Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Kishimoto. La historia es de El Reino.

xxx

Día 12: Koi no Yokan (japonés)

"Una premonición percibida por dos personas de que un día se enamorarán"

—¿Qué estás mirando? —preguntó Naruto, mientras se inclinaba hacia Sasuke.

Naruto, Sasuke y Sakura estaban en una mesa redonda de pícnic junto a un puesto de helados. Naruto estaba sentado en un taburete a la derecha de Sasuke y Sakura a la izquierda.

—Nada —dijo Sasuke mientras miraba la extraña escena que tenía delante.

Sasuke se negaba a admitirlo, pero el misterio de Hinata y el clan Hyūga lo atormentaba. Incluso mientras hacía su entrenamiento quirúrgico con Tsunade, los pensamientos sobre ella lograban colarse en su mente.

A ello se sumaba el enigma de por qué los Hyūga querían hablar con ninjas de la Arena. Conversar con maestros de sellado. El único sello que podía asociar con los Hyūga era el sello del Pájaro Enjaulado. Pero Neji se había liberado de él hace mucho tiempo. Y desde entonces, ningún otro Hyūga había recibido uno.

Si Neji quisiera retirar la marca de los miembros de su clan, podía hacerlo. De la misma forma de la que se había quitado el suyo. ¿Por qué necesaria ver a maestros de sellado en Suna?

Ahora, Hinata se atrevía a mostrar su rostro cerca de Sasuke. Allí. Hablando con...

¿Con Kakashi?

¿Qué?

—Sasuke —se quejó Naruto—. ¡No te hemos visto en mucho tiempo debido a tu entrenamiento extra y ahora ni siquiera nos prestas atención!

Sasuke sostuvo su cono de helado y sintió que la golosina goteaba sobre su mano. Sin apartar la vista de la escena que tenía delante, buscó a ciegas una servilleta en la mesa. Al encontrarla, se limpió sin mirar y comenzó a comer metódicamente su helado.

—Increíble —resopló Naruto a Sakura—. Ni siquiera me presta atención.

Sasuke tragó saliva.

—Te estoy prestando atención.

—¿Ah sí? —preguntó Naruto. Intentó cruzar los brazos, pero Sakura le agarró la mano antes de que pudiera aplastar su cono—. Gracias. Ah, ¿sí? Entonces, ¿qué te dije?

Sasuke sonrió.

Sasuke —lo imitó con un agudo tono nasal.

Sakura soltó una carcajada y se tapó la boca para no escupir su comida.

Sasuke continuo.

No te hemos viiisto en muuucho tieeempo debido a tu entrenamiento extraaaaa.

Naruto pateó repetidamente las piernas de Sasuke por debajo de la mesa.

—¡Yo no sueno así!

Sasuke acercó sus piernas al banco.

—¡Ay! —exclamó Sakura.

—¡Oh, mierda, lo siento!

Sakura le dio una patada a Naruto.

—¡He dicho que lo siento! —gimoteó Naruto, frotándose la pierna.

Ella volvió a reírse y señaló a Naruto.

—¡Naruto! ¡Sí que suenas así! —exclamó ella.

—¡No, no lo hago! —chilló Naruto, para seguir demostrando su punto.

Sasuke ignoró la discusión y se inclinó hacia un lado para ver mejor. ¿Por qué demonios estaba Hinata hablando con Kakashi?

Allí, a plena luz del día, de pie, a un lado del camino, estaban parados uno frente al otro. Kakashi estaba un poco encorvado y con las manos en los bolsillos. Hinata ya no tenía la muleta. Sostenía una cesta delante de ella con ambas manos.

Le sonrió y él se rio y se frotó la nuca. Toda la escena parecía intensamente tierna. Ew. ¿Por qué se veía tan apenado? Kakashi era demasiado mayor para verse tímido ante Hinata.

La mirada de Kakashi bajó a la cesta. No por mucho tiempo, pues en cuanto se dio cuenta, ella se la entregó.

Oh. ¿Entonces así es como eran las cosas? ¿Ella les daba cestas a todos los hombres de la aldea? ¿Esas cestas llenas de bálsamos caseros y extraños productos para el cuidado del cabello que hacían que su pelo quedara supersuave, y esas pequeñas galletas saladas, y los dulces que Shisui dijo que eran deliciosos? Sasuke pensó que era un buen gesto, pero no si todos los demás los recibían.

Naruto se acercó al asiento de Sasuke para alejarse de Sakura.

—Hey —Naruto olfateó—. Tu cabello huele muy bien, ¿compraste un nuevo champú?

Naruto enterró la nariz en el cabello de Sasuke como si fuera un perrito. Sasuke apretó oscuramente su cono de helado sin azúcar.

Sakura resopló, notando finalmente hacia donde miraba Sasuke.

—¿Qué estás viendo?

Se giró para mirar por encima del hombro. Hinata se despidió de Kakashi con la mano antes de caminar en direcciones opuestas.

—¡Oh! ¡Hinata-chan! Hinata, por aquí! —Sakura la llamó con la mano.

Hinata se volvió hacia ellos y sonrió. Se dirigió hacia ellos. Sakura dio una palmadita en el lugar que estaba a su lado. Hinata se acomodó en el pequeño taburete. La recién llegada casi empujó a Sakura. Sakura soltó una risita y rodeó con sus brazos la cintura de Hinata, quien imitó la acción. Se agarraron para no resbalar.

—¡Hola, Hinata-chan! —saludó Naruto—. Oye, oye, ¿estabas hablando con Kakashi-sensei?

Sasuke ocultó su amargura tras los restos destrozados de su comida.

Hinata asintió, con expresión alegre.

Naruto se inclinó hacia delante.

—¿De qué hablaste con él?

Ella se encogió de hombros.

—Solo quería darle las gracias. Me ayudó con un rompecabezas, así que le hornee algo.

Sasuke resistió el impulso de resoplar. Al parecer, ella horneaba para todo el mundo.

—Aw —se quejó Naruto—. Quiero comer algunos de tus dulces.

Hinata soltó una risita.

—He estado atrapada en casa. Eso me ha dado mucho tiempo para hornear. Kiba dice que está ganando peso.

—Yo también quiero engordar —Naruto hizo un puchero.

—¡No, no quieres! —Sakura puso los ojos en blanco—. Solo pídelo amablemente.

Naruto juntó las manos, las puso debajo de la barbilla y ensanchó sus ojos azules.

—¿Me das galletas, por favor?

La mujer en cuestión volvió a reírse, sus mejillas se tornaron ligeramente rosadas.

—Por supuesto. Sakura, ¿también quieres galletas?

Sakura asintió con la cabeza. Hinata se volvió hacia Sasuke, pero este ya estaba de pie. Tiró sus servilletas sucias en un papelero cercano, deliberadamente no miró a Hinata.

—Tengo que volver al hospital.

Le hizo un gesto con la mano a sus amigos mientras se despedían en voz alta. Aunque ya lejos, aún podía escuchar la voz de Naruto.

—No te molestes con él, Hinata-chan. Odia los dulces. ¿Sabes qué tipo de helado estaba comiendo? De limón. ¡Ni siquiera era dulce! ¡Era agrio!

No escuchó lo que Hinata dijo en respuesta.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoO

Un rato después, Sasuke se detuvo en medio de su consulta. Con el portaagujas en una mano y las pinzas para tejidos en la otra. De repente sintió que un rayo de vergüenza lo atravesaba, haciéndolo sentir como un completo idiota, mientras miraba un tejido sintético que tenía a medio suturar.

La comprensión lo golpeó con fuerza, como si le dieran un puntapié en el estómago.

Él, Uchiha Sasuke, se sentía absoluta y terriblemente celoso de Kakashi y de su estúpida cesta. Esa tonta cesta llena de regalos y productos horneados. Y de Hinata, que le sonreía con dulzura, mientras ponía su hermosa y larga cabellera detrás de la oreja. Su suave cabello debía sentirse extremadamente sedoso al tacto. Y la forma en que lo miraba con esos brillantes y pálidos ojos enmarcados con oscuras pestañas. Su voz suave y como se aferró suavemente a su brazo. La manera en que dijo con esa dulce voz: "Confío en ti".

Hyūga Hinata era hermosa y simpática, y ¿cómo no se había fijado en ella antes? ¿Por qué ahora?

Mierda. Ahora que lo pensaba, no podía dejar de pensar en ella. Hinata era tan bonita. Como, realmente bonita. Y era amiga de sus amigos. Y ella había estado en la periferia de su vida durante tanto tiempo.

Mierda.

Tsunade se acercó a Sasuke, se detuvo en la mesa y miró su trabajo.

—¿Has olvidado cómo hacer un nudo de cirujano o algo así?

Sasuke prácticamente podía sentir que el cerebro le salía por las orejas. Se quedó con la mirada perdida en sus manos.

—Eh.

Ella dirigió su atención a su rostro y levantó una ceja.

—¿Te sonrojaste? —preguntó alegremente.

Sasuke se encontró con su mirada divertida.

—Eh.

—¡Shizune! —gritó Tsunade al otro lado de la habitación—. ¡Ven aquí y mira a nuestro muchacho!

Sabía que debía protestar, pero no recordaba cómo hacerlo. Shizune se acercó, inclinándose sobre la mesa para examinarlo. Sus labios se curvaron en una sonrisa viciosa.

—Creo que nunca lo había visto con este aspecto —Shizune le mencionó a Tsunade.

Tsunade lo estudió con repugnante fascinación.

—Me pregunto en qué estará pensando.

Sasuke se esforzó por despertar a su cerebro. Todo se sentía un poco fuera de lugar, como si su sentido del equilibrio estuviera descompuesto. Como si se hubiera despertado en posición horizontal sobre el tronco de un árbol sin saber cómo había llegado allí.

Volvió a mirar sus manos.

—Uh.

—¿Es Itachi? —preguntó Shizune—. ¿Tu madre? ¿Tu familia? ¿Naruto? ¿Sakura?

—¿El hospital? —intentó Tsunade.

Las manos de Sasuke bajaron lentamente mientras intentaba continuar con su práctica. Sus manos sabían qué hacer, aunque su cerebro no.

Su boca volvió a funcionar, lo suficiente como para que pudiera forzar las palabras.

—Estoy bien.

—Ajá —dijeron a la vez las mujeres que lo rodeaban.

—Miren —intentó, señalando sus puntadas ya finalizadas—. Está bien. Estoy bien.

—Ajá —repitieron.

Se volvieron y empezaron a susurrar entre ellas como si él no estuviera allí.

—¿Con qué nuevas personas se ha visto? —preguntó Shizune. —. Tiene que ser alguien que no conocemos; porque nunca lo había visto así.

Tsunade se cruzó de brazos, con los ojos clavados en el costado de su cabeza.

—No hace otra cosa que trabajar y pasar tiempo con Naruto y Sakura y su familia.

—Hey —gimió Sasuke.

Se concentró en su trabajo. Sentía las orejas calientes. Sus hombros se encorvaron.

Por el rabillo del ojo, vio a Shizune ladear la cabeza. Volvió a inclinarse hacia delante.

—No puede estar nervioso por la operación.

Tsunade razonó. Sasuke vio crecer la lenta sonrisa en el rostro de la Senju. Si supiera que ella no lo iba a perseguir y atrapar, empezaría a correr.

Ella dio una palmada en la mesa, casi haciendo que Sasuke arrancara los puntos de la piel falsa. Hizo una mueca y dejó el instrumental médico. Miró al techo para evitar sus rostros.

—¿Qué? —preguntó Shizune—. ¿Qué?

Sasuke suspiró.

—El Hyūga. El cirujano Hyūga —dijo Tsunade emocionada—. Me lo mencionó. ¿Adivina con qué Hyūga se ha relacionado Sasuke? ¿Un Hyūga de su edad?

Sasuke suspiró más fuerte. No había secretos en una aldea ninja.

El ceño de Shizune se frunció.

—¿Neji? ¿Un hombre?

—Una chica Hyūga —aclaró Tsunade.

Shizune lanzó un grito ahogado.

—¡Hinata-chan!

Tsunade tiró de él en un aplastante abrazo. Sasuke sabía por experiencia que no podría escapar sin fracturarse al menos un hueso. Se quedó quieto, dejando que pasara. Shizune soltó una risita y le dio una palmada.

—Sasuke —canturreó Tsunade—. ¿Por qué no nos dijiste que estabas enamorado?

—Ugh —gimió él, el aire fue expulsado de su cuerpo.

—Hace mucho que no tienes novia. ¿Por qué no nos lo dijiste? —Shizune resopló, secándose las mejillas húmedas.

Sasuke entrecerró los ojos. ¿Ella estaba llorando?

—No es para tanto —resopló.

Tsunade lo soltó de repente y le dio una palmada en la espalda. La fuerza lo envió contra la mesa. Apenas se agarró a tiempo.

—¿Estás jugando con los sentimientos de Hinata? —le preguntó—. Ella es demasiado dulce. Será mejor que te tomes esto en serio. Si quieres jugar, busca eso en otra parte.

Sasuke se quejó.

—Acabo de darme cuenta de esto hoy, ¡no estoy jugando!

Demasiado tarde se dio cuenta de su error. Las dos mujeres lo miraron con una mezcla entre regocijo y asombro. Él hizo una mueca.

—¿Puedo ir a casa?

—¡No! —gritó Shizune.

Tsunade lo sentó en una silla cercana y ellas se sentaron a su lado.

—Cuéntanos todo —Tsunade ordenó.

Sasuke se cubrió el rostro con las manos.

—Me están avergonzando.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Naoko Ichigo