Gracias a un bello mensaje que leí hoy en la mañana decidí continuar esta historia, así como me esforzaré en continuar las demás.

-Mi Pasado en Plata -

Resoluciones y Mensajes


Stella se dejó llorar mucho y con fuerza mientras repetía entre dientes una y otra vez que nadie le había creído nunca.

Harold la abrazaba con dulzura mientras con una seña le decía su esposo que pusiera a hervir agua para té.

Ella estuvo un rato allí hasta que de pronto sintió vergüenza. Se separó lentamente tallándose las mejillas. Harold le veía con cariño.

-Lo que te pasó fue terrible, Stella, pero no es tu culpa, corazón. Nunca lo fue y nunca lo ha sido.- Dijo Harold tomándola de los hombros.

Howard llego con una charolita y les repartió té de manzanilla a todos (doble por eso del estrés).

-Bien- Dijo Howard tomando asiento del otro lado de Stella. - Es bueno llorar, Stella, sacar ese dolor, pero necesito que tengas claro la realidad, así que toma un sorbo de té y repite conmigo.

La chica sorbió de su taza, sabiéndole ligeramente dulce y acido al final, pero sin duda muy sabroso.

-No es mi culpa.- Dijo Howard.- Repite.

-Yo…-

-Adelante, dilo…-

-No…no es mi culpa.-

-Más fuerte.-

-No es mi culpa.-

-¡Mas fuerte!- Ante el grito de papá oso, Linka y Clyde saltaron en el sillón, era demasiado raro escuchar que levantara la voz.

- ¡NO ES MI CULPA!- Gritó Stella para luego dar un enorme sorbo a la taza de té.

-Excelente, primor- Dijo Harold palmeándole la cabeza.- Repítelo siempre que tengas esos feos recuerdos. No es tu culpa, nunca lo fue. Estuviste sola, pero ya no lo estás.

Ella solo asintió y terminó de beber de su taza de porcelana francesa, lo que quedaba.

Sollozó un par de veces más. Luego levantó la vista y vio el techo, a las adornadas paredes.

Luego a los señores McBride, a Linka y Clyde. Volvió a ser consciente del rico aroma de la casa.

-No tienen idea de cómo les agradezco su apoyo, de verdad. Siempre quise escuchar esas palabras.- Les sonrió levemente- Ahora me siento mucho mejor gracias a todos ustedes.-Se puso de pie.- Ahora, realmente me tengo que ir. Ya estuve mucho tiempo fuera de casa y ya di mucha guerra aquí.-

Linka se levantó de súbito. -¿Por qué no te quedas en mi casa? Hoy han pasado muchas cosas y quisiera estar contigo un poco más.

-O si quieren podemos quedarnos hoy en mi casa.- Intervino Clyde.

-Con respecto a eso.- Dijo Howard.- Creo que por ahora lo de las pijamadas queda suspendido.

-¡¿Pero por qué?!- Reclamó Linka molesta.

-No es por lo ocurrido hoy, Linka. Es específicamente porque ya van a cumplir 15 años y no es adecuado que se queden encerrados toda la noche en una habitación. - Dijo el pelirrojo.- Puedo dar más explicaciones pero se pondrá incómodo.-

Curiosamente, Clyde sonrió, luego dijo- Papás, tienen toda la razón. Que les parece si ellas se quedan en la habitación de huéspedes ya para la hora de dormir, horario que ustedes determinarán y se respetará religiosamente. Y yo me quedo en mi cuarto quedando así separados, como debe de ser.- Linka y Clyde sonrieron mientras Stella los veía algo confundida.

Ambos padres se quedaron pensativos unos segundos. Luego dijeron que la idea era buena pero que antes se tendría una charla muy seria con Clyde, por lo que la pijamada sería en otra ocasión.

-¿Lo van a regañar?- Intervino nerviosa, Linka. Stella le puso la mano en el hombro y se le acercó al oído a su albina amiga.

-Le van a hablar de sexo.- Le dijo suavemente. Linka se sonrojó mientras soltaba un sonoro: "Oh" -Entonces, je,je ya nos vamos.- Y salieron de la casa con cierta prisa.


Stella y Linka caminaban en la acera. A pesar de la insistencia de la albina, Stella había denegado la invitación de pasar la noche en su casa. Además de que Stella le había dejado claro que sí hablarían más acerca de lo que le había sucedido, pero que justo en ese momento, no deseaba comentarlo más.

-Papá Oso y papá Castor nunca nos habían denegado una pijamada.- Comentó Linka cambiando el tema.

-Pues tienen razón. La verdad es que ya no somos unos niños. Lo pensé desde la vez que me invitaron.-

-¡Ay! Pero si qué vamos a hacer también. Ya ni que fuéramos los grandes ciudadanos.- Dijo Linka quitándole peso al asunto.

Stella, quien aún sentía esa angustia en el pecho de haber revelado lo que más le dolía en la vida, sonrió.

-Linka, imagina que tenemos la pijamada como la última vez, todos durmiendo en la misma habitación, te levantas al baño y ves a tu querido Clyde con una enorme carpa en su pantalón.

-¿Carpa?

-Te estás haciendo tonta, ¡con eso parado, pues!- Le dijo entre dientes y algo apenada.

-¡Aaah! Con una erección matutina. Es cuestión de que lo ignores, tampoco es como si esa cosa se le fuera a soltar y morderte.-

Stella abrió los ojos como plato y se llevó la mano a la boca.

-¿Le has visto el -bajó volumen a su voz-miembro a Clyde?-

-Je, je, solo un par de veces cuando me he levantado antes que él y solo marcado en su pijama, no seas pervertida.-Linka rio un poco.- Si le prestas atención, ves como que se mueve…-

-¡¿Cómo que se mueve?!- Dijo Stella y se llevó las dos manos a la cara poniéndose colorada hasta las orejas. Luego se echó aire con las manos. -Eres…una…idiota, Linka. ¿Clyde sabe de qué eres una fisgona?-

-¡Ay! Claro que no. Si se entera, allí si nos quedamos sin pijamada. Así que no digas nada.

-Eres una zorra, Linka.

-Corrección, soy un hurón de invierno. -Dijo sonriendo orgullosa. -Quédate hoy en mi casa y te cuento más cosas que he visto de Clyde.

-No gracias, no quiero saber cuánto le mide.

-No es tan chico.

-¡Que te calles!

Linka lanzó una carcajada. -Temes que se te antoje, ¿verdad? Te entiendo, chica, te entiendo.

-¡Aja!- Respondió Stella dispuesta a enfrentarla con todo y su pena.- ¿Y si se me antoja y me lo quiero comer? Luego no te quejes porque eres tú la que anda contando cochinadas.

-Ya te dije que yo voy en el paquete. Chocolate y vainillita.- Y le sonrió mostrando los colmillos.

-Aquí el único paquete es el que le has visto a Clyde.- Dijo Stella y ambas rieron.

-Anda, quédate conmigo y te cuento más.

-Quisiera, pero de verdad debo llegar a mi casa.

-Pero, cariño, yo solo quiero pasar tiempo contigo.- Le dijo la peliblanca poniendo ojos de cachorro.

Stella frunció la boca y le miró. - A veces me das miedo, Linka.-

-Tú sabes que soy todo amor, Stella, te quiero como a Clyde.-

-¿Eso que significa?

-Que si ustedes no están, no sabría que hacer conmigo.- Contestó con voz suave calmando el relajo.

Stella le abrazó del cuello mientras seguían caminando y le dio un beso en la cabeza.

-Eres un bombón de vainilla, Linka. Sin embargo, a veces no sé si eres un dulce angelito o un pequeño demonio albino.-

-Tu solo ámame y ya. - Le dijo sonriendo.

Llegaron a la esquina en donde sus caminos se separaban.

-¿Estarás bien?- Preguntó la albina seriamente.

-Lo estaré, Linka.- Stella le sonrió, se agachó y le beso la mejilla dulcemente. Luego se la acarició.

Linka se sonrojó, y sonrió con fuerza.- Se va a poner celoso, Clyde.

-¿De quién?.- Contestó la morena.


Lynn Loud miraba el reloj de la sala, luego, la luz que se colaba por debajo de la puerta de entrada en donde en cualquier segundo, su hija podría aparecer.

Su corazón estaba intranquilo, así como sus manos que se movían nerviosas en los apoya brazos del sillón.

Y es que el médico había dado en el clavo. Las cosas necesitaban ser zanjadas o terminaría en desastre.

Él quizá hubiera deseado que su pequeña no fuera tan…explosiva. Pero desde que la tuvo en sus brazos supo que del cielo le había llegado un pequeño huracán y como la mayoría de los humanos, dejó las cosas al tiempo, y el tiempo se había acabado.

La tecnología le rebasaba, temía que, de alguna forma, Linka contactara a su madre sin conocer, la posibilidad de las represalias.

No podía permitir eso. Tendría que enterarla de alguna manera. Decirle la verdad, o por lo menos gran parte de ella.

El tic-tac del reloj seguía avanzando mientras pensaba que la vida que decidió junto a Rita los aventaba de lleno a un futuro sin más esperanza que Linka misma. Como extrañaba a la que brevemente fue su esposa. Como deseaba haber sido una familia unida y grande, haber tenido más hijos, los que Dios le enviara. 10 u 11 si era posible, a él no le hubiera importado.

Pero la realidad era tan cruda, como su soledad.

Unos pasos se acercaron…un par de sombras debajo de la puerta. Su niña de cabello de plata estaba entrando con una enorme sonrisa.


07:30 PM

CHAT ROOM, TELEGRAM. GRUPO DE CLYDE, LINKA Y STELLA

Linka: buenaaas

Stella: deja dormir, Linka

Linka: A poco ya estabas durmiendo? Ya tú

Stella: Ha sido un día pesado.

Linka: Si lo sé…

Clyde: Heeeey, que pasó?

Linka: Hello, Clyde. Bien ya que estamos aquí. Ejem. Probando probando

Clyde: Si estabas durmiendo, Stella?

Stella: No, solo flojeo.

Linka: Clyde, que te dijeron Papá oso y castor?

Stella: Linka, ya te había dicho qué cosa le dijeron.

Linka: Necesitamos una fuente mas confiable. Clyde?

Clyde: Bueno, me dijeron el por qué no podía realizar más pijamadas. Aunque los convencí de la opción que les ofrecí. Así que, a partir de hoy, dormirán en la habitación de invitados y que todo el relajo lo haremos en la sala.

Stella: Bueno, la tv de allí es más grande. Bien grande como te gusta, no, Linka?

Linka: A ti también te gusta enorme, Stellita…entre más grande la pantalla mejor, no?

Clyde: Que bueno que no les importe este cambio en las reuniones. Aunque siento que hay una subtrama que no estoy captando bien.

Linka: Para nada, Clyde.

Stella: Nop, nada.

Clyde: Pues esa fue toda la charla.

Stella: Supongo que te dijeron que ya estamos grandes y que no era correcto por que ya somos señoritas y señoritos.

Linka: jajajaja, señoritos…

Clyde: Y si, que para evitar malos entendidos, por cuestiones biológicas y demás.

Linka: Si, como las erecciones matutinas.

Stella: Claro, es entendible, imagínate ir al baño y encontrarte con esa cosa suelta?

Linka: JAJAJJAJAJAJ y si me muerde?

Stella: JAJAJAJJAJAJAJAJ

Clyde:…Son unas indecentes deveras.

Linka: Ya, primor, yo te conozco todo todito desde hace años.

Cyde: Éramos niños y en dado caso yo también a ti.

Stella: dejen voy por palomitas, esto se pondrá bueno.

Linka: Si, ya lo sé, el año pasado me viste desnuda en ese sanitario. Entraste y me comiste con la mirada. Me devoraste…

Clyde: Eso fue un accidente y ni te vi. Me refiero a cuando éramos niños!

Stella: Rayos, yo soy la única que no les conoce nada.

Linka: Te puedo mandar una fotito de Clyde nude en una tina de baño.

Stella: diablito

Clyde: Si haces eso, yo mando una donde estas de trasero.

Stella: Vengan las fotos, hagan feliz a mamá!

Linka: Si envío la foto, pero tienes que enviar una igual, Stella. Aquí o todos nudes o nadie.

Stella: Yo no estaba en el pleito. Y no tengo fotos mías desnuda.

Linka: Manda una actual, la tomaremos igual.

Stella: Ya quisieras, hurón pervertido. Manda tú

Clyde: Linka, deja de pedirle nudes a la gente.

Foto Temporal Enviada de Linka

Clyde: Que enviaste, linka.

Stella: OMG si enviaste algo…

LInka: Envíen o sean cobardes.

Tanto Clyde como Stella dieron click a la foto temporal (esas que solo son vistas una vez) y no era otra más que Linka, sonriendo con sus dientes frontales algo salidos levantándose el cabello con ambas manos y mostrando sin pena un blanco corpiño en su dorso, sentada sobre sus talones en su cama, usando su pantalón de pijama.

Linka: Espero sus respuestas.

Clyde: Ahora entiendo mejor por que mis papás restringieron las pijamadas.

Stella: …

Foto Temporal Enviada de Stella

Clyde: Oh por dios…

Linka y Clyde dieron click y era Stella, igual mostrando un verde corpiño algo ruborizada, se tapaba levemente y fue suficiente para que Clyde imaginara que se transparentaba su ropa. Igual estaba en su cama sentada en sus talones.

Stella: Te toca, Clyde.

LInka: Te toca…

Clyde: Y que quieren que mande? Yo no uso corpiño.

Stella, muéstranos ese marcado pecho.

Linka: O una fotito en boxer, anda.

Clyde: …

Stella: Es mentira, hombre, no te sulfures solo estamos jodiendo…

Foto Temporal Enviada de Clyde

Ni Linka ni Stella pensaron en realidad que Clyde enviaría una foto. Lo que no sabían es que, después del acontecimiento del baile, el chico había pensado mucho en su comportamiento y había decidido, confiar un poco más en sí mismo…o sentía que las perdería…

Con la boca levemente abierta de la impresión de que Clyde se hubiere atrevido, ambas chicas dieron click a la imagen. Luego sonrieron.

Clyde estaba sentado en sus talones, solo en boxer, mirando a la cámara y flexionando el brazo donde se lucía un leve músculo. El chico se había esforzado en verse lo más seguro posible.

Linka: Mira ese morenote hermoso.

Stella: y ese vientre plano, uy!

Clyde: Si, algo que tenemos en común es eso…

Linka:…

Stella:…

Clyde: me refiero al vientre plano! No al pecho!

Linka: Te acabas de meter en un problema enorme, Claycito…

Stella: Nos dijo que somos planas como tabla de planchar. Nomas.

Linka: Que no sabe si vamos o venimos, dijo.

Stella: Y una mandándole nudes.

Clyde: No eran nudes! Y me refiero a su vientre que es plano, bonito y perfecto!

LInka: lo quieres componer con halagos. Pues funcionó.

Stella: Ya dijo, le parecemos sexys.

Clyde estaba sonrojado. Veía el celular y no sabía que contestar. Como un flashback se le vino de pronto las veces que lo habían sobajado por ser débil. Las veces que ellas lo habían defendido.

Frunció el ceño.

Clyde: La verdada, si. Las dos son increíblemente sexys!

Clyde salió del grupo.

Linka: Creo que rompimos a Clyde…

Stella: maiga, si…


Ya basta de rodeos, Clyde ya encontró sus huevos (o parte de ellos) igual Lynn.

Espero actualizar pronto chicos. Saludos.

Lobo Hibiky