La huida

La cabeza de Rick iba a mil revoluciones por segundo. Debía trazar un plan y aunque tenía claro por donde atacar al grupo que los había acogido no podía apartar de su mente el recuerdo de la última vez que había intentado solucionar la situación estando en contra de otro grupo, entonces no solo había visto como su amigo y guía en esos momentos era decapitado por su enemigo, a causa de sus propias palabras, sino que había terminado perdiendo su hogar y a una gran parte del grupo de gente con los que habían formado una comunidad. Ese recuerdo lo aterraba ante la idea de que la historia se repitiera, pero en esta ocasión había grandes diferencias. Ahora sabía que dialogar o intentar llegar a un acuerdo no era una medida viable y, aunque lo pudiera ser, las posibilidades de que saliera bien eran tan limitadas que no estaba dispuesto a arriesgarse. Si eran ellos o los otros no iba a dudar, no podía permitírselo. Sin embargo su situación tenía muchos flancos abiertos. Estaban su hija y el pequeño Dylan, que no les permitirían atacar a la comunidad abiertamente y sin cuidado, también Mara que se encontraba en una situación delicada, pero que en absoluto aceptaría quedarse al margen, aún menos si Beth le había contado lo que sabía.

El plan que ideasen debía ser rápido, pues el resto de su gente corría peligro a cada minuto que pasaba.

—Lo principal es salir de aquí y encontrar a los nuestros — Rick dio voz a sus pensamientos.

—El bosque y todo los alrededores están plagados por un enorme rebaño, salir ahora… —recordó Dillan, que aunque no quería sonar fatalista no podía olvidar que su sobrino no podía huir a pie como el resto.

—Daryl me dijo que dejasteis más armas junto con las que habíamos ocultado en la cabaña donde estuvimos antes de llegar, podríamos atraer aquí a los caminantes, con ruido o fuego… huir a la cabaña y pertrecharnos para buscar a los nuestros, sé que es peligroso…

—Rick, por Dios, míralo. —señaló a su sobrino—, como lograré que sobreviva en esta situación.

—También tengo una hija que no puede valerse sola, cuento con que hay punto débiles en nuestro grupo, pero los fuertes los protegeremos no solo tú. Si estás con nosotros no te dejaremos atrás, ni desprotegido —aseguró con convicción—. Por eso mismo no podemos perder un segundo más aquí mientras parte de los nuestros podrían necesitarnos ahí fuera.

—Lo entiendo —asintió aunque en el gesto de su cara se podía apreciar que no estaba completamente seguro mientras miraba a su sobrino dormir ajeno a todo. Segundo después bajó la vista al suelo y asintió—. Bien, estoy contigo. Salgamos de aquí…

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Aunque en un primer momento Mara parecía desubicada al hablar con Beth no tardó en intuir que la rubia le estaba ocultando algo y era algo importante, por lo que comenzó a preguntar qué ocurría y a insistir en que se lo confesara antes las iniciales negativas de Beth. Tras unos pocos segundo la joven no puedo continuar ocultándole lo que sabía sobre el grupo que se suponía que habían ido ha Washington aquella mañana. Para su sorpresa, en lugar de alterarse embargada por el miedo y la preocupación, Mara se la quedó mirando incrédula y comenzó a llorar en cuanto parpadeó nada más Beth finalizó de hablar.

—Está vivó —susurró—. No me atrevía… no quería ni pensar en qué podría haberle pasado, porque sabía que no se había ido por su propia voluntad… pero al no estar. Pensé que lo había perdido, otra vez… que lo habían matado, sin más… Pero no, está vivo… Menos mal…

Beth tardó en comprender el significado de las palabras que Mara susurraba, pero en cuanto discernió lo que decía compartió su pensamiento y entendió su alivio. Sabían que ni Gareth ni ninguno de los suyos habían matado a nadie de su grupo, solo les habían tendido una trampa y los habían convertido en cebo de caminantes, y para Mara como para cualquiera que conociera a Daryl si existía la posibilidad de que sobreviviera lo haría.

—Dillan le está contado ahora lo que te he dicho a Rick, para… —dijo Beth, pero Mara se incorporó de la cama con agitación y se puso a buscar su ropa.

—Debemos que irnos de aquí, no podemos esperar más tiempo…

Beth intentó retenerla y pedirle que volviera a echarse en la cama para descansar, pero le fue por completo imposible. En ese preciso momento la puesta se abrió por completo dando paso a Dillan que cargaba en brazos con su sobrino, quien no podía ocultar su cara de sueño y desconcierto.

—Preparaos, no largamos de aquí —dijo el rubio.

—Claro —aceptó Mara sin dudar calzándose una de sus botas.

—¿Pero…? ¿Cuál es el plan? —preguntó Beth que sentía que de pronto todo se había precipitado sin que se diera cuenta.

—Irnos y buscar a los que faltan —contestó Dillan—. No haremos daño a nadie si no es necesario pero cada segundo que pasa lo estamos perdiendo si continuamos entre estos muros.

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Los últimos supervivientes llegados a la terminal no tardaron más de unos minutos en acabar con la calma reinante en la noche. Rick había ido a alertar a Michonne y a su hijo que no necesitaron explicación alguno para seguirlo por los pasillos e ir a avisar a Glenn y Maggie de que su tiempo en aquella comunidad había llegado a su fin.

El movimiento por los pasillos y habitaciones alertó a otros habitantes que comenzaron a salir de sus habitaciones para comprobar qué sucedía alertados por lo raro de la situación.

Nadie del grupo tenía armas de fuego, pero si les habían permitido quedarse con las armas blancas con el pasar de los días, entre ellas la katana de Michonne que aunque no la había desenfundado no quitaba la mano de su empuñadora.

El grupo se reunió junto a las escaleras.

—¿Sabes qué está pasando? —preguntó Maggie a su hermana y esta asintió.

—El resto están fuera, corren peligro —explicó brevemente.

Maggie asintió a su vez, solo quería comprobar que su hermana estaba al corriente de la gravedad e importancia de la situación, pues Rick les había hecho un breve resumen de la situación al entrar en su dormitorio.

Comenzaron a bajar las escalera en la penumbra mientras más y más habitantes salían de sus habitaciones. Entre ellos Mery que no se limitó a asomarse con cautela sino que salió al pasillo enfrentando al grupo en cuento llegaron a la planta inferior.

—¿Qué diablos está sucediendo?

—Nos vamos de aquí —declaró Rick —. Sabemos qué le hicisteis a los nuestros…

—¿Cómo?

—Os escuché —dijo Dillan—. No puedes negarlo.

—Escúchame, no queremos hacer daño a nadie, aquí hay muchos inocentes.

Unos pasos atropellados se escucharon tras ellos y parte del grupo se giró para descubrir a Alex, el hijo menos de Mery, bajando atropelladamente por las escaleras, pero se quedó parado al ver la situación.

—No son las horas adecuadas —dijo Mery, que intentaba mantener la compostura, aunque resultaba evidente que su respiración era acelerada y se sentía tensa—. Pero os dijimos que no os reteníamos, os podéis ir…

Mara la miró con rencor, aquella interpretación de inocencia absoluta la hervía la sangre, no tenía sentido que siguiera fingiendo un papel, todos sabían lo que habían hecho.

Alex bajó las escaleras despacio.

—El bosque está plagado de…

Sin dudar un instante Michonne desenvaino su espada y llevó la punta del filo hasta el cuello de Mery.

—Nadie tiene que salir herido, si nos dejáis irnos —repitió Rick.

—Sabemos lo que habéis hecho… —dijo entonces Mara supurando desprecio con cada palabra—. Ya no podéis seguir disimulando.

Alex miró a su madre y está asintió.

—Está bien —aceptó el hombre y se giró hacía las escaleras —Volved todos dentro de las habitaciones, no sucede nada —gritó.

—No es cierto —dijo entonces Mara, que no pudo reprimirse y limitarse a huir de allí—. Mataron a vuestros compañeros, si llegasteis aquí con otros hombres… con personas que luego se fueron o cayeron en una salida no fue verdad. Ellos los mataron o les dejaron morir.

»Solo queréis a aquellos que son débiles u os necesitan.

—Mara, no sabes lo equivocada que estás, aquí ayudamos a gente, gente como tú que fuera… —Alex se había ido aproximando hacia la chica mostrando más seguridad de la que debía tener y hasta intento posar un brazo sobre el hombro de ella.

—El que se ha equivocado has sido tú —dijo ella, y lo tomó de la muñeca con rapidez. En un movimiento ágil y preciso giró la muñeca de Alex haciendo que todo el brazo se flexionase para llevarlo tras su espalda y retenerlo—. Te has equivocado al pensar que estaba desvalida.

—Mara… —dijo Beth previniéndola.

—Nos lo llevamos, nos mantendrá a salvo llevarlo con nosotros —Miró a Rick esperando que asintiera.

—No es mala idea —dijo Maggie.

—Está armado —dijo Glenn, quitándole la pistola que llevaba en la cintura.

—Habéis dicho que no harías daño a nadie —dijo Mery interponiéndose entre Rick y la salida.

—No le haremos daño, le dejaremos cuando estemos fuera… —dijo Michonne.

—Como habéis hecho vosotros —apuntó Dillan.

Michonne giró el filo de la katana para que Mery se apartara de la salida y les dejara abandonar el recibidor, lo que la mujer con reticencias terminó por hacer.

Caminaron con cautela por el patio de la terminal, sin dejar de mirar a las azoteas donde siempre había vigías armados.

—Diles que no disparen —ordenó Rick a Alex.

—¡No disparéis! ¡No disparéis, soy Alex! ¡Voy con ellos, se van a ir! ¡No disparéis! —gritó el hombre con un deje desesperado.

El grupo avanzó hacía la salida del recinto con calma pese a la agitación que todos sentían en su interior. Tanto Judith que iba en brazos de su hermano como Dylan que se aferraba a su tío no se alarmaron excesivamente, como si un sexto sentido les advirtiera de que no era el momento se mostrar queja alguna y debían reprimir el miedo o desconcierto que seguramente los embargaba.

—Hay que hacer algo para atraer aquí a los caminantes, debemos lograr que acudan aquí y poder llegar a la cabaña —susurró Dillan a Glenn, pues había escuchado que de todos los miembros del grupo él era el más resolutivo cuando había complicaciones.

El asiático tras escucharle entendió el plan que había ideado Rick e intentó pensar en algo.

—Maggie, sígueme, debemos hacer una cosa —dijo simplemente y se alejó junto a su esposa del grupo.

El grupo siguió avanzando a pesas de que sus compañeros se habían alejados, lo cual no pasó desapercibido a Alex que hizo un gesto de queja. Michonne y Mara quienes le rodeaban, la primera amenazándole con la espada y la otra reteniéndole por el brazo con una dolorosa llave le obligaron a continuar avanzando.

—¿Qué pretendéis hacer? ¿Habéis dicho…?

—¿Por qué piensas que te debemos algo? —preguntó Mara.

El rencor que sentía la chica era tan palpable que podía sentirse la insultante forma en la que se dirigía a él pese a no haber dicho ninguna mala palabra.

—Cálmate, en tu estado no deberías esforzarte —comenzó a decir Alex.

—¿En mi estado no debía esforzarme… en que? El único esfuerzo que estoy haciendo es para no matarte —confesó—. Es en lo único que pienso ahora…

No mentía. No se sentía como ella misma en esos momentos, sus sentimientos eran más viscerales y profundos. Podía ser precisamente por su embarazo o que sencillamente aquel mundo había comenzado a cambiarla a ella también, pero acabar con el culpable de apartar a Daryl de su lado, al causante de que el grupo se hubiera dividido y quién los había puesto en un severo peligro no le parecía en absoluto descabellado. Y solo había un motivo por el que no hacían arder aquel lugar hasta lo cimientos; había demasiados inocentes, victimas de las mentiras de aquel hombre y su familia, entre aquellos muros que no debían pagar aquellos pecados con sus vida.

Justo entonces una larga y relumbrante llamarada ascendió desde el otro lado del patio, sorprendiéndoles a todos. Acto seguido Glenn y Maggie aparecieron corriendo desde esa dirección alertándoles para que aceleraran el pasó.

—Los bidones van a explotar —les avisó el asiático.

Entendiendo que la pareja había prendido fuego a algunos de los suministros de gasoil que guardaban tras el edificio y el resto comenzarían a explotar seguidamente Alex perdió el control.

—¡Disparad! ¡Dispararlos a tod…! —comenzó a gritar desesperado, pero Michonne no perdió un segundo y le atravesó la garganta con su catana, acallando sus gritos. Mara que había soltado el cuerpo de Alex sintió su peso caer al suelo inerte se observó las manos, no estaban manchadas de sangre pero las sentía así y se sorprendió al comprender que no le importaba.

—¡Corred! —gritó Rick.

Glenn que iba en ultimo lugar comenzó a dispara a la azotea intentando cubrir la huida de sus compañeros.

Una fuerte explosión hizo temblar el suelo a sus espalda y les dio la oportunidad de salir del recinto y ocultarse entre los árboles que rodeaban el perímetro del lugar. Sin embargo el grupo por completo no se detuvo aun encontrándose a salvo y siguió avanzando.

—Gleen, dame el arma, nos cubriré en la huida —ordenó Rick, que se quedó al final del grupo— Mich, ocúpate de los muertos.

Mara aceleró el paso al no tener el lastre de Alex, y protegió su vientre instintivamente al correr, en aquel momento solo había algo que la preocupaba, más que cualquier otra cosa, encontrar a Daryl y que estuviera con vida.

Quería apartar de su mente la idea de encontrarlo muerto o convertido, pero no era capaz, y al pensarlo sentía nacer en ella un deseo rabiosos de venganza. Había sobrevivido a demasiadas cosas, a demasiada gente y si llegaba a perder también a Daryl no descartaba la idea de rendirse y ceder a perder también su humanidad.

—Nos van a seguir, no podemos detenernos hasta estar armados —. Dijo Dillan que veía como el grupo había comenzado a bajar el ritmo tras una decena de minutos cruzando el bosque.

Mara asintió, pero sin embargo no fue capaz de aumentar su velocidad, su cuerpo estaba cerca de la extenuación, aunque la adrenalina que recorría su organismo la anestesiaba del agotamiento y dolor ya no podía forzar más su organismo.

—Estás bien —dijo Beth, mirándola con preocupación.

La joven morena asintió por inercia pero su semblante agotado y su agitada respiración indicaban lo contrario.

—¿Cuánto nos queda? —preguntó sin pensar.

El tono angustioso con el que entonó la pregunta alertó a Dillan de que algo le ocurría y previno a Beth.

—Ayúdala a continuar —dijo aminoró el paso para acercarse a Rick, sin dejar de sujetar entre sus brazos a su sobrino que se aferraba a su cuello sin querer alzar la vista—. Mara está mal, creo que no puede más, ¿comió algo cuando estuviste con ella?

Rick no respondió, pues se limitó a llevar la vista hacía la joven que parecía a punto de desfallecer y sin mediar una sola palabra aceleró sus pasos hasta ella. Hacía casi un día que Mara no había comido nada, pues había pasado la jornada entera sedada, que aun continuase en pie en sus circunstancias se podría considerar inaudito, así que sin preguntar se colocó junto a ella y pasó el brazo de la joven sobre sus hombros para ayudarla a seguir, como hacía Beth. En circunstancias normales Mara se hubiera negado, al menos protestado mientras intentaba mantenerse por sí sola, pero esta vez la joven no emitió la más mínima queja.

—Continuad, debemos llegar a un lugar seguro —dijo Rick intentando acelerar el paso todo lo posible, y susurró para Mara—. No queda mucho…

Varios caminantes se les cruzaron por el camino, pero Michonne no tenía el más mínimo reparo en decapitarlos tan rápido como le era posible. El fuego de las explosiones se podía apreciar desde varias millas de distancia y el olor que emanaba también resultaba un reclamo llamativo, por lo que muchos caminantes pasaban decenas de maestros sin apenas reparar en los supervivientes yendo derechos en la dirección de la terminal.

Las detonaciones de disparos les llegaron desde sus espaladas, aunque se escuchaban lejanas aún eran claras, lo que les advertía de que los habitantes de La terminal habían iniciado la búsqueda por el bosque, dejando en claro que no eran muy experimentados en moverse y sobrevivir en el exterior, porque los disparos solo atraerían más caminantes hacía ellos de los que eliminaban. Sin embargo eso beneficiaba al grupo que huía. En cuanto llegaran a la cabaña les harían frente parapetados tras los muros que les protegerían, aunque las circunstancias no eran las deseables habían sobrevivido a situaciones peores.

—No os separéis —advirtió Rick, al ver que Maggie se alejaba para acabar con un caminante cercano con su cuchillo.

Todos avanzaban formando un circulo, manteniendo a Carl y Dillan en el centro que cargaban con los niños. Rick intentaba llevar un ritmo rápido forzando a Mara no detenerse. Glenn iba en cabeza junto con Maggie y Michonne rodeaban al resto para protegerlos.

—Ahí está la cabaña —dijo Glenn, para animar al resto a acelerar el paso.

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No lo iban a lograr, todos no, y Daryl lo sabía…, lo había sabido incluso antes de iniciar el plan, pero saberlo era diferente a ser testigo de cómo uno de sus compañeros se desangraba a causa de un mordisco frente a sus ojos. Un tiempo atrás habría podido afirmar con completa convicción que ver morir a alguien en aquel mundo miserable y cruel no le afectaba en demasía, incluso cuando era uno de los suyos, porque al fin y al cabo el mundo era cruel y la gente moría incluso antes de que los muertos andarán por la tierra, pero eso había cambiado según se daba cuenta que las personas que lo rodeaban eran lo único que tenía en la vida y por lo tanto lo único importante.

Ni siquiera tuvo un pensamiento egoísta al ver la sangre que salía a borbotones, no pensó en Mara ni en el nacimiento de Hope y quién les ayudaría a que todo saliera bien, no. Pensó en que con sus demonios y defectos, Bob era un buen tipo, que no merecía aquello, que no merecía haber sido mordido ni merecía desangrarse en los brazos de la mujer que le quería, porque Sasha tampoco merecía aquello. La valiente y audaz Sasha estaba bañada en la sangre de Bob, intentando contener sus lágrimas y la sangre que emanaba del cuerpo de Bob de la misma infructuosa manera.

—Presiona la herida —proponía Rosita, en un vacuo intento de hacer algo, se acercó quitándose la camisa que vestía sobre una camiseta de tirante, pero Abraham la detuvo.

—Eso solo alargará su sufrimiento… —susurró el militar.

Era cierto, y todos lo sabían.

Bob iba a morir allí y lo haría en pocos segundos, ninguno podía cambiar eso. Solo mostrar respeto, solo no molestar.

Todos habían escuchado fuertes detonaciones y multitud de disparos, pero muy lejanos, aunque procedían de la terminal. No podía confirmar lo que significaban, pero posiblemente la horda se había acercado demasiado y la comunidad corría peligro. Eso alteraba al cazador, que deseaba hacer algo, pero no podía, así que se limitó a observar a sus compañeros.

Eugene temblaba, especialmente cuando sus ojos se dirigían a Bob. Tyreese intentaba inútilmente consular y apoyar a su hermana y esta no podía dejar de sostener a Bob contra su cuerpo. El resto, Rosita, Tara, Abraham y Carol tan solo observaban controlando la inquietud que también sentían.

En aquel momento Carol se acercó a Daryl y susurrando todo lo posible le habló.

—No podemos enterrarle, será demasiado tiempo… Hay que prepararse.

Daryl la miró a los ojos dudando si asentir o negar a su premura. Bob moriría pronto… Entonces en el exterior la agitación proveniente del bosque aumentó, algo se aproximaba entre los árboles sin el menor cuidado, rápidamente, haciendo crujir las ramas y agitando las hojas de los arbustos. Sin dudar se acercó a una de las ventanas, pero no pudo ver nada desde aquel lado de la cabaña. Corrió hacia la puerta, mientras Abraham que también se había percatado de la situación se encaminó hacia las armas que habían recuperado.

La puerta se abrió de golpe, sin el menor cuidado, dando pasó a Maggie y Glenn en primer lugar, a quienes Abraham apuntó directamente, pero sin llegar a apretar el gatillo.

—Cielos —dijo Maggie, que corrió hacía Bob en cuanto le reconoció en los brazos de Sasha.

—¿Estáis… aquí? —susurró Glenn incrédulo, aunque no demasiado.

El resto del grupo fue entrando de forma apremiante. Todos, los niños también estaban allí y bien.

—Pero qué coño… —dijo Daryl y se precipitó hacía Mara en cuento la vio siendo cargada por Rick y Beth.

—Está agotada —informó el Sheriff, dejando que Daryl la tomara en brazos con preocupación.

—Chip… —susurró cargando con su cuerpo y acariciando su rostro.

Agotada como estaba la joven se limitó a sonreír y recostó sobre el hombro de Daryl segura de que el cansancio la había superado y estaba soñando.

Nadie entendía que estaba haciendo el resto allí, pero antes de comenzar a hacer preguntas cerraron la puerta tras ellos para protegerse del exterior.

Bob los había llegado a ver entrar, pero dejó de respirar apenas un par de segundos después.

Tyreese que se había hecho con un cuchillo se lo mostró a su hermana, que intentaba contener sus sollozos, pero esta negó y se abrazó a él. Necesitaba consuelo, no rematarlo. Así que Maggie aceptó el cuchillo y evitó la reanimación de su amigo mientras la novia de este mantenía el rostro oculto en el pecho de su hermano.

—No podemos quedarnos aquí —dijo Carol en voz alta.

—Tenemos que recuperarnos —respondió Beth, que había seguido a Daryl y Mara y observaba el estado de su amiga.

Todos comenzaron a hablar a la vez, explicando qué hacían allí, qué había pasado, y lo que les había sucedido hasta ese momento en cada grupo, y Beth lo hizo con Daryl.

—Nos dijeron que te fuiste con el grupo de Washington, pero ella no lo creyó se rebeló y la sedaron para que se tranquilizara. No ha comido nada desde por la mañana… Sabemos que os tendieron una trampa, Dillan escuchó como lo confesaban a escondidas.

—Parad… Parad… —comenzó a pedir Eugene—. Estamos rodeados de muertos, nos escucharan. Tenemos que permaneces aquí hasta que se vayan, salir es un peligro.

—No —sentenció Abraham —Esto es una ratonera, los muertos o los vivos vendrán. Hay que irse.

—Podemos defendernos aquí —dijo Rick, pues salir también le parecía peligros para los más débiles del grupo, sobre todo viendo el cadáver de Bob postrado ante él.

—No podemos detenernos —reiteró Abraham.

—Ni continuar —dijo Daryl, que miró a Mara.

El resto del grupo volvió a dar su opinión, con voz susurrante, pero sin orden ni concierto.

La joven no había perdido la conciencia, pero no le quedaban fuerzas, necesitaba descansar, reponerse y alimentarse, pero aquello último sería imposible pues carecían de alimento.

—Me tengo que despertar —le dijo a Daryl—. Tengo que encontrarte de verdad, estas fuera, despiértame, por favor.

—No. Estás despierta, Chip, no te preocupes, estoy aquí, estamos todos en la cabaña, todos… —Ella le miró sin comprender—. Todos huimos la mismo sitio.

Por un instante Mara pareció más serena, pero su semblante de tiño de temor y se apretó las manos contra el vientre.

—No la siento, Daryl, no siento que se mueva —confesó—. Siempre la noto, más si estoy nerviosa, ella se mueve… y no la noto.

Daryl la miró entendiendo sus palabras lleno de temor, pero Beth no perdió tiempo y comenzó a palpar el vientre de su amiga, sin saber qué debía hacer, pero decidida a darle esperanzas.

—¿Te duele? Si algo fuera mal te dolería, el cuerpo funciona así, el dolor nos pone en aviso de que algo va mal —intentó tranquilizarla.

El resto del grupo parecía ajeno a aquello, seguían discutiendo sobre qué hacer.

—No, bueno, estoy agotada, pero… no me duele ni tengo molestias, pero debería moverse —dijo más tranquila.

—Las dos estáis agotadas, puede que sea eso, pero sin dolor… —no sabía lo que estaba diciendo en realidad, pero Beth solo pretendía dar esperanzas.

Entonces una voz se impuso por encima de la discusión general, la de Dillan.

—Les escuché decir que la caravana estaba cerca, que querían que la encontrásemos para dar veracidad a la idea de que la horda os habían costado el paso e impedido seguir camino —detalló logrando que todos le prestaran atención—. Seguro que sigue portando los víveres y suministros que pensabais llevaros.

—Iremos a buscarla, la carretera no está lejos, la encontraremos y… —propuso Glenn, pero Rick le interrumpió.

—No, no nos separaremos más.

—Cierto —se le unió Maggie, mirando a su esposo—. Estamos en esta situación por separar el grupo.

—Rick —llamó Beth, acercándose hacía él—. Mara no puede seguir. Puede que el bebé esté mal —dijo bajando el tono todo lo posible.

—Aquí no se puede quedar, ninguno podemos —aseguró.

Daryl que les observaba intuyó de qué hablaban y tomó la palabra.

—Yo la llevaré. Necesitamos comida.

—¿Irnos todos? —preguntó Carol—. Los que no puedan deberían quedarse aquí, nos pondrán en peligro al resto.

—No dejaré a nadie atrás —dijo Daryl.

—Ni siquiera sabemos hacía donde debemos ir —evidenció Eugene.

—Es cierto, pero… —Glenn se quedó pensativo—. Es verdad que dividirnos nos debilitaría aún más.

—Estando juntos tendremos más opciones —dijo Maggie, y miró a Sasha, esperando a que aceptara.

—Debemos irnos, rápido —dijo Abraham.

—Ni siquiera tenemos un plan —apuntó Rosita, que parecía confusa.

—Sí, aunque no es el mejor plan del mundo, no hay otro —dijo Rick—. Coged armas, coged todo lo que pueda ser útil. Nos iremos a buscar la Caravana, todos juntos, enfrentándonos a lo que halla fuera y protegiéndonos entre nosotros. Es nuestra única opción.

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*TWD*


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Buenas, feliz 2021, aquí seguimos...

No quiero hacer promesas, pero espero ir subiendo más seguido, vamos no 2 veces al año, y poder ir avanzando con la historia. Como ya comenté hace muuucho el fanfic se irá distanciando más y más de la serie original, más que nada porque al contrario que con las primeras temporadas que me las ví innumerables veces, a partir de la 5 temporada apenas me he visto los episodios 2 veces, algos solo una vez y sin prestar demasiada atención y la ultima temporada ni la he visto y la que se viene no la veré. Confieso que para mí la muerte de Beth marcó el principio del fin de twd, y que este se hizo absoluto con la muerte de Carl, que ni entiendo ni jamás entenderé... Por eso poco o nada se parece mi historia al desarrollo de la serie especialmente en el tema de Alexandría etc... Aun así espero que os guste.

Espero de corazón que aquellos que me leen estéis bien y que la pandemia no os haya afectado ni a vosotros ni a vuestros seres queridos. Un abrazo fuerte.

Hasta pronto.