4º- Medicinas Alternativas

En un pequeño petate Mara guardó las cosas más necesarias para trasladarse a la zona de administración. Por simple costumbre metió dentro su ejemplar de "El Principito", casi sin pensar en lo que hacía, y cerro la bolsa para cargarse la hombro.

Con desgana bajó las escaleras hasta llegar al nivel inferior de celdas, y siguió los pasos de Carl que también con una mochila al hombro abandonaba la galería. Al pasar junto al padre del chico, Mara miró a Rick y le hizo un gesto que le prometía calladamente cuidar de él.

No se unió al joven, dejó que fuera por libre, con su contrariedad por quedar aislado a flor de piel. A Mara le costaba muy poco comprendedlo, ambos querían hacer cosas, ser útiles y ayudar, pero el todos a su alrededor se lo impedían avalados por cuidarlo.

—No me quedaré en un despacho —dijo al final Carl cuando entraron en administración —. Te ayudaré a mantener esto seguro.

Su tono era tan decidido y contundente que Mara no pudo más que asentir con una leve sonrisa.

—Tienes mejor destreza y puntería que yo, y menos dudas con lo que se debe hacer —reconoció la joven, descargando la pequeña mochila de su hombro.

—¿Mi hermana...?

—Está en el otro extremo, lejos del resto —indicó Mara que había organizado los despachos un rato antes —. Está segura con Beth, si quieres ir...

—No, es mejor que nadie se acerque demasiado, es vulnerable —aseguró el chico.

—Bien... —Mara se encamino al despacho que se había reservado para ella misma y usar cuando necesitase descansar, pero se volvió a mitad de camino —¿Carl? —el joven se giró, mirándola con curiosidad majo el ala de su sombrero —Me alegro estar aquí contigo y contar con tu ayuda.

Sin esperar respuesta del chico, Mara siguió su camino, y una vez en el despacho se colocó el pañuelo para cubrir su nariz y boca. Podía ser que algún niño estuviera ya enfermo o que ella lo estuviera, y si no se protegía el contagio sería posible.

Una vez preparada dio una vuelta por los pasillos, repartiendo la escasa agua, que les había llevado Carol un poco antes, entre los niños. Cuando terminó se sentó a esperar en una silla cerca de la puerta que daba a las escaleras de entrada, por si alguien venía o alguien intentaba salir.

—¿Chip? —escuchó en las escaleras.

Rápidamente se incorporó y salió al pasillo, rescontrando a Daryl al pie de las escaleras, caminando nerviosa de un extremo a otro, mordiéndose el pulgar. Sin dudar bajó los cuatro peldaños que les separaban.

—¿Qué ocurre?

—Nada, vamos a salir en breves... quería ver que todo iba bien —dijo mirándola y desviando la vista la puerta que daba a los despachos.

—No es verdad —aseguró mirándole y sabiendo que ese nerviosismo no se debía solo a dejarla —¿Quienes vais? ¿Pasa algo con el viaje?

—No, nada... vamos Mich, Bob y yo. Todo está bien.

—Sois pocos, solo tres...

—Glenn y Sasha han enfermado, y Rick es mejor que se quede.

—Maggie es necesaria aquí, y no ha estado tan expuesta al virus como para viajar contigo o Bob, pero Ty es más útil con vosotros, díselo —dijo Mara irritada. Ella no podía ir, pero de esa salia sí que dependía la vida de todos —. Velando a su hermana no hará que se recupere.

—Quiere protegerla, porque si el que hizo eso a Karen... —explicó Daryl —. Ya he hablado con él y no quiere moverse de la puerta del corredor.

—Será... —acalló un juramente pero se controló —. Está desubicado, supongo que no es fácil aceptar lo que le ha pasado...

—No, quiere encontrar al que lo hizo.

—Rick estaba en ello, y lo hará —confió la joven —. Quién haya sido no podrá ocultarlo mucho tiempo, es peligroso. Cualquiera podríamos haber sido ellos —esa idea se hizo real en la joven que hasta ese momento no se había percatado de ese punto.

Con todo lo sucedido y todo lo que se debía hacer y organizar, no había reparado que alguein, un compañero, pues el asesino no era alguien llegado de fuera en ese momento, había quitado la vida a dos miembros del grupo que ya estaban aislados, sencillamente por enfermar. Ella podía haber sido Karen o David, llevaba más tiempo allí que el segundo, pero no había sido una habitante de Woodbury como la primera, así que tal vez mucho las vieran aún en esos momentos como una extraña. Un escalofrió la recorrió la espalda y Daryl pareció notarlo.

—Tú estas a salvo, de eso y de ellos. Estas bien y te sabes cuidar —dijo él, casi tratando de convencerse a si mismo.

—Lo sé, no me pasará nada —asintió —. Ty entrará en razón, estoy segura. Al final se dará cuenta que es la única manera real de ayudar a Sasha. Debe hacerlo.

—Tal vez, pero debe decidirse pronto. No tenemos más tiempo que perder.

—Pues no lo pierdas. Vete... y vuelve conmigo pronto —pidió ella, cogiendo la mano de él y apretándola un instante

—Si... —asintió devolviendo el gesto, pero conteniéndose en acercarse más.

—Daryl, espera... —Le frenó antes de que se marchara —. La Sra. Richards quería marcar la tumba de su marido, pero ha entrado en el bloque A... así que no podrá buscar nada.

—Buscaré algo, pero ella la señalará cuando regresemos con medicinas.

—Lo sé, —sonrió —Era geólogo o algo así, me dijo que le gustaba los minerales.

—Bien, ¿algo más? —dijo antes de salir.

—¿Hay nubes? —preguntó Mara, pero no desvió la vista al exterior de la puerta sino que se quedó mirando fijamente a Daryl.

—Sí, sabes que siempre se acerca tormenta.

.


.

La pequeña Lizzie estaba algo desorientada. Quería encontrar a su hermana, porque no se encontraba muy bien, y la soledad hacía que se encontrase peor. Sabía que las habían puesto en despachos contiguos, pese a que ellas deseaban permanecer juntar. Pero en esos momentos no sabía si era el despacho de su izquierda o el de su derecha.

Antes de dar con la puerta tras la cual estaba Mika, la niña escuchó pasos que se aproximaban e intentó entrar en una de las habitaciones pero esa puerta estaba cerrada con llave. Nerviosa, su respiración se aceleró y no pudo controlar la tos.

—Lizzie, ¿Qué haces fuera? —preguntó preocupada Mara al ver a la pequeña.

—Busco a Mika —dijo cubriéndose la boza con la muñeca para parar su tos.

—Oh... —se lamentó Mara al reconocer sus síntomas, pero sin dudar se aproximó a ella y se arrodilló palpando su frente. Tenía unas décimas.

—¿Lizzie? —preguntó una suave voz a espaldas de Mara.

La joven ser giró y reconoció a la pequeña de las Samuels asomando la cabeza por la puerta entre abierta, mirando a su hermana y cambiando su expresión al saberla enferma.

—Mika, entra dentro, no debes salir —dijo Mara —. Lizzie se pondrá bien, aunque deberá ir al otro pabellón.

—Allí esta Carol, ella cuidará de ti —aceptó Mika con una seguridad y tranquilidad que fascinaron a Mara —. No te preocupes.

—Claro, Lizzie —aseguró Mara —. Carol esta cuidando de lo que se encuentran un poquito mal, ¿quieres ir con ella? —preguntó con tono tranquilo y la niña asintió en silencio, tragando silaba pesadamente —Pues vamos...

—No, puedo ir sola —se negó la pequeña.

—Esta bien...

Sin dudar, Lizzie se encaminó por los pasillos hacia la salida para dirigirse al corredor con el resto de enfermos. Hasta el momento y exceptuando a Patrick era la primera menor que daba muestras de estar enferma, y eso no dejó indiferente a Mara. Esperaba que Daryl regresara pronto con las medicinas y los enfermos aguantaran hasta ese momento.

Reanudó su ronda, caminando con lentitud y prestando especial atención a los sonidos. Esperando y temiendo al mismo tiempo escuchar toses en alguno de los despachos. Al llegar al extremo de la planta encontró a Maggie que se alejaba del despacho donde se encontraba su hermana al cuidado de Judith.

Las dos compañeras se miraron a los ojos al estar una frente a la otra, y Mara recordó que Glenn había enfermado según le había dicho Daryl y sin durar se abrazó a Maggie.

—Se va a poner bien —la dijo —. Se va a poner bien...

—Aún no se han ido a por medicinas... y...

—Saldrán en pocos minutos y volverán mañana con los medicamentos —aseguró Mara sin alejarse de Maggie —. Confía, sobre todo en Glenn. Él no dejará que una estúpida gripe le aleje de ti.

Maggie sonrió con tristeza al escucharla. Aquello era cierto, por estar con ella Glenn lucharía contra lo que fuera necesario.

—¿Mi padre está en el otro ala?

—Sí, pero está aislado... no debe ni salir ni acercarse por aquí. Lo ha dicho el mismo —contestó Mara —. Pero quiere hacer su parte, todos debemos hacerla, ¿no?

—Caleb también está enfermo y Sasha, si Carol, Rick o nosotras enfermamos...

—No va a pasar, eso no pasará —contestó Mara, usando el mismo tono que solía emplear Daryl para convencerla de cosas de las cuales no ni él mismo podía estar seguro —Traerán medicinas, la gente se recuperará, Glenn se pondrá bien. Sé que tienes demasiado que perder, tu hermana, tu padre y tu marido. Cuanto más se tiene más se teme. Pero es el precio a pagar por la felicidad. Tú me lo dijiste, no estamos locas por no negarnos ser felices y no despreciar la oportunidad de serlo en este mundo. Ahora toca pagar por eso, pero merece la pena. Usemos la angustia que nos mantiene activas para hacer todo lo posible. Porque eso es lo que debemos hacer.

—A veces creo que eres hija de mi padre, ¿Sabes? —sonrió al escuchar a Mara —Hablas como él y como Beth.

—Es fácil seguir sus enseñanzas, reconforta el sonido de esperanza en ellas —asintió la chica morena —. Ayuda a estar centrados.

El sonido de la puerta exterior. La que daba a la parte sur de la prisión y llevaba a la salida al bosque se escuchó al fondo del pasillo lateral, y ambas chicas miraron en aquella dirección desconcertadas.

El temor de que alguien, tal vez el causante de los asesinatos, hubiera entrado de aquella manera al bloque E le cruzó la por la cabeza a Mara, y sin dudar echo mano a su arma de fuego. Sabía que no era un caminante lo que había entrado, y acompañada de Maggie se dirigió en esa dirección.

—¿Carl? —preguntó Mara al reconocer al chico —¿De dónde vienes?

—Del bosque —confesó, pero aquella respuesta sólo abría más interrogantes —. He ido con Hershel a recoger una Bayas para hacer té...

—Bayas de Sauco... —murmuró Maggie —. Annette las usaba como medicina.

—¿Dónde está ahora? ¿Le has dejado sólo fuera? —preguntó Mara, temiendo algo peor.

—No, me dijo que volviera, que él debía ir con los enfermos —contestó el chico.

—¿Al corredor? —preguntó Maggie sin querer creerse lo que escuchaba, pero sin dudar emprendió el camino para ir tras él.

—Maggie... —dijo Mara, pero no pudo detenerla.

—No le hará cambiar de opinión —dijo Carl al verla irse —. Quiere ayudar con lo que sabe, no podrá convencerlo de que se quede aquí encerrado.

—Lo sé... —dijo Mara.

.


.

Hacia un par de hora más o menos que Daryl, acompañado de Tyreese, Michonne y Bob habían abandonado la prisión en busca de medicinas para curar la gripe y todo estaba tranquilo. Demasiado tranquilo.

En ese tiempo, en el que Hershel no regresó, pero Maggie sí. Necesitaba hablar con su hermana y Mara las dejó intimidad.

Carol llegó un poco después con algo de agua, pese a que la mayoría estaba destinada a los enfermos.

—¿Qué más falta? —preguntó Mara seria —No conseguimos nada en el supermercado y no deberíamos recurrir a lo que estaba guardado en el Bloque D, porque ni sabemos de que forma se trasmite realmente esta enfermedad.

—Es cierto... —asintió pensativa —. Habría que salir a por suministros.

—Maggie y yo podemos ir, tal vez mañana y buscar algo cerca porque Daryl se retrasa —propuso Mara —. Rick debería quedarse, hasta que resuelva lo que pasó con Karen y David y todos estemos seguros.

—Lo hablaré con él —dijo tras un segundo, Carol parecía contrariada y no poco convencida de las palabras de Mara.

—¿Pasa algo? ¿Estás bien? —preguntó a su compañera.

—Sí, claro... Mañana habrá que salir. Rick puede hacerlo, con Maggie. Tu debes mantener aquí la calma y yo tengo mucho de lo que ocuparme. Hay que priorizar y ahora mismo es más importante salvar vida.

—Por eso hay que impedir que eso se repita, todos los enfermos están en peligro mientras no se coja a...

—Anda cerca, Rick está en ello y lo tiene controlado —dijo rápidamente Carol, interrumpiendo a Mara —. No volverá a pasar. Yo vigilo a los enfermos y tu a los sanos. Todo está bajo control.

—Podíamos haber sido cualquiera Carol, cualquiera pudo enfermar en el lugar de ellos y haber terminado como ellos. Para mi no secundario —insistió Mara con rotundidad —. Y no me importa el motivo o lo que se evitase conseguir. Yo podría haber sido la victima y no solo yo... —Sus ojos miraban fijamente a Carol, pero sentía que la mujer no compartía su opinión —. Si hubieras sido tú, estuviste en el D esa mañana, ¿qué seria de Mika y Lizzie? Hasta que eso no se resuelva, no habrá acabado.

—Procura descansar, los niños pueden necesitarte por la noche.

Sin esperar contestación la mujer abandono el pabellón de administración dejando a Mara sola y desconcertada ante su actitud.

.


.

Acababan de perder el vehículo. El coche que Zack tanto había cuidado y mantenido en perfectas condiciones y que era el más rápido para viajar por carretera. Y ahora caminaban por mitad del bosque, alejándose de su destino sin remedio para evitar a una gran horda que estaba estancada en el oeste.

Debían encontrar otro vehículo y emprender la marcha pero ya estaba anocheciendo y moverse en esas circunstancias a pie era peligroso. Quedarían una hora de luz a lo sumo. Y no podían arriesgarse. No con Tyreese tal y como estaba, abatido, desmotivado y físicamente agotado tras enfrentarse a decenas de caminantes sólo.

Ni el mismo sabía como había conseguido sobrevivir ileso a ese ataque, pero lo había logrado. Y ni esa señal de que debía sobrevivir le había llegado a afectar.

Daryl desvió la vista hacia él, iba él ultimo, retrasando al grupo, pero nadie le dijo nada. El cazador deseaba hacerlo. Quería llegar a la universidad, recoger todo lo necesario y regresar a la prisión con la ayuda.

La incertidumbre era lo peor. No saber si los que habían quedado allí se encontraba vivos o sanos aún. Cada hora nueva gente enfermaba y estaba seguro aún sin saberlo que cada hora también morían.

Con ese pensamiento en la cabeza aceleró el paso inconscientemente, pero Mich lo alcanzó sin esfuerzo, haciéndole ver que estaba dejando a Bob y Tyreese demasiado lejos y ralentizan de nuevo su caminar.

—Mañana estaremos de vuelta —dijo la mujer —. Era lo que teníamos calculado.

—Pero más tarde —contestó Daryl.

—Mara estaba en aislamiento, ¿no? Por eso no nos ha acompañado —preguntó de nuevo.

—Sí, está al cuidado de los críos, se la dan bien esas cosas. Es mas útil allí.

—No ha insistido mucho en venir, para ser como es —tantas insistencia en Michonne sobre hablar de Mara hizo que el cazador la mirase de soslayo.

—Ella hace lo que se necesita, y aquí no hacía falta, igual que Rick o Maggie —zanjó el tema, y volvió a acelerar el paso, esta vez a propósito para evitar seguir con aquella conversación.

Las circunstancias habían impedido dar la noticia del embarazo de Mara y Daryl lo agradecía. Estaba preocupado por ella, más que por el resto, eso no lo iba a negar y sabía que era lógico. Pero intentaba apartar de su mente su estado. No quería pensar en ello y el riesgo, o tal vez no sabía como debía afrontarlo aún. No iba a hablar de ello, ni siquiera con Michonne.

—Allí —señaló un edificio en ruinas —. Pasaremos la noche, y al amanecer continuaremos camino.

—Tal vez haya una coche —dijo motivada Michonne.

La mirada que dedicó Tyreese al refugio mostró que él no estaba conforme con parar a descansar, pero el silenció se había instaurado en el corpulento hombre y no dijo nada que apoyara su semblante contrariado.

Recorrieron el perímetro de la casa, antes de entrar para evitar sorpresas. Aunque había una viaja camioneta en la parte trasera había sido saqueada y la faltaban piezas del motor.

Entraron en el interior de la vivienda y aseguraron las puertas y ventanas de manera rápida, pero efectiva para pasar una noche. Y sin decir nada cada uno encontró un lugar donde dejar descansar sus agotados cuerpos. Cada uno en un lugar diferente y apartado del resto. En especial Tyreese que se alejó al fondo.

Daryl se tumbó sobre unos cartones y papeles en un extremo, dejando un maltrecho sillón a otro de sus compañeros. Y se quedó mirando al techo pensativo.

Una duda se había instalado en su cabeza desde que había hablado con Michonne. No por lo que su compañera le hubiera dicho, sino por lo que él había contestado y los motivos que le llevaban a ocultar el embarazo de Mara.

Hasta ese momento él deseaba contarlo, al menos más que ella. No le suponía un problema y estaba convencido de que en la prisión, con el Dr. S, Hershel y Carol ayudando no habría ningún problema y todo saldría bien. Mara no correría la suerte de Lori, y sería una buena madre y le enseñaría a ser un buen padre.

Pero ahora con ese peligro nuevo, con la inseguridad que había dentro de los mismos pabellones, con el Dr. S enfermo y perdiendo a gente cada minuto, ya no estaba tan seguro. No sólo que que Mara estuviera a salvo, sino de que ese bebé fuera algo bueno. No quería pensar en él, porque no lo quería en la ecuación de su vida. Esa idea retumbó en su cabeza como una acusación. Habiéndole sentir mezquino. Se sentía un monstruo por pensar así, pero sabía que si Mara, sin ponerse ella misma en peligro, perdía el bebé él se sentiría liberado. Era despreciable y no merecía a Mara. Porque sabía que pese a sus miedo y dudas ella preferiría morir a no tener a su hijo, y no sólo por instinto.

.


.

La noche fue más tranquila de lo esperado en la prisión. El aislamiento parecía haber surtido efecto, a excepción de Luke, que comenzó a mostrar síntomas a primera hora de la noche y fue conducido por Mara al bloque A, ningún otro niño cayó enfermo.

Esa día había que salir a por suministros, no tenían comida de sobra y esperar a que se agotase sin hacer nada era arriesgarse demasiado a que algo saliera bien. Por ello Rick preparó las cosas para salir esa misma mañana. Lo haría con Carol, había pensado en ello y le parecía lo más acertado.

La tarde anterior antes de llevar el agua a los enfermos y los que permanecían aislados en administración le había confesado sin ápice de culpabilidad ser la culpable de los asesinatos de Karen y David. Y pese a que el Sheriff no temía que volviera a ejecutar un acto semejante con ningún otro enfermo quería ir con ella para hablar con más calma y ver si representaba una amenaza para él grupo, no sólo ella sino su forma de ver las cosas, de resolver las situaciones y su nivel de pragmatismo ante las dificultades en el grupo.

Tomase la decisión que tomase debía hacerlo él mismo, antes del regreso de Tyreese. Tal vez el resto de miembros del consejo no estuvieran de acuerdo, pero no había tiempo ni opción de preguntar, y aún así Rick no pensaba hacerlo. No iba a actuar como líder, ese lugar lo había abandonado, lo haría como padre que era el papel que había decido desempeñar por completo.

Antes de salir fue ha ver como estaban sus hijos. Encontrando a Mara en el pasillo principal.

—¿Cómo ha ido la noche? —preguntó a la joven.

—Tranquila —afirmó —. ¿Te dijo Carol que es necesario salir?

—Sí, estoy preparando todo, salimos en un rato.

—¿Quienes?

—Carol y yo, Maggie y tú quedaos cuidando de todo aquí —contestó Rick.

—Beth está aquí, y Carl... casi soy yo la que le ayudo a él y no al contrario. Podría acompañarte sin problemas es solo...

—Viene Carol, está decidido —contestó Rick tajante. Pese a no haber usado un tono severo o agresivo Mara no insistió más, pues notó que aquello no era discutible en absoluto.

—¿Cómo de cerca estas de encontrar a quien hizo eso a los enfermos de las tumbas? —preguntó llevada por su instinto, y Rick la miró como si ocultara algo —Carol me dijo que tú saldrías porque ese tema estaba resulto, y vas a salir.

—Hablaremos cuando vuelva —dijo el hombre, que no tenía pensado hablar de ellos con nadie hasta tratar en profundidad el asunto con Carol.

—De acuerdo, si es lo que crees que debes hacer, hazlo —contestó Mara con seriedad, haciendo que Rick la mirase fijamente.

La joven se perdió por los pasillos, y avisó a Carl de que su padre estaba allí. Para, seguidamente ir a hablar con Beth. No tenía nada de que hablar en concreto, pero en ese tiempo la familia Greene se habían convertido para Mara en su tabla y guía en los momentos confusos. En especial Hershel, y la pequeña de sus hijas era en la que más se reflejaba ese concepto humano de las dos hermanas.

En esos momentos, Mara se encontraba confusa. Sabía que había algo que no sabía en relación a los asesinatos que tanto la preocupaban, algo que al parecer Carol si sabía y por supuesto también Rick. La actitud de ambos compañeros no era la usual, y no se debía a los que ocurría a su alrededor. Era algo más. Pero fuera como fuese era cierto que confiaba en Rick y en lo que fuera hacer con la información de que disponía. A fin de cuentas él era padre y Mara se preocupaba más aún por ser madre que por su propia seguridad.

Esperaba que volvieran pronto, y que ni Daryl ni su grupo se retrasaran mucho más. Deseaba que aquella situación terminase. Volver a la normalidad, superar las perdidas, reponerse, adaptarse de nuevo y restablecerse. Volver a empezar, como siempre.

.


.

Durante la mañana Daryl había evitado a Tyreese. No quería hablar directamente con él si no era necesario. Su forma de comportarse le irritaba. Era su hermana la que estaba en aquel pabellón entre la vida y la muerte y Tyreese no hacía nada productivo para salvarla la vida.

Entendía que estuviera afectado por lo que le habían hecho a su novia, entender aquello, pues Karen y David también eran compañeros de él. Puede que algo en su mente viera siempre a Karen como una persona que les atacó guiada por el Gobernador, y que la amistad de David con Five también hubiera sido un obstáculo para que Daryl le conociera como al resto, que si las victimas hubieran sido Zack, con el que había llegado a tener algo parecido a una amistad, la propia Sasha con la que desde la formación del consejo se había relacionado mucho más o alguno de sus primeros compañeros del grupo de Atlanta o los Greene fuera diferente y le afectase más. O hubiera sido Mara... Ni quería pensar en ello. Pero sabía que si bien, hubiera destrozado piedra piedra la prisión hasta hallar al culpable que le había arrebatado a quien quería nunca se hubiera dado por vencido, Tal y como se mostraba su corpulento compañero.

Habían estado apunto de morderle en la gasolinera, y parecía indiferente ante ello. Cuando aún había mucho en juego aún. Pero la llegada a la facultad de veterinaria y la expectativa de tener las medicinas al alcance de la mano cambiaron su comportamiento al fin.

Ahora por fin el hombre se mostraba decidido y no se quedaba rezagado. Al contrario, marchaba en cabeza junto con Daryl, guiando según el mapa de Hershel donde debían ir.

—Nos estamos acercando —dijo Daryl.

—El edificio que buscamos está ahí delante —asintió Tyreese.

Entraron por el centro de material didáctico, y entraron en las aulas y laboratorios, sin perder tiempo. Decidieron separarse y buscar todo lo necesario en diferentes lugares. Ahora a Daryl no le incomodaba la actitud de Tyreese, decidió y resuelto.

Al entrar en un laboratorio no tardó en coger de las estantes y armarios todo lo necesario.

—Llegaremos a tiempo —le escuchaba murmurar mientras llenaba las mochila, bolsas, sondas y conectores —. Llegaremos a tiempo...

Daryl le miró un segundo y continuó su búsqueda, hasta que le ayudo a buscar, alumbrando el interior de un armario.

—No nos retrasaremos más —dijo a su compañero —. Llegaremos hoy, esta noche.

—¿No pararemos?

—No, no más paradas. Ellos nos esperan y aguantarán a que lleguemos pero sin retrasos.

—Entonces vamos, tengo todo lo de la lista.

—En marcha —aceptó Daryl, rehaciendo sus pasos para reunirse con Bob y Michonne

.


.

Ya había pasado el medio día, y Mara dejó al cargo de todo a Carl. No podía permanecer dentro de esas paredes más tiempo. Además, los niños tenían hambre, y la idea de preparar algo de comer no la convencía. Podía hacer arroz, pero... No volvería a decir que ella hacía todo cuando estaba fuera de la prisión, porque lo cierto era que Olga sí cocinaba, por suerte.

Para su tranquilidad, Maggie estaba en la cocina exterior haciendo comida, aunque algo sobrepasada.

—Seré tu pinche —dijo cogiendo un cazo.

—He cogido de lo que quedaba aquí. Sopa para el A y guiso para el E, ¿no te molesta el olor? —preguntó tras señalar dos grandes cacerolas.

—No, no tengo tiempo de oler —contestó Mara —. No solo estoy embarazada, Maggie —pero su compañera la miro sin comprender —. Soy una superviviente como tú, me adapto como todos.

—¿Te molesta que cuidemos de ti? —preguntó sirviendo en cuencos la sopa.

—Como te molestaría a ti, solo piénsalo y ponte en mi lugar.

—Si estuviera en tu lugar Glenn no me dejaría ni levantar peso, creo. Y me gustaría que me cuidasen.

—Mentirosa —contestó Mara, metiendo los cuencos de sopa en una caja de plástico para dejarlos dentro del Bloque A —. Eso tal vez lo digas.

—¿Es que no te das cuenta de lo importante que es que todo vaya bien contigo? —preguntó entonces Maggie —. Todos temen seguir viviendo por temor a perder lo que consiguen. Cuanto más tienes más temes. Lo que le pasó a Lori hizo que Judith pueda ser el último bebé, porque solo ven que murió. Pero si tú lo haces, si todo sale bien, te cuidamos y no hay problemas la gente perderá el miedo, y podremos recuperar más de la vida que teníamos. No solo tú, todos.

—Pero meterme en una burbuja no es la solución, porque a este bebé no le voy a perder —dijo sin pensar, y Maggie la miró extrañada ante el ultimo comentario, lo que no pasó por alto.

—¿A éste? ¿Mara...?

La joven cerró los ojos, y soltó un suspiro al darse cuenta de que había dicho más de lo debido, pero decidió no mentir. No era necesario y Daryl tenía razón. Lo que había sucedido no era algo vergonzoso o humillante, solo algo trágico que debía afrontar de una vez por todas.

—Perdí un bebé, hace... hace mucho —dijo sin abrir los ojos, y se obligó a hacerlo y no dejar la explicación en pocas palabras —. Sufrí un accidente de coche, cuando quedaban semanas para salir de cuentas y murió al nacer. No le vi, nunca... pero se llamaba... —Intentó no emocionarse —Se llamaba Bastian. Después de eso me dijeron que no podía tener hijos, y por eso Daryl y yo nos confiamos y no cuidamos de evitar nada. Ahora, esto es para mi un milagro, y te aseguro que no lo voy a arriesgar.

—No lo sabía... no... Lo siento —declaró, sin saber que decir. Jamás hubiera imaginado que Mara había pasado por algo así. No se la veía triste al estar con Judith ni incomoda para nada. Siempre tenia una sonrisa al tratar con los niños, y dado su edad no era de extrañar que aún no se hubiera aventurado a tener hijos antes del advenimiento de la infección.

—Sólo lo sabía Daryl, y a Carol se lo dije hace poco. Bastian fue un niño muy, muy querido, pero no llegó en el mejor momento ni pude sentirme orgullosa de concebirlo. Era una cría, estaba en el instituto cuando pasó. —Cada revelación de Mara sorprendía mas a Maggie —. Mi familia me apoyo, y Rob... el padre también, dentro de todo lo malo, todo hubiera podido ir bien. Pero murió y una parte de mi creía que era un castigo que merecía o algo así. No me sentía cómoda hablando de ello, porque temía que alguien dijera que todo había sido mejor así y que Bastian me hubiera destrozado la vida. Así que lo escondí al mundo. Me aparté de toda mi vida y me fui lejos, donde nadie me conociera o hubiera sabido que estuve embazada. Y no volví a nombrarle, ni a recordar aquello.

—Sería duro, dejar todo atrás...

—Me fui con Vicent, y luego comencé la universidad y jugué a ser una chica normal hasta que me lo creí —confesó —. Luego encontré trabajo ayudando a niños y llené ese vació. Mi familia seguía conmigo y tenía un trabajo absorbente que amaba, así que no me importaba renunciar al amor o a tener pareja. Ya había amado y no creía poder volver ha hacerlo.

—¿Era el chico del que me hablaste, tu primer novio? —no pudo evitar preguntar Maggie, al recordar una no muy lejana conversación con su amiga, dónde ella confesaba que amaba a Daryl más de lo que había sido capaz nunca.

—Sí, creíamos que superaríamos todo juntos, y solo nos destrozamos el uno al otro —recordó un segundo a Robbie, y lo apartó de su mente rápidamente. Aquello si que estaba enterrado.

.


.

Su presencia había alertado y alterado a los caminantes que rondaban por la facultad, haciendo que su salida de las instalaciones se complicase, y tuvieran que improvisar como salir de allí.

Bob había observado los signos de la gripe en algunos de los cadáveres, y había alertado de no dispararlo para no infectarse a causa de la sangre. Por suerte una de las ventanas daba a un tejadillo algo endeble, pero que les brindaba una huida segura tras un saltó.

Todos habían salvado la ventana uno a uno, calculando la distancia de manera efectiva. Pero el nerviosismo de Bob al quedarse el último le traicionó y su impulso le llevó hasta el borde de tejado, haciendo que medio cuerpo y su mochila se precipitase fuera del tejado.

Los caminantes del jardín no tardaron en agarrar el petate como si fuera un presa, pero el médico se negó a soltarla, usando todas sus fuerzas para alzarla, pese a los consejos de sus compañeros de que se desprendiera de ella por seguridad.

El sonido del vidrio contra el metal llamó la atención de Daryl cuando el fardo estuvo a salvo y el cazador no dudó en comprobar su contenido. Algo le decía que como todos los alcohólicos que había conocido en su vida, Bob anteponía el licor a la vida que había entorno a él.

—¿No llevas medicinas en la bolsa? ¿Sólo esto? —dijo mirándole con desprecio mientras sostenía la botella de Whisky en la mano, pero el hombre no le contestó —No debiste haber parado aquel día —le espetó Daryl con más rencor.

Con odio agarró con más fuerza la botella y se impulsó para lanzadla lejos.

—¡No! —le detuvo Bob, echando mano al arma de su cintura.

Todos quedaron sorprendidos ante el gesto, algo desconcertado y temerosos, salvo Daryl que sin amilanarse y conservando la botella se encaró a él, arrebatando el arma sin dudara y volviendo hacerle frente, retándole a que se lo impidiera. Pero al fin un ápice de vergüenza se mostró en el rostro de Bob, que agachó la cabeza.

Aquello no acalló la rabia de Daryl que le cogió de la pechera airado.

—Déjalo, Daryl. A tomado su decisión —intercedió Tyreese, para evitar que una pelea —. Ya no puedes hacer nada.

—No quería hacer daño a nadie —dijo Bob, sin atreverse a alzar la vista —. Era solo para el silencio.

Daryl había escuchado eso antes, tal vez no la misma frase, pero si el mismo tipo de escusa, condescendiente y victimista. Y golpeó el pecho del Bob sin contener la fuerza al entregarle la botella que tanto ansiaba.

—Si echas un trago antes de que nuestra gente tenga las medicinas, te pagaré una paliza de muerte, ¿me oyes? —dijo acercando su rostro a él.

El cazador no espero una respuesta y se alejó, recogiendo su ballesta para saltar de aquel lugar y llegar al vehículo. No se volvió hasta llegar al auto. Y sin decir nada a nadie se metió dentro, dejándose caer en el asiento del copiloto, con la puerta abierta.

Michonne y Tyreese tomaron el mapa y buscaron una vía segura por la que regresar a la prisión sin hacer paradas. Mientras Bob permanecía aparte.

La pequeña piedra de Jasper que Daryl había recogido para la tumba del Sr. Richarshon se le clavaba en la pierna y la sacó, observándola mientras sus pensamientos regresaban a preguntarse como estarían las cosas en la prisión.

Era posible que muchas más gente hubiera enfermado, que algunos hubieran muerto en esas horas y que tal vez no pudiera volver con Mara.

Deseaba con todas sus fuerzas que ella estuviera bien, por encima de todo. Que pudiera cumplir todas sus promesas, regresar con aquella señal que le había pedido y junto a ella.

Al menos, se dijo, la noche anterior a todo aquel caos que se había producido había sido sincero con ella, la había dicho sin metáforas ni dobles sentido que la amaba. No había dejado que ella diera voz a sus sentimientos y se siguiera conformando con los que creía saber. Se lo había confesado él mismo tras mucho tiempo, y ahora sabía porque era importante, porque no cambiaba nada pero lo hacía todo diferente.

Pasara lo que pasara, con él, con ella, con el mundo, ambos sabían que lo que tenían era real, era de verdad y nada podría destruirlo. Daryl amaba a Mara y ella lo sabía, estuviera allí cuando el regresara o no; él la amaba y ella lo sabía.

Continuará...

.


.~TWD~.

.

Bueno, esta vez he tardado menos en actualizar.

Nos vamos hacercando al momento de la caída de la prisión y pese a que lo que ocurre en ese cap es lo que más me ha hecho llorar en toda la serie, tengo muchas ganas de ese momento. ¿Por qué? Porque despues me desligaré de la trama de la serie y comenzaré la mia propia.

¿Por qué? Pues porque FETWD se baso en parte en explicar porqué y cómo la prisión estaba como estaba al cominzo de la cuarta y explicar los cambios sufridos desde el final de la 3ª. Respetar la parte en la que aparece la prisión y la vida en ella me parecía lo más lógico y la recompensa a los esfuerzos de ser canon en FETWD.

Pero una vez que la prisión cae ya esa primara parte de la historia no tiene sentido, y dado que desde que el grupo se separa y pierden la prisión las tramas y el desarrollo de la serie y sus personajes comenzó a disgustarme he decido modificarlo.

Respetaré la esencia, y de hecho los personajes que aparezcan a futuro serán todos canon (No voy a prescindir de Gareth, me encanta) pero los mostraré como yo los hubiera mostrado y explotado tanto como creo que merecen y tal vez con otras tramas. Tener en cuenta que ya hay canibales en la historia de esta prisión y grupo.

Por otro lado. Sé que digo que no voy a copiar escenas de la serie, pero la parte en que Daryl se encara a Bob es tan Norgasmica que debía regrearla, y hacer que la revivais a ella y a los brazacos de Daryl al leer, espero que no os moleste, lo he hecho con cariño y lujuria.

Besos mis musas!

Por cierto ya se hizo el sorteo de la foto de Michonne, la cual va ahora mismo rumbo a Argentina.

¡Felicidades, Lomáscullen! Que ha sido la afortunada.

Para conocer más sorteos o cosas seguirme en twitter o Facebook en el perfil y pagían Hotarubi86