No olvido
Postrada sobre le suelo, mara sentía que su corazón intentaba salir del pecho y cada latido resonaba en sus oídos tan fuerte como el sonido de los disparos que la rodeaban. No entendía qué estaba pasando aún, solo que Daryl se encontraba sobre ella, rodeándola con sus brazos tan fuerte que apenas le permitía respirar. El llanto del bebé no tardó en unirse al coro de gritos alarmados y disparos.
Tras casi un minuto eterno los disparos se detuvieron, pero aún así el grupo tardo varios segundos en comenzar a moverse y reaccionar mirando confusos a su alrededor. Milagrosamente nadie parecía herido, los disparos se habían producido dirigidos para alcanzar a personas erguidas y en esos momentos todos se encontraban sentados en los bancos o suelos de la iglesia.
—¡Vais a pagar por lo que nos habéis hecho! —escucharon la familiar voz de Gareth en el exterior de la iglesia—. Destruisteis el futuro de la vida que construíamos, reventasteis nuestro refugio y llevasteis la muerte a él.
Lo que sucedía comenzó a cobrar forma en la mente de todo el grupo en cuanto escucharon a Gareth, pero antes de poder hallar algo de serenidad una nueva ráfaga de disparos barrio la sala, en esta ocasión a más baja altura.
Uno de ellos impacto en el banco de madera junto al brazo de Dillan y otro pasó cerca de la cabeza de Rick. Abraham comenzó ha sangrar por el brazo y Tyreese también se retorció por el dolor que sentía nacer cerca de la cadera.
—No merecéis un techo, ni unas paredes que os protejan, no merecéis cobijo. Destruisteis el refugio de familias enteras, expusisteis a los más vulnerables y más importantes por egoísmo. Si existe un Dios, ni Él os podrá reguardar o salvar del infierno —declaró Gareth con aquel tono mesiánico que su propia madre había empleado al acogerles en la terminal.
Cuando Gareth se calló todo quedo sumido en una expectante calma que solo el llanto asustado de Judith y Dylan alteraban, generando una ambiente terrorífico en la iglesia.
Mara se intentó incorporar instintivamente, pero Daryl no se lo permitió, hasta que fue consciente de porque necesitaba moverse.
—Humo…, huelo humo —susurró. Daryl negó sin moverse—. Daryl, nos van a quemar si no salimos de aquí —declaró temblando, dando sentido y coherencia a todo lo que sus sentidos percibían en aquel momento.
El olor del fuego no tardó en ser perceptible para la mayoría y seguidamente le humo comenzó a invadir todo el edificio. Las últimas palabras de Gareth comenzaron a tomar sentido para ellos.
—Hay que salir de aquí… —declaró Glenn.
Pero el más rápido en ponerse en marcha fue sin lugar a dudas el Padre Gabriel, que no perdió ni un solo instante en tomar arma o protección alguna y comenzó a gatear atropelladamente hacia una de las salas adyacentes.
La idea de salir de la Iglesia no era discutible, aquel edificio estaba enteramente construido en madera y en cuestión de minutos sería pasto de las llamas, convirtiéndose en la tumba del grupo si permanecían allí resguardados, pero tampoco podían perder la razón en su huida, pues en el exterior les esperaban las habitantes de la terminal. No sabían cuantos serían, pero estarían armados, y si no querían perecer junto a los restos de la iglesia antes de salir debían protegerse.
Tomaron las armas que tenían al alcance y decidieron tan solo con mirarse que los más coherente era seguir al párroco pues de haber una salida alternativa o algún lugar más seguro en aquel edificio él debía ser el que lo supiera.
Gatearon siguiendo su misma dirección, temiendo que se volvieran a producir disparos que acabaran con ellos, y evitando el humo que en esos momentos ya inundaba todo el espacio.
Las llamas comenzaron a ser visibles, iluminando los laterales de la nave central.
Llegaron hasta el despacho del sacerdote, allí no había nadie aunque era la sala en la que habían visto entrar al cura, pero la puerta de un supuesto armario se encontraba abierta, entonces descubrieron que aquella puerta conectaba con unas escaleras que bajaban y no ocultaba un armario. Con cuidado comenzaron a bajar en casi completa oscuridad. A pesar de no saber que les depararía el siguiente escalón la casi certeza de que no serian disparos y fuego les hizo no dudar en bajar hasta palpar un suelo terroso.
—Gabriel —susurró Rick, pero sus llamado fue opacado por el llanto de la niña que portaba en brazos como lo más preciado del mundo—. ¡Gabriel!
—Hay una salida… hay una salida —dijo el cura, nervioso.
Seguidamente una pequeña trampilla al otro lado de las escaleras, apartada de los limites de la construcción de la iglesia se abrió permitiendo entrar algo de claridad.
Daryl pudo reconocer como Gabriel subía por una escalera vertical tan rápido como podía para salir al exterior, pero antes de tener todo el cuerpo fuera del sótano se volvieron a escuchar disparos, y el cuerpo del hombre cayó pesadamente por el hueco hasta aterrizar en el suelo de tierra.
Sin pensarlo demasiado, Abraham corrió hacía la trampilla y subió dos escalones y comenzó a dispara al exterior sin sacar más que la metralleta que portaba, solo hizo un barrido antes de ocultarse. Dos segundos después repitió la acción y se oculto, pero esta vez solo aguardó un segundo, y disparó de nuevo. Al terminar saltó de la escalera y se alejó, aguardando.
Daryl intuyó cual era su estratagema y preparó su arma.
—Aguardar —dijo al resto, aunque pocos fueron los que llegaron a escucharle.
El llanto de Dylan se había vuelto silencioso a causa del terror que el niño estaba sintiendo y Judith sencillamente no conservaba fuerzas en su pequeño cuerpo para seguir berreando como minutos antes y también sus sollozos, pese a no cesar, se habían mitigado.
Una sombra pareció acercarse hasta la abertura superior, todos contuvieron la respiración, pero en cuanto dos nuevos disparos impactaron sobre el cuerpo inerte de Gabriel tanto Abraham, Rosita y Glenn dispararon.
El tipo que estaba en el exterior fue alcanzado, pero no cayó por el hueco, sino que se desplomó a un lado.
Sorprendiendo a todos Sasha tomó la iniciativa y se adelantó a la escalera, subiendo por ella hasta el exterior, sin soltar el arma automática que portaba. Ty la siguió sin dudar, más por el deseo de protegerla que el de salir.
No hubo más disparos y las llamas que habían llegado al despacho comenzaban a ser visibles por la escalera que bajaba desde el edificio. Aunque lo natural no fuera que el fuego descendiera alcanzándoles sí era posible que el suelo de la iglesia sobre ellos terminara por caerles encima si seguían allí resguardados durante más tiempo, así que todos fueron subiendo por las escaleras.
En el exterior el fuego provocaba un calor asfixiante, la iglesia entera estaba en llamas.
—¡Miserables! —Gritó Gareth que corrió hacia ellos empuñando una revolver y disparando sin apuntar.
Tan solo se escucharon dos disparos antes de que Rick respondiera con su python caminado hacia él. Le acertó dos veces en el estómago, pero no se conformó con eso y una vez en el suelo se arrodilló hacía él y le golpeó varias veces con el arma en el rostro, destrozándoselo, desahogando todo la rabia que sentía.
Alrededor del grupo solo había tres cadáveres más de dos hombres y una mujer que conocían de la terminal.
Apenas tomaron sus armas, diversos caminantes aparecieron de entre los árboles atraído por el ruido de las detonaciones y el fuego.
—Vayamos a la caravana —determinó Abraham, que había estado ignorando la herida de su brazo..
Daryl se apartó de Mara, yendo a por Rick y obligarme que se alejara de los restos de Gareth. Al girarse de nuevo al grupo vio que Carol se dolía de la parte baja del hombro.
—No es nada… —dijo la mujer, ignorando el reguero de sangre que corría por su brazo.
Uno de los disparo de Gareth le había alcanzado.
Se movieron por el bosque siguiendo los pasos de Abraham y Tara que iban en cabeza y sabían con exactitud donde estaba la caravana. No habían tenido tiempo de llevar algunos de los suministras que habían conseguido, pero en sus circunstancias tened un vehículo disponible para poder huir todos esta tranquilizador. Fueron dejando la luz y el calor del fuego tras de sí, pero el llanto de los niños y sus pasos entre la hojarasca atraía demasiado a los caminantes que les salían entre los árboles y la oscuridad por sorpresa. Para aquellos que habían sufrido la trampa de Gareth y los suyos siendo secuestrados en el vagón de tren aquello era igual a aquella huida en la que Bob había muerto.
Mara corría tan ágilmente como le era posible, mientras Daryl dudaba entre centrarse en los caminantes que podían acecharles o en ella.
—Cójete de mi mano, no te preocupes —escuchó de Dillan le decía a su amiga, ofreciéndole la mano.
Él también iba más despacio que el resto, su sobrino iba asido a su espalda con fuerza, y lo sujetaba pasando una mano por debajo de su trasero. Daryl le miró al oírle y el rubio asintió con complicidad al cruzar sus miradas, en lugar de molestarle aquello el cazador entendió que estaba demostrando aquello de que podría contar con él para mantener a Mara con vida y le devolvió el gesto.
Según se alejaban de la iglesia la oscuridad se hacía más intensa y complicaba su huida.
Por detrás de Mara Tyreese luchaba por acallar el dolor y molestias que le provocaba dar un paso tras otro, debía tener aún la bala alojada sobre su cadera o en el mismo hueso y correr no le resultaba posible. Aunque Sasha intentaba cargar con él parecía inútil.
—Adelántate… es peligroso —pidió a su hermana, pero esta hizo oídos sordos.
—No puedo perderte a ti también —declaró ella.
En pocos minutos Carol también fue quedándose atrás, su herida que había considerado leve al principio comenzaba a dolerle con mayor fuerza, respirar le resultaba insoportable y no tardó en notar el sabor de la sangre en su boca. El disparo había sido bajo, pensó, temiendo que no fuera su hombro el dañado sino su pulmón.
Mara la adelantó y Tyreese se puso junto a ella.
—Carol… —la llamó, alargando el brazo hacia ella—. Sigue Sasha… Sigue…
La chica cruzo su mirada con Carol, pero la mujer asintió y se acercó al costado de Tyreese.
—Adelántale —volvió a pedir a su hermana—. Necesitan de tu puntería más adelante.
Esas palabras terminaron por convencer a Sasha que alejándose de su hermano se adelantó hacía el grueso del grupo que iba quedando cada vez más lejos.
—No debe quedar mucho —dijo Carol en un intento de resultar alentadora.
Tyreese negó al oírla, y giró el rostro hacia ella mirando para llevar sus ojos a donde la mano de la mujer presionaba con fuerza la herida sobre su pecho.
—No, no vamos a salir de esta… nosotros no —aseguró—. Aunque lleguemos, quién no curará.
—Sé que hacer.
Tyreese no puedo evitar pensar en Karen, su Karen y en la clase de cuidados que Carol le había proporcionado cuando cayó enferma y el amargor del rencor subió hasta su boca. Le había dicho a Carol que la perdonaba cuando ella le había confesado su crimen, la muerte de las niñas Samuel le había afectado tanto que tenía fuerzas ni para ejecutar la venganza con la que tanto había soñado tras perder a su novia. Sin embargo también le había dicho que no olvidaría lo que hizo, pues no podía.
Aquella situación parecía muy lejana aquella noche, pero en ese preciso momentos, fuera a causa del dolor o simplemente la claridad mental que provoca saberse a las puertas de la muerte Tyseese entendió que estaban juntos para poder salvar al resto.
—¡Corred, corred, no falta mucho! —gritó con con todas sus fuerzas, y se giró a Carol —. Debemos salvarlos, debes salvar a Sasha.
Carol desconcertada intentó acallar a Tyrrese cuando este volvió a tomar aire para gritar, pero le fue inútil.
—¡No os detengáis, ya está cerca!
El grupo escuchó aquellos gritos llenándose de desconcierto, pues era evidente que atraerían a los caminantes y no entendían qué sucedía ni por qué, tampoco eran capaces de ver. La oscuridad del bosque y el reflejo de las llamas lejanas provocaba que atisbar dónde estaba Tyrees fuera imposible.
Sasha se detuvo y dio unos paso regresando, pero en cuanto escuchó el grito desgarrado de Carol un escalofrió la recorrió la espalda dejándola petrificada por unos segundos.
Daryl reconoció el grito e instintivamente se giró.
—¿Carol? —llamó.
—¡Cooorrer! —escuchó entre los arboles un agónico pero fuerte bramido de Tyreese.
Los gruñidos de los caminantes se hacían más intensos, habían encontrado alimentos y todos iban hacia le mismo punto.
—Esta ahí —dijo Tara, para instar al grupo a continuar hasta la caravana que no quedaba lejos.
La confusión y el desconcierto les hizo continuar sin pensar en la situación que estaban viviendo. Ninguno pensó demasiado en lo que pasaba en el bosque a un centenar de metros, aunque inconscientemente todos lo sabían. Y corrieron tan rápido y como fueron capaces hasta conseguir ponerse a salvo, con mayor facilidad que minutos antes porque ningún nuevo caminantes se les cruzó, todos se dirigían sin distracción tras ellos.
No fue hasta que entraron en la caravana y se vieron uno a uno las caras entre las sombras que comprendieron sin duda alguna que Tyreese y Carol ni habían subido al vehículo ni lo llegarían a hacer jamás, habían sido un cebo, les habían dado una oportunidad, y precisamente con ese sacrificio debían aprovecharla.
Abraham se había puesto al volante de la caravana sin dudar ni preguntar, horas después, cuando el sol comenzaba a salir frente a ellos seguía conduciendo. Nadia había pronunciado una sola palabra a lo largo de la noche, estaban ausentes, casi catatónicos ante lo sucedido y dudaban que pudieran volver a la normalidad tras aquella noches, tras los últimos meses, tras las ultimas perdidas y los últimos sacrificios.
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*FETWD*
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Capítulo intenso y confieso que complejo de escribir, la última parte lo hice varias veces hasta mostrar la idea de la manera más cercana posible a cómo la tenía en la cabeza. Hacía muchísimo que quería deshacerme del personaje de Carol, nunca me ha gustado especialmente y creo que tras la prisión su desarrollo se ha llevado demasiado protagonismo, no me parece nada creíble en ningún aspecto y que muera es quitarme un gran peso de encima. Y siempre he querido que su muerte estuviera vinculada a Tyreese y a aquellas palabras que le dijo en la cabaña en el capitulo de La arboleda, "perdono pero no olvido", y por eso la historia ha ido por aquí. Ah, sí, también he matado al Padre Gabriel, eso no lo tenía tan planeado, con tanto disparo alguien debía morir, y bueno… nunca he apreciado que aportarse demasiado, así que… que en paz descanse.
Espero que os haya gustado…
El siguiente cap será más tranquilo, lo prometo.
Gracias por leer.
