Hola a todos. Aquí llega un nuevo episodio.

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Episodio 13. Cita con una espíritu (1ª parte)

Shido fue transportado al interior del Fraxinus. El chico por un momento se sobresaltó, ya que un segundo antes había estado en caída libre. Siempre le había tenido miedo a las alturas, y la experiencia vivida había sido horrible. Le tomó un momento tranquilizarse y percatarse de donde estaba.

Fue en ese momento cuando vio una notificación.

Misión opcional: Desarmado.

Sincorazón eliminados: 6/6

Misión cumplida.

Recompensas: 50 XP. Nueva llave espada.

41 EXP restantes hasta subida de nivel.

Recibidos 24 platines.

Esta información le animó. Había logrado eliminar a todos los sincorazón que le pedía la misión. No había conseguido subir de nivel, pero sí había ganado platines. Tenía que revisar qué uso tendrían.

Pero antes de pensar nada más, sintió algo abrazándole. El chico miró. Era Rinne, que no había dudado en correr hacia él.

–Tranquila, Rinne –dijo él correspondiendo al abrazo–. Estoy bien.

–Has sido bastante imprudente –le dijo con un tono de reproche Kotori, quien estaba también allí, además de Reine y Kannazuki–. Cinco segundos más y no habríamos podido traerte aquí. ¿Puede saberse en qué estabas pensando?

Shido vio la seriedad de Kotori. En estas circunstancias, no podía salirle con pretextos. Sería mejor que le contara la verdad, al menos hasta donde pudiera.

–Era necesario –explicó una vez que Rinne se hubo tranquilizado y le soltó–. Mi llave espada hay ocasiones en que me indica requisitos, los cuales si los cumplo me permiten acceder a nuevas armas y habilidades.

–¿Te refieres a algo así como las misiones secundarias de un videojuego? –dudó Kotori, cuya expresión daba a entender que lo que escuchó no le parecía creíble.

–Más o menos –afirmó Shido–. En este caso, me pedía que acabara con algunos sin usar la llave espada. Si no lo hubiera hecho, no habría podido desbloquear esto.

El chico hizo aparecer la llave espada. Se concentró, apareciendo un ? que acto seguido pulsó.

La llave espada emitió un brillo, cambiando de aspecto. Ahora era negra, con una parte de la empuñadura dorada, al igual que una equis que había en el extremo de la misma.

Objeto: Dolor pasado

+3 al ataque. +2 al maná. Aumenta la duración de los combos.

Conocía esta arma. Era la siguiente que se obtenía en Kingdom Hearts: 358/2 Days. Pese a que no daba ninguna mejora en ataque o maná, sí permitía que los combos fueran más extensos, lo cual podría venirle bien.

Los demás presentes quedaron impresionados al ver como la llave espada se había transformado. Shido no podía culparles, ya que cuando él lo vio por primera vez también se sorprendió.

–Así que era en serio –dijo Kotori mientras se acercaba para mirar el arma, aunque esta vez sin tocarla.

–Nn, la transformación es similar a la de los ángeles de las espíritus –observó Reine–. ¿Es poder espiritual?

–En absoluto. Es algo independiente –Shido desvió la mirada. No quería darle demasiada información a la oficial de análisis–. A propósito de espíritus. ¿Qué ha sido de Tohka?

–Tras una breve lucha contra Origami, volvió a desvanecerse, tal como ocurrió el día en que la conociste –explicó Kotori.

Realmente ya lo sabía. Pero necesitaba desviar la conversación fingiendo ignorancia.

–Ahora lo que importa es saber cuándo volverá a aparecer en nuestro mundo –dijo la comandante con cierta preocupación–. Tal vez tengamos que volver a esperar diez días.

–No será necesario –informó Shido–. Sé exactamente cuándo volveremos a encontrarnos.

Todos los presentes (salvo Rinne) le miraron con gestos de sorpresa. Parecía que nuevamente tendría que hacer uso de sus "sueños premonitorios".

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Aquella noche, Shido acompañaba de nuevo a Rinne a su casa, a petición de Kotori. La chica había estado silenciosa durante el camino. Y Shido tampoco estaba seguro de qué decir.

–Eeeeeh… siento si he hecho que te preocuparas una vez más –titubeó el chico.

–Descuida. Sé por qué lo hiciste –dijo Rinne con algo de incomodidad–. Tenías que cumplir aquella misión.

–Pero no dejo de sentirme mal. Sigo exponiéndome a situaciones peligrosas cuando te prometí que tendría más cuidado –se lamentó Shido–. Mientras sea portador de la llave espada, estaré obligado a pelear contra los sincorazón, y al mismo tiempo lidiar con las AST que me quieren encerrar. Eso si Tomonara no me extermina primero.

–Siento haberte metido en esto, Shido-san… –se entristeció Rinne–. Sacarte de tu mundo y obligarte a pelear solo porque nadie más puede emplear ese arma… no es justo. Y me siento peor sabiendo que solo es el principio, y que habrá peleas mucho más serias en el futuro.

Shido comprendió como se sentía la pelirrosa. Se sentía culpable por exponerle a situaciones muy peligrosas de las que era posible que pudiera no escapar con vida.

Tenía que ayudarla. No solo por el riesgo de que perdiera el control de sus poderes y provocara una catástrofe, sino también porque era lo que había que hacer por quien lo estaba pasando mal.

–No te eches la culpa –la tranquilizó poniéndole la mano en el hombro–. Fui yo quien accedió a esto. Conozco los riesgos. Sé que la situación se pondrá peor, y voy a hacer cuanto esté en mi mano para solucionar esto. Pero no puedo hacerlo yo solo.

Ella le miró. Pareció tranquilizarse un poco. Una notificación apareció.

Espíritu: Ruler (Sonogami Rinne)

Afinidad: 15 puntos

–Necesito tu ayuda, Rinne –le dijo con seriedad–. No te pediré que me permitas sellar tus poderes, pero sí necesito una mano amiga.

–¿Quieres que te ayude? –preguntó ella sorprendida–. Pero tal vez Kotori no me permita volver a intervenir hasta que selles mis poderes. Y si el AST me detecta, solo te complicaré las cosas.

–Hablaré luego con Kotori. Correremos el riesgo –declaró Shido–. No olvides que no solo Tohka, el resto de espíritus necesitarán nuestra ayuda antes o después.

Rinne pareció entender. La preocupación que exhibía se relajó un poco, mientras exhibió una tímida sonrisa.

–¿Y con qué necesitas que te ayude?

–Verás. Tengo un plan para mañana –le explicó–. Esto es lo que necesitaré que hagas.

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Llegó el día siguiente. Shido estaba ante el edificio de la escuela. En esta ocasión, aparte de su uniforme escolar, llevaba una gabardina puesta que le cubría hasta las rodillas.

Nuevamente tenía aspecto de no haber dormido mucho. La noche anterior, tras haber dejado a Rinne en su casa, tuvo que regresar al Fraxinus, donde hubo una reunión en la que revisaron todos los detalles de la conversación con la espíritu, así como planear los detalles para lo que iba a acontecer al día siguiente. Le costó trabajo convencer a Kotori, quien le miró como si lo que le hubiera propuesto fuese una locura, pero al fin pareció acceder a sus peticiones.

Tal como recordaba, el instituto estaba cerrado, ya que no habían tenido tiempo de reconstruirlo después de lo ocurrido el día anterior. Incluso con la tecnología de aquel mundo, hacer una obra de ingeniería así en tan poco tiempo era totalmente imposible. Recordaba que el protagonista original había acudido a aquel lugar creyendo que habría clase. Pero esa no era la razón por la que él estaba allí en aquel momento.

–Shido.

El chico levantó la cabeza. En lo alto de un montón de escombros estaba la espíritu mirándole.

–Hola, Tohka. Me alegro de volver a verte –dijo con una sonrisa.

Sabía que iba a estar en aquel lugar, por lo que recordaba del anime. Había aparecido sin provocar un terremoto espacial, por lo que tenía la ventaja de que el AST no la habría detectado.

La espíritu bajó del montón de escombros de un grácil salto y se acercó a él.

–Te estaba esperando –le dijo ella, con algo de impaciencia–. Tú me invitaste, así que quiero que vayamos a esa cita ya. Cita, cita, cita, cita.

Y tal y como recordaba de la novela, había algunas mujeres en la cercanía que sonreían. Debían pensar que la juventud era algo maravilloso. Y a Shido le hacía gracia que lo pronunciara de esa manera.

Vio que Tohka pareció mirar con hostilidad al público que les miraba, por lo que intervino antes de que pensara que eran enemigos.

–Relájate. No buscan acabar contigo –le aseguró.

Tohka pareció dudar. Pero relajó el gesto. Parecía que confiaba en él por el momento.

Como recordaba de la novela, como si una fuerza exterior la impulsara, ella desaparecía en una especie de espacio vacío, en el que permanecía en un estado similar al sueño hasta que volvía a producirse un terremoto espacial y regresaba, siempre algo aleatorio. Sin embargo, en esta ocasión había aparecido por voluntad propia, por lo que era de deducirse que la expectativa de tener una cita le había hecho desear aparecer allí.

No le preguntó sobre esto, ya que recordaba que no le gustaba hablar sobre ese tema.

–¿Vamos a ir de una vez a esa cita? –preguntó ella con impaciencia.

–Esto… claro que sí. Pero tendremos que buscarte otra ropa –objetó.

La verdad era que con aquel atuendo, no pasaría inadvertida para los viandantes, que probablemente creerían que era alguien haciendo cosplay.

–¿Qué tienes en contra de mi vestido astral? –refunfuñó la espíritu–. Es mi armadura y mi territorio. No voy a permitir que me insultes.

–No es eso, al contrario –le tranquilizó–. Realmente te ves preciosa así vestida. Pero si te ven las AST, podríamos tener problemas.

El elogio de Shido provocó un ligero sonrojo en la cara de Tohka. No tardó en aparecer una notificación.

Espíritu: Princess (Tohka)

Afinidad: 72 puntos

Pese al cumplido, ella se molestó.

–¿No estarás insinuando que me desnude aquí? –preguntó frunciendo el ceño.

–Por supuesto que no. Lo único que necesitas es transformar tu vestido astral en ropa normal –le aseguró.

Esto pareció sorprender a la espíritu, que no esperaba que conociera ese dato.

–¿Cómo sabes…?

–Es una historia para otro momento –atajó él–. Lo importante es que debemos buscarte otra indumentaria.

–¿Qué tipo de ropa debería llevar? –dudó Tohka.

Shido recordaba que en el anime, el protagonista le mostró una foto firmada de Origami con su uniforme de instituto que sirvió para que adoptara el aspecto de su ropa. Pero él no disponía de tal foto.

Miró a su alrededor. Tal como recordaba de la novela, había otra estudiante despistada que también había acudido al lugar creyendo que había clase.

–Tohka –le dijo poniéndole la mano en el hombro y señalando a la chica–. ¿Ves a esa estudiante? Necesito que memorices mentalmente el tipo de ropa que lleva puesta. Debes transformar tu vestido para que tenga ese aspecto.

–¿No puedo solo aturdirla y quitarle la ropa? –preguntó como si fuera lo más normal del mundo–. Sería más rápido y menos complicado.

–¡Por supuesto que no! –exclamó alarmado Shido–. Si lo haces, estaríamos en más problemas.

Tohka suspiró, pero a pesar de todo le hizo caso. Observó durante unos segundos a aquella estudiante. Poco después se dirigió a Shido.

–Lo he memorizado. ¿Me cambio ya? –preguntó.

–Espera. Primero tenemos que buscar un sitio para que te cambies.

Sería mejor que se transformara donde no la viera nadie. Donde estaban había demasiados testigos que empezarían a hacerse preguntas si veían a una chica transformándose al estilo de Sailor Moon.

Ambos caminaron hasta un callejón aislado cerca del instituto. Shido le indicó que ahí podía cambiarse, mientras que él se dio la vuelta para respetar su intimidad.

Mientras tanto, el chico reflexionó. Iba a salir en una cita con una chica. Sería su primera cita. Esto hizo que se pusiera algo nervioso.

Ya era la hora de superar las cicatrices que le dejó Audrey en su mundo. Esta vez iba a ser una cita de verdad. Se preguntaba qué diría su amigo Malcolm si le contara que iba a salir con una chica como Tohka.

–Ya estoy, Shido –dijo una voz a sus espaldas.

Se volvió. Ante él tenía a Tohka, pero ya no llevaba su vestido astral. Su vestimenta ahora era el uniforme de chicas del instituto, que lucía como si estuviera hecho a medida.

–¿Está bien así?

Shido enmudeció por un momento. Aun con el uniforme del instituto, Tohka se veía realmente hermosa. Estaba seguro de que a pesar de todo, seguiría atrayendo miradas. Pero no le importaba.

–Sí. Estás perfecta –dijo sonriéndole.

Tohka le devolvió la sonrisa. Se veía feliz.

–¡Vamos a esa cita! –exclamó la espíritu con entusiasmo.

Ambos se pusieron en camino. La cita con una espíritu acababa de comenzar.

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En los cuarteles del AST, la capitana Ryuoko estaba en su despacho, revisando papeles. Tenía ante sí los informes que había presentado a los mandos superiores sobre todo lo acontecido el día anterior.

Tras haber comunicado la existencia de un nuevo tipo de amenaza, aparte de las espíritus, los mandos comenzaron a interesarse. Las reuniones a las que tuvo que asistir para explicar su experiencia peleando con aquellas criaturas fueron interminables. Aun bostezaba a ratos debido a la falta de sueño. Por si fuera poco, también había recibido la orden de a ser posible capturar con vida a alguna de aquellas criaturas. Otro quebradero de cabeza, el encontrar una forma de aprisionarlos.

Estaba claro que, a diferencia de las espíritus, sí parecían afectarles las armas que empleaban las integrantes del AST. Pero a diferencia de ellas, no se veían como criaturas racionales. Más bien parecían actuar por instinto, y solo las atacaban a ellas. Bueno, a ellas y a aquel chico misterioso que nuevamente había desaparecido en extrañas circunstancias. Al menos en esta ocasión sí consiguió ver su cara, aunque fuera por décimas de segundo.

Ryouko no dejó de preguntarse por la identidad de este chico. ¿Quién era? ¿Por qué peleaba contra aquellas criaturas? ¿Y qué relación tenía con las espíritus? Demasiadas preguntas para las que no tenía respuesta rondaron por su mente.

Suspiró. Por el momento no podía hacer nada en ese tema. Pero sí había algo más que requería su atención inmediata.

Se levantó de su silla y salió del despacho.

Por el camino, el resto del personal de la base con quienes se encontraba la saludaban haciendo el saludo militar. Como se esperaría de la autoridad de la capitana.

Llegó a su destino. Una habitación con celdas. Se detuvo a mirar a la persona que estaba en una de ellas, sentada en un banco de madera.

–Capitana –se levantó haciendo también el saludo militar.

–Tomonara –dijo Ryouko endureciendo el gesto–. Tenemos que hablar.

Por toda respuesta, la soldado resopló. Acto seguido volvió a sentarse en el banco. Ryuoko prosiguió.

–¿Por qué actuaste de esa manera en la misión de ayer? –preguntó la capitana con seriedad–. Te di la orden de regresar. Y en lugar de eso, atacaste a un civil.

–Y volvería a hacerlo –gruñó Tomonara apartando la mirada.

–¿Eres consciente de que tus compañeras y yo estuvimos bajo el ataque de unas criaturas peligrosas? –le reprochó–. Y en lugar de ayudarnos a asegurar la zona, te lanzaste por tu cuenta a atacar a alguien que dices que te derrotó en una misión anterior.

–¿Y qué importa que desobedeciera? –replicó Tomonara volviendo a mirar a su capitana–. Que recuerde, la sargento primero Origami también desobedeció y se fue por su cuenta a atacar a la espíritu.

–Origami fue demasiado imprudente –respondió la capitana con un suspiro–. Ya he tenido una charla con ella y recibirá la correspondiente amonestación. Pero ella no puso en peligro a un civil, como fue tu caso. Te enfrentas a una sanción muy seria, Tomonara.

Las palabras de Ryouko no parecieron tranquilizar a la soldado.

–Hice lo que tenía que hacer –dijo enfadada–. Y pese a todo, otra vez se me escapó. No voy a parar hasta eliminarle.

La capitana suspiró. Como si no tuviera bastante con una soldado obsesionada con la venganza.

–Como le dije a Origami, si sigues así acabarás mal –dijo dándole la espalda–. Mañana tendrás una vista disciplinaria, así que mejor que reflexiones sobre tu conducta.

Ryouko vio que Tomonara apretaba los puños, furiosa. Pensó que lo mejor sería dejarla sola. Se dio la vuelta y se dispuso a abandonar la zona de las celdas de castigo. Esperaba que para el día siguiente se le bajaran los humos a la soldado.

Lo que la capitana no vio fue a la soldado emitiendo por momentos lo que parecía un aura de oscuridad.

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Shido y Tohka fueron por la ciudad, hasta llegar a una calle llena de tiendas. La espíritu estaba impresionada de ver a tanta gente reunida.

–¿Qué… qué hace tanta gente aquí? –preguntó alarmada–. ¿¡Se están preparando para una guerra sin cuartel!?

–Nada de eso –la tranquilizó el chico volviendo a poner la mano sobre su hombro. No quería que se pusiera a atacar a la gente–. Ninguna de las personas que estás viendo tiene intenciones de atentar contra tu vida.

–¿Hablas en serio? –Tohka le miró dudosa.

–Confía en mí –le aseguró sonriéndole–. Si alguien intenta atacarte, se las verá conmigo.

Tohka pareció sonreír. Realmente lo que quería era ser una persona más. No ser tratada como una amenaza.

De pronto, Tohka movió su nariz, como si estuviera olfateando algo.

–Oye, Shido… ¿qué es este olor?

El chico olfateó también, y sonrió.

–Es por esta panadería –dijo señalándole un negocio cercano.

Ambos miraron. Ante ellos tenían una panadería de barrio, en cuyo escaparate se exhibían varios panes recién hechos. La espíritu miró mientras de le hacía la boca agua y su estómago rugía. Shido sonrió aun más ante esto.

–¿Te gustaría entrar? –le preguntó.

–Si tú no quieres… –le dijo dubitativa.

–Ven –dijo tomándole por la mano, cosa que sorprendió a Tohka–. Entremos.

Llegó el momento de tratar de aplacar el hambre de un pozo sin fondo. Sin duda iba a ser una cita interesante.

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Origami estaba escondida entre las sombras de las paredes.

De su batalla contra la espíritu del día anterior había escapado con algunas heridas de poca consideración, producto de su decisión precipitada de desobedecer las órdenes de la capitana, cosa que terminó con ella siendo evacuada en helicóptero, mientras recibía la oportuna reprimenda.

Había pasado la noche en observación, y recibió el alta a primera hora de la misma mañana, no sin antes advertirle que recibiría la correspondiente amonestación disciplinaria. Pero aquello poco le importó.

Supo por la capitana que su compañera Tomonara había tratado de eliminar a Shido, y eso la enfureció. Lo malo era que al haber terminado en aquellas condiciones tras el combate, no pudo encararla. Pero Ryouko le hizo saber que había quedado castigada en una celda de aislamiento, y que tendría que enfrentarse a una amonestación peor que la suya. En cuanto al chico, le explicó que desapareció de repente, transportado por un rayo de luz.

Sin más respuestas, y ya en mejores condiciones, aquella mañana había ido al instituto, solo para encontrarse que estaba cerrado por todo lo que ocurrió la tarde anterior.

Se propuso volver a casa, cuando en su camino se encontró a Shido. Pero no estaba solo. Iba en compañía de una chica.

Era una chica que llevaba también el uniforme del instituto. Reconocía de memoria los rostros de casi todos los estudiantes, pero esta cara no la había visto entre ellos.

Como si fuera la novia de Shido, los siguió a una distancia prudencial sin ser vista.

Pero había algo que la preocupaba. Una situación extremadamente seria.

Tal vez no la hubiera visto nunca como estudiante, pero sin lugar a dudas Origami había reconocido esa cara.

–…Espíritu.

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Hola de nuevo. Aquí termina la siguiente parte.

No olvidéis dejar vuestros likes y comentarios. Nos vemos en el siguiente episodio.