Hola a todos. Después de un tiempo, aquí llega el siguiente episodio.
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Episodio 14. Cita con una espíritu (2ª parte)
Origami la había reconocido. Era la espíritu Princess. Estaba completamente segura.
Pero, ¿qué hacía caminando junto a Shido como si fuera una chica normal? ¿Y por qué llevaba el uniforme del instituto? Estas preguntas la tuvieron pensativa.
Si no la estuviera viendo con sus propios ojos, esta situación le habría parecido imposible. Y lo que le extrañó aun más fue que no hubiera recibido una alerta del AST.
Extrañada, revisó su teléfono. Pero como imaginaba, no había mensajes, lo cual la tuvo más extrañada.
Esto también podría tener otra interpretación. Tal vez aquella chica fuese una alumna nueva del instituto que había conocido a Shido y por eso estaban juntos. Y el que se pareciera a la espíritu podría deberse a la mera casualidad.
Pero algo en la mente Origami hizo que no aceptara esa explicación. No. Definitivamente era la espíritu. La había visto bien de cerca como para distinguirla de una chica normal.
Rápidamente, pulsó algunos botones de su teléfono, marcando un número.
–…AST, Sargento Primero Tobiichi. A-0613. Necesito una máquina de observación.
Estaba decidida a descifrar este misterio. Y usaría todos los medios a su alcance para lograrlo.
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Kotori exhaló un suspiro.
–…Nn, te veo algo tensa.
La comandante miró. Se encontraban en un restaurante elegante. Tanto Reine como ella se encontraban vestidas de camareras. Y por el resto del establecimiento estaban repartidos los demás miembros de la tripulación del Fraxinus.
–¿Piensas que esto no va a salir bien? –le preguntó la oficial de análisis.
–No se trata de eso –dijo Kotori suspirando de nuevo–. Es solo que toda esta situación se me está haciendo cada vez más extraña.
–…¿A qué te refieres?
–Estoy preocupada por la forma de actuar de Shido con todo esto. No es propio de él.
–…¿No ha sido siempre así?
–Para nada –negó Kotori–. Supongo que no lo sabes, pero él es adoptado. No sé mucho al respecto, solo que fue abandonado por su madre biológica y adoptado por mis padres. Durante cerca de un año, estuvo muy depresivo por esto. Parecía que no quería seguir existiendo.
Esto hizo que Reine moviera ligeramente hacia arriba sus cejas.
–Lo sé, es algo que no dejaría indiferente a nadie –dijo Kotori con pesadumbre–. Tardó bastante en salir de esa situación. Creo que fue tras conocer a Rinne que empezó a mejorar. El caso es que desde aquel momento empezó a ser sensible hacia la desesperación de las personas.
–…¿Desesperación?
–Por lo que vivió, se hizo más empático con la gente que lo pasaba mal. Ya le has visto actuar con la espíritu. Fue a ayudarla sin pensárselo dos veces. Haría lo mismo por cualquier otra persona que viera en esa situación.
–…Entiendo. Pero aún no me has dicho qué te preocupa sobre él.
Kotori apartó la vista.
–Desde que comenzó a hablarme de sus sueños premonitorios, ha estado actuando muy extraño. Es más calculador que antes. Ya has visto las instrucciones precisas que nos ha dado para el día de hoy.
–…Lo sé. Ha sido muy específico sobre lo que debíamos y no debíamos hacer. Por suerte no fue difícil negociar con los dueños de este establecimiento. Y todo lo demás que hemos preparado. Pero es raro que con su perfil se vea como alguien experto en temas sentimentales.
–A eso me refiero –dijo Kotori–. Nunca antes dio consejos en esa materia a la gente, ni fue tan proactivo como con este asunto de las espíritus. Y la forma en que Rinne se dirige a él… no le llama "Shido-san" desde que éramos pequeños. No sé, tal vez sean imaginaciones mías, pero a veces tengo la impresión de que es a la vez Shido y otra persona. Y eso es lo que me tiene inquieta.
Kotori se mantuvo pensativa, mientras veía que Reine no varió su gesto.
–¿Crees que tiene que ver con sus poderes? –le preguntó mirándola fijamente.
–Podría ser –dijo–. Creo que le haré un escáner cerebral cuando regresemos al Fraxinus. Tengo que averiguar qué es lo que le ocurre.
La comandante lo tuvo claro. Había algo raro en Shido. Y decidió que tenía que averiguar de qué se trataba a como diera lugar.
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Un grupo de tres chicas salió de una tienda de conveniencia de aquella calle. Las tres llevaban el uniforme del instituto Raizen.
La primera era alta con los ojos amarillos y el pelo rubio, el cual llevaba recogido en una coleta. Llevaba la chaqueta abierta y el botón superior de la camisa desabrochado.
La segunda era un poco más baja, de ojos marrones y el pelo castaño, el cual llevaba suelto y le llegaba hasta el cuello.
La tercera era aun más baja, con los ojos negros, en los cuales llevaba unas gafas ovaladas, y el pelo negro, que llevaba suelto y le llegaba más abajo del cuello.
Las tres tenían una botella de agua en la mano, y se hallaban mirando de lejos a Shido y su acompañante.
–¿Es ese Itsuka-kun? –preguntó la rubia–. ¿Qué hace saliendo con una chica?
–¿Está engañando a Tonomachi-kun? –preguntó preocupada la castaña.
–Asqueroso –dijo la morena.
Las tres eran Yamabuki Ai, Hazakura Mai y Fujibakama Mii respectivamente. Tres estudiantes del instituto Raizen, compañeras de clase de Shido. Normalmente solían ir juntas, ya que eran muy buenas amigas.
Como otros tantos estudiantes, fueron hacia el instituto creyendo que habría clase, pero al estar cerrado por la destrucción del terremoto espacial, decidieron dar una vuelta por la ciudad.
Habían escuchado sobre cierta encuesta en el instituto en la que ponía a Shido y Tonomachi como pareja, y se lo creyeron. Conociendo las personalidades raritas de ambos, no lo vieron extraño. Por eso al ver aquella escena no quedaron indiferentes.
–No me suena la cara, ¿quién será? –se preguntó Ai.
–Tal vez sea una alumna nueva –dijo Mai–. Pobre Tonomachi-kun. Cuando se entere de esto se va a deprimir.
–Asqueroso –dijo Mii.
Las tres decidieron no prestarle más atención, ya que no les iban mucho los cotilleos. Les dio algo de curiosidad esa alumna nueva. Pero estaban seguras de que en cuanto volviesen al instituto, sabrían de quien se trataba.
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Shido iba junto a Tohka, quien se veía feliz. El chico no dejaba de recordar con una sonrisa la cara que había puesto la chica cuando entraron en la panadería y ella vio los panes de soja.
Tohka se había puesto a babear cuando Shido le acercó los panes, y el lazo de su pelo se movió como si tuviera vida propia. Verdaderamente era igual que en la serie.
La dependienta de la panadería vio la escena con una cara simpática, también creyendo que ellos dos eran pareja. No podía culparla, ya que esa era la impresión que daban a todo aquel con quien se cruzaban.
En cualquier caso, el chico no se sorprendió en cuando apareció una notificación en el momento en que Tohka le dio el primer mordisco a uno de los panes.
Misión obligatoria: Pozo sin fondo.
Te encuentras en una cita con alguien que no para de comer. Satisface su apetito haciendo que su hambre quede saciada.
Recompensa de la misión: 50 XP. Nueva habilidad. 10 puntos de afinidad con espíritu.
Esto no le pilló de nuevas. Sabía perfectamente que Tohka comía muchísimo, como otros personajes de mangas y animes que conocía (Son Goku, Monkey D. Luffy, Yukito…). Siempre se preguntó como era posible que estos personajes comieran tanto y no perdieran la forma.
Afortunadamente sabía lo que tenía que hacer para cumplir esa misión.
Hizo que llegaran hasta un enorme edificio que era un restaurante de lujo, con el nombre de Yamazaki.
–¿Qué es este lugar, Shido? –preguntó Tohka con curiosidad.
–Es donde continuaremos la cita –respondió el chico con una sonrisa–. ¿Qué te parece si entras primero y le pides a la camarera de pelo grisáceo que te acomode en una buena mesa?
La chica pareció alegrarse, pero se detuvo.
–¿No entrarás conmigo? –preguntó con algo de desconfianza.
–Claro que sí, pero hay algo que debo hacer antes –le respondió.
Tohka dudó por un momento, pero terminó haciendo caso a Shido y entrando en el local.
El chico se quedó un momento a solas, ya que sabía lo que iba a venir a continuación.
–¡Hombre, si es Itsuka! –dijo una voz.
Shido se volvió. Tonomachi estaba ante él saludándole. También llevaba el uniforme escolar. Parecía que todo el mundo había creído en vano que habría clase.
–¿Qué está pasando aquí? –le dijo mientras le ponía un brazo por encima del cuello–. ¿El Rey del Harén está saliendo ahora con otra chica encantadora? ¿Y no se lo ha contado a su buen amigo Tonomachi, el rey de los chismes en el instituto? Estoy verde de envidia.
–Digamos que ella es nueva en esta ciudad, y me pidió mantenerlo en secreto por ahora –respondió este mientras quitaba el brazo de su "amigo" de su cuello–. Quiere ser discreta.
–Ya veo –dijo sonriente el moreno sonriendo–. Y la has traído a un restaurante caro. Se ve que es una chica con grandes necesidades. Aunque claro, mi novia también tiene gustos caros.
Shido ya sabía sobre esa "novia" de Tonomachi. El moreno sacó de su bolsillo su teléfono, y le mostró una aplicación de simulador de citas, donde en la pantalla salía una chica que por alguna razón era muy parecida a Kotori, la cual estaba junto a varios artículos de una tienda. Estaba claro que este había pagado dinero real por ellos.
–Bien, Tonomachi, me alegro de verte, y me encantaría darte un largo sermón acerca de lo perjudicial de gastar dinero real en novias virtuales, pero me están esperando dentro.
Tonomachi solo hizo una reverencia.
–No soy digno de hacer perder el tiempo al Rey del Harén –dijo Tonomachi haciendo una exagerada reverencia–. Nos veremos en el instituto. ¡Que tengas un magnífico día!
El moreno se marchó de allí agitando la mano alegremente. Shido suspiró, pues se había percatado que los eventos de aquel mundo eran una mezcla de lo ocurrido en el anime y en la novela ligera, por lo que iba a serle un poco confuso seguir con la trama.
Pero decidió dejar esas preocupaciones para otro momento. Ahora había una princesa esperándole para comer.
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Origami se hallaba agachada cerca del pilar de un puente. En sus manos tenía una tablet que le mostraba la actividad de espíritu en la zona. Sin embargo, no detectaba nada. Y por si fuera poco, a ratos había interferencias que le dificultaban la comunicación con el cuartel.
–Origami, ¿puedes oírme? –dijo la voz de la capitana Ryouko desde la tablet–. He conseguido luz verde para intervenir. Punto de encuentro 101.
–Entendido –dijo ella.
Se puso en pie. No perdería de vista a la pareja. Con un poco de suerte, conseguiría eliminar a la espíritu Princess de una vez para siempre.
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Shido entró al restaurante. Al hacerlo fue recibido por un ambiente que solo era posible definir como lujoso.
El suelo del establecimiento era una moqueta roja, y las paredes eran de un tono ocre. Las mesas estaban cubiertas por unos caros manteles blancos, y en el techo colgaban lámparas de cristal.
Aquel ambiente no hacía juego con la indumentaria de Shido, pero no le importó, ya que así debían desarrollarse los acontecimientos.
Echó un vistazo por el lugar. Tal como estaba previsto, allí estaban reunidos los miembros del Fraxinus, como si fueran clientes normales. Pudo distinguir perfectamente en un espacio parcialmente oculto por plantas a Kawagoe, Mikimoto y Nakatsugawa, quienes estaban sentados juntos en una mesa, y a Shiizaki, quien se encontraba en una mesa cercana, sentada sola. Minowa estaba tras la barra, como si fuera la camarera, secando vasos. Todos estaban en sus puestos, echando miradas de reojo hacia donde estaba él.
Al momento Shido fue recibido por Reine, quien estaba vestida de camarera con un menú en la mano. Se había vuelto a poner unas gafas rectangulares.
–Bienvenido –dijo con una voz perezosa.
–Reine –dijo él con seriedad–. Veo que está todo preparado.
–Estabas en lo cierto. La Princesa evitó los radares y regresó a este mundo –dijo al tiempo que señalaba un lugar–. Está allí sentada.
Shido miró. Efectivamente, allí estaba Tohka sentada en una mesa, mirando en su dirección.
–¡Date prisa, Shido! –gritó saludándole con la mano–. ¡Por aquí!
El chico sonrió. Ella se veía feliz.
–¿Os habéis ocupado de despistar al AST?
–En efecto –dijo Reine–. Hemos activado nuestros sistemas para provocarles interferencias en sus dispositivos de comunicación. Pero no sé durante cuanto tiempo funcionará.
–Esperemos que lo suficiente hasta que selle sus poderes –dijo Shido mientras se ponía en marcha.
No tardó en sentarse frente a ella en la mesa, sobre la cual había un jarrón amarillo con flores azules.
Shido estaba nervioso. Todo aquel ambiente era casi como la imagen mental que el chico tenía sobre lo que era una cita (salvo por el tema de toda la tripulación del Fraxinus observándolos). Esperaba no hacer el ridículo.
–¿Ya habéis decidido lo que vais a pedir? –preguntó una voz.
Shido no se sorprendió de ver a Kotori presentarse ante ellos. Ella también iba vestida de camarera, con una bandeja metálica en la mano. Al chico le hizo gracia verla así vestida.
Tohka en cambio estaba mirando el menú.
–Todo esto se ve bien –dijo mientras miraba de un lado a otro–. ¿Cuál de todos estos es una cita?
Por suerte en el menú venían fotografías de los platos, ya que Shido no estaba realmente seguro de si Tohka sabría leer el japonés, aunque creía que no sería así.
–Si no puede decidirse, ¿le gustaría probar nuestro Devastador Especial? –preguntó con toda tranquilidad una sonriente Kotori.
La espíritu la miró dudosa.
–Sí, eso pediremos. Y para mí unos espaguetis a la boloñesa con berenjenas y atún y una botella de agua –dijo Shido.
Kotori asintió, y acto seguido se retiró. Ya que tenía la oportunidad, quería probar como era la comida que servían en aquel restaurante, ya que en su mundo apenas en un par de ocasiones especiales había ido a un local así con su familia.
No pasó mucho tiempo hasta que la pelirrosa regresó llevando consigo una enorme bandeja llena de comida de todo tipo.
Entonces vio como Tohka empezaba a comer con ganas.
–¡Está buenísimo! –dijo tras ingerir unos espaguetis.
Shido no dejaba de mirarla impresionado. Era sorprendente ver como toda aquella comida iba desapareciendo del plato en cuestión de segundos.
Fue entonces que vio una notificación.
Afinidad: 76 puntos.
Él procedió a comer con calma. Entonces se fijó en Kotori, que seguía plantada de pie junto a ellos.
–Tenías razón, iba a aparecer sin causar un terremoto espacial –dijo la chica, en un tono de voz en que no pudiera oírla la espíritu–. Hasta ayer lo habría creído una completa locura.
–No te preocupes, a mí también me habría parecido imposible –le dijo él con gesto comprensivo–. Gracias por haberlo preparado todo tan rápido.
–Ya sabes que no hay nada que no podamos lograr –dijo Kotori exhibiendo una sonrisa.
–Sí, estáis a la altura de vuestra reputación. ¿Está preparada la segunda parte de la cita?
–Por supuesto –Kotori le guiñó el ojo–. Pero a partir de ahora las cosas se van a poner serias. Cuando hayáis acabado aquí, id al sur de la estación.
Shido asintió. Por ahora todo se estaba desarrollando igual que en el anime. Esperaba que siguiera así.
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Una vez terminaron de comer, ambos salieron del restaurante, y fueron a su siguiente objetivo dando un paseo. Tohka seguía maravillada de ver el paisaje de aquella ciudad. Se detuvo impresionada al ver a las carpas que nadaban en un rio que pasaba bajo el puente en que se encontraban cruzando.
Shido la comprendía perfectamente. En su mundo, él se sentía igual cada vez que hacía un viaje con su familia hacia algún lugar nuevo. No pudo evitar verse a sí mismo en la actitud de la chica.
Miró al otro lado del puente. Tal como había previsto, los de Ratatoskr habían montado a toda prisa unos puestos a ambos lados de la calle, dando el aspecto de un festival callejero.
Según el anime y la novela ligera, esa era la siguiente parada. Bien, había llegado el momento de hacer una jugada arriesgada.
–Vamos, Tohka –dijo tomando la mano de la chica–. Tenemos que continuar nuestra cita.
La espíritu se sorprendió por la acción del chico.
–¿Por qué tomas mi mano? –le preguntó.
–¿No… no te gusta?
–No es eso –respondió Tohka–. Solo me ha pillado por sorpresa. No se siente mal.
–¿Te gustaría que fuésemos a aquel lugar? –dijo señalando los puestos del "festival" –. Seguro que te gustarán.
Ella pareció animarse.
–¡Claro, vamos allá! –gritó corriendo mientras le llevaba tomado de la mano.
Shido se sentía genial. Era la primera vez en su vida que tomaba la mano de una chica, y aunque había tenido sus dudas, al final la jugada salió bien.
Tohka se divirtió bastante. Por todas partes salían personas que le ofrecían comida, cosa que contentó mucho a la espíritu. Shido no dejaba de sorprenderse de todo lo que esta chica podía comer, pese a haber devorado aquel plato en el restaurante.
Por lo demás todo quedó bien montado. Algunos de los miembros del Fraxinus estaban entre aquella gente. Por suerte Shido llegó a insistirles en que por nada del mundo se les ocurriera poner una rifa con unas entradas para el "Dreampark" como primer premio. Todos lo aceptaron excepto Kawagoe, Mikimoto y Shiizaki, que se vieron decepcionados.
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Cuanto más miraba Shido, más nostalgia le venía de su antigua vida. Habían transcurrido casi dos semanas desde que despertó en aquel mundo, y pese a que al principio no se lo había tomado mal, se dio cuenta de que poco a poco iba echando de menos a su familia y sus amigos.
Recordaba que la historia del anime era larga, por lo que podría esperar tener que pasar allí mucho tiempo. A menos que fuese capaz de encontrar la cerradura de aquel mundo, pero los experimentos que hizo hasta aquel momento fueron infructuosos, ya que no se encontraba en su casa, ni en el instituto Raizen o en alguna de las calles cercanas a esos lugares. ¿Dónde podría encontrarse? ¿En la sede del AST? ¿O tal vez en la del DEM? Solo de pensar en esta última posibilidad, se estremeció.
–Shido… –dijo una voz.
El chico miró. Tohka le estaba mirando con gesto preocupado.
–¿No te estás divirtiendo?
Shido se percató. Tan perdido estaba en sus cavilaciones que no prestó atención a Tohka. Sonrió para tranquilizarla.
–No es eso, Tohka, tranquila –dijo acariciándole la cabeza–. Es solo que echo de menos a gente importante para mí.
Decidió ser sincero con ella. Y dio esta respuesta ligeramente ambigua, no fuera ser que Kotori le estuviera escuchando.
–¿Gente importante? –preguntó dudosa la espíritu.
–Hay gente a la que quiero, y que por circunstancias no puedo tener cerca. Imagina por un momento que después de este día no pudieses volver a verme. ¿Cómo te sentirías?
Tal vez fuera como explicarle estas cosas a una niña, pero era la única manera de que lo entendiera.
Tohka razonó por un momento. Al no haber tenido relación cordial con nadie más, no conocía lo que era echar de menos a alguien.
–Me sentiría muy triste –respondió entonces–. Nunca he tenido a nadie que sea amable conmigo. Si eso pasara, querría volver a verte.
–Exacto –dijo Shido–. Hay veces que saber que no puedo estar cerca de la gente que quiero me produce tristeza. Si tú desaparecieras de mi lado, también me sentiría triste.
Tohka abrió mucho los ojos.
–¿Quieres decir… que soy importante para ti? –le preguntó.
–Lo eres. Nunca lo dudes.
Al haber mostrado estas emociones, Shido temió que la afinidad con la espíritu bajara. Pero sin embargo, una notificación apareció ante él.
Afinidad: 80 puntos.
'Vaya, nunca se me ocurrió plantearle esas cuestiones a Tohka.', dijo Dhoxis.
Shido vio la sonrisa de Tohka. Se veía feliz. No, este no era el momento de sentirse triste por estar lejos de su mundo. En su lugar debía disfrutar de esta cita.
–Ven, Shido –dijo Tohka, siendo ella esta vez quien le tomó de la mano–. Vamos donde quieras.
Ambos se alejaron de allí, recibiendo las miradas de admiración de los miembros del Fraxinus. Parecía que por el momento la cosa iba bien.
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Hola a todos. Y aquí termina un nuevo capítulo. La acción llegará pronto.
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