¡Actualización de la semana! Un poco tarde, pero aquí la tengo ya.

Esta vez con un no muy pequeño capítulo de alivio entre un drama y el que sigue, con una de mis personajes favoritas y que me ha pesado mucho que no la hayan metido al anime, así es, hablo de Miss Nina Hopkins, ¿y como le fe a Jill con semejante personaje? Digamos que le parece una humana extraña que la dejo con traumas jajaja

No se olviden de dejar su voto para seguir apoyando esta historia… ¡death!


Capítulo 19: Nina Hopkins

Regresaron a Londres de inmediato, una vez en la estación de Kings Cross, Sebastian consiguió un carruaje para dirigirse directamente a la mansión principal ya que la shinigami se seguía negando a que un médico checara su tobillo.

Lo único que Jill quería era llegar, tomar un baño para deshacerse del olor a demonio que la rodeaba y dormir. Lamentablemente eso no sería pronto. Cuando llegaron a la mansión, se dieron cuenta que el ala este estaba completamente derruida. Y obviamente sabían quien era la causa.

Sebastian reprendió severamente a los 3 sirvientes, recordándoles que su trabajo debería de ser silencioso. Mando a los sirvientes a limpiar el desastre, mientras él se haría cargo de ver lo referente a las reparaciones.

Llevo a Ciel y a Jill a la sala de descanso, en el ala oeste, la cual afortunadamente estaba en pie. Jill estaba agotada, no le importaría dormir en un sofá. Pero Lizzy llego corriendo a la salita, exclamó que no podía encontrar los trajes de Ciel.

Sebastian se disculpó con ella, debido a la destrucción del ala este, habían perdido el cuarto de vestuario de Ciel, y solo tenían unos cuantos trajes que habían traído de Londres.

— Yo quería que fuéramos a pasear en bote — susurro Elizabeth decepcionada

— Realmente lo siento mucho — se disculpó Sebastian el cual estaba ayudando a Ciel a vestirse detrás de un biombo — una vez estén finalizadas las reparaciones de la mansión iremos a….

— ¡Es verdad! — exclamó Lizzy — si no hay ningún traje, podemos hacer algunos — agrego — a finales de marzo esta la semana santa, sería un buen momento de tener trajes a juego — dijo asomándose detrás del biombo — vamos a hacerlo Ciel

El conde no respondió de inmediato, Jill lo había notado bastante serio y distraído durante todo el trayecto a la mansión, pero era difícil discernir si solo estaba agotado, o estaba pensando en lo sucedido en la mansión de Kelvin.

— Ciel ¿escuchaste lo que dije? — le pregunto Lizzy

— ¿Eh? — murmuró con sorpresa

— ¿está bien si llamo a un sastre hoy? — pregunto Sebastian

— Sí, está bien — respondió con desinterés

Lizzy parecía molesta debido a que Ciel no la estaba escuchando, aunque el simplemente calmo su enojo diciéndole que mandaría a hacer un vestido para ella como regalo. Cosa que alegró de sobremanera a Lizzy.

Sebastian suspiró con resignación. Y se dispuso a salir de la habitación para llamar a un sastre.

— Sebastian, aprovecha para traer insumos para revisar a Jill — le dijo Ciel

— ¿La señorita Jill? — murmuró Lizzy, estaba tan centrada en Ciel que no se había dado cuenta que la shinigami estaba ahí, reposando en un sofá. — que fue lo que le sucedió?! — exclamó al ver sus vendajes

— Fue solo un accidente en Londres — se excusó para no dar mayor explicación — y me torcí el tobillo

— ¿Pero… ya le ha revisado un médico? — insistió

— Ya lo hizo — mintió Ciel con naturalidad — le dijo que simplemente debería descansar y estaría bien, por eso la traje de regreso a la mansión, pero no esperaba encontrar esto así — suspiro — pero no está de más revisar las heridas de nuevo — agrego mirando fijamente a Jill con algo de burla

La shinigami frunció el ceño, en la situación en la que estaba su tobillo, le sería imposible escapar de Sebastian.

El demonio regreso momentos después, con una cajita con insumos médicos, intento protestar, pero tenía que guardar las apariencias frente a Lizzy.

— Revisare su tobillo, Lady Sutcliff — le indicó quitándole la bota

Quizá exageró al decir que estaba bien, su tobillo no estaba nada bien, su blanca piel estaba marcada por un enorme moratón obscuro, su tobillo no tenía forma alguna, estaba tan inflamado que le sorprendía que hubieran podido sacarle la bota.

— Está peor de lo que esperaba — susurro la shinigami, Sebastian sostuvo su talón con una mano, y la punta del pie con la otra, moviéndolo lentamente, la shinigami se quejó debido al dolor causado — ¡lo haces a propósito! — le reclamo

— Solo es la inflamación — respondió el mayordomo restándole importancia a las quejas de la peli azul

Termino por colocarle un vendaje en el tobillo, para brindarle algo de soporte.

Había pasado menos de una hora, cuando el oído de Jill alcanzo a percibir el ruido de un carruaje aproximándose, suponía que sería el sastre que Sebastian había llamado. A los pocos minutos escucho una exclamación de sorpresa de parte de Meirin, y unos momentos después, una mujer joven, peinada con una coleta de lado y un agradable sombrero que hacia juego con su vestido con un escote más marcado que el tradicionalmente usado en las damas de la época, había sido llevada a la habitación.

— ¡Miss Nina! — exclamo Lizzy con alegría al verla

— Esta de muy buen humor, Lady Elizabeth — la saludo con un beso en la mejilla — siempre eres tan amable conmigo — le sonrió, después observo a Ciel — ¡el conde Phantomhive sigue siendo un niño tan lindo! — exclamo con los ojos brillantes de entusiasmo

— Bien, entonces miss Nina — interrumpió Sebastian — necesitamos que confeccione unos trajes para el joven amo para usar cotidianamente — continúo mientras leía una libreta que sostenía, las muecas de desagrado de la modista no pasaban desapercibidas, estaba claro que no se agradaban en absoluto — además de un traje para lucir en semana santa, junto con un vestido a juego para Lady Elizabeth

La tensión entre el mayordomo y la modista era casi palpable, la mujer simplemente cerro los ojos y le volteo la cara al mayordomo con desprecio, cuando abrió nuevamente los ojos, se percató de la presencia de Jill, la cual no había emitido ningún sonido. Permaneció unos momentos mirando fijamente a la peli azul, Jill paso saliva, aquella manera tan fija de mirar, le parecía un tanto incómoda, y por alguna razón se sentía en peligro.

Y su instinto no estaba tan errado, aquella mujer se acercó rápidamente a ella, y se le lanzó encima, abrazándole efusivamente. Jill manoteo tratando de zafarse de aquella mujer ¿Que rayos le pasaba?

— No sabía que el conde tenía una invitada tan adorable — gimoteo extasiada — esa tonalidad de cabello, y tu pálida y blanca piel, y esos ojos verdes que resaltan claramente en conjunto — agrego restregando su mejilla en la de ella, mientras que con una mano acariciaba la piel de las piernas de la shinigami — ¡Ohh! Definitivamente también debo confeccionar un hermoso vestido que realce tus atributos — le dijo al tiempo de que presionaba uno de sus pechos, un escalofrío recorrió el cuerpo de Jill

— Sí, si … haga lo que quiera…— respondió tratando de hacer que la soltara — Pero ¡podría dejar de manosearme! — le reclamo entre gruñidos, las mejillas de la shinigami estaban completamente rojas

— Bien — murmuro la modista alejándose de Jill mientras llevaba una mano a la parte alta de su falda — ¡confeccionare los mejores vestidos y trajes de acuerdo a las más recientes tendencias de la moda! — exclamo determinada, al tiempo que se sacaba la falda, debajo de esta, llevaba unos pantalones cortos a juego con el resto de su atuendo, unas medias largas sujetas con ligueros, y unas botas largas para complementar el traje

— ¡Miss Nina! — exclamo Lizzy cubriéndose el rostro visiblemente sonrojada — ¡mostrando las piernas de ese modo, es tan… poco decente para una señorita!

— ¿para una dama? Esos son pensamientos de la edad de piedra — respondió — Estas vestimentas fueron diseñadas con en énfasis de moverse fácilmente

— A mí no me molesta en absoluto — dijo Jill, mirando de reojo sus propias prendas

— ¡Eso es porque mi dulce dama entiende que las mujeres necesitamos movernos libremente! ¿no es así? — exclamó efusiva lanzándose sobre ella de nuevo, acariciando la piel de sus piernas

— ¡No es eso! ¡Es porque de dónde yo vengo no les interesa realmente mi vestimenta mientras realice mi trabajo adecuadamente! — protesto manoteando

— Además la ropa de este estilo está pensada para la mujer activa — dijo restregando su mejilla con la de Jill — las mujeres que descartan sus prendas restrictivas son un poco más libres — agrego alejándose de la shinigami para ponerse de pie — pasa con la ropa Japonesa o la griega, permiten moverse con facilidad, y dan una silueta relajada — agrego con un brillo extraño en los ojos, hablaba demasiado rápido, como si estuviera en un trance — por supuesto que la silueta también es importante en los hombres al momento de vestir, así que, conde, comencemos

Nina comenzó a trabajar, primero tomando las medidas de Lizzy, y después prosiguió con Ciel, comparándolas con anotaciones anteriores.

— Esperaba que hubiera crecido, aunque fuera un poco — suspiro terminando de sacar medidas — por cierto, ¿no volvió a usar aquel vestido rosa con muselina que confeccione a mano? — pregunto curiosa — escuche rumores de coletas dobles — sonrió burlona

Ciel manoteo tratando de distraer la atención de Nina, afortunadamente Lizzy era tan distraída que no se percató de lo que estaban hablando, pero Jill sí que había escuchado, y sentía curiosidad por saber más de aquel vestido rosa.

— Parece que tus medidas no han cambiado, solamente tu talle ha adelgazado un poco — murmuro viendo sus notas — cuanto más veo estas medidas, mas espléndidas me parecen, piernas delgadas y juveniles, hombros delicados, y cintura delgada … — balbuceo en trance, algo en ella estaba cambiando, incluso una extraña aura comenzó a rodearla al tiempo que crecía su entusiasmo. — bien, sigamos contigo mi dulce dama — se dirigió a Jill, con un brillo en sus ojos bastante aterrador

— ¡Mi nombre es Jill Sutcliff! — protesto apenada — ¡no es necesario llamarme dulce dama!

— Jill, es un lindo nombre — dijo abrazándola de nuevo, restregando su mejilla en la de ella nuevamente, al tiempo que acariciaba la piel de sus muslos

— ¡no es necesario hacer nada para mí! — manoteo — además no puedo ponerme de pie demasiado tiempo, y, ya que debo hacer equilibrio en una sola pierna, me estaría moviendo todo el tiempo — intento justificarse

— Pero, en ese caso, Sebastian puede ayudarte a mantenerte de pie ¿no es así? — dijo Lizzy

Todas sus excusas se acababan de ir, literalmente, al demonio, suspiro mirando a Sebastian con molestia. El mayordomo asintió llevando una mano a su pecho.

Se aproximó a Jill, tomándola en brazos para llevarla al banquito para que tomarán sus medidas. Apoyándose lo menos que podía en el demonio.

— Aguante solo un poco más, Lady Sutcliff — le dijo sosteniéndola, tratando de que no se moviera tanto

— He estado más cerca de ti estas últimas horas, de lo que hubiera querido — murmuró entre dientes

— Le recuerdo mi lady, quien fue la que inicio el combate

El ojo de Jill tembló por ligeramente por la molestia que sentía, pero no podía reprochar nada, el condenado mayordomo tenía razón después de todo.

Nina tomaba notas de sus medidas con mucha seriedad, pero una sonrisa perversa se dibujó en sus labios.

— Unas piernas fuertes y firmes, cadera amplia, esbelta cintura y senos bien proporcionados — murmuro por lo bajo — son unas hermosas medidas — se rio con perversidad — mi dulce dama, si tan solo tu cuerpo no estuviera cubierto por esos horribles vendajes y tu tobillo no estuviera tan mal — sollozo con tristeza, acariciando la mejilla de Jill y pasando el dedo índice por los labios de la joven recolectora.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Jill, después de todo no estaba acostumbrada a ese tipo de contacto, menos con una humana que acababa de conocer. Instintivamente se aferró a lo que más cerca tenia tratando de escapar, lamentablemente para ella, se trataba de Sebastian.

— Me parece que Lady Sutcliff ya no puede estar de pie — dijo burlón tomando a la shinigami en brazos.

— Sinceramente ya no sé qué es peor — bufo dejándose llevar por el demonio.

— Si no le molesta, miss Hopkins, llevare a Lady Sutcliff de vuelta a su sofá — le dijo a la modista con un tono de voz algo altanero

Nina simplemente lo miro con molestia, mientras analizaba sus anotaciones. Nuevamente sus ojos brillaron con entusiasmo

— ¡Lo tengo! ¡Lo tengo! ¡Lo tengo! El atuendo de semana santa del conde será un traje de cola con pantalones cortos, con negro en la base y una imagen de invierno — murmuro dejándose llevar por su propia emoción — el bouquet de flores cerca del cuello tendrá narcisos, llamando a la primavera, los énfasis serán las trenzas doradas y los botones decorados. En cuanto a Lady Elizabeth tendrá un vestido hecho de seda Shantung, lucirá más madura con un listón negro y borlas, y finalmente sus sombreros serán decorados con abundantes narcisos y listones — agrego — ¡Tu, Dame una pluma! — le dijo a Sebastian

Jill se quedó muda al ver a aquella mujer mientras trabajaba, no dejaba de hablar como poseída mientras hacia los bocetos del atuendo de Ciel y Lizzy, además de diseñar los atuendos cotidianos del pequeño Conde.

Sebastian la interrumpió de golpe al escuchar algo acerca de un listón rojo para el cuello, argumentando que los colores cálidos como el rojo o el amarillo solamente hacían ver más infantil a Ciel, y siendo el cabeza de familia de los Phantomhive le beneficiarían mas los colores neutros o fríos.

A Nina no parecía agradarle el comentario de Sebastian, la tensión entre ellos solamente crecía conforme pasaban los minutos. Nina soltó un ligero gruñido.

— Esta es la razón por la que no me agrada señor estricto — murmuro — no puedo aguantar el escuchar las quejas de aficionados que no saben nada de la moda — protesto — así que ocupen el tiempo en otro lado hasta la prueba — agrego sacando a todos de la habitación

— ¡Esperen! ¡No me dejen aquí! — protesto la shinigami tratando de ponerse de pie, pero su tobillo le impidió dar un paso más, cayendo sobre los delicados brazos de la modista

— Mi dulce dama, aunque me gustaría contar con tu compañía, ¡tampoco me gustaría que me distrajeras! — le dijo sacándola de la habitación, dejándola en brazos del primero que se encontró, para mala fortuna de ambas, se trataba de Sebastian. — más te vale que seas cuidadoso con mi dulce dama — gruño cerrando la puerta del salón.

— Aún es temprano, ¿pero por qué no tenemos el té de la tarde? — les dijo Sebastian

Los a la sala de descanso para que pudieran disfrutar el té cómodamente, dejo a la shinigami en compañía de Lizzy y Ciel, mientras el preparaba todo para la hora del té. Antes de retirarse, Ciel le dijo algo al mayordomo al oído, el cual simplemente asintió y salió del invernadero.

Regreso al poco tiempo con algunos postres, macaroons rellenos con fruta, mini pasteles de berrys, y el té para acompañar los postres. Lizzy estaba entusiasmada, exclamo que los dulces que preparaba Sebastian, eran los mejores de toda Inglaterra.

Disfrutaron tranquilamente de su tiempo de descanso, al menos hasta que Nina irrumpió en el invernadero, diciéndoles que era hora de la prueba para Ciel y Lizzy. Jill suspiro, estaba agotada, necesitaba dormir, aunque fuera un par de horas o su recuperación sería más lenta.

La prueba con el vestido de Lizzy había salido bastante bien, estaba encantada con el resultado, después Nina le probo una camisa con muchos olanes a Ciel, a Lizzy parecía gustarle, pero, a decir verdad, era un diseño un tanto infantil y muy holgado para el delgado cuerpo del conde, y parecía que Nina pensaba lo mismo ya que de inmediato desgarro la camisa, repitiendo que estaba erróneo, que no era la silueta que quería que el conde mostrara.

Fue entonces que Jill se percató de algo, Ciel estaba de espaldas a la shinigami, y ella logro ver como en su espalda, justo debajo del omoplato izquierdo, tenía una marca, era un extraño sello que solo podía haber sido grabado con un hierro calentado en fuego.

Ciel se puso nervioso, al parecer no quería que Lizzy se enterara de aquello, pero Nina ya estaba planeando como hacer nuevamente una nueva camisa, para lo cual necesitaba unas medidas más justas, así que necesitaba sacarle las medidas al torso desnudo de Ciel. El cubrió la marca con una mano, Nina insistió en que necesitaba que Ciel levantara los brazos, obligándolo ella misma a hacerlo. Esta vez fue Sebastian el que cubrió aquella marca con su propia mano.

— Estas interrumpiendo mi medición — le reclamo Nina

— Por favor continúe — dijo Sebastian pasándose frente a Ciel sin levantar ni un milímetro su mano de la marca

Fue todo un desafío mantener la mano en aquella marca, aquello parecía que no los llevaría a ningún lado, al menos hasta que Ciel le dijo a Lizzy que, aun cuando ella era su prometida se sentía avergonzado de que ella viera su cuerpo desnudo, causando con ello que ella se sonrojara y volteara la mirada hacia la pared mientras se cubría el rostro. Sebastian y Ciel suspiraron de alivio, mientras Nina aprovechaba para tomar las medidas que requería.

Ciel se sentó en el banquito para respirar en paz un momento, al menos hasta que Soma entró repentinamente en la habitación.

— ¡Ciel! ¡¿Por qué regresaste a escondidas a la mansión principal?! — le reclamo

Ciel se quedó helado, aun no se había puesto la camisa, y Soma vería también aquella marca. Sebastian se movió velozmente cubriendo a Ciel con un gran trozo de tela, cuando el conde estuvo de nuevo a la vista, estaba completamente vestido.

Jill estaba sorprendida debido a la velocidad del mayordomo, observo la ventana a espaldas de Ciel, una de las cortinas había sido arrancada de su soporte, era aquella cortina con la que había cubierto a Ciel momentos antes. Paso saliva, observando sus vendajes, eran heridas profundas, pero no mortales, comprendió que Ciel tenía razón, si Sebastian hubiera querido hacerlo, la hubiera matado en la mansión del barón Kelvin. Aun le faltaba mucho por mejorar, por más que le pesara admitirlo.

— ¿Quién es él? — pregunto Lizzy sorprendida por la intromisión del príncipe

— ¿Quién es esta chica? — pregunto Soma al mismo tiempo, percatándose de la presencia de Lizzy

— Él es vigesimosexto hijo del rey de la ciudad de Bengal — respondió Agni amablemente — es el príncipe Soma Asman Kadar

— Ella es mi prometida, Elizabeth Midford — le respondió Ciel a Soma, presentando a Lizzy

— ¿Eres la prometida de Ciel? — pregunto Soma con sorpresa — entonces eso te hace mi hermana menor — agrego con una sonrisa alegre dibujada en los labios — Bien entonces definitivamente permitiré que comas del Curry de Agni

— ¡Esperen el comedor aún está dañado! — les reclamo, Ciel molesto, pero no le hicieron caso en absoluto — ¡escuchen cuando alguien les habla! — agrego exasperado

— No se preocupe por eso joven amo — le dijo Sebastian — costó una pierna y un brazo, pero la mansión está en perfecto estado como siempre

Jill se quedó helada por la sorpresa ¿de verdad ese demonio reconstruyo la mitad de la mansión en solo una tarde, y aun así haber tenido tiempo de preparar el almuerzo y el té de la tarde? si, lo había visto pasearse por la casa con sacos para limpiar los escombros, y a veces tablas de madera, ¿pero de eso a volver a levantar la mansión? El demonio se aproximó a ella, mientras los demás salían del estudio.

— Permítame llevarla hasta el comedor, mi lady — le dijo inclinándose delante de ella para llevarle nuevamente en brazos

— ¡Ya te dije que no necesito que me carguen! — gruño sonrojada

— En ese caso, permítame servirle de apoyo al caminar hasta el comedor

Jill soltó un suspiro, aunque no le agradaba la idea de apoyarse tanto en el mayordomo, no tenía más opción que aceptar su ayuda, si sus piernas no tuvieran las heridas de los cuchillos, podría pasarse dando saltitos con su pie sano, pero debido a las heridas no podía hacerlo con total libertad.

— Mas te vale que esté lista para la hora de la prueba Sr. estricto — lo amenazo Nina

— Estará aquí en poco tiempo — respondió — me hare cargo personalmente de ello, después de todo, ella necesita apoyo para mantenerse de pie — agrego Sebastian de manera burlona, al tiempo que la levantaba del sofá, Jill soltó un chasquido de molestia.

La shinigami ya no sentía las punzadas de dolor tan penetrantes como esa misma mañana, en esos momentos sentía un leve cosquilleo en las heridas, así como algo de ardor. Eso era señal de que sus heridas estaban cicatrizando, y no tardarían en cerrar completamente, posiblemente y con algo de suerte lo harían al día siguiente, o un par de días.

Avanzaron a paso lento a lo largo de los pasillos, aquellos muros no parecían haber sido reconstruidos en tan solo una tarde, en ese aspecto Sebastian era un Demonio impresionante, le dolía admitirlo.

Avanzaba apoyada en los hombros de Sebastian, mientras este la sostenía de la cintura, una leve presencia bastante familiar llego hasta ella, eran simplemente remanentes de energía que ella conocía bastante bien, y aunque la esencia demoniaca de Sebastian había quedado regada por toda el ala este de la casa, no podía estar equivocada, era Grell, era la energía de su hermano lo que estaba percibiendo.

— ¿Sucede algo lady Sutcliff? — le pregunto al ver cómo había detenido su marcha — deberé insistir en que me permita llevarla en brazos, si las heridas aun la molestan

— ¡¿Grell estuvo aquí no es verdad?! — murmuró llevando una mano a su pecho

— Parece que nada se escapa a sus agudos sentidos mi lady — le respondió — Y como usted lo menciona, parece que la recolección que se llevó acabo anoche en este lugar fue hecha por su hermano. Encontré uno de sus cabellos rojos mientras limpiaba los escombros esta mañana.

— Este… este era el trabajo al que Ronald se refería — murmuro la shinigami apartándose un poco del apoyo de Sebastian

— Lady Sutcliff, no debería de esforzarse tanto — la riño al ver que caía apoyada en los muros al perder el equilibrio

— Acabaré mi trabajo pronto y volveré — susurro — tengo que hacerlo — agrego avanzando mientras se apoyaba en la pared

— Mi lady me temo que deberé insistir en que no haga grandes esfuerzos este día — le dijo Sebastian tomándola en brazos nuevamente y avanzando al comedor. — Estará mejor una vez que tome un baño y descanse, pero antes tiene que terminar con los asuntos que tiene pendientes el día de hoy, eso incluye la cena y la prueba de miss Nina.

Después de la cena regresaron a la sala de dibujo donde Nina los esperaba, Soma estaba contándole a Lizzy todo lo que había pasado con la enfermedad de Ciel en Londres, mientras Jill estaba intentando sobrevivir a las pruebas de Nina, aparte del diseño que había hecho, había confeccionado un muy provocativo traje de maid para la shinigami, la peli azul estaba completamente roja cuando la obligo a probárselo, y más porque se la paso abrazándole y restregándose en ella, eso sin mencionar que también aprovecho para manosearla de nuevo. En cambio, el otro vestido era hermoso, justo como lo había diseñado hacia un par de horas antes, Lizzy exclamo que se veía hermoso, Al igual que Soma no dejo de halagarla en todo el rato. Además, de estos vestidos, estaba una tercera prenda.

— El señor estricto me dio este encargó por parte del conde — le dijo mostrándole una camisa de vestir de fino y fresco algodón

— Su camisa quedo arruinada en el "accidente" que tuvo, así que el joven amo ha encargado esto para usted — le dijo Sebastian

Nina se retiró después de haber acosado por última vez a la shinigami en el día, Jill permaneció unos momentos con todos tomado algo de té y jugando a las cartas. Al poco rato Ciel había caído rendido ante el sueño, se veía muy tranquilo, Sebastian dijo que probablemente estaba tan relajado porque había pasado un agradable día libre con todos