Skyfall

Advertencias: Mención y descripción de heridas graves, pérdida de sangre y cuadros médicos con riesgos de vida, ataques de pánico y TEPT que pueden ser perturbadores para ciertos lectores, estarán señalados por (***). Leer bajo su propio riesgo.


Mientras los Slytherin abandonaban el Gran Comedor

Hermione no podía creer lo que escuchaba, presentación tras presentación temió que llegado el momento su hermano del alma le diera la espalda y al parecer eso no sucedería.

Ella comenzaba a hacer las paces con la idea de que todo su sacrificio sería pagado con golpes y abandono. No es que quisiera que le agradecieran, nada de eso, sino que esperaba que, tras tanta guerra, dolor y siendo víctimas por años de los más poderosos, anhelaba poder tener paz, amor y formar la familia que siempre soñó.

Esa fue la verdadera razón por la que se aferró a Harry como si su vida dependiera de ello, dejando atrás toda preocupación o cuidado por su seguridad.

Por una vez, en su mundo, no importaba o existía otra cosa que no fuera su mejor amigo, por el cual, de ser necesario, no dudaría ni por un segundo en dar su vida.

Pero no todos estaban felices, porque además de Draco, con su dolor a causa de un corazón roto por culpa de sus inseguridades, se encontraba Ron, con la ira quemando sus venas y la traición gritando en su mente frente a semejante escena.

—¿En serio, Harry? — Aunque no lo gritó, alertó a todos y causó que los amigos se tensaran—Te ha mentido por años; ha sido amiga del maldito hurón, que nos hizo la vida imposible… ¡Ha usado a mi familia a su antojo! ¿Y tú vas a perdonarla?

Hermione lentamente se separó del abrazo y buscó su varita, pero Harry al ver el movimiento, negó con la cabeza, indicándole que se pusiera detrás él.

—Ron, lo que Hermione hizo…

—¡ES UNA MALDITA TRAICIÓN! —Gritó a todo pulmón, señalándola, por lo que Hermione se aferró con más fuerza al brazo izquierdo de Harry, que estaba extendido frente a ella de forma protectora.

—¡Cálmate, Ron! ¡Ella solamente hizo lo que tenía que hacer para sobrevivir y mantenernos con vida! —Ron soltó una risa cínica, antes de mirarlos

—Eso es lo que crees ¿verdad? ¿Qué ella hizo todo esto por protegerte? ¡Despierta Harry! Lo hizo por Malfoy y esas serpientes—Harry se tensó—¿Piensas que ellos la defenderían sin que les diera algo a cambio? ¡Fue prometida a Malfoy, por amor de Godric! La única razón por la que te dijo todas esas cosas, fue porque la descubrimos y no podría sacarte más información si la alejabas.

El azabache, por una vez, comenzó a analizarlo todo. Porque, aunque una parte de él quería creer ciegamente en su hermana del alma, tampoco podía encontrar fallas en la lógica de su mejor amigo. Las serpientes jamás hicieron algo sin que existiera alguna ventaja de la que pudieran aprovecharse, estaba en su naturaleza, eran ambiciosos, astutos y buscaban siempre su autopreservación.

Desde ese momento, todo parecía moverse en cámara lenta para Harry; miró a Hermione a los ojos, notándolos oscuros, carentes de emoción, recordándole a los ojos de Snape, a quien luego buscó con la mirada, viéndolo ayudar a Dumbledore a levantarse.

Apretó los puños hasta que sus nudillos se tornaron blancos, al recordar la traición de su mentor, volviendo la mirada a la otra persona que lo había traicionado, con la furia ardiendo en sus ojos verdes.

La castaña, al notar como todo lo que creyó lograr se le escurría entre los dedos, fue soltando de a poco el brazo de Harry y dando varios pasos hacía atrás para alejarse, siendo tomada de los hombros por Teddy, quien estaba detrás de ella, junto a varios de los Merak del futuro. Sin embargo, la castaña no pudo apartar los ojos de su mejor amigo, inclusive cuando su vista fue parcialmente bloqueada por un encapuchado que se colocó frente a ella, casi cubriéndola por completo con su cuerpo.

—Cachorro—Lo llamó Sirius desde un lado de Hermione, haciendo que Harry rompiera el contacto visual—. Te estás equivocando. De la misma forma que tu padre y yo nos equivocamos cuando desconfiamos de Remus. Nadie te está obligando a elegir, así que no lo hagas.

Harry creía que su padrino se equivocaba, porque de hecho si debía elegir. Perdonar a Hermione significaba dejar atrás a los Weasley, a la familia que lo acogió, dio amor y que jamás lo abandonó desde que entró al mundo mágico.

—Padre—Dijo un encapuchado, que Sirius reconoció como el del lago, por lo que abrió desmesuradamente los ojos. Harry volteó a mirarlo y su rostro mostraba todo tipo de emociones—, se lo que piensas, pero no les debes nada. Todo lo que hicieron fue por Dumbledore y aunque no lo creas, porque eras el elegido.

—¡Eso no es cierto! —Gritó Molly Weasley— ¡Jamás lo vimos como una obligación o nos importó quién era Harry!

—Nadie dijo que lo veían como una obligación y ¿no terminó de decirle a mi madrina, que únicamente la aceptaban porque mi padrino la quería como una hermana? —Cuestionó Teddy con una ceja alzada— No fue coincidencia que lo encontraran antes de entrar a la plataforma en su primer año, como tampoco lo fue que su primer amigo fuera Ronald Weasley—Miró a su padrino—. Dumbledore quería que fueras cercano a los Weasley; que te dieran la familia que siempre soñaste, porque así confiarías ciegamente en ellos, en los últimos miembros vivos de la primera Orden del Fénix, los más leales a él.

—¿Mamá? —Dijo Bill sorprendido, mirando entre sus padres y Dumbledore que ya se había levantado.

Nadie dijo nada por unos momentos, lo que Harry tomó como una confirmación y eso puso iracundo a Ron, porque de la misma forma que siempre supo que Hermione elegiría a Harry antes que a él, estaba seguro de que el azabache lo elegiría sobre su amiga. Por ello, fulminó con la mirada a Sirius y Teddy, apretando la mandíbula hasta que le crujieron los dientes.

—Jamás fui tu amigo por interés, Harry—El mencionado lo miró—. No como ella. Tú realmente eres mi mejor amigo

Ron vio la duda en los ojos del azabache y sin realmente buscarlo, pudo notar que su sobrino asentía a lo lejos, dándole esa aprobación que tanto parecía necesitar. Pero nadie más se dio cuenta de la seña que hizo Louis o de como los Weasley del futuro disimuladamente se ubicaron junto al resto de su familia, hasta que Ron tiró de su mejor amigo, para que su hermana lo agarrara, y levantó su varita. Nadie, excepto Lucius Malfoy, quién desenfundó su varita de su bastón y, casi al mismo tiempo, empujó a Narcissa lejos de él mientras avanzaba.

Bombarda—Gritó Ron apuntando a la castaña.

¡Protego máxima! —Gritaron al unisonó Lucius y el encapuchado frente a Hermione.

Pero Regulus no iba a arriesgarse a perder a la hermana que acababa de recuperar, así que sin importarle lo extraño que fuera, abrazó a Hermione, protegiéndola con su propio cuerpo.

No obstante, a pesar del hechizo protector, que también estaba destinado a proteger a Sirius, los Tonks, Remus, Teddy, Alex y otros miembros encapuchados del futuro que se habían acercado para ayudar a la castaña, no fue suficiente, dado que, al parecer, la ira que descargó el pelirrojo en el hechizo basto para romper el Protego como si de un fino cristal se tratará.

Después de todo, la magia es guiada por la intención y la intención de Ron no era lastimar a Hermione, era matarla.

Prácticamente todos salieron volando y la mesa de las águilas se hizo añicos, dejando desde estacas a virutas de madera esparcidas no sólo en el aire, si no incrustadas en varios de los presentes.

Lyra parpadeó y tosió varias veces, en un intento de recomponerse del golpe de la explosión. Sus oídos le zumbaban, su cabeza palpitaba y cuando se tocó la frente, sus dedos se tiñeron de rojo.

—No, no, no

La presión en su pecho amenazó con asfixiarla, por lo que su respiración se aceleró y su cuerpo comenzó a temblar.

—No, no otra vez, por favor—El zumbido comenzó a cesar, para dar lugar a gritos desolados y de ayuda. Causando que ella se tapara los oídos y cerrara los ojos con fuerza. Sin embrago, aún con los parpados cerrados, podía ver el brillo de los hechizos y maldiciones.

¡Lyra! ¡Lyra, por favor ayúdame!

—Nik—La chica lloró, acurrucándose sobre sí misma, al reconocer la voz de su amigo—. Él se ha ido…ya no está aquí—intentó calmar su respiración y los temblores para poder pararse, pero cuando lo logró y abrió los ojos, la escena frente a ella la hizo tambalear hacía atrás.

El polvo, fuego y sangre, teñían el Gran Comedor. Varios encapuchados estaban esparcidos por el suelo, inconscientes. Los que se encontraban en mejor estado, aún estaban aturdidos por la explosión, otros tenían algunos cortes y fracturas, pero había algunos que poseían partes de madera incrustadas en sus cuerpos o estaban en un charco de su propia sangre.

Una explosión la hizo saltar en su lugar y cuando alguien la tomó por atrás, con una llave al cuello, Lyra lucho por respirar arañando el brazo de su atacante.

Pagarás por esto, Malfoy—Le espetó al oído Lily Potter y ella le lanzó un golpe al estómago, el cuál golpeó el aire, antes de que pudiera respirar de nuevo.

—Ly…—Ella se volteó y vio a su hermano mayor ahogándose con su propia sangre.

—¡Steph! —Corrió hacía él e intentó, con sus manos, detener la hemorragia que era causada por una gran estaca que le atravesaba el pecho.

La pequeña Malfoy, presa del pánico, miró a su alrededor, viendo como los más jóvenes corrían desesperados; algunos profesores ayudaban a sus estudiantes con sus heridas; su hermana ayudaba a su esposo; Alice colocaba en su lugar el hombro de su padre y Luna curaba la pierna fracturada de su hijo.

No pudo ver a su padre o a sus tíos por ningún lugar, pero lo que la desesperó, fue reconocer a su abuelo tendido a pocos metros de ella, en un charco de sangre y con su caja torácica moviéndose casi imperceptiblemente.

—Ly…—tartamudeó su hermano

—Shh, conserva tus fuerzas, iré por ayuda—Pero Steph la tomó de la muñeca y evitó que se fuera—. Orión…—Él le acarició la mejilla, antes de toser sangre.

—Puedes hacerlo, concéntrate en el presente…debes…—tosió, manchando aún más la túnica de su pequeña hermana—separar lo que es real…—tras eso, perdió el conocimiento

—¿Steph? ¿Orión? —Lo llamó con desesperó, mientras intentaba cubrir su herida más grave—¡Hermano! Por favor, por favor, tú no…tú no—Volteó a buscar a alguien que pudiera ayudarla y fue cuando vio a su madre atrapada bajo el cuerpo de un encapuchado que claramente era un chico por su tamaño, siendo ambos atravesados por un trozo de madera, a la altura del abdomen—Mamá—Sollozó

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Scorpius, al estar más cerca de la puerta, recibió la última ola del hechizo, por lo que se recompuso rápidamente, tosiendo por el golpe de la caída, pero sin ninguna herida grave. Al notar el caos, todo su cuerpo entro en modo comandante de guerra y se levantó, tomando su varita, haciendo a un lado el polvo con un movimiento de esta, antes de avanzar en busca de su familia.

Su corazón amenazó con detenerse, mientras corría, cuando notó el cuerpo inconsciente de su madre en los brazos de Severus Snape.

—No, no, no, madre—Se lamentó, al mismo tiempo que la recorría con la mirada, notando varios cortes en el rostro; su hombro en una posición para nada natural, al igual que una de sus piernas. Sin embargo, lo que lo preocupó, fue la gran estaca que la atravesaba y unía al encapuchado sobre ella

—¡Scorpius! — Gritó desesperada Lyra al verlo y cuando el rubio levantó la vista, pudo distinguir que intentaba ayudar a un encapuchado que parecía estar desangrándose debido a varios trozos de madera incrustados en él.

—Ly—Quiso decirle que le preocupaba su madre, que ella podía sola, pero ella lo interrumpió, con la voz tomada…

—¡Es Steph! —Los ojos del rubio se abrieron desmesuradamente y miró a Snape, quien no estaba realmente sorprendido de que la castaña fuera la madre del chico, por lo no necesitaba poder ver su rostro para entender la situación.

—Ve—Le espetó secamente—ellos estarán bien—No sabía quién era el encapuchado que se encontraba inconsciente sobre su madre, pero si la había protegido con su propio cuerpo, sin duda era familia, así que sin cuestionamientos y tras un asentimiento, fue junto a sus hermanos.

—Dime que hacer

—Intenta controlar la hemorragia. Debemos buscar a un sanador—la voz y manos de la joven temblaban, por lo que Scor rápidamente lanzó un hechizo diagnóstico y al ver que su hermano tenía pulso, aunque débil, tomó las manos de su hermana por un momento.

—Ly, mírame—Ella lo hizo—. Puedes con esto ¿sí? No es la guerra, estás a salvo—ella negó con la cabeza

—No pude, no puedo, Nik…—Scorpius sabía reconocer cuando la mente de su hermana le estaba jugando una mala pasada, al igual que cuando estaba a punto de tener un ataque de pánico, así que la tomó del rostro y la obligó a conectar sus miradas.

—Míralo Lyra, es Stephen, no Nikifor— Algo temblorosa, ella lo hizo y en vez de su amigo, vio a su hermano—. Podrás salvarlo, ya no estas en la guerra, pequeña. Mira, madre está allí y el tío Severus la está curando; el abuelo está herido, pero vivo y padre vaya a saber Salazar dónde este, pero esta salvo…Andy esta curando a los demás, todos estamos aquí, todos estamos a salvo, ya nadie nos ataca, ya nadie puede alejarte de nosotros—Ella cerró los ojos y ocluyó intentando controlarse, entonces Scorpius la abrazó—. Ya nunca volverás a estar sola, Ly…estamos aquí—Le aseguró, dejando un beso en su cabello—. Estuviste en peores situaciones y nos has curado de heridas muchos más graves…así que ahora salva al torpe de nuestro hermano ¿quieres? —Intentó bromear, para quitar un poco de tensión a la situación.

Cuando la más pequeña de los Malfoy se separó del abrazo y abrió los ojos, su hermano notó sus iris violetas.

—No es momento de bromas, Hyperion. Ve con el abuelo— Le ordenó, antes de comenzar con su labor, pero al notar que su hermano no se movió, lo miró—. Puedo sola, Scor—Le aseguró, algo más tranquila—, pero necesito saber si realmente el abuelo está vivo.

El rubio miró el cuerpo inconsciente de uno de los hombres que más admiraba y tuvo que ocluir toda emoción para no derrumbarse, antes de acercarse a lanzar los hechizos diagnósticos.

Lucius estaba vivo, pero su saturación de oxígeno era muy baja, lo que le permitió a su nieto deducir el problema. Él había recibido la mayor parte del hechizo, por lo que tenía varias costillas rotas y una de ellas le había perforado un pulmón, causando que su tórax se llenara de sangre.

—¿Qué tiene? —El rubio levantó la mirada y vio a su abuela, con su máscara indiferente puesta en su lugar.

¡Por Salazar, como admiraba a esa mujer!

—Hemoneumotórax, a causa de un pulmón perforado por unas costillas rotas, pero lo preocupante es…

—La hemorragia interna—dijo levantando la capa de su esposo y dejando en evidencia los hematomas de su abdomen—. Es su bazo, pero primero el pulmón, de nada servirá salvar el resto, si su cerebro muere por falta de oxígeno—Dijo haciendo un movimiento delicado con su varita

Scorpius sabía que su abuela era experta en curación, de hecho, estaba a la altura de las mejores medibrujas del país en ese tiempo y en el futuro. Ella había estudiado en su tiempo en Hogwarts junto a su hermana Andrómeda, esperando conseguir un lugar en San Mungo al graduarse, en una loca idea de seguir a su hermana en su plan de fastidiar a su madre, pero tan pronto como supo que sería una Malfoy, tuvo que abandonar ese sueño para ser la mujer de sociedad que todos esperaban.

Con lo que nadie contó, fue que su esposo, en privado, contratara a los mejores sanadores para que ella cumpliera su sueño de especializarse, ni mucho menos, que su conocimiento sería útil para salvar a su familia, no solo en una, sino en dos guerras.

Si bien muchos creían que Narcissa Malfoy era una esposa trofeo, que se la pasaba gastando los galeones de la herencia de Lucius, nada estaba más alejado de la realidad.

—¡Teddy, hijo! — El gritó desgarrador de Nymphadora Tonks, hizo eco en el Gran Comedor, mientras caía de rodillas al lado de su hijo inconsciente, a pesar de sus propias heridas —Vamos despierta, por favor

—Detente, Dora—dijo su madre llegando a su lado para detener los movimientos torpes de su hija—. Tenemos que revisar sus heridas—dijo tomando sus manos—. Si lo mueves así, podrías empeorar su cuadro.

La auror se detuvo, intentando contener sus lágrimas, asintiendo y esperando que su madre entendiera que estaba bien, para que pusiera toda su atención en atender a Teddy.

Remus, acostumbrado al dolor y dado a que su licantropía le permitía sanar más rápido, a diferencia de los magos comunes, llegó al lado de su hijo en el momento que lo notó herido.

—Andrómeda

—Estará bien, Remus…. Sólo…—la voz se le cortó al ver a su nieto inconsciente con varios huesos rotos, sangrando de múltiples heridas, con trozos de varios orígenes en su cuerpo—Él...

—Intentó protegerla con su propio cuerpo

Comentó Remus, mientras una lágrima solitaria recorría su mejilla y ayudaba a atender a su hijo, pero sin dejar que la sonrisa de orgullo se borrara del rostro.

Él, antes de ser lanzado por la explosión, logró notar como Teddy, tan pronto como vio a Ronald levantar su varita, se interpuso entre ella y su madrina o mejor dicho madre, porque el licántropo respetaba, tanto como sabía, que en el futuro del que venían estos chicos, Hermione era la verdadera madre de Teddy.

—No lo entiendo, Lucius y ese otro chico ya la cubrían ¿por qué arriesgarse así?

—Es cómo nosotros y su verdadera madre, no puede mantener la mente fría en situaciones así. Se lanza a lo que sea, con tal de proteger a los que ama. Ella es su madre, nos guste o no y él daría su vida por ella, sin importarle cuantos más también estarían dispuestos a hacerlo… él no se arriesgaría o se detendría a pensar, simplemente saltaría al fuego cruzado por ella.

—Malditos Gryffindors—Se quejó Andrómeda

—Es un tejón—Le recordó

—No es mejor

—¿Cómo puedo ayudar? —Remus y Andrómeda pudieron ver a Victoire con varita en mano, cubierta de polvo y sangre, pero al parecer sin nada grave, desperada por ayudar a su esposo.

—Ha perdido mucha sangre, pero increíblemente ningún órgano vital ha sido comprometido. Es claro que tiene una contusión. Podrías comenzar suturando los cortes de su rostro.

—Él sana mucho más rápido que cualquiera de nosotros— mencionó, lo que provocó que Remus y Dora fruncieran el ceño—. Puede que los genes de su madre hayan predominado, pero su capacidad de curación siempre ha sido notablemente acelerada. Además, su velocidad y resistencia siempre estuvieron por encima del promedio. Aunque nunca lo hemos confirmado, creemos que podría estar relacionado con su ascendencia de hombre lobo—añadió, dirigiendo una mirada tranquilizadora a Remus—. No se avergüenza de ello, de hecho, lo hace sentir más cercano a ti.

—Nunca quise…siempre temí…

—Remus—Lo llamó Nymphadora—, míralo…ella te esta diciendo que tu condición no ha hecho otra cosa que salvarlo…es una bendición, no una maldición…

—No puede…

—Creemos que también salvo a Faye. Todos decían que no iba a sobrevivir y si bien la sanación en el futuro ha avanzado, estábamos en guerra…había otras cosas más urgentes de las que ocuparse. Sin estar allí, ha salvado a mi familia de más de una forma, Señor Lupin…

—Remus—Victoire le sonrió— o Lunático. Somos familia

—Claro, Remus. Ahora curemos a este impertinente tejón

—No pareces tan afectada—Apreció Nymphadora y la rubia sonrió

—No sé como fue o será esta guerra, pero durante la nuestra…he visto a mi familia superar cosas peores—lagrimas rodaban por sus mejillas, invadida por los recuerdos—y a otros…no…muchos aprendimos a funcionar bajo presión…Ahora soy un soldado, no su esposa.

Los adultos tragaron el nudo que se les había formado en la garganta al comprender un poco más la magnitud del daño que la tercera guerra mágica había causado en estos jóvenes.

—Mamá, mira—Exclamó Nymphadora y Andrómeda detuvo su labor para observar el rostro de su nieto. Notando cómo algunos cortes ahora eran finas líneas rosadas.

—Lágrimas de Veela— comprendió—Pero sólo eres 1/8 Veela.

—Como dije... en el futuro la sanación ha avanzado, y Alex no es el único que ha necesitado cambiar para sobrevivir

—Mentiste, la cicatriz no te la causó un sectumsempra.

—Nunca dije que lo hiciera. Ustedes lo asumieron y yo no les corregí

—Pero ¿de qué infierno vienen? —Jadeó Nymphadora

—Uno del que solamente quién lo ha vivido, comprendería

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Scorpius, tras limpiarse las gotas de transpiración que caían por su frente con la manga de capa, después de que lograran estabilizar a su abuelo, observó el desastre que era el comedor.

Su padrino seguía atendiendo a su madre, pero ésta ya no tenía al encapuchado encima, ni la estaca atravesándola; su hermana más pequeña aún atendía a su hermano; su otra hermana estaba ayudando, junto a Luna y los Longbottom, a las Delacour, que al parecer no tenían más que unos cortes.

No obstante, fue un gran perro negro, custodiado de un majestuoso ciervo y un formidable lobo blanco, acompañados de los Slytherin y algunos encapuchados, que eran encabezados por George Draco II, Astoria y los gemelos, lo que llamó su atención.

Al parecer, bloqueaban la entrada del gran comedor y acorralaban a los Weasley del pasado, que buscaban una forma de salir del lugar, aprovechando el caos como distracción.

—¡Córranse del camino! ¡Y ustedes no son mejores que esos traidores! —Dijo dejando salir toda su ira, Ronald Weasley, a sus hermanos mayores.

—Hijos…—intentó Molly

—Ni lo intentes mamá—Dijeron al unísono los gemelos, deteniendo a su familia en seco, dado sus tonos llenos de dolor.

—Lo que hicieron es imperdonable y demasiado bajo hasta para ustedes —agregó Fred.

—¡Alguien tenía que hacer lo correcto, si ustedes no lo ven, es porque se dejaron influenciar por zorras como ella! —Tras sus palabras, Molly señaló a una imperturbable Astoria

—Chille todo lo que quiera vieja simplona, pero no crea que saldrá de esto impune—Dijo la castaña dando un paso más cerca de su hijo y futuro esposo, con una postura desafiante.

—¡¿Cómo se te ocurre insultar a mi madre, asquerosa serpiente?!

—¡Weasley! —Bramó, con una voz mortífera, Scorpius Malfoy, al ver como Ronald levantaba nuevamente su varita, apuntando hacia el lobo blanco que había avanzado gruñendo, de tal forma que sus afilados dientes sobresalían exigiendo un nuevo manjar, para proteger a Astoria.

Más de un grito ahogado, seguido de gente corriendo, se presenció cuando un imponente y especialmente llamativo dragón de escamas escarlatas, con una hilera de astas doradas alrededor de su cara, de hocico chato y ojos sumamente perturbantes, se hizo presente en el Gran Comedor, frente a una familia de pelirrojos que estaban en shock.

—Un…bola de fuego chino—dijo Harry al reconocer al dragón que una vez había enfrentado Viktor Krum en el Torneo de los 3 Magos.

—También conocido como "El Dragón León"—Dijo, todavía algo en shock, Viktor, quién acababa de unirse al grupo, tras asegurarse de que las hermanas Delacour estuvieran sanas y salvas, justo cuando una pequeña llama con forma de hongo salía de las narinas de la criatura, dejando en claro que estaba enfadado. Después de todo, era la característica que le había dado el nombre. Eso hizo que todos los que estaban frente a ella, dirán un paso involuntario hacia atrás.

—¿Pero qué cara…—Comenzó Ron antes de ser interrumpido por su sobrino, Louis

—Malfoy—Dijo, tragando el nudo que se le había formado por el miedo e interponiéndose entre la criatura y su tío, en un intento desesperado por evitar que éste dijera algo que les causara una muerte instantánea—Nosotros…

El dragón soltó un rugido que hizo temblar el comedor, causando que los Weasley retrocedieran aún más, y algunos cayeran sentados.

—Ni lo intentes—Ahora, donde antes estaba el ciervo, el perro y el lobo, se encontraba Sirius Black, con un encapuchado a cada lado—. Los Malfoy están más cerca de ser dragones que magos. Heriste a las personas que ama, a los que considera suyo para proteger… después de eso, solamente existe un destino posible esperándote

La voz del encapuchado, que tanto Harry como los demás presentes reconocieron como el hijo del elegido, era letal, como si de un juramento se tratara. Todos estaban seguros de que, si ese dragón no carbonizaba a los Weasley, el futuro heredero Potter se encargaría de cobrar venganza.

—Nosotros solo…—Comenzó de nuevo Ron, pero de la nada su boca había desaparecido, por lo que miró a una encapuchada que tenía la varita en alto.

—Lo siento papá, pero si sigues hablando harás que nos maten a todos—El pelirrojo abrió cómicamente los ojos, al mismo tiempo que la chica se quitaba la capucha —. Sabemos de lo que son capaces los Malfoy y sobre todo sus hijos, así que por favor deja que yo me encargue de esto.

Allí frente a los Weasley se encontraba una pelirroja que tenía el cabello por la cintura con leves ondas y con algunas pecas manchando su pálida piel. Se notaba que estaba por debajo de lo que se consideraría un peso saludable, pero sus ojos verdes, enmarcados por unas ojeras que eran un claro indicio de su deteriorada salud y cansancio, reflejaban tristeza, dolor y sobre todo decepción.

—Mi nombre es Rose Lavender Weasley Brown y antes que alguien diga algo si, Lavender Weasley de soltera Brown es mi madre

Ron no podía creerlo. Sí, se había estado divirtiendo con Lavender ese año, pero para él ella carecía de encanto, inteligencia y era demasiado fácil para los chicos estar con ella como para considerarla un prospecto de esposa. Después de todo, por eso último era justamente por lo que había accedido a tener una relación con la rubia, ya que, para él, Hermione era demasiado recatada y amargada como para consentir tener algo más allá que unos besos escondidos con él antes del matrimonio, lo que Ron consideraba absurdo, ya que él era un hombre con necesidades que, una buena novia, tenía la obligación de satisfacer.

—Ro-Ro—Chilló Lavender saltando al cuello de su novio—¡Si! te dije que seriamos perfectos juntos y que seriamos una familia feliz—Dijo antes de soltarlo e ir a ver a su hija—. Ay cariño, eres hermosa y seguramente nos tienes muy orgullosos, sobre todo a mí, matado a todos los chicos de Hogwarts con tu belleza—La rubia no pudo ocultar su mueca, dejando de lado su felicidad, al tomar el rostro de su hija—, pero estás demasiado delgada. Está bien… no creo que debas abusar de la comida, pero creo que estas rozando lo enferma, así que…

—Madre—la detuvo la pelirroja tomando las manos de su madre y apartándolas de su rostro—, si no entendiste, te lo aclaro. Louis explicó que en el futuro somos perseguidos; que perdimos la guerra y fui yo la que casi muere por las decisiones que ustedes tomaron.

—Rose—advirtió Louis, ganándose un gruñido del dragón que, por un momento dado la revelación, casi todos olvidaron.

—Malfoy—llamó Rose, poniéndose frente a la criatura con una sonrisa nostálgica—, tu familia esta herida, ve a atenderlos, cuídalos…Se que no lo merecemos, pero te ruego que los perdones… y te doy mi palabra de que, tras presentarme, arreglaremos muchas cosas—la pelirroja miró hacia un encapuchado que estaba al lado de Alice— y de que te ayudaré a conseguir el futuro por el cual organizaron este viaje… ya le quitamos demasiado

—¿De qué hablas? —Cuestionó Percy y ella al voltearse pudo notar el desconcierto en el rostro de su familia, por la que había sacrificado y perdido todo en el futuro.

—Ya lo entenderán—Miró al dragón, esperando alguna respuesta, pero este no se movió

—Tranquila—Habló Andy llegando al lado de su hermano y acariciando sus suaves escamas—. Sigue muy alterado. Cuando esta así, solamente nuestra madre consigue hacerlo retroceder…pero no te preocupes, ha aceptado tu trato.

Rose nunca entendió la conexión que tenían los gemelos Malfoy, pero creía en las palabras de la peliblanca, así que asintió.

—Podríamos quedarnos en la sala común

—No—sentenció negando con la cabeza—. Sev—llamó a un encapuchado—, llévalos a las mazmorras, creo que con perdonarles la vida ya es suficiente. Que vivan lo que los padres de algunos vivirán durante la guerra.

—¡No! —de la nada un encapuchado se aferró a una de las manos de Rose— Por favor Andy… ella esta arrepentida, ya dijo que nos ayudará

—Frank…ella ahora está arrepentida, pero no olvides que también formó parte de esto

—Hermano—susurró Alice, colocando una mano en el hombro del encapuchado, para que solamente él escuchara—. Debes recordar todo lo que hizo en el futuro, por favor—suplicó

—Ella perdió tanto como nosotros, Alice

—Pero yo me lo busqué—para sorpresa de todos fue Rose la que hablo—. Tienen razón Frank, mi lugar siempre estará con mi familia, aunque sé que están equivocados. Los ayudaré con su objetivo, no por ustedes o por ti, sino porque no quiero que mi familia tenga el destino que les espera.

La pelirroja se soltó del agarre y el encapuchado sintió como otra vez ella le arrancaba el corazón, de la misma forma que lo había hecho antes de la guerra.

—Llévalos, Sev—ordenó la peliblanca y tras unos movimientos de varita, todos los Weasley estaban fueron desarmados, petrificados, esposados para suprimir su magia y escoltados por algunos encapuchados hacía las mazmorras.

—¡Déjame! —Espetó Frank, soltándose de su hermana y saliendo del comedor, dejando a su hermana tan dolida, que tan pronto como su novio la abrazó, rompió en un llanto silencioso.

—Scor—se escuchó la voz de Pandora, haciendo que Andy apartará la vista de la pareja. La pequeña Nott acariciaba al dragón, el cual tenía los ojos cerrados mientras ella le hablaba—por favor, ella te necesita… retrocede

—Tú en este estado, Steph, Teddy, el abuelo y nuestra madre inconscientes. Padre vaya a saber Salazar donde esté…—la peliblanca soltó un suspiró lleno de frustración, antes de ocluir y llevar su varita a la garganta para lanzar un sonorus—. Presten todos atención, quien pueda caminar tome a alguien herido y llévenlo a la enfermería; los Gryffindors serán escoltados a su sala común por los Slytherin, donde permanecerán hasta nuevo aviso y sin sus varitas— Granger miró a los miembros de su futura casa, quienes asintieron en confirmación, antes de proceder a desarmar a los leones.

—Yo los cuidaré—Se ofreció Sirius, recibiendo un asentimiento por parte de la encapuchada, antes de proceder a cumplir con su tarea asignada.

—Señora Tonks…

—Iré con Poppy—Dijo Andrómeda—, necesitará más manos—Tras eso, su futura sobrina nieta, asintió

—Iré contigo mamá, necesito estar con Teddy

—No—sentenció Lyra, llamando la atención de todos, cómo si su crisis anterior nunca hubiera pasado, mientras levitaba a su hermano—. Teddy, junto al resto de los Merak heridos, irán a las mazmorras donde los atenderé junto a la Señora Malfoy. No es que no confié en la enfermera actual, pero sabemos más hechizos de curación y no existe un mejor suministro de pociones que el del profesor Snape.

Dado el tono y seguridad de la joven, Tonks asintió, algo de mala gana, pero no se rehusó, mientras Remus levitaba con cuidado a su hijo y Narcissa a su esposo.

—Bien. El resto se dirigirá a sus salas comunes a descansar…si necesitan algo le pedirán a alguno de la tercera generación. Nadie puede dejar su sala común, no querrán ser comida de dragón.

Más de uno palideció y Scorpius soltó lo que, según quienes lo conocían, sería descrito como un bufido de desagrado. Andy canceló el hechizo antes de acercarse a Luna y a algunos miembros restantes de la tercera generación.

—Tía Luna

—Nosotros nos encargaremos, tú sólo encárgate de tú familia—La encapuchada asintió agradecida, pero antes de irse escuchó a Lyssander llamarla

—Por favor, si encuentras al idiota de mi padre y a los tíos, mándalos a ayudar… claro, luego de que le des su merecido—Finalizó con un brillo travieso en los ojos y una sonrisa

—No le des ideas, Nott—Se burló Alex—, que es capaz de evitar que nazcas

—¡Oye!

—Basta—se escuchó la voz de Snape, haciendo que todos terminarán de bromear—. Me encargaré del director y de los profesores antes de ir a las mazmorras —Informó a nadie en particular—. Supongo que saben cómo acceder y a mi suministro —frente a algunos asentimientos, hizo una mueca de desagrado—. Intenten no ser tan ineptos como sus padres y sobrevivan hasta que regrese

—No te preocupes, Severus… yo los cuidaré—Bromeó su futuro socio, ganándose un hechizo punzante, antes de romper en risas

—Bien, vamos

—¿Qué haremos con el pequeño, Dragón? — Cuestionó Alex a su esposa tras su orden, mientras levitaba con cuidado a Hermione y George II a su suegro.

—No se preocupen, yo me encargo—Afirmó Pandora, ganándose la aprobación de todos, antes que cada uno partiera a cumplir con su tarea asignada.