Me reuní con los chicos. Ray nos contó que Norman ya se había ido, y que el plan de exterminio estaba en proceso.
-¿Qué hay de la recompensa?- nos preguntó Ray.
-No te preocupes por eso- Emma le sonrió.
Ray me volvió a ver. Le di la espalda y seguí caminando.
Teníamos que llegar a la capital lo antes posible, pero eso nos tomaría 5 días caminando, 3 arriesgándose mucho. Mientras discutíamos eso, vimos a los amigos de Emma sobre 4 caballos. ¡Con eso llegaríamos mucho antes!.
Cuando estábamos decididos a subirnos, escuché que alguien me llamaba.
-¡Yuri!- Elías venía con una mochila y un arma. -Voy a ir con ustedes-
-¡¿Que?!, ¡No!- fui corriendo hacia él. -Es muy peligroso-
-Pero tú estás yendo- suspiró pesadamente. -Quiero ir a ayudarlos, ayudarte. Siempre te vas y me dejas aquí, a veces hasta me entero por terceros de que saliste. Estoy cansado de que no me tomes en cuenta para estas cosas-
Me quedé callada, viendo sus ojos color ámbar.
-Ya sabes mi edad y mi profesión. Pasé por muchas cosas y algunas de ellas fueron combate cuerpo a cuerpo y manejo de armas. Se que puedo serles útil-
Antes de que pudiera hablar, Ray se me adelantó.
-Lo eres. Tienes mucha más información que nosotros- Ray se empezó a subir en uno de los caballos. -Vamos, no hay tiempo que perder-
Acepté la decisión de Ray. Volví a ver hacia abajo mientras la vista se me hacía borrosa por las lágrimas. Tenía miedo de perder a Elías.
Sentí una mano sobre me cabeza, así que miré hacia arriba y volví a ver sus ojos ámbar.
-No pasará nada, ¿de acuerdo?. Vamos a salir de esta e iremos al mundo humano juntos- me sonrió.
Estiré los brazos y lo abracé. El me abrazó de vuelta y estuvimos así unos segundos.
Me dió 2 palmadas suaves en la espalda antes de hablar:
-Debemos irnos-
Asentí y nos separamos. Me dirigí a donde estaba Gillian y me ayudó a subir al caballo. Ya cuando todos estábamos listos, nos pusimos en marcha.
Emma tuvo una pequeña conversación con ellos, preguntándoles por qué nos estaban ayudando si ellos no estaban de acuerdo con no matar a los demonios. Gilliam respondió diciendo que seguía sin estar de acuerdo, pero que quería ayudar a Emma.
Antes de llegar, nos topamos con algo inesperado... ¡Había un montón de demonios!. Pensamos que iban hacia la capital, pero estaban yendo al lado contrario. Rápidamente llegamos a la conclusión de que estaban buscando nuestro escondite. Emma le agradeció a Oliver y le dijo que nos dejara aquí, que ellos debían volver al refugio y avisarle a todos.
La ida de ellos nos iba a retrasar, pero ya habíamos acortado mucho tiempo. Cuando se fueron, seguimos a pie, durando 2 días en llegar a la capital.
-Wow...-
Al llegar a la capital, no pude evitar sorprenderme. Nunca había visto a los demonios convivir así, normalmente solo los veía en las instalaciones. Todo era muy bonito. Las decoraciones y ambiente eran agradables, se notaba la importancia de la fiesta y la alegría que le traía al pueblo.
-Norman debe de estar en el corazón del terreno ceremonial, dentro del castillo- dijo Ray.
-Tenémos que darnos prisa- comentó Emma.
No pasó ni un par de segundos y escuchamos una gran explosión, la cual nos alcanzó un poco y nos echó para atrás.
El ambiente de hace un momento cambió drasticamente, ahora todo era un caos. Me dolía el corazón al ver a los pequeños demonios llorar e ir de un lado a otro buscando ayuda.
-¿Chicos?- una voz familiar nos llamó.
Me tomó por sorpresa ver a Don y a Gilda. Ellos 2 corrieron y nos abrazaron a los 3 de una sola vez. Cuando nos separamos, pude ver que también estaba Ayshe, pero no tenía una sonrisa en su rostro, ella solo se me acercó y me abrazó por un instante, antes de volver a donde estaba.
Me volví a ver las manos, aún estaban manchadas, pero cada vez las manchas se hacían un poco más pequeñas.
-¡Sung-Joo, Musica!- gritó Ray.
Eran los amigos que ellos me habían mencionado. Sung-Joo tenía largos cabellos rojos y su mascara tenía un solo cuerno; mientras que Musica también tenía el cabello largo, solo que morado, era más pequeña que él y tenía 2 cuernitos en su máscara.
Emma abrazó a la más pequeña. Les explicó que íbamos a detener a Norman costara lo que costara y que la promesa ya había sido rehecha.
Ray les explicó brevemente que Norman tenía pensado usar un veneno que hacía que los demonios desvolucionen, volviéndolos salvajes. Como no queremos que hayan grandes daños, decidimos dividirnos: Elías, Don, Gilda, Ayshe y Música y Sung-Joo; se encargarían de reducir daños y Emma, Ray y yo; vamos a ir a por Norman.
Antes de irnos, Sung-Joo nos dió un dispositivo con el cual, si había una emergencia, podíamos llamarlo y llegaría inmediatamente.
Después de despedirnos, nos fuimos.
Todas las entradas que encontramos estaban cerradas, no había forma de llegar adentro.
-¿Y si vamos por allí?- Emma señaló una abertura en la pared, arriba de una de las entradas abarrotadas.
Ray dijo que podía funcionar. Dejamos algunas cosas y Ray se acomodó para ayudarnos a subir, primero Emma, luego yo y ayudamos a Ray a subir.
Mientras andábamos por los dúctos, me llegó un fuerte olor a sangre. Me tapé la nariz y sacudí la cabeza. «¡Este olor es insoportable!»
-¿Estás bien?- me preguntó Emma.
-Si. ¿No les llega ese terrible olor?-
-No, ¿Qué es lo que hueles?-
-Sangre, pero demasiada, es horrible-
-Norman ya debe de haber asesinado a varios demonios- concluyó Ray. -Ve delante y guíanos-
Asentí y tomé el mando.
Llegamos a una entrada del dúcto. Patee la tapa y bajé. Habían varios cuerpos tirados. Volví a ver al rededor y vi una puerta doble, donde el olor era mucho, pero mucho más concentrado. "¡por allí!", les grité, mientras corría hacia esa dirección.
Al abrir las puertas, dejaron ver una escena espantosa. El suelo estaba teñido de rojo, con muchos cuerpos inertes. Sentí que me ponía pálida. No podía evitar pensar mi pecado, me daba vueltas en la cabeza y sentía una enorme presión en el pecho. Al volver a ver mis manos, estaban a rebosar de sangre. Empecé a transpirar y a sudar.
Escuchaba a Emma gritarle a Norman, sin saber exactamente lo que estaban diciendo.
Volví a ver a Norman, el cual me sonrió. Eso me hizo calmarme de golpe, su sonrisa... tenía rastros de miedo. Sus ojos azules me veían fijamente, como si esperaran algo de mí.
Mi cuerpo se empezó a mover solo, caminando hasta él. Aún escuchaba a los chicos de fondo, perdida en la conversación. Su rostro cambió, ahora estaba preocupado y seguía con miedo.
Esta situación me había recordado un evento de hace bastante tiempo. Me había caído de no se donde y me había hecho una herida horrible en la rodilla, o al menos eso me dijeron, ya que Norman nunca me dejó verla. Recordaba que estaba sentada en el césped con Norman al frente, él me veía preocupado y muy asustado. Esa era la expresión que estaba viendo en este momento, es la misma, no hay duda.
Me planté al frente de él y lo tomé de las manos. Me dió un escalofrío al sentir que tenía a Emma y a Ray a mi lado.
Ellos empezaron a decirle que no tenía que poner todo sobre sus hombros. Nunca nos pedía ayuda y quería encargarse de todo solo, cuando eramos un equipo.
Él siempre me ayudó, y yo nunca lo ayudé a él. Mis lágrimas empezaron a salir mientras recapacitaba: nunca le pregunté como estaba o si quería algo, nunca le pregunté si podía ayudarlo en lo que necesitara, no recordaba la última vez que me senté a hablar con él sobre sus sentimientos... y ni siquiera le había dicho ni una sola vez lo mucho que lo amaba.
-Norman..., ¿qué es lo quieres?- dije entre lágrimas.
Norman me soltó las manos y nos abrazó a los 3. Lo abracé fuertemente y escuché que empezaba a llorar.
-Yo... quiero vivir con ustedes- dijo. -Pero, no podré hacerlo. Estamos condenados, nos queda poco tiempo- empezó a romper el abrazo y cayó de rodillas en el suelo. -Por favor, ayúdenme-
No podía creer lo que había dicho. Él... ¿iba a morir?
