Borrachera sentimental

Capítulo 5

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Doblaba las esquinas del informe con gesto enfurecido. La imagen de esos dos estaba tatuada en su cerebro. Y no parecía quitarse pronto.

La incomodidad y el enojo no le permitían pensar con claridad, y mucho menos creer que sólo se trataba de un encuentro casual en el patrullaje.

Dejó el informe con molestia a expensas de las miradas cuestionables de sus compañeros.

Poco le importaba su relación ahora.

Lo peor es que quedó como un imbécil a ojos de Izuku por creerle tan fácilmente toda esa sarta de sentimientos sinceros hacia él.

Katsuki se sentía herido. Jamás advirtió que Izuku fuese a mentirle de esa manera.

No entendía por qué Izuku le ocultaría que se estaba viendo con su ex.

Entretanto, comenzaba a comprender que era imposible que Izuku tuviera sentimientos por él a esas instancias, siendo que se conocían desde la infancia.

No tenía sentido.

Izuku no le haría algo así. Lo sabía. Si se sintiera incómodo en su relación se lo diría; lo confrontaría tarde o temprano respecto a lo que tenían, es más, ni tendría el valor de meterse en algo con él desde el inicio.

Estaba seguro de que terminaría con esa relación en cuanto tuviera a Izuku al frente. No valía la pena estarlo intentando si le escondían la verdad.

Se suponía que eran pareja, que Izuku estaba con él porque lo quería y porque confiaba en él para contarle sus más profundas emociones y sentimientos; compartirle sus pensamientos.

Ése era un noviazgo, ¿no? Además de darse de la mano, besarse y abrazarse. Esa clase de contacto físico que Katsuki no era muy partidario a practicar. Y, de la cual tampoco estaba tan familiarizado como presumía estar, y se convencía de estarlo.

Se decía que podía lidiar con esas situaciones, aunque distaba mucho de comprenderlas lo suficiente como para ser asertivo en lo que quería expresar. Por ejemplo, el cómo confrontarle a Izuku el encuentro con su ex.

Él no era el tipo de sujeto que hacía una escena de celos ni que demandara la atención del otro.

Y la intriga de no saber lo que realmente pasó lo estaba agotando.


No dejaba de pensar en si Izuku realmente lo quería o no. En si haberlo ansiado tenerlo tanto durante años lograba por fin surcar la enorme brecha que sentía entre ellos.

Katsuki suspiró.

Los sentimientos no cambiaban con un par de citas.

Debió suponerlo: Izuku nunca lo querría de la misma manera.

Se estaba poniendo a sí mismo en una situación que lo dañaba; y, pese a ello, aún sentía que necesitaba esperar a lo que saldría de Izuku.

No era lo suyo impacientarse, con su yo del presente, no le serviría de nada, pues haría que sus sentimientos se desbordaran.

Si fuera por él, explotaría.

Optaba por no tomar cartas en el asunto y permitir que su mente se detuviera por una vez y sentara cabeza con respecto a lo que se necesitaba para que esa relación funcionara. Tal vez, para terminarla. Dejar las palabras sentimentales para después y encargarse de incinerar todo a su paso.

Las relaciones debían de funcionar con comunicación, ¿verdad? Katsuki no era ajeno a lo que escuchaba de sus amigos y sus problemas amorosos. Lo guardaba en su mente, pese a mostrarse inatento y desinteresado en ello.

Entendía que sentir algo, amor, o esas mierdas, o lo que fuera por Izuku, no eran suficientes para cautivarlo. O para mantenerlo a su lado.

Katsuki se veía incapaz de exigirle eso.

—¿Por qué tan pensativo, Bakugo? —Kirishima lo sacó de sus pensamientos. —Parece que algo te está incomodando.

No se acordaba que habían acordado de verse para tomarse unos tragos en el bar el día en que tuvieron un descanso.

—Nada de esas mierdas —Resopló Katsuki.

—Eso no parece ser nada —Dijo Kirishima, pidiendo otro tarro de cerveza. —Has estado más irritable de lo normal.

Katsuki frunció el ceño.

—¿Qué mierda has dicho, pelo pincho?

Kirishima se encogió de hombros.

—Es lo que veo, bro. Estoy preocupado por ti.

Katsuki hizo una mueca fastidiada y tomó de un trago la mitad del tarro.

—¿Planeas emborracharte? Oye, para. No pidas más.

—¿Eres mi novio? ¿Qué tiene que pida más? ¡Cállate, pelo pincho!

—Tranquilízate. Midoriya se va a molestar si dejo que te emborraches.

Katsuki golpeó la mesa con el tarro; luego mirándolo.

—¡No me hables de ese infiel!

—¿Qué?¿Infiel? —Interrogó con extrañeza. —¿Midoriya infiel? No lo creo. ¿Qué pasó para que hables así de él?

Katsuki bebió más hasta terminar la bebida. No soportaba la idea de verse vulnerable estando sobrio, o la mierda esa que fuera. Era estúpido lamentarse de su relación.

—Es un infiel —Remarcó Katsuki, en tono severo. —Me engañó. Lo detesto.

—Bakugo…

Katsuki se crispó.

Entonces, con un arrebato de valentía le reveló lo que había pasado para que él pensara de esa forma; y, a causa de eso, sus malditas inseguridades salieron a la luz.

No podía creer que vertiera sus temores en su mejor amigo. Kirishima era de confianza, pues sabía que lo que conversaran entre ellos se quedaría bajo llave.

Kirishima lo escuchó con atención, algo que Katsuki apreció, debido a que no tenía a quién recurrir.

Se encontraba exhausto de tratar de resolver todo por su cuenta.

Al finalizar, Kirishima se limitó a mirarlo con un silencio atónito.

Katsuki sentía el corazón en la garganta, y las señales del alcohol nadando en su cuerpo. Su estómago bajo cocción lenta, como la lluvia de sus sentimientos.

—Aún creo que le tienes que dar a Midoriya el beneficio de la duda —Opinó Kirishima, con sinceridad. —Tal vez sólo estaba hablando con Shinso-

Katsuki gruñó.

—Para decirle que está saliendo contigo. Vele el lado bueno. Midoriya jamás te engañaría. Es un hombre honesto, se preocupa por todos, es un buen héroe.

—¡Ya lo sé, carajo!

—Entonces, escúchalo.

«¿Crees que no sé esa mierda?» Pensó Katsuki, fastidiado. Sostuvo con firmeza el tarro de cerveza, viéndolo con irritación, y la dudosa solemnidad que le carcomía la conciencia de pensamientos estúpidos, inseguros y sin sentido.

No obstante, no le pareció suficiente con ansiarlo. Se pidió un shot de whisky a costa de las protestas de Kirishima. Sin más remedio, ordenó otro, con la sed y la garganta quemándole al borde de derretirle las entrañas.

—Bro, deja de hacer eso —Aconsejó Kirishima. —Por favor.

Su amigo le puso una mano en el hombro en señal de que se detuviera, Katsuki se sacudió, alejándolo. Estaba tan irritado que sentía que bulliría.

—¡No se te ocurra detenerme! —Gritó Katsuki, al momento en que optó por beber el siguiente trago de whisky.

Katsuki exhaló con cansancio , sintiendo la consternada mirada de su amigo fijada en él.

—Al menos hay que pedir unos bocados —Sugirió. —Para que no te afecte tanto el alcohol.

Katsuki endureció el ceño.

—¿Insinúas que soy débil?

Kirishima puso cara de alarma.

—No, bro —Sacudió las manos, expresando su negativa. —Tienes que mantenerte sobrio. No eres así —Tras unos minutos, dijo—: Mejor nos vamos a casa. Te llevo.

Katsuki movió la cabeza, esbozando un leve suspiro remarcando su evidente resistencia a marcharse.

¿Acaso estar en su casa lo ayudaría a sentirse mejor?

Era claro que no.

Su amigo se paró, se colocó detrás de él, y poniendo ambas manos en sus hombros. Katsuki sólo pudo hundir la cabeza en dirección a la mesa del bar.

—Tenemos que irnos. Esto no te está hacien-

Sus palabras se vieron interrumpidos por el celular de Katsuki. Casi explota el celular cuando vio que se trataba de Izuku. Lo estaba llamando.

Ahora resultaba que lo buscaba luego de no haberlo contactado por días, más que por mensaje; y mensajes pendejos de «¿Cómo estás?» «Suerte en tu trabajo» «Te extraño».

¡Maldito hipócrita de mierda!

No los contestó.

Aventó el celular al otro extremo de su hombro derecho, soltando un gruñido cargado de desdén. No contaba con que Kirishima le preguntaría quién lo estaba buscando, a lo que Katsuki no quiso contestar, pues se dedicó a mirar el celular sonar una vez, dos, tres veces. Hasta que Kirishima tomó su celular, y sin reparar su asombro, dijo «¡Es Midoriya! ¿Por qué no contestas? Dile que te recoja. Es una buena oportunidad para que hablen»

—Una mierda haré eso —Repuso Katsuki, en tono iracundo.

Kirishima puso una mueca de desaprobación.

—Anímate, Bakugo. Por favor. Aprovecha que te busca. Tal vez quiere hablar contigo. Soluciona las cosas antes de que se vuelvan peor entre ustedes.

Antes de Katsuki replicara, el celular volvió a sonar y sonar, a lo que su amigo decidió atender la llamada. Katsuki le dirigió una mirada de «¿Qué carajos crees que estás haciendo?»

—Midoriya —Pronunció Kirishima, tratando de mostrarse animado. —Estamos en el bar. Sí. Bakugo está bien. No, no te preocupes ya nos íbamos. Puedes pasar por él.

Katsuki carraspeó, producto de los efectos del alcohol. Tenía la sensación de que si miraba a Izuku se lanzaría a sus brazos, pero eso no arreglaría su relación. O lo que sobraba de ella.

Detestaba la idea de que si cedía a lo que Kirishima quería de él, y a lo que Izuku estaba queriendo de él, sería injusto consigo mismo y con lo que ha estado laborando gran parte de su vida.

Sus sentimientos por Izuku han estado ahí más de la mitad de su vida. Izuku era gran parte de él y de lo que lo componía; tanto que si terminaban las cosas con él enojado y escupiendo sus inseguridades, no volverían a ser los mismos.

Atisbó a Kirishima colgar, para decirle con toda sinceridad «Viene a verte. Dice que lo esperes».

Y Katsuki asintió.

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NOTA: Me tardé en subir capítulos, pero aquí está.

Es corto.

Pronto terminaremos con esta historia.

Espero que les haya gustado.