Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Kishimoto. La historia es de El Reino.
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Día 13: Kyoka suigetsu (japonés)
"Sutil y profunda belleza que no puede ser descrita en palabras"
—Entonces, Sasuke —Fugaku dejó sus palillos—. He oído que has estado hablando con la heredera Hyūga.
Sasuke levantó una ceja.
—¿Hinata?
Mikoto se animó, murmurando "Hinata" para sí misma. Izumi levantó la vista de su comida, con expresión alegre. Itachi suspiró, sabiendo que pronto se produciría una discusión.
—No —Fugaku señaló a su hijo menor—. No. No vamos a llamarla por su nombre. No. Deja de hacer eso.
—Dejar de... ¿Decir su nombre? —Sasuke se puso a comer.
Mikoto volvió a pronunciar el Nombre Prohibido.
Fugaku señaló a Mikoto.
—Tú, deja de hacer eso también.
Mikoto levantó una ceja hacia su marido. Se aclaró la garganta, Fugaku dándose cuenta de la fina línea que cruza, volvió a centrar su atención en Sasuke.
—¿Por qué andas con ella?
Sasuke puso los ojos en blanco.
—Ella es literalmente en mi generación genin. Es amiga de todos mis amigos. ¿Por qué de repente no se me permite estar cerca de ella?
—Porque —espetó Fugaku—. Los Hyūga son inconstantes. No puedes confiar en ellos. Mira lo que le hicieron a ella en primer lugar. Dijeron que era demasiado débil, así que la depusieron como futura líder del clan. Luego, una vez que se convirtió en jōnin, ¡cambiaron de opinión!
Sasuke gimió en voz alta, dándose cuenta de a dónde iba esto.
—Están obsesionados con el poder —continuó Fugaku.
Itachi se limpió la boca con la servilleta. Todos los demás, excepto Fugaku, se enderezaron. Sin embargo, Itachi se limitó a dejar los palillos en su sitio, aparentemente contento de dejar que su padre siguiera cavando su tumba. Tres pares de ojos se movieron entre los dos hombres.
Fugaku solo aumentó el volumen de su voz.
—¡Pretenden ser aristócratas y poderosos, pero "corromperían" su dōjutsu sin pensarlo si creyeran que eso les ayudaría! Están encaprichados con el poder. De hecho, ¡no me sorprendería que estuvieran tratando de conseguir a Sasuke por su Sharingan!
Sasuke se preguntó si en otra vida le agradaría su padre. Su padre era un político, y a veces los políticos llegaban a extremos para justificar cualquier cosa en nombre de la protección de la gente. Quizá si vivieran en tiempos de guerra, Fugaku sería un gran general. Pero ahora, en momentos de paz, solo parecía un chiflado.
—Suegro —dijo Izumi, luchando por mantener una expresión seria—. Estás diciendo que los Hyūga están intentando acercarse a Sasuke con... ¿Con fines reproductivos?
Oh, cielos. Sasuke olvidó que Izumi también tenía un padre que no era un Uchiha. Se alegró de que pareciera más divertida que ofendida.
—¡Sí! —exclamó Fugaku.
—Creo que Sasuke y Hinata tendrán hijos muy lindos —Mikoto palmeó la mano de Sasuke—. Ella es una mujer muy hermosa.
—No puedes hablar en serio —espetó Fugaku.
—Padre —dijo finalmente Itachi. El silencio que se produjo se sintió pesado y sofocante—. Considero que es muy interesante que sientas eso por la Hyūga.
—... ¿Por qué? —preguntó Fugaku con suspicacia.
Itachi se encogió de hombros despreocupadamente.
—Debería parecernos admirable que un clan tan orgulloso estuviera dispuesto a admitir que se equivocó de una forma pública. Podrían haberse negado a restituir a Hinata para salvar su reputación.
Fugaku frunció el ceño ante el Nombre Prohibido.
—¡Ni siquiera es buena shinobi! Su hermana y su primo serían mejores para el puesto. Especialmente con su obsesión por el poder. Todo esto es una estratagema.
Sasuke se erizó. Sin embargo, sabía que no necesitaba defender a Hinata. Su hermano se encargaría de ello.
El rostro de Itachi mantuvo su fachada inexpresiva y su chakra no se encendió con intención asesina. Pero algo, algo cambió. Tal vez sus iris adoptaron un brillo granate. Quizás las cejas de Itachi bajaron ligeramente. O un músculo se tensó en su mandíbula. Fuera lo que fuera, Fugaku palideció.
Fugaku no era la persona más fuerte del clan. O incluso en la sala.
—Hinata-chan, puede que no sea la shinobi Hyūga más fuerte. Sin embargo, su compasión, lealtad y empatía no tienen comparación. Y no hay mejores rasgos para un líder. Harías bien en recordarlo.
Fugaku balbuceó. Miró a su esposa en busca de ayuda porque ella era la única que podía hacer que Itachi se detuviera.
Mikoto entrecerró los ojos ante su marido.
—Come —le ordenó fríamente.
Fugaku se encogió en sí mismo. Recogiendo sus palillos.
—Sí, querida —murmuró.
Izumi intercambió una sonrisa con Mikoto. Itachi recogió sus palillos y siguió comiendo. Sasuke se obligó a hacer lo mismo.
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Hinata oyó que alguien se acomodaba en el tatami junto a su futón. Como tenía los ojos tapados y las luces estaban apagadas, no podía ver quien era. Pero conocía ese chakra. Shino, con su propio chakra irradiando calor en la esquina más alejada, salió de la habitación. La tercera persona se quedó.
—Hinata —susurró Hiashi, el recién llegado, en tono bajo y lúgubre.
Ella forzó una sonrisa.
—Estaré bien.
—No —respondió sin levantar la voz—. Esto no es un sacrificio noble. Es sufrimiento sin propósito.
Todo quedo en silencio durante un segundo.
Su padre volvió a hablar.
—Si te ofreciste porque sentías que tenías que demostrar algo...
Hinata hizo un ruido de protesta.
—Estoy segura de mi posición. Pero es el hecho de que me hayas depuesto como heredera lo que me lleva a realizar esto.
—Explícate.
Inspiró lentamente para fortalecerse.
—Pasé tiempo con los miembros de nuestra Rama Secundaria, haciendo de todo, desde lavandería, cocina, jardinería y cuidando de los niños. Y lo que observé, es que la Rama Secundaria no confía en nosotros. En los no sellados.
Hiashi siseó.
Hinata continuó antes de que él pudiera interrumpirla.
—Creen que solo nos preocupamos por nosotros y que nos importa el poder. Si hiciéramos que Neji fuese el primero, la Rama Secundaria lo vería como una confirmación. No puede ser Neji. Lo terminaríamos convirtiendo en un mártir y perderíamos a la Rama Secundaria para siempre. Tenemos que ser tú o yo. Y los ancianos nunca permitirán que te pusieras en riesgo.
Hinata suspiró.
—Pero a mí... Me dejarán.
—¿Y Hanabi?
Hinata se rio.
—Nunca dejaría que Hanabi pasara por esto.
Hiashi se movió en su sitio, el sonido de la ropa le delató.
—¿Serás el chivo expiatorio?
—Todo el mundo espera que yo sea el chivo expiatorio. Si salgo bien de esto, entonces será una victoria. Si pierdo la vista, eso no le importará a nadie.
—No me gusta tu forma de hablar —gruñó Hiashi.
Hinata deseó no estar sufriendo al momento de enfrentarse a su padre. Poder lucir fuerte, en lugar de una débil.
—Los ancianos están dispuestos a sacrificarme porque tienen otros dos sustitutos. Yo estoy dispuesta a sacrificarme porque no hay nadie que pueda ocupar mi lugar. No con esto.
El chakra de su padre hervía en agitación.
—Te quiero como hija. Como mi heredera. No deberías hablar así de ti —aumento el volumen de su voz, solo un poco.
Hinata pensó en quedarse en las cocinas. Cuando aprendió a usar un cascanueces. Ese día, se dio cuenta de que todo podía ser útil. También llegó a la conclusión de que, si no podía lograr sus objetivos con sus habilidades, entonces podía emplear sus herramientas. Eso no era hacer trampa.
—Padre —suplicó—. Sí lo consigo. Si gano, todo estará bien.
—¿Por qué? —sonaba casi abrumado por la emoción, lo que sorprendió a Hinata.
—Si gano, todo se arreglará. La Rama Secundaria confiará en mí.
—... ¿Por qué? —susurró él.
Hinata reflexionó en los días que pasó sacando espinas de la fina piel de las manos de sus primos mayores después de trabajar en el jardín. Cambiando pañales después de que se graduó de la Academia. En los años que fue amedrentada por los mayores antes de que estos se dieran la vuelta e hicieran lo mismo con los miembros de la Rama Secundaria.
Hinata era uno de ellos, con o sin sello. Igual que Neji. Pero había nacido como princesa y todos sus vasallos la vieron humillada.
—Me conocen —dijo Hinata.
—¿Y qué pasa si no ganas?
Hinata tenso su mandíbula.
—Esa no es una opción.
—Lo entiendo —murmuró Hiashi.
Neji, en el otro lado de la habitación, se puso en pie. El chakra de Hiashi se disparó ligeramente por la sorpresa. Hinata, que supo de la presencia de su primo todo el tiempo, no reaccionó.
Está bien tener una víbora, siempre y cuando la víbora no decida atacar.
—Voy a buscar ayuda —dijo Neji.
—Gracias —respondió Hinata.
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Cuando por fin terminó su trabajo, Sasuke salió del hospital tan rápido que un policía militar que pasaba por allí pensó que estaba escapando de algo. Sasuke tuvo que decirle al hombre, que increíblemente no era un primo suyo, que él trabajaba allí.
—Es... ¿Es su perro? —el policía carraspeó de repente.
Sasuke se detuvo y miró hacia abajo. No tuvo que buscar mucho. La gigantesca bestia estaba sentada al lado de Sasuke, jadeando felizmente.
—¿Cuándo llegó aquí? —preguntó Sasuke.
No había oído nada. Una criatura tan grande no podía escabullirse de un ninja, ¿verdad?
—Yo... —el policía retrocedió lentamente—. No lo sé. Pero creo que ya hemos terminado.
Sasuke trató de rodear al perro, pero este se paseó tranquilamente. Se detuvo, sintiéndose estúpido.
Señaló el hospital.
—Salí por la entrada trasera. ¿Me estabas esperando?
El perro se adelantó y agarró con cuidado los pantalones de Sasuke. Con más suavidad de la esperada, el perro tiró de él hacia delante. Sasuke no tuvo más remedio que seguirlo.
Hizo una mueca. Se alegró de no llevar su bata porque eso no sería muy higiénico.
El perro lo soltó y avanzó a paso ligero. Sasuke, intentando algo, no lo siguió. El perro se detuvo y luego resopló. Regresó y volvió a agarrar el pantalón de Sasuke.
Suspirando, Sasuke lo siguió sin problema. Bien.
El perro lo guio por las calles. Sasuke metió las manos en los bolsillos y deseó poder ir a comer.
Se detuvieron frente a una puerta, Sasuke sabía a qué recinto pertenecía. Un Inuzuka estaba junto en la puerta. Sasuke se dio cuenta de a quién pertenecía ese perro. Akamaru estornudó sobre las sandalias de Sasuke.
El Uchiha hizo una mueca.
—¿De verdad, Inuzuka? ¿Tenías que enviar al perro?
Kiba mostró sus afilados colmillos en una sonrisa malvada.
—Era el perro, o un escarabajo.
Sasuke apretó los labios.
Kiba se rio.
—Ya me lo imaginaba. Vamos.
Cuanto más se acercaban a su destino, más se aceleraban los latidos de Sasuke. Después de la realización a la que llego, se sentía hipersensible. ¿Actuaría como un idiota frente a ella? El nerviosismo no era un sentimiento normal para él.
Kiba se detuvo frente a un porche de madera y miró a Sasuke de reojo. Golpeó una viga de madera. Al frente de ellos, una puerta se abrió para revelar una habitación oscura. Neji bloqueaba la vista del interior.
Neji señaló a Sasuke y luego al interior. Sasuke hizo una mueca. ¿Quién era él para darle órdenes así? ¿Todos los hombres cercanos a Hinata eran tan prepotentes?
Saltó al porche, mirando a Neji mientras se quitaba los zapatos y entraba en la habitación. Hinata estaba tumbada en un futón, con un paño húmedo sobre los ojos, y Shino estaba sentado a su lado. Se puso de pie, asintió a Sasuke y él y Neji salieron al jardín. La puerta se cerró suavemente tras ellos.
Sasuke mantuvo sus pasos silenciosos mientras caminaba hacia Hinata. Ella debió reconocer su chakra, porque cuando él se sentó, se cubrió el rostro con las palmas de las manos.
El Uchiha se subió las mangas y con calma realizó los sellos manuales necesarios.
—Seguro que hoy no usaste las gafas de sol, ¿eh? —susurró.
—Me olvidé —confesó ella en voz baja—. Shino ya me ha sermoneado.
Le dio un golpecito en el dorso de las manos y ella las dejó caer con una mueca de dolor. Puso los dedos en las sienes de Hinata.
—Hoy utilice mi Byakugan.
—¿Por qué?
—Estaba entrenando con los niños y no pensé...
—¿Los niños Hyūga? —él murmuró.
—Sí.
La miró fijamente durante un segundo mientras pensaba. Luego, dejó que sus ojos se desviaran. Su habitación estaba más limpia y era más minimalista que su apartamento. En unos cajones tenía una pequeña colección de flores secas y un par de horquillas ornamentadas.
—¿Has sentido sensibilidad en los ojos desde que empezaste a utilizar las gafas?
—No. Por eso me pareció bien activar mi Byakugan durante unos segundos. Para que los niños vieran la alteración en mi flujo de chakra.
Su oscura mirada volvió a dirigirse a ella.
—¿Alteración del flujo de chakra?
Sus labios rosados se alzaron en una sonrisa pícara.
Sasuke rodó los ojos pidiendo paciencia. No creía que Hinata le diera una explicación sin una buena razón. A veces odiaba vivir en un pueblo ninja. No todo tenía que ser un misterio o estar lleno de evasivas.
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Notas: Los Hyuga cada vez están más misteriosos y Sasuke, bueno, cada vez está más intrigado. La verdad no sabía si publicar aquí los capítulos, ya que FF ha estado dando problemas y no notifica absolutamente nada… Pero al final decidí que mejor los publicaba, porque ajá, tenía que cumplir con mi calendario.
Naoko Ichigo
