3- Vacuna Antigripal

Parecía que los esfuerzos de Mara por limpiar las vallas eran por completo inútiles. Los caminantes continuaban llegando por el campo atraídos por el ruido. Aunque Maggie se le había unido al poco rato de la marcha de Daryl con las noticias de lo sucedido, poco era lo que las dos mujeres podían hacer solas que cambiase la situación.

—Al menos estamos distraídas... —comentó la chica castaña mientras ensartaba la cabeza de una caminante de pelo cobrizo.

—Me conformo con eso... No quiero pensar, porque además... ¿de qué sirve? —contestó Mara.

—Sé lo de Patrick, lo siento. Sé que le tenías cariño —dijo Maggie apartándose un poco del vallado para hablar más tranquilamente.

—Me recordaba a Shelly, le gustaba... y yo le encontré. Pensé que le había salvado la vida —comentó Mara imitando a su compañera para recuperar el aliento —. El destino es paradójico.

Sin esperar respuesta retomó la limpieza de las vallas, apuñalando los granos más cercanos al vallado con saña.

—No te esfuerces tanto —recomendó Maggie —. Te vas a cansar...

—Tengo fondo —contestó, lo ultimo que quería era que la dijeran que ya ni eso lo podía hacer. Evitando la mirada sudada de Maggie volteó la cabeza y miró hacia el meandro del arroyo que bordeaba la prisión —. Mierda... —murmuró ante la visión —. Creo que no vamos a poder descansar, Mira —señaló en la dirección donde se enfocaba su vista.

Más caminantes llegaban en más desde allí, al menos un par de decenas. Y desfilaban derechos al grupo que ya se agolpaba en la alambrada.

—Hay que avisar —dijo Maggie.

Mara miró como la valla comenzaba a ceder y asintió.

—Vamós —instó.

Ambas salieron corriendo, apresurándose por conseguir ayuda. Maggie se desvió hacia el campo, al ver a Rick y Daryl en la parte destinada al cementerio y Mara continuó hacia el patio, alertando a Sasha, Glenn y Tyreese que estaba junto a la cocina, contabilizando los suministros.

—Necesitamos ayuda, las vallas no aguantan —dijo jadeante la joven tras la larga carrera.

Sin ninguna explicación más y tras llevar la vista a las verjas junto a la torre tres, los tres compañeros siguieron a la joven, uniéndose a Maggie y los otros por el pasillo que bordeaba el campo.

Cada uno tomo un palo o palanca y comenzó a eliminar caminantes. Pero como hacía treinta y un días la cantidad de esos despojos humanos impedían que calleran por la presión.

La débil valla se tambaleaba.

La incertidumbre de que Five tuviera razón que aquello fuera un endeble refugio de alambres, destinado a caer y convertirse en su tumba, se apoderó de Mara. Con ira siguió acometiendo contra los caminantes.

A su lado, Maggie cayó al suelo, pero Mara ni reparó en ello, obcecada en acabar con la amenaza a su seguridad. Pero la voz alarmada de Sasha si la hizo despertar de su afán liquidador, cuando advirtió de los restos de unas ratas al borde del alambrado.

—¿Alguién les da de comer? —preguntó incrédula la afroamericana.

La idea desquiciante comenzaba a tomar forma en la cabeza de todos cuando el vallado cedió bruscamente, demostrando que no había tiempo para nada más que aquello. Lo demás, era secundario.

—¡Esa parte de la vaya! —señaló Sasha.

Pero toda la verja decía gradualmente, pese a que todos intentaba contenerla.

—¡Empujad! —gritó Maggie desesperada, con el resto.

—Apartaos. —Tomó del brazo Daryl a Mara, alejándola de la valla —. ¡Vamos, apartaos! —insistió.

Todos obedecieron, más por propio instinto que por las palabras del cazador, y la distancia les dio una peor perspectiva de la escena.

—Si la valla sigue inclinándose, pasaran por encima —evidenció Sasha, pero todos se habían dado cuenta.

Ya no estaba los boinas verdes con ellos para acabar certeramente con las decenas de caminantes en minutos. Y no había tantos acercándose que salir como señuelo era un suicidio. Pero Rick miró al interior del campo de cultivo y una idea se formó en su mente.

—Daryl, trae el Jeep... Tengo una idea —dijo a su compañero con seguridad y éste asintió sin hacer preguntas.

Obedeciendo la petición de Rick, Daryl se dispuso a alejarse, pero no solo.

—Vamos, Chip —dijo cogiéndola suavemente por el antebrazo, pero tirando de ella con decisión —. Ayúdame.

La joven le miró desconcertada, viendo como se levantaba el pañuelo que llevaba al cuello para hablarle, pero le siguió. No había nada en lo que le pudiera ayudar, sólo debía coger el Jeep de patio.

—¿En qué te voy a ayudar?

—A mi no, ayuda a Beth dentro, está con... —comenzó a decir Daryl, pero Mara nada más escucharle tironeó de su brazo zafándose de su agarre, mirándole con rencor.

—Las vallas no aguantan, y si caen sí estaré en peligro —soltó, parándose en seco.

—Necesito tener la mente en esto —dijo, instándola a que continuara andando, no había tiempo para perderle con discusiones.

—Pues tenla —le siguió para no empeorar la situación.

—¿Tú deciden con qué coño te preocupas? —preguntó entrando en el patio —. Ves al pabellón, Carol te puede necesitar.

La pareja había llegado hasta el Jeep blanco y Daryl se subió en el lado del conductor, ante la mirada iracunda de Mara. Estaba rabiosa por como la trataba, él, Maggie... y cuando se diera la noticia todos. Quería gritar que era hábil y fuerte, que no era una maldita inútil dependiente de nadie cual adolescente enrabietada. Pero antes de poder pronunciar una sola silaba de su alegato con voz aguda la voz de Rick la despistó.

—¡Ven para la pocilga! —gritó el Sheriff que ya se dirigía hacia ese lugar con paso acelerado.

—Obedece, Chip —arrancó el motor Daryl.

Por toda respuesta la joven pateó el remolque anclado a la trasera del vehículo, pero se dirigió al bloque C. Lo último que la faltaba era obcecarse en hacer algo y que por ello Daryl cometiera un error y saliera mal parado. Aun así, y aceptando que por lo menos por él debía tener cuidado, no le gustaba aquella situación. Debía hablar seriamente de aquello.

Era cierto que su temperamento y carácter estaba irascible. Estaba llegando al segundo trimestre y si la memoria no la fallaba y este embarazo se parecía al de Bastian, cada vez estaría más sensible. Ya le había pasado. Evidentemente la amenaza de muerte perenne no ayudaba, y sólo en ella estaba hacer de aquello algo más llevadero. Pero la sobreprotección la molestaba, no lo podía evitar.

Entro en el pabellón procurando ignorar lo ocurrido con Daryl y buscar algo en lo que colaborar y sentirse util. Pero al llegar al recibidor se paró en seco. Solo estaban Carol y Carl, pero se palpaba una extraña tensión en el ambiente que Mara no supo a qué se debía, apenas disipada por la voz de Beth que se escuchaba cantar de fondo.

La mujer de cabello cano, al notar notar la presencia de Mara, se incorporó de la mesa exagonal donde estaba acomodada y se dirigió hacia ella, mostrando una actitud relajada.

—¿Cómo están las niñas Samuels? —preguntó Mara —Daryl me dijo lo de Brian, podrecillas.

—Confusas, ha sido todo muy duro y aún están asimilando que él se ha ido —explicó la mujer —. Pero estarán bien. Le prometí cuidar de ellas, y lo voy ha hacer.

—Es... bueno, no tienen a nadie más y... saben que las quieres —dijo Mara que no se sorprendió, Carol siempre había tenido predilección por aquellas niñas y no la costaba entender porque —. Lo importante es eso, que sepan que tienen a alguien que cuidará de ellas.

—Y las enseñe a cuidarse a si mismas—dijo la mujer y llevó la vista a Carl al pronunciar esas palabras.

—Sí, también...

El llanto de Judith llegó desde la galería de celdas, Y Mara miró a Carl que estaba recogiendo unos tablones del suelo, sin saber si dejarlo e ir a ayudar o no.

—Voy a ayudar a Beth —se adelantó la joven, solucionando su dilema.

Mara entró en la galería con paso decidido y vió salir a Beth de su celda, adecentándose una blusa, pero el llanto de la pequeña venía de otra celda.

—¿Y la gorda? —preguntó desubicada.

—Se la he dejado a Mich...

Aquello extraño a la joven, jamás había visto a Michonne acercarse al bebé. Si lo pensaba podría decir que de hecho evitaba estar en un perímetro cercano a la criatura. Siguió a Beth y se sorprendió al ver a su compañera abrazada a la pequeña, que ya no lloraba. Michonne esta emocionada.

—Déjala —susurró a la joven Greene, haciendo un gesto con la cabeza para alejarse de allí.

—¿Qué...? —preguntó la rubia, más por simple curiosidad que porque pensase que Mara tuviera la respuesta. Pero algo le decía a la joven de ojos castaño claro que sí la tenía. Pero no contestó.

—Deberíamos juntar sábanas, toallas y cosas así —propuso —. Puede que más personas enfermen en los próximos días, si esa cosa es contagiosa como dicen, todo eso harán falta. Decida lo que decida el consejo para hacer, tener eso preparado no creo que venga mal, ¿no crees?

—Es verdad —asintió Beth.

—Pues... pongámonos con ello —propuso con una palmada para comenzar—. Voy a ir al corredor, para ver que hay allí.

—Yo voy mirando lo que está lavado y podemos reunir.

—Perfecto —se puso en marcha.

Eso era lo que necesitaba, hacer cosas y sentirse necesaria y útil. Así no pensaba en nada malo, ni se frustraba o alteraba. Debía estar activa.

De camino al bloque A que alojaba el corredor, Mara recordó a Olga, pensando que sin duda sus caracteres encontrados, habían sido la causa de su buena unión durante los días sobreviviendo anteriores a llegar allí. Con Olga absolutamente todo dependía de Mara, así que no había tiempo para hundirse y aún menos para frustrarse por ser sobreprotegida. Sonrió. La echaba de menos.

Abrió la pesada puerta estanca del oscuro corredor, soprendiendose al encontrar allí a Caleb y Hershel.

—¿Mara, ocurre algo? —preguntó el granjero.

—No... Sólo venía a ver que ropa de cama hay por aquí por si hace falta, por si hay ma´s enfermos. Adelantar trabajo hasta que se tomen medidas —explicó.

—Estamos en ello, pensamos trasladar aquí a quien enferme —explicó Hershel, que tomo aquello como si la joven recriminase que no se hacía nada.

—Pues traeré lo que encontremos, sé que hay muchas celdas con apenas los colchones —dijo sin reparar en el tono molesto del hombre.

—Nos ocuparemos nosotros, Mara —dijo Caleb.

—Sí, Karen y David, el que llegó con Five, ya tiene síntomas y están en las tumbas. Pero cuanto antes los acomodemos aquí mejor.

—Para ellos y para mi, al atenderles.

—Pero puedo ayudar —comentó Mara.

—No es buena idea —negó Hershel, que ya había comprendido que la joven solo quería estar activa, como siempre cuando algo la perturbaba o había problemas. Pero no estaba molesta por las, realmente escasas, medidas que el consejo había tomado hasta ese momento.

—Creemos que la enfermedad es una cepa de gripe, y la gripe como la mayoría de las enfermedades virales afecta a ancianos, niños y...

—Embarazadas —terminó la frase del doctor, llevando las manos a su vientre.

—Aunque tú no te contagiaras, cabe la posibilidad de que el embarazo se malograse... es solo una hipótesis.

—Claro, ni lo he pensado —reconoció ella, verdaderamente asustada —. Iré al bloque C. Reuniré todo lo necesario y lo dejaré en el recibidor. Me quedaré con Judith —sin que la dijeran nada más la joven se dispuso a abandonar el corredor.

—Por precaución, lleva algo que te cubra la nariz y la boca —aconsejo Hershel.

—Por supuesto —contestó antes de salir del pabellón.

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La idea de Rick, al usar a los cerdos para distraer a los caminates agolpados en el vallado había funcionado y parecía que ya no había peligro con aquello. Esa parte del cercado había sido reforzada por Sasha y Glenn y Daryl regresaba con el Jeep para dejar de nuevo en su lugar.

Tras dejar el vehículo en un estremo del patio, vió que Mara salía cargada con un cesto del Bloque C y se encaminada al tendero, con la cara cubierta con una tela branca. Sin prisa, Daryl se encaminó hacia ella. Estaría enfadada, de aquello no le cabía la menos duda. Odiaba que la dijeran lo que debía hacer, bueno... Realmente, odiaba que la dijeran lo que no podía hacer. Y el cazador no podía negar que lo había hecho y no de la mejor manera posible.

Al estar a un par de metros de a su espalda, sintió el impulso de abrazarla por detrás, deslizar su mano por su vientre y besarla en la cabeza como señal de paz. Vio aquello claramente en su cabeza, reconociendo que era algo impropio de él, pero el saber que debía no acercarse demasiado le llevaba a desearlo.

—Creía que odiabas hacer la colada —dijo quedando a un par de metros a su altura, junto a las sabanas tendidas.

—Es de lo poco que se me permite... A falta de otra cosa, es mejor que estar tumbada esperando que no te coman —dijo por debajo de su pañuelo, sin mirarlo, centrada en recoger la colada. Ya se le había pasado el enfado realmente, pero quería hacerse de rogar.

—Ha ido bien, está solucionado —dijo Daryl, sabiendo que Mara ya no estaba enfadada. De estarlo no le hubiera contestado —. Los cerdos podían estar enfermos y Rick los ha usado para alejar a los caminantes.

—Vaya... me alegro que Shelly no esté, hubiera hecho un drama —comentó Mara desviando la vista a la pocilga y reparando en que Rick la estaba desmantelando en solitario. Ante la frase y la mención de la niña Daryl se quedó callado unos segundos.

—¿Te arrepientes de haber vuelto? —preguntó el cazador, provocando que Mara le mirase incrédula.

—No —contestó sin dudar —, ni por un momento.

El impulso de acercarse a él y tocarle, abrazarle, demostrarle que estaba con él y segura de estar donde debía la hizo dar un paso, pero se frenó.

—Esto es horrible... si me prohibieran parpadear me sería más fácil —aseguró apretando los puños.

—Mejor no pensarlo —dijo él —. Cuando los enfermos queden aislados será más fácil. Hay que ver quien tiene síntomas.

—La espera siempre es lo peor —apuntó ella —. En el fondo todos estamos en el bombo. He estado y hablado con la mayoría de los que ayudasteis esta mañana en el D.

—Tú no vas a enfermar de eso —dijo Daryl.

—Caleb piensa que aún así es más peligroso para mi —comentó, arrepintiendose de confesar eso ante Daryl.

—¿Por qué? —preguntó con curiosidad.

—Porque se preocupa mucho por mi —mintió —. Él supo lo de mi estado antes que yo, piensa que debe vigilarme.

La voz nerviosa y evasiva de Mara delataba su mentira claramente, y Daryl la miró inquisitivo, declarando con la misma claridad que no la creía.

—Di —insistió.

—Porque somos dos lo que podríamos caer enfermos —confesó —. Pero eso es igual. No cambia nada.

—Deveriamos reunir al consejo, tomar medidas —dijo.

—Es tarde... Mañana, tras descansar... —Un fuerte y desagradable olor a barbacoa o algo quemandose le llegó a Mara que arrugó la nariz con asco —. ¿A qué huele?

Daryl miró en derredor y observó los restos de la pocilga ardiendo en el campo.

—Rick, esta limpiando lo que queda —señaló en su dirección.

—Oh, es asqueroso —declaró sin dejar de mostrar su mueca de repulsión —. Apesta a carne quemada.

—Ve dentro, yo termino —aconsejo Daryl —. Túmbate, descansa o leer. Ya no tienes que esperar a que me pase nada.

—Por que no puedo más de las nauseas, sino no te haría caso —aseguró Mara sin abandonar su orgullo.

—¿Que hago con lo esto? —preguntó el cazador antes de que la joven se alejara.

—Son para el corredor —dijo sin volverse, cubriéndose con la mano la cara y sujetándose el estomago.

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En el recibidor del bloque C, Daryl y Carol recogían algunas de las ropas de cama limpia para llevar al corredor. Michonne le había dicho al cazador que Mara estaba en su celda, se había quedado dormida leyendo al parecer.

—¿Se encontraba mal? —preguntó Carol con curiosidad.

—Solo estará cansada, ha ayudado en la vallas —se adelantó a decir Daryl, ante la indicación de que la joven hubiera enfermado —. No ha estado expuesta.

—Si, se veía bien —aseguró Michonne desde la entrada de la galería.

De la puerta que cominicaba con las tumbas que conducian al bloque D, un agitado y nervioso Tyreese entró, mostrando una expresión completamente desconcertada. Buscando con la mirada algo que ni él sabía que era.

—Los han matado... los han...

—¿Cómo? —preguntó Daryl al oírle.

—Han matado a... Karen y David —dijo con voz queda.

El cazador se aproximó a su compañero, aún sin comprender sus palabras, pues a lo más que llegaba a deducir es que los enfermos habían muerto.

Junto a la mesa exagonal, Carol permaneció estatica por unos segundos, vagando sus ojos de Tyreese a Michonne que la miraba interrogativa sin entender que pasaba.

—Han matado a Karen y David, los han asesinado —aclaró entonces Tyreese, con un deje de ira en su voz.

—Avisa a Rick —ordenó Daryl a Carol —. Vamos —pidió a su compañero y le siguió por las tumbas.

Llegaron hasta el pequeño patio lateral que daba a la trasera de la prisión. En el corto trayecto Daryl aún no comprendía de que hablaba realmente Tyreese y porque le llevaba hasta allí y no a las celdas de aislamiento donde habían dejado descansar a ambos enfermos. Hasta que lo vio.

Tirados en el suelo, completamente calcinados y aún humeantes había dos cadáveres. Karen y David.

La oratoria no era una de las virtudes de Daryl, y en ese momento más que nunca las palabras le abandonaron. No había nada que pudiera decir. La imagen era macabra, más que cualquier otra que hubiera visto en esos ultimo meses. Al menos le tranquilizó que no había señales de resistencia en los cuerpos, así que habían sido quemados una vez muertos y no antes.

Rick llegó con Carol unos minutos después, acabando con el incomodo silencio que se establecía en el lugar. Como si la compañía de los otros hiciera despertar a Tyreese de un sueño y hacerle comprender que aquello era real su ira, acallada hasta el momento se liberó.

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Mara despertó de un agitado sueño con violencia, tirando al suelo el libro que descansaba sobre su pecho y que había estado leyendo hasta sucumbir al cansancio.

Abochornada por quedarse dormida, con todo lo que estaba sucediendo y todo lo que habái que hacer, la joven se incorporó y salió de la celda. Debía despejarse y hacer su parte, se dijo, yendo al exterior para lavarse la cara.

El patio, el campo y hasta el exterior de la prisión estaban tranquilos. Menos de media docena de personas cavaban las tumbas para las victimas de las bloque D, y la cocina estaba desierta.

Se aproximo a uno de los bidones que recogían el agua de lluvia, pero apenas quedaba un palmo de liquido en su interior. Demasiado bajo para usarlo. Detrás de ella escuchó unos pasos pesados y eraticos y se volteó nerviosa, pensando que podían ser de un caminante. Un compañero enfermo que se hubiera trasformado. Su mano derecha buscaba algo en su cintura con lo que hacerlo frente, cuando sus ojos reconocieron a Tyreese.

Si el hombre no la hubiera mirado con ojos derrotados y se hubiera encaminado a interior del bloque, ignorándola, lo hubiera hecho frente. Tenía el rostro mal herido, ensangrentado y sus brazos se protegían el costado. Sin embargo y pese a la sangre no parecía victima de esa gripe, sino de una pelea.

—Hershel debe verte, creo que te has lesionado los tendones —dijo Carol, llamando la atención de Mara, que desvió la vista hasta ella y Rick.

El Sheriff también lucia herido, y su mano estaba en carne viva. La joven no entendía nada, y hasta dudó de haber despertado de aquel sueño. Nada tenía sentido.

—Chip, no deberías salir del pabellón —dijo Daryl dirigiéndose a ella.

—¿Qué ha pasado? —preguntó, ignorando su consejo —¿Quién les ha hecho eso a Ty y Rick?

—Ellos —contestó Daryl, conteniendo el aliento un segundo —. Alguien ha asesinado a los enfermos de aislamiento y los ha quemado.

—¿A Karen y David? —preguntó incrédula la joven, y Daryl asintió.

—No sabemos quién ni porqué, pero los encontraremos —aseguró el cazador con convicción —. Ty ha perdido los nervios y Rick también.

—Creo que esto nos supera...

—No, podremos con ello —dijo Daryl —. Quien lo haya hecho lo pagará. Rick lo encontrará...

—Me refiero a todo, todo lo que está pasando —aclaró Mara.

Tyreese, aún cubierto de sangre e ignorando nuevamente a todos, salió del pabellón con paso decidido y se encaminó al campo, cogiendo una pala de la valla.

—Nos reuniremos en el consejo cuanto antes y haremos algo —prometió Daryl para si —. Vuelve dentro y no te expongas.

—Tu tampoco —pidió ella.

—Estoy bien —aseguró Daryl, y se alejó por donde había venido.

Iba a recoger los cuerpos de los dos asesinados, pero no se lo dijo a Mara, era mejor no hacerlo, no preocupara. No quería exponerse a contagiarse, pero no quería que nadie más pudiera enfermar. Prefería hacer el trabajo duro él. Sabía que podría y no le pasaría nada. Aunque ahora sí le importaba morir.

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En las pocas horas que siguieron al descubrimiento de los cadáveres de Karen y David, la situación empeoró notablemente dentro de la prisión. Media docena de personas habían mostrado síntomas de gripe, entre ellos Sasha y el propio Caleb.

El consejo se reunió con urgencia, para tomar una decisión sobre que hacer tanto con los enfermos como con los que aún estaban bien. Había muchas personas vulnerables y seguir compartiendo espacio, aunque manteniendo distancia ya no era una opción. Ni tampoco espera a que con los medios que disponían alguien superase la enfermedad, pues era imposible que alguien sobreviviera a aquello sin un tratamiento.

Durante ese tiempo, Mara había intentado disimular las molestias qe sufría por su embarazo, pues alguien podría pensar que se encontraba enferma y pedirla trasladarse al Bloque A. Hubiera podido confesar su situación, pero con todo lo que estaba ocurriendo prefería pasar desapercibida y no decir nada.

Los cuatro miembros del consejo que permanecían sanos salieron de la biblioteca junto con Michonne que había estado presente por si conocía algun lugar nuevo donde encontrar suministros o medicinas.

—Mara, necesitamos que reunas a los niños y los lleves a bloque E —pidió Hershel —. Lo más seguro es aislar a los que estan sanos en cada despacho y evitar más contagios. Yo me encargaré de la gente mayor.

—De acuerdo —asintió la joven.

—Los niños estarán en un ala, contigo y Beth, que se quedará con Judith, es muy vulnerable —explicó —. Yo me encargaré de el otro lado y los ancianos.

—¿Carl también? No creo que quiera quedarse aparte —comentó la joven —. No es su estilo.

—Habla con Rick, pero es lo que hemos decido.

—¿Que más? ¿Que más habeís decidio? Esto no se va a solucionar por estar cada uno en una habitación —preguntó Mara.

—Vamos a ir a por medicinas —informó Daryl a un par de pasos de ella —. A la universidad de veterinaria.

—Allí deberían quedar medicinas y compuesto para pedicamente que nos son útiles —aclaró Hershel.

—Eso está... —intentó calcular la distancia, pero no era buena con los mapas ni la orientación.

—Lejos, pero es la única opción. Aislándonos no se curará nadie. Lo has dicho tu misma —dijo Daryl.

—¿Quienes vais? —preguntó.

—De momento Michonne y yo. Le voy a pedir a Bob que se una. Estuvo en el D pero se encuentra bien y es médico —comentó Daryl, mirando a Hershel y esperando su respuesta.

—Bien pensado —asintió el hombre cano —. Iré reuniendo a los mayores. Te veo en administración —dijo a Mara antes de encaminarse por el pasillo.

—No quiero quedarme aquí —confesó Mara —. No quiero no saber cómo estás con todo lo que está pasando.

—No puedes venir. Ni siquiera deberíamos estar hablando ahora, por mucho que lleves ese pañuelo.

—Lo sé... pero no decido en que preocuparme —dijo Mara.

—Nadie lo hace —comentó Daryl asintiendo con la cabeza —. Pero vamos a salir pronto y volveremos mañana con medicinas. Sólo aguanta unas horas.

—Decirlo es fácil —se quejó la joven.

—No, no lo es —negó Daryl y se dispuso ha alejarse para preparar la salida.

—Daryl... espera —le siguió y sin darle tiempo a que le impidiera acercarse o rehuyera el gesto la joven se abrazó a él, ocultando su rostro cubierto con un pañuelo en el pecho del cazador —. Vuelve conmigo... con nosotros.

Daryl acarició el cabello de la joven, sabiendo que debía alejarla de él, pero incapaz de hacerlo. No la había tocado en horas y sentirla junto a él le agradó. Inconscientemente bajó la cabeza hasta apoyar su nariz y labios sobre su cabellera y aspiró el aroma lentamente .

—Claro —contestó y con pesadez y desgana se apartó de ella.

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.TWD.


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Holis!

Lo primero que tengo que decir, es que los días en la prisión segun los guionés de la 4ª temproada son de 72 horas al menos. El episodi pasan en el mismo día... ¿no anochece jamás en georgia o qué?

Ahora que estoy viendo la serie con ojo clinico, me estoy dando cuenta de varios fallos. Pequeños, de esos que si no analizas ni piensas, pero haberlos hailos.

Y hablando de la serie, que no queda nada para el regreso! El día ocho en AMC y el nueve en Fox.

Si quereis enlaces para verlo online decirmelo por privado, por acá, Facebook, Twitter etc... ya sabeis mis perfiles Hotarubi86, siempre y en todos los sitios.

El día Ocho anunciaré al ganador de la fotografia original y exclusiva de Michonne formada por Danday Gurira que he estado sorteando. Mucha suerte a todos!

Espero que el cap os haya gustado y me dejeis vuestrao pinión, buena o mala, ya sabéis que a mi las criticas no me molestas si me ayudan a mejorar.

Un abrazote, musas

¡Os quiero!