Los Amos del Universo no perdieron el tiempo, tan pronto se recuperaron físicamente del ataque Hordeano empezó la contraofensiva y rapidamente terminaron asediando a la Zona del Terror, en donde vieron horrorizados como los rehenes habían sido incrustados a la fuerza en la montaña y les estaban absorbiendo la energía vital de la forma mas lenta y dolorosa que fuera humanamente posible y en lo mas alto se encontraban los cuerpos petrificados de las brujas alimentándose de dicha energía.
— ¡Bastardos, mandenlos a la averno del que salieron! —Gritaba He-Man con toda la fuerza que sus pulmones le permitían mientras ordenaba un bombardeo sobre las trincheras enemigas.
— ¡Cubranse! —Ordenaba Ragal haciendo que sus tropas se refugiaran en una cobertura erigida por sus magos.
— ¡No se crean que se librarán así de facil, infelices! ¡Traigan los Dragon Walkers! —Ordeno He-Man.
A su orden sus magos telestransportaron varios vehículos anti-fortificación al campo de batalla, cuyos pilotos no perdieron el tiempo y usando la curiosa forma de sus vehículos los usaron como enormes mazas que aplastaron las defensas Hordeanas, permitiendo a sus soldados abrirse camino dentro de las trincheras.
— ¡Traigan los lanzallamas! —Ordeno Ragal.
— ¡No llegaran a tiempo para salvarte, infeliz! —Exclamó He-Ro aterrizando a pocos metros de el—. ¿Listo para el round dos?
Ragal fruncio el seño nada mas verlo y le disparó en el acto, disparo que naturalmente fue desviado e inicio el combate mientras el resto de las fuerzas Eternianas forzaban su entrada a las trincheras enemigas con bayonetas preparadas para rematar a todos los que escaparon de la embestida de Ram-Man, quien como buen ariete Humano despejo con pasmosa facilidad un buen tramo de estas, ahorrandoles mucho trabajo a los Guardias Reales.
— ¿¡Que tanto falta!? —Demandaba saber Hordak viendo como se acercaban cada vez mas.
— ¡Solo un poco mas, ya casi esta completo! —Respondía Sultra mientras varios rehenes alzaban sus manos hacia ella suplicando la muerte.
Sultra simplemente los aparto con su aspiradora como si de simples Mosquitos molestos se tratasen.
— Seria agradable que no gritaran tanto —Dijo aumentando la intensidad del hechizo y por ende su sufrimiento.
Esta acción aceleró el proceso considerablemente para satisfacción de Hordak, quien veía como los Amos del Universo ganaban cada vez mas terreno.
— ¡Continúen presionando, no permitan que fortifiquen su terreno! —Ordenaba He-Man a los Dragon Walkers—. Como no lleguen a tiempo todo nuestro esfuerzo será en vano.
— Te aseguro que vienen en camino, confía en Malkyn —Le decía Man-At-Arms.
— Confio en Malkym, mi preocupación es si esos salvajes se desvían por alguna estupidez —Explicaba Adam.
— Lo dudo, Malkyn sabe muy bien como funciona sus mentes, el sabrá como hacer que no se desvien —Afirmaba Man-At-Arms.
— Ojala tengas razón —Esperaba He-Man cuando escucho un extraño ruido proveniente de la Zona del Terror—. ¿Que esta pasando?
De pronto aparecieron varios grupos de dos diferentes clases de tanques especializados, unos portando cañones lasér extraños y los otros enormes martillos gravitatorios en lugar de los habituales cañones. Y nada mas aparecer los primeros abrieron fuego contra el suelo provocando la formación de gigantescos agujeros que se tragaron a las fuerzas Eternianas circundantes, momento en que los segundos golpearon el suelo con sus martillos provocando violentos terremotos que hicieron que los agujeros colapsaran y aplastaran a los que habían sobrevivido a la caída.
Y por si fuera poco inmediatamente aparecieron otros tres tipos de tanques mas convencionales que atacaron y destruyeron a los Dragon Walkers. La primera variación tiene una abertura en forma de boca con dientes de sierra, la segunda variación tiene una placa frontal modelada según el propio Hordak, y la tercera variación es una versión de tanque de ocho ruedas.
— ¿Que le parecen mis nuevos inventos, mi señor? los llamo "Pitbull" y "Crusher" a los que crean los agujeros y los terremotos respectivamente, los otros tres son diferentes variantes de lo que me gusta llamar Tanques Destructo —Explicaba Modulok a través del comunicador desde su laboratorio.
— Pídeme lo que quieras tras esta batalla, que te lo concederé con mucho gusto —Contestaba Hordak satisfecho viendo el desastre que provocaban sus nuevas armas.
— Con mas esclavos para seguir probando mis experimentos me basta y me sobra, mi señor —Pidió Modulok.
— Consideralo hecho —Acepto Hordak.
— ¡Malditos! —Exclamo He-Man—. ¡Traigan los Sky-Droppers, destruyanlos desde el aire!
Y a su orden sus magos teletransportaron unas naves alargadas con una cabina mas grande, haciendo que vistas de costado parezcan una "L" inclinada 90, en la zona libre justo detrás de la cabina venían acoplados seis contenedores, cada uno con seis bombas, las cuales soltaron tan pronto He-Man dio la señal, haciendo llover destrucción sobre el campo de batalla.
Una vez despejado el campo, otros Sky-Droppers que llevaban en cambio contenedores grandes que transportaban mas tropas armados con lanzallamas aterrizaron, descargandolos para que se dirigieran de inmediato a las trincheras.
— Al principio tenia mis dudas sobre si este vehículo de transporte multiproposito seria realmente util, me alegra haber estado equivocado —Reconocía He-Man.
— Dale las gracias a Andras, que fue a el quien se le ocurrio la idea —Afirmaba Man-At-Arms orgulloso de su aprendiz.
Gracias al bombardeo y los subsecuentes refuerzos, las fuerzas Eternianas lograron ingresar aun mas dentro del territorio Hordeano, presionando a sus defensores a la retirada mientras ganaban cada centímetro con sangre, sudor y lágrimas, orillando a los Hordeanos a replegarse cada ves más dentro de la Zona del Terror.
— ¡Sigan presionando! —Ordenaba He-Ro al frente de las tropas en las trincheras luego de que los terremotos lo separarán de Ragal y este se retirara.
— ¡Envienlos al averno! —Ordenaba Ragal a la artillería.
A su comando la artillería cargo recipientes con armas químicas capaces de derretir la piel y los huesos de sus pobres víctimas y dispararon a la posición de los Eternianos.
— ¡Mierda, cubranse! —Ordeno He-Ro creando un campo de fuerzas en el que se refugiaron todos los que estaban cerca de el.
Afortunadamente no fue necesario, pues Malkyn apareció justo a tiempo y repelió los misiles de regreso a los Hordeanos.
— ¿¡En donde has estado!? ¿Y por que volviste a ponerte esa mascara?—Demandaba saber He-Ro.
— Haciendo unos preparativos. Y ellos seguirían a Skele-Gar, no a Malkyn —Respondió Malkyn antes de chasquear los dedos para materializar algo.
Y ese algo fue nada menos que toda una horda de guerreros del Hemisferio Oscuro compuesta por todo lo que se moviera en esta tierra abandonada por la Diosa con un mínimo de raciocinio. Pandillas varias, Orcos, Goblins, Mutantes, Kobolds, y mas que He-Ro no reconocía.
— ¡Ataquen! —Ordeno Malkyn apuntando directamente a Hordak y disparando.
A sus órdenes estos se avalanzaron en contra de los Hordeanos, aprovechando sus grandes números para abrumar sus defensas.
— ¡¿Como carajos…
— Se te olvida que sigo siendo un señor de la guerra en esta tierras, aquí se respeta la fuerza y se agacha la cabeza a quién la tenga, y si Kronis, uno de los señores mas poderosos, no pudo vencerme, estos no tienen oportunidad alguna y no los queda de otra que obedecerme —Explicaba Malkyn—. Ahora si me disculpas, creo que deberíamos reanudar nuestro asalto.
— Si, si, tienes razón —Reconoció He-Ro fijando su vista en Hordak—. ¡Ese bastardo me las va a pagar!
Hordak estaba a nada que se le reventanse una vena del coraje.
— ¡Díganme que ya esta terminado el ritual! —Exclamaba entre dientes.
— ¡Solo falta unos instantes! —Afirmaba Sultra con el ritual entrando en su fase final y empezando a arrojar varios rayos de color verde neón ácido que los Horde Wraiths aprovecharon para dirigir en contra de las fuerzas Eternianas.
El efecto que se produjo en la carne de los pobres desafortunados que fueron impactados fue tan horrible que los que lo presenciaron solo pudieron vomitar mientras sus amigos eran reducidos a nada mas que piedra.
— Quizá deberíamos encontrar una forma de convertir esto en un arma que no requiera tanto esfuerzo usar —Dijo Hordak viendo el desastre causado.
— Anotado —Dijo Modulok por el comunicador aún escendido.
— ¡Finalmente, se esta completando! —Exclamo Sultra.
Tras eso ocurrió un subidon de energía mágica que recorrió el campo de batalla, relantizando todo menos a las fuerzas Eternianas.
— Si, no lo creo —Decía Orko manifestándose en el campo de batalla—. ¡No habrán mas atrocidades hoy si Orko el Grande esta aquí para evitarlo!
— ¡Y más si matamos a los responsables! —Exclamo Malkyn teletransportandose junto a He-Ro donde ellos al tiempo que hacia lo mismo por las pobres víctimas que aún respiraban mandandolas lo más lejos posible.
— ¡Sus vidas terminan aquí! —Grito He-Ro lanzando un corte de energía directo a Sultra.
Ella intentó esquivarlo pero debido a su movimiento relantizado no pudo moverse lo suficientemente rápido y terminó perdiendo un brazo, con el golpe además pasando a escasos centímetros de su cara, quemando una parte de ella por el calor generado por el ataque, dejándola fuera de juego mientras se retorcía de dolor en el suelo al tiempo que Malkyn conjuraba cientos de orbes explosivos que arrojo directamente contra la cara de Hordak.
— ¡Al infierno con esta aberración! —Exclamó He-Ro atacando directamente el altar con todas sus fuerzas haciéndolo empezar a agrietarse.
Tras el ataque conjunto, Malkyn remato arrojando una lanza de energía directo al pecho de Hordak, esperando que con eso hubiera bastado para acabar con el y su plan, solo para verlo intacto tras disiparse el humo con sus ojos literalmente ardiendo de furia contenida mientras la lanza clavada en su pecho no le hacía otra cosa que ser una inconveniencia menor.
— ¡¿Que demonios eres?! —Exclamó tembloroso Malkyn viendo como Hordak no se veía afectado por la magia de Orko.
— Ventajas de hacer un pacto con un ser mágico —Explicaba Hordak mientras Imp hacía acto de presencia arrastrándose por su hombro derecho—. No puedo hacer magia por mi propia cuenta, pero la magia de los seres inferiores no me hace nada, que Hiss pudiera lastimarme se debió a su enorme poder, cosa que ustedes no estan ni cerca de alcanzar.
Entonces, antes de que alguno de ellos pudiera reaccionar, procedió a hacerle un agujero en el pecho a Malkyn con su brazo y pateó a He-Ro tan fuerte que lo incrustó en el altar.
— Reanuda el ritual, ahora —Ordenó Hordak.
— Si, mi, señor —Acató jadeando del dolor.
Cuando el ritual se reinició, esta vez fue He-Ro el pobre bastardo que vio su energía vital empezar a ser succionada de la forma mas dolorosa posible.
Sus gritos se escucharon por todo el campo de batalla, sonando como un animal siendo brutalmente asesinado, provocando miedo en las fuerzas Eternianas y una furia homicida en sus padres, los cuales dejaron todo lo que estaban haciendo y corrieron poseídos por una rabia infinita hacía donde se encontraba Hordak.
Este al ver eso solo pudo reír levemente antes de ver a Orko haciendo llover una lluvia de meteoritos contra el, momento en el que se convirtió en una plataforma de defensa antiaérea y empezo a disparar a discreción mientras una Sultra a punto de perder el conocimiento por el dolor se ponía detrás de el para protegerse al tiempo que enfocaba todas sus fuerzas restantes a seguir estando conciente y terminar el ritual.
— ¡¡¡¡HORDAK!!!! —Gritaba He-Man avanzando como un rayo por el campo de batalla seguido de cerca por Teela en un Sky-Sled.
— ¡Termina de una vez! —Le gritaba Hordak a Sultra mientras empezaba a verse superado por Orko.
— ¡Mierda! —Exclamaba Malkyn intentando curarse lo mejor posible y haciendo el esfuerzo por levantarse— ¡No creas que te dejaré hacerlo!
— ¡Pero una de ellas es tu madre! ¿¡No deseas volver a verla!? —Preguntaba Sultra.
— ¡No de esta manera! —Grito Malkyn disparando una ráfaga de energía a Sultra.
Lamentablemente ya era muy tarde, y una explosión de humo verde los envolvió a todos al tiempo que miles de ráfagas de energía salían disparadas violentamente hacia todas dirección conforme el sitio parecía estar entrando en erupción.
— ¡¡¡¡MIERDA!!!! —Exclamaba He-Ro sintiendo como su alma salía de su cuerpo violentamente.
Sabía los peligros, sabía que rompería su promesa, pero no había otra forma de que pudiera salir de esta antes de morir.
— ¡¿Que demonios?! —Exclamo Hordak al ver como la Anti-Verdad empezaba a regarse por el cuerpo de He-Ro y antes de que pudiera hacer algo para detenerlo este dió un grito que quebró el altar y lo liberó.
— ¡Vas… a… pagar… por lo que me hiciste! —Juró un poseído He-Ro en un estado semejante a un animal rabioso.
— ¿Pero que estoy viendo? —Se preguntaba Hordak fascinado ante la vista.
Pero esta fascinación lo distrajo y un colérico He-Ro lo golpeó tan fuerte en el estómago que lo mando a volar fuera de la Zona del Terror para luego seguirlo.
— No… debí… haber aceptado… esto —Dijo Sultra antes de finalmente desmayarse.
Malkyn, adolorido y a duras penas levantándose, pudo haber acabado con ella ahí mismo, pero no hay honor en matar a un oponente inconsciente y malherido, así que se limitó a materializar unas cadenas para retenerla y llevarla posteriormente a los calabozos.
— ¡Maldita sea! —Se quejo al ver el desastre en rl que se había vuelto el campo de batalla y como un salvaja y berzerker He-Ro se arrojaba como un animal contra un Hordak a la defensiva—. Debo hacer al…
En ese instante escucho un leve gemido de dolor detrás de el que lo hizo voltearse, haciendo que sus ojos se abrieran como un par de platos al ver a las tres brujas de vuelta a la vida.
— ¡Mamá! —Exclamo Malkyn inmovilizando a Evil-Lyn y Zubeia en el acto con el mismo tipo de cadenas y luega fue a sostener a su madre entre lágrimas.
El volver a la vida y recuperar poco a poco la conciencia hacia que Shadow Weaver estuviera fuertemente disociada de la realidad y no pudiera reconocer nada. Sin embargo si estaba reaccionando a su entorno, gimiendo de dolor y sufriendo espasmos por poder sentir, oír y oler nuevamente.
Malkyn reaccionó e hizo un domo para aislarla del resto del mundo mientras la hacía levitar.
— Sera mejor que las saque a las tres de aquí, antes de que la Horda pueda hacerse con ellas —Se dijo Malkyn preparando el hechizo de teletransportación—. Cuando estén a salvó iré a salvarte, Dare.
Dare sin duda necesitaba ser salvado, de si mismo, porque en estos instantes Hordak no significaba ningún peligro para el, en realidad era el quien estaba contra las cuerdas a manos de un enloquecido animal.
— ¿¡Que te pasa, no que muy seguro de ti mismo, entonces por que estás a la defensiva!? —Demandaba saber un eufórico He-Ro.
— ¡Silencio, Demonio! —Grito Hordak disparando su cañon a máxima potencia sobre la cara de He-Ro a quemarropa.
El disparo no le hizo nada, y He-Ro solo se quedo mirando con una sonrisa espantosa y sedienta de sangre antes de arrojarse contra Hordak riendo como un maníaco.
— ¡Verte en este estado es tan catartico, maldita sea, quiero verte sufrir mucho más! —Gritaba a todo pulmón arrinconando a Hordak contra las rocas de la Zona del Terror.
— ¡Mierda! —Exclamo Hordak después de abrir su pecho y disparar dos sierras circulares que He-Ro desvío facilmente.
— ¿¡A donde se fue el Inmisericorde Líder de la Horda del Mal!? ¡¿Por qué estas como gatito asustado, que no se supone que era un insecto comparado contigo?! —Demandaba saber mientras la Anti-Verdad se propagaba cada vez más por su cuerpo.
— ¡Y lo sigues siendo! —Afirmo Hordak transformando sus dos brazos en hélices que generaron dos violentos tornados que atraparon a He-Ro en el medio—. ¡Vete al infierno, jodido animal!
Entonces sobrecargó la potencia de las hélices, provocando que los tornados desgarraran como miles de cuchillas el cuerpo de He-Ro, quien se paralizó momentáneamente del dolor. Momento aprovechado por Hordak para convertir una de sus hélices en un electrólatigo que se enrolló sobre la pierna izquierda de He-Ro, quién de inmediato fue tratado como muñeco de trapo siendo asotado contra todo a su alrededor hasta que Hordak lo jaló con tanta fuerza que al estrellarse contra el suelo termino generando un crater de cinco metros.
— ¡No he terminado contigo! —Exclamo Hordak colocándose encima suyo y convirtiéndo sus brazos en dos pistones con propulsores y bolas con picos y procediendo a apalizar a He-Ro con extrema rabia.
A cada segundo que pasaba, Hordak se hacía más y más rápido, intensificando su ataque consumido por la rabia y enterrando a He-Ro cada vez más en la tierra con cada golpe mientras sentía su cuerpo arder luego de que el primero decidiera prender al rojo vivo sus brazos.
— ¡Sufre, pedazo de mierda! —Grito a todo pulmón mientras lo golpeaba tan fuerte que hizo temblar toda la tierra a su alrededor y tras eso lo agarró del cuello y lo levantó mientras apretaba para dejarlo inconsciente.—. Tienes suerte que te necesite con vida. Aunque te juro que en el mismo instante en que ya ne me seas útil voy a disfrutar cada segundo de arrebatarte la vida de la forma más lenta y dolorosa que se me pueda ocurrir.
He-Ro no podía ni siquiera emitir un grito de lo fuerte que Hordak estaba apretando, tan solo intentar inútilmente desgarrar su brazo con sus manos para liberarse, lo que solo causaba que Hordak apretara más fuerte haciendo que su visión se nublara y lágrimas cayeran de sus ojos del esfuerzo.
— ¿Que estás tratando de decir, algún insulto vanal? —Preguntaba Hordak viendo como He-Ro luchaba por decir algo mientras intentaba alcanzar su cuello para estrangularlo.
— ¡No estaba luchando al máximo! —Exclamó He-Ro desplegando tentáculos de Anti-Verdad que se incrustaron con fuerza en el brazo de Hordak y lo forzó a soltarlo—. ¡Esto apenas empieza!
Y tan pronto termino de decir eso cuando la garganta de Hordak se cerro de golpe y empezó a levitar.
— ¡No es tan divertido cuando te pasa a ti, ¿Eh?! —Decía gustosamente He-Ro para luego proceder a apuñalar en distintas zonas del cuerpo de Hordak con la Anti-Verdad y posteriormente jalarlo hacía el suelo con todas sus fuerzas.
Antes de que Hordak se recompusiera, He-Ro se lanzó sobre el con la Anti-Verdad concentrándose en sus brazos en forma de garras.
De un tajo limpio He-Ro corto a través de la armadura y carne de Hordak como si esta estuviera hecha de papel, provocando graves daños que solo se agravaron cuando realizó otro ataque a tal velocidad que escapaba a la capacidad del ojo Humano de verlo, y así sucesivamente iban aumentando los ataques a cada ves mas velocidad, al punto que la gente a su alrededor solo era capaz de visualizar un borrón negro y sangre azúl brotando a chorros.
Hordak resistía las ganas de gritar de dolor cerrando fuertemente sus dientes al punto de amenazar con romperse y gruñendo de rabia con los ojos bien abiertos que se volvían más y más intensos en su color a cada segundo que pasaba hasta que dispararon dos rayos láser directamente a la cara de He-Ro, cegandolo momentáneamente, momento que aprovecho para volver sus manos en cierras y devolverle el favor, solo para que estas quedaran inmovilizadas al instante que tocaron la Anti-Verdad, pues está actuó como si de una goma pegajosa se tratase.
— Buen intento, pero no podría haber sido más inútil ni tratando —Expreso He-Ro sonriendo de oreja a oreja mientras la Anti-Verdad empezaba a extenderse sobre los brazos de Hordak quemando como si de acido se tratase.
En sus desesperación, Hordak jaló con tanta fuerza que sus mecánicos brazos fueron arrancados y cayó hacía atrás en el suelo mientras He-Ro se acercaba lentamente con sus brazos convertidos en guadañas y la Anti-Verdad tan extendida por su cuerpo que la única zona libre de esta era la zona de su pecho en donde se encontraba sus corazón.
— ¡Muerete! —Exclamo Hordak convirtiendo su pecho en un cañón láser.
— Y pensar que te tenía miedo —Dijo jocosamente luego de no haber sufrido ni tan siquiera un rasguño del ataque—. Es hora de acabar con esto.
De pronto escuchó algo que venía justo detrás de el y al voltearse se topo de frente contra una ola de Hordeanos que se arrojaron contra el para salvar a su señor, los cuales, naturalmente, empezaron a ser cortados como papel por He-Ro, quien prácticamente se volvió una picadora de carne andante.
— ¡Vaya poder! —Exclamo Hordak con la visión borrosa viendo a duras penas a He-Ro convirtiendo sus brazos en tentáculos afilados para tener más rango en su ataque—. Debe ser mío a toda costa.
— ¡Salgamos de aquí, mi señor! —Exclamo Ragal agarrando a su malherido jefe junto a un Horde Wraith y teletransportandose lejos de ahí.
— ¡Maldito! —Exclamo He-Ro tras presenciar su huída.
Al verla estallo en una furia como ningúna otra que lo llevo a atacar a todos cuanto tenía a la vista con una ferocidad ya no digna de una bestia, sino de un Demonio. Tanto así que ni siquiera sus propios aliados estaban a salvo, pues cuando termino hasta con el ultimo Hordeano que quedaba fijo su vista en los Guardias Reales, los cuales, paralizados del miedo, no habían huido cuando tuvieron la oportunidad.
— ¡Dare, detente, no dejes que te controle! —Exclamo He-Man embistiendo a su hijo antes de que cometiera una locura—. ¡Orko, Malkyn, ahora!
A la orden de He-Man, ambos levantaron un domo que los separó del campo de batalla y luego Malkyn inmovilizó a He-Ro con ataduras de energía.
— ¡Los voy a matar a todos, cabro…
— ¡Duerme! —Ordeno Orko haciendo que cayera inconsciente.
Luego Malkyn lanzó un conjuro que provocó que la Anti-Verdad retrocediera de regreso a su lugar normal.
— Menos mal que esa cosa no lo consumió —Suspiró aliviada Teela recogiendo a su hijo del suelo y comprobandolo junto a He-Man.
— Ya terminamos aquí, vamonos de una vez —Ordeno He-Man
— Okie dokey —Acató Orko sacándolos de ahí a todos.
— ¿Que haremos ahora que el ritual se completo con exito? —Preguntaba Teela mientras se desvanecían.
— Malkyn las sacó de aquí, por lo que Hordak no podrá usarlas, debemos asegurarnos de que no les ponga una mano encima a ellas ni a Dare, por ahora centremonos en reconstruir, con la paliza que le dió Dare no va a estar fastidiandonos durante un tiempo —Explicaba He-Man—. Eso espero.
