Todo vuelve

La visión desde la ventana del bloque E, de la prisión vacía, resultaba un tanto escalofriante para Mara.

No había nadie en el patio, ni en ningún lugar del campo o las torres. Tan sólo Flame en su establo confirmaba que el lugar no estaba abandonado.

Rick y Carol se habían marchado hacia viarias horas, y por el momento todo estaba tranquilo en su ausencia, nadie más había enfermado y Mara ya había optado por quitarse el pañuelo que cubría su rostro.

Recorriendo todo el perímetro con la mirada, la joven observo una débil columna de humo que ascendía por detrás del bloque A. No la costo deducir de qué se trataba. Estaban quemando a los caídos, como hacían con los caminantes. Se preguntó quien sería, quien había muerto...

Para apartar esa idea de su cabeza, decidió ir a ver a Beth. Sabía que la joven estaba asustada por el destino que pudiera correr su padre, al ayudar a los enfermos en el corredor y quería sino consolarla, al menos distraerla.

—¿Beth? —susurró pegada a la puerta.

—Hola, ¿cómo está todo? —preguntó la joven, acercándose a la entrada del despacho.

—Tranquilo, todo está muy tranquilo... ¿Y la gorda?

—Bien...

Ambas se quedaron calladas unos instantes.

—Hoy volverá Daryl, con las medicinas y... Y la gente comenzara a recuperarse —comentó la rubia y Mara asintió con un sonido nasal, pero sin decir nada —. El té de mi madre les habrá ayudado, pero con las medicinas todo ira mejor. ¿Sabes...? ¿Sabes si él está bien?

—No, no sé nada. Pero si algo le hubiera pasado Maggie hubiera venido —aseguró Mara pensándolo realmente —. Seguro que está bien.

—No me lo diría, aunque podría soportarlo —dijo Beth.

—Lo sé —dijo Mara —. Pero no pienses en ello. Hershel sabe que le necesitan allí, no puede permitirse enfermar, y no lo hará.

—Él está haciendo lo que piensa que es su misión. Nosotras debemos hacer la nuestra. —Hasta que vuelvan con las medicinas.

—Sí...

—¿Necesitas algo? —preguntó Mara, su plan de distraer a Beth no estaba funcionando, estaba consiguiendo lo contrario.

—No, tengo todo lo que me hace falta y Judith no necesita nada —contestó, y de fondo se escucho un gorgoteo de la bebé, como si hubiera sabido que hablaba de ella —. Pero... Si consigues noticias. Saber como están en el A. Sea lo que sea puedo con ello.

—Lo intentaré —contestó Mara —. Pero no pierdas de vista tu misión.

La joven se alejó del último despacho y se encamino a la salida del pabellón. De camino se cruzó con Carl, pero solo le hizo un gesto con la cabeza, indicándole que salía, al cual, el chico asintió.

Tras casi diez minutos de búsqueda infructuosa, Mara vio salir a Maggie del bloque A, con un aspecto bastante abatido.

—¿Se encuentra bien tu padre? —preguntó sin poder ocultar el deje temeroso en el timbre de su voz.

—Si, no tiene ni un síntoma y no ha perdido ni las fuerzas ni el ánimo —aseguro, pero triste —. Le acabo de ver, pero a Glenn... A Glenn no, estaba descansando...

—Y es normal —dijo Mara —. No te angusties, tu padre no te mentiría, lo sabes.

—Es media tarde... —dirigió la vista al vallado, refiriéndose a que nadie había llegado con nada de ayuda.

—No tardarán —contesto Mara —. Volverán, todos...

El pensar en Daryl la hizo cerrar los ojos. No podía permitirse temer no volver a verlo.

—Se vuelven a agolpar los caminantes —señalo Maggie, que se había dado cuenta tras mirar el vallado. Pues no había tenido tiempo de preocuparse por nada con todo lo que ahora dependía de ella.

—Pues vamos a ocuparnos —propuso Mara.

—Yo me encargo, me distraerá —contesto Maggie —. Tu, por favor, cuídate. —Mara mostró una mueca de hastió —. Por favor, Mara. Hazlo por mi. Necesito que todo vaya perfectamente contigo.

—Si tras mi ronda no ha vuelto nadie y te hago falta no me lo impedirás —dictaminó la joven —. No soy responsabilidad de nadie, y sé lo que puedo o lo que no debo hacer.

—Esta bien...

Pese a sus ganas de hacer algo productivo, y su replica a Maggie, Mara tuvo que reconocer que se encontraba cansada. Su labor era monótona, y la aburría, pero la intranquilidad la agotaba las fuerzas. Así que acabó quedándose dormida en un sillón, donde se había sentado para relajarse unos minutos.

—¿Mara? —susurró Carl, zarandeándola suavemente —¿Mara?

—¿Qué pasa? —pregunto sobresaltada.

—Mi padre ya ha vuelto —contesto el chico —. Ha traído fruta, mermelada y algunas cosas más.

—Mermelada —repitió con voz hambrienta —. Bien, lo repartiré entre los que estamos. Deja que me despeje.

Convencida del regreso de Rick y Carol, la joven no volvió a salir del Bloque E, ocupada por repartir los suministros encontrados entre los que estaban en aislamiento.

De manera poco loable reservo la mermelada de arándanos para el final. Era su favorita y quería darse el capricho. Solo para tener algo un momento que la hiciera decirse que la vida aun tenia pequeñas cosas buenas, insignificantes y prescindibles pero que daban alegría y sentido a todo.

Una vez que termino de repartir la comida y bebida entre todos, se quedo con Carl en el despacho reservado para ella misma.

—No te chives, no me juzgues, pero... Me he guardado esto —enseñó el frasco morado intenso.

—Te lo puedes permitir —aseguró Carl con complicidad —. Siempre puedes decir que es un antojo.

—¿Tu padre te lo ha dicho? ¿Lo de mi bebé? —preguntó Mara sorprendida.

—No, no meta dicho nada, pero te tocas mucho la tripa, siempre te proteges con las manos —dijo Carl —. Por eso lo he notado.

—Por eso estoy aquí, soy tan vulnerable como Judith o más... —comentó Mara con frustración.

—¿Por que no lo habéis dicho? —preguntó con curiosidad.

—Para no preocupara a nadie —contestó Mara.

—¿Tienes miedo? —pregubto el chico con voz profunda.

—No mucho más que de costumbre —sonrió Mara —. Pero ahora tengo mas ilusión y esperanza por el futuro.

Carl se quedo pensativo unos intentes, pero luego mostró un leve asentimiento de cabeza. En parte entendía lo que Mara quería decir. Él temía por su hermana, pero su presencia le hacia tener mas ilusión por el mañana, verla crecer y ser feliz. Aunque no siempre pensase que fuera posible, era una idea que no podía reprimir.

—¿Tu padre te ha contado algo de la salida? —preguntó Mara con curiosidad.

—No, pero le he visto nervioso —dijo Carl compartiendo con la joven su intranquilidad.

—Eso no es raro, ¿quién no lo está, con lo que sucede? Si yo tuviera dos hijos... Ufff. Seria un mar de nervios —comento con sinceridad.

—Ya lo veremos —dijo el chico sacándola un sonrisa a Mara.

Estaba oscureciendo y Mara se levantó para encender un pequeño farol de propano y alumbrar la habitación. El pensamiento de que el día tocaba a su fin y el grupo de Daryl y Michonne aún no había regresado la intranquilizo, agitándola el pecho, pero intento no centrarse en ello para no contagiar de su nerviosismo a Carl, o ceder a sus miedos, pues la costaba mucho controlar sus emociones en esos momentos.

Entonces el sonido de un disparo les sobresaltó a ambos, haciendo que cruzasen un mirada tensa.

—¿Donde ha sido? —pregunto Carl.

—Fuera no —contesto Mara.

Sin necesidad de decir nada, los dos cogieron sus armas de fuego y miraron sus cargadores, un acto reflejo al que se habían acostumbrado.

—¿Salimos? —preguntó Carl.

—No podemos dejar esto solo, no sin saber se ocurre —dijo Mara, intentando mantener la cabeza fría y encontrar la opción más aconsejable para la seguridad de todos —. Pero...

—¿Y si necesitan ayuda?

—Carl, no lo sé —dijo —. Rick, Carol y Maggie están fuera, ellos pueden hacerse cargo... O tal vez no.

La mirada que el joven le dedico a Mara la hizo sentir bastante inútil, pero no le dijo nada. Realmente no estaba aportando mucho con lo que decía.

—Voy a comprobar los despachos —dijo Mara penando que eso era lo más apto wur podía hacer.

La frustración y contrariedad del joven fue evidente, pero ello lo ignoró, y no le pudio que la ayudase. Di quería hacer otra cosa no se lo impediría.

—¡Carl! ¡Carl! —escucharon la voz de Rick.

Corrieron en esa dirección.

—He oído disparos —dijo el chico al ver a su padre junto s la entrada del ala.

—Te necesito —le insto con premura.

—¿Qué pasa? —pregunto Mara, siguiendo a Carl.

—No, tu quedarte —la frenó el sheriff cogiéndola por el hombro —. Alguien debe quedarse al cargo de esto. Aún hay gente aquí. Debes mantenerlos tranquilos.

—Avísame si hago falta —dijo Mara.

No iba a discutir, estaba cansada de hacerlo.

La joven se metió por el fondo de los pasillos, y saco a cada niño de su despacho, reuniéndolos a todos en uno amplio del fondo, juntos.

—¿Beth? —preguntó.

—¿Han sido disparos? —preguntó a su vez.

—Si, pero Rick lo esta controlando —la tranquilizó —. Estoy en el despacho de al lado, con el resto.

—Vale.

La noche se cernió sobre la prisión y con ella un mayor desconcierto. No mucho después de la marcha de Carl con su padre, comenzaron a escucharse disparos, y tras ellos unas continuas ráfagas de metralleta que venían del exterior no de otros pabellones. Mara pensó en las vallas, y como estaban cuando habló con Maggie horas antes.

Los niños que estaban con ella estaban realmente asustados, y la pequeña Molly no pudo contener el llanto, llena de pánico. Mara también estaba asustada, pero se obligó a ocultarlo y se limitó a acoger a todos los niños en su regado, abrazándolos y rodeándolos con sus manos mientras les susurraba que todo iría bien. No pensaba en qué decirles, solo pronunciaba las frases que la llegaban a la cabeza entre las detonaciones continuas de los disparos.

Sentía como los pequeños se abrazaban a ella cada vez con más fuerza y lo único que podía hacer era corresponderlos y apretarlos contra ella, como si eso, su cuerpo o su gesto les pudiera proteger realmente de lo malo que sucediera en el exterior.

Sobre los disparos, en la habitación contigua se escuchaba el desconsolado llanto de Judith.

Ese momento resultaba desquiciante.

Demasiado desconcierto, demasiados interrogantes a pesar de todo lo que se escuchaba.

Mara solo podía desear calladamente que acabase pronto.

El silenció llegó, sin previo aviso. Los disparos cesaron y a los pocos minutos el llanto de Judith también. Tras los minutos de desesperada llantina, lo más seguro es que se hubiera dormido de cansancio.

Todo quedó sumido en una calma tensa.

Aún abrazada a los pequeños Mara aguardó unos minutos. Esperando que la respiración y pulso acelerado que sentía en los pequeños cuerpos entre sus brazos de estabilizaran, así como el suyo propio.

Cuando esto ocurrió se movio lentamente.

—Voy a ver que...

—¡No! —suplicó Molly, aún con ojos llorosos —No te vayas...

—Esperar —dijo con seriedad la joven, y se encaminó a la puerta del despacho, soltándose con dificultad del agarre de Mika —¿Beth? ¿Beth, cómo está Judith?

—Dormida... —susurró la chica.

—Necesito que vengas —pidió —. Voy a ver qué ha sucedido fuera.

—Vale —abrió la puerta. El rostro de la pequeña Greene se veía asustado, pero su porte intentaba mostrar seguridad —. Me hago cargo.

—Gracias —salió del despacho, pero hecho una ultima mirada a los tres niños que estaba asustado dentro —. Beth se quedará con vosotros.

Mientras se alejaba de allí escuchó a Beth llamarla desde la entrada de donde se encontraban los niños.

—¿Mara? No tardes —pidió.

Más intenso que la oscuridad de la noche era el olor a pólvora que volaba en el aire. Mara enfocó la linterna al suelo para alumbrar su camino hasta la parte frontal del patio, con su pistola en la otra, sujeta con decisión.

Al girar para pasar por debajo de la pasarela que conectaba con el bloque C, vio las luces encendidas de un monovolumen que no reconocía, pero no así al hombre que estaba junto a el.

Su pecho sintió un tremendo desahogo al reconocer Daryl, y apenas reparo en nadie más, ni tan siquiera en la decenas de caminantes abatidos a un lateral.

Bajado el arma, aceleró su paso, emocionada. Daryl la vio acercarse cuando le quedan poco metros, y no se sorprendió cuando la joven le abrazó con fuerza, casi de manera desesperada. El cazador la correspondió, estrechándola entre sus brazos, y dejando que ella comprobase que era real, y no una visión, con manos nerviosas.

—¿Cómo ha ido, Chip? —preguntó mirando su rostro fijamente. Ella asintió, dando a entender que estaba bien, pero no dijo nada. Cuando estaba emocionada nunca sabia que decir —. Siento el retraso.

Mara negó, restando importancia a aquello, y asumiendo todo el trabajo que había ahora que estaban de vuelta se apartó con desgana.

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Durante la noche el sosiego regreso a la prisión, una sensación de bienestar embargaba a todos, pues sabían que los peor había pasado. Y pese a todas las muertes ahora era el momento de comenzar a salvar vidas de verdad.

Mara traslado a los niños de regreso al bloque C, para que durmieran en las celdas, como estaban acostumbrados.

Algunos aprovecharon para descansar un par de horas. Pero como cada día Rock despertó temprano.

—¿Has dormido algo? —preguntó a Mara al verla comprobar el sueño de los niños.

—Algo... ¿Sales? —preguntó y el hombre asintió con su hija en brazos —Dame —extendió los brazos para coger a la cría que cabeceaba con sueño.

—Esta agotada —dijo mirándola antes de entregarla.

—Con una siesta recuperara toda la energía —sonrió Mara, y abrazo a la pequeña.
A los treinta segundos de que su padre abandonase la galería Judith dormía profundamente y Mara decidió tumbarla en su cuna. Siendo sorprendida por Carl.

—¿Y mi padre?

—Ha salido.

Sin más el joven calzándose su sombrero abandono el pabellón.

—Y la vida continua... La vida siempre continua, Judith —dijo a la niña.

No había micho mas que hacer en el interior de los pabellones y Beth estaba descansando a un par de celdas. así que Mara salió, estaba cansada, pero demasiado motivada para conciliar el sueño.

En esos momentos Hershel también abandonaba el bloque A, y al verlo Mara sintió una emoción profunda, por todo lo que el hombre había hecho y que pese al riesgo que había corrido estuviera en perfectas condiciones.

—Hola —dijo, pese a todo lo que deseaba decirle.

—Hola —sonrio Hershel, y en su expresión casi se podía apreciar que entendía lo que Mara quería trasmiterle —. Todos se están recuperando.

—Me alegro —contestó Mara —. Deberías descansar. Te lo has ganado.

—Igual que tú —dijo por respuesta, sacando una sonrisa a Mara.

—Yo no he hecho ni la mitad se tú... Gracias.

—Vamos, nuestra misión no ha terminado —se encaminó por el patio y Mara le siguió.

—Voy a comprobar si se necesita agua —dijo Mara, desviándose a la cocina. Pensando que con todo lo que abia que hacer, seguramente nadie habría repuesto el agua consumida el día anterior.

La Ram que volvía de dejar los cadáveres de los caminantes abatidos se detenía en mitad del patio.

Y Tu y Daryl le preguntaron por los enfermos a Hershel cuando este se acercó.
Extrañado por la respuesta del veterinario al preguntar por Carol, Daryl se acercó s Mara.

—¿Has visto a Carol?

—Eh... No, pero tal vez este organizando los suministros. Queda agua, pero Maggie y yo terminamos con la comida que había aquí fuera.

—No queda mucho que hacer —dijo Daryl, viendo como Michonne abandonaba la prisión en el jeep acompañada de Hershel —. Bob esta con los enfermos, y Sasha esta mejor. ¿Por qué no vas a descansar?

—Cuando tú decidas descansar lo haré también. Estoy bien. —dijo ella distraída —. No me gusta dormir sola —. Su voz tomo un tono mas dulce.

—Manipuladora —dijo Daryl.

—Lo dice el hombre que no para de ordenarme que hacer —se defendió ella —. Solo descansaré si lo hago contigo. Te he echado de menos —se acerco a él rodeando la mesa que los separaba —, mucho.

—De acuerdo —asintió, y desvío la vista ha donde Rick se encontraba con su hijo. Ya hablaría después con él

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Mostrando su cansancio Daryl se dejo caer sobre su cama, observando como Mara se quitaba la cazadora y la dejaba sobre un taburete, girándose hacia el a continuación.
El cazador la cogió por las coderas con ambas manos y la atrajo hasta tenerla justo frente a si. Deslizando sus manos hasta palpar su estomago, lo que a ella le encogió el alma. Siempre que Daryl tenia un gesto cariñoso sobre su estado ella se emocionaba.

—El Dr. S no lo ha logrado —dijo Daryl —. Me lo ha dicho Bob antes.

—Pero el también es médico, y tenemos a Hershel —lo tranquilizó, porque sabía porque mencionaba la perdida de Caleb.

Daryl apoyo la cabeza contra su tripa. Estaba levemente abultada, casi era imperceptible, pero él ya notaba el cambio.

—Traje un Jaspe, para marcar la tumba —comento sin moverse.

—Sabía que lo harías —sonrió, y le acaricio los brazos —. Y que volverías conmigo.
Daryl se apartó y la miro alzando el cuello.

—Vuelve siempre conmigo —dijo ella, y se sentó sobre él, a horcajadas —. No quiero estar sin ti.

Daryl la miró serio y en silencio, y alzo la mano, acariciando su cuello. Mara cerró lo ojos, moviendo su cabeza y apreciando el roce de él sobre su piel.

—Debemos descansar, Chip —dijo, incapaz de hayas palabras para corresponder a su petición y declaración de amor.

Hacia unas horas se había sentido contenta de haber confesado sus sentimientos, y había tenido claro que sincerarse con Mara era algo bueno, que los liberaba a ambos. Pero al tenerla frente a él. Al estar inmerso entre todo lo que sentía con ella y por ella, en contra punto a esa inestable vida e incierto futuro, las palabras se desvanecían antes de darles forma.

Mara asintió, sin reclamarlo una palabra de amor, como siempre hacia y se apartó de el para permitir que se acomodase sobre el colchón y unirse a él.

—¿Has comido? —preguntó, para mostrar su interés por ella. Una pregunta practica y neutra era lo mas que podía llegar como muestra de amor.

—Oh, si —sonrió desconcertando a Daryl, que no entendía la gracia —. Me he comido todo un bote de mermelada de arándanos yo sola. No recordaba lo micho que me gustaba y no he podido contenerme.

—Adicta a los frutos del bosque —sonrió el cazador levemente.

—Guárdame el secreto —dijo con complicidad.

—Claro...

—Daryl... —dijo con los ojos entrecerrados, apoyando su cabeza bajo las barbilla de él —. Ahora, todo lo malo me parece muy lejano. Me alegró que no te hayas negado a dormir conmigo.

—Y yo...

Daryl asintió y se acomodo mejor sobsobre el colchón, reteniendo el curpor de Mara lo mas cerca posible. Iba a intentar dormir un rato, y también deseaba despertar juntos a ella. Olvidar durante dos segundos toda la mierda del mundo, y solo ser cociente de que la tenía a su lado.

Las horas fueron pasando, tranquilas y sin problemas, lo que permitió que Daryl y Mara durmieran sin ser molestados hasta la tarde.

Como de costumbre, él despertó primero, usando esos segundos para recrearse en la visión de Mara, tranquila, inconsciente y dulcemente dormida a su lado.

—Volver contigo es el único destino —susurró antes de besarla en la siension y provocar un gemido adormilado —. Vamos, marmota... —la zarandeo con suavidad.

—Un poco más —se aferro a su costado, sintiendo todo el cuerpo entumecido por los esfuerzos del día anterior.

—Hemos dormido mucho —dijo, al ver la dorada de media tarde que iluminaba la galería.

—Nunca es demasiado —aseguro ella —. Odio que siempre quieras dejar la cama.

—Habrá tiempo para eso, después —dijo acercándose s su oído.
Mara le miró de reojo, sin moverse, pero se dibujo una sonrisa picara en su rostro.

—No tendremos sueño por la noches... Y te demostraré que también te eché de menos —dijo él, y Mara al fin se incorporó más contenta.

—Te amo —declaro con una sonrisa picara y lo beso —. ¿Lo sabes?

—Claro, ¿y tú?

—Sí, sé que me amas —contestó Mara.

Ambos se levantaron, y Mara se cambio de ropa para sentirse mas fresca, cepillándose el pelo y haciéndose una coleta. Daryl que estaba estirando las sabanas, cogió una de las plumas azules que le había traído de alguna salida y se la coloco en el pelo.

—Temí llegar tarde y que te hubiera pasado algo a ti —confesó Daryl desde su espalda y se acerco hasta estar pegado a ella —. No podría perder a esto... Tenerte...creo que enloquecería, más que Ty. Mucho más —se estaba desahogando de sus miedos, con calma. Mara escucho en silencio —. Temo lo que pueda pasar —. Le acaricio el vientre—.Tú me importas más que nada, que nada.

Mara aguardo unos segundos, hasta confirmar se había terminado porque no quería interrumpirlo.

—No vas a enloquecer, no lo harás. Por que volví para pasar el resto de mi vida a tu lado, y aunque no sea eterna, no dejaré que nada me aparte de ti —sonrió —. Si no lo logró Vicent no debes temer. Pero pase lo que pase, sé que podrás sobrevivir, siempre. Es lo que somos, y eso me tranquiliza. Saber que seguirás adelante —. Daryl miró a Mara frunciendo el ceño levemente por sus últimas palabras.

—Prefiero vivir, contigo a mi lado.

—Y yo, y eso harás. Con nosotros —acarició la mano que el aún tenia sobre su vientre —. Hemos creado algo juntos, algo que ninguno esperaba tener. Pero te prometo que merecerá la pena. Que aunque sea duro y nos asuste lo conseguiremos juntos. Como todo lo que hemos logrado y superado.

Daryl no dijo nada, pero al mirarla no pudo evitar preguntarse de donde salia aquella fuerza y seguridad que desprendía Mara al hablar.

—Daryl —llamó Rick antes de asomarse a la celda —. ¿Podemos hablar? Es importante.

—Sí —dijo mirando un segundo a Mara antes de seguirlo.

—Tu también deberías oírlo —dijo el sheriff a Mara.

La joven imitó a Daryl y salio de la celda, pero Rick se frenó antes de bajar a la primera planta y miro a Daryl con seriedad.

—Tengo que hablarte de Carol —comenzó a decir —. Ella ganó esta en la prisión.

El primer pensamiento de Mara se dirigió a pensar que algo la había sucedido en la salida a por suministros del día anterior, que hubiera caído a causa de u caminante o un accidente mortal de alguna tipo. Cuando Rick desvelo que la mujer había sido expulsada por él, con una decisión unilateral sin debatir la impresión y desconcierto fue mayor. Pero nada superaba la impresión sufrida al escuchar que había confesado los asesinatos de Karen y David.

Al igual que Mara, Daryl no podía dar crédito a lo que escuchaba, y sin poder asimilar la noticia se encaro a Rick, que asumió su reacción y negativa a la realidad y le aclaro que lo que había hecho fue causado por la falta de arrepentimiento de Carol.
Mara no podía hablar, su estaba procesando la información, cubriéndose la boca un par de pasos tras Daryl. Pero el cazador, se apoyo en la barandilla pensativo unos segundos y recapacitó ante las ultimas palabras de Rick.

Mara aun estaba en shock cuando ambos hombres se fueron en busca de Ty para confesar lo sucedido.

Una vez sola en la pasarela, Mara tomo conciencia de la actitud de Carol en los últimos días. Y algunas incógnitas se desvelaron con un nuevo sentido. Pero su así aun no podía creer del todo que Carol hubiera actuado de esa manera.

Carol la había acogido desde el inicio si dudar. Carol trabajaba junto a Karen en muchas tareas. No entendía como esa Carol, se había entrado en el consejo votada por sus compañeros había acabado sin dudar con la vida de dos de ellos. Como era posible que la mujer que le pedía que cuidase de Daryl, emocionada ante el recuerdo de su difunta hija, acabase con la vida de un compañero con tanta frialdad.

Carol era la asesina que la ponía los pelos de punta, y una parte de la joven se sintió completamente traicionada.

Continuará...

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.~Twd~.


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Hola musas walkers... lo he dejado en el momento tenso, ya sabéis.

Me voy a tener que preparar para escribir el siguiente cap, de muchas maneras, porque describiré y me introduciré en el capitulo más doloroso para mi de toda la serie. Escribir FETWD me hizo amar mucho a algunos personajes, y entre ellos Hershel es el más querido. Además de que para escribir me tengo que ver el cap con detenimiento, y sufrirlo.

Así que en resumen, el siguiente cap se hará esperar un poquito.

Después comenzaré mi trama, desvinculandome de la serie lo que considere necesario. Y tambien se ralentizará el tiempo de actualización.

Apreciaría mucho los comentarios, tanto de este cap como en los anteriores, y conocer que opináis de el manejo de la trama de la serie, u otras cosas. Me ayudaría mucho a la hora de desarrollar el siguiente capitulo. Y obviamente vuestra opinión sobre Mara, Daryl, su relación y el resto de personajes también a la hora de continuar la historia. Publico de primeras aquí porque cualquiera puede comentar, estando no registrado, porque las publicaciones y los comentarios son un feecback, sea ayudan unos a otros.

De momento nada más, un abrazo grande!