Toda la tarde estuvo escondido dentro de su habitación hasta que el sol se puso en el horizonte, salió de ahí cuando le dio hambre y bajó al comedor, para su mala y terrible fortuna su nuevo hermanito estaba ahí, sentado comiendo un cereal con leche, plátano y pasas

—Que rico se ve eso —pensó mirando el plato y su estómago gruñó

—Creí que no bajarías —dijo Heero aunque Duo pensó que estaba siendo sigiloso y que no lo escuchó para nada

Casi cae al suelo al oírlo, pero entonces ya no tenía caso tratar de no hacer ruido, pasó por enfrente suyo y sacó una manzana del refrigerador, queriéndose ir a su habitación

— ¿Es todo cuanto piensas cenar? —preguntó con mal modo

— ¿Y a ti qué te importa? —Respondió grosero, mirándolo mal, pero Heero lucía tan tranquilo y sereno que eso lo hizo enojar mucho más —Métete en tus propios asuntos

—No sé ni me interesa saber que sucede contigo, solo quise ser amable porque mamá me lo pidió

—Pues no necesito de tu amabilidad

Duo mordió la manzana de manera retadora frente a Heero y se marchó de ahí enojado, pero Heero no entendía porque se portaba así, era cierto que no se llevaban bien, pero él solo hizo una sencilla pregunta y Duo reaccionó como si le hubiera ofendido bien feo.

—Ese idiota ¿Por qué se entromete en mi vida? —preguntó para él mismo muy molesto —Aunque quizás exageré —pensó preocupado, no le gustaba estar de mal humor y tratar así a las personas, pero por alguna razón inexplicable Heero lo sacaba de quicio.

Fue temprano a la cama, con mucha hambre porque solo se comió la pequeña manzana, quedó acostado un buen rato solo pensando, hasta que no aguantó más y mejor salió

Bajó con cuidado porque todas las luces estaban apagadas, llegó a la cocina y abrió el refrigerador, aquella era la única luz que se asomaba en todo el lugar. Sacó la botella de leche, la abrió y empinó un trago largo, casi dejando el bote a la mitad, después sacó el pastel que su nueva mamá cocinó dos días antes y cortó una rebanada con la mano

—Para algo existen los cuchillos de cocina —dijo Heero desde la esquina de la cocina y después prendió la luz, Duo se sobresaltó y dejó caer el pastel al suelo, haciendo un embarradero

—Idiota, mira lo que provocaste —regañó el trenzado bien enojado

—Tú tienes la culpa por bajar así, creí que se metió un ladrón —explicó Heero

Duo meditó en que aquella vez era la primera que hablaban tanto entre ellos, pero dejó de pensar en esa tontería y se agachó para juntar el pastel, pero no se dio cuenta que Heero se acercó y al verlo tan cerca se sobresaltó y tiró otra vez el pastel, logrando que se le embarrara un poco en la cara

—Torpe —dijo Heero y mejor él levantó el pastel —Limpia lo otro —señaló junto al refrigerador, Duo se enojó pero hizo caso

—Gracias —dijo Duo a su hermano por haberle ayudado —Me iré a dormir

Caminó solo dos pasos cuando se detuvo al sentir que Heero le agarraba el brazo, volteó y lo miró que estaba muy cerca

—Te ensuciaste —estiró la mano a la barrita y agarró el trapo, limpiando el rostro de Duo

La mirada de Heero estaba muy fija en la mejilla del trenzado que estaba limpiando y él observaba el serio y frío rostro, le pareció tan atractivo que se trabó, su labio inferior tembló. Heero movió los ojos hacia él y sus miradas se cruzaron, Duo tragó saliva y dio un paso atrás

—Gracias

Nervioso se soltó de Heero y salió disparado hacia su habitación, metiéndose debajo de las sábanas, estaba temblando mucho, no podía negar que se sintió atraído hacia Heero y eso le dio miedo, mucho miedo, tanto que no pudo dormir hasta transcurridas tres horas.

CONTINUARÁ

Les dejo el nuevo capítulo, dejen comentarios plis!