Disclaimer
Los personajes de esta historia son propiedad de Rumiko Takahashi y son parte de su obra Ranma ½, sólo los utilizo para mi propia diversión y sin recibir ningún beneficio monetario por ello.
Los comentarios, críticas, consejos y sugerencias son bienvenidos, sólo háganlos con respeto: no olviden que detrás de este texto hay una persona con sentimientos. Snif.
Advertencias: en esta historia pueden encontrar infidelidades, traiciones. Hasta quizás, muertes de personajes (aunque eso no está claro aún; todo puede pasar).
Shampoo fans: les aconsejo que no lean este fic porque ella será una de las antagonistas máximas. Los que me conocen saben que me gusta muchísimo este personaje pero, si hay alguien en este cuento que puede ser tildada de antagonista, ésa es ella, por miles de razones que los lectores de Ranma ½ conocen y que no voy a detallar aquí.. Y no crean que no sufro pero es que no he escrito nada aún sacando el lado malvado de Shampoo. Eso, están advertidos, no lloren ni me insulten después. Lean bajo su propia responsabilidad.
¿Y ahora qué?
Tú eres el que casi me rompe el corazón.
Tuviste tu oportunidad, y lo tiraste todo por la borda.
Viviendo en un mundo del que nunca pudiste ser parte
Y nunca tuviste tiempo de alejarte.
No puedes quedarte, no, no puedes quedarte.
No eres un perdedor, todavía hay tiempo para montar en ese tren
Y debes seguir tu camino esta noche.
Piensa de nuevo, eres un hombre bajo la lluvia.
Mike Oldfield - Man in the rain.
Los tres estaban sentados en la calle sin saber qué hacer o decir. Lo que había sucedido había dejado al mundo entero conmocionado. Ukyo aún no era capaz de entender cómo Ran-chan, su Ran-chan, había podido traicionar a su novia para irse con una arpía como Shampoo. Estaba segura de que las cosas no eran tan así como Cologne las contaba pero tampoco tenía pruebas para afirmar lo contrario. Ryoga estaba mal por Akane; si bien podría decirse que el único que ganaba en esa historia era él, el sufrimiento de Akane lo estaba matando. Él la quería de verdad y prefería verla casada con otro a verla así, como la estaba viendo. Por último, Mousse tenía el corazón destrozado por cuenta propia. Sufría por Akane, claro que sí pero él no estaba menos roto que ella. Había confiado en Shampoo, había creído que ella finalmente lo veía como un hombre, que estaba empezando a sentir más que amistad por él, creyó sus mentiras de que Ranma estaba olvidado y ahora era él quien le importaba. El sueño duró demasiado poco.
– Muchachos, Akane ya está mejor. Está durmiendo quizás sea mejor que mañana la vean. Necesitará mucho apoyo – les dijo el doctor Tofu, visiblemente afectado.
– Sí, creo que será lo mejor. Por mi parte, volveré mañana – fue todo lo que dijo Ukyo antes de irse. Ryoga también prefirió retirarse: le dolía mucho ver a Akane así. Esperaría a que su tristeza amainara, si eso era posible en el corto plazo, y volvería a visitarla. Mousse se quedó sentado donde estaba, su casa era el Café después de todo. Ese lugar le traía tantos recuerdos, cuál de todos más doloroso.
– Si no molesto, prefiero quedarme aquí. Puedo dormir en el jardín, donde sea – dijo Mousse –: aunque no creo que hoy pueda dar siquiera una pestañada.
– No creo que haya problema muchacho. Ve adentro, siempre habrá espacio para ti en esta casa – respondió el doctor Tofu antes de irse. Mousse no se movió. Sentía que le dolía todo el cuerpo, que no tenía fuerzas ni siquiera para ponerse de pie. Kasumi salió y lo encontró ahí.
– Mousse, entra por favor. No te quedes ahí. A Akane le hará muy bien sentir el apoyo de sus amigos.
Entró. Le daba una gran tristeza ver cómo los adornos de la fiesta aún seguían ahí. La comida, las copas listas para el brindis. Todo estaba listo para una celebración que nunca llegaría.
– Akane es fuerte, ella puede sobreponerse a todo, incluso a esto – Mousse comenzó a hablar de Akane pues no quería que la conversación se dirigiera a él.
– No lo dudo pero ¿podrás hacerlo tú? – preguntó Kasumi. Tendría que hacerlo, como fuera.
– En realidad, siempre supe que algo así podía pasar. Siempre viví con ese miedo, siempre. Ahora sólo se materializó – respondió Mousse.
Kasumi sabía que no era tan así. En el último tiempo Shampoo se había mostrado interesada en él, lo que sorprendió a todos, principalmente a Ranma. Akane se mostró feliz por lo que le estaba pasando a su amigo. Todo terminó mal, sin embargo. Kasumi lo miró entristecida: Mousse no merecía lo que le estaba pasando. Al igual que Akane con Ranma, él confió en el amor que Shampoo decía sentir por él.
– Ve a recostarte, Mousse. Mañana será otro día y podrás pensar con más claridad.
Mousse sonrió. Lo que necesitaba él en ese momento era no pensar. No pensar en nada, especialmente, no pensar en Shampoo.
v.v.v.v.v
Akane despertó lentamente la mañana siguiente. Le dolía la cabeza y sentía los ojos ardientes por causa del llanto derramado. No recordaba bien si lo que había sucedido el día anterior era verdad o sólo un mal sueño. Lo descubrió pronto cuando reconoció algunas perlas de su vestido desparramadas por el suelo, las que Kasumi no alcanzó a ocultar. Entonces todo volvió nítidamente a su mente, los recuerdos, aún frescos.
– Ranma ¡¿Dónde está Ranma?! – gritó desesperada. Al oírla, Soun, Kasumi y Nabiki llegaron. Soun se lanzó sobre su hija, desesperado.
– Mi pequeña ¿Cómo fue ese maldito capaz de hacerte esto? – decía mientras la abrazaba. Soun y sus hijas habían acordado mostrarse lo más compuestos posibles para no alterar a Akane. Obviamente, no resultó.
– Papá, si estás tratando de reconfortar a Akane, no lo estás logrando – le hizo ver Nabiki. Akane bajó la cabeza para ocultar sus lágrimas. Kasumi se acercó a ella y la abrazó, en ese momento no se necesitaban más palabras. Después de llorar mucho, quizás demasiado, Akane pudo hablar.
– ¿Cómo me voy a sobreponer a esto? ¿Cómo voy a poder salir después de esta vergüenza? – sollozaba Akane.
– Hermana, tú no tienes nada que ocultar: es Ranma el que le debería esconderse y no mostrar su cara por aquí de nuevo – dijo Nabiki. A pesar de su compostura, se veía dolida por el sufrimiento de su hermana.
– ¡Nabiki! No es el momento para esas cosas – le reprochó Kasumi. Akane, sin embargo, contradijo a su hermana.
– No, yo sí quiero verlo ¡Necesito que me diga por qué me hizo esto! – gritó Akane golpeando todo lo que se le atravesaba. Sus hermanas la detuvieron.
– Akane, no es el momento. No ahora. Ya habrá tiempo para eso pero ahora debes descansar, reponerte; debes mirar hacia adelante… – Kasumi no podía aguantar los deseos de llorar. Akane estaba destrozada y ella, en todo el mundo, ella no lo merecía.
Le prepararon un té que la calmó un poco y Kasumi le llevó algo de comer. Lo menos que quería Akane era probar bocado pero no quería rechazar lo que Kasumi, con tanto cariño, le preparó.
– ¿Ya te sientes algo mejor? Si es así, hay alguien que quiere verte – dijo Kasumi y por la puerta apareció Mousse, tan triste como Akane, por más que intentara disimularlo.
– Mousse – dijo Akane y se largó a llorar otra vez. Eso era lo que menos quería Mousse pero era inevitable. No quería llorar delante de Akane por lo que se aguantó, lo mejor que pudo.
– Tranquila Akane, tranquila – le dijo mientras la abrazaba. Akane se aferró a él.
– Mousse, no es justo. ¿Por qué Ranma me hizo esto? ¿Por qué?
– No lo sé, Akane; porque es un idiota. No veo otra razón – decía mientras le acariciaba la cabeza. No era él el mejor para consolar, si estaba peor. Después de un rato sollozando en el hombro de su amigo, Akane pudo volver a hablar:
– He sido una egoísta, sólo pensando en mí – se secó los ojos con el dorso de su mano –: ¿Cómo estás tú?
Eso era lo menos que Mousse quería, no quería quebrarse delante de su amiga; tenía que ser fuerte para consolarla, para apoyarla.
– Estoy bien…
– No me mientas, por favor – sollozó Akane nuevamente.
– En el fondo, siempre supe que sería así. Shampoo nunca me quiso, nunca ocultó que me despreciaba, hasta dijo que me odiaba en más de una oportunidad. Era cosa de tiempo para que me desechara; ya lo sabía – ahora era él quien comenzó a llorar, algo que no quería, no delante de Akane. Ésta hizo una pausa en su sufrimiento para confortar a su amigo, tan destrozado como ella. Mousse se lo agradeció en silencio, con la mirada y se quedó con ella hasta que se durmió. Luego se fue; el mismo tenía que ordenar su cabeza. A pesar de lo mal que se sentía tuvo que armarse de valor e ir al Café del Gato. Ahí lo esperaba Cologne.
– Hasta que por fin llegas. ¿No deberías estar trabajando? – fue lo que insensiblemente le dijo.
– Estaba con Akane, ella me necesitaba – fue la respuesta.
– Pobrecita, debe estar muy mal pero luego se le pasará. No hay mal que dure cien años…
¿Sería posible lo que esa señora estaba diciendo? ¿Es que no tenía corazón?
– ¿Cómo puede decir eso? ¡Su novio acaba de plantarla el día de su boda y usted dice que se le pasará! – le recriminó.
– Exactamente eso dije: es una niña joven, no es fea. Ya aparecerá un hombre nuevo que la haga feliz. Desde hace mucho tiempo ella debería haberse hecho la idea de que no era la novia ideal para mi yerno: es débil y sin mayores talentos. El yerno merecía a una mujer como Shampoo y eso fue precisamente sucedió: Ranma escogió a mi nieta como siempre debió ser.
No tenía que decirlo, ese cuento ya lo sabía. De memoria.
– Mousse, te ilusionaste de la nada. Tomaste la lástima que Shampoo sintió siempre por ti como otra cosa. Nunca lo entendiste – Cologne hasta sonaba macabra.
– ¿Qué ella me tenía lástima? ¡Pero si la misma Shampoo me buscó y me hizo creer que me quería, que algo sentía por mí? ¿O eso lo soñé? – Mousse sentía que el corazón se le caía a pedazos. Era demasiado para resisitirlo.
– Entendiste mal – fue todo lo que respondió Cologne –: ahora, prepárate para trabajar. No estás de vacaciones y hoy es un día de trabajo como cualquier otro – Cologne se alejó dando muestras de una insensibilidad sin límites. A Mousse no lo quedó más remedio que cambiarse de ropa y ponerse a trabajar, quizás así podía dejar de pensar en Shampoo y no sufrir por su abandono. Estaba en eso cuando apareció Ryoga por el Café.
– Mousse, no deberías estar trabajando, no hoy al menos.
Mousse lo miró, ya no podía aguantar más su desgracia. Comenzó a llorar.
– Es terrible para mí estar aquí en donde todo me recuerda a Shampoo pero no puedo darme el lujo de renunciar, necesito el trabajo…
– Puedes encontrar trabajo en cualquier otro lado, no es necesario que te autoflageles – Ryoga trató de hacerle ver que quedarse ahí no era la mejor opción. En el fondo, presentía que Mousse quería quedarse ahí, esperando a que Shampoo volviera. Eso no era lo mejor si deseaba, algún día, olvidarla.
– Ryoga, ve con Akane, ella está muy mal y te necesita, mucho – le pidió Mousse. Ryoga sabía que debía ir con ella pero temía hacerlo. Le dolía verla tan mal y por el imbécil de Ranma, además.
– Sí, claro, no tienes que pedírmelo.
– Acompáñala, está sufriendo y yo no puedo ser el mejor consuelo porque estoy peor que ella – dijo Mousse, secando sus lágrimas con el revés de la mano.
– Lo haré y lo haré porque la quiero. No espero nada a cambio, sólo quiero que esté tranquila y que algún día pueda ser feliz, con quien sea que ella elija. Akane, más que ningún otro, lo merece – Ryoga comenzó a llorar también. Las emociones lo habían sobrepasado.
– Pero no puedes ir así, la idea es que la reconfortes, no que le recuerdes su desgracia – Mousse puntualizó.
– Lo sé. Pero es que cuando recuerdo lo que ese idiota de Saotome hizo – exclamó Ryoga, furioso, golpeando con un puño una de las murallas la que se hizo añicos. El ruido atrajo a Cologne.
– Ryoga Hibiki, así pagas todo lo que alguna vez hice por ti. Mañana a primera hora te quiero reparando ese muro – sentenció. Claro que Ryoga iría, lo menos que quería era atraer la ira de la anciana. Ya sabía de lo que era capaz.
v.v.v.v.v
Ranma miraba a Shampoo desconfiado. No era quien debía estar ahí sino su bisabuela: con ella había hecho el trato. Cologne lo entrenaría para volver a ser el más fuerte. Shampoo no tenía nada que hacer ahí.
– Yo sabía que no te podías casar con Akane, y pensé que tú también lo tenías claro – fue la simple respuesta.
Claro que lo sabía, en teoría, pero pensó que, una vez más podía zafar de una situación difícil, como tantas otras veces. Shampoo era una mujer astuta y, aunque él la había derrotado mil veces en el combate cuerpo a cuerpo, la última vez ella había salido airosa. La miraba de reojo, no tenía el coraje para hacerlo a los ojos. En el fondo, temía lo que esa mujer era capaz de provocat.
Ranma tenía razón. Las cosas no habían sucedido por azares del destino sino por causa, por causa de su amor, ese amor que era más grande que el que cualquier otra pudiese ofrecerle. Y fue idea de Cologne, la única que entendía que lo que sentía por Ranma no era un capricho, era realmente sincero, probablemente lo más sincero que había sentido en su vida.
El punto de partida fue el incidente de la joya, hace un tiempo atrás. Ese día estuvo a punto de conseguir el amor de Ranma pero la intromisión de Akane echó sus esperanzas por tierra. Mientras ella sufría por lo que consideraba una derrota, Cologne, con la sabiduría que le daban los años, no se alteró. Ella había descubierto que el punto débil de Ranma era su orgullo, la confianza en sí mismo que lo hacía creer que cada enfrentamiento que se le cruzaba por el camino, sin importar la naturaleza de éste, era un combate a muerte, un combate que él debía ganar. Ranma había derrotado a cada persona que se le puso por delante, no había contrincante que lo pudiera vencer. ¿Y si aparecía uno que lo hiciera? Y no sólo que lo derrotara en el campo de batalla sino también en el amor. Por más que Ranma había afirmado que el amor no era un premio que se pudiera ganar, distinto era si perdía en ambos terrenos. Para eso, debían encontrar a alguien que fuera capaz de vencerlo doblemente.
– Eso es imposible bisabuela. No hay hombre más fuerte que Ranma y, además, yo no quiero a ningún otro – afirmó Shampoo, muy segura de sus palabras.
– No seas ingenua, eso lo sé de sobra. Mi yerno perderá ese combate, con alguna ayuda a su contrincante y tú fingirás que amas a otro. ¿Es muy difícil? En la guerra y el amor todo vale, dicen…
¿Quién podría cumplir esos requisitos? Alguien con quien Ranma realmente considerara una vergüenza perder. Pensaron en Tatewaki Kuno pero ese hombre era tan voluble que era imposible confiar en él. Shampoo vio que su abuela posaba su mirada en alguien.
– ¿Mousse? – preguntó Shampoo incrédula.
El mismo. ¿Cuántas veces lo había derrotado Ranma y de las maneras más humillantes posibles? Siempre. Una sola vez se vio amenazado, la vez de los anteojos encantados…
– ¡Mousse es un débil y cobarde! – dijo Shampoo desesperada ante la idea de tener que fingir un sentimiento profundo hacia quien consideraba un completo inepto.
– Lo es y eso hará la derrota de mi yerno más humillante aún – dijo Cologne.
– Mousse nunca podrá derrotarlo – afirmó la amazona, con seguridad.
– Sí, si nosotras lo ayudamos y eso es precisamente lo que haremos.
El plan debía empezar con Shampoo mostrándose más afectuosa con Mousse, algo que le costaba mucho pero que logró realizar. Eran pequeños gestos, muy sutiles: si lo hacía de una vez, podía levantar sospechas. Comenzó con pequeños cumplidos, alabanzas a su trabajo, a sus progresos como luchador, cosas que para el resto de las personas hubiesen sido insignificantes pero que para Mousse significaban el cielo y más.
– Mousse ¿me ayudarías a llevar estos pedidos? Son muchos y no me alcanzan las manos. Después te ayudo yo a atender. ¿Te parece? –. La mirada de Shampoo era tan dulce. ¿Qué le estaría sucediendo? Mousse nunca se detuvo a pensar que él no era más que un plan para conseguir el amor de Ranma. No, ni lo imaginaba. Sólo sabía que Shampoo le estaba ofreciendo su ayuda, ella se había detenido a pensar en él.
– ¿Estás seguro Mousse? ¿No estarás nuevamente mal interpretando las cosas? ¿Por qué ese repentino interés en ti?– Akane no creía en Shampoo, siempre había desconfiado de ella, pero ahora no veía la razón de esto. La boda entre ella y Ranma estaba fijada ¿estaría pensando en hacer algo, como la última vez?
– A decir verdad, ella y yo ya llevamos un tiempo acercándonos. Siento que por fin Ranma ha quedado en el pasado y que Shampoo puede pensar finalmente en mí, más que como sólo un amigo – decía ilusionado.
Akane tenía sentimientos encontrados. Estaba feliz por Mousse, él siempre había estado enamorado de Shampoo pero ¿y ella? ¿Sería su amor verdadero? Las cosas que pasaron después parecían confirmarlo: Nabiki llegó un día declamando que se había encontrado a Mousse y Shampoo caminando por el parque, muy acaramelados. Akane notó que la expresión de Ranma se alteró, no mucho, pero sí lo suficiente para que no pasara desapercibida para ella.
– ¿Shampoo y Mousse? Jajajaja ¡Eso tendría que verlo para estar seguro? – dijo con burla.
– Ve al parque y lo comprobarás – respondió Nabiki.
– No tengo necesidad. Ellos son grandes y sabrán lo que hacen – finalizó Ranma, mostrando indiferencia.
Del asunto no se supo más. Por un tiempo, hasta que el mismo comentario fue hecho por Ukyo un día en que Ranma y Akane estaban en su restaurante. Ranma se burló nuevamente, tildándolo de imposible.
– No lo es, yo misma los vi y, si la vista no me falla como a Mousse, creo que se estaban besando.
Imposible, Shampoo no se fijaría en Mousse. Si alguien le hubiese dicho que Shampoo había puesto sus ojos en Ryoga hasta lo hubiese creído. ¿Pero en Mousse? Ella lo odiaba y, además, no era lo suficientemente fuerte para cumplir con sus exigencias. Era un error, estaba seguro.
– No lo es, Ran-chan. Yo los vi – afirmaba Ukyo convencida de lo que decía.
– Nabiki también dijo lo mismo hace unos días. Quizás es cierto después de todo – dijo Akane.
– Shampoo está despechada, claramente. Allá ella si quiere compartir su vida con un perdedor cobarde como Mousse –. Ranma decidió cortar el tema y comer que para eso había ido. Ukyo y Akane se miraron. ¿Estaba Ranma molesto? Imposible, no quedaba mucho para que él y Akane se casaran. Debía ser sólo su orgullo herido al ver que Shampoo finalmente aceptaba el amor que Mousse le entregaba y que éste no estaba ni cerca de ser tan fuerte como él.
Sin embargo, lo que al parecer estaba saliendo bien con respecto a Ranma, atormentaba infinitamente a Shampoo. A ella no le gustaba Mousse, nunca le había gustado y no era ese el momento para que la historia cambiara. Aunque hacía un esfuerzo muy grande por aceptar sus abrazos y besos, la situación la tenía muy estresada y así se lo hizo ver a su bisabuela. Ésta parecía no inmutarse, había aguantado tanto tiempo; no podía rendirse ahora que el plan estaba a punto de llegar a su clímax.
– Mousse, como he visto durante este último tiempo, Shampoo realmente se ha enamorado de ti – comenzó un día diciendo Cologne –: eso implica que, tarde o temprano, serás parte de mi familia. Como bien sabes, las mujeres de nuestra tribu sólo aceptamos hombres fuertes y, si bien has mejorado, estás lejos de alcanzar el nivel óptimo que nuestra casta exige. ¿Qué quiero decir con esto? Que si no te pones a punto, no podrás casarte con Shampoo.
Al escuchar la palabra casamiento, una expresión de espanto se tomó el rostro de Shampoo. De eso no habían hablado jamás. Cologne le indicó con un gesto que siguiera el juego.
– Mousse no necesita probar nada, yo lo quiero como es – Shampoo se mostró segura de sus palabras. Mousse sintió que le explotaría el corazón de felicidad. Shampoo lo quería, con todos sus defectos y debilidades ¡Ella lo quería!
– Lo siento Shampoo, son las tradiciones – agregó Cologne.
– Sí sí, hago lo que usted quiera – dijo Mousse emocionado de solo pensar que por fin tendría lo que desde hace tanto tiempo había deseado.
El entrenamiento comenzó y Mousse no tenía mucho más por donde mejorar. El problema de su vista era un obstáculo insalvable. Aún así, Cologne no bajó los brazos.
– ¡No puedo resistirlo bisabuela! No soy capaz de fingir que siento algo por Mousse ¡Es muy débil y torpe! – sollozó Shampoo. Eso era un golpe terrible a su ego.
– Ten paciencia, sólo finge que lo quieres un poco más. Es todo.
Los entrenamientos dejaban a Mousse hecho un estropajo viejo pero Shampoo siempre estaba a su lado. Parecía inverosímil: tantas lágrimas había derramado por ella y ahora estaba junto a él, apoyándolo, dándole fuerzas. La amaba más que nunca.
– Shampoo ¿estás segura de esto?
– ¿De esto qué?
– De estar junto a mí a pesar de no ser yo la persona que tú deseas; no soy tan fuerte…ni guapo – dijo avergonzado.
– Tonto, yo te quiero así, tal como eres – Shampoo mostraba tanta convicción en lo que decía que nadie podría siquiera dudar de la veracidad de sus palabras.
– ¿Estás segura? ¿Y Saotome? – Mousse sintió un escalofrío al hacer esa pregunta pero debía hacerlo.
– Se casará con Akane dentro de no muchos días. ¿Qué puedo hacer yo?
– ¿No te duele eso?
– Mentiría si dijera que no pero es algo que desde hace tiempo esperaba. Aunque no hizo la mejor elección, es hora ya de aceptarlo. Además – se giró para besarlo en la frente – Además, te tengo a ti. Eso es lo que más importa.
Era un sueño, un sueño del que no quería despertar.
– Te quiero mucho, Shampoo.
Shampoo no podía acobardarse, tenía que seguir con su juego. No podía ceder ahora.
– Y yo a ti – le dijo mientras lo besaba suavemente.
No duró demasiado. Ranma los sorprendió mientras paseaba con Akane por ahí. Mousse estaba entrenándose ¿Para qué? ¿Para estar a la altura de Shampoo? Eso jamás sucedería.
– ¿Cómo están los enamorados? – dijo irónico. No podía entender cómo Shampoo había terminado fijándose en un alfeñique como Mousse. La boca castiga, al parecer.
– Ah, Ranma – Shampoo tuvo que hacer su mejor esfuerzo para mostrar desdén – creí que estaban preparando el matrimonio.
– No, eso ya está listo – respondió Ranma. Sin saber por qué abrazó a Akane, fuertemente. ¿Qué pretendía? Estaba seguro de que no estaba celoso, él quería a Akane pero ¿por qué sentía una sensación extraña, una que no podía explicar?
– Me alegro, Ranma – dijo Mousse antes de ir donde Akane y tomarla de las manos y llevándola hacia un lado le dijo –: pero estoy más feliz por ti, Akane.
Akane sonrió: claro, ahora tenía el camino libre para conquistar a Shampoo.
– Oh no, no me tomes a mal. Estoy feliz por ti, por ser la persona que más merece ser feliz en este mundo – le dijo dulcemente.
– Tú también y, por lo que veo, lo estás consiguiendo – sonrió Akane.
Así era o, al menos, eso creía él.
– ¿No habías dicho que nunca te fijarías en él? – le reprochó Ranma a Shampoo. Al parecer cambiaba fácil de opinión.
– Ranma ¿no me dirás que estás celoso? – agregó Shampoo con picardía. Antes de que Ranma articulara alguna palabra, continuó –: Mousse ha cambiado mucho. Me he enamorado de él…
– ¿No decías que era un débil? – Ranma siguió insistiendo.
– Ya no, ha mejorado mucho –. Shampoo comenzó a sentir que Ranma intentaría probar las habilidades de Mousse y éste, como siempre, sería vencido. ¿Qué podía hacer ahora? Nada. Efectivamente Ranma trató de sorprender a Mousse pero el sorprendido fue él ya que éste, sin la mayor dificultad adivinó el ataque de Ranma, lo resistió y hasta lo superó, para amargura del primero. Akane y Shampoo no lo creían, sin embargo ésta última debió actuar rápido.
– Mousse mi amor: sabía que lo derrotarías – dijo abrazándolo. Ranma los miraba desde el suelo, sin entender lo que acababa de suceder. Akane se acercó para ver si todo estaba bien y sí, lo estaba. Todo menos la mente de Ranma ¿Cómo había logrado Mousse mejorar tanto en tan poco tiempo?
– ¿Qué truco estás usando esta vez, pajarraco? –. Parecía imposible que Mousse se hiciera fuerte de la noche a la mañana.
– ¿Qué te crees? ¡He entrenado mucho! – contestó Mousse. En ese momento, apareció Cologne.
– Lo que te dice es verdad, Ranma – expresó Cologne –: todo esto es el resultado de un duro entrenamiento desarrollado por Mousse con ayuda de Shampoo.
– ¿Ah sí? Entonces, pruébamelo – Ranma se puso en guardia pero Mousse lo ignoró. No tenía motivos para luchar contra él excepto el amor de Shampoo y ése ya lo tenía. Aun así, Ranma insistía.
– ¡Ranma! ¿Por qué todo este circo? ¿Para qué? – Akane trató de intervenir pero cuando se trataba de las artes marciales, Ranma solía perder la cabeza.
– ¿Qué pasa Mousse? ¿Tienes miedo? Sabes que esta vez sólo has tenido un poco de suerte – continuaba Ranma con su discurso. Fue tanto el acoso que Mousse terminó cediendo.
– Está bien. Mañana en el parque. A las cinco –. No se dijo más; el combate quedó fijado.
Ya actualicé. Me demoré, demasiado y por eso les pido disculpas. La vida académica es dura y deja tiempo para bien poco, en realidad. Espero no tardarme tanto para la próxima.
Respondo por aquí:
Benani0125: Las amazonas serán las villanas aquí, sí.
SakuSakurette: ¿Cómo que Mousse es tarado? Jajajaja Es un hombre enamorado nada más :/
Bayby Face: Espero que te guste la historia :) Y sí, se enfocará en el dolor de Akane y en el orgullo de Ranma. Ahora, no sé en qué irá a terminar todo, ya sabes, yo soy una mega RanKane fan.
Sallerl: Lo siento, yo también adoro el par Ryoga x Shampoo pero creo que esta vez no será posible.
Sandy: Espero que tus dudas se aclaren en este capítulo :)
Arimi Suzuki: Lo mismo que lo anterior.
Gatopicaro831: Gracias por tu apoyo, siempre.
Konjo Mariko: Ridícula jajajajaja. Fíjate bien desde dónde escribes. Aunque ahora que estamos lejos, ya no pasarán estos incidentes ojojojo.
Saone Takahashi: Shampoo es mentirosilla, eso lo sabemos todos. Y bueno, Ranma es impulsivo, hace las cosas sin pensar y luego se arrepiente y casi siempre es Akane la que sufre.
Hisana-dono: Es verdad, Shampoo nunca le ha dado esperanzas a Mousse. Quizás aquí sí.
¡Gracias a todos!
