Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Kishimoto. La historia es de El Reino.

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Día 9: Hyggelig (danés)

"El cálido placer que se obtiene de las cosas o actividades suaves y cómodas"

Sasuke se ajustó la etiqueta de visitante que llevaba pegada en el bolsillo de su chamarra azul marino. Se detuvo ante la puerta abierta del aula de Iruka. Sasuke sabía que Iruka lo percibió, pero de todos modos llamó a la puerta por educación.

Iruka no levantó la vista de su papeleo. Solo sonrió y saludó a Sasuke con su mano.

—¡Entra! Entra —le dijo.

Sasuke obedeció. El aula tenía el mismo aspecto que en su época, excepto por unos cuantos diagramas diferentes en la pared. Observó los pupitres. ¿Siempre fueron tan pequeños?

Iruka dejó la pluma y se centró en Sasuke.

—Hola, Sasuke-san. ¿Cómo estás?

Sasuke se metió las manos en los bolsillos del uniforme y se encorvó ligeramente. La combinación de Iruka sentado y los pequeños pupitres lo hacían sentirse demasiado alto y desgarbado.

—No estoy mal. ¿Tú, cómo estás?

Iruka se encogió de hombros. Su sonrisa seguía sin desaparecer de su rostro.

—Me va bien. Mejor ahora que te veo. Ha pasado mucho tiempo.

Las puntas de las orejas de Sasuke se sintieron calientes.

—No sabía que te gustaran las visitas —murmuró Sasuke.

—Me encantaría poder ver a todos mis antiguos alumnos —reprendió Iruka con humor—. Me alegro de que Hinata me dijera que ibas a venir —su sonrisa se volvió burlona—. Has venido antes de lo que pensaba.

Sasuke se aclaró la garganta y desvió la mirada.

—Dijo que me dirías lo que estaba pasando.

—Ah-uh —Iruka movió un dedo—. Ella no me dijo eso.

Sasuke se acercó a las ventanas y se apoyó en uno de los alféizares.

—No, no lo dijo —admitió divertido—. Valía la pena intentarlo.

Iruka le dio un encogimiento de hombros impotente.

—Aunque pudiera contártelo todo sin entrometerme en la intimidad de los Hyūga, nunca conseguí la historia completa.

Sasuke se cruzó de brazos.

—¿Qué puedes decirme?

Incapaz de quedarse quieto, Iruka ordenó los papeles en su escritorio mientras hablaba.

—Hace unos meses, los Hyūga me avisaron de que, al final del año, todos los niños Hyūga que no se estuvieran graduando serían educados en casa durante al menos tres meses. Hinata me preguntó si estaría dispuesto a ayudarla a desarrollar un plan de estudios para ellos.

Las cejas de Sasuke se fruncieron.

—¿Les está enseñando ella misma?

—No lo sé —Iruka volvió a encogerse de hombros—. Y eso es todo lo que me han dicho.

Sasuke reconoció sus palabras como una despedida. Era tarde, e Iruka probablemente quería irse a casa. Se puso de pie e hizo una pequeña reverencia.

—Gracias por tu ayuda y por dejar que te moleste.

—No fue una molestia —Iruka se levantó y acompañó a Sasuke hasta la puerta.

Sasuke se detuvo y fijó su mirada suspicaz en su maestro.

—Eso es todo lo que te han dicho... ¿Sabes algo más?

Iruka sonrió brillantemente, como el sol de la mañana que sale de detrás de los árboles. Se dio un golpecito en el costado de la nariz con expresión traviesa.

—Lo he descubierto. Tú también lo harás.

Sasuke negó con la cabeza y se fue. Él también sonrió.

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—¿Otra cerveza? —preguntó Shisui.

Sasuke levantó su lata medio vacía y la agitó para que su primo pudiera oír el líquido que había dentro. Shisui se encogió de hombros. Se bebió el resto de su bebida, se levantó y se tambaleó hacia la neverita que estaba en la parte más plana del tejado. Se abrió paso por las resbaladizas tejas, aun así, tropezó y casi se cae.

Itachi suspiró. Tiró del cable enrollado en la funda de su muslo. El otro extremo estaba atado al cinturón de Shisui, tirando de él hacia arriba.

—Uy —dijo y luego soltó una risita.

Abrió la neverita, metió su lata vacía en el hielo que se estaba derritiendo y sacó tres cervezas más. Volvió a subir a trompicones y les entregó una lata a cada uno. Sasuke se la metió en el bolsillo del pantalón, para que no rodara. Itachi dejó su lata en el regazo de Sasuke. Sasuke miró a su hermano con odio.

—Ya me he tomado tres —explicó Itachi—. Mañana tengo que cumplir con mi deber.

Sasuke se burló y se bebió el resto de su cerveza. Lanzó la lata vacía contra la tapa de la neverita, y esta aterrizó boca abajo, pero perfectamente erguida.

Shisui se rio. Los dos hermanos lo hicieron callar. A pesar de que su habitación estaba en un ala diferente de la casa, Izumi dormía. Si la despertaban, se desataría el infierno.

—Lo siento —dijo Shisui en un susurro.

Sasuke puso los ojos en blanco. Dio un sorbo a su bebida y observó las estrellas durante un minuto. Shisui rompió el silencio.

—¿Cómo va la misión del espía? —Shisui disimulo un eructo con la mano.

Itachi murmuró vagamente.

Sasuke hizo una pausa, con la lata a medio camino de sus labios.

—¿Espía? ¿Por qué no he oído nada sobre espionaje?

Sus labios se apretaron con fuerza; Itachi negó con la cabeza.

—Ni siquiera sabemos si tenemos un espía o si nuestra información está siendo interceptada.

—Seguimos teniendo escaramuzas con otros ninjas —explicó Shisui—. En la última emboscada, nuestros investigadores determinaron que fue Kumo.

—Creemos que es Kumo —Itachi lo corrigió—. No tenemos ninguna prueba en concreto.

Shisui se burló e hizo un gesto de desprecio.

—Oh. Sasuke. Tú estabas en esa batalla. No viste a ningún ninja, ¿verdad?

—¿El que hirió a Hinata? —las cejas de Sasuke se alzaron.

No había vislumbrado al enemigo. Naruto y Sakura se encargaron de la emboscada. Sasuke había estado demasiado ocupado.

El aire quedó quieto. Sasuke levantó la vista justo cuando dos cabezas se giraron para mirarlo. Shisui, que estaba sentado al otro lado de Itachi, se inclinó hacia delante para sonreírle a su primo.

—¿Hinataaaa...? —Shisui sonrió—. Muy interesante.

Burlándose, Sasuke se encogió de hombros. Deseó que su cabello estuviera suelto para que le cubriera las orejas. La coleta baja no le servía de nada ahora.

—Fui a la Academia con ella, imbéciles.

La excusa no sirvió de mucho. Ambos sabían que Sasuke no tenía ninguna relación con sus compañeros de la Academia, a excepción de Naruto y Sakura.

Itachi parpadeó lentamente. Su expresión era como la de un entomólogo que estudiaba un bicho muy interesante. Shisui no dejó de reírse.

—En fin —continuó Sasuke—. Los Hyūga están haciendo algo extraño.

—¿Como qué? —preguntó Itachi, echando la cabeza hacia atrás.

Sasuke bebió un largo trago de cerveza e hizo una mueca.

—Están llamando a todos sus niños para ser educados en casa. Y un cirujano se está tomando un descanso. No sé qué están haciendo, pero es raro, ¿verdad?

Shisui lo señaló con su lata.

—¡Oye! Uno de mis alumnos genin también se va de vacaciones. Le dije que se perdería los exámenes chunin, pero dijo que no podía quedarse.

Itachi murmuró pensativo.

—Todos mis subordinados Hyūga en ANBU siguen de servicio.

—Es raro, ¿no?

—Creo... —Itachi dijo lentamente—. Que tú eres el que está siendo "raro".

—¿Qué?

Shisui se rio.

—¡Sí! ¿Por qué de repente estás tan interesado en los Hyūga?

Sasuke alzó las manos, casi salpicando el contenido de su lata.

—Porque están siendo... ¡Raros! ¡Uf! No se me ocurre otra palabra para definirlo.

Shisui sacudió la cabeza y se recostó, cerrando los ojos. Itachi tomo su cerveza abandonada y se la terminó. También lanzó su lata hacia la neverita. Esta aterrizó boca arriba.

Itachi le guiñó un ojo a su hermano. Sasuke se burló, pero sonrió.

—¿Te vas a quedar esta noche? —preguntó Itachi.

Desenredó el cable de chakra del cinturón de Shisui. Con movimientos trabajados, lo enrolló y lo puso en su funda. Shisui palmeó torpemente la pierna de Itachi. Él le apartó la mano de un manotazo y le pego en la frente. Shisui se echó hacia atrás y se golpeó la nuca contra el techo. Itachi sonrió.

Sasuke terminó su bebida y le entregó a Itachi la que estaba sin abrir. Se puso en pie y se estiró, tratando de calibrar lo borracho que se sentía. Observó cómo los ojos de Shisui se cerraban.

—Más vale que así sea —Sasuke suspiró. No le apetecía caminar por la aldea después de arrastrar a su primo a su casa—. Gracias.

—Por supuesto —murmuró Itachi.

Se dirigió a la neverita, metió los envases vacíos y una lata aún llena dentro, la levantó para sostenerla bajo un brazo y hábilmente saltó del tejado. Sasuke se dirigió hacia su primo.

—Vamos. Levántate.

Shisui suspiró, sin abrir los ojos.

—Estoy bien aquí. Déjame dormir.

Sasuke resopló.

—No voy a lidiar con la tía cuando te caigas del techo y te rompas el cuello.

Shisui gimió, pero alzó las manos. Sasuke las agarró y levantó el peso muerto hacia arriba. Juguetonamente, Sasuke clavó su hombro en la caja torácica de su primo y lo levantó.

—Sasuke —jadeó Shisui, sonando completamente despierto—. ¿Qué estás haciendo?

—Voy a tirarte al estanque. Acabo de decidirlo.

Shisui protestó y golpeó la espalda de su primo. Sasuke saltó al suelo y aterrizó sobre un solo pie. Se rio mientras se equilibraba precariamente.

—Voy a vomitar —Shisui gimió.

Sasuke avanzó a trompicones y mantuvo el impulso mientras se dirigían hacia el estanque. No pudo evitar reírse durante todo el trayecto.

—Sasuke, por favor. Ten piedad.

—¡Nop!

Con un torpe salto, lanzó a Shisui por encima de su hombro. Shisui gritó como un cerdo y se agarró al chaleco de Sasuke. Ambos aterrizaron en el agua con un gran chapoteo.

Una vez salieron a la superficie, se rieron y chocaron los cinco. Cerca de allí, se encendió una luz.

—¿Disculpa? —gritó una enojada voz desde el interior de la casa. El chakra familiar se disparó.

—¡Maldición! —Sasuke siseó.

—Mierda, mierda, mierda, mierda —Shisui canturreo.

Saliendo del resbaladizo estanque lo más rápido posible, salieron corriendo hacia la casa de Shisui.

—Voy a necesitar quedarme contigo —dijo Sasuke sin aliento.

Shisui le dio una palmada en el hombro a Sasuke cuando finalmente escaparon del intento de asesinato.

—No te culpo.

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Naoko Ichigo