Capítulo 46: El Jefe de Slytherin y su Dama del Lago se Llevan una Sorpresa.

Habían pasado algunas semanas desde que volvieron a Hogwarts tras la Navidad, se acercaba el día de San Valentín, era sábado y Nimue estaba en su habitación charlando con Francesca, ese fin de semana se suspendió la salida a Hogsmeade y el quidditch, había una enorme ventisca desde hace días, Severus y Nimue se quedarían el fin de semana en el castillo para ayudar con la vigilancia de los alumnos. Hacía muchísimo frío, hasta los alumnos más perezosos preferían estudiar en sus salas comunes o en sus dormitorios en lugar de deambular por los pasillos y los más traviesos preferían estar junto a una chimenea en lugar de jugar o enredar en el gran salón o en los helados pasillos de Hogwarts.

Estaba siendo una mañana tranquila, mientras Nimue le enseñaba a Francesca sus últimas patentes y le consultaba cómo mejorar la pomada estándar para la dentición, Isobel y Jareth estaban a su lado en el corralito con sus juguetes favoritos Selene estaba dormitando en el regazo de Nimue. Remus estaba corrigiendo sus últimos exámenes mientras vigilaba la sala de estudios. Entonces Francesca reparó en el libro de pociones en griego que le regaló a Severus.

-¿Severus sigue traduciéndolo?

-Sí, lleva como medio libro traducido y es muy útil, se nota que la autora es una mujer, viene una poción calmante para los calambres menstruales, la he mejorado y sirve para las reglas muy dolorosas, la he patentado y se está vendiendo muy bien.

-Eso es genial, supongo que por eso tuvo que escribirlo sin su nombre, que una mujer fuera inteligente para crear y recopilar pociones tan interesantes debió cabrear a los machistas de la época… eso y que seguramente les parecía mal que esas pociones les facilitaran la vida a las mujeres y niñas.

-Seguro, además, no sé si lo viste bien, tiene unas ilustraciones explicativas que no había visto nunca en libros de la misma época.

-Lo vi un poco por encima pero no las mire todas, déjame verlo.

Lo abrió y entonces Francesca notó que la encuadernación de la portada parecía que estaba un poco despegada.

-Está un poco despegado aquí…normal es muy antiguo pero… parece que hay algo dentro…

Efectivamente, estaba encuadernado en piel y la portada era un poco gruesa, pero no se dieron cuenta de que pudiera haber algo dentro. Nimue lo miró y dijo:

-Sí, es cierto…y creo que tiene un pequeño hueco y un hechizo de expansión indetectable.

-Cuando lo compré me aseguré de que no tuviera hechizos de magia oscura…pero no se me ocurrió comprobar otros hechizos.

-Severus está en el laboratorio preparándole las pociones prenatales a Alice, Zelda le ha mandado unas un poco más complicadas de hacer y le pidió a Severus que las hiciera. Voy a ver si puede venir por si encontramos algo que haya que traducir.

-Perfecto.

Francesca se quedó con los pequeños, Nimue le dio a Selene y la gatita se quedó tranquila con la amiga de su dueña. Nimue entró al laboratorio desde su sala de estar.

-Severus. – Él estaba terminando de embotellar el último lote de la poción para Alice.

-Hola, preciosa. ¿Quieres algo?

-Sólo si ya has terminado.

-Sí, soy todo tuyo. – Se acercó a ella, la agarró de la cintura y la besó. - ¿Qué quieres?

-Estaba con Francesca charlando cuando me preguntó por el libro de pociones griego, le iba a enseñar las ilustraciones cuando reparó en que parecía haber algo en la portada, creemos que hay algo escondido en un hechizo de expansión indetectable. Si son papeles, es probable que te necesitemos para que traduzcas.

-Has hecho bien en venir antes de sacar nada de ahí, podría ser peligroso.

-Francesca dice que cuando lo compró se aseguró de que no hubiera magia oscura.

-Pero nunca se sabe… limpiamos todo ésto, envío esto a Alice y vamos para allá.

-Perfecto.

Mientras Nimue recogió todo a golpe de varita en pocos minutos, Severus fue rápidamente a la lechuceria y envió sus pociones a Alice, con un hechizo para que no perdieran propiedades. En pocos minutos se reunieron con Francesca que estaba con su llorosa ahijada en brazos mientras regañaba a Jareth.

-¿Qué ha hecho ahora este bichito? - Dijo Nimue cogiendo a su hijo.

-Le ha quitado el coletero a Isobel, le ha pegado un tirón del pelo a la pobrecita… - Isobel estaba haciendo pucheros. Tenía el pelo lo suficientemente largo y espeso para hacerle coletitas, lo tenía negro y se le estaba empezando a ondular, a su hermano por algún motivo no le gustaba verla con coletitas, hebillas o diademas y siempre estaba intentando quitarle todo lo que le adornaba el pelo.

-¿Qué voy a hacer contigo, Jareth? – Dijo Nimue. – No se le quitan las coletas a tu hermana. – Isobel estaba en brazos de su padre, más tranquila pero aún tristona.

-Ve con la Tía Fran, pequeña, que papá tiene que hablar seriamente con tu hermanito. – Francesca cogió al bebé y Severus cogió a su hijo. – Ven aquí, bichito. No le tires más del pelo a tu hermana, sé que me entiendes, porque eres un chico muy listo. Tienes que dejar de tirarle del pelo a Isobel o me enfadaré mucho contigo y no te leeré un cuento esta noche, ¿Está claro? – Miró muy serio a su hijo y Jareth empezó a llorar. – Ya está, ya está…para, ¿Vas a ser un buen chico? – Severus miró a su hijo a los ojos y el bebé dejó de llorar y tras un par de minutos lo dejó de nuevo en su corralito junto a su hermana. – Arreglado, no volverá a tirarle del pelo.

-¿Cómo estás tan seguro? – Preguntó Francesca.

-He hablado con él, no lo sabes pero Jareth ha heredado mis habilidades para la legeremancia. Lo descubrimos en diciembre.

-Vaya, ¿puedes hablar con él?

-Según Albus, por el momento sólo pequeñas conversaciones mentales, simplemente le he dicho que debe ser bueno con su hermana y no debe quitarle nada del pelo, hoy hará caso, mañana no lo sé. Bueno, no lo cuentes a nadie, sólo a Remus, no queremos que lo miren como a un bicho raro… a lo que veníamos, ¿Qué es lo que habéis encontrado?

-Míralo tú mismo. – Dijo Nimue. – Francesca ha visto que hay un hueco en la portada y parece que hay algo dentro.

-Bien, me aseguraré de que no hay nada perjudicial… pero lo haré en la mesa del despacho, no quiero arriesgarme a hacer nada con los niños tan cerca.

Fue a la mesa del despacho contiguo y realizó varios hechizos de detección de magia oscura. No había nada malo allí. Terminó de abrir la abertura y sacó un pequeño librito de unas 50 páginas, como esperaba, escrito en griego, tenía también un par de hojas sueltas manuscritas, y firmadas por alguien llamada "Halia". Salió del despacho y en la sala de estar lo esperaban Nimue y Francesca impacientes.

-¿Y bien? – Preguntó Nimue con Isobel en brazos tras volver a arreglarle el pelo.

-Como sospechaba, no hay magia oscura, solo hay un pequeño librito y una carta firmada por alguien llamada Halia…creo que es la autora del libro.

-¿Sabes lo que pone? – Preguntó Francesca.

-La carta creo que la puedo traducir con mis conocimientos y el diccionario que tengo aquí, pero para el librito necesitaré los diccionarios de la biblioteca.

-Vale, por ahora con saber lo que pone la carta será suficiente.

-Está bien, a ver…: "Si has encontrado esto, supongo que habrán pasado muchos años tras mi muerte. Lo he escondido aquí porque espero que lo encuentre alguien que lo pueda apreciar, y porque no quiero perjudicar a mi amada Irena y a nuestras hijas. Yo soy Halia Vlachos y mi compañera y yo hemos tenido dos hijas sin necesidad de recurrir a un hombre…"

-Espera. – Dijo Francesca. - ¿Halia Vlachos? ¿La famosa maestra de pociones griega? Creía que era un mito, ¿Existió de verdad?

-Según parece, sí… y encontraste su libro, no sabía que era de ella.

-¿Halia Vlachos? No me suena… - Dijo Nimue.

-Muchos maestros de pociones no hablan sobre ella porque piensan que no existió, creen que es un mito, pero no lo es, es real. Sigue Severus.

-"… Nos han acusado de usar magia oscura, pero no es cierto, para proteger a nuestras hijas, hemos dicho que usamos a un muggle para concebirlas, pero no es cierto, usamos la poción y el ritual descrito en el librito escondido junto a esta carta. Lo pongo a salvo aquí para que no se pierda este conocimiento y pueda ser usado por las próximas generaciones de brujas. Irena y yo tuvimos que mentir sobre el origen de nuestras hijas, Ariadna y Zoe, para que no nos maten a todas con falsas acusaciones de usar magia oscura, ojalá algún día no sea necesario ocultar la verdad. Esto no es magia oscura, es magia de amor y de sangre, sólo espero que salvando este conocimiento traer felicidad para quien se ame de verdad. Halia."

-Eso quiere decir lo que creo…

-Era sólo una leyenda y un rumor, Halia se supone que creó una poción y un hechizo o un ritual que permitió a su compañera y a ella tener dos hijas sin la intervención de un hombre, parece que no era sólo un rumor, era cierto. – Dijo Francesca.

-Sí…y tuvieron que mentir para que ellas no fueran condenadas a muerte por usar magia oscura y sus hijas corrieran la misma suerte por el hecho de nacer por intervención de magia oscura en su concepción. Nadie creía que pudiera hacerse algo así sin que interviniera la magia oscura, pero esto. – Dijo Severus señalando el pequeño librito. – Demuestra lo contrario. Por lo que parece nadie las creía y prefirieron mentir y salvar a sus hijas y ese conocimiento, que seguir insistiendo en la verdad y quizás terminar las cuatro muertas y sin poder salvar ese conocimiento para un futuro más tolerante…por decirlo de alguna manera.

-Vaya… esto puede cambiar la vida de mucha gente.

-Sí, las parejas de mujeres que quieran pueden tener hijas, sin que necesiten un hombre para fecundarlas. – Dijo Francesca. – Hay que traducir el librito, Severus.

-Esta tarde empezaré a hacerlo en la biblioteca…cuando termine de corregir los ensayos de Sexto curso que tengo pendientes.

-No te preocupes por eso, cariño, yo los corregiré mientras los niños se echan la siesta.

-Eres maravillosa. ¿Te he dicho hoy lo mucho que te quiero?

-Sí, esta mañana en la sala de los menesteres…

-Sí, lo recuerdo…

-Chicos, si queréis me voy y os dejo a solas, no querría estar aquí cuando empecéis a follar encima de la mesa de café. – Dijo Francesca.

-Tranquila, Francesca, que podemos controlarnos…por ahora. – Dijo Nimue. – Además, ¿Qué clase de pervertidos crees que somos? Los niños están aquí delante… y esa mesa de café no resiste nuestro peso, la última vez se rompió…

Los tres rieron. Cogieron a los niños para empezar a prepararles su almuerzo, Nimue solía ponerles un pijama abrigado para darles de comer su puré, los pequeños a veces se manchaban demasiado. Fueron al gran salón para almorzar con los demás, pusieron a los niños en sus tronas, para almorzar allí todos juntos, entre Nimue y Severus les dieron su puré y después almorzaron más tranquilos. Durante el almuerzo le contaron a Albus, Minerva, Charity, Pomona, Poppy y Alastor lo que habían descubierto con Francesca en el antiguo libro de pociones. Remus ya lo sabía, mientras cambiaban a los niños y llegaban al gran salón, Francesca corrió a contárselo a su marido. Todos estaban impresionados por lo que podría suponer para muchas parejas de mujeres.

-Entonces, si Charity y yo quisiéramos tener un bebé… ¿Podríamos tenerlo sin necesidad de recurrir a un hombre? – Preguntó Minerva cogiendo la mano de Charity por debajo de la mesa.

-Así es. – Dijo Severus. – Pero aún debo traducir el librito y ver si es factible, es un libro muy antiguo, se creía que Halia Vlachos era un personaje mítico, como Robin Hood, además tengo que ver si es factible y se puede hacer, tengo que ver si los ingredientes están disponibles, si tengo que buscar equivalentes y si los hechizos o el ritual pueden realizarse sin peligro.

-Lo sé, Severus, pero podría ser.

-Sí, esta tarde la pasaré en la biblioteca traduciéndolo.

-Gracias, Severus.

-De nada, Minerva, de todas formas sea para lo que sea esa poción y esas instrucciones, iba a hacerlo…me puede la curiosidad.

-A mí me pasaría lo mismo. – Dijo Charity.

-Severus. – Dijo Alastor. - ¿te importaría si te ayudara con la traducción?

-Para nada, Alastor. Será muy útil, sobretodo con la parte del hechizo o el ritual, ella lo llama ritual, pero creo que debe ser un hechizo.

-Es probable que tengas razón, en aquella época en Grecia solían llamarlos rituales. Por cierto, pasé un par de años en Grecia trabajando para el ministerio, fue hace mucho tiempo y el idioma lo tengo un poco oxidado, pero seguramente podré echarte una mano.

-Muchas gracias, Alastor. – Dijo Severus.

-¿Cuándo estuviste en Grecia? – Preguntó Poppy.

-Cuando nos conocimos acababa de volver de permiso durante algunas semanas, en cuanto te conocí pedí el traslado aquí…y como llevaba allí demasiado tiempo me dejaron volver.

-Es cierto que cuando nos conocimos me dijiste que habías estado trabajando en el extranjero, pero no recordaba que fuera en Grecia.

-Lo sé, es que no te lo dije entonces, el ministerio en aquel entonces me hizo mantenerlo en secreto… pero te juro que no te he ocultado nada más.

-Y que no me entere yo de que me ocultas algo…

-Lo que mande mi señora. Aquí te tienen por un profesor terrible, Severus, pero tu mal genio no es comparable con el de mi bruja. – Alastor y Poppy sonrieron.

El almuerzo transcurrió rápido, Severus y Alastor por la impaciencia de saber lo que contenía ese pequeño libro y los demás miembros del personal y los alumnos porque estaban deseando irse a un sitio más calentito, no hacía un frio excesivo pero las salas comunes y los dormitorios eran más cálidos y acogedores.

Severus quedó con Alastor en unos 20 minutos en la biblioteca, quería ayudar a Nimue a acostar a los niños para su siesta, ampliaron el moisés que usaron cuando nacieron para que durmieran allí la siesta. Por suerte tenían sueño y se durmieron enseguida. Severus cogió sus apuntes de lo que ya había traducido del libro, el libro, la carta y el librito, además de su diccionario de griego y lo guardó en su mochila de cuero, se la colgó y salió tras darle un beso a Nimue y sus hijos.

Se reunió con Alastor y se pasaron toda la tarde traduciendo el pequeño librito. Descubrieron que los conocimientos de Alastor eran muy útiles, no era un maestro de pociones, pero era útil que supiera cómo denominaban los griegos ciertos ingredientes.

-Si llego a saber que sabías griego te hubiera pedido ayuda antes, Alastor.

-Pues cuando quieras, Severus, si no tengo cosas que corregir o preparar yo encantado de echar una mano.

-Una pregunta, ¿Cómo es que te dio por aprender griego? Normalmente a los aurores el ministerio les busca un intérprete, por lo general un auror del país al que van.

-Lo sé, pero que no salga de aquí, el primero que me pusieron resultó ser un incompetente y no me enteraba de nada, después les pedí que me pusieran a alguien que me enseñara el idioma, no tardé mucho en aprenderlo, era una chica, se llamaba Sephora, aprendí muy rápido…

-Te liaste con ella…

-Efectivamente, por eso no quiero que se entere Poppy, a veces se pone celosa sin motivo. Aquello no duró y cuando acabó aún estuve un año en Grecia, luego volví, conocí a Poppy y no ha habido otra mujer para mí desde que me atendió en San Mungo y me regañó como si tuviera 3 años.

-Entiendo lo que quieres decir, yo me decidí a lanzarme cuando me regañó por hacer llorar a unos niños de primer año.

-Supongo que porque temes enfadarla ya no salen niños llorando de tu aula…

-Sí, cuando se enfada conmigo me deja a dos velas…y yo no soy de hierro.

-Por eso prefiero que esta conversación no salga de aquí, porque Poppy me haría lo mismo.

Bromearon un poco y terminaron el trabajo en un par de horas, cuando estaban recogiendo sus notas apareció Nimue.

-Hola, ¿Necesitáis ayuda?

-Hola cariño, acabamos de terminar. – Dijo Severus besando la mejilla de su mujer.

-¿En serio? ¿tan pronto?

-Sí, no tenía muchos tecnicismos, está bastante bien explicado y con sencillez. – Dijo Alastor. – No tengo el idioma tan olvidado como creía.

-Eso es genial.

-Sí, Alastor tiene razón, está explicado con un estilo muy didáctico, se nota que esperaba que este libro y el cuaderno escondido sirviera para que no se perdieran sus conocimientos, por eso no usaba un lenguaje complejo y rimbombante.

-Estoy deseando leerlo.

-Por cierto, ¿Dónde están los niños?

-Con Tía Minnie y Charity. Están jugando con ellas.

-Bueno, chicos. – Dijo Alastor. – Aquí está empezando a hacer frío y mis viejos huesos necesitan descanso, mañana iré a ver a vuestros niños, hace algunos días que no voy a visitarlos.

-Puedes venir cuando quieras, Alastor. – Dijo Severus.

-Gracias, hijo. – Contestó el hombre mayor. – Voy a ver qué tal sigue Poppy, tiene a los gemelos Weasley en la enfermería…

-¿Qué han hecho esos dos?

-Nada grave, han intentado volar sin permiso y están los dos con la muñeca lastimada… peor fue antes de Navidad, intentaron hacer una poción que daba gases y terminaron sin cejas y con el pelo frito… por suerte Poppy lo pudo solucionar.

-Lo que me extraña es que Albert no acabara igual, están siempre los tres juntos. – Dijo Nimue.

-Estaba con ellos, pero fue más rápido escondiéndose que los gemelos.

-Ya sabemos que es rápido de reflejos… - Dijo Severus.

-Sí, bueno, pues nos vemos en la cena. – Dijo Alastor y se fue camino de la enfermería. Nimue y Severus fueron a su habitación.

-Una poción de gases… estos críos… - Dijo Nimue.

-Yo conseguí hacer una estable en mi tercer año.

-¿En serio, Severus?

-Sí, era un crío, los Merodeadores me molestaban y quería dejarlos en ridículo… pero no tuve ocasión de probarla con ellos.

-¿Funcionaba?

-Por supuesto, la probé con Remus hace un tiempo, estábamos en mi habitación tomando unas copas y se la deslicé en la bebida, nos reímos muchísimo…

-¿Le contaste para lo que la creaste?

-Sí y me animó a vendérsela a Zonco's… aún no la he patentado, pero quizás espere un tiempo y se la ceda a esos dos, no me extrañaría que le hagan la competencia…y teniendo en cuenta su edad, seguro que tienen talento para superar a Zonco's.

-Tienes razón… Aunque quizás deberíamos hablar con los tres para que dejen de buscar esa formula en concreto, por lo menos evitaremos accidentes y le ahorraremos trabajo a Poppy.

-Sí, puede que sea buena idea…quizás si les prometo ayudarlos en el futuro quizás no intenten volver a volar Hogwarts.

Entraron en su habitación y se encontraron a Charity en el suelo de su sala de estar animando a Isobel y Jareth a gatear mientras Minerva les hacía fotos entusiasmada y Selene estaba vigilando, como siempre. Severus carraspeó.

-Buenas… ¿Qué estáis haciendo?

-Hola. – Dijo Minerva. - ¡Mirad! ¡Están gateando! Les he hecho algunas fotos. ¿Es la primera vez que lo hacen?

-En realidad, empezaron a hacerlo ayer en la sala de los menesteres, extendimos una manta y Severus y yo nos sentamos con ellos a Severus se le ocurrió ponerlos tumbados sobre su barriga a ver qué hacían…y empezaron a moverse.

-¿Y por qué no me lo contaste antes? – Dijo Minerva.

-Nos gustó mucho verlos hacerlo, pero no pensamos era muy importante, como sus primeros pasos, por ejemplo. – Dijo Severus.

-Bueno, para que lo sepáis en el futuro. No quiero perderme ni un sólo logro de mis sobrinitos.

-Está bien, Tía Minnie. – Dijo Nimue. – Entonces será mejor que te cuente lo que hizo Jareth en Navidad. Sólo lo sabemos nosotros, Francesca y Albus, y ella posiblemente se lo haya contado a Remus, Jareth ha heredado la habilidad de Severus para la legeremancia.

-¿No es muy pequeño para notarlo?

-Sí, pero dice Albus que cuando alguien tiene las habilidades de nuestro bomboncito. – Dijo Nimue cogiendo al bebé en brazos y besando su mejilla. – Cuando tiene meses puede transmitir algún mensaje sencillo y también recibirlo. Por eso se lo dijimos a Francesca, estaba aquí cuando Severus lo regañó por volver a tirarle del pelo a Isobel.

-Vaya, yo sabía tendríais unos hijos extraordinarios, pero esto es increíble. ¿Aún no puede captar pensamientos ajenos?

-No. – Dijo Severus. – Cuando empiece a hacerlo entre Albus y yo le enseñaremos a controlarlo… Aunque si quieres te puedo enseñar a ocluir, yo tampoco querría que se traumatizara el pobre con lo que pueda ver en tus pensamientos.

-Tranquilo que eso no será necesario, Albus me enseñó hace años. ¿No te has dado cuenta de que nunca has captado ninguno de mis pensamientos errantes?

-Sí, pero supongo que con Jareth puedes bajar la guardia.

-Es probable, pero sabiéndolo tendré más cuidado.

-¿Has terminado la traducción, Severus? – Preguntó Charity con Isobel en sus brazos mientras la niña jugaba con su collar.

-Lo cierto es que era menos trabajo del que sospechaba, eso y que Alastor ha sido de mucha ayuda. Además había bastantes ilustraciones y las instrucciones eran muy concretas y sin florituras, supongo que la autora quería que fuera un resumen conciso y lo más completo posible. No parece muy complicada la poción en sí, pero algunos ingredientes son muy caros y hay que combinarlo con un hechizo y advierte que ambas mujeres deben hacerse un corte en la mano y mezclar sus sangres en una noche de luna llena, que ambas deben estar ovulando, eso puede provocarse con un hechizo, y que deben tener una unión sincera, vamos que tienen que estar sinceramente enamoradas o no funcionará porque se crea un vínculo eterno y que la hija o hijas no se concebirán porque nacen directamente de la sangre y el amor, eso es lo que la gente no entendía entonces, que el amor sincero entre dos mujeres puede hacer que nazca una o dos hijas.

-¿Una o dos hijas? ¿sólo se conciben niñas?

-Sí, Minerva. Es que sería una especie de replica vuestra y no podría tener genitales masculinos. ¿Querías un niño?

-Eso me da igual, si os soy sincera, si pudiéramos tener un bebé sólo querría que esté sano. Su género es lo de menos.

-A mí me pasa igual. – Dijo Charity dejando a Isobel en los brazos de su padre. - ¿Por qué dices que puede ser una niña o dos? ¿Hay posibilidad de gemelas?

-Por lo que dice, sólo hay posibilidad de un bebé por embarazo, no es como una concepción tradicional, pero puede darse que una de las mujeres quede embarazada y la otra no…o que lo hagan las dos… por lo que dice Halia en ellas funcionó así y ambas quedaron embarazadas, ayudaron a unas amigas suyas y sólo una de ellas quedó embarazada.

-¿Y si yo me quedo embarazada? – Dijo Minerva. – Aún estoy en edad fértil para una bruja y aún no tengo ni siquiera la menopausia, pero había asumido que si intentábamos tener un hijo biológico, la embarazada sería Charity por ser más joven, ¿No será peligroso?

-Según el escrito, esas otras mujeres, quedó embarazada la más joven, aunque fue porque la mayor tenía una salud más frágil, supongo que el hechizo lo nota.

-Si me quedo embarazada… ¿La niña nacería bien?

-No lo sé, pero por lo que explica no tendría que haber complicaciones. Las niñas de Halia e Irena nacieron bien y eso que cuando las tuvieron Halia tenía más de 40 años.

-¿E Irena cuantos años tenía? – Preguntó Charity.

-Unos 37… pero Minerva no debes preocuparte por tu edad, según mi madre conoció el caso de una mujer que tuvo a su único hijo a los 57 años, por lo que decía, se casó mayor y ni ella ni su marido se lo esperaban, el bebé nació sano y ella no tuvo dificultades durante el embarazo y el parto.

-Lo sé, Severus, sé que hay muchos casos como ese, incluso mi madre tuvo a mí hermano Robert cuando tenía cerca de 60 años.

-¿Robert? ¿De quién hablas Tía Minnie? – Preguntó Nimue muy sorprendida.

-Tu padre, tu tío y yo no hablamos nunca de él porque nos duele demasiado… era nuestro hermano menor, no llegó a entrar en Hogwarts. Cuando ya éramos mayores mi madre volvió a quedar embarazada, nos hizo mucha ilusión, cuando nació era el juguete de todos nosotros, lo adorábamos, era un niño tan cariñoso y tan alegre, Albert me lo recuerda mucho, tiene sus ojos y su pelo rebelde, en fin, un día cuando Grindelwald hizo una de sus incursiones, mis padres y Robert estaban comprando su uniforme para Hogwarts en el callejón Diagon, estaban a punto de ir a comprar su varita... y trataron de ocultarse y un hechizo hizo volar una pared y cayó de lleno sobre ellos, mis padres resultaron gravemente heridos intentando protegerlo, pero el golpe que recibió Robert contra el suelo fue mortal al instante.

-Tía Minnie, ¿Por qué nunca nos habéis hablado de Robert?

-No saben nada de él ni siquiera tu madre o tu tía Suzanne…y es que es aún y todavía nos duele hablar de él, mi padre se dejó morir de la pena cuando lo supo en el hospital. Mi madre, aguantó unos años más, pero murió poco después de nacer Brigitte. No es que nos quisiéramos olvidar de Robert, pero no podemos ver una foto suya o sus cosas sin llorar, lo guardamos todo en el desván de casa de tus padres, visitamos su tumba siempre que podemos, está enterrado junto a los abuelos, pero lo perdimos de forma tan traumática que preferimos no contároslo, mi madre fue la que dijo que era mejor que no lo supiera ninguna de sus nueras cuando Charlie y Malcolm les hablaron de ellas, decía que se moriría de pena si alguna insistía en llamar Robert a alguno de sus nietos… Sabes no lo olvidamos nunca, pero era más fácil vivir sin él sabiendo que su recuerdo sólo nos va a entristecer a nosotros.

-Ahora no tienes que tener miedo, ni por el embarazo ni por el parto…y los magos oscuros ya no son una amenaza.

-Sí, lo sé, sé que puedo tener un bebé sano a mí edad, pero no puedo evitar sentir un poco de aprensión…

-Además, según dice la poción y el hechizo parece ser que sólo producen un embarazo cuando la mujer está completamente sana y puede llegar a término sin problemas.

-Entonces si yo quedara embarazada…

-Tendrías una niña sana.

Siguieron charlando sobre el tema, Severus les dijo que revisaría bien la lista de ingredientes, no eran excesivamente raros, pero algunos eran caros y otros debía asegurarse de que podían encontrarlos. En unos meses se aprobaría la ley que les permitiría casarse, el ministro viendo que en Estados Unidos muchos magos homosexuales dejaban de vivir como muggles para volver a las comunidades mágicas decidió que era una buena manera de evitar que se redujera la población en zonas mágicas, sorprendentemente viendo el resultado que dio en América, los más conservadores del Wizengamot dieron su brazo a torcer, iba todo tan bien que Malcolm ya se había ofrecido a organizar la boda de su hermana. Antes de irse a cenar, Nimue le dijo a su tía:

-Tía Minnie, otro día me gustaría que me hablaras de Robert, si no te resulta doloroso.

-Claro, cariño, disculpa si en ese momento me pongo sentimental… no sabes lo que lloré cuando le hablé de él a Charity.

-Creía que dijiste que mi padre, mi tío y tú decidisteis no contárselo a vuestras parejas.

-Yo me salté ese acuerdo el año pasado, Charity me vio llorar, le conté que era porque estábamos en Austria visitando a su familia y no podía ir a visitar la tumba de Robert, había olvidado que estaría muy lejos cuando él hubiera cumplido 40 años… les escribí a mis hermanos, sabía que ellos no lo olvidaron… al volver al país lo primero que hice fue ir a llevarle unas flores y pedirle perdón por no estar en su cumpleaños.

-Supongo que te sentó bien decírselo a Charity.

-Sí, pero pasamos todo el día llorando y abrazadas en nuestra habitación, sus pobres padres creían que estábamos mal por algo y les explicamos que yo estaba deprimida por un mal recuerdo, pero que ya pasó, que ella me había consolado y estaba todo bien.

-Mi madre llegó a pensar que estábamos discutiendo y que habíamos roto… - Charity abrazó a su prometida. – Casi me reí, no puedo pensar en vivir sin ella. – Se sonrieron y se besaron brevemente.

Nimue cogió en brazos a Isobel y Minerva a Jareth, fueron al gran salón para cenar y le contaron a Albus y los demás lo que habían descubierto, Poppy se mostró muy interesada y Pomona les ofreció su ayuda para plantar los ingredientes necesarios, Albus les dijo que si había que comprar algún ingrediente muy costoso, que corría por su cuenta.

-Albus, aún no sabemos cuándo podremos hacerlo… ni tienes que pagarlo. – Dijo Minerva.

-Tonterías, Minerva. – Dijo Albus. – Además, puedo permitírmelo. ¿Por quién voy a hacer cosas así? Eres mi mejor amiga, Minerva.

-Te devolveré ese dinero si se da el caso. – Dijo Minerva.

-Para nada, considéralo un regalo para mi ahijada o mis ahijadas.

-¿Ya te has nombrado padrino? Aún no hay bebé… – Dijo Severus.

-¿Cómo? ¿Hay otras opciones?

-La madrina seguramente será Francesca. – Dijo Charity.

-¿En serio? – Preguntó Francesca emocionada.

-Por supuesto, encontraste el libro.

-También pensamos en Severus y Alastor… que lo han traducido.

-Un honor. – Dijo Severus. – Pero ya seremos primos, así que déjale el honor a Alastor, si tenéis dos, una puede ser apadrinada por él y otra por Albus…

-Sí, esa puede ser una solución. – Dijo Minerva.

-Déjale ese honor a Albus. – Dijo Alastor. – Yo me conformo con ser tío honorario como de éstos dos chiquitines. – Se levantó de su silla y se acercó a las tronas y les hizo una caricia a los niños y ellos se rieron Jareth le echó los bracitos desde su trona y tuvo que cogerlo. Los alumnos miraban al antiguo auror jugando con el bebé. Se sentó junto a Poppy con el bebé en brazos.

-Se te dan bien los niños, Alastor. – Dijo Albus.

-Más bien son estos dos que son muy especiales, desde que perdí el ojo y tengo cicatrices los bebés me miran y lloran, éstos no…

-Supongo que están acostumbrados a verte, cariño. – Dijo Poppy, acariciando la mejilla del pequeño. – Y que saben que en el fondo no eres tan terrible…

-Sí, será eso… o que saben distinguir a quien es de fiar…

-Será eso, Alastor, cuando ven a Potter se echan a llorar. – Dijo Severus. Todos rieron y dijo: - También fruncen el ceño cuando Albus dice estupideces y cuando el lobito me toca las narices.

-¡Eh! – Dijo Remus. – ¡No seas imbécil, murciélago!

-No seas susceptible, estoy de broma…

Entonces Jareth fue pasando de brazos en brazos, era algo que le divertía mucho, hasta que volvió con su madre, a Isobel también solía gustarle cambiar de brazos y saludar a todos en el gran salón, pero como esa tarde su padre pasó mucho tiempo en la biblioteca estaba especialmente pegajosa con su papá.

La cena transcurrió sin incidentes. Volvieron todos a sus habitaciones, hacía una noche tan horriblemente fría que todos se fueron a dormir justo al terminar la cena… hasta los alumnos más díscolos estaban deseando acostarse y disfrutar del calorcito de sus dormitorios.

Severus y Nimue volvieron a su habitación, quedaron el día siguiente con Francesca y Remus en sus habitaciones, así podrían empezar a trabajar en la poción para Minerva y Charity, Remus les ayudaría con los cálculos aritmánticos y Francesca con sus conocimientos sobre pociones. Al entrar bañaron y acostaron a los pequeños, Selene se acostó junto a su cuna y Nimue la arropó con una manta extra.

Después, se dieron un baño relajante ellos mismos, se acostaron después de secarse y se abrazaron. Severus besó la coronilla de Nimue como siempre antes de dormirse y notó que su mujer empezó a llorar.

-¿Qué te pasa, cariño? – Dijo Severus asustado. - ¿Estás bien?

-Yo… Estoy triste…

-¿Por qué?

-Por lo que nos ha contado mi tía… Pobre tío Robert…

-Lo sé, cariño, debió ser terrible…

-No puedo dejar de pensar en cómo han sufrido durante tantos años y no lo he sabido hasta ahora…

-Hay gente que sobrelleva mejor su dolor así… quizás hablar de él continuamente sólo hacía más dolorosa la pérdida.

-Ya, pero deberían habernos hablado de él.

-¿Para qué? Nunca lo hubierais podido conocer y vuestras preguntas sobre él no hubieran hecho más que reabrir la herida una y otra vez…

-Quizás tengas razón… además, si era como decía Tía Minnie, no creo que quisiera hacer sufrir a su familia…

-Sabes, te conté que tuve una hermana que se malogró durante el embarazo por culpa de mi padre… mi madre me lo contó cuando era un adolescente y después de insistir mucho porque no podía soportar las pesadillas que tenía desde que la encontré aquel día… ella me dijo que no me lo quería decir porque hablar de ello le dolía. Era su manera de sobrellevarlo.

-Sí, supongo que los magos y las brujas preferimos llevar el dolor a solas.

-Supongo… en parte, fue ese hecho el que me impulsó a intentar huir de mi casa con mi madre… desgraciadamente, antes de encontrar la solución, mi padre se salió con la suya y la mató… en fin, no es comparable, pero esa niña quizás hubiera acabado en un orfanato o peor, con mis tíos, porque no me hubieran dado su custodia a mí, quizás fue mejor que no naciera…aunque quizás si hubiera nacido le hubiera pedido como un favor especial a Albus que pidiera la custodia como "familiar lejano" de la familia de mi madre, como hizo conmigo con las autoridades muggles, así pude seguir en Hogwarts, aunque hubiera sido pequeña para asistir a clases en Hogwarts, seguro que hubiera encontrado una solución para que siguiera conmigo…pero no dejo de pensar en lo que hubiera sufrido durante 8 años con ese padre…lo único que te puedo decir para que no sufras por ello es que aunque ignoraras su existencia hasta ahora, y que su pérdida fue traumática, por lo menos consuélate pensando en que fue muy querido y que tuvo una vida feliz.

-Tienes razón. Pero es tan horroroso, pensar en lo que debieron sufrir… no quiero ni pensar en que algo así le ocurriera a nuestros pequeños… me moriría de pena.

-Ni lo pienses. Yo los protegeré con mi vida, además, ya no hay amenazas de ningún mago oscuro…y si la hubiera ten por seguro que morirá de forma inimaginablemente dolorosa sólo si os amenaza, a ti o a ellos. Nadie os hará daño.

Nimue se abrazó más fuerte a Severus, lo miró a los ojos y se fundieron en un apasionado beso. Severus terminó de secar las lágrimas que aún recorrían las mejillas de su esposa.

-¿Estás mejor?

-Sí, sé que te tengo a mi lado y que siempre nos protegerás… Te quiero.

-Y yo a ti, no lo olvides nunca, siempre os cuidaré.

Volvieron a besarse y se abrazaron con fuerza. Se durmieron en unos minutos… fue un día intenso y les esperaban unas semanas intensas hasta que la poción estuviera completamente bien elaborada y que Minerva y Charity pudieran casarse legalmente.