expresión divertida en el rostro.
—¿Tú también vas a salir? —preguntó la rubia.
—Sí, Judith está con tu hermana —informó a la joven, pero no pudo evitar mirar la conversación que Bob mantenía con Sasha, que parecía reacia a aceptarle en el grupo —. Eh... ha comido, pero poco. Así que si llora puedes hacerle un biberón porque puede tener hambre.
—Está bien —aceptó sonriente y se alejó sin despedirse.
Mara se encaminó para saber que sucedía con Bob o había algún problema con él, pero parecía que aquello había quedado zanjado y el nuevo integrante sí formaba parte del grupo de suministros, pues se encaminaba a montar en la Ram.
—¿Voy contigo? —preguntó a Daryl que estaba subido en la Triumph.
—No, Chip —contestó Daryl —.Ves con Sasha.
—Lo decías de broma —aseguró con burla la joven.
—Claro...
—Si lo mío es una novela, ¿qué es lo vuestro, entonces? —preguntó cómico Zack, que los miraba apoyado en el capó del Hyundai.
—Un cuento de hadas —dijo Mara sin pensar girándose a él.
—Prrff... —soltó Daryl, ante la carcajada de Zack por la respuesta de Mara.
—¿Qué? Ni siquiera sé de qué hablaba —se defendió la joven.
—De nada, déjale —dijo Daryl, restó importancia y arrancó la moto con un gran rugido.
Mara se subió junto con Zack a la parte trasera del Hyundai verde agua, dejando Tyreese de copiloto junto a su hermana.
—Creo que has asustado al nuevo —bromeó Mara —. Se ha ido con Glenn sin dudar.
—Mi hermanita es todo encanto —siguió Tyreese.
—No sabemos como es, ni cómo se maneja —defendió su visión la joven, siguiendo hacia la salida.
—Es raro que desee salir, habiendo estado solo fuera —se unió Mara.
—Quiere ganarse su sitio, eso no es malo —contestó Tyreese.
—Supongo —se quedó pensativa Mara, que viéndolo así se dio cuenta que ella cuando llegó había sido igual que ese tipo, incluso había sido mucho más rara que él y no tenía motivo para desconfiar.
Cuando levantó la vista, aún perdida en sus pensamientos, porque el vehículo aminoraba la marcha hasta frenar, se encontró con una agradable sorpresa, al reconocer a Michonne en el campo de regreso. Y no pudo ocultar la sonrisa en su rostro al ver que se encontraba de una pieza, como siempre.
Para su desconcierto, la mujer de rastas se encaminó al vehículo tras una breve charla con Daryl y Rick. Al abrir la puerta le tendió la Katana a Zack, para sentarse junto a él.
—Bienvenida —saludó Mara, adelantando el cuerpo para mirarla.
—¿Qué habías dicho de que es raro que alguien que ha estado fuera solo quiera unirse a esta salida, Mara? —preguntó retorica Sasha, con una sonrisa mirando a la joven por el retrovisor.
—Tonterías, yo no dejo de decir tonterías —contestó.
—¿Quién va en el otro coche? —preguntó Michonne, ignorando la conversación de las otras dos mujeres.
—Glenn y un nuevo —dijo Zack —. Llegó la semana pasada.
—¿Solo? —preguntó curiosa Michonne
—Sí, le encontramos en el camino, cuando me dejaste con Daryl y Glenn —explicó Mara —. Parecía llevar tiempo solo, pero no ha contado demasiado desde que llegó.
.
.
Una vez que el reducido grupo de suministros hubo abandonado la prisión y los grupos de limpieza estaban organizados, Carol fue a buscar a los niños para llevarlos a la biblioteca.
Recorrió el patio interior con la vista, pero no vio a ninguno de los pequeños allí, y supuso que estarían en la zona del campo, y reconociendo que la idea de distraerlos dentro no era tan desproporcionada a las circunstancias.
Cuando los localizó, cerca del vallado exterior, parecía que se encaminaban de regreso al patio, alejándose de las vallas.
—¿Que hacías en el extremo del campo, Lizzie? —preguntó a la niña cuando la tuvo en frente.
—Jugábamos —se encogió de hombros.
—Podéis jugar aquí también —dijo la mujer.
—Pero aquí no están ellos —contestó la niña mirando a los caminantes agolpados en la alambrada.
Aquella contestación dejó confusa a Carol, que no comprendió del todo a que se refería la niña, pero ante la duda decidió llevarse a todos dentro.
—Bueno, será mejor que entremos. Hoy vamos a adelantar un poco las cosas, así estaréis más despiertos para lo que os quiero enseñar.
—¿Vamos ahora a la biblioteca? —preguntó Mika al unirse al grupo, pues iba algo rezagada al resto.
—Sí, vamos ahora.
—Pues avisaré a mi padre —dijo la niña y salió corriendo en busca de su progenitor,
—Mika, no... —dijo Carol, pero la niña ya se había alejado.
.
.
El resto del viaje, no hablaron mucho. Casi todo el rato Tyreese intentaba irritar a Sasha o viceversa con tonterías, y Zack decía algo que le resultaba gracioso. Michonne no habló de su viaje y Mara no le quiso preguntar, deduciendo que los resultados de la búsqueda habían sido tan poco exitosos como hasta el momento.
El supermercado se encontraba a una distancia considerable de la prisión, de ahí que no hubieran ido a comprobarlo en los meses que habían permanecido allí asentados, pero realmente merecía el viaje y el esfuerzo, pues nada más bajar de los vehículos vieron que si bien el exterior estaba destrozado, el interior del almacén parecía no haber sufrido un solo saqueo. Lo cual era un milagro.
Aquello sorprendió a todos, y Daryl explicó que era lógico que nadie hubiera intentado entrar, pues había cientos de caminantes tras las vallas que rodeaban la fachada del Big Spot, nombre del almacén. Y Sasha y Glenn les explicaron como habían ingeniado deshacerse de ellos, usando la distracción de la música, como ya hicieron para alejar a los caminantes de la prisión, cuando cayeron las vallas hacía unas semanas.
En fila y siguiendo a Daryl entraron tras las vallas, y recorrieron el aparcamiento, aunque se encontraba plagado de tiendas y mobiliario militar de campaña y algunos cadáveres.
Comprobaron que no quedaba ningún caminante solitario oculto entre los restos del campamento antes de mirar dentro del local.
—Atraigamos aquí a los caminantes, es más seguro —dijo Glenn y cerró la puerta principal haciendo bastante ruido—cuando estén juntos los abatimos.
—Gran idea —dijo Sasha.
Mara se ofreció a acompañar a Bob en busca de suministros médicos que aún les fueran útiles, entre los que se encontraban esparcidos por la gran carpa central del aparcamiento.
—El frio, el calor o simplemente el tiempo, ha echado a perder los medicamentos —dijo el hombre y mostró un frasco con mal aspecto —. Pero otras cosas siempre sirven —y enseñó una caja de gasas.
—Dame, lo meto en mi mochila —dijo la chica.
—No cojas nada que esté abierto, si esto está lleno de ellos... puede ser peligroso.
—Claro, aunque hay cosas que aún se pueden esterilizar —comentó Mara, sin dejar de buscar entre los catres y demás objetos.
—Yo no me arriesgaría, no si no es importante — contestó Bob —. Y aquí no hay nada que realmente merezca la pena, solo material básico. Debieron quedarse sin medicinas y colapso.
Tres contundentes golpes secos que venían del almacén sobresaltaron a Mara, que indicó con un gesto de cabeza a Bob que debían reunirse con el resto fuera. Al salir de la carpa, los demás aun esperaban sin entrar al interior del almacén, y la joven se acercó hasta Daryl que sentado junto a Zack en el escaparate de la tienda, hablando con Michonne.
—Eras poli de homicidios —escuchó decir a Zack antes de llegar hasta ellos.
Parecía que el joven seguía insistiendo en descubrir el oficio pre-fin-del-mundo de Daryl, pero lo más sorprendente en aquella ocasión, es que el cazador dio la hipótesis por buena, para sorpresa de todos, aunque solo lo dijo por contradecir la espontanea carcajada de Michonne.
—¿En serio? —preguntó el chico incrédulo.
Mara aceleró el pasó y se quedó de pie junto a Daryl, mirando la expresión divertida de Michonne que por supuesto no le creía.
—Sí —asintió Daryl con bastante determinación —. No me gusta hablar de ello porque era una mierda —explicó, mirando a cada uno en orden, pero la leve sonrisa ladeada que la dedicó a Mara al mirarla hizo que ésta se riera sin poder contenerse, delatando la mentira.
—Venga, hombre —dudando aún si era cierto o no, pero Daryl solo le miró serio —. Vale... —acabó por ver que solo bromeaba —. Seguiré dándole vueltas.
—Hazlo —contestó, justo cuando un caminante se empotró contra el cristal a su espalda.
—¿Vamos, Inspector? —preguntó Michonne bromeando.
—Vamos —dijo Daryl poniéndose en pie.
—Algún día lo sacarás —animó Mara al chico —. La de hoy ha sido original.
—Estaba creativo —contestó Zack —. Pero cada día me acerco más, lo siento.
Daryl entró con Michonne dentro del almacén y abatieron a los dos caminantes que había, mientras el resto esperaba fuera. Tyreese los sacó al exterior, mientras su hermana explicaba que era lo que había que hacer.
—Tu quédate aquí, vigila por si algo o alguien se acerca —dijo Daryl a Mara, mirando el interior oscuro.
—Vale —asintió la joven.
—Todos sabéis lo que hay que buscar, ¿alguna duda? —preguntó Sasha.
—¿Necesitas algo? —preguntó Daryl ignorando el discurso de Sasha.
—Busca si hay legos —pidió tras pensarlo unos segundos, y Daryl la miró frunciendo el ceño —. Los juegos de bloques, para Patrick.
—Miraré —aceptó tras escuchar la explicación.
Uno a uno entraron dentro de la tienda, exceptuando a Bob, que estaba pensativo en el patio.
—Bob, ¿no vas entrar? Yo me voy a quedar vigilando aquí, y aviso si pasa algo —dijo Mara, mirándole extrañada.
Sin decir nada el hombre se giró y entró con el resto.
—Es raro... —dijo para sí Mara, aunque sus ojos se desviaron al suelo, al mismo punto que Bob había observado, pero la apartó rápidamente del cadáver mutilado, para no forzar su sensible estomago.
La música que había servido de señuelo a los caminantes para alejarlos de allí, aún se escuchaba lejana y sin nada más que hacer excepto observar en derredor, la joven se puso a tararear, intentando adivinar el titulo, pero jamás había sentido especial interés por la música clásica, por lo que si acertaba el nombre tampoco podría confirmarlo.
Los minutos pasaron con tranquilidad, mientras ella caminaba de la entrada a los coches y de vuelta para hacer algo, cuando escuchó un gran estruendo dentro del Big Spot.
.
.
El grito y los sonidos de cristales estallando sobresaltó a todos, que no acertaron a adivinar que lo había producido. Daryl fue el primero en descubrir lo ocurrido, seguido de Zack, que gritó que solo había sido un accidente, y Bob, el causante del grito se encontraba bien.
Parecía que solo había sido un pequeño contratiempo, sin más problema, cuando, parte del techo se precipitó sobre ellos, seguidos de un caminantes que quedó pendido por sus entrañas a un par de metros de altura.
—Creo que deberíamos irnos —dijo Glenn mirando a lo alto.
—Bob está atrapado —recordó Daryl —. Hay que sacarle de ahí.
Antes de que nadie pudiera hacer o decir nada más, otra porción del techo se venció y está vez un caminante aterrizó violentamente contra el suelo.
—Debería avisar a... —comenzó a decir Michonne para alertar a Mara, pero el caos se extendió por el local, y sobre sus cabezas, en forma de caminantes que caían desde el techo.
Desconcertados se alejaron de ese pasillo, pero pronto en toda la planta el techo comenzó a precipitarse, y de los huecos que había otros caminantes caían, aumentando la amenaza.
Los gritos de Mara que preguntaba que ocurría desde la entrada no obtuvieron ninguna respuesta, y la joven, sin pensar en el peligro, fue incapaz de permanecer fuera, viendo incrédula los agujeros del techo y que entre los pasillos había un gran numero de caminantes.
Recorrió con ojos desorbitados toda la zona, sacando la pistola de su cartuchera y comenzó a disparar mientras avanzaba en busca de sus compañeros.
—¡Sal fuera! —escuchó a su izquierda —. ¡Chip, sal fuera! —volvió a gritar Daryl.
La joven se giró y le reconoció sobre unas cajas de licores, rodeado por caminantes, iba a avanzar hacia él, pero llevó sus ojos hacía el mismo punto alto al que observaba Daryl, y se quedó congelada. Una amasijo de hierros y metal de gran tamaño que no pudo identificar a que pertenecían parecía que estaba a punto de caer, justo donde se encontraba Daryl.
—Sal de ahí —gritó ella, ignorando la petición del hombre, y disparando a los caminantes que le rodeaban hasta gastar su munición.
Iba a usar la ballesta, pero Glenn llegó por el otro lado y terminó de abatir a los que quedaban.
—¡Daryl corre! —gritó el asiático al despejar la zona.
Sin dudar Daryl saltó hacia el lado donde estaba Mara y la cogió del brazo tirando de ella.
—¡Sal de una puta vez! —gritó con desesperación.
Estaba tan cegado que no vio venir hacia ellos a un caminante hasta tenerlo prácticamente encima, intentó apartarlo con la ballesta pero la cercanía le impedía libertad de movimiento, tanto a él como a Mara, que aún sujeta por él no lograba alcanzar su Tanto. Pero antes de ser alcanzados por el bicho la cabeza de éste estalló de dos disparos.
—Coged a Bob —Dijo Zack, tras abatir al caminante.
—Vete —insistió Daryl, dispuesto a ayudar a Zack antes de huir y sacar a Bob de debajo de la estantería, donde estaba siendo rodeado por los caminantes.
Mara fue incapaz de cumplir la petición de Daryl y salir sola del almacén, por lo que negó con la cabeza con rotundidad, y le cogió la ballesta, permitiéndole ayudar a liberar a su compañero.
—Ayuda a Bob —dijo alterada.
Viendo que insistir sólo sería perder un valioso tiempo para todos, Daryl fue junto a Zack y apartó un caminante que se arrastraba hasta los estantes caídos. Entre los dos compañeros sacaron al hombre de aquella trampa, dispuestos a huir por fin del lugar todos juntos. Cuando el grito desesperado de Zack les hizo volverse de nuevo.
—¡Zack! —gritó Glenn, pero el resto se quedó sin palabras, al ver como su joven compañero caía al suelo, presa de uno de los monstruos, que era mordido en el cuello mortalmente.
—No... —sólo fue capaz de susurrar Mara, incrédula ante la visión.
Un fuerte tirón la apartó de donde se encontraba y por inercia siguió los pasos de Daryl, que por instinto se alejaba a grandes zancadas justo cuando el gran amasijo de hierros que componían un helicóptero militar se desplomaba sobre el cuerpo sin vida de Zack.
El polvo de los escombros les cegó hasta llegar al exterior, pero no se detuvieron a coger aire siguiera. Aquel caos que acababan de vivir aún les resultaba increíble a todos, pero sabían que los disparos y la destrucción del lugar habría sido más llamativo y sonoro que cualquier radio con música, y pronto aquello estaría rodeado de más caminantes.
Sin decir una palabra montaron rápidamente en los vehículos, excepto Mara que montó tras Daryl y se abrazó fuertemente a su cintura, sin darle tiempo a que se lo impidiera, cosa que de todas maneras no pensaba hacer.
Al alejarse de allí, lo único que tranquilizaba al cazador era que podía notar a la joven pegada a su espalda y sentirla a su lado.
Continuará...
.
.FETWD.
.
Al fin!
Horas después de lo prometido, mil perdones mil veces, puedo subir el primer capítulo de Flor Eterna; el desenlace. En bata y zapatillas, sentada en el portal de mi casa, con el portátil de mi madre, para pillar la señal wiffi del vecino, pero bueno (Que nadie me saque una foto!)
Sólo decir que, aunque desde que vi pro primera vez el primer cap de la 4ª tem, podia imaginar a Mara allí e inconscientemente buscaba una razón por la que ella estuviera en otro lugar y no saliera en escena, escribir la historia a la vez que se desarrolla la trama del a serie me está resultando más complicadillo de lo que pensaba, jeje. Pero bueno, es un reto nuevo. Espero que os guste, y como siempre se aceptan críticas y consejos e ideas y lo que sea. La ayuda es siempre bienvenida.
Recordaros de nuevo El Sorteo: Quiero una Michonne para Mi. Dónde por ser lectores de mis fanfic y darme apoyo podéis ganar una fotografia exclusiva y original de Michonne firmada por la actriz que la interpreta Danai Gurira. Mirar en mi perfil que está el enlace e información.
Como siempre; ¡MIL GRACIAS!
Por todo el cariño, el apoyo y la motivación que me habéis dado con esta historia. En la que os prometo que me voy a esforzar mucho, ya que tengo que hacer honor al prólogo que posee ¿A que es precioso? ¡ES DE LLORAR DE BONITO, PERSONAL Y MARAVILLOSO! Y porque sobre todo, no quiero decepcionaros.
De verdad, espero que os guste el cap.
Un abrazo gigante!
