Hola a todos. Bienvenidos al episodio seis.

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Episodio 6. A bordo del Fraxinus

–Ha pasado un tiempo.

Una voz resonaba en la mente de Shido. No era la voz de Dhoxis. No era una voz que conociera. Sonaba distorsionada, haciendo imposible saber si era voz masculina o femenina.

–Finalmente, finalmente nos encontramos de nuevo, *****.

Era una sensación conocida, pero no para él, sino para el dueño del cuerpo donde estaba.

–Espera. ¿Qué es esto? Es su cuerpo, pero tú no eres él.

La voz que anteriormente sonaba cálida, ahora estaba empezando a sonar fría.

–¿Qué significa esto? ¿Quién eres tú? ¿¡QUÉ LE HAS HECHO!?

–¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!

Shido volvió en sí de repente, en parte asustado por lo que acababa de escuchar.

Entonces se fijó en una luz dirigida a su ojo. Una mujer estaba frente a él con una pequeña linterna en la mano, como si estuviera comprobando sus signos vitales.

–…¿Nn? Despertaste –dijo con una voz adormecida.

Miró aquella mujer. Iba vestida con un uniforme militar, consistente en una camisa blanca sobre la que llevaba una corbata negram con una chaqueta de color marrón, del cual por alguna razón sobresalía un osito de peluche lleno de cicatrices de uno de sus bolsillos a la altura del pecho, así como una falda marrón oscuro. Tenía el pelo grisáceo, algo desordenado y recogido en una coleta, y sus ojos eran azules. Bajo ellos tenía unas más que vistosas ojeras. No parecía pasar de la treintena, y se veía bastante atractiva.

Ella le miró con indiferencia. Aunque no se había encontrado antes con ella, conocía perfectamente su identidad.

–Por si lo preguntas, soy… –empezó a decir.

–Murasame Reine, la Oficial de Análisis de Ratatoskr. ¿Me equivoco? –la interrumpió Shido.

La pregunta hizo que esta mujer moviera ligeramente hacia arriba sus cejas, pero su expresión no cambió en absoluto.

La verdad era que la conocía perfectamente. Era uno de los personajes de apoyo para Shido en toda la trama, pero estaba seguro que ocultaba algo, solo que al haber visto únicamente las temporadas del anime, no llegó a saber de qué se trataba. Aunque tenía ciertas sospechas.

–Ya estaba al corriente de tu… "don" premonitorio –dijo ella con desgana–. Supongo que también sabrás donde te encuentras.

Shido miró de un lado a otro.

–Imagino que es la enfermería del Fraxinus.

Ciertamente aquella estancia se veía como una enfermería. Era una estancia bien equipada con varias camas y utensilios médicos. Probablemente debería familiarizarse con aquel entorno, ya que estaba seguro que volvería allí con frecuencia.

–Te trajimos cuando quedaste inconsciente –explicó Reine–. Llevas como dos horas inconsciente.

–Ya recuerdo, aquella batalla –dijo cerrando fuertemente los ojos.

Aun le temblaba un poco el cuerpo. Haberse expuesto a esos peligros para alguien que solo los había visto en la ficción era un gran shock. Pero ahora tenía algunas cosas que aclarar.

–Hay algunas cosas que me gustaría saber, Reine.

Pero por toda respuesta, ella se dio la vuelta, dispuesta a abandonar la estancia.

–No soy buena para explicar. La Comandante te podrá dar los detalles. Dijo que quería verte de inmediato cuando despertaras.

Abrió la puerta de la enfermería.

–Cámbiate. Esperaré fuera –dijo ella quien salió, cerrando la puerta tras ella.

Shido suspiró. Así que ya estaba en aquella parte de la historia donde el protagonista se encontraba por primera vez con la tripulación del Fraxinus. Pero esto no eran nuevas noticias para él.

Aprovechando que estaba solo, decidió revisar las notificaciones que no pudo leer cuando Origami y la espíritu pelearon.

Misión opcional: El As de la Aviación.

AST derribadas: 1/1

Misión cumplida.

Recompensas: 100 XP, 20 puntos de afinidad con espíritu.

¡Subes de nivel!

Nivel: 4

Salud: 140

Ataque: 16

Defensa: 16

Velocidad: 16

Inteligencia: 16

Maná: 0

Habilidad [Voltereta] desbloqueada.

Bien. Logró su cometido de derribar a aquella AST, y con ello desbloqueó una nueva habilidad, que le permitiría rodar por el suelo para esquivar ataques. Le sería útil en futuras batallas.

Ahora quedaba ver los resultados de la otra misión.

Misión obligatoria: Una buena primera impresión.

Afinidad: 50.

Misión cumplida.

Recompensas: 100 XP.

¡Subes de nivel!

Nivel: 5

Salud: 150

Ataque: 18

Defensa: 18

Velocidad: 18

Inteligencia: 18

Maná: 0

Habilidad [Tiro mortífero] desbloqueada.

Y otra subida de nivel. Consiguió llegar al mínimo de afinidad con aquella espíritu. Fue pura suerte, pero se alegró de haber cumplido la misión opcional. Y además acababa de conseguir la habilidad que le permitiría lanzar su llave espada a los enemigos. Ahora le quedaba por ver la experiencia de pelear contra los sincorazón.

Adquirido 27 EXP. 159 EXP restantes hasta subida de nivel.

Por efecto de [Portador de la llave espada] la habilidad [Invocación arma que viaja por los mundos] sube de nivel.

Invocación arma que viaja por los mundos LV3

Acceso a nueva llave espada.

Y otra noticia genial. Ahora podría tener una llave espada nueva con más habilidades. Decidió echarle un vistazo momentáneo.

Hizo aparecer la llave espada de madera. Al concentrarse en ella, volvió a aparecer un ?. Lo pulsó de inmediato.

Nuevamente, el arma brilló, cambiando de forma una vez más. En esta ocasión sí se convirtió en el arma que quería.

Objeto: Cadena del Reino

+3 al ataque. +2 al maná.

Esto le hizo sonreír. Por fin tenía la primera llave espada de la mayoría de los juegos. Al menos ahora no le verían raro por pelear con un arma de madera. No proporcionaba demasiadas ventajas adicionales a las de su anterior arma, pero no le importó. En un solo día había subido cuatro niveles. Eso le reconfortaba, pero sabía que debía hacerse mucho más fuerte. A duras penas había vencido a una AST, aunque fuera porque ella estaba conteniéndose y él tuvo algo de suerte. Era necesario que sus estadísticas siguiesen aumentando, pero ya pensaría en ello más adelante.

Por ahora, ya tenía la información que necesitaba. Tenía que seguir con la trama. Recordó que Reine le había dicho que se cambiara. La verdad era que su uniforme estaba cubierto de polvo y con un gran tajo a la altura del abdomen, cortesía de aquella AST con la que peleó. Sí, definitivamente estaba para tirarlo a la basura. Pero por suerte le habían dejado un uniforme de repuesto, idéntico al roto.

Mientras se iba cambiando, decidió hablar con alguien.

–¿Dhoxis? ¿Estás ahí?

'Sí, aquí estoy.'

–¿Qué sabes de Reine? –le preguntó.

'Solo que es una buena persona. A pesar de su apariencia, es alguien muy competente. Nos ayudó mucho a Kotori y a mí con el tema de salvar a los espíritus. ¿Por qué lo preguntas?'

–Solo curiosidad. ¿No guarda ningún… secreto oscuro?

'Aparte de las pastillas que se toma para tratar ese insomnio crónico que tiene, no que yo sepa.'

Esto hizo reflexionar a Shido. Así que en este mundo, el ataque de los sincorazón tuvo lugar antes de que los protagonistas supieran sobre qué era Reine en realidad.

Podría exponerle sus teorías a Dhoxis, pero sin pruebas concluyentes no tendría sentido. Además aunque le costara admitirlo, era cierto que necesitaba de su ayuda para encontrar y salvar a las espíritus. Quizá lo mejor sería actuar casualmente, aunque no se fiara de ella. Si tenía suerte, quizá averiguara algo en el futuro.

Tranquilamente, se cambió de ropa mientras reflexionaba en lo que había pasado previo a despertar. Quien quiera que fuese la entidad dueña de aquella voz, la última parte de lo que dijo había sonado hostil. Aquel tono que empleó aun le hacía sentir temor, como si se tratara de una mala pesadilla. Se preguntó cómo sabía que él no era el verdadero Shido.

Sumido en esas meditaciones, terminó de estar listo y se dirigió a la puerta de salida. Al lado mismo, apoyada penosamente en una pared, se encontraba la oficial de análisis. En sus manos tenía una caja de pastillas. Supuso que se trataba de las pastillas para dormir que tomaba, que según la novela no le hacían apenas efecto.

–Nn, veo que estás listo. Sígueme.

Shido siguió los pasos de aquella mujer tan peculiar, la cual avanzaba por el pasillo caminando torpemente. Parecía que de un momento a otro se iba a venir abajo. Por suerte, logró llegar a su objetivo sin mayores sobresaltos.

–Es aquí –dijo.

Ambos se encontraron ante una puerta con un panel electrónico. Ella presionó algunos botones, haciendo que la misma se abriera.

–Entra, por favor.

Shido accedió a la estancia siguiendo a Reine. Tal como suponía, estaban en el puente de mando del Fraxinus. Varias personas se encontraban operando ordenadores, y no se inmutaron ante su presencia.

–…Está aquí –escuchó decir a Reine.

–Buen trabajo –dijo una voz masculina.

Shido le miró. Un hombre joven vestido con uniforme blanco impoluto estaba ante él. Tenía los ojos marrones y el pelo rubio y largo, bien cuidado.

–Hola. Yo soy el Vicecomandante, Kannazuki Kyouhei, aunque probablemente ya lo sabes. Gusto en conocerte –le dijo.

Shido sonrió ligeramente. Este personaje solía ser un alivio cómico, dado lo pervertido y obsesionado que estaba con la Comandante. A pesar de ello, era un tipo competente. Verle comportarse con esa seriedad le pareció llamativo.

–Igualmente. Yo soy Itsuka Shido, aunque probablemente lo sabes también.

Por toda respuesta, Kannazuki solo sonrió.

–Comandante, están aquí –anunció el rubio volviéndose para hablar a la persona que estaba en el asiento del capitán.

Lo que vio Shido a continuación no le sorprendió. Sentada en esa silla se encontraba Kotori. Iba vestida con una camisa blanca con una corbata negra con los bordes rojos. También llevaba una falda roja y unas medias negras que le llegaban a la rodilla. Sobre la camisa llevaba apoyada en los hombros una chaqueta roja, a juego con la falda. Las cintas de su cabello eran negras y en la mano llevaba un chupa chups.

–Bienvenido a Ratatoskr, Shido –dijo sonriendo–. Me parece que tenemos mucho de que hablar.

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–Itsuka Shido…

En los base del AST, Origami no dejaba de darle vueltas a ese nombre.

Tras un fugaz encuentro en el pasado, había tratado de volver a hablar con él durante aquel primer día de clase. Tiempo antes lo había intentado, pero sin éxito.

Sin embargo, el día de hoy supuso varios hechos significativos.

En primer lugar, el hecho que el chico se acordara de su nombre. Eso de alguna manera le gustó. Supuso que podía haberla olvidado, pero para su fortuna no fue así. Sin embargo, le pareció haber notado una vibra algo diferente en él. Tal vez fuese por el tiempo que había pasado desde que hablaron por última vez.

Y en segundo lugar, el haberse encontrado con él otra vez en el lugar donde apareció la espíritu. ¿Por qué estaba en ese lugar?

–Igual que tú, he venido por la espíritu, pero yo no he venido a hacerle daño.

Las palabras del chico resonaron en su mente, pero eso solo la llenó de más dudas.

Los mecánicos le daban indicaciones para desactivar su realizador y quitarse su equipo. Su cuerpo se sintió pesado. Nada anormal en el uso de las unidades CR.

Sin embargo, unas voces interrumpieron sus pensamientos.

–¡Abran paso!

Un par de médicos llevaban a alguien en una camilla. Una de las miembros del escuadrón iba tendida en la misma, y no parecía contenta.

–¡Ya he dicho que estoy bien! –gritó furiosa–. ¡Maldito renacuajo entrometido! ¡Juro que si le vuelvo a ver lo voy a cortar en pedazos…!

La paciente no dejaba de agitarse y proferir insultos. Origami escuchó por los comunicadores que algo había pasado, pero en medio de sus pensamientos en Shido, no le prestó atención.

Tras restar importancia al estado de su compañera, pensó en la batalla que había tenido lugar el día de hoy.

Había luchado contra una espíritu. Una criatura de poder aterrador. Dio todo de sí para exterminarla, pero a pesar de ello, se escapó. Estas criaturas aparecían y desaparecían del mundo sin previo aviso. Eso la llenaba de rabia.

Origami apretó sus dientes con fuerza.

Juró exterminar hasta la última, y hasta ahora no había tenido mejor oportunidad para ello. No obstante, sintió que sus esfuerzos fueron en vano.

–Origami.

Una voz la llamó. Miró a su interlocutora.

–Buen trabajo.

Ante ella se encontraba una mujer de alrededor de veinte años con un traje como el suyo. Tenía los ojos negros, al igual que su pelo, que llevaba recogido en una larga coleta, salvo por dos mechones que le caían a ambos lados de la cabeza. Era la capitana Kusakabe Ryouko, su superior.

–Has estado genial ahuyentando a esa espíritu tú sola.

–Yo no la ahuyenté –negó secamente Origami.

Pero la capitana solo se encogió de hombros.

–Algo destacado tengo que poner en el informe a los superiores, si no queremos que nos bajen el presupuesto –le dijo–. Sin embargo, parece que las espíritus no van a ser nuestra única preocupación.

Ante estas palabras, Origami pareció interesada.

–¿Tiene algo que ver con que Tomonara esté en camilla? –le preguntó.

–Me temo que bastante que ver –aseveró la capitana–. Mientras peleabas contra la espíritu, aparecieron otras criaturas extrañas y peligrosas. El resto del escuadrón tuvo que lidiar con una de ellas que según declaran, volaba y lanzaba rayos. Les dio buena batalla. El resto fueron aniquiladas por alguien, aparentemente un civil, quien dicen que peleó con Tomonara y la venció.

Origami abrió los ojos sorprendida. Sabía que Tomonara era bastante orgullosa, y no le pareció extraño que estuviera de ese humor cuando alguien más débil la había derrotado. Pero por otro lado, ¿un civil atacando a una AST?

Un pensamiento cruzó su mente. Shido había estado allí. ¿Podría ser que…?

–¿Puedo ver las imágenes? –preguntó firmemente a su capitana.

–Claro. De hecho, yo iba a visionarlas ahora mismo. Acompáñame.

Ambas se pusieron en camino a la sala de visionado. Unas criaturas peligrosas y un civil que peleaba contra las AST. Origami no pudo quitarse de la cabeza un mal presentimiento.

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Hola a todos. Aquí termina un nuevo episodio.

Continúan apareciendo más personajes de la serie, aunque probablemente cambie algo en la personalidad de algunos de ellos. No olvidemos que este mundo no es exactamente igual al del anime y la novela ligera.

Nos veremos en el siguiente episodio, que será el año que viene. Feliz Navidad.