Esta vez con algo de retraso por que estuve haciendo unos adornos para navidad, (y sigo haciendo en realidad) pero aquí les traigo el nuevo capitulo de esta historia
Agradezco mucho su apoyo a los que le han dado una oportunidad a esta historia, espero este siendo de su agrado, y no se olviden de dejar un comentario.
Capítulo 6 - Respuestas
Por la mañana, un rayo de luz le golpeo directamente en la cara, Jill se removió fastidiada, dándose vuelta y ocultándose bajo las gruesas colchas.
Su siesta duro poco, Sebastian llamo un par de veces a la habitación y entro, corriendo las cortinas, permitiendo que la luz del sol inundara toda la habitación.
— Lady Sutcliff, ya es de mañana, el desayuno está casi listo y pronto estará servido en la mesa — lo escucho decirle, Jill balbuceo ocultándose más bajo las colchas, Sebastián suspiro, tomo el edredón en sus manos y tiro de él, descubriendo completamente a la joven shinigami
Jill tembló un poco de frio debido al cambio de temperatura tan abrupto, entreabrió los ojos, notando como el camisón se le había subido casi hasta la cadera. Dejando al descubierto sus blancos muslos y su ropa interior. Su cara se tornó completamente roja, tomo la sabana de la cama y se cubrió con ella.
— ¡Acaso no te enseñaron a no entrar a la habitación de una dama! — le reclamo completamente sonrojada.
— Es por ello que tengo los ojos vendados, mi Lady — respondió amablemente, señalando un vendaje negro que cubría perfectamente sus ojos — a un mayordomo no le está permitido ver la tersa piel de una dama.
— ¿Y cómo sé que no me estas espiando? — gruño con desconfianza — eres un demonio después de todo
— El siquiera pensar en espiarle sería una grave falta de respeto hacia una invitada — respondió con fingida aflicción — ¿o no lo cree mi Lady?
— No puedo terminar de creerte — respondió mirándolo con los ojos entrecerrados
— Supongo que es normal en un shinigami — suspiro con resignación — con su permiso, mi Lady — agrego llevando una mano a su pecho — el desayuno estará listo pronto, por favor no demore en bajar, el joven amo la espera — agrego saliendo de la habitación.
Jill permaneció unos instantes más en aquella habitación, aún estaba levemente ruborizada por la situación de antes, respiro profundamente y se vistió rápidamente para bajar, colgándose su katana al hombro.
Cuando llego al comedor, Ciel la estaba esperando sentado en el mismo lugar que la noche anterior, Sebastian y los 4 sirvientes se encontraban de pie, a espaldas de Ciel. Se aproximó pasando saliva, Sebastian le ofreció la misma silla que la noche anterior.
El desayuno consistía de cosas ligeras, principalmente frutas, panecillos con mantequilla, tostadas con mermelada, huevos con tocino, y algo de leche tibia o te para acompañar.
Ciel desayunó en silencio, acción qué Jill imitó, observaba de reojo a los sirvientes de pie, detrás de su amo, pero estos últimos no hicieron movimiento alguno.
— ¿Qué te parece si tenemos nuestra charla en el invernadero? — le pregunto Ciel cuando terminó el desayuno — Sebastian nos llevará el té y algunos bocadillos
— ¿Ustedes los aristócratas no se cansan de comer? — pregunto divertida
— A veces yo he pensado lo mismo — respondió sonriendo de medio lado
Sebastian los condujo al patio, en cuyo centro estaba un hermoso invernadero con distintas plantas y flores, en medio de aquel hábitat de cristal, se encontraba una mesita redonda, con un par de sillas, dispuesta para que se pudiera beber el té, y disfrutar un poco de la naturaleza.
— Entonces, ¿intentaras obtener información de mí, mocoso? — pregunto sentándose frente a Ciel.
— Si lo quieres ver de ese modo — suspiro con fastidio — Sebastian, trae unos pastelillos
El mayordomo asintió y se retiró del lugar, dejándolos completamente solos.
— ¿Que quieres saber? — le pregunto Jill analizándolo con la mirada
— ¿Que son realmente ustedes los shinigamis? ¿Es verdad que creen tener el control de quien vive o muere?
— No es que tengamos el control, mocoso — le respondió sin rodeos — Es lo que hacemos, nuestro trabajo es recolectar las almas de los vivos una vez que se ha completado su ciclo — agrego — Somos la muerte misma, y básicamente sabemos cómo y cuándo morirá un individuo por medio de nuestra lista de la muerte
— ¿Que es esa lista de la muerte de la que hablas? — pregunto sin terminarle de creer
— Nuestros superiores nos entregan un registro de un individuo, en el que indica su nombre, fecha de nacimiento y su fecha y hora programada de muerte y la manera en la que fallecerá — respondió la shinigami — además acompañado de una foto para poder identificar al susodicho más fácilmente, una vez que lo localizamos, solamente tenemos que esperar a que ocurra el suceso que causara su muerte — suspiro — es entonces que analizamos su cinematic record para decidir si ese individuo muere, o puede seguir viviendo.
— ¿Qué es eso a lo que llamas cinematic record? — preguntó Ciel con curiosidad
— Básicamente es el registro de la vida de un individuo — respondió tratando de ser clara — todas las memorias, vivencias, pensamientos de un ser humano quedan grabadas en su alma a forma de un cinematic record — aclaro — Poniendo un ejemplo, ha sucedido en ocasiones que después de un accidente una persona ha llegado a decir "vi mi vida pasar ante mis ojos", eso sucede porque la persona en cuestión ha estado al borde de la muerte y ha logrado ver su cinematic record mientras el shinigami lo analiza. No hay nada que se pueda ocultarnos, ya que nosotros vemos todo lo que la persona ha hecho o pensado, bueno o malo. Eso nos lleva a tomar la decisión de si la persona en cuestión morirá, o seguirá con su vida.
— ¿De verdad pueden decidir eso? ¿Pueden salvar a alguien de la muerte?
— No tanto así como salvarlo — explico — hay cosas que son inevitables como causa de muerte, accidentes severos, la edad, la mayor parte del tiempo, es inevitable que tengamos que reclamar un alma, la realidad es que pocas veces hemos tenido que tomar la decisión de dejar vivir a una persona, pero es cuando ocurren las "recuperaciones milagrosas" — suspiro tratando de explicarse — cuando una persona al borde de la muerte se recupera de un momento a otro es porque el shinigami encargado vio algo en su record y considero pertinente dejar vivir a ese individuo más tiempo. Aunque la mayor parte del tiempo no tenemos esa oportunidad.
— ¿Cómo hacen para recolectar las almas? Sebastian mencionó algo de una Death scythe, o guadaña de la muerte
— Todos los shinigamis tenemos una desde que nos asignaron como recolectores de almas, es gracias a nuestra guadaña que podemos hacer brotar el record del alma de un humano, y con esta misma guadaña que podemos cortar el hilo que une al alma con el cuerpo
— ¿Cómo es la guadaña de la muerte?
— La has visto todo el tiempo — le respondió divertida colocando su katana sobre la mesa
— ¡¿Esta es la guadaña de la muerte?! — exclamo con sorpresa — Esperaba algo más … rudimentario
— Su aspecto básico lo es, nada muy distinto a una oz de cosecha — respondió — mi guadaña esta modificada para tener este aspecto, pero sigue cumpliendo su función
— ¿Entonces la motosierra de tu hermano y el cortador de hojas del sujeto serio, también eran guadañas? — pregunto pensativo, Jill simplemente asintió — ¿esta cosa puede cortar cualquier cosa?
— Podría decirse que si — respondió — cualquier material humano puede ser cortado por ella…
— Aquel sujeto serio mencionó un reglamento, ¿realmente que pueden o no hacer?
— No puedo responder a eso — murmuró tajantemente — esa información es de uso exclusivo del despacho shinigami
— ¿Entonces por qué te expulsaron? — pregunto divertido
— ¿Intentas tomarme el pelo? — gruño molesta
— Solo escuche algo acerca de unos anteojos — murmuro sonriendo de medio lado
— Los shinigamis usan anteojos, está estipulado en el reglamento, eso es todo — respondió a la defensiva
— ¿Por qué tu no los usas entonces?
— Escucha mocoso, la situación es diferente conmigo — alego — Yo no necesito realmente anteojos para ver bien, soy muy diferente a los demás de mi especie, mi forma de actuar, mi forma de recolectar, mi forma de vestir, por lo cual, tiendo a infringir ciertas reglas
Sebastian regreso al invernadero en ese momento, llevaba con él un carrito de servicio con algunos pastelillos y algo de té para acompañarlos. Ciel continúo cuestionando a Jill mientras Sebastian servía el té.
— ¿Por qué estabas en Whitechapel? — le pregunto tomando un bocado de un pastelillo
— Me enviaron a buscar a mi hermano — respondió seriamente
— ¿Por qué no vino aquel sujeto serio en primer lugar?
— Supongo que porque William es enemigo de trabajar tiempo extra, le era más fácil mandarme a mí, que hacer horas extraordinarias buscándolo él — respondió encogiéndose de hombros, comiendo un pastelito — De todas formas, si William no me enviaba aquí, yo misma estaba dispuesta a venir a buscarle, conozco a mi hermano, sabía que si no había regresado era porque se había obsesionado con algún tipo atractivo — suspiro — ¡pero no esperaba que su obsesión fuera un demonio! — gruño fulminado a Sebastian — ¡arrrg! Sabía que tenía gustos distintos, ¡pero no a tal punto! — agregó revolviéndose el cabello — ¡escúchame bien, Sebastian Michaelis! ¡Haré todo lo posible por recuperar a mi hermano y liberarlo de tus malditas y seductoras garras! — lo amenazó apuntándole con la katana aun en su funda
— Por mí, mejor sí lo aleja de mí, Lady Sutcliff — respondió Sebastian soltando un suspiro — espero que no solo sea su hermano el que tiene gustos extraños, ya que, la veo demasiado apegada a él — agrego sonriendo, las mejillas de Jill se ruborizaron levemente
— ¿Acaso todos los shinigamis son así? — pregunto Ciel bebiendo un sorbo de té
— ¡Claro que no! — se defendió Jill levantándose para salir del invernadero — ¡No perderé ante ti! Sebastian Michaelis!
Abandonó el invernadero, y se adentró un poco en el bosque para meditar bien sus siguientes movimientos.
