¡Actualización de la semana!

El ambiente en la mansión se vuelve un tanto tétrico, hay un asesino suelto, y nadie puede bajar la guardia, Jill por su parte sabe que debe completar su trabajo cuanto antes, Sebastian le aconseja como moverse dentro de la mansión en la noche, y le hace una petición bastante peculiar, cuidar del Joven amo y apoyarle en todo momento

¿Por qué le solicita esto? El tono en el que lo dice hace que hasta la propia shinigami sienta escalofríos

No se olviden de dejar su voto para seguir apoyando esta historia… ¡death!


Capítulo 22 - El mayordomo muerto

Todos en la habitación estaban consternados, Ciel se les unió, guiado por Tanaka, debido al alboroto, al mismo tiempo llegaron Finny y Bard preguntando que era el escándalo que acababan de escuchar, ambos vieron la escena por sí mismos.

El señor Keane dijo que no se moviera nada hasta que la policía llegara, pero Bard lo interrumpió, diciéndole que tenían que mover el cuerpo de esa habitación cuánto antes, no había manera de decirlo más amable, simplemente si no movían el cuerpo, comenzaría a descomponerse, y más en una habitación tan caliente como aquella. Sebastian le ordenó a Finny traer una camilla, cuando regresó, él y Bard se llevaron el cuerpo a la bodega de vinos, un lugar frio y seco que retrasaría la descomposición. Regresaron a la habitación momentos después.

Aun así, la policía no llegaría pronto, la tormenta del exterior era bastante fuerte y la mansión estaba muy aislada, tendrían que esperar a que amainara, y aunque no les gustara, nadie podía salir ni llegar a esa casa sin correr algún peligro.

A Woodley no le agradaba para nada la idea de quedarse en una mansión donde había ocurrido un crimen, y, por si fuera poco, Grey comento que dadas las circunstancias el asesino aun podría estar en la mansión, y no solo eso, siguiendo su lógica sin cuidado, agregó que quizá el asesino podría ser uno de los ahí presentes.

Irene estaba meditativa, cuando habían llegado a la habitación, estaba cerrada desde dentro, por lo que el asesino pudo entrar por la ventana. Grey no perdió tiempo para desestimar la suposición, ya que, con aquella tormenta, al haber entrado por la ventana se dejarían huellas, sin mencionar que la habitación estaba en un segundo piso, y las ventanas también estaban cerradas con llave.

Después se especuló que quien había asesinado a Siemens, había salido de la habitación después del crimen, cerrado la puerta por fuera, y huido por el pasillo, aquella suposición ahora fue descartada por Sebastian, el cual menciono que todas las llaves de la mansión eran únicas y solo un artesano experimentado podría replicar, cada cerradura tenía su llave única, las cuales estaban guardadas en una caja fuerte, de la cual, solo el mayordomo principal, ósea el, tenía la llave. Además, la puerta contaba con un pestillo para poder ser cerrada desde dentro, lo que dejaba un asesinato en una habitación cerrada.

Ciel estaba increíblemente tranquilo, argumentó que cerrar el pestillo desde afuera no sería complicado si se usaba un sencillo truco con una aguja e hilo.

— Es bastante simple, si la única forma de cerrar la puerta es con el pestillo, simplemente clavas la aguja y el hilo en un ángulo que mantenga el pestillo en posición, después pasas el hilo por debajo de la abertura le la puerta, y al salir de la habitación solamente jalas cuidadosamente el hilo para no romperlo, así el pestillo caerá cuando la aguja ya no este, y la habitación se cerrara, después tiras de la aguja para sacarla de la habitación, y listo, no dejas huellas atrás, es uno de los trucos más viejos que se emplean en las novelas de misterio.

— Eso explicaría un asesinato en una habitación cerrada, pero… — murmuro el señor Lau

— Pero, eso solo significaría que el asesino aun esta entre nosotros — complemento Arthur

Woodley y Keane se pusieron a discutir de inmediato, el único que tenía un móvil era Keane debido a la discusión que hubo durante la cena por el incidente con la señorita Irene, la situación se estaba saliendo de control, Jill observo de reojo a Sebastian y a Ciel, ambos estaban más tranquilos de lo esperado. El señor Lau calmo los ánimos, primero se tenían que revisar los hechos y las coartadas de todos los presentes.

No había mucho que contar realmente, los sirvientes testificaron que se encontraban limpiando, y estuvieron todo el tiempo juntos, a excepción de Sebastian, el cual había ido a llevar mas alcohol a Lau y Woodley en la sala de juegos, misma sala en la que se encontraban los demás invitados, Keane e Irene jugaban cartas con Grey y Phelps, Ran Mao acompaño en todo momento a Lau. Además, Keane mencionó que, debido a que nadie conocía la extensión y distribución de la mansión, sería complicado encontrar la habitación de Siemens, matarlo y luego escapar sin dejar huellas.

Siguiendo esa lógica, solo quedaban como sospechosos el joven conde Phantomhive y Jill.

— Lady Sutcliff estuvo charlando conmigo en la sala de juegos desde que el conde se retiró a dormir — respondió Arthur apenado

— El señor conocedor de las palabras dice la verdad — respondió la shinigami — los demás invitados me vieron también, escuché el ruido y vine de inmediato, los demás me siguieron.

— Eso solo nos deja un sospechoso — murmuro Lau, las miradas de todos se fueron sobre Ciel.

— Pero… eso no puede… — Jill intentó protegerlo

— Ciertamente soy el único que no tiene una coartada sólida para este asesinato — respondió tranquilamente — pero tampoco tengo razones para matar a Siemens.

— Eso no lo sabemos con certeza ¿o si? — respondió el señor Lau — las motivaciones de los asesinos pueden ser incomprensibles para los demás cuando se les pregunta, ¿no tiene tu empresa una sucursal en Alemania? ¿Siemens era banquero no es así?

— Insinúas que mi empresa tiene alguna deuda? ¡Eso es absurdo! — se defendió Ciel

— No importa cuán grande sea una compañía, hay veces en las que todo puede desvanecerse de la noche a la mañana por pequeñeces

Finny estaba consternado, argumentó que no podía ser posible que Ciel fuera el asesino, el pequeño conde le ordenó guardar silencio, no debía olvidar que estaba ante personas de la nobleza, si continuaba, su jardinero podría estar en problemas.

— Aun así, me gustaría tomar algunos seguros — murmuro Grey — seguros que nos permitan salir vivos de aquí.

— ¿Que está diciendo? — pregunto la señorita Irene

— Esta mansión está bajo el control de un asesino, y nosotros no podemos salir hasta que la tormenta amaine, pero ¿que pasara si todos somos "amordazados" antes de que la tormenta cese?

El terror reinaba en los invitados, Charles Grey tenía razón, hasta no dar con el asesino, tenían que tener alguna medida de seguridad.

— Entonces, vamos a confinar al conde — sugirió Lau, todos exclamaron con sorpresa

— Si eso les hace sentir mejor, adelante — suspiro Ciel con fastidio

— Pero si vamos a confinarlo, no puede ser en su propia habitación — murmuro Grey — las habitaciones de los nobles tienen construidas algunas rutas secretas de escape, mi habitación también las tiene. Y sus sirvientes pueden ayudarle a escapar, así que no puede ser vigilado por ellos.

— ¿Entonces quiere decir que uno de los invitados debe vigilarlo? — pregunto Jill

— Me temo Lady Sutcliff, que usted tampoco podrá hacerlo — respondió Lau — ha vivido con el conde estos últimos meses, conoce mejor que los demás la extensión de la mansión

Aun así, nadie más quería custodiar a Ciel toda la noche, ni siquiera Grey y Lau que habían sido los primeros en sugerirlo. Al final se decidió que fuera Arthur el que lo haría, tomando por sorpresa al joven escritor. Grey le pidió a Bard que le llevara algo que estaba en su carruaje. Momentos después, cuando el chef regreso, lo hizo con unos grilletes con una cadena bastante larga, la cual podía pasarse por debajo de la cama sin problemas, según argumento el mayordomo de la Reina.

Ciel no protesto en absoluto, simplemente se limitó a ordenarle a Sebastian que escoltara a los demás a sus habitaciones.

— Como ordene — respondió el mayordomo — entonces, por favor déjenme guiarlos a sus habitaciones — les dijo a los invitados de manera educada, por ultimo le dirigió una mirada de complicidad a la joven peli azul, mirada que nadie más noto.

Sebastian escoltó a todos a sus habitaciones, aunque Phelps se negó rotundamente a pasar la noche en la habitación que había sido preparada para él, ya que estaba al lado de la habitación de Siemens. Al no tener otra habitación preparada, se le asignó la habitación de Ciel.

Jill fue la última en ser llevada a su habitación, Sebastian sostenía un candelabro para iluminar el camino, sus ojos carmesí resaltaban ligeramente en la penumbra. La shinigami entro a su habitación, seguida del mayordomo, el cual dejo la puerta entre abierta.

— Por favor espere a que los invitados estén durmiendo — susurro — procure ser lo más sigilosa que pueda en su recolección, mi lady.

— No olvides con quien estás hablando — respondió la shinigami — pero, que pasara con…

— No tiene que preocuparse por eso … Lady Sutcliff, usted debe concentrarse únicamente en cumplir su misión rápida y silenciosamente, y regresar a su habitación sin que se den cuenta

— -Me facilitaría más las cosas saber a dónde llevaron el cuerpo exactamente — suspiro tomando sus ropas habituales de su cama, y entrando detrás del biombo para deshacerse del vestido, pero no pudo desatar los cordones del corsee

— ¡Oh! Creo que Lady Sutcliff tiene problemas con sus prendas, ¿no es así? — dijo el demonio con un tono de burla, dejando las velas sobre la chimenea y sacando una venda negra de su bolsillo.

— Debí suponer que lo hiciste apropósito — gruñó dándole la espalda para que desatara los cordones.

— El cadáver de por Siemens está en la bodega de vinos — le dijo al oído al tiempo que desataba los cordeles — la entrada se encuentra en la cocina, la llevara a unas escaleras que la conducirán al subterráneo que se usa de almacén, la bodega de vinos es la última puerta del fondo del lado izquierdo del pasillo — le indico — deberé reiterar que sea extremadamente cautelosa — agrego más cerca aun de su oreja, podía sentir su aliento

— Recuerda lo que soy — respondió conteniendo un escalofrío — seré cuidadosa

Sebastian regreso a tomar las velas cuando termino de aflojar del corsee, la shinigami se vistió rápidamente con sus prendas habituales, se sentía libre de moverse como quisiera.

— Se le ve más ligera mi lady — dijo el demonio con una sonrisa divertida, se había retirado la venda de los ojos — tengo una cosa más que pedirle

La shinigami lo miro extrañada, además de reiterarle que tuviera cuidado de no ser vista, que más podía pedirle.

— Más tarde vendré a tráele la ropa que usará mañana, lamentablemente no podemos permitir que porte sus prendas mientras tengamos invitados — le dijo tranquilamente — espero poder seguir contando con su ayuda para cuidar del Joven amo, Lady Sutcliff

— ¿Por qué hablas de manera tan lúgubre? Hasta me estas poniendo nerviosa — resoplo mirándolo fijamente a los ojos — Te lo dije esta tarde, ayudare a Ciel en todo lo que pueda mientras este aquí

— Cuento con usted para proteger al joven amo

Sebastian inclino la cabeza y salió de la habitación, Jill se asomó al pasillo, observando como la lúgubre silueta del mayordomo se confundía entre las sombras de la casa, cualquiera que lo viera pensaría que se trataba de un fantasma, y más después de los sucesos de esa noche.

La shinigami espero pacientemente en su habitación hasta una hora prudente para poder bajar a la bodega de vinos. Libero todas sus habilidades de shinigami para moverse rápidamente en los pasillos de la mansión, recorrió el largo pasillo del área de servicio para llegar a la cocina, bajo a la bodega. Efectivamente era un lugar frio y obscuro, el cuerpo de Siemens estaba tendido en el piso, cubierto con una sábana blanca, se colocó sus gafas y tomo su katana la cual emitió un brillo espectral, un brillo que solo podía ser percibido por los ojos de alguien que compartiera su naturaleza, alguien que tuviera los ojos de la muerte. Realizó el juicio de rutina y coloco el sello en la página, después regreso a su habitación del mismo modo que había llegado.

Despertó por la mañana debido a un extraño alboroto. Tomo el reloj de su mesita de noche, le parecía extraño que Sebastian no hubiera ido a sacarla de la cama.

Salió al pasillo para averiguar que pasaba, conforme se acercaba al origen del alboroto, comenzó a llegarle un penetrante aroma a sangre, solo que no olía a sangre humana. Llegó a la habitación donde habían encontrado el cuerpo de Siemens, entro rápidamente para comprobar sus sospechas, todos estaban ahí reunidos ya, estaban mudos por la consternación, la propia Jill lo vio con sus propios ojos, pero por más que quisiera negarlo, la realidad era otra, en mitad de aquella habitación, frente a la chimenea, estaba en cuerpo sin vida de Sebastian, tenía un atizador clavado al pecho, y la sangre a su alrededor había coagulado hacía varias horas aparentemente.

Ciel estaba en shock, se acercó al cuerpo de Sebastian y saco el atizador de su pecho de un tirón, después comenzó a gritarle, incluso le abofeteo, diciéndole que no podía morir antes que él, que no podía abandonarle, ordenándole ponerse de pie, pero el cuerpo del mayordomo no respondió en absoluto.

"Cuento con usted para proteger al joven amo "

Las palabras de Sebastian resonaron en su cabeza, Jill se aproximó a Ciel, no era bueno que siguiera tan cerca del cadáver.

— Joven amo — le dijo Bard, evitando que le diera una nueva bofetada al cadáver — Es imposible, el ya... esta muerto

— Ciel — lo llamo la shinigami inclinándose al lado del conde — Ciel, por favor, ha sido suficiente… — dijo intentando separarlo del cuerpo con ayuda de Meirin

Aun así, el pequeño conde continúo llamando a Sebastian, pataleo tratando de evitar que lo alejaran del mayordomo.

— ¡No te atrevas a dejarme! — exclamó — ¡Sebastian es una orden! ¡Es una orden! — se aferró a la solapa del saco de Sebastian

— ¡Joven amo! — le suplico Meirin

— ¡Ciel, por favor! — agrego la shinigami alejándolo del cuerpo del mayordomo. El broche que estaba en la solapa del saco se desprendió con el tirón.

— Es imposible para el conde haberlo hecho, si estaba confinado — murmuro Lau captando la atención de Arthur — esto se está poniendo interesante.

Alejaron a Ciel a un rincón de la habitación, su pequeño cuerpo temblaba, y en su puño presionaba el broche del mayordomo principal, aun así, pese a toda la consternación, el pequeño conde jamás derramo una lágrima.