Capítulo 30: PETER PETTIGREW
"Yo me enamoré de sus demonios, ella de mi oscuridad.
Éramos el infierno perfecto".
- Mario Benedetti
Hermione respiró hondo y exhaló lentamente, buscando mantener la calma mientras observaba a Kingsley oír la evidencia presentada por Harry. Tenía la esperanza de que el Ministro viera, sin necesidad de entrar en detalles respecto a su propia relación con Draco Malfoy, que el rubio merecía una segunda oportunidad, lejos de Azkaban.
"¿Y bien?", preguntó cuando el relato de Harry hubo terminado, pero los negros ojos del hombre se giraron a ella con una extraña seriedad, que no auguraba nada bueno. "Con todo lo que Harry ha dicho, seguro entiendes que hay pruebas suficientes para sacar a Draco Malfoy de Azkaban, ¿verdad?"
"Pocas veces he estado en desacuerdo contigo, Hermione", comenzó el hombre, apoyando su espalda en el respaldo y juntando las manos delante de él. "Pero no creo que esto cambie las cosas para el Wizengamot".
"Por eso es que recurrimos a ti, en lugar de llevar la evidencia directamente a ellos. Los honorables miembros del Wizengamot no tuvieron que vivir la guerra del mismo modo que nosotros, por lo que tienen una visión en que todos somos buenos o malos, sin grises. Pero tú y yo sabemos que los crímenes de Draco Malfoy tienen una explicación bastante más compleja", el hombre inspiró profundamente, sin responder. "Y si el Wizengamot no es capaz de verlo, como Ministro, nos puedes ayudar a llegar a un trato para…"
"Aunque pudieramos exculpar a Draco Malfoy de algunas cosas, e incluso convencerlos de que prestó una gran ayuda, a riesgo personal, no podemos alegar inocencia", explicó Kingsley, apoyándose en su silla. "No después de que confesara haber matado muggles".
"¡Ni siquiera sabemos si eso es verdad! ¿No oíste a Harry? Draco Malfoy lleva años tomando la culpa y agregando crímenes a su expediente como si quisiera el Beso del Dementor. Pero incluso si lo hizo, si realmente debió matar muggles, lo hizo porque no tenía alternativa!", Hermione advirtió por el rabillo del ojo el modo nervioso en que Harry acomodó sus anteojos sobre su nariz, y tomó cuenta que estaba gritando. Algo absolutamente inconveniente si se quería conseguir convencer a Kingsley.
Intentando controlar el ritmo de su corazón, el resto de su discurso salió en un tono mucho más moderado: "Ayudó a Tonks. A Ron, a mi… y a muchos otros, Kingsley. Y si te tomas el tiempo de ver los recuerdos de Tonks, o de interrogar a Peter Pettigrew, quien está dispuesto a dar su testimonio para colaborar con esto, seguro acabarás tan convencido como nosotros, de que Draco Malfoy estaba de nuestro lado, pero que tuvo que hacer cosas horribles porque no tenía alternativa".
Kingsley suspiró. "Sin duda el testimonio del señor Pettigrew habría sido esclarecedor, Hermione. Lamentablemente, ya no es una opción".
"¿Cómo que no es una opción?", preguntó Hermione, perpleja, mirando a Harry, que parecía tan perdido como ella.
"Aún no ha salido en los periódicos", explicó el hombre, masajeando sus sienes, como si anticipara el dolor de cabeza que toda la situación iba a generar. "pero Petter Pettigrew apareció muerto el día de ayer".
"¿Cómo?"
"La única pista que tenemos, es que fue a la salida de un bar muggle, y que fue un hombre fornido y rubio", resopló Kingsley de mala gana. "Y creen que eso es una pista. ¿Saben cuántos hombres rubios hay en el mundo muggle?"
Y Hermione apretó los puños con fuerza, recordando un rubio fornido en particular.
Pero más allá de la acusación que comenzaba a tomar forma en su cabeza, y de que habían matado a un hombre, la pregunta que embargó la mente de Hermione fue otra:
¿Qué es lo que pretendes, Theodore Nott?
Hermione no podía dejar de mirar con intranquilidad los oscuros ojos del hombre frente a ella. Ahora sabía que el rubio mayordomo no era precisamente un hombre cualquiera, sino un asesino, por lo que lamentó no haber explicado sus temores a Harry y pedirle que la acompañara a casa de Theodore Nott.
"Informaré al señor que tiene visita", sonrió el hombre con una expresión claramente fingida. "Puede esperarlo aquí", agregó, dispuesto a darle la espalda otra vez, pero Hermione lo detuvo de golpe con su pregunta.
"¿Por qué mataste a Pettigrew?"
Por un largo instante, el mayordomo se mantuvo quieto, mientras Hermione intentaba contener el ritmo de su respiración, apretando firmemente su varita, preparada para cualquier enfrentamiento.
Pero al cabo de unos segundos, los hombros del rubio se movieron rítmicamente, dando cuenta de que había comenzado a reír.
Cuando se giró a enfrentarla, una expresión divertida se dibujó en su rostro. "Supongo que negarlo solo alargará esta visita, ¿no?"
"¿Qué pretendías con eso?", insistió Hermione, acercándose a él. "¿Sabe Nott lo que estás haciendo? ¿Te mandó él?", el mayordomo se mordió los labios. Hermione casi podía sentir la rabia creciendo en él. "La declaración de Peter podría habernos ayudado a demostrar que Draco…"
"Lo sé", la interrumpió. "Colagusano estaba muy deseoso de colaborar a cambio de cualquier protección. Nos dijo que fue con Potter, pero al no tener respuesta, vino con Theo, pensando que nosotros queríamos su ayuda".
"Entonces, ¿por qué matarlo?"
"Se convirtió en un obstáculo. Y uno al que yo personalmente no tenía mucho cariño".
"¿Quién eres?"
El hombre sonrió de lado, pero en lugar de responder, dio un paso hacia ella, que alzó su varita por instinto.
"Puede que esa rata estuviera arrepentida al final. Pero eso fue sólo cuando comprendió lo precario de su situación", continuó el rubio. "Pero cuando aún creía que valía algo, no tuvo tantos miramientos con nadie. Así que créeme, se merecía morir".
"Pero tú no lo hiciste porque lo mereciera, sino para evitar que declarara a favor de Draco. ¿Por qué?"
El hombre se echó a reír. "¿Por qué? Puede que porque creo que es lo mejor para él".
"¿Cómo puedes decir eso?"
El hombre la miró con burla, "¿Realmente lo quieres libre?"
Hermione asintió con firmeza. "Claro que sí"
"Aunque eso signifique que tengas que poner a buen resguardo a uno de tus amigos?"
"¿Cómo?"
"Parece que no has pensado que si Draco sale, Weasley tendrá que esconderse. Draco no tiene precisamente una historia de ir perdonando gente. Ya sabes: tía Bella, Alecto, Ravastan", Hermione frunció el entrecejo, confundida, lo que pareció causarle gracia. "No creerás que Ravastan realmente se suicidó en su celda, ¿verdad? Y créeme que no le faltaron ganas de matar al sádico sin nariz, pero todos sabíamos que ese placer estaba reservado para el Elegido. Ahora que lo pienso tal vez tolera a Potter solo porque le debe eso".
"¿Cómo sabes de Alecto?", preguntó Hermione, sintiendo un nudo en el estómago. "Todos creen que fue Pettigrew quien…"
El hombre rió de nuevo. "Porque tú me lo dijiste, Granger"
Hermione retrocedió, clavando sus ojos en los negros de él. "¿Zabini?".
El rubio resopló, antes de apuntar con su propia varita a su pecho y poner fin al encantamiento. "Debo decir que me ofende que te tardaras tanto en adivinarlo", dijo, esta vez con su moreno rostro como máscara.
"Pero, tú…"
"Debería estar lejos de aquí", interrumpió una voz a sus espaldas. Una voz fría a la que Hermione no tenía mucho aprecio.
Theodore Nott iba vestido de negro, con sus castaños rizos cubriendo uno de sus ojos y la seriedad dibujada en su rostro.
Un frío temblor recorrió la espalda de Hermione al saberse rodeada por ambos.
"Pero, mientras ustedes sigan retrasando nuestros planes con sus ridículos intentos de quedar como los héroes misericordiosos que ayudaron a Draco a dejar Azkaban, Blaise estará obligado a seguir aquí".
"No lo entiendo…", escapó por entre los labios de ella. Zabini resopló a sus espaldas y Theodore caminó hasta el sofá, donde tomó asiento con una elegancia muy propia de él. El anillo familiar resplandecía en su pálido dedo.
"¿Qué es exactamente lo que no entiendes? ¿Que Blaise arriesgue su propia libertad por Draco?", preguntó Nott. Zabini, mostrando ahora sus verdaderas facciones, se sentó en el sofá frente a él, con los ojos fijos en ella. "Supongo que para una heroína como tú, eso debe ser difícil de comprender, ¿no? Pero te lo explicaré: no todos aspiramos a salvar el mundo, Granger. Algunos nos contentamos con salvar a nuestros amigos".
Hermione sintió una oleada de ira apoderarse de ella. "Créeme que sé valorar la amistad," Zabini resopló con burla, pero Hermione mantuvo su mirada fija en Nott. "Pero por la forma en que lo expones, cualquiera diría que fui terriblemente egoísta al intentar ayudar a Harry a destruir al psicópata que nos amenazaba a todos, en lugar de quedarme cómodamente encerrada junto a Draco. Créeme, no fue una elección fácil. Y yo no tenía cómo saber que…"
"Un sacrificio heroico, sin duda", la interrumpió Nott . "Un mal necesario por un bien superior", las últimas palabras salieron por sus labios, reflejando un profundo desprecio. "No tengo dudas de que los admiradores de Potter y compañía estén de acuerdo contigo, Granger. Pero mi experiencia con aquellas personas que se comprometen con un bien superior, ya sea erradicar a los sangre sucia del mundo mágico, o destruir al Señor Tenebroso, es que en general son idiotas egoístas capaces de sacrificar en el proceso a aquellos que aman." Hermione sintió su estómago revolverse ante la acusación. No tanto por la rabia que provocaban las palabras de Nott, sino por la culpa. "Así que perdónanos si Blaise y yo preferimos ser menos heroicos que tú, y nos dedicamos al mezquino placer de cuidar a los que amamos para evitarles sufrimiento".
"¿Y cómo se supone que estás ayudando a Draco ahora?"
"Eso, querida Granger, dejó de ser asunto tuyo hace mucho".
Hermione sintió que los ojos le picaban, pero no le daría el gusto.
"Sé que cometí errores, Nott", expuso, moderando el timbre de su voz y dando un paso en dirección a él.
"¡Vaya, qué novedad!", rió Blaise, "Hermione Granger admitiendo que comete errores".
Hermione lo ignoró, para seguir hablando. "Pero realmente pensé que era lo mejor".
"¿Borrar la memoria a Luna te pareció una buena idea?", los ojos de Nott brillaron de un modo extraño al hacer la pregunta.
Mentalmente inestable, recordó Hermione, y tomó aire por reflejo.
"En ese momento creí que lo era".
"Pues te equivocaste", oyó decir a Zabini.
"Sí. Me equivoqué", admitió, notando cómo Nott entrecerraba los ojos. "Ahora sé que fue un error".
"Pues es demasiado tarde, ¿no?", siguió el moreno, mientras Nott parecía hacer un análisis de ella.
"Blaise", dijo Nott al fin, sin dejar de mirar a Hermione. "Déjanos solos un momento".
Hermione sintió un temblor recorrer su cuerpo. No sabía si quedar a solas con el más peligroso de ellos fuera a ser mejor que seguir con ambos. Pero Zabini no puso mayor objeción y, tras torcer el labio, salió del salón por la puerta del fondo.
"Debes saber que no es lo único que lamento", dijo Hermione, sin querer darle tiempo a él de decir nada, por temor a lo que fuera que Nott tenía planeado. "Desde que recuperé mis recuerdos, no hay un día en que no piense que, de haber dejado a Luna contigo en la mansión, en lugar de convencerla de venir con nosotros, ella… habría estado mejor".
"¿Eso crees?", se burló.
Y Hermione se mordió los labios, sin saber si le correspondía a ella colocarlo al tanto de lo que había ocurrido a Luna.
"Ella…", intentó rectificar. "Las cosas no salieron como esperábamos y creo que, de haberse quedado contigo…"
"¿No la habrían violado?", preguntó con una seriedad que espantaba, como si lo que acababa de decir no fuera todo lo horroroso que Hermione pensaba que era. "¿Te sorprende que lo sepa? Draco me lo dijo".
"Y, Luna…"
"Yo se lo dije", volvió a interrumpirla. "No existen secretos entre nosotros".
"Ya veo por qué me odias…", soltó Hermione, apretando firmemente su varita. Nott lucía demasiado relajado y eso le daba miedo.
"No te odio, Granger", negó con la cabeza. "Sólo te desprecio. Pero no por lo que tú crees. De hecho", se puso de pie, caminando hasta uno de los cuadros del salón, "te agradezco que la llevaras contigo", sus ojos se giraron a ella y sonrió, como si le hiciera gracia la confusión en su rostro.
"Cuando estaba en cuarto año en Hogwarts", comenzó Nott de pronto, "Millicent me regaló un cachorro. Era un animal realmente entretenido, ¿sabes? Nunca había tenido una mascota, y sabía que era un error encariñarme así con un animal, pero… llegué a amar a ese perro", se encogió de hombros " Lamentablemente, mi padre lo notó", sus dedos buscaron el anillo en su anular como si fuera un reflejo. "Un día llegó borracho, con deseos de golpearme. Y yo cometí el error de defenderme. Esa noche me sentí realmente victorioso, ¿sabes? Y pensé ilusamente que cuando despertara, ya sin alcohol, se daría cuenta de que ya no podía golpearme cuando quisiera y que ese sería el fin a los abusos", se mordió los labios con fuerza. "Por supuesto las cosas rara vez resultan como esperamos. Y al día siguiente, en lugar de cumplir mi infantil deseo, me hizo bajar a las mazmorras y me ató. Yo creí que me golpearía de verdad. Como lo hizo cuando maté a mi madre. Pero en lugar de eso, ¿sabes qué hizo?"
Hermione no se atrevía ni a respirar, por lo que esperó hasta que él continuara su relato.
"Me obligó a mirar mientras destripaba a mi perro", Hermione sintió su estómago revolverse. "Después de eso, no volví a defenderme de sus golpizas ni intentar detenerlo. Al menos no hasta esa noche en que llevaste a Luna contigo", sonrió. "Y cuando me castigó por mi osadía, mientras me pateaba contra el piso y me llamaba mil cosas, yo solo podía reír, ¿sabes? Y se lo dije: le dije que no importaba cuanto me golpeara, porque en realidad no podía hacerme daño. No realmente. Porque la única persona a través de la cual podía herirme, había escapado esa noche, lejos de él".
Hermione sintió un nudo en su garganta que le impedía decir nada.
" Si ella hubiera estado ahí, la habría usado para darme una lección, Granger. Así que, si hay algo que debo agradecerte, es que llevaras a Luna contigo".
"Y aún así, usas su anillo", logró decir Hermione en voz baja.
"Así es. Lo uso", sonrió. "Porque mientras él se pudre en Azkaban, yo tengo su maldito anillo, y su dinero. En cierto modo, simboliza mi victoria sobre él. Pero es algo que tú no entenderías".
"¿Del mismo modo que no entiendo por qué quieren que Draco siga condenado?"
" Todo lo que Potter y tú están haciendo, no hace más que empeorar las cosas para él".
"¿Empeorarlas? Draco arriesga el beso del dementor. Solo puedo mejorarlas".
"No entiendes nada".
"Si al menos me explicaras por qué…"
"Theo", la voz que interrumpió la discusión era suave y melódica, con un timbre único que solo podía pertenecer a una persona.
"Luna", susurró Hermione, respirando más aliviada al verla entrar. La joven se limitó a dirigirle una breve sonrisa, antes de caminar hasta Nott y coger su mano.
"Tal vez deberías explicarle todo", le dijo a su novio, quien parecía extrañamente dócil en su presencia. "Hermione y Harry solo intentan ayudar a Draco. Si entienden mejor las cosas, entre todos podamos hacer algo, en lugar de sabotearnos mutuamente. ¿No crees?"
Theodore Nott pareció contener el aliento por un instante. Si era que consideraba la sugerencia de Luna o si buscaba una excusa para no hacerlo, Hermione no habría podido decir. Pero al cabo de unos segundos, se limitó a asentir en dirección a la rubia, antes de girarse a Hermione.
"Todo lo que hagan por demostrar inocencia es inútil", expuso Nott al fin, con expresión hastiada. "Luego de que terminara la guerra y apenas pude salir de San Mungo, intenté sobornar al Ministro".
Hermione separó los labios para decir algo, pero un gesto con la cabeza de Luna le indicó que guardara silencio, dejando a Nott continuar.
"Mi idea era hacerle ver las ventajas de una donación importante en galeones, para asegurar la reconstrucción, y que de seguro todos estarían tan concentrados con las buenas noticias, que no echarían de menos a dos prisioneros".
"¿Kingley aceptó dinero?"
"De haberlo hecho, no estaríamos teniendo esta conversación, ¿verdad?", se burló Nott, recibiendo una mirada reprobatoria de Luna. "No aceptó el dinero. Pero cuando le dije que podía llevar pruebas de la participación de Draco como espía de la Orden, pareció reconsiderar. Al cabo de unas semanas, me dijo que podía liberar a Blaise, que era quien en ese momento lo estaba pasando peor y que si dejábamos transcurrir suficiente tiempo, él se encargaría de hacer un juicio abreviado para Draco, de modo que quedara libre sin que nadie se enterara. Dentro de todo, nos pareció un buen trato".
Theodore dirigió una mirada a Luna, como si buscara su aprobación, antes de seguir.
"Cuando el Wizengamot se negó a dejar salir a Blaise, Draco asumió la culpa para que fuera más fácil conseguirlo. Shacklebolt dijo que era una buena idea, que él ya estaba moviendo las cosas para Draco. Pero nunca aceptó hacer el voto inquebrantable. Supongo que debí sospechar que no tenía intenciones de cumplir. Pronto nos enteramos de que había llegado a un trato con Jeremías Smooth", El Presidente del Wizengamot, recordó Hermione. "Ellos necesitaban un castigo ejemplar sobre un prisionero que representara todo lo que odiaban".
"Y Draco…"
"Era el nombre ideal. Hijo de la mano derecha de Voldemort, sobrino de una criminal ampliamente reconocida, sangre pura, ridículamente rico, y sin herederos a los que dejar su fortuna. ¿Te imaginas de cuánto dinero dispondría el ministerio si lograban confiscar sus bienes?"
"Pero Kingsley…"
"Shacklebolt es un político, Granger. Él también mira por un bien superior. ¿Qué es la vida de un ex mortífago comparada con la prosperidad del mundo mágico?", se burló Nott. "Pero estoy de acuerdo en que tiene más consciencia que otros. Y probablemente por lo mismo, ha dilatado el juicio todo cuanto ha podido, el problema, es que eso solo ha empeorado las cosas".
"No entiendo", expuso Hermione.
"Si no hay esperanzas de que lo dejen en libertad algún día, solo queda sacarlo de ahí por la fuerza", dijo como si fuera obvio, pero la incomprensión de ella pareció sorprenderlo. "¡Vamos, Granger! Tú y tus amigos son expertos en romper todas las reglas, ¿de verdad te sorprende que hagamos lo mismo para sacar a Draco de ahí?"
"Pero, ¿cómo?"
Nott dirigió sus ojos a Luna, quien asintió con firmeza, al parecer convenciendo a su novio finalmente de hacerla participar de su plan.
"Poco después de comprender que tu Ministro no tenía intenciones de dejar a Draco en libertad, analizamos distintas opciones, hasta que Rodolphus Lestrange recibió su condena. Verás, el día previo a que se aplique el Beso del Dementor, el protocolo dice que te deben dar tu última noche en paz, y te llevan a una sala que queda en el ala este de Azkaban. Un lugar igual de inhóspito y frío que el resto de la prisión, pero que debajo, conecta directo con el mar. ¿Entiendes?"
"Pensaban rescatarlo de la torre?"
"¡Claro! Blaise y yo nos hemos asegurado de tener todo listo para entonces. Pero como la condena no llegaba nunca, le pedimos a Draco que hiciera algo por apurarla, y créeme que lo ha intentado, tomando la culpa de cada crimen del que pudiera ser autor".
Hermione separó los labios, comprendiendo finalmente la ilógica conducta del rubio.
"Y cuando finalmente conseguimos que lo condenaran, para tener nuestra oportunidad, Potter y tú aparecieron con sus ínfulas de héroes y lo echaron todo a perder".
"Theo…", le llamó Luna. "Hermione no tenía cómo saberlo".
"Pues ya lo sabe. Y me encantaría saber qué es lo que hará nuestra heroína ahora".
Hermione colocó todo su esfuerzo en mantener su rostro inexpresivo, mientras analizaba lo que acababa de descubrir.
Si Kingsley ya estaba al tanto del rol de Draco en la guerra, y aún así no había conseguido nada mejor que retrasar la condena, significaba que toda su conversación de esa mañana no había sido más que un acto. Una fachada en que fingía colaboración sin dar esperanzas de nada. Considerando su rol como espía encubierto de la Orden, el engaño se le daba fácil. Y Hermione había sido demasiado confiada para verlo.
Pero ahora que conocía la verdad, entendía que ninguna prueba sería suficiente para sacar a Draco de Azkaban. Tener un chivo expiatorio y acceder al dinero necesario para reconstruir Gran Bretaña era un incentivo demasiado poderoso para el Ministro, por lo que, aunque no le agradaba admitirlo, pensó que el plan de Nott podía ser la mejor opción. Incluso si implicaba una vida oculta, lejos del mundo mágico en que Draco había vivido siempre.
"¿No te asusta la idea de renunciar a tu magia?"
"Cualquier opción es mejor que Azkaban", aún retumbaban sus palabras en su cabeza.
"Hermione", le llamó Luna, cogiendo su mano y clavando en ella sus ojos color plata. "Podemos entender si no tienes una respuesta ahora. El tiempo suele ser el mejor amigo para las buenas decisiones".
"Draco lleva tres años en Azkaban, Luna", susurró, alzando luego su mirada hasta enfrentar la de Nott. "No hay mucho más que pensar ahora, sino ver la forma de ayudar". El joven alzó una ceja intrigado. "¿Qué es lo que quieres que haga?"
"¿Estás dispuesta a desafiar las reglas, por un mortífago?"
"Tú sabes que es más que eso para mí. Y desde el momento en que recuperé mis recuerdos, yo también lo sé".
Para sorpresa de Hermione, las siguientes palabras de Nott no fueron ningún cuestionamiento ni aceptación a su propuesta de ayuda, sino algo muy distinto.
"Hablando de recuerdos. ¿No crees que es momento de que Luna recupere los suyos?"
Hermione sintió que de un momento a otro, se cortaba su respiración, mientras dirigía sus ojos a enfrentar los de la rubia.
"Lo siento, Luna. Lamento tanto no haber cumplido mi promesa".
"Está bien, Hermione", sonrió la muchacha, con la sinceridad que solo ella poseía. "Afortunadamente, después de la victoria de Harry, aún llevaba el espejo conmigo y no podía dejar de mirarlo, esperando que algo apareciera en él, aunque no supiera qué. Cuando finalmente Theo dejó San Mungo y pudo llegar al espejo, verlo ahí no tenía mucho significado para mí. Pero algo me dijo que era importante. Supongo que hay cosas que simplemente están predestinadas, ¿sabes?"
Hermione sintió que los ojos le picaban y en un impulso que pocas veces había tenido, atrajo a la rubia hacia sí y la abrazó con fuerza.
"Me alegro tanto, por ti, Luna", susurró en su oído. "Me alegra tanto verte feliz".
"Lo sé, Hermione". La rubia se separó lentamente de ella, mirándola con una expresión de disculpa. "Pero, realmente me gustaría recuperar mis recuerdos".
"Luna…"
" Sé que tu intención al ocultarlos fue buena, Hermione. Quieres mantener en el olvido lo malo, pero también perdí lo bueno. Hay cosas que solo sé a través de Theo. Quiero tener mi propia versión y decirle lo que yo sentí en cada uno de esos momentos de la primera vez que nos enamoramos". Luna apretó las manos de Hermione entre las suyas. "Cada uno de nosotros está formado por sus experiencias. Son estas las que nos hacen lo que somos. ¿Cómo puedo ser yo misma, si hay una parte de mi vida que he olvidado?"
Hermione no podía dejar de admirar la fortaleza de la joven. Luna Lovegood siempre había dado muestras de una valentía que para ella era difícil de entender, y no obstante, ella había creído que lo mejor había sido hacerla olvidar. Pero, ¿había sido la opción más justa para Luna?
Al enfrentar sus ojos en ese momento, pensó que había sido un error, y pese a sus buenas intenciones, y a su deseo de evitarle el sufrimiento, Hermione alzó su varita en dirección a la joven y pronunció el hechizo.
Poco a poco, los ojos color plata de Luna se fueron entrecerrando y abriendo a medida que los recuerdos regresaban y se ordenaban en su memoria, hasta que pareció no haber nada más que entender.
"Eso explica muchas cosas", susurró la rubia, en lo que parecía una reflexión más para sí misma que para los demás.
"¿Estás bien?", preguntó Nott, acercándose hasta ella y cogiéndola por los hombros, con una delicadeza y expresión preocupadas, que Hermione se sorprendió de ver en él.
Luna asintió, pero las lágrimas parecían asomar a su rostro.
"Hay cosas bellas. Tan bellas", sonrió, colocando sus manos en el pecho de Nott. "Nuestras conversaciones eran… me hacían tan feliz. Te amaba tanto".
"Esperaba que aún lo hicieras", sonrió Nott y Luna asintió risueña, haciendo a Hermione sentirse incómoda al ser espectadora de un momento tan íntimo.
Pero el rostro de Luna se ensombreció de golpe, antes de hablar otra vez. "No te lo dije porque no quería que sufrieras por mi".
Hermione no necesitaba explicaciones para entender a lo que la joven aludía, y por el modo en que el rostro de Nott palideció, él lo entendía también.
"Si Rodolphus Lestrange no estuviera muerto, te juro que lo mataría con mis propias manos".
"No fue Rodolphus", dijo Luna de pronto.
"¿Cómo?", la incomprensión se reflejó en el rostro de Nott, y Hermione pensó que representaba bastante bien su propia inquietud. "Draco dijo que…"
"Rodolphus me llevó a la habitación. Pero era otro el que esperaba por mí", la rubia hizo una pausa para entrecerrar los ojos, como si doliera recordar. "Dijo que con eso saldaba su deuda y que lo llamara al terminar".
"¿Quién era?", siguió Nott, la ira clara en su voz.
"Llevaba una máscara. Nunca pude ver su rostro. Solo la máscara y el anillo".
"¿Qué anillo? ¿Recuerdas el anillo?", insistió Nott, sus dedos clavados en los hombros de Luna, en cuyo rostro se iba pintando la comprensión. "Todas las familias sangre pura tienen un anillo distinto, Luna. Si recuerdas el anillo, sabremos quien…", los pálidos dedos de Luna se alzaron lentamente al rostro de Theodore Nott, hasta envolver su mejilla. En sus labios había una sonrisa triste, mientras su otra mano buscaba la muñeca de él y sus ojos se clavaron en el anillo que resplandecía en su anular.
El joven pareció no necesitar más aclaraciones cuando en su rostro se dibujó la comprensión, y luego el horror.
Hermione llevó las manos a su boca por reflejo.
"Hermione", susurró Luna, en un hilo de voz, girando levemente el rostro en su dirección, aunque sin dejar de mirar la expresión descompuesta de Nott. "Gracias por devolverme mis recuerdos". Una lágrima acabó por desprenderse de sus ojos y rodar por su mejilla. "Ahora necesito hablar con Theo".
Ella se limitó a asentir y retroceder un par de pasos, antes de girarse y alcanzar la puerta, para luego echar a correr.
Y corrió y corrió, intentando dejar atrás el horror de lo que acababa de ser descubierto.
-Fin del Capítulo 30-
Para actualizaciones y más historias, no olviden seguirme en mi instagram: alexiarriddle/
COMO SIEMPRE, SUS COMENTARIOS, SUGERENCIAS, TEORÍAS Y PREGUNTAS ME ALEGRAN EL DÍA, Y ME AYUDAN A MEJORAR, ASÍ QUE NO OLVIDEN ENVIARLOS.
UN ABRAZO A TOD S,
Alex
