Los pocos días trascurridos en el hospital se habían desarrollado con un continuo cambio de ánimos en la joven Beth. En ocasiones pensaba que podría salir de allí y reencontrarse con Daryl, en otras reconocía que esa idea era por completo inverosímil y que jamás volvería a ver a nadie de su grupo. Sin embargo, inconscientemente estaba segura de que Daryl seguía vivo y no dudaba de que otros miembros del grupo tampoco hubieran muerto. Lo que nunca pensó, pues la creía muerta durante el ataque a la prisión, era volver a ver a Mara.

Cuando la camilla atravesó el pasillo con un nuevo paciente, tardó varios segundo en reconocer a su compañera, en convencerse que realmente era ella.

—¡Beth! —la llamó el doctor, enfundado en su bata blanca —. Necesito tu ayuda.

La joven acudió deprisa, sin saber si confesar que conocía a la paciente o no. A su lado un oficial rubio y que tan solo había visto una vez explicaba que había sucedido y las heridas que sabía que tenía para que la tratasen.

—La curé la pierna y taponé la herida pero es profunda... pero fue con un cristal —explicaba entrando en la sala tras la camilla —. Creo que no tiene alergia a ningún medicamento...

Ante aquellas últimas palabras Beth miró desconcertada al oficial.

—¿Acaso la conoces? —preguntó el médico.

—Sí, la conozco... nos criamos juntos —admitió el policía —. Así que tenga cuidado con ella.

—Siempre lo tengo —contestó evaluando el corte de la pierna de Mara —. Beth, necesité abrir para extraer algunos cristales, ve al quirófano y trae la bandeja con los visturis —ordenó sin alzar la vista. Y tú, Jonhson, no molestes aquí.

La rubia salió de la sala para cumplir la orden que le habían dado sin perder tiempo, pero de regreso portando la bandeja plateada con los diferentes artículos de intervención, vio al policía que decía conocer a Mara, apoyado en pared cabizbajo, y no pudo contenerse.

—¿De verdad conoces a Mara? —preguntó al llegar junto a él. El policía alzó la vista sorprendido y miró a Beth sin ocultar su incredulidad.

—Sí, ¿cómo sabes su nombre?

—Estábamos juntas, es mi familia —declaró con rotundidad.

—¿Cómo te llamas? —preguntó aceptando su escueta explicación.

—Debo volver a salid, Beth... quédate cerca de ella hasta que vuelva —pidió —. Ves con el doctor. Por cierto... Soy Dillan.

Sin perder más tiempo la joven obedeció a Dillan y regresó hasta la sala donde Mara era antendida.

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Para quedarse con Mara, no tuvo que insistir mucho ni confesar que se conocían a nadie más. Puedo permanecer en su habitación hasta que su compañera comenzó a despertarse de la conmoción que había sufrido.

—¿Beth? —preguntó con voz seca.

—Sí, Mara... Soy Beth... —se acercó a ella.

La chica morena pareció muy confusa y tardó en volver a tomar la palabra.

—¿Dónde estamos? —preguntó.

—En Atlanta, en un hospital... Estamos seguras —según hablaba podía leer las preguntas y dudas que se formaban en la cabeza de Mara y no esperó que las planteara para contestarlas —. No hay nadie de los nuestros. Pero Dillan te trajo, dice que lo conoces...

—Maldito cabrón... me golpeó, no quería venir... —explicó Mara.

—¿Estabas sola? Pensé que habías muerto, el puente explotó cuando saliste, yo pensé...

—Tuve suerte, me salvé por poco... Vi a Glenn, y paré, por eso no mi pilló... pero a él... —recordó negando. Aquello le parecía muy lejano. —Salí de la prisión y encontré a Carol, Ty, las niñas Samuels y... Judith, Judith está viva... —informó a Beth que se emocionó al escucharla —. Están vivos y bien, en una casa del bosque... Pero me fuí, quería encontrar a Vicent y Shelly, porque sino...

—¿Te fuiste? ¡Estás embarazada! —recriminó la rubia al escucharla.

—¿Cómo lo sabes? ¿Te lo dijo Maggie? —preguntó Mara.

—No, Daryl... —confesó confundiendo a su amiga —. Lo siento, pero pensé que habías muerto... y se lo dije.

—¿Cómo? ¿Cuando?

—Cuando salimos de la prisión, él te iba a buscar pero... Pensé que habías muerto...

—¿Está vivo? ¿Sobrevivió al ataque?

—Sí, destruyó el tanque y me sacó de allí, me...

Emocionada con las palabras de Beth que la llenaban de esperanza, Mara tuvo ganas de llorar, pero se contuvo. Nerviosa por todo lo que acababa de secubrir se intentó incorporar pero sintió una punzada de dolor en la base del cuello.

—Mierda... Mataré a D cuando lo vea... —soltó, llevando su mano al lugar del dolor.

—¿Confias en él? —preguntó la rubia, pero Mara no supo si asentir o no —Debemos irnos de aquí, este sitio... este sitio no es bueno para nosotras.

—¿Que quieres decir? —preguntó preocupada.

—Es complicado, es seguro de los caminantes, pero... no es seguro para nosotras. Debemos huir —intentó explicar, pero Mara la cogió de la mano, instándola a que se explicara mejor —. Los policías lo controlan, hay una líder, una mujer... vendrá a conocerte, siempre lo hace. Se llama Dawn, no debes confiar en ella, ni en ella ni en nadie. Dicen que ayudan a la gente, pero... en realidad nos tiene aquí cautivos. Nos obligan a pagar por vivir aquí, por salvarnos. Todos deben colaborar, con trabajo, limpieza... pero las chicas... Dawn dice que los policías deben estar felices para protegernos mejor, y eso nos toca a nosotras...

—¿Te han tocado? ¿Qué te han hecho, Beth? —preguntó Mara con temor, pero también rabia.

—No, a mí no.. El Dr. Stevens me ha protegido, dice que ya cumplo ayudando con los pacientes, y me a librado de eso... Él es... bueno y no me pide nada —explicó —. Pero Tara dice que no me podrá librar siempre, ella lleva aquí más tiempo, ella no se libra... Dime, ¿confías en ese policía?

Mara se quedó pensativa, sopesando las palabras de Beth, asombrada y temerosa ante lo que significaban. No podía estar realmente segura de Dillan. Habían sido amigos, habían sido importantes en la vida del otro, y si pensaba en él lo hacía con cariño, pero en ese mundo nada era seguro, y la historia que tenían en común había sido complicada y confusa en muchos momentos. La última vez que estuvo con él se prometieron no verse más e intentar ser felices enterrando el pasado. Ahora se habían reencontrado y no sabía que podría sentir Dillan respecto a ella en realidad.

Aún no había contestado a la pregunta de Beth cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe y vio a Dillan entrar tras una mujer policía, perfectamente uniformada y apariencia firme.

—¿Así que esta es tu amiga? —preguntó mirando a Mara con atención —. Soy la oficial Dawn Lerman. El Dr. Stevens dice que podrás trabajar en un día o dos, aquí todos lo hacemos, como Beth. Jonhson opina que puedes aportar mucho, espero que no se equivoque, los recursos son escasos...

—Ella será mi responsabilidad si hay algún problema —tomó la palabra Dillan.

—Ya tienes muchas responsabilidades, será mejor que no te equivoques, aún debes ganarte ese uniforme y no hacer que me arrepienta —contestó Dawn, creando un momento de tensión que ni Mara ni Beth comprendieron por completo —. Me voy. Cuando pueda trabajar que venga a verme. No pierdas el tiempo Jonhson, también tienes trabajo.

—Sí, señora —contestó el rubio, cuando su superior salió de la habiación.

Sin perder tiempo cerró la puerta para poder gozar de intimidad y se aproximó a la cama de Mara.

—Eres un cabrón, me golpeaste —lo acusó Mara sin miramientos —. Te dije que no podía ir contigo... no puedo quedarme aquí.

—No podía dejarte ir Mara, no hubieras estado bien —se justificó el rubio.

—¿Y aquí sí? Encerrada y siendo violada...

—Eso no te pasará... —declaró Dillan, que no se molestó en desmentir aquello, y miró a Beth, sabiendo que ella era la causa de que Mara supiera lo que ocurría.

—No me voy a quedar aquí, ni ella. Nos vamos a ir, D... Nos vamos a ir, y tú, me vas a ayudar.

—Pero, esto es bueno, para el bebé —susurró Beth pensativa un instante.

—¿Qué bebé? —preguntó Dillan, curiosos por ese comentario de la rubia. Mara pareció dudar y no dijo nada —¡¿Qué bebé?!

—Estoy embarazada —confesó Mara a su viejo amigo.

—¡¿Qué?! —preguntó incrédulo, tardando unos segundos en comprender aquella declaración —. ¿Embarazada? ¿Ahora? ¿Cómo... cómo... ? ¡Estás loca! ¿Cómo se te ocurre? ¿Piensas tenerlo?

—¡Cállate!

—Teníamos un hogar cuando pasó —dijo Beth —, estábamos seguros y protegidos. No había problemas, y... y hubiera ido bien.

—No cambiarás nunca —declaró Dillan, lo que a Mara le pareció un golpe bajo por su parte, y se encaminó a la salida, pero antes de llegar a la puerta se frenó —. Está bien... Me haré cargo.

—¿Cargo? ¿De mí? —preguntó Mara.

—Sí. Tu amiga ya te ha dicho como funcionan aquí las cosas... Y no te miente, si no te protejo yo, otro lo intentará, lo quieras o no.

—¿Y el bebé? —preguntó Beth.

—Te preguntaría si no quieres tenerlo, pero sé la respuesta... —contestó pero mirando a Mara —. No sé...

—Tenemos que irnos de aquí, ella y yo... Dillan, ayúdanos a escapar de aquí —pidió con tono desesperado —. Tenemos gente fuera, sabemos donde están...

—¿Me estás pidiendo que te ayude a irte, embarazada y con ella? No puedo hacer eso...

—Prefieres que esté aquí... encerrada y violada.

—¡Eso no te va a pasar! —aseguró acercándose a la cama.

—¿Y a ella? —miró a Beth que se tensó, pero Dillan no contesto —. No nos podemos quedar, D.

—No puedo... Lo siento, pero... no puedo decir que me quedo con las dos —explicó Dillan cabizbajo —. No tengo tanto peso, ni siquiera soy poli como ellos... Dawn me deja ir a patrullar para que me gane mi sitio y el del niño... pero...

—¿Qué niño? —preguntó Mara —¿Tienes un hijo?

—No... No es mi hijo, es mi sobrino —contestó, y Mara sintió un escalofrío por la espalda —: Dylan, pero como el cantante, no como yo.

—¿Tu hermana...?

—No, ella no lo logró... Huí con él, y encontramos a una patrulla, pensé que nos matarían, pero nos llevaron aquí... Dylan estaba enfermo y lo curaron. Dawn se apiadó de mí, y me dijo que si no daba problemas y hacía lo que se me ordenase cuidarían de él.

Sé lo que pasa con las chicas... Pero te juro que yo jamás he hecho algo así, Mara. Te lo juro. Solo estuve con una compañera, poli... pero cayó hace un par de meses, la sorprendieron un grupo de caminantes en una búsqueda.

—Dejas que pasé sin hacer nada —acusó Beth.

—No puedo enfrentarme a todos, tengo que proteger a mi sobrino... El se queda aquí solo cada vez que salgo, siempre estoy fuera porque tengo que hacer lo que nadie más quiere porque yo no soy uno de ellos... Sé que está mal, pero...

—Vente con nosotras —pidió Mara —. D, vayámonos todos, con el niño...

—¿Estas loca?

—No, he viajado mucho con niños, lo podemos conseguir... —insistió Mara —. Tú lo has dicho, no les importan y te mandan a morir. Y cuando caigas, ¿qué será de ese niño?

—Aguantaré hasta que llegue la ayuda.

Las dos chicas se miraron, y Beth asintió, dando a entender que allí aún pensaban que alguien acudiría al rescate.

—No va a venir nadie... Sí quieres encontrar un lugar seguro, algo como lo que había antes, acompáñanos. ¿Recuerdas a Vicent? Pues el partió hacia allí, yo iba en su busca...

Escucharon ruidos cerca de la puerta y Mara se calló pues no era adecuado que nadie escuchase aquella conversación. Unos segundo después el Dr. Stevens abrió y se asomó en busca de Beth. La chica se incorporó rápidamente de su asiento y lo siguió fuera, cerrando la puerta tras ella.

La pareja que permanecía en la estancia se quedó callara unos segundos, sin atreverse a volver a hablar de fugas y demás.

—Siento haberte golpeado —declaró Dillan, y ocupó el asiento donde estaba Beth, alargando el brazo para tomar la mano de Mara, en un gesto de paz y cariño —. Sabía que no vendrías sino.

—De haber sabido que estaba embarzada seguro que te lo hubieras pensado dos veces —intentó bromear, aunque había poco de lo que reirse.

—Debí haberlo supuesto, nadie más podría hacer algo tan... Darling —comentó Dillan.

—Siento lo de Ana... De verdad que lo siento —declaró ella, apretando la mano que tenía sujeta a Dillan —. ¿Sabes algo de alguien más?

—No... Robbie desapareció año y medio antes de que todo acabase. Se metió en un asunto turbio, como tenía costumbre, la cosa se complico y desapareció... —Mara asintió a sus palabras pero permaneció callada —. ¿El tipo que..., me refiero al padre? ¿Le querías?

—Está vivo —contestó Mara —. No sé donde pero lo está. Y sí, lo amo.

—Lo suponía... —reconoció Dillan —. Es nuestra historia, ¿no? Siempre que me fijo en ti, tu te enamoras de otro y te quedas embarazada en las peores circunstancias.

Mara tuvo que reír ante el comentario.

—Oh, D. Es imposible que sigas enamorado de mí —declaró ella divertida—. Además esta vez es diferente. Daryl es diferente, él no es como Robbie... No lo es en nada. Es el mejor hombre del mundo, el más noble y valiente.

—¿Estás segura de que está vivo? Ahí fuera...

—Sí, sé que esta vivo... —lo interrumpió —. El exterior es peligroso, pero no solo por los caminantes, los peores peligros que ahí también los tenemos aquí por lo que veo. ¿Hace cuanto que no estas fuera?

—Salgo cada día...

—No me refiero a eso, D. Pero te digo que podemos irnos y tener más oportunidades de las que piensas y de las que hay aquí.

—No puedo arriesgarme —zanjó la conversación y se incorporó —. Descansa, intenta recuperarte rápido y no digas nada de tu estado.

—¡D! Me gustaría conocerlo, a Dylan —dijo Mara antes de que el rubio se marchara.

—Lo harás, él a oído hablar de ti.

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.TWD.


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Hola lectoras.

Este cap es cortito y solo se centra en Mara, pero aunque no lo parezca es muy importante. Si alguna lee mi novela original Antes de la Tormenta, sabrá se sobra quién es Dillan, quién era su hermana y entenderá mejor de lo que hablan Mara y él, pero creo que de todas formas se entiende la relación que tienen.

Es un personaje que no tendrá el desarrollo que tal vez le suponéis, pero si tendrá mucho peso en la historia a partir de ahora. Espero que os guste.

Muchas gracias por leer.

Me encantaría conocer vuestra opinión con algún comentario, me motivan mucho para escribir y continuar la historia.