Hola a todos. Aquí llega el siguiente episodio.

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Episodio 8. Tobiichi Origami

Tras su primera batalla contra los sincorazón, Shido recordó haber desbloqueado algo llamado [Enciclopedia de enemigos]. Recordó que en los juegos solía haber alguna parte donde se registraban los enemigos encontrados, con sus nombres e imágenes, por lo que supuso que esta debía ser la forma de obtener esa información en este mundo.

Ahora bien, ¿cómo accedía a ella? No quería ponerse a mover sus dedos en las pantallas emergentes, ya que no quería que todos los del Fraxinus supiesen de su sistema, y además era probable que solo él pudiera verlas. Debía pensar en algo.

¿Y si intentaba invocar físicamente esa enciclopedia? Tal vez sonaba extraño, pero algo en su mente le decía que era posible, ya que en la mayoría de los juegos de Kingdom Hearts se suponía que existía un diario físico de Pepito Grillo.

Cerró los ojos y extendió sus manos con las palmas hacia arriba, ante las miradas extrañadas del resto. Entonces trató de imaginarse la figura de un libro. Un libro que contuviese la información que necesitaba.

De repente, como por arte de magia, se materializó en las manos de Shido un libro. Era un libro de poco grosor, con la cubierta negra y el símbolo de los sincorazón en la portada.

Kotori abrió la boca con gesto de sorpresa.

–¿¡Qué es eso!? –preguntó perpleja.

–Esto es el registro de los sincorazón –Shido respondió mientras abría los ojos. Parece que su suposición era correcta.

–¿¡De donde ha salido!? Vale, no me lo digas. Seguro que es algo relacionado con esa llave espada –suspiró Kotori.

–Así es. Aquí está la información que puedo darte. Espera que eche un vistazo primero.

Sin perder un segundo, abrió el libro.

En una de las páginas había un dibujo de un sombra, junto con una descripción.

Un sincorazón purasangre que circula por el suelo como una sombra, completamente inmune a los ataques.

La página siguiente, mostró el dibujo de un ópera amarilla, junto con su correspondiente descripción.

Estos pequeños sincorazón voladores atacan con cabezazos y hechizo Electro que no pueden cortarse con ataques.

El resto de páginas estaban en blanco. Supuso que se irían llenando conforme encontrara a otras especies de sincorazón.

Se acercó a Kotori.

–Solo están registrados aquellos con los que he peleado, pero os ayudará si nos encontramos más de estos en el futuro.

Le tendió el libro a la comandante. Esta pareció reticente al principio para tomarlo, probablemente recordando lo ocurrido con la llave espada que se desvaneció en sus manos. Pero finalmente tomó la decisión y recibió el objeto, el cual no desapareció.

Leyó lo que decían las páginas.

–Así que esto son los sincorazón –murmuró–. Bien, distribuiré esta información con la gente de Ratatoskr. Así podrán ayudarnos a elaborar estrategias para eliminar esas criaturas antes que causen daños a la población. Haremos lo mismo cuando aparezcan nuevos tipos.

Entonces a Shido se le ocurrió algo. Podría darles también esta información a los de AST, ya que al fin y al cabo eran quienes protegían a la población. Pero desechó de inmediato esa idea, ya que eso podría hacer que también cayera en las manos de DEM, algo que podría terminar provocando otro caos como el que hizo que Rinne reiniciara el tiempo.

Suspiró. Ya estaba comprobando que moverse por un mundo de fantasía, aunque conociera de antemano algunas cosas de las que iban a pasar, no era algo fácil.

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Llegó el día siguiente. Shido estaba algo cansado, ya que las explicaciones del día anterior habían durado hasta bastante tarde, por lo que no pudo dormir demasiado. Y para colmo le habían hecho firmar ni se sabe cuántos papeles. Por un momento se sintió como una persona que iba a pedir un préstamo a un banco.

Por si fuera poco, tuvo que hacer un breve receso para llevar a Rinne a su casa, antes que sus padres se preocupasen. No dejaba de sorprenderle ver como este personaje tenía familia, unos padres que le trataron como alguien familiar. Era probable que al ser amiga de la infancia del protagonista, llegara a pasar bastante tiempo en esa casa.

En lo respectivo a las espíritus, había recibido esa tarde una larga formación sobre qué eran, sus capacidades y algunos consejos generales para tratar con ellas. Por lo que recordaba de la historia, tenía una semana hasta que aquella chica volviera a aparecer, así que tenía tiempo de prepararse. Kotori le había dicho que le entrenarían para tratar con las espíritus. Y en cuanto a los sincorazón, sería avisado si detectaban más apariciones. Era muy probable que tuviera que hacerles frente en no mucho tiempo, así que tendría la oportunidad de volverse más fuerte peleando contra ellos.

Aunque tenía mucho sueño, debía asistir a clases, ya que el instituto no se vio afectado por el terremoto espacial. En un anime, todo era ver a los personajes acudir a clases y ya está, pero él tenía que estar haciendo anotaciones y aprendiendo todo lo que decían los profesores. Por si fuera poco, estaba casi todo escrito en japonés, un idioma que ni entendía. Si no fuera por los conocimientos del protagonista de la historia, habría sido incapaz de entender nada.

Llegó el descanso para el almuerzo. Vio que Rinne se levantaba para acercarse a él, seguramente con la intención de comer juntos. Al menos le vendría bien tener a alguien con quien hablar de lo ocurrido el día interior.

Sin embargo, la situación cambió de repente.

Origami se presentó ante él, muy seria.

–Ven conmigo.

Sin decir más, tomó su mano y le arrastró fuera del aula. Él la siguió casi a rastras mientras escuchaba a algunos chicos proferir silbidos.

–¡El Rey del Harén ataca de nuevo! –anunció eufórico Tonomachi.

Shido entonces recordó donde iba a llevar esto. Ella le hizo subir hasta la planta superior del edificio, junto a la puerta que daba a la azotea, que en ese momento se encontraba cerrada.

Una vez allí, ella volvió a hablar.

–¿Por qué estabas ayer en ese lugar?

Recordó que en la historia original también hizo esta pregunta al protagonista. Pero él iba a responder de otra forma.

–Te lo dije, fui por la espíritu.

–¿Qué asunto tenías con ella? –Origami le lanzó una afilada mirada, como si fuese capaz de detectar hasta la más ligera mentira.

–No puedo decírtelo. Solo que no busco hacerle daño.

–¿Y qué hay de aquellas criaturas con las que peleaste? –insistió.

–Se llaman sincorazón. Y por ahora solo puedo decirte que son la verdadera plaga de este mundo –dijo con seriedad–. Son mucho peores que las espíritus. Si no se los elimina, atacarán a la población.

Origami pareció sopesar esas palabras. Shido recordaba el odio que tenía la chica de pelo plateado por las espíritus, así que hablarle de un peligro mucho mayor posiblemente podría hacer que recibiera su ayuda en caso de un nuevo ataque.

Pasados los segundos, ella solo suspiró. Entonces habló de nuevo.

–También… me viste.

–Con el uniforme de las AST, sí.

Ella abrió los ojos con gesto de sorpresa.

–¿Sabes quiénes somos?

–Me temo que sí. Grupo de élite que lucha contra la amenaza de las espíritus. ¿Me equivoco?

Origami solo asintió. Pero añadió algo más.

–Te agradecería… que no se lo contaras a nadie.

Vio su mirada. Había sonado más como una orden que como una súplica. Entendió que si lo revelaba a la demás gente, podría meterla en problemas.

–No lo haré –la tranquilizó Shido–. Sé que tienes tus razones para que nadie más lo sepa.

Ella pareció satisfecha con esa respuesta.

–Pero, la espíritu… –dijo él.

–Tengo que acabar con ella –Origami ahora sonó más firme y con un tono de dureza–. Y con todas las demás.

Ella se acercó para mirarle bien.

–Hace cinco años, mis padres murieron a causa del ataque de una espíritu –añadió.

Shido guardó silencio por un momento. Su expresión también adoptó un gesto de dureza.

–Lo sé.

Origami enmudeció.

–Hace cinco años, un ataque de espíritu devastó buena parte de la ciudad. Estabas escapando junto a tus padres. Y ellos quedaron atrapados en un brutal ataque cuando intentaban ponerse a salvo.

La chica pareció temblar por un momento. Shido recordaba bien esos eventos, que no se veían en detalle hasta el final de la temporada 3. Él sabía la verdad de lo que ocurrió, pero no podía contársela a Origami. Quién sabe qué repercusiones podría provocar si se lo decía ahora. Saberlo probablemente la destrozaría.

Esto le hizo recordar una de sus sagas literarias favoritas, en las que el director de un Colegio de Magia y Hechicería no pudo contarle un secreto muy trascendental al protagonista de la historia hasta bien avanzada la historia, ya que consideró que no estaba preparado para la verdad.

Pero lo importante ahora era Origami, quien a pesar de la fortaleza que mostraba a la demás gente, seguía siendo alguien vulnerable. Decidió tranquilizarla.

–Por eso te uniste a las AST. No quieres que nadie más pase por lo que tú. Es algo noble.

Le puso la mano en el hombro. Ella pareció sorprenderse, pero no la rechazó.

–Sé que estás pasando por cosas muy duras, y no quieres contárselo a nadie –le dijo con confianza–. Si necesitas hablar, estoy aquí para escucharte.

Por un momento le pareció vislumbrar lágrimas en los ojos de Origami. Pero ella entonces se recompuso y volvió a su expresión seria.

–¿Por qué peleaste con Tomonara? –preguntó.

El chico no reconoció ese nombre. Pero al recordar la batalla del día anterior, no tardó en suponer de quien se trataba. Soltó el hombro de Origami.

–¿La AST de tu unidad?

Origami asintió.

–Cometió el innoble acto de querer atacar a alguien por la espalda. No podía quedarme de brazos cruzados.

Esperaba sonar convincente con esta excusa. Sabía perfectamente que aunque aquella AST hubiera atacado, probablemente no habría dañado a la espíritu, pero Shido tenía que cumplir aquella misión opcional.

Origami siguió con seriedad.

–Está bastante furiosa. Si te vuelve a ver, no creo que sea amable contigo.

Estas palabras le hicieron sorprenderse. Gracias a esta intervención en la historia, ahora había atraído la atención de una AST con ganas de venganza, un personaje que ni conocía. Esto podría complicar el tema de salvar a las espíritus. Tendría que andarse con cuidado a partir de este momento. Por ahora, lo mejor sería mostrarse seguro de sí mismo.

–En ese caso, volveré a hacerle frente –dijo.

–No es solo ella, todo el AST irá por ti cuando sepan quién eres –advirtió ella.

–Era de esperar –Shido suspiró encogiéndose de hombros–. Si vienen por mí, los estaré esperando. Pero antes de pensar en mí, mejor que no bajéis la guardia si vuelven a atacar los sincorazón. Vendrán más, y más fuertes que los que visteis.

Origami no respondió. Solo miró al suelo por un momento, como si estuviese meditando algo.

–¿Por qué no me detuviste a mí cuando pelee con la espíritu? –preguntó.

Esto era difícil de contestar. No podía decirle que ya sabía que la pelea iba a terminar sin ninguna de las dos herida.

–No quiero enemistarme contigo –le respondió mirándola a los ojos–. Sé que apenas nos conocemos, pero siento que puedo contar con tu ayuda cuando sea necesario. Aunque no esté de acuerdo contigo en lo que respecta a las espíritus. Quiero poder mostrarte que estás equivocada, si me das la oportunidad.

No sabía si estas palabras servirían. Aunque le pareció notar un breve brillo de esperanza en esa mirada fría de los ojos azules de Origami.

–Haré lo que tengo que hacer –respondió con dureza ella dándole la espalda–. Recuerda, no le cuentes a nadie más de lo de ayer. Sería un problema.

La chica procedió a bajar las escaleras. Shido pudo notar por sus palabras que en su mente no existía otro camino que no fuera el de la venganza. Solo esperaba poder hacer algo para cambiar eso, como hizo el protagonista original en la historia.

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Origami se fue en dirección a clases. La conversación con Itsuka Shido había sido un poco extraña, y la había dejado con más preguntas que respuestas.

¿Por qué alguien que apenas conocía sabía de repente tantas cosas sobre ella? Eso la dejó extrañada. ¿Le habría preguntado a alguien? Pero si era así, era imposible que supiera sobre las AST, ya que nadie fuera del cuerpo conocía de esa información. ¿La habría espiado? Sin embargo, que se ofreciera para escucharla…

¿Y por qué quería defender a las espíritus? En condiciones normales, la sola idea de alguien poniéndose de su lado le resultaba desagradable. Pero si se trataba de Shido, por alguna razón, no lo sentía así.

Y en cuanto a las criaturas oscuras, que él había llamado "sincorazón"… ¿de verdad eran más peligrosas que las espíritus? No podía estar segura, ya que solo había visto de pasada la pelea de sus compañeras contra una de ellas. Sin embargo, si él le dijo todo aquello, probablemente era por una razón. Pero seguía preguntándose, ¿por qué él luchaba para destruirlas?

Estaba segura, le ocultaba algo. Lo mejor sería que lo observara de cerca para averiguarlo.

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Shido fue bajando las escaleras. La conversación con Origami había sido realmente tensa, ya que era difícil intuir que estaba pensando ella, al no mostrar apenas emociones.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Dhoxis.

'¿Por qué le has dicho a Origami todas esas cosas que sabes de ella? Casi parecías un acosador.'

–Sé que me he precipitado un poco, pero no he podido evitarlo. He notado el dolor en su voz, y por eso he querido que empiece a verme como alguien que la puede ayudar. Una vez perdí a alguien por no haber intervenido a tiempo, y me siento incapaz de quedarme de brazos cruzados ante esta situación.

'Entiendo tu punto de vista. A mí también me conmovió el escuchar su historia cuando la conocí, pero aun así…'

–Además, he pensado que si soy capaz de conectar así con ella, podría ayudarnos en un futuro. Es algo arriesgado, pero puede funcionar.

Dhoxis soltó un suspiro.

'Puede que tengas razón. Es verdad que ella necesita alguien que la escuche. Quién sabe, puede que tú logres lo que yo no pude. Solo ten cuidado.'

–Descuida, lo haré. Gracias por preocuparte.

De pronto, un grito procedente de una chica le hizo enmudecer. Alarmado, echó a correr a ver qué estaba pasando.

No tardó en divisar a un grupo de estudiantes, entre quienes estaba Rinne, mirando a una mujer con bata blanca que estaba tirada en el suelo.

–Shido-san, menos mal que llegas –dijo Rinne con preocupación–. Una maestra nueva se ha caído. Ayúdame a levantarla.

Este obedeció. Ya recordaba esta escena de la novela. Ambos ayudaron a incorporarse a aquella mujer.

–Me alegro de verte, Reine –le dijo Shido–. ¿Qué estás haciendo aquí?

La mujer que se incorporó, que no era otra que la oficial de análisis del Fraxinus, no tardó en responder.

–…Ahora soy profesora de física en este instituto –dijo con su tono de voz somnoliento–. También seré profesora asistente de vuestra clase.

Para mostrar la veracidad de lo que estaba diciendo, mostró una etiqueta colgada en su bata de laboratorio. Incluso se había puesto unas gafas para hacerse pasar por profesora. Pero seguía siendo cómico el que siguiera teniendo aquel osito de peluche asomando por uno de sus bolsillos.

Los demás alumnos, al ver que la nueva profesora estaba bien, no tardaron en dispersarse, dejando solos a los tres.

–…Hay algo importante de lo que tenemos que hablar, Shin. Acompáñame. Sería bueno que vinieras tú también, Rinne.

Se estaba preguntando en qué momento empezaría Reine a llamarle así. Supuso que tenía que acostumbrarse, dado que estaba seguro que por más que le insistiera, no cambiaría la forma de dirigirse a él.

Los dos empezaron a caminar, siguiendo a Reine.

–-…Los preparativos para el entrenamiento para mejorar del que Kotori habló ayer se han completado. Por eso te estaba buscando. Vamos hacia el salón de preparación de física.

Pese a que sabía la respuesta, él preguntó.

–¿En qué va a consistir mi entrenamiento?

–…Hm. Kotori me habló de esto. Shin, no te relacionaste mucho con chicas aparte de tu amiga de la infancia, ¿cierto?

Rinne soltó una risita. Shido en cambio se molestó ligeramente, ya que al igual que el protagonista de la historia, él tampoco tuvo mucha relación con chicas. Solo algún que otro intento de relación que no llegó a ser. Quien sabe, puede que este entrenamiento pudiera servirle si conseguía regresar a su mundo.

–…No pretendo hacerte sentir mal. Es bueno tener valores firmes, pero… eso no te servirá cuando te relaciones con una espíritu.

Shido por un momento pensó en Rinne, que en ese momento se veía despreocupada. Por segunda vez ese día, se preguntó cómo fue su relación con el protagonista en este mundo.

Mientras caminaban, llegaron a un punto en que se encontraron con la profesora Tamae, quien estaba en compañía de alguien. Alguien que al ver a Shido, se le iluminó la expresión.

–¡Oniii-chaaaaaaan!

Kotori corrió hacia él y atacó a su estómago. Por mucho que recordara esta parte de la historia, no le fue posible esquivarlo.

–¿Qué… qué haces aquí, Kotori? –preguntó mientras se recuperaba.

La profesora Tamae llegó junto a ellos.

–Vino a verte, Itsuka-kun –le dijo–. Íbamos a anunciarlo por megafonía.

–Oh, gracias por cuidar de ella, profesora –le dijo.

–Fue un placer, Itsuka-kun –respondió ella con una amable sonrisa, mientras se daba la vuelta para alejarse–. Tienes suerte de tener una hermanita tan linda.

Shido solo pudo poner una sonrisa amarga. Esta profesora no sabía de la otra personalidad de Kotori.

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Hola a todos. Aquí termina un nuevo episodio de esta historia. Aun no hay acción, pero llegará pronto.

Las descripciones de los sincorazón que he usado son las de Kingdom Hearts 358/2 Days.

Nos vemos en el siguiente episodio. No olvidéis seguir la historia y dejar vuestros comentarios.