Hola a todos. Aquí llega un nuevo episodio.

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Episodio 16. Jefe sincorazón y jefe incorpóreo

Shido se agarró el hombro, en el que sintió un repentino impacto, seguido un agudo dolor que le hizo gritar. Fue tan fuerte que le hizo caer al suelo. A eso siguió una notificación.

Salud: 120

–¡Shido! –gritó alarmada Tohka, al tiempo que soltaba el peluche y se agachaba hacia él.

–Tranquila, no es nada –dijo él con voz entrecortada mientras se agarraba el hombro. No podía no mover la mano, ya que su brazo había quedado totalmente inerte.

Parecía que le habían abierto un agujero a través del hombro. Y le dolía una barbaridad. Por suerte, sabía que los poderes curativos que tenía no tardarían en hacer su efecto, y cerrar el agujero para que recuperara la movilidad, pero ¿por qué había sido disparado? Recordaba que en el anime y la novela, el protagonista se interponía para recibir un tiro que iba hacia Tohka, terminando con un agujero (literal) en el estómago. Pero esta vez el tiro parecía que había ido dirigido directamente a él. ¿Qué había fallado en sus preparativos?

–Aaaaah, vaya. He fallado –dijo de repente una voz femenina–. Parece que no soy tan buena tiradora como esa inútil de pelo blanco.

Shido y Tohka miraron. El chico estaba totalmente perplejo.

–No puede ser… –dijo con un tono asustado.

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En la base del AST, Ryouko se encontraba en la sala de comunicaciones. Había perdido contacto con Origami, y llevaba un buen rato tratando de restablecer la comunicación.

–Origami, ¿estás ahí? ¡Contesta! –insistió.

Pero por toda respuesta, solo recibía estática, lo cual la tenía preocupada. Los equipos de comunicación del AST eran de los mejores que existían, así que era imposible que hubiera algún fallo técnico. ¿Y si había sido descubierta por la espíritu Princess y esta había decidido acabar con ella? No podía sacarse de la cabeza ese horrible pensamiento.

–¡Capitana! ¡Capitana! –exclamó de repente una recluta, que llegó a la entrada de la sala, muy apurada.

–¡Kagaya! ¿Qué ocurre? –le preguntó.

–¡Es Tomonara! –gritó alarmada–. ¡Tiene… Tiene que venir a ver esto!

La capitana estaba perpleja. Quería seguir tratando de contactar con Origami, pero también tenía que saber qué tenía a aquella subordinada tan preocupada.

Con decisión, dio instrucciones a una oficial de comunicaciones para que siguiera intentando contactar con Origamo, al tiempo que dejaba los auriculares en la mesa.

Una vez hecho esto, siguió a Kagaya toda prisa, en dirección a donde estaban las celdas de castigo. Cuando llegaron, lo que vio la dejó completamente pálida.

La celda donde debía encontrarse Tomonara ahora estaba vacía. Eso por sí mismo no era tan alarmante, pero sí lo era el enorme agujero que había sido abierto en la pared, por el cual la reclusa había escapado.

–¿Qué… qué ha pasado? –se preguntó–. ¿Alguien la ha ayudado a salir desde fuera?

Pero entonces reparó en los escombros. Todos estaban por la parte que daba al exterior, lo que quería decir que el agujero había sido abierto desde dentro.

–Cuando fui a llevarle la comida, me encontré la celda así. Ha debido escapar. Pero, ¿por qué nadie lo ha escuchado? –preguntó Kagaya.

–Esta zona tiene un buen aislamiento acústico –respondió Ryouko–. Y sé que el resto de las reclutas se encontraban haciendo maniobras, por lo que no se percataron. ¿Le fueron requisadas a Tomonara todas sus armas?

–Sí, mi capitana. Yo misma supervisé todo. Estoy completamente segura de que cuando fue encerrada no tenía ningún arma que pudiera causar este destrozo –confirmó Kagaya.

–Si su objetivo es el que me imagino, tenemos que localizarla de inmediato. Da la orden a todas las unidades disponibles de que vayan en su busca. Yo trataré de contactar de nuevo con Origami.

–¡A la orden, mi capitana! –exclamó Kagaya haciendo el saludo militar, para a continuación abandonar aquella habitación.

Ryouko se quedó mirando el destrozo provocado por Tomonara en su huida. ¿Cómo lo habría hecho? Tenía que dar con ella antes que ocurriera una catástrofe.

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Shido estaba perplejo. Ante ellos se encontraba ni más ni menos que Tomonara. Pero había un par de cosas extrañas en ella. En primer lugar su pelo, que ahora era completamente blanco. Y en segundo lugar, su equipamiento. No llevaba las armas que una miembro de AST emplearía para luchar contra una espíritu. Más bien tenía un arma que Shido reconoció de Kingdom Hearts. Unas pistolas que llevaba Xigbar, uno de los miembros de la Organización XIII. Así que esto solo tenía una explicación.

–Un incorpóreo –murmuró–. Se ha convertido en un incorpóreo.

La miembro de AST había cedido a la oscuridad de su corazón. Pero era la primera vez que veía un incorpóreo desde que llegó a ese mundo (sin contar a Dhoxis, claro está).

–¡Tu! –gritó Tohka furiosa–. ¿¡Qué le has hecho a Shido!?

–¡Pero si había también una espíritu! –exclamó sorprendida Tomonara al ver a la chica–. Debes ser Princess, ¿verdad? No esperaba ver a una camuflándose como una civil más. Tranquila, me ocuparé de ti en cuanto termine con esta molestia.

Apuntó de nuevo su arma hacia Shido. Este se preocupó. No estaba seguro de hasta qué punto podría resistir una espíritu el ataque de un arma así.

–¡No permitiré que le hagas daño! –exclamó la espíritu, quien elevó su mano al cielo.

El cielo empezó a nublarse. Un relámpago oscuro cayó sobre ella. Al momento, su ropa cambió, volviendo a tener su vestido astral.

–¡Adonai Melek! –gritó.

Seguidamente, golpeó el suelo con el tacón. Al hacerlo, emergió del mismo un trono de piedra, el mismo en que Shido la había visto en su primer encuentro.

Ella pegó un salto hasta llegar a lo alto del respaldo, donde tomó el mango de la espada que asomaba y la extrajo.

–¡Sandalfon! –gritó.

Miró a Tomonara con furia. Pero la AST no parecía preocupada.

–Me encantaría tratar contigo, pero este incordio va primero, así que te dejaré con mi nuevo ayudante, que me ayudó a escapar de mi celda de castigo –dijo.

Shido vio la sombra que proyectaba Tomonara, que empezó a hacerse más y más grande. La misma comenzó a retorcerse hasta adquirir otra forma. Ahora era un monstruo gigante y oscuro, con unos enormes ojos amarillos en una cara que parecía formada por tentáculos. Tenía unas pequeñas alas oscuras y unas garras afiladas en las manos. Pero el más llamativo de esta criatura era un enorme agujero en su abdomen que tenía forma de corazón.

El chico no tardó en reconocerlo.

–¡Es Lado Oscuro, uno de los primeros jefes del juego! –exclamó, incorporándose con dificultad.

Por suerte, la [Curación acelerada] hizo su efecto. Sintió como si su piel estuviese ardiendo, y en efecto unas llamas estaban curando la herida. El agujero casi se había cerrado, por lo que ya podía mover el brazo, pero con algo de dificultad. Y su salud había subido hasta 130. Debería bastar para hacer frente a lo que tenían delante.

Tenía que hacer algo. Como pudo, hizo aparecer su llave espada.

Un jefe sincorazón y un jefe incorpóreo. Y solo eran Tohka y él para detenerlos.

Se quitó la gabardina, la cual ahora tenía un agujero en el hombro, y la arrojó al suelo.

–Como decía aquel meme de Homer Simpson, esto se va a poner feo –murmuró.

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En el puente de mando del Fraxinus, todos quedaron sorprendidos por la aparición de aquellos enemigos.

–¡El pulso de Shido-kun se ha acelerado! –exclamó Shiizaki, sin dejar de revisar los datos de su pantalla.

–¡Tohka está furiosa! ¡Al borde de provocar un terremoto espacial! –advirtió Nakatsugawa.

–Por suerte es un área apartada, así que los daños a civiles serán nulos. Pero tenemos que hacer algo antes que pongan en peligro a toda la ciudad –murmuró Kotori–. ¿Qué demonios le ha pasado a esa AST?

Esto era malo. Si Shido no lograba estabilizar el ánimo de Tohka, podría provocar una catástrofe en la ciudad. Eso si no lo provocaban primero aquel sincorazón gigante la propia recluta del AST.

–No podemos acabar con Princess –dijo–. Pero con nuestros recursos tampoco podemos acabar con esa criatura sin delatarnos más de lo conveniente. Tenemos las manos atadas.

–Comandante. ¿Y si enviamos de nuevo los drones para que ayuden? –preguntó Kawagoe.

–Con ese tamaño, dudo que sean rivales para el gigante –rechazó Kotori–. Y la AST no actúa por instinto. Los destrozaría en cuestión de segundos con esas pistolas.

–Nn, ¿Y si avisamos a Rinne? –sugirió Reine–. Ella podría ayudar a Shin.

Kotori meditó por unos segundos.

–Es nuestra mejor opción –asintió–. Contactad con ella de inmediato. Quizá traiga consigo a Origami, pero no tenemos otra alternativa.

–¡A la orden! –exclamaron los demás.

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Origami peleaba contra la espíritu Ruler. Era una batalla aérea, lo que le añadía dificultad. Le disparó varias veces con su rifle, pero era inútil. Su oponente ni se molestaba en esquivar los disparos, ya que estos se estrellaban contra su territorio.

Era exactamente la misma situación que con Princess. Pero este arma debería ser más potente, tanto que ni siquiera la espíritu de pelo oscuro se quedaría quieta mientras era atacada. Así que Ruler debía ser más fuerte.

Pensó sus opciones. Podría sacar su espada y atacar de frente, pero considerando el poder de su oponente, no era buena idea. Y las armas a distancia que llevaba consigo no tendrían más éxito que su rifle. ¿Qué podía hacer?

De repente, la espíritu pasó a la ofensiva. Usó sus manos para lanzarle bolas de fuego morado, del tamaño de un balón de baloncesto.

Origami las esquivó. No era muy complicado, ya que esos ataques se veían algo lentos. Gracias a eso, terminaron estrellándose en el suelo, sin quemar nada. Pero esto alertó a Origami.

–¡Fuego! –gritó enfadándose–. ¿Fuiste tú? ¿¡Fuiste tú la espíritu que incendió la ciudad hace cinco años!? ¿¡Fuiste tú quien me arrebató a mis padres!?

Ruler pareció abrir la boca, y probablemente sus ojos se abrieron, pero era imposible verlos tras ese velo. Debía haberse alterado.

–Siento comunicarte que yo no fui –respondió–. No soy la espíritu contra la que debes dirigir tu venganza.

–¿Por qué debería creerte? –preguntó Origami apuntando de nuevo con su rifle.

–Tienes razón, no tienes por qué creerme –respondió con preocupación Ruler–. Solo puedo decirte que jamás me atrevería a arrebatar vidas inocentes. Sé lo que es la pérdida de alguien a quien quieres. La rabia por haber sido incapaz de evitarlo. Pero exterminar a las espíritus no es la solución. No dejes que esa ira te ciegue.

Origami estaba perpleja. ¿Una espíritu aconsejándole sobre encarar la pérdida de seres queridos? ¿De verdad había perdido a alguien, como una persona cualquiera? ¿O quizá solo estaba jugando con su mente?

Por toda respuesta, Origami apretó más la culata del arma.

–¡No te creo! ¡Desaparece! –gritó.

Disparó con todo lo que pudo, pero fue incapaz de hacerle nada. Eso la llenaba de frustración.

Estaba convirtiéndose en un blanco seguro. Si se quedaba sin munición, sería atacada si la espíritu decidía volver a emplear sus llamas.

Pero observó con sorpresa como su oponente no atacaba. Se limitó a defenderse. Eso la extrañó. ¿Por qué no acababa con ella? Con ese poder no le sería difícil eliminarla en un pestañeo.

Fue calmando su mente. ¿Y si en realidad no quería acabar con ella? Más bien esto se veía como una distracción, pero ¿de qué?

La espíritu fue a atacar de nuevo con bolas de fuego. Pero de pronto, se detuvo.

Origami vio como se llevaba la mano al oído. Unos segundos después abrió la boca con gesto de sorpresa.

–¡Shido-san! –gritó dándose la vuelta y escapó volando de allí.

–¡Espera! ¡No escapes! –gritó Origami, haciendo amago de salir en su persecución.

–Origami. ¿Me recibes? –dijo de pronto una voz por el comunicador.

Se detuvo. Estaba escuchando la voz de su capitana.

–Aquí la Sargento Primero Origami –respondió.

–Menos mal. Llevo un buen rato tratando de localizarte –le dijo Ryouko–. Tenemos una situación de emergencia. Escucha bien.

La peliblanca escuchó con atención. Un enorme gesto de sorpresa apareció en su rostro.

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Tomonara disparó con aquellas pistolas. Lo que salía de ellas eran como flechas luminosas. Shido y Tohka las esquivaron, yendo cada uno en una dirección.

–¡Este poder es fantástico! –exclamó Tomonara, mientras disparaba sin parar–. No sé como lo he logrado, pero es suficiente para terminar contigo.

Shido esquivó como pudo. Esto era como pelear contra Xigbar en los videojuegos. Pero aquel era un jefe que llegaba casi al final, no como ahora. Tenía que pensar. ¿Cómo podía combatir contra ella?

La AST disparó hasta que de pronto notó que sus municiones se terminaron.

–¿Qué es esto? –preguntó ofuscada mientras examinaba las pistolas–. Justo cuando me estaba divirtiendo. ¿Cómo se recarga esto?

Estaba distraída. Era la ocasión perfecta para atacar.

Pero antes que pudiera hacer nada, Lado Oscuro atacó con su enorme puñetazo en su dirección.

Shido usó [Bloqueo], aunque sabía que no sería capaz de detenerlo, al menos esperaba minimizar el daño.

Sin embargo, algo detuvo el puño antes que le golpeara.

–¡Tohka! –gritó.

La espíritu se había interpuesto entre ellos, logrando bloquear el puño de Lado Oscuro con su espada.

–¡Tsk! Es fuerte, pero no mucho más que las chicas meca-meca –dijo ella, al tiempo que rechazaba el ataque.

Una notificación apareció ante Shido.

Tohka se une a tu equipo.

Esto despertó su interés. Así que al igual que en los juegos, también podía tener aliados en la batalla. Eso era bueno, ya que podrían compartir puntos de experiencia. Y era probable que tuviese opción a algún combo junto a ella.

–¡Tengo una idea, Tohka! –le dijo–. Nos dividiremos para pelear contra ellos. Tú encárgate de ese grandullón. Yo iré por la AST.

–¿Estás seguro? –preguntó Tohka, dudosa–. Ella también se ve muy fuerte.

–¡Es nuestra mejor opción en este momento! Y además… ¡Esa cosa quiere matarte!

Esas palabras bastaron para que Tohka mirara con furia a Lado Oscuro. Acto seguido se lanzó a pelear contra él. La verdad es que la afirmación era correcta en cierto modo, ya que aquellas criaturas buscaban consumir los corazones de los seres vivos.

Shido pensó que era mejor que ella peleara contra el sincorazón, ya que la AST estaba tan cegada por sus deseos de venganza que no se entretendría en pelear contra la espíritu.

Así pues, encaró a Tomonara, quien pareció sonreír.

–Me ha llevado un rato, pero ya entiendo como funcionan estas cosas –dijo–. Ahora… ¿Dónde estábamos?

Tomonara se teletransportó a una zona alta y acto seguido unió ambas pistolas, formando un rifle con el que atacó a Shido.

Lo recordaba. Esta era la primera parte de la pelea contra Xigbar en Kingdom Hearts II. Como pudo empezó a correr. Según recordaba, en aquella parte de la pelea, tenía que tener un comando de reacción que le permitiera contrarrestar aquellos disparos.

Pero por más que corrió, no sintió en ningún momento que pudiera hacerlo, tal como ocurrió la primera vez que peleó con ella. ¿Era posible que no tuviera acceso en ese momento?

Lo único que le quedaba era seguir corriendo. No quería exponerse a ser disparado, y si quería usar [Pyro] o [Reflejo], necesitaba quedarse quieto, lo que le daría a ella un blanco perfecto para acertarle.

Los disparos fueron pasando cada vez más cerca de él. Y se estaba cansando, así que era probable que se convirtiese en un blanco fácil.

Entonces lo sintió. De alguna manera estaba sintiendo que ahora podía usar el comando de reacción.

Con un movimiento rápido, golpeó con su llave espada los disparos que le enviaba, los cuales regresaron en dirección a Tomonara, quien no pudo esquivarlos.

Estos ataques hicieron que cayera desde donde estaba. No se hizo daño, pero pareció confundida por un momento.

–¿Qué dia…? –preguntó agarrándose la cabeza.

Shido entonces vio la oportunidad. Corrió hacia ella y logró acertarle un golpe con la llave espada. Esto la hizo retroceder.

Tomonara enfureció.

–¿¡Pero quién te has creído!? –gritó desquiciada mientras apuntaba–. ¡Voy a convertirte en un colador!

Shido también retrocedió. Sintió que había despertado a la bestia.

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Tohka voló por los aires mirando a su oponente. Nunca había visto una criatura como esta, pero podía sentir la oscuridad que desprendía. Sí, sin duda era un enemigo muy peligroso.

El puño de Lado Oscuro empezó a brillar. Tohka se apartó, creyendo que iba a atacarla.

Pero entonces el puño golpeó el suelo, en el que se formó una enorme zona oscura de la que empezaron a emerger Sombras.

–Vaya. Así que puede crear más sincorazón si golpea el suelo –observó–. Será mejor que los elimine cuanto antes.

Tohka concentró energía en sus dedos, en los que generó esferas púrpura, que acto seguido envió hacia los Sombras, logrando destruirlos a la primera.

–Demasiado débiles. Será mejor que me concentre en el principal.

Con su espada, fue a atacar a Lado Oscuro. Pero este contraatacó con el puño.

Ambos ataques chocaron. Durante unos segundos, ambos parecieron igualados. Pero después de eso, el sincorazón se derrumbó. Había perdido esta confrontación.

–Es mejor que me contenga –dijo Tohka poniéndose en guardia–. Si empleo todo mi poder contra él, podría causar muchos daños en este lugar. Y eso no sería bueno.

Lado Oscuro se reincorporó. Había fijado su objetivo en Tohka. El agujero que había en su cuerpo comenzó a brillar. De repente, de él salió una enorme esfera de energía, en dirección a Tohka.

Ella voló para esquivarla, pero al segundo siguiente, esa esfera regresó y le acertó en la espalda.

La espíritu apretó los dientes debido al dolor.

–Ha redirigido su ataque, y me ha pillado con la guardia baja –gruñó.

Pero no tuvo tiempo para relajarse. Lado Oscuro disparó más esferas hacia ella.

Tohka se elevó en el aire, desde donde pudo tener mejor visión de aquellos ataques. Se concentró y acto seguido atacó con su espada aquellas esferas, logrando destruirlas provocando pequeñas explosiones.

–Esto no te funcionará más veces –dijo mientras miraba furiosa.

Se estremeció levemente por el ataque anterior. El daño no había sido considerable, pero no podía permitirse que la golpeara más veces.

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Hola a todos. Y aquí termina otro episodio. Esta vez con la batalla decisiva.

Esta primera temporada está próxima a terminar, pero aun no puedo decir cuantos capítulos me llevará acabar la trama.

Esto es todo por ahora. No olvidéis seguir la historia y dejar vuestros comentarios.