Roy blandió su sable de luz sin contenerse, cortando en trozos los cientos de hojalatas que se mostraban frente a él. La unidad OOM que estaba a cargo de la defensa no tenía idea de lo que estaba sucediendo, y para cuando los informes llegaron era demasiado tarde. La puerta de entrada de la ciudad capital de Gala había caído, y las miles de tropas de la 194th ingresaban como una marea blanca en la ciudad. Con la seguridad garantizada en la zona, Pablo-Jill y el comandante se reunieron en la entrada.
Pablo-Jill: - Comandante. Buen trabaja rompiendo esas defensas. -
Comandante clon: - Muchas gracias, general. -
Pablo-Jill: - Y... ¿Dónde está mi padawan? -
Comandante clon: - Esto... verá... -
Pablo-Jill: - ¿Está al frente con el resto, verdad?
Comandante clon: - Si... señor. - Tal como afirmaba el clon, el entusiasta Roy no podía quedarse de brazos cruzados mientras el resto de sus hombres acaparaban toda la diversión. La ciudad capital de Gala estaba prácticamente rendida y solo quedaban unos grupos aislados. Aun así, el padawan se mantenía al frente de un grupo muy entusiasta. Mientras el joven reflejaba los disparos prevenientes de las formaciones droides, los clones a sus espaldas respondía bajo la seguridad de su nuevo comandante, y a su lado, se encontraba un clon muy particular. Era un capitán, con sus característicos patrones azules decorando su armadura. Estaba al frente de un grupo considerables de tropas y portaba temerariamente un cañón rotatorio Z-6. Una brutal arma que arrasaba con el campo de batalla. Roy: - Bonito juguete. - Dijo en broma mientras reflejaba varios blasters enemigos.
Capitán clon: - El tuyo tampoco esta nada mal, muchacho. - Roy: - Roy. Roy Cameron. -
Capitán clon: - Hammer. -
Roy: - Creía que ustedes no usaban nombres. - Hammer: - Podemos ser clones, pero todos somos diferentes. -
Roy: - Un placer luchar a tu lado, capitán Hammer. -
Hammer: - Lo mismo digo, comandante Roy. -
Tras ver una brecha en las defensas enemigas el capitán ordenó avanzar a sus tropas. Roy iba al frente, haciendo un escudo perfecto para los clones, los cuales agradecían la presencia del joven padawan. El joven era algo temperamental y testarudo, pero perecía tener noción de como proteger a los suyos. El combate continuó por varias horas, limpiando la ciudad capital de cada rastro de droides, hasta que de forma completamente inesperada, los droides dejaron de disparar y se apagaron. Como si de repente se hubiesen quedado sin energía. Los clones se mantuvieron atentos, aún así, Roy se acercó al más cercano para ver que había pasado. Los golpeó y pateó en par de ocasiones, pero este simplemente no se movía. Hasta que el capitán recibió una llamada por el holo-comunicador del comandante. Comandante clon: - Buen trabajo señores. Nos informa que la nave Lucrehulk fue derribada, y con ella, todo el control de droides del sector. Gala queda libre de la ocupación separatista. Oficiales, reúnanse conmigo en la entrada. Comandante Roy, si está escuchado esto, el general quiere verlo. -
Los clones se dieron vuelta y miraron al joven padawan, quien tenía el rostro de alguien que sabía que iba a recibir un buen regaño.
Hammer: - Primer día y ya has hecho enfadar al general. Felicidades. Es todo un record. Dudo que nadie pueda superarlo. - El comentario provocó la risa de todos los clones que lo escucharon.
Roy: - Ja ja. Muy gracioso. - Dijo con ironía. Hammer: - Muy bien, chicos. Recogedlo todo y llevad esas chatarras al centro de reciclaje más cercano. -
Clones: - Si, señor. -
Roy y el capitán clon dejaron al resto, y se dirigieron al lugar designado. Una gran cantidad de LAAT/i descendía de un crucero Arquitens, el cual servía de estación temporal para asegurar el planeta. Los clones frescos sustituía a los que habían luchado, tomando múltiples posiciones por toda la ciudad.
Bajo la sombra de las enormes puertas de la ciudad, se encontraba el comandante clon junto a otros tres capitanes que ya habían llegado, debatiendo de los acontecimientos previos, las bajas sufridas, y los recursos recuperados. Y junto a ellos, el general Pablo-Jill, quién no se mostraba particularmente entusiasmado al ver a su nuevo padawan. Pablo: - Al fin llegas. -
Roy: - Hola... - Su falta de protocolo hacía que los oficiales dudaran un poco. Pablo: - Debo decir que tenía mis duda, pero hiciste un buen trabajo capturando esa fortificación. -
Roy: - Bueno... La verdad es que... - Intentó decir la verdad, pero el comandante clon se le adelantó. Comandante clon: - Si me permite hablar, general, la participación del comandante fue muy acertada. Tomó la decisión más optima para evitar la menor cantidad de bajas posibles. -
Pablo: - ¿Es eso cierto? -
Roy: - Eh... Si... Lo es. - Dijo sorprendido mientras miraba al comandante, pues no esperaba una intervención de ese tipo. El caballero Jedi miró a ambos individuos por un momento, intercambiando mirada con sus grandes ojos mientras rascaba su mentón con el dedo en señal de duda, pero al final decidió creer su historia. O al manos darle a entender eso. Pablo: - Muy bien. Comandante, reúna a sus hombres y prepárense para partir en dos horas. Roy, ven conmigo. Ahora que la batalla a terminado, tenemos mucho de lo que hablar. -
Los Jedi se retiraron hacia una LAAT/i, la cual los llevó de vuelta al Venator insignia de la flota. El Impoluto. Un enorme crucero espacial con una enorme potencia de fuego, grandes motores y un gran escudo deflector. La joya de la flota de la República.
Image Mientras tanto, en tierra firme.
Hammer: - ¿Acaso acabas de... cubrirlo? -
Capitán clon 2: - Parece que el "comandante sereno" está cediendo un poco con su actitud hacia los superiores. -
Comandante clon: - Es joven y medio alocado, pero sabe lo que hace. Y dejad la plática. Tenemos cosas que hacer. En marcha. Ya tendremos tiempo luego. -
Capitanes: - Si, señor. -
A bordo del Venator, el caballero Jedi y su padawan platicaban sobre la batalla cuando recibieron una llamada del puesto de mando. Se trataba del maestro Yoda, cuya imagen se podía apreciar a traves del holo-proyector. Image Pablo: - Maestro Yoda, es un placer volver a verlo. -
Roy: - Hola maestro. - Dijo muy informalmente.
Pablo: - Muestra más respeto, padawan. - El pequeño regaño fue interrumpida por la leve risa de Yoda. Yoda: - Muy enérgico tu padawan es. -
Pablo: - Mis más sinceras disculpas, maestro. Aún no he podido enseñarle disciplina y respeto. -
Yoda: - Preocuparte por eso no debes. Tiempo para enseñar siempre hay. Una misión importante ti debo encomendar. -
Pablo: - ¿Qué debo hacer? -
Yoda: - Muy rígido siempre has sido. Este nuevo padawan también te enseñará. Al sistema Christophsis ir deben. Los refuerzos de los generales Kenobi y Skywalker serán. -
Pablo: - Partiremos de inmediato, maestro. Que la fuerza le acompañe. -
Yoda: - Que la fuerza los acompañe. - Y la transmisión concluyó. Pablo: - Almirante, que todas las tropas aborden de inmediato. Partiremos a Chistophsis lo antes posible. -
Almirante: - Si, señor. -
Pablo: - Y tu, padawan. Ven conmigo. -
El interior del Venator era un caos. Miles de clones se movían de un lugar a otro acomodando los suministros y tomando posiciones, y en menos de dies minutos, una pequeña flotilla de tres naves comandadas por el Impoluto. Aún así, en una sala lejos de todo ajetreo, se encontraban el caballero jedi y su padawan. Pablo: - Muy bien, padawan. Es hora de tu primera lección. -
Roy: - Genial. No puedo esperar por sus enseñanzas, maestros. -
El joven humano tomó el sable de luz e su mano. No lo encendía, pero estaba listo para hacerlo en cualquier momento cuando su maestro diese la señal. Su rostro mostraba una gran emoción, pero Pablo le apagó todo el entusiasmo cuando sin decir una palabra se sentó con las piernas cruzadas sobre el suelo de metal. Pablo: - Siéntese, joven padawan. Su primera lección va a ser una larga plática. '
Roy: - ¿En serio? - Preguntó desanimado. - Yo pensé que... '
Pablo: - Siéntese, ahora. -
El padawan entendió de inmediato la mirada de su maestro. Guardó el sable de luz sin decir una palabras más y se sentó despacio de la misma forma que el caballero Jedi estaba. Y con una simple mirada, se pudo entender perfectamente quién era el que tenía la autoridad. Entonces, cuando Roy había reconocido su lugar, el maestro habló. Pablo: - Eres demasiado impulsivo. Irrespetuoso. No se que estaban haciendo contigo en el Templo, pero te aseguro que aquí será muy diferente. Esto... es la guerra. Y no puedo permitir esa actitud tan irresponsable bajo mi mando. ¿He sido claro? - Roy: - Si, maestro. - Dijo cabizbajo. Pablo: - Bien. Empezarás desde el rango más bajo. Incluso más bajo que los soldados rasos si es necesario. ¿Entendido? -
Roy: - Pero... -
Pablo: - ¿Entendido? - Lo interrumpió.
Roy: - Si... general. - El tono final de Roy fue diferente. El rostro de Roy cambió. Ese aire alegre que emanaba de él se desvaneció, dando paso a una mirada más fría, inexpresiva. Algo que Pablo notó muy claramente. Por un segundo pensó si se había excedido, pero luego se mantuvo firme. Roy era muy emocional, nada adecuado para un Jedi. Tenía muchos fallos, y si quería acogerse a las normas de la orden y convertirse en un Jedi algún día, tenía que adquirir disciplina. Tenía que ser más recto. Y Pablo debía mantenerse firme ante él. Pablo: - Muy bien. Ahora meditemos. -
Roy: - Si... maestro. - Ambos cerraron los ojos, y meditaron mientras viajaban por el hiperespacio.