Roy podía saber la gravedad de la situación dependiendo de la forma en que su maestro Pablo lo llamase al puesto de mando. Y cuando el Ongree decía: "De inmediato," era porque algo no estaba bien.

El joven padawan tuvo que dejar un juego de cartas que tenía junto a sus compañeros de pelotón para dirigirse al puesto de mando de su nave capital, solo para encontrar una reunión de guerra entre su maestro, el comandante Tukk y miembros del consejo Jedi.

Alrededor de la mesa holopreyectora, se encontraban cuatro siluetas azules que Roy conocía muy bien de su estancia en el Templo Jedi. Estos eran nada más ni nada menos que el propio Mace Windu, Yoda, Ki-Adi-Mundi y Kit Fisto.

Pablo: - Joven Roy, justo a tiempo. Maestros, mi padawan ha llegado. - Dijo al verlo entrar por las puertas de local.

Todos los maestros del consejo dejaron de mirar la mesa de holoproyecciones para ver al joven que recién llegaba, aunque las miradas de cada maestro difería considerablemente. Yoda se mostraba juguetón, sabiendo de su temperamento y su parecido con el propio Skywalker. Kit Fisto, como era costumbre, le dedicó una sonrisa cuando le vió, aunque él siempre le sonreía a todos. Ki-Adi-Mundi lo miraba pensativo, como si estuviese analizando al joven que tanto misterio desprendía en su estancia en el templo. Y Mace lo miraba estoico, incluso algo desafiante, no le gustaba la forma de Roy. Era como si pudiera ver a traves de su ser. Él mismo se opuso a la idea de enviar al padawan al campo de batalla, pero tal como ocurrió con Anakin Skywalker, el resto de opiniones del consejo se opuso al suyo.

Pero junto a todas esas proyecciones, había una quinta proyección. Una imagen que Roy solo había visto en postes y anuncios de la República. Era el mismísimo canciller Palpatine.

Roy: - Un placer volver a verlos, maestros, canciller. - A pesar de las miradas, Roy logró mantener la compostura y saludar a sus superiores como era debido.

Yoda: - Bien. Todos ya estamos. La reunión comenzar debemos. -

Pablo: - ¿Cuál es la situación? -

Kit Fisto: - Hemos recibido informes alarmantes de un planeta lejano llamado Cyrkon. Ubicado en el Espacio Hutt, en las fronteras del borde exterior. -

Pablo: - ¿Los Hutt? ¿Qué está pasando? -

Ki-Adi-Mundi: - Los informes dicen que un grupo de Separatistas está llevando acuerdos con los Hutt. Acuerdos muy peligrosos para La República. -

Pablo: - Pensaba que los Hutt se mantenían neutral en todo este conflicto galáctico. -

Mace Windu: - Es muy probable que no sea obra directa del clan Hutt, pero alguien está usando su nombre e influencias para tratar con el enemigo. Su misión será encontrar y desactivar ese contacto a cualquier costo. -

Palpatine: - General Pablo. Es de suma importancia llevar esta tarea con suma discreción. Los Hutt son una fuerza importante en la galaxia, y ponerlos en nuestra contra no será bueno para nuestra causa. -

Pablo: - Si, canciller. Actuaremos como una pequeña fuerza para no despertar sospechas. -

Yoda: - Discreción tener en este misión tener deben. Alertar al clan Hutt de nuestras operaciones en Cyrkon bueno no ser. Confiar en su juicio haremos, maestro Pablo. -

Pablo: - Así será. Que las Fuerzas los acompañe, maestros, canciller. -

Todos: - Que la Fuerza los acompañe. -

Uno a uno, todos los hologramas se fueron desconectando, siendo Ki-Adi-Mundi el primero, seguido por el maestro Fisto. El proximo fue el maestro Mace, no sin antes ver con algo de desconfianza al joven Roy, cosa que no paso inadvertido por muchos. Después fue el canciller Palpatine, que no solo fue muy cortes en su intervención, sino que también le dedicó una leve sonrisa al joven padawan. Y finalmente, el maestro Yoda, quien hizo lo mismo que el canciller.

Roy: - Un grupo... interesante son lugar a dudas. -

Pablo: - El Consejo de Maestros suele tener su propio punto de vista en muchos temas, y el clan Hutt es algo que la Orden deberá ajusticiar una vez esta guerra termine. Solo espero que lo que dijo el maestro Windu sea correcto, pues si un Hutt está detrás de estos acuerdos comerciales tendremos serios problemas. -

Roy: - No es de sorprender que la Orden tenga tantos desacuerdo con los Hutt, nuestros principios son completamente opuestos. -

Pablo: - Eso es correcto, joven padawan. Pero como bien dijo el canciller, no sería buena enemistarnos con los Hutt durante la guerra contra la Alianza Separatistas. De esos ya nos encargaremos cuando todo esto acabe. Vamos. Nuestra nave nos espera. -

Pablo y Roy comenzaron a caminar por los pasillos de Venator hacia los hangares, donde el resto del equipo los estaba esperando.

Roy: - Mencionó que seríamos un equipo pequeño. ¿Cuanto seremos los que participemos? -

Pablo: - Un grupo de más de seis levantaría sospechas. Así que seremos un pequeño grupo de élite y nos haremos pasar por contrabandistas. -

Roy: - Y supongo que tendremos que usar una nave que no sea propiedad de la República. -

Pablo: - Eso es correcto. Por eso hemos adquirido... Esta. -

Roy: - ¿Es en serio? -

Cuando maestro condujo a su alumno al hangar este no se mostró muy impresionado Cuando maestro condujo a su alumno al hangar este no se mostró muy impresionado. Se trataba de un viejo carguero ligero XS, producido por la Corporación de Ingeniería Coreliana en los tiempo de la Antigua República. Una reliquia en estos tiempo.

Pablo: - No te dejes engañar, joven padawan. Esta nave es más de lo que aparenta. -

?: - El general tiene razón, teniente Roy. -

Cuando Roy y Pablo miraron a un lado, se encontraron a un grupo de clones que conocían muy bien. Estaban presentes el comandante Tukk, el capitán Hammer y otros dos clones que si bien Roy no había tenido una interacción tan cercana como los anteriores, conocía por su estancia en el cuerpo del ejército.

Pablo: - Teniente Tesla. ¿Todo parece que quiere decirnos algo? -

CT-7281 era el teniente Tesla. Él era el clásico ejemplo de alguien amante a la tecnología. Él mismo escogió su nombre en conmemoración a un científico de eras pasadas que tanto admiraba, y su pasión por la tecnología lo había llevado a ser uno de los clones más importante del 194th. Portaba un blaster DC-15A, y tenía una muy buena puntería.

Tesla: - Ochenta y ocho metros de longitud, ciento un metros de envergadura y veintisiete metros de alto. Tiene una capacidad de carga impresionante para su tamaño. Hiprepopulsor y generador de escudos clase 1, y dos cañones láser HSG-67 de Armas Sonniver. Además de contar con baterías de misiles. -

Pablo: - Teniente Doss. ¿Está todo listo? -

El teniente Doss, CT-1843, era un tipo bastante callado. Disfrutaba oir más que hablar, pero era un gran efectivo en el campo de batalla. Comenzó su carrera como médico de campaña, y poco a poco fue ascendiendo en el 194th hasta alcanzar el rango de teniente. Portaba dos blaster DC-17 a cada lado de su cinturón, aunque se dice que nunca ha matado a nadie con ellas. Solo los droides estaban en su mira.

Doss: - Todo está listo para partir, general. -

Roy: - Esa cosa... «¿Podrá volar?» -

Hammer: - No se preocupe, teniente Roy. «No será bonita, pero es dura.» - (Referencia para los otros fan)

Roy: - Si usted lo dice. -

Pablo: - Basta de plática caballeros. Es hora de partir. Comandante, prepare todo para partir de inmediato. -

Tukk: - Si, señor. Ya oyeron señores. En marcha.

Y tras varios minutos, el carguero XS abandonaba los hangares del Impoluto, poniendo en marcha la misión tan delicada que se le fue asignada. Hammer tomó el mando de los controles, ya que este era el mejor pilotos de los presentes solo después del general, mientras el resto se quedó a la espera mientras la nave viajaba por el hiperespacio.

Para no levantar sospechas, los clones tuvieron que dejar sus armaduras a un lado, para hacerse pasar por un grupo de mercenarios que acompañaban a dos misteriosos sujetos encapuchados, los cuales serían Pablo y Roy. Para eso, tomaron una armadura algo anticuadas, pero que serían útiles para esta misión.

Para eso, tomaron una armadura algo anticuadas, pero que serían útiles para esta misión Hammer: - Rg... Este casco es muy incómodo. -

Tukk: - Ya te acostumbrarás. -

Doss: - Al menos puedes respirar tranquilo. Tienes más protección que nosotros. -

Hammer: - Pensaba que el plastoide era pesado, pero estas placas de metal lo superan por mucho. -

Tesla: - Son algo anticuadas pero serán útiles para pasar desapercibidos. Nadie pensará que somos clones con esto. -

Tukk: - Ahí tienes toda la razón. -

Pero mientras los clones tenían una conversación bastante casual en la cabina de mando, Pablo y Roy tenían un plática mucho menos amena.

Pablo: - Roy, como has de imaginar, no tenemos permitido revelar nuestras identidades en esta misión. -

Roy: - Si, maestro. -

Pablo: - Por tanto, hoy vamos a hacer algo de lo que no estoy muy de acuerdo. -

Roy: - ¿A qué se refiere? -

Pablo: - Al no poder usar tus sables de luz... se que estará en desventaja cuando las cosas se compliquen. Yo puedo usar la fuerza, pero como bien dijiste... tu estas limitado. -

Roy: - Lo se maestro. Trataré de no ser un estorbo para usted y el resto. -

Pablo: - Eso tampoco es una opción. Somos demasiado pocos en esta misión, y cada efectivo es de vital importancia. Por eso... permitiré que uses un blaster, a pesar de estar en contra de todos los principios que he aprendido. -

Roy: - Maestro... ¿Está seguro? -

Pablo: - No. No lo estoy. Y gran parte de mí me dice que no es correcto. Pero no veo otra alternativa. A veces como Jedi debemos tomar decisiones difíciles, y esta es una de estas. Los clones son soldados por naturaleza. Saben empuñar un blaster desde que son niños y crecen con capacidad mejoradas para tal tarea. Así que quisiera que Tukk te entrene un poco antes de llegar a Cyrkon. -

Roy: - Con todo el respeto, maestro... Pero creo que eso no es necesario. -

Pablo: - ¿Qué quieres decir? - Su sorpresa era claramente visible en su rostro.

Roy: - Se como usar un blaster, y mi ojo ciber me da una capacidad mejorada de precisión. -

Pablo: - ¿Es eso cierto? -

Roy: - Si, maestro. En pocas palabras, podré desempeñarme usando un arma de fuego sin ningún problema. -

Pablo: - Es bueno saberlo. Pero dime... ¿Dónde aprendiste a usar un blaster? -

Roy: - Cuando tienes mi condición debes buscar otras formas de luchar. Mi sable es mi herramienta más preciada, pero se que no es suficiente. Pasé parte de mi entrenamiento en la academia militar de Coruscant, donde entrené como un recluta como cualquier otro. Allí aprendí todo lo que pude acerca de armas, explosivos y estrategia. Aunque siendo sincero, nunca pensé que usaría esos conocimientos en el campo de batalla. -

Pablo: - Por eso el camino del Jedi es tan impredecible, y su entrenamiento ha de ser arduo cada día para estar preparados para lo que pueda ocurrir. Esta guerra nos tomó a todos por sorpresa, y perdimos a muchos buenos Jedi el primer día. -

Roy: - Geonosis. -

Pablo: - Si. Geonosis. Yo estuve allí, y puedo decir que fue el peor día para la Orden. De no haber sido por la llegada del maestro Yoda y el ejército clon de seguro no estaría ahora como tu maestro. - El ambiente se estaba poniendo algo triste por parte del maestro Jedi, pero aún así continuó. - Por eso, mi joven padawan. Haré todo lo posible para que seas un buen Jedi. Se que hay muchas cosas que no te puedo enseñar, y hay muchas otras que debes aprender por ti mismo, pero si algo puedo asegurarte, es que yo estaré allí para ayudarte. -

Roy dejó escapar una leve sonrisa al escuchar esas palabras. Sin duda eso había llegado a lo más profundo de su ser, y estaba sumamente agradecido, aunque tenía muchas dudas de hasta que punto eso sería posible.

Roy: - Gracias, maestro.