N/A: No, no están alucinando- ¡Actualicé! ¡Hurra! *esquiva las rocas lanzadas* ¡Lo siento!


El Rollo Escarlata

Lapso temporal


La facilidad con la que volvió a la rutina era inesperada, aunque no sabía que más debía esperar luego de regresar a la Aldea. Ella regresó a su lugar en el hospital, de vuelta con las otras kunoichi desplazadas que hablaban cansadamente de huesos rotos y fusiones de chakra durante sus horas de trabajo, pero en sus descansos discutían métodos de amotinamiento con frecuencia alarmante. Sakura solía estar a la cabeza de dichas discusiones, pero esos días se quedaba callada y escuchaba a sus amigas y conocidas hablar, compartiendo su opinión sólo si la animaban a ello.

Los monótonos días comenzaron a mezclarse de nuevo, y apreciaba la paz. Podía casi imaginar que las cosas estaban en un estado de relativa normalidad si no fuera por los pequeños recordatorios de que las cosas cambiarían pronto. Recordatorios como Kakashi dirigiéndola con el médico privado de Raíz, quien la toqueteó y picoteó más invasivamente que los guardias en la entrada. O recordatorios como mareos cuando estaba de pie esperando por comida. Aparte de eso, ella estaba haciendo un excelente trabajo ignorando su propia condición.

Sí, Ino tal vez la había llamado perra triste en un punto, y su madre todavía la molestaba preguntando sobre lo que su hija había descrito como un simple 'mal día', pero Sakura creía que estaba llevándolo bien.

También tenía que decirse que estaba intentando mantenerse fuera del camino de Kakashi. Le había visto algunas veces en la Aldea, a veces esperando en la fila de algún puesto de comida, a veces hablando con colegas… muy ocasionalmente sentado con la kunoichi rubia y luciendo como cualquiera de las parejas que se reunían para beber algo en la tarde. Cuando las notas de Kakashi llegaban para anunciarle de una nueva cita con el doctor de Raíz sólo lo hacían a través de su buzón y nunca a su propia mano, llevándole a concluir que no era la única que estaba comprometida con las tácticas de evasión.

No que le molestara, estaba más que agradecida de estar lejos de Kakashi. Él había atestiguado su degradación y humillación, y verlo sólo le recordaba eso, pero aun así no podía negar que cuando lo veía su mirada en él permanecía, especialmente cuando estaba cerca de Kimiko. Tal vez era envidia. Su vida y rutina no había sido perturbada y con su pareja él se veía tan feliz como alguien tan taciturno como él podía. Verlo así provocaba cierto alivio por lo que Sakura sentía había perdido en comparación, y esa era razón suficiente para mantenerse alejada. También lo había metido en sus problemas contra su voluntad lo que hacía que sintiera con fuerza que tenía el deber de dejarlo en paz. El niño sólo tenía que arruinar la vida de uno, no de dos.

Y mientras Kakashi era relativamente sencillo de evitar, su embarazo no lo era. Podía evitar pensar por entero en ello si se distraía lo suficiente con trabajo y horas extras, pero mientras los primeros meses pasaban y lo peor de sus pocos síntomas también, otro síntoma estaba comenzando a presentarse y éste era mucho más difícil de esconder.

Cuando al principio dejó su uniforme médico por una bata blanca sobre un suéter negro nadie lo notó. El otoño estaba dejando lugar al invierno y el clima más frío proveía una perfecta excusa para elegir ropas más gruesas que escondieran su figura. Un modesto vientre era normal para una mujer, especialmente una kunoichi que ya no estaba en activo, y si era notorio, entonces se entretenía dando varias excusas a cualquiera que preguntara -clamando tener un parasito o un tumor. Si las cosas comenzaban a verse realmente desesperadas podría comenzar a usar uno de esos uniformes plásticos cubiertos de sangre todo el tiempo, notorios alrededor del hospital por cuán poco halagadores eran, pero entonces eso crearía más preguntas.

Su madre estaba más atenta a esas cosas. Sakura nunca había sido capaz de guardarle secretos por mucho, sin importar si era comerse una golosina antes de la cena o cuán peligrosas eran sus misiones. Su madre siempre había apoyado su sueño de ser una kunoichi, incluso si era la primera en su familia en entrar en el mundo del combate, pero aun así Sakura intentaba mantener el lado feo de su trabajo fuera del conocimiento de su madre. La mujer siempre parecía saberlo de cualquier forma. Sakura estaba segura de que su madre sabía que algo terrible le ha pasado en la última misión, pero mientras Sakura se rehusara a discutirlo ella mantenía su distancia con el asunto, algo que Sakura agradecía. No quería comenzar a distanciarse de su madre también. En lugar de eso, se encontró a sí misma pasando más tiempo con su madre que nunca.

—Tu cabello está poniéndose largo de nuevo. —Le dijo a Sakura una tarde, mientras ambas cenaban. Sólo había suficiente porción para uno desde que Sakura había llegado sin avisar, así que ambas estaban completando la comida con un gran bote de helado.

—Eso pasa. —Sakura dijo, pasando una mano a través de él y arrugando la nariz. —Necesito cortarlo.

—Puedo hacerlo si quieres. —Su madre ofreció, y estaba de pie antes de que Sakura pudiera protestar y apuntar que las habilidades de su madre con las tijeras eran inigualables excepto tal vez para un calamar borracho. Incluso así, le ahorraba el esfuerzo y dinero de ir con un estilista profesional, y al menos su madre era gratis.

—¿Qué tan largo lo quieres? —Preguntó su madre, regresando con un peine y un par de tijeras que fácilmente podrían pasar por herramienta para trasquilar ovejas. Colocándose detrás de su hija, ella comenzó a medir algunas pulgadas desde la parte de abajo.

—Estaba pensando en un poco más corto, de hecho. —Sakura dijo, lamiendo una gran cantidad de helado derretido de la parte trasera de su cuchara.

—¿Cómo cuando eras joven?

—Todavía soy joven, mamá.

—Por supuesto que sí, gatita. ¿Por aquí? —Ella pasó el dedo a lo largo del cuello de Sakura para mostrarle, y Sakura intentó contener el escalofrío de incomodidad que recorrió su espina. No le gustaba cuando las personas ponían sus manos cerca de su garganta, ni siquiera su propia madre. —Un poco más corto. —Dijo.

—¿Por aquí? —Su madre levantó dos dedos hacia otra media pulgada.

—Estaba pensando por aquí. —Sakura dijo, llevando la mano de su madre hacia el punto en que su oreja conectaba con su mandíbula.

—¿Así de corto? —Su madre preguntó insegura. —Nunca lo usaste así de corto, ¿Estás segura de que te va a quedar?

—¿Por qué no?

—Te diré qué. —Su madre comenzó. —¿Por qué no lo cortamos a lo acostumbrado y vemos si-?

—¿Cuál es el problema? Lo quiero corto.

—No estoy segura de que en verdad lo quieras así de corto. —Dijo su madre.

—Sí. Lo quiero. —¿Ahora ni siquiera puedo tomar decisiones sobre mi propio cabello?

—Mira, todo lo que digo es que podemos hacerlo gradualmente y detenernos cuando estés feliz. —Su madre estaba pasando los dedos ausentemente por su cabello, recordándole incómodamente de la última persona que había hecho eso y cuánto había deseado arrancárselo después. —¿Recuerdas cuando Ino quiso el cabello corto? —Su madre continuó, ignorante. —Lo hizo y se puso como loca porque hacía que su rostro se viera todavía más largo-

Sakura bajó la cuchara con un golpe, le arrancó las tijeras de la mano a su madre, tomó un mechón grueso de cabello y comenzó a cerrar las tijeras a través de él. Ella dejó los mechones cortados en la mesa y había bastante más de lo que pretendía cortar. Incluso así, tomó la cuchara y continuó comiendo. —¿Ves? —Dijo. —No me importa. Sólo córtalo.

Pero su madre se había quedado callada y quieta de la impresión. Entonces sin hacer casi ruido pasó los dedos por el violento desastre que Sakura había hecho, antes de bajar el peine, como si no confiara en sí misma. —¿Qué-? —Comenzó en un bajo tono deliberado. —¿Qué demonios sucede contigo?

Sakura se puso fría. —No hay nada malo conmigo.

—Ya no sé qué hacer contigo, Sakura, ¡Te comportas tan extraño estos días! —Esto sonaba como algo que su madre hubiera intentado sacarse del pecho por un tiempo.

—Sólo es cabello, crecerá. —Sakura discutió con énfasis.

—¡Esto no es sobre el cabello y lo sabes! —Su madre dijo enfadada. —Nunca sonríes- nunca sales con tus amigos- ya no te preocupa tu apariencia- y todo ese peso que has subido-

—¡Mamá! —Sakura se puso de pie con molestia, limpiándose helado de la barbilla. —¡Déjame! ¡Ya no soy una niña que puedas seguir ordenando!

—Todavía eres mi hija, y ¿Crees que no sé cuándo algo está mal? ¡Crees que no puedo ver que algo te ha herido incluso si no me lo dices! —Las lágrimas estaban en los ojos de su madre, amenazando con deslizarse por sus mejillas. —¿Qué te pasó, Sakura? ¿Por qué estás tan enojada?

—¡No estoy enojada! —Hubiera gritado, pero el bulto en su garganta lo hizo imposible. Podía lidiar con la ira de su madre y su criticismo, pero no sus lágrimas.

—Sí, lo estás, estás enojada todo el tiempo. Como si estuvieras enojada contigo misma. No soy ciega. —Su madre respiró hondo para componerse. —Y sé también cuándo comenzó.

No… Mamá. —Gruñó.

—¿No qué?

No metas tu nariz aquí. —Tengo que irme. —Dijo repentinamente, evitando la mirada de su madre. —Olvidé que tengo una cita con Ino.

Su madre no se la creyó ni por un segundo y le siguió por el pasillo. —¿Qué se supone que tengo que hacer si no me dejas ayudarte? —Demandó. —¡Soy tu madre!

—¡No necesito ayuda, madre! —Ella cerró con fuerza la puerta detrás de sí y comenzó a trotar con una sola cosa en mente entre las oscuras filas de casas.

Bueno, ahí estaba. Sabía que sucedería eventualmente.

Había alejado a la última persona en el mundo que la amaba.


El café no sabía como solía, y había una razón para ello, pero se escapaba de la naturaleza quisquillosa de Kakashi. Los granos de café venían del interior del continente, y el país con el que Konoha normalmente hacia comercio estaba quejándose sobre los bajos rendimientos, el crédito sin pagar y las tácticas hostiles comerciales. ¿El resultado? El café ahora se conseguía de otro lado, de algún lugar donde el clima no era tan perfecto para las plantas de café como el otro sitio, y ahora por el doble de dinero, el café matutino de Kakashi tenía la mitad del sabor.

El régimen de Danzou atacaba en los lugares más inesperados.

—Estoy seguro de que las sociedades han tenido revoluciones por menos. —Le dijo a Kimiko, aunque parecía impropio quejarse sobre café cuando ella estaba sufriendo sus propios problemas económicos.

—No puedo pagar ya mis anticonceptivos. —Le había dicho la semana anterior, literalmente levantando las manos con decepción luego de recibir la cuenta nueva. Anteriormente, las pastillas (de cualquier tipo) y las inyecciones habían sido gratuitas, pero la última gran idea de Danzou fue comenzar a cobrar por anticonceptivos, a un precio marcado casi al quinientos por ciento más de su precio original -por el bien de la economía de Konoha, y su moral por supuesto.

Kakashi naturalmente había ofrecido intervenir y entre los dos podrían cubrir los costos, pero él era un jounin con un buen cheque de pago y si Kimiko, una veterana dentro del Departamento de Guerra no podía permitirse sus propios anticonceptivos, entonces seguramente era lo que le sucedía a la gran mayoría de mujeres en Konoha.

—No tiene nada que ver con la moral. —Kurenai le había dicho a él y a los otros jounin como algo certero, durante una de sus reuniones quincenales en la esquina escondida de una taberna. —Danzou está jugando a largo plazo. Él y sus barones han intentado maneras de incrementar el tamaño del ejército, y necesitan más gente. No les importa la dignidad de las mujeres, sólo quieren ver a todas como conejas. Ya hay un incentivo familiar. Por otro lado, no me sorprendería si pronto deciden prohibir todo tipo de anticonceptivos.

Mientras estaba echando el resto de su café por el lavadero, Kakashi escuchó un ruido detrás de él. Kimiko estaba acomodándose en una silla en el desayunador, su cabello caía a un lado de la cabeza. Sus ojos todavía no se habían abierto por completo.

—Buenos días. —Dijo él.

Ella parpadeó lentamente hacia él. —No entiendo cómo lo haces. —Croó, refiriéndose por supuesto a su aparente supernatural habilidad de estar limpio, vestido y brillante antes de las ocho.

—¿Tostada? —Le ofreció.

—¿Por qué no? —Ella se pasó el cabello al otro lado de su cabeza y lentamente tomó la torre de cartas en el desayunador hacia sí misma. Había una vena chismosa en Kimiko, descubrió, mientras ella curioseaba entre su correspondencia, aunque estaba más interesada en mirar el correo basura como si fueran importantes piezas de comunicación.

Repentinamente leyó algo más. —¿Sabes que estos días te pueden dar quinientos ryo al mes sólo por tener un bebé?

—¿Y? Es sólo el Incentivo para la Familia. Danzou quiere un ejército de infantes, eso es todo. —Sus pensamientos inmediatamente regresaron a Sakura. Ella tendría cuatro veces más de lo sugerido en ese folleto, pero también era un caso más que especial.

—Apenas hago más de quinientos veinte al mes. —Ella hizo un sonido de desesperación. —Debería renunciar y tener un bebé.

Esta no era una línea de conversación que esperaba tener tan pronto en su relación. —Alguien podría objetar si te robas uno.

—Estoy segura de que hay otras formas de tener uno. —Dijo, sin mirarlo.

—¿Intercambiar el ser una kunoichi por un trabajo mucho más duro con menos paga? No creo que funcione así. —Y para cambiar por completo el tema, antes de que otra mujer intentara sugerirle que repitiera el peor error de su vida, dijo: —¿Cuáles son tus planes para hoy?

—Oh, sólo voy a reunirme con mi hermana para almorzar… no hay ninguna misión grande para mí en estos días. —Estaba sin duda a punto de quejarse, como había hecho muchas veces antes, cuando vino un golpe en la puerta.

Ambos se miraron.

—Está bien, puedes abrir. —Dijo Kimiko, desesperadamente intentando aplacar su cabello en algo con simetría.

Kakashi cruzó hacia la puerta y echó un vistazo por la mirilla. Uh oh, pensó, reconociendo la mopa de cabello rubio del otro lado del lente. Esto no puede ser bueno.

—Haruno-san. —Le saludó mientras abría la puerta. —Qué linda sorpresa.

Sólo había visto a la madre de Sakura un par de ocasiones: exámenes, graduaciones, y el muy ocasional encuentro en la fila del supermercado. Él siempre había pensado que ella era lo que Sakura tal vez sería en treinta años, suavizándose un poco con la edad. Aunque ¿Eso seguiría siendo verdad…?

—No quería molestarlo, Kakashi-sensei. —Dijo, echando un vistazo por encima de su hombro donde Kimiko estaba en la mesa, viéndola educadamente también. —Pero realmente necesito hablar con usted.

Él se aclaró la garganta. —Bueno, no es exactamente un buen momento-

—Por favor. —Dijo en voz baja, recordándole demasiado a Sakura cuando ella tenía algo demasiado serio que decir. —Es sobre mi hija.

Y eso era precisamente por qué tenía que despedirla justo ahora. Desafortunadamente, Kimiko decidió que esta era el momento preciso para hacer un acto de gracia y poco egoísmo que Kakashi no necesitaba. —Ya me iba. —Dijo, pasándolos con una reverencia educada hacia la madre de Sakura. Y guiñó hacia Kakashi. —Te veré después.

Luego de eso, él en verdad no tenía más opción que dejar entrar a la mujer mayor. —¿Le gustaría algo de beber?

—No, gracias. —Objetó. —Pero ¿Podemos sentarnos?

Con un suspiro interno, Kakashi apuntó hacia la pequeña sala. Él tomó el sillón de una plaza mientras ella se sentó en el borde del sofá, sus dedos apretando y abriendo los dedos en su regazo; el origen de uno de los más notables manierismos de Sakura. Ella le sonrió educadamente, pero una cosa débil y distractora que rápidamente desapareció. Lo que fuera que ella quisiera decir, le estaba pesando casi visiblemente. El pavor naciente que sentía en la boca del estómago le estaba haciendo agradecer el tener la máscara puesta.

—De verdad lamento esto. —Comenzó ella, bajando los ojos hacia su regazo. —Pero realmente no sé con quién más hablar… ciertamente no puedo hablarlo con mi propia hija. No me deja.

—¿Es… está todo bien con Sakura? —Él preguntó con inseguridad. —Admitiré que he estado ocupado. No he podido hablar con ella últimamente.

Esperaba que captara la indirecta de que él no era la persona que ella necesitaba, pero claramente la mente de la señora había decidido otra cosa. —No me sorprende. —Dijo con un encogimiento de hombros, impotente. —Ha estado alejando a las personas.

Kakashi permaneció en silencio.

—Quiero saber si hay algo que debería saber… —La Señora Haruno dijo.

Su garganta se secó. —¿Cómo?

—Como lo que le sucedió a mi hija. —Dijo ella, fijando en él tal mirada que le dejaba saber cuán consciente estaba de sus evasivas.

—¿Ha discutido esto con Sakura?

—Se lo dije, ella no me deja. Intenté hablar de esto, pero ella sólo se aleja. Si intento presionarla, sólo terminará alejándose todavía más, y usted es el único que conozco que quizá pueda explicármelo.

—¿Por qué yo?

—Porque comenzó luego de la última misión de Sakura. —Dijo su madre. —Con usted.

—Bueno. —Comenzó lentamente. —Sé que Sakura ha expresado antes descontento por su trabajo en el hospital. Sospecho que tal vez eso tenga más que-

—Solía quejarse sin parar de eso, pero no ha dicho una sola palabra contra el hospital desde su última misión. Sé que algo sucedió ahí. Creí que estaría contenta de volver al trabajo de campo, pero no ha dicho nada sobre lo que sucedió en esa misión-

—Las misiones siempre son clasificadas. —Kakashi le recordó. —Es el procedimiento estándar.

La señora Haruno le frunció el ceño. —Sé eso, Kakashi-sensei. —Dijo en un tono cortante. —Pero no está clasificado simplemente expresarle a su madre si fue bien o no. El hecho de que ella no dejara de llorar por dos días me dio una idea de cómo fue. Tal vez quiera llamarlo intuición materna, si lo prefiere.

—Entiendo.

—Y por lo que Sakura me ha dicho de usted a lo largo de los años, es que no es un hombre que se adhiera religiosamente al protocolo cuando las cosas van contra el bienestar de alguien que le importe. De hecho, parecer creer que usted no es alguien que sigue protocolos para nada. Entonces, por favor… dígame que le pasó a mi hija. Si usted estaba en esa misión con ella, debe saberlo.

Él suspiró, incapaz de mirarla a los ojos ya. —Haruno-san, las cosas ya no son de la manera en que solían. Uno ya no puede ir simplemente contra el protocolo estos días.

Las aletillas de la nariz se le abrieron en ira silenciosa, la señora Haruno le veía todavía. —¿Le importan más las reglas que la vida y felicidad de mi hija?

—Eso no es lo que estoy diciendo. El Hokage ha estado tomando medidas muy duras para asegurarse de que los secretos se mantengan. —Se encogió de hombros, impotente. —Si le dijera lo que sucedió en la misión, moriría.

La señora Haruno abrió la boca para discutirlo.

—Es un hecho, —Le interrumpió. —no una exageración. Me desplomaría aquí mismo donde estoy sentado y usted no se daría cuenta, así que créame cuando le digo que no puedo ayudarla, incluso si quiero hacerlo.

La señora Haruno no era una ninja. No entendería sobre los detalles técnicos del jutsu de vinculación bajo el cual estaba, y la mayoría de los civiles no estaban conscientes de cuán extremos y militaristas los shinobi de Konoha se habían vuelto bajo Danzou, pero era una mujer inteligente. Le creería. Ella no preguntaba cómo o por qué Danzou podía controlar a la gente a tal grado, simplemente lo aceptaba. Ahora lo único que podía hacer era observar sus rodillas, mientras intentaba formular qué o a quién preguntarle a continuación.

—Lamento que haya venido hasta acá por nada. —Kakashi se disculpó, comenzando a levantarse.

Pero la señora Haruno se rehusó a moverse. —¿Está consciente de que mi hija está embarazada?

Kakashi se congeló. —¿Sakura se lo dijo?

—No. —Respondió, su cabeza cayendo en sus manos. —Me he dado cuenta… lo sospechaba… ella se ve como yo cuando lo estaba… pero no estaba segura hasta ahora. Nunca juegue póker, Kakashi-sensei, es demasiado sencillo engañarlo.

Él volvió a sentarse en el sillón, descansando la mandíbula contra sus nudillos. —Tiene un fuerte instinto maternal. —Dijo, deseando que esta mujer no fuera tan malditamente inteligente como su hija. —Si sospechaba de la condición de Sakura, la única razón por la que vino-

—Era para intentar comprobar que mis peores miedos no fueran ciertos. —Ella lo miró, sus ojos brillando con fuerza. —¿Mi hija fue violada?

La cosa inteligente sería tranquilizarla como deseaba. Por supuesto que no, podría decir con convicción. Él nunca dejaría que algo así le sucediera a alguno de sus subordinados mientras estuvieran bajo su protección. Podría formular una hermosa mentira sobre un romance fugaz, y que Sakura simplemente estaba sufriendo de un corazón roto por el amor de su vida y el padre de este niño había muerto mientras combatía valientemente para salvarle la vida de algún ninja enemigo.

Pero las palabras lo asfixiaban. No podía cubrir tal brutal verdad con una mentira tan débil como de cuento de hadas -y su titubeo ya le había costado. Entre más se quedará callado, la madre de Sakura sabría que sin importar lo que él estuviera a punto de decir sería una calculadora manipulación. La desconfianza ya estaba montándose en su rostro.

—No me mienta. —Susurró. —Por favor, no lo haga.

La señora Haruno era demasiado lista para su propio bien. Incluso si nunca -en verdad nunca pudiera saber los detalles, ya sabía lo que le había sucedido a su hija. Sólo había venido a Kakashi por una confirmación, y no había nada más que pudiera decir él para convencerla de una mentira.

—¿Quién lo hizo? —Demandó saber.

Kakashi sacudió la cabeza. —No puedo decir su nombre.

Sus ojos buscaron los de él. —Entonces fue alguien envuelto en su misión, de otra manera podría. —Ella había palidecido. —¿Cómo es eso posible?

No había nada que Kakashi pudiera decir.

—¿Al menos se hizo justicia? —Rogó.

—No… no fue así. —Y la culpa se lo comería cada día. —Y hay más de un hombre al cuál culpar.

—¿Cómo fue eso permitido? —Le preguntó, levantándose lentamente. —¿Cómo pudo sucederle esto a mi hija y sin que nada se hubiera hecho-? ¿Cómo es que nadie puede ni siquiera hablar?

—Tenemos nuestras ordenes, incluso Sakura.

—¿Qué tipo de órdenes jodidas son esas? —Se agitó. —¿A qué tipo de misiones están enviado a las personas?

—Sakura está siendo cuidada. —Dijo, intentando tranquilizarla. Era difícil cuando la ira y el desconcierto que podían escucharse en su voz eran tan familiares para él.

—¿Es así como usted lo llama? —La señora Haruno agitó su cabeza, su cabello saliendo de su cuidadoso peinado. —¡No lo acepto!

—Sería en el mejor interés de Sakura si lo hiciera.

—Se suponía que usted protegería a mi hija. Esa es la razón por la que tienen compañeros, ¿No? ¿Eso no es lo que usted le enseñó? Pero ¿Nadie la respaldó y dejaron que le pasara esto?

—Hice lo que pude. —Dijo débilmente.

—¿Y dónde ha estado los últimos tres meses? Sakura necesita a sus amigos.

Para eso él realmente no tenía una respuesta. Sí, había abandonado a Sakura, pero, ¿Cuál era su alternativa? Obligarse a entrar a su vida era igual de malo, si no es que peor. No tenía ninguna respuesta que darle a su madre, sólo excusas y disculpas.

Pero la mayor de las Haruno no esperaría por ellas. Había venido por respuestas y ayuda, y ahora veía que Kakashi no podía darle ninguna. No perdería más el tiempo con él. Ella retiró la mirada, como si no pudiera soportar el verlo, y comenzó a andar.

—Haruno-san, —Le nombró, poniéndose de pie con rapidez. —Sé que está enojada, pero no debe hablar de esto con nadie.

—¿Qué? —Ella se giró con los ojos entrecerrados hacia él.

—Si está pensando en ir con alguien por encima de mí y conseguir ayuda de la administración, sólo pondrá su vida en peligro. Pondrá a Sakura en peligro. Tiene que guardarse esto.

Sacudiendo la cabeza, ella se alejó de él. No había manera de saber lo que ella estaba pensando -ya fuera que le creyera o que estuviera demasiado iracunda como para confiar en él. Pasó por la puerta con rapidez y la azotó detrás de ella, enviando un temblor por el pequeño departamento.

Kakashi se hundió de vuelta en su sillón y presionó los dedos contra un dolor de cabeza alojándose.


—Mataría a mi propia abuela por una taza decente de café. —Torció el gesto Shikamaru mientras intentaba sacarse a chupadas el rasposo sabor de los dientes. Los descansos para el café se habían vuelto algo como un ejercicio de masoquismo estos días, pero ¿De dónde y cómo se suponía obtendría su dosis de cafeína? Las guardias largas en la torre del Hokage necesitaban de algún tipo de combustible, después de todo, y ahí había poco en su trabajo que pudiera considerarse estimulante. Un desperdicio de sus considerables talentos, algunos dirían (Shikamaru primero entre ellos) pero eso era lo que uno se ganaba por ser demasiado cercano al régimen anterior.

—Dudo que la vida de tu abuela valga tanto. —Dijo Sai, inspeccionando su manga en búsqueda de pelusa.

Desafortunadamente, la máscara ANBU de Shikamaru no permitía al otro hombre ver su amarga mirada. —Tienes razón. —Dijo secamente. —Tu vida valdría mucho más.

—Amenazas veladas y vacías. —Observó Sai sin expresión. —He notado que tales bromas son hechas entre hombres con amistades cercanas. ¿Deseas volverte cercano a mí?

—Sai, la única razón por la que me acercaría a ti es para apuñalarte por la espalda con mayor facilidad. —Shikamaru dijo con la voz plana.

Sai le miró. —Tomaré eso como un sí.

Shikamaru evitó suspirar -sólo conduciría a un psicoanálisis más profundo. En lugar de eso, él puso su atención de vuelta al largo corredor frente a ellos, dos antesalas lejos de la residencia personal del Hokage. Veían muy poco en este sitio. El Hokage raramente recibía visitas en sus habitaciones personales. El 'Barón' ocasional a veces pasaba, y el mismo puñado de retenedores, pero poco más. No había mujeres, notó. Aunque diera la impresión de que Danzou no estaba interesado en el sexo más débil, Shikamaru sospechaba que tenía más que ver con el plano desinterés con nada que no fueran las maquinaciones de poder y liderazgo.

—Si es buen café el que quieres, todavía hay manera de obtenerlo. —Dijo Sai de pronto.

—¿Hm?

—Creo que conozco a alguien que pudiera tener algo de la mezcla anterior por ahí.

Cruzándose de brazos, Shikamaru levantó una ceja. —¿De verdad?

—Tal vez sea capaz de obtener algo por un pequeño precio.

Shikamaru resopló. —¿Cuándo te metiste en el mercado negro, Sai?

—No lo entiendo. Danzou-sama me ha encargado personalmente la investigación y persecución del intercambio ilegal, y tomo mis deberes con seriedad. Sólo estoy ofreciendo algo de mi reserva personal como favor a un amigo cercano. —Dijo Sai con lo que parecía ser un gran sentido de integridad y nobleza.

—¿Y cuánto costaría eso?

—¿Por una bolsa pequeña? Cinco ryo.

Otro resoplido salió de Shikamaru. —Ya. Te diré qué -si me consigues algo, te daré seis. Tres para ti y tres para tu contacto.

—Lo acepto, aunque no tengo contacto alguno, sólo un amigo con algo de la reserva anterior. —Sai dijo. —Y si de pronto necesitas alguna otra cosa o producto que ya no pueda ser obtenido de manera legal, por favor, siéntete libre de pedírmelo. Con discreción, por supuesto.

—Estoy seguro. Tienes a un amigo muy bien surtido, me imagino.

—Él es… muy afortunado.

—Hmm.

Una puerta se abrió al final del corredor. Tanto Sai como Shikamaru cambiaron casualmente a una postura más alerta, moviéndose para flanquear la puerta de la antesala de Danzou. El hombre que se acercaba era un enmascarado ANBU de Raíz, pero no uno de un nivel particularmente alto, aunque la manera en que se movía daba la impresión de que creía que el lugar le pertenecía.

—Declara tus intensiones. —Shikamaru dijo, sospechando que era alguien que haría perder tiempo al Hokage.

—No es asunto suyo. —Replicó el agente de Raíz, sus manos metidas profundo en sus bolsillos. —Estoy aquí para ver al Hokage.

—Haz una cita. —Shikamaru le dijo.

—Tengo información para el Hokage, y Danzou-sama personalmente me pidió alertarlo tan pronto como fuera posible. —Dijo el hombre. —Muévete. Salta y dile a nuestro gran líder que Jin tiene algo de información sobre Hatake Kakashi, y que ese pajarillo está picando la semilla.

Por el rabillo de su ojo vio que Sai le miró, pero Shikamaru no regresó la mirada. Él mantuvo su reacción bajo control, sin mostrar inquietud. Simplemente asintió con rigidez y pasó a través de las puertas hacia la siguiente antesala, dejando a Sai y al hombre llamado Jin detrás de él.

Otro par de guardias esperaba en la siguiente habitación. Shikamaru les pasó el mensaje y esperó mientras uno de los hombres llevaba el mensaje a través del siguiente par de guardias en la antesala que estaba más lejos. Shikamaru esperó, esperando que esta tonta cadena de mensajeros significaba que para el momento en que el mensaje llegara a Danzou fuera algún tipo de sinsentido sobre que Kakashi necesitaba más semillas en los comederos para aves. Indudablemente lo que Jin había dicho era un tipo de código… pero Shikamaru no tenía ya vela en el entierro que era la División de Inteligencia, y sin un punto de referencia no tenía idea de saber a lo que se refería.

Eventualmente el guardia regreso. —Danzou lo verá. Dile que entre.

Shikamaru regresó de mala gana a Sai y Jin, y peleó con la urgencia de decirle al segundo que Danzou decía que se largara. En lugar de eso, como un buen subordinado leal, señaló con la mano. —Adelante.

Con una sonrisa que ninguna máscara de ANBU podría disfrazar, Jin pasó, y Shikamaru y Sai fueron dejados en silencio, fuera de la fiesta.

—¿Qué supones que sea? —Shikamaru murmuró nerviosamente.

—Sonaba a código. —Dijo Sai, innecesariamente.

Lo sé. ¿Qué significa?

—Suena a que Kakashi-sensei ha estado bajo vigilancia. —Sai continuó. —Y dudo que alguien esté haciendo reportes al Hokage por buen comportamiento. Sólo está interesado en traición.

—¿Deberíamos advertirle?

Sai cambió su postura. —Si ese es el caso, ya es demasiado tarde. Kakashi está siendo vigilado y sólo nos implicaríamos.

Shikamaru chasqueó la lengua con molestia. No moverse no era parte de su estilo, pero sabía que era mejor a echarse a correr sin una pista y una sospecha sin bases. —¿Quién era ese tipo?

—Jin.

—¿Lo conoces? Él es de Raíz, como tú.

—Todo el mundo es de Raíz estos días. —Replicó Sai. —Incluso tú.

—Sí, pero me gusta saber la diferencia entre quién fue presionado a unirse y quién se unió porque es fanático del fascismo. —Shikamaru dijo.

Sai le sonrió de esa terriblemente manera falsa que tenía. —El fascismo no es inherentemente malo, y tiene sus características positivas. Es extremadamente eficiente y-

—¿Y Jin es uno de los de Danzou o no? —Shikamaru interrumpió.

Sai lo pensó por un momento. —Él no es uno de los originales de Raíz. Es demasiado indisciplinado. Pero ciertamente es leal a Danzou.

Antes de que Shikamaru pudiera sugerir una vez más que fueran a advertir a Kakashi, la puerta detrás de ellos se abrió de golpe. De ahí salió Danzou seguido por su usual sequito de barones y guardias, incluyendo a Jin.

El Hokage posó su ojo en Sai. —Llama a Hatake Kakashi de una vez. Lo veré en la oficina.

Y sonaba positivamente alegre.

Esta vez Sai y Shikamaru intercambiaron una mirada. Si Danzou estaba contento, Kakashi se había metido en un problema bastante serio.


Kakashi no podía decir que estuviera sorprendido, pero no podía evitar preguntarse exactamente cómo le había llegado la información al Hokage. Su apartamento seguramente estaba comprometido -desde hace mucho había sospechado eso. Pero entonces tampoco podía descartar el estar siendo vigilado de cerca, y Danzou ciertamente era paranoico como para pagarle a sus soldados y que se escondieran en los arbustos bajo sus ventanas. Su mirada se deslizó sobre Jin, quien estaba medio cubierto por las sombras, inclinado contra una pared. Kakashi realmente esperaba que fuera él quien hubiera sido asignado a vigilarlo, ya que sabía de hecho que el gato de su vecino usaba el arbusto bajo su ventana como su arenero personal.

—¿Sabes por qué estás aquí, Hatake Kakashi? —Preguntó Danzou, levantando un hinchado pie en el banquillo que le proveyeron. Los barones estaban desplegados. Cada silla en la habitación del trono estaba ocupada, aunque no había necesidad de que todos estuvieran presentes. Kakashi imaginó que no podían dejar pasar esta oportunidad. Habían estado esperando esto por largo tiempo.

—Tengo algunas sospechas. —Dijo Kakashi, manteniendo su mirada al nivel de Danzou. Podría mandarlo a otra dimensión en menos de un segundo, —pensó —, estaría muerto un segundo después, pero tal vez lo valga. Y tal vez lo hubiera intentado si no estuviera tan seguro de que cada hombre en esta habitación era al menos el doble de depravado y cruel que Danzou, con menos ganas de contenerse, y tal vez demasiado contentos de ver a Danzou asesinado.

—Un pajarito me dijo que alguien ha estado haciendo preguntas. —Dijo Danzou, encontrando la mirada de Kakashi sin parpadear. —Preguntas sobre el Proyecto Semilla.

—El pajarito no sabe de lo que está hablando. —Kakashi dijo, dirigiéndole una mirada descarada a Jin. —Alguien me ha hecho preguntas, pero no es sobre ningún proyecto secreto. Y no le di respuestas.

Danzou se burló. —De hecho, o no estarías aquí para defenderte.

—Entonces esta reprimenda no tiene caso. —Kakashi respondió directo. —¿Puedo irme ahora?

—No. —Danzou gruñó. —Que hicieras tu deber al más mínimo y permanecieras callado -ese no es el problema. Lo que importa es que alguien está haciendo preguntas… y alguien está intentando echar un vistazo en asuntos que no le corresponden.

Con su mandíbula apretada, y los puños detrás de su espalda, Kakashi comenzó a mostrarse en desacuerdo. —Es asunto de una madre cuando su hija ha sido violada.

—Esa no es la historia de Haruno Sakura. Eso no era lo que su madre debía-

—Su madre no es ciega. —Kakashi replicó. —No necesitaba que se lo dijeran.

Danzou pasó los dedos frente a su boca, en una demostración falsa de deliberación considerada. —Eso no importa. El proyecto está comprometido. Haruno Mebuki es una amenaza. Todo lo que queda es decidir qué tenemos que hacer.

—¡Ella no es una amenaza! Es una civil que simplemente está preocupada por su hija- no sabe nada-

—Esa es la razón por la que es tan peligrosa. No hay nada como una madre iracunda intentando proteger a su hija de los fantasmas de su propia imaginación. Tales cosas han construido y derribado naciones antes -no cometas el error de asumir que esta entrometida no tiene el poder de arruinar el proyecto entero sólo por hablar. Es un riesgo que no podemos tomar. Si otras aldeas se enteran de nuestro programa, significaría la guerra, y no estamos listos aun para tal eventualidad.

Una eventualidad. Danzou no escondía sus ambiciones tan bien. Se arrastraría fuera de cualquier pelea hasta que supiera que tenía la ventaja -entonces toda su noble palabra sobre mantener la paz sería arrojada y pisoteada y Danzou no estaría satisfecho hasta que controlara todas las Aldeas o hubiera destruido Konoha en el proceso.

—Haruno Mebuki no es por quien necesita preocuparse. —Kakashi dijo en voz baja. Había cientos de otras personas que Kakashi podía nombrar ahí mismo que eran una amenaza más directa y consciente al Hokage, él mismo incluido.

Danzou permaneció impávido. —Mejor prevenir que lamentar. —Dijo, ondeando una mano altivamente. —Sin cabos sueltos. Ella debe ser eliminada.

En la habitación no hubo gritos iracundos. Tampoco protestas ante la sugerencia de que el Hokage ordenara el asesinato de una civil de Konoha cuyo único crimen era ser una madre preocupada. Kakashi echó un vistazo a su alrededor, asombrado por la falta de reacción, y todo lo que vio fue un círculo de rostros, observándole con cuidado, más interesados en su reacción que en cuestionar la moralidad de la orden.

Él podría explotar. Podría gritarle al Hokage y a todos sus inútiles y avariciosos barones, enviado a prisión donde eventualmente sería ejecutado pero seguro de que se había levantado por algo justo. Pero entonces la orden de ejecución sería dada a alguien más; Jin con toda seguridad.

Así que no había otro curso de acción. Con la mirada vacía, Kakashi se encogió. —Si insiste.

—Tienes que ser discreto. —El Hokage dijo, sonriendo ante la incomodidad que sabía que Kakashi estaba sintiendo e intentando al máximo esconder. —No le hará ningún bien a Haruno Sakura saber del fallecimiento de su madre. Tal estrés nunca es bueno para una mujer embarazada, y necesitamos un niño fuerte y sano.

Parpadeando lentamente, su instinto revolviéndose con disgusto, Kakashi dijo: —Así será.

—Entonces ¿Qué estás esperando? —Preguntó Danzou.

—Necesitaré ayuda. Disponer de cuerpos no es mi especialidad.

El Hokage resopló con desdén. —Jin te asistirá.

—Creí que quería discreción. Jin tiene toda la sutilidad de un elefante en celo.

El Hokage tal vez hubiera querido diferir, pero ni siquiera él podía hacer una afirmación tan descarada de que Jin era apropiado para tal tarea. —¿Y a quién tienes en mente? —Preguntó.

—Hay un hombre llamado Tenzou, trabaja en la división original de ANBU. Él es discreto y me salvará de cavar al menos media noche.

Danzou se frotó la boca especulativamente. —¿Ese que tiene el ADN del primer Hokage? Un amigo tuyo sin duda.

—Haré el trabajo sucio, pero usaré a la gente en la que confío, a nadie más.

Luego de un momento de consideración, Danzou encogió un hombro. —No veo razón para negarme. Si ambos hacen su deber admirablemente, quizá le ofrezca a tu amigo un ascenso a Raíz.

Tenzou estaría encantado de escuchar eso ¿No? —Me aseguraré de decírselo. —Dijo calmadamente, sabiendo a la perfección que la manera del Hokage para tener un ojo sobre uno era manteniéndolos cerca.

—Entonces puedes irte. Cumple esta tarea y no se dirá nada más de esto.

Kakashi le dio un cortante asentimiento, y salió. No perdió más tiempo debatiendo ni vacilando. Él tomó rumbo hacia los cuarteles de ANBU con un propósito sombrío. La mayoría de personas que lo vieron entrar fueron lo suficientemente inteligentes como para salirse de su camino. Hatake Kakashi raramente se movía con propósito. Las personas sabían que algo malo sucedía cuando el jounin era visto sin un libro o su joroba.

Encontró a Tenzou en la cafetería, la máscara sonriente de porcelana descansando en la mesa junto a su plato. Había pocas alegrías en la vida de un ANBU. Las hamburguesas vegetarianas eran una evidentemente para Tenzou juzgando por la expresión en su rostro mientras levantaba una hacia sus labios.

Kakashi la sacó de sus manos.

—Oh, tú no. —Tenzou suspiró, una vez que lo reconoció luego que su shock inicial se desvaneciera. —Creí que me había librado de ti.

—Tengo un trabajo para ti, y no te va a gustar.

Tenzou miró su comida arruinada. —Siempre es así.


Sakura se obligó a bajar las tijeras. Era mejor detenerse ahora antes de que se dejara calva. Su cabello estaba más o menos parejo ahora, pero mucho más corto de lo que hubiera tenido nunca. Se curveaba alrededor de sus orejas y dejaba su nuca expuesta al aire. Se sentía extraño, pero suponía que tendría que acostumbrarse a eso -era su propia culpa por ser tan descuidada con las tijeras. Tal vez sería capaz de lucirlo gracias a su largo cuello, pero no importaba lo que la gente pensara de ella, se sentía mejor. No soy la misma persona. Era mejor que no luciera como antes.

Revisando su reloj, Sakura se sacudió los últimos mechones rosados cubriendo su regazo y se puso en pie. Tenía que visitar a su madre y disculparse por lo de la noche anterior. Tenía algunas excusas preparadas -estrés en el trabajo, o depresión, ninguna era mentira del todo. Y si eso no funcionaba, Sakura siempre podría compartir finalmente la noticia de que estaba embarazada. Eso distraería a su madre por un rato.

Poniéndose su abrigo (uno acampanado que era ideal para cubrir bultos de embarazo y para robar en tiendas) Sakura salió y comenzó a caminar en dirección a casa de su madre. Estaba comenzando a terminar la tarde y con el invierno entrando ya estaba oscureciéndose. Había suficiente frío en el aire para hacer que Sakura bajara las mangas sobre sus manos para mantener sus dedos calientes, y fortaleció el paso.

Pero se alentó cuando la casa de su madre apareció en su vista. La mayoría de las casas en la calle ya tenía algunas luces encendidas, pero la casa de su madre estaba totalmente oscura. ¿Estaría ahí? A veces pasaba las tardes con sus amigas, pero ¿Había mencionado que tuviera planes el día anterior?

La casa estaba en silencio también, se dio cuenta, cuando subió las escaleras del pórtico. Tocó el timbre algunas veces, pero incluso había eco.

—Grandioso. —Murmuró en voz baja para sí misma, y movió la maceta más cercana con su pie. La llave que su madre escondía ahí para emergencias faltaba. Así era la suerte de Sakura que su madre finalmente había tomado su consejo de que dejar las llaves en lugares tan obvios no era buena idea. Al menos había un folleto entre las ramas de su cerezo ornamental (su madre siempre había tenido algo por las flores de Sakura) y Sakura lo sacó y comenzó a buscar en su bolsillo un bolígrafo para dejar un mensaje en la parte trasera. Era corto y al punto, dejándole saber a su madre que había pasado y que quería hablar. Era ligeramente molesto tener que escribir en el dorso de un folleto de propaganda sobre cómo uno podía sacar provecho teniendo un bebé. Y supongo que, si el folleto no convence a nadie, simplemente repartirán rollos escarlatas.

Luego de deslizar el folleto a través del buzón, se detuvo, sintiendo algo cosquillear sus sentidos. Girándose escaneó la calle. Estaba vacía, pero luego de unos segundos captó movimiento. Un hombre estaba de pie en las sombras, lejos de la farola de enfrente, y un resplandor blanco reveló una máscara donde su rostro debía estar.

Sakura lo reconoció a la primera. Nunca había visto su cara, pero había pasado meses aprendiendo su postura y modo de andar, y la forma en que hacía que su piel se erizara sólo por entrar a la habitación.

Había esperado que nunca tuviera que verlo de nuevo.

—Qué casualidad verte aquí. —Dijo Jin, como si no hubiera intentando enmascarar su presencia de ella. —Casi no te reconozco. Ahora luces como un chico.

Sakura no podía ser provocada por tal obvia incitación, no cuando estaba más preocupada porque tenía que dejarlo atrás para irse. —¿Qué estás buscando aquí? —Preguntó, su voz dura y poco acogedora.

—Es una aldea libre. —Dijo.

—¿Lo es? —Preguntó con burla, descendiendo los escalones. —¿Y es una simple coincidencia que me estés siguiendo?

—¿Quién dijo que te estoy siguiendo? —Jin extendió las manos, fingiendo una inocencia ofendida.

A Sakura le gustaba todavía menos la idea de que estuviera vigilando la casa de su madre. —¿Qué estás haciendo aquí? —Demandó saber de nuevo.

—Oye, oye. Las mujeres en tu condición no deben exaltarse. Es malo para el bebé.

Los puños de Sakura se apretaron bajo los pliegues de sus mangas. —Tenía que tolerarte en Otafuku Gai, pero la misión ya se terminó. No me provoques. No aquí. No tengo razón para contenerme y perdonarte la vida, y no creo que mucha gente esté muy triste si te encuentran flotando en el río mañana. Un tipo como tú no puede tener demasiados amigos.

Jin se río. Era una risa lo suficientemente normal, pero en los oídos de Sakura sonaba como uñas arrastrándose sobre una pizarra. —Eres adorable. De verdad. Tal vez sea el nuevo corte, pero casi te creo. ¿No vas a preguntarme dónde está tu madre?

El mundo de Sakura se quedó quieto. Su madre estaba con sus amigas, ¿No era cierto? ¿Por qué Jin lo había hecho sonar como si algo hubiera sucedido...? —Aléjate de mi madre. —Sakura dijo en un tono bajo.

—No hay problema, cariño. Aunque espero que no caigas junto con ella… eso sería una pena.

Sakura le miró con ira. —¿De qué estás hablando?

—Oh, ya he dicho mucho. —Jin se río entre dientes y comenzó a encoger los hombros, alejándose, soplándole un beso imaginario detrás de la pasiva sonrisa de porcelana.

Sakura no le quitó los ojos hasta que de verdad creyó que se había ido. Le dirigió una última mirada de sospecha a la silenciosa casa de su madre antes de moverse lentamente a su propia casa. Se quedó pegada al teléfono por el resto de la tarde, llamando cada tanto al número de su madre sabiendo que era completamente razonable si no tenía una respuesta. Si su madre se había ido con sus amigas no llegaría hasta más tarde, y probablemente estaría borracha y cansada e ignoraría el teléfono.

A las diez y media, volvió a colgar el teléfono, maravillándose ante cuán sencillo había sido que Jin volviera a poner miedo en su vida. Realmente era un abusador y un sociópata certificado. Podía ver cómo quizá se había aburrido y había decidido jugar juegos mentales con ella para entretenerse. Probablemente estaba buscando ser promovido por Danzou por hacer más de lo requerido de su deber, ya que su trabajo parecía involucrar hacerle la vida miserable.

Sakura decidió que no valía la pena llenarse de pánico hasta la mañana. Mientras tanto, se daría un baño e iría a dormir, y quizá comería el resto de la caja de pastelillos que se suponía tenían que ser compartidos entre al menos tres personas.

Tomando un par de toallas limpias y su camisón favorito de su dormitorio, arrastró los pies hacia el baño. El calentador despertó con un chasquido ante su persuasión, y pronto el cuarto se llenó con un vapor perfumado. El cabello corto era mucho más sencillo de lavar, decidió, frotando el shampoo a través de él. Ocasionalmente su mano pasaba por su vientre, pero sólo para pasar espuma en su piel de manera mecánica. Estaba volviéndose más difícil ignorar su propio cuerpo, pero lo intentaría al máximo, probablemente hasta el momento en que comenzaran las contracciones.

Satisfecha de haber arrojado toda la suciedad y estrés por la alcantarilla, Sakura cerró la llave y buscó la toalla. Cuando la abrió para envolverse con ella algo cayó al suelo. ¿Un recibo? Ella lo levantó en silencio, dispuesta a hacerlo una bola y arrojarlo al cesto. Entonces lo leyó.

Te quedaste sin leche. Deberías comprar más tan pronto como sea posible.

Sakura se le quedó viendo largo rato. Incluso pudo haber vocalizado un audible ¿Qué?

Asegurando la toalla a su cuerpo, Sakura atravesó su apartamento para abrir el refrigerador, jalando la puerta con demasiada animosidad. Había comprado medio litro el día anterior, pero ahora había un espacio vacío entre sus botecitos de yogurt donde anteriormente había estado. Sakura cerró la puerta con un golpe y frunció el ceño a los imanes del refrigerador que mantenían años de recordatorios inservibles y contactos.

Alguien había estado en su apartamento.

Alguien también estaba intentando decirle algo.

Sakura regresó a su dormitorio para terminar de secar su cabello, pero en lugar de sacar su pijama, tomó la ropa del piso y comenzó a vestirse una vez más.


Sólo había un supermercado de veinticuatro horas en Konoha, y era sorprendentemente pequeño, y respondía más a esas raras emergencias en que uno necesitaba un nuevo abrelatas a la media noche. Sakura creía que hacer las compras en el día era una experiencia muy desagradable, pero entre más tarde fuera, era peor, como si estuviera vagando en la escena de apertura de una película de terror o un apocalipsis zombi. El supermercado estaba desierto. Sólo un trabajador muy cansado y muy aburrido estaba sentado en las cajas, dando lentas y monótonas vueltas en su silla.

Sakura estaría muy molesta si descubría que estaba perdiendo el tiempo. Con una canasta colgada en su brazo y moviéndose entre los pasillos, caminando directamente a la sección de lácteos. Cada pasillo estaba vacío porque sólo la gente loca y Sakura hacían sus compras a esta hora. Tal vez había malinterpretado la nota. Pero entonces ¿Por qué alguien robaría su leche y dejaría una nota para informarle de su maldad, y la dejaría en tan raro lugar para que ella la terminara encontrando a tal particular hora?

Había un letrero que decía 'leche'. Sakura se preparó y dio vuelta en la esquina.

Y finalmente encontró al otro cliente en la tienda, de pie cerca de una fila de quesos y leyendo las etiquetas con mucho cuidado. Con toda probabilidad él llevaba ya un tiempo ahí.

Una inesperada oleada de emociones golpeó el estómago de Sakura. Había estado evadiendo a este hombre por los últimos meses. Con toda probabilidad estaba esperando a su hijo. Y también le había robado su leche. 'Amigo' no era una palabra suficientemente fuerte como para describirlo.

Sakura se colocó junto a Kakashi, encarando una línea de botellas de leche como si estuviera decidiendo cuál llevarse. —Asumo que hay una buena razón por la que invadiste mi casa en lugar de llamarme por el teléfono como una persona normal.

—Tu casa probablemente está vigilada. —Dijo Kakashi, reemplazando una rueda de queso de cabra. Él la miró por encima, y ella notó que lo hizo dos veces cuando vio su cabello.

—No respetaría la inteligencia de Danzou si no fuera así.

—¿Te siguieron? —Kakashi evidentemente decidió no comentar sobre su nuevo corte.

Ella sacudió la cabeza. —He visto a Jin por ahí, pero creo que hubiera notado si él me hubiera seguido acá. ¿Sobre qué es esto?

—Tu madre me confrontó esta mañana. Estaba preguntando sobre tu última misión…

Sakura le miró con fuerza. —¿Qué le dijiste?

—No podría decirle nada. Pero ella ya tenía la suficiente idea por su cuenta… —Kakashi recargó el brazo contra una repisa de halloumi. —Sabe que estás embarazada. Cree que fuiste violada, Sakura.

—Pero no lo fui. —Soltó.

Kakashi le miró incómodamente. No iba a contradecirla en voz alta, pero sabía que no estaba de acuerdo. Tal vez tenía razón, pero ella no les había puesto nombre a sus experiencias todavía, no con tan fuertes términos. Todavía era demasiado difícil pensarlo. La violación era algo que le sucedía a gente inocente y libre de culpa, y Sakura no estaba segura de poder contar como alguien así. Gente libre de culpa se suponía no deberían sentir tanta culpa ¿No?

—Danzou lo descubrió. —Kakashi le dijo. —Creyó que estaba acercándose demasiado a la verdad.

Ella tragó con dificultad. —¿Dónde está mi madre, Kakashi?

—Él me ordenó matarla y escondértelo.

Su estómago se ahuecó. —No lo hiciste. —Susurró.

Kakashi frunció el ceño y le golpeó la frente con un dedo. —¿Por qué me tomas? —Suspiró. —Tu madre va a esconderse. Te llamé porque creí que te gustaría despedirte.

Era como ser golpeada en el estómago, excepto que ella hubiera sido capaz de defenderse contra un puñetazo. —Pero sólo hablé con ella ayer…

—A Danzou le gusta tapar rápido las fugas.

Ella tragó con fuerza. —Es mi culpa. —Susurró, mordiéndose el labio. —Si no la hubiera molestado tanto, ella no hubiera-

—No te culpes. —Kakashi le interrumpió con rapidez. —No tenemos tiempo para eso, para empezar… ella está esperándote.

—¿Dónde?

—En los túneles de evacuación. Entre más rápido salga de aquí, mejor.

Todavía tambaleándose y parpadeando con rapidez, Sakura asintió. —Llévame con ella.


Los túneles de evacuación pasaban directamente hacia las montañas que rodeaban Konoha. Cuando Pain había atacado la aldea, era donde la mayoría de civiles de la aldea habían tomado refugio. Incluso cuando la explosión que voló tres cuartos de la aldea en menos de un minuto golpeó, los túneles habían permanecido intactos. Miles de vidas habían sido salvadas.

Desde entonces habían sido selladas. Con los niveles de personas sin hogar creciendo, los túneles se habían vuelto un refugio seguro para gente que ya no tenía otro lugar al que ir. Danzou lo encontraba muy desagradable y rápidamente lo frenó. Pero había cientos de túneles, y la administración no podía mantener los sellos en todas ellas.

Kakashi le condujo por las calles secundarias, moviéndose por los callejones estrechos detrás de las casas alineadas con puertas viejas de madera y llenos con viejas bicicletas, hierba y gatos territoriales. Las caras de los Hokage pronto estaban sobre ellos, mirando con intensa desaprobación. Los planes ya estaban hechos para poner ahí la cara de Danzou, para que pudiera fruncirle el ceño a todo Konoha por el resto de la creación, pero parecía un poco innecesario para Sakura. Ya tenía la opinión de que la cara de Danzou lucía demasiado como una losa sólida de roca escarpada, sería demasiado difícil distinguir la original de la que estaría en la montaña.

—Por aquí. —Kakashi le guio hacia las construcciones que rodeaban la base de la pared de roca. La mayoría de ellas eran viejas, apenas sobreviviendo a la Gran Invasión -apenas en pie, pero lo suficientemente intactas como para no haber sido consideradas para la restauración. Lo que alguna vez fueron hogares, tiendas y puntos de información turística ahora eran poco más que chozas destartaladas desplomadas como viejos cansados. Los árboles y arbustos habían crecido salvajemente. Al menos proveían excelente cubierta para moverse entre los edificios.

La entrada a los túneles estaba debajo de uno de los edificios. Antes de la invasión probablemente había sido hogar de un rico oficial a quien le gustaba tener su propia ruta de escape. Ahora Kakashi abrió con un empujón las puertas rotas de madera para animar a Sakura a bajar por el sótano, donde ninguna luz podía entrar.

—No puedo ver. —Se quejó ella.

Sin decir nada, la mano de Kakashi le tomó en la oscuridad y la movió cuidadosamente a través del suelo de tierra crujiente hasta que llegaron a una fría pared de roca húmeda.

—La entrada es aquí. —Dijo él, y luego agregó con algo de duda. —Aunque es muy estrecha.

Ella entendió la insinuación. —Todavía estoy más delgada que tú. —Murmuró, moviendo la mano para calcular la apertura en la pared de piedra, antes de deslizarse con cuidado. Kakashi se rehusó a soltarle la mano, como si temiera que ella se cayera. Afortunadamente luego del apretón inicial, ella descubrió que el túnel había sido ampliado y claramente hecho por un hombre. Podía moverse con más libertad, aunque tenía que agacharse. —¿Mi madre realmente está aquí?

—Un poco más adelante. —Le dijo. —Sólo sigue el túnel y la encontrarás.

Ella titubeó. —¿No vienes?

—Cuidaré la entrada y me aseguraré que nadie nos haya seguido. —Quizá él no cabía por el hueco. —Ve con tu madre.

—Está bien. Gracias.

Ella sintió apretar su mano y luego fue liberada. Sakura tocó con la mano una pared húmeda a cada lado de ella y comenzó a andar lentamente, con cuidado, en la montaña. Se movió con un sentimiento de desprendimiento, como si no estuviera segura de que todo esto estuviera sucediendo. De verdad sólo hable con ella anoche, pensó, todavía medio convencida de que su madre estaba con su amiga, probablemente sentada en la mesa de la cocina con una copa de vino en una mano y un trozo de queso en la otra mientras se reía con fuerza sobre una anécdota vergonzosa de alguien. Su madre nunca había sido parte del mundo de los shinobi. No era posible ocupar dos mundos al mismo tiempo, ¿No era cierto?

Gradualmente se volvió consciente de que el sonido que estaba escuchando no era el débil silbido de viento que atravesaba los túneles. Podía escuchar voces también, volviéndose más altos conforme se acercaba a ellos, y luz cálida brillaba frente a ella.

—…Sólo no creo que la máscara ayude.

—¿Por qué no? A las chicas les gustan los hombres misteriosos con máscaras.

—A veces. La mayor parte del tiempo simplemente asumen que uno es feo.

—¿Y qué hay cuando no está trabajando? ¿Dónde conoce normalmente chicas?

—En el trabajo principalmente.

—Hmm. Conocí al padre de Sakura en un baile. ¿Usted baila?

—Me han aconsejado lo contrario.

—A las chicas les gustan los buenos bailarines. Si sabe cómo mover sus pies, les hace creer que usted es bueno en otras cosas también, incluso si no lo es.

—¿El padre de Sakura era buen bailarín?

—Oh. El mejor.

—¿Mamá? —Sakura le llamó. Delante de ella, la luz bailó mientras dos figuras se ponían de pie.

¡Sakura! —Brazos cálidos y un olor familiar rodearon a Sakura. Su madre estaba llorando, y parecía que ella también lo estaba, y ambas se abrazaron con fuerza por un largo rato hasta que finalmente se hundieron en el suelo, intentando quitarse las lágrimas inútilmente la una a la otra.

—Lo siento tanto. —Sakura dijo. —Lo siento.

—Esto fue mi culpa, ¡Debí mantener la boca cerrada! —Su madre sacudió la cabeza con enojo. —¡Sólo estabas intentando protegerme, pero tuve que entrometerme!

—No, debí haber intentado contarte antes… pero no debías saberlo. —Sakura miró a la figura borrosa detrás de su madre, aquella que estaba levantando la linterna. Él usaba una máscara de ANBU, pero no era de la división de Raíz. —¿Capitán Yamato?

—Él ha sido tan amable y paciente al intentar explicarme. —Dijo su madre. —Me temo que nunca lo entenderé por completo, pero aprecio el riesgo que él está tomando.

—No hay problema, madame. —Dijo, algo tímido. —Las dos querrán despedirse… voy a checar los túneles de adelante. Regresaré cuando esté seguro de que el camino está despejado.

—Gracias. —Sakura le dijo suavemente mientras partía, dejando la linterna detrás.

Su madre se sentó de nuevo con un tembloroso suspiro. —Oh, Sakura… —Dijo, apretando sus manos con fuerza entre las de ella. Había demasiado que decir y preguntar, y no había suficiente respuestas o tiempo. ¿Cómo iba a comenzar esta conversación?

—De verdad me entrometí esta ocasión, ¿Verdad? —Su madre bromeó débilmente. —¿Recuerdas cuando dije que el nuevo bebé del vecino se veía como una rana y él escuchó? Creí que eso había sido malo. Al menos ahora no tendré que verlo de nuevo. Y supongo que ya no tendré que pagar la hipoteca.

—…ves el lado brillante de todo. —Sakura susurró, intentando sonreírle también pero su mortificación estaba demasiado fresca todavía. —Mamá, lo siento tanto.

—Sabía que Danzou era un pobre sustituto para Tsunade-sama, pero nunca pensé que tales hombres podrían existir en este día y era… —Su madre levantó las manos para acunar las mejillas de su hija. —¿En qué estás envuelta, Sakura? ¿Qué te hizo hacer?

Sakura no podía responder.

—Está bien, sé que no puedes decirme mucho. —La Haruno mayor pasó los pulgares a través de las mejillas húmedas de Sakura. —Una madre debería ser capaz de proteger a su hija y te he fallado tanto. No debería dejarte así…

Sabía a lo que se estaba refiriendo su madre. —Quería decírtelo. Pero fui tan cobarde, no sabía cómo o cuando, y esperé demasiado. —Susurró, su voz rompiéndose mientras se pasaba la manga contra su nariz fluyendo. —¿Qué se supone que voy a hacer sin ti, Mamá? No puedo hacer esto sola.

Su madre le abrazó con fuerza. —No estás sola mientras no quieras estar sola. Tienes amigos que se preocupan por ti, sólo tienes que dejarlos hacerlo. Tienes que dejar las cosas malas atrás. —Dijo ella, colocando una tibia mano en la tierna curva del vientre de Sakura. —No puedes dejar que el pasado controle tu vida, y sin importar lo que ese vil hombre te haya hecho… eres la madre de este niño, él no tiene nada que ver. Eso es todo lo que importa.

—No, mamá. —Sakura dijo con pesadez, alejándose. —Sí hay un hombre, pero él no es el padre.

Los ojos de su madre buscaron su rostro.

La boca de Sakura se movió, pero las palabras no venían, como si una serpiente envolviera su garganta y lengua, constriñendo su voz. Todo lo que podía decir era: —Él es un buen hombre.

Ella vio que los ojos de su madre se entrecerraron fraccionalmente, y se movieron brevemente lejos de Sakura mientras calculaba exactamente cuántos 'buenos hombres' conocía que habían estado en la misión con Sakura.

Ella era una mujer lista.

—Estarás bien. —Dijo suavemente. —Sabes que lo estarás, porque eres mi hija, y las mujeres Haruno somos tan necias como todas.

—¿A dónde vas a ir? —Sakura le preguntó.

—El querido Tenzou dice que va a construirme una casa en algún lugar bonito y lejano, probablemente cerca de otra aldea. No quiero que se meta en muchos problemas, pero él dice que no lo es. Él es un hombre bastante agradable, aunque parece ser que es más que desafortunado en el amor por lo que cuenta.

—Desearía poder ir contigo. —Sakura dijo débilmente.

—¿Por qué no lo haces?

—Danzou quiere que desaparezcas, y esa es la razón por la que serás capaz de irte… pero él tiene planes para mí. No me dejará ir tan fácilmente.

Su madre asintió con tristeza. —No pierdas la esperanza, Sakura. Las cosas cambiarán… Naruto regresará, verás, y traerá un ejército con él.

—Necesita hacerlo.

Pisadas a lo largo del túnel las alertaron del regreso de Tenzou. El corazón de Sakura se apretó en su pecho. Era demasiado pronto. No había tenido el tiempo suficiente.

—El camino está despejado. —Dijo, levantando la linterna. —Debemos irnos ahora que tenemos la oportunidad.

Sakura abrazo con impaciencia a su madre una última vez.

—Nos veremos pronto, Sakura. Tengo muchas ganas de ver a mi primer nieto. Ni siquiera Danzou puede quitarme ese derecho.

—Por supuesto. —Sakura inhaló. —Te extrañaré.

—Pensaré en ti cada día. —Su madre estaba intentando sonreír, pero falló miserablemente. —Te amo.

Sakura asintió, incapaz de confiar en que podría abrir la boca sin soltar un sollozo. Tenzou puso la mano en el hombro de su madre, urgiéndola con cuidado a seguirle. Su madre se giró varias veces para verla, pero pronto las curvas y hundimientos del túnel la sacaron de la vista, y la luz se desvaneció pronto.

Sakura se tomó varios minutos para componerse antes de caminar con lentitud de vuelta hacia el túnel donde Kakashi estaba esperando. Él le ayudó innecesariamente a pasar por la entrada una vez más y la condujo fuera del sótano. En el exterior, Sakura respiró a profundidad, inhalando el frío y fresco olor de la noche. Ella levantó la mirada y vio las estrellas asomándose a través de los huecos entre las nubes y repentinamente estaba demasiado cansada como para moverse. Se sentó en un nido de hiedra en la base de la montaña.

—Entonces ¿Está hecho? —Kakashi preguntó.

—Está hecho. —Dijo en voz baja, observando el cielo moverse sobre ella. —¿Cómo lo hiciste?

—No es tan difícil fingir una muerte. —Dijo. —Me aseguré de que Jin me siguiera. Visité a tu madre, puse sedante en su té, llevé su 'cuerpo' a la tumba con Tenzou e hice que la enterrara. Él es bueno moviendo tierra… bueno también para hacer bunkers al momento y túneles. Creo que tu madre estaba algo asustada de despertar bajo tierra, pero tenía un clon ahí con ella para explicarle las cosas. No pudo ser sencillo para ella, especialmente sin saber la mitad de lo que está pasando, pero fue muy cooperativa. Está en buenas manos con Tenzou.

Sakura giró su mirada hacia él. —Engañar a Jin es sencillo, pero no creo que Danzou será engañado por un segundo. Él sabrá que no lo hiciste.

Él asintió sombríamente. —Probablemente.

—Si él quiere, la encontrará y la asesinará. Ella no está segura, Kakashi, pero no podía decirle eso…

Kakashi se movió para sentarse junto a ella. Él encontró su mano y la cubrió ligeramente con la suya, más larga y más cálida. —No es sobre ella, Sakura, lo sabes. El único interés de Danzou es castigarnos a ti y a mí, pero no presionará demasiado. Él no gana demasiado al convertir a tu madre en un mártir. Probablemente esta es su idea de una advertencia.

—Pareces estar seguro. —Observó ella.

—Danzou es despiadado y sus métodos siempre han sido cuestionablemente extremos, pero él no es de los que deja perder sus ventajas simplemente por despecho. Desde su punto de vista, tu madre es más valiosa viva. Ahora él puede sostener su vida sobre tu cabeza para asegurarte de que cooperes, porque ahora sabes lo que está en juego. —Kakashi inclinó la cabeza para mirar las estrellas también. —Es lo que yo haría… si fuera un tirano déspota.

—Dices eso, pero recuerdo que tú solías arrojar niños de doce años a ríos helados para enseñarles a nadar. —Apuntó.

Él se encogió de hombros. —Aprendiste a nadar, ¿No fue así?

Ella resopló y se quedó en silencio, sintiendo cómo algo de la tensión dejó sus rígidos hombros. —Espero que Danzou sea tan listo como tú crees que es.

Kakashi le dio un tipo de risa desconcertada. —Una cosa extraña que esperar, pero sí… —Él le dio a su mano un último apretón y se puso en pie. —Vamos. Hace frío y necesitas volver a casa, y estoy al menos sesenta por ciento seguro de que estamos sentados en hiedra venenosa.

Sakura rodó las rodillas y se levantó, acomodándose el abrigo.

—¿Quieres que te acompañe? —Preguntó.

Sakura puso los ojos en blanco. —Creo que puedes confiar en que recuerdo dónde vivo. —Le recordó.

—De acuerdo. —Dijo, retrocediendo. —No te preocupes por tu madre. Tenzou cuidará de ella, y una vez que las cosas se tranquilicen, pensaremos en maneras para que la visites.

—Seguro. —Dijo ella en voz baja.

—Y me gusta tu cabello.

Le tomó un momento a Sakura registrar lo que había dicho. Por primera vez se sintió preocupada por su apariencia, y levantó una mano para tocar sus mechones trasquilados. —Gracias. —Dijo, con la voz todavía más baja que antes.

Él posiblemente no podía ver su sonrojo en la oscuridad, pero pareció sentir su vergüenza de cualquier manera y rápidamente cambió de tema. —Nos veremos por ahí, Sakura.

Tal vez en otros tres meses, pensó ella, si su nivel actual de contacto continuaba.

Un momento incómodo siguió, como si ninguno de los dos estuviera seguro de cómo decir adiós. Un apretón de manos era demasiado formal para dos personas que iban a tener un hijo juntos, pero un abrazo era demasiado íntimo para un par que apenas se había hablado en tanto tiempo. Nadie había pensado en inventar normas sociales para gente como ellos, lo que era más que inconsiderado.

—Adiós, Kakashi. —Ambos se conformaron por un incomodo ondeo de manos y tomaron caminos separados. Él regresaría a Kimiko, sin duda, quien permanecería ignorante de que su amante estaba próximo a convertirse en padre, y Sakura regresaría a su apartamento vacío a preguntarse cómo se suponía que tendría que lidiar con este nuevo hueco con la forma de su madre en su vida.


Notas de traducción:

Hmm...

Esto es muy díficil de escribir, pero me gustaría cerrar los trabajos de SilverShine con una de las últimas cosas que ella escribió de sí misma. Si regresan a las notas del capítulo 2 (y en otros proyectos), yo les había mencionado de pasada algunas de las muchas razones por las que ella decidió abandonar el fandom, pero hoy decidí profundizar en ello porque es algo que ella misma dejó en su tumblr hace un buen rato (8 años, mucho antes de volver a dar señales de vida en el fandom de Naruto con lo del final). También incluyo la nota porque necesitan un cierre y porque Silver tampoco parece tener muchas ganas de regresar y terminar alguna de las historias (de Naruto) que tiene. Por favor, necesito que la entiendan y se pongan en su posición, porque también las últimas veces que se le preguntó del fandom como que sí dejó entrever que está harta, especialmente por lo de los ships. Además, como última nota, también dejó de escribir para el fandom de Star Wars al que se movió y en marzo de este año, dijo que regresaría (por si alguien anda con el pendiente leyendo sus fics Reylo) y ahora anda metida en el fandom de Jujutsu Kaisen :D

Ok, acá va. El contexto es que alguien preguntó sobre su paradero.

"Soy una muy mala persona.

Bueno, la verdad es que en realidad no me fui a ningún lado. La vida comenzó a suceder. Fui a la universidad, le dio cáncer a mi hermana, le dio cáncer a mi papá, mi interés en todos mis hobbies se desvaneció y sentí que crecí lejos de mis viejos y queridos fandoms. Las cosas se pusieron densas, pero han mejorado bastante. Todavía escribo y he estado en Ao3 en los últimos años, pero lo que escribo ya no es fanfiction.

Honestamente nunca se me ocurrió pensar que la gente me extrañaría o se preguntaría qué pasó conmigo, y lamento si preocupé a alguien -o peor, los irrité por no finalizar los fics que terminé! ; - ;

Por favor, pérdonenme todos.

...

[Sobre el final de esta historia] (El final planeado era muy depresivo) (obviamente) y mi hermana había sido recién diagnosticada con un cáncer muy avanzado, y no podía animarme a escribirlo, así que lo dejé ahí... en el punto en que ambos eran amigos y estaban felices. Tal vez estoy más fuerte estos días. Probablemente seré capaz de regresar y escribirlo ahora."

Luego de eso, hasta la última ocasión que supe de ella (y que francamente no recuerdo si fue por alguien en común del grupo KakaSaku) fue en 2020 (cerca de la pandemia) con malas noticias de su familia, pero, en tumblr respondió también sobre el fic:

¿Hay alguna probabilidad de que Scarlet Scroll sea terminada?

"Probablemente no, con toda honestidad. Perdí mi guía sobre el final hace muchísimo tiempo, y releí ese fic recientemente, apenas pude recordar vagamente cómo se suponía que fuera a terminar.

Lo siento mucho, en verdad.

Dígamos en su lugar que terminó felizmente con escenas como esta. [Aquí incluyó un enlace de un gif que seguramente ya todos vieron de Neonanything donde Kakashi hace sopa de jengibre con su hija -OC de Neon- para Sakura]."

Así que, si me lo preguntan, más o menos iba a seguir por la línea en que Sakura comenzaba a darse cuenta que los sentimientos que tenía por Kakashi se torcieron por la sensación de que él le salvó. Kakashi haría probablemente el intento de acercarse un poco más también por el asunto de sentirse culpable por lo sucedido. Conforme el embarazo continuaba, la relación mejoraría bastante pero es obvia la razón por la que no pueden estar realmente juntos, lo que es jodido. Si seguía por lo originalmente planeado, Sakura permanecería sola con su hija (porque obviamente sería una niña, lo que haría peor la situación ya que en algún punto sería condenada a lo mismo que ella), pero en algún punto habría hecho las pases con el asunto de ser madre y más de un niño de Kakashi. Naruto no regresaría a escena hasta que la niña tuviera la edad de Fraude. Y tal vez Kakashi comenzaría a tomar un papel más activo en el plan de derrocar a Danzou una vez que conviviera más con su hija. Para el drama, obviamente Danzou sabría que es hija de Kakashi.

Y ahí le corto porque me robaría más espacio. Pero esas son mis conclusiones.

Les agradezco mucho el haber leído la historia con todo y que no tenga final. Ojalá pronto me vuelva a encontrar otro proyecto que me apasione como las historias de Silver. Espero yo terminar con mi propio fic jaja Mientras tanto, si tienen algo que comentarme, las estaré leyendo. No les prometo responder porque luego se me pasa con mi depresión, pero sepan que las leo y estimo bastante.

Hasta la siguiente ocasión ^^