Anwen

¿Cómo llegamos a esto? Era algo que el Sangre de Dragon se preguntaba estando en el Teplo de Dibella de Markarth. Precisamente, recostado en el suelo alrededor de un montón de sarcerdotizas bastantes desnudas, inconscientes y complacidas.

Todo empezó cuando acepto una competencia de bebida con un extraño en un bar, solo para despertar en el dicho templo y con varias hermanas molestas con él. Aún atontado fue obligado a limpiar su desastre solo para cuando podía irse se quivocara de puerta, siendo ambas doradas y opulentas no era de extrañar, e interrumpiera una reunión muy importante.

Las sacerdotisas, ún más molestas que antes, le exigieron que hiciera un recado por ellas para ser disculpado por su otra gran ofensa. Esto tenía que ver con ir a recoger a una chica que sería la nueva elegida de la divina, solo para tener que rescatarla de un monton de bandidos, cadáveres revividos con espino negro y quien sabe que más.

Cuando por fin entrego a la cría a las hermanas estás le dijeron que Dibella le concedería su bendición por el favor realizado. Una de las sarcerdotizas, una guardia roja llamada Arwen, lo llevo hasta el altar, dónde solo tenía que rezar para recibir la bendición. Tras arrodillarse y recibir un brillo roza extraño lo primero que noto es que toda su ropa había desaparecido.

Constantino se levantó sin entender lo que ocurrió , solo para encontrar una vista excepcional. Arwen estaba con su túnica abierta, mostrando que no llevaba nada debajo de ella. Sus pechos color canela suaves y turgentes rebotaban con su respiración mientras que sus labios inferiores estaban escurriendo por sus piernas oscuras. Ella mostraba una sonrisa sensual.

"Gran heroe, la diosa a escuchado tus oraciones. Después de todo espués de todo, Dibella es la diosa de la belleza, y además de eso, la diosa del sexo. Así que " decía la guardia roja dejando caer sus ropas al suelo y se acercaba moviendo sensualmente sus caderas "La diosa te considera un verdadero héroe viril y como su sierva te daré el trato que mereces"

Los pensamientos del imperial estaban confusos, pero una cosa que sabía con seguridad era que no iba a dejar pasar ninguna oportunidad de follar con una sacerdotisa de Dibella. La encontro en medio de su caminata, sorprendiéndola con su audacia, pasando un brazo alrededor de su espalda y acercándola hacia él, dónde sus labios se encontraron.

Ella gimió mientras sus lenguas luchaban por el dominio. Finalmente él gano, explorando el interior de su boca, mientras dejaba que sus manos comenzaran a vagar. La mano en su espalda descendió y agarró su trasero, luego se apartó y lo golpeó ligeramente. Ella jadeó ligeramente, mientras su otra mano se dirigía a su teta izquierda y la masajeaba bruscamente.

Sin embargo, sus manos no fueron las únicas que exploraron, y pronto, las manos de ella comenzaron a acariciar su verga. Sus manos eran pequeñas y el miembro era grande, así que usó ambas, y él gimio ante el tacto de la sacerdotisa. Decidiendo que quería algo más que su mano, él la puso de rodillas y ella empezó una mamada bastante pronto. Arven se burló de él, haciendo girar su lengua alrededor de la punta y luego alrededor del tronco con maestría, antes de sentir su frustración y, con una sonrisa, la envolvió por completo, haciéndole agarrar su cabello oscuro y largo con fuerza.

Casi le sorprendió ver que podía soportarlo todo, pero recordé que, después de todo, aquella era una maestra de los artes de Dibella la diosa del sexo. Siguió moviendo la cabeza, como si no tuviera que respirar, y finalmente la obligó a bajar por completo. Ella sacudió la cabeza, gimiendo alrededor de su eje, casi provocando que explotara su carga en ese mismo momento.

Ella debe haber sentido esto y se alejó, haciéndole gruñir de frustración. Arven sonrió y se levanto a mí nuevamente a lo que él aprovecho agarrando su trasero firme y grande con una mano e insertando un dedo en su vagina con la otra. Estaba empapada y tan apretada. Lentamente comenzó a mover su dedo en un movimiento torcido y ella gimió, agarrando su hombro en busca de apoyo, mientras sus rodillas amenazaban con ceder. Él aumento su ritmo, hasta que sintió que sus paredes apretarse alrededor de sus ahora dos dedos, y se apartó, dejándola jadeando y casi gruñendo de frustración.

"Basta de bromas y fóllame" Ella gruñó y él respondio con una sonrisa, arrojándola sobre el altar.

Ella jadeó de sorpresa y le abrió las piernas, mirando la flor de chocolate entre ellas. Él frotó su verga en su entrada, haciendo que sus piernas casi se cerraran nuevamente. Él forzó una para abrirla con la mano y ella automáticamente abrió la otra, sabiendo su intención. Decidiendo que ambos estábamos bastante frustrados, él la empujó y finalmente descubrieron cómo era el Aetherio.

Era el coño más húmedo y apretado en el que había estado alguna vez. Sus paredes se apretaron a su alrededor con maestría y Arven echó la cabeza hacia atrás, gimiendo de placer. El hizo lo mismo y comenzó a deslizarce dentro y fuera de ella. Aunque Constantino era un natural en esto, ella era maestra con vastante experiencia. Comenzó a masajear sus pezones oscuros nuevamente, y todo mientras continuaba entrando y saliendo de ella. Sus gemidos aumentaron, mientras él solo gruñía como un animal. Dejó una mano sobre su teta y ella la agarró y se la llevó a la garganta. La lujuria giraba en sus ojos y él sonrió al darse cuenta de que ella quería que la dominara.

Él agarro su garganta y continuo empujando dentro de Arven, haciendola que sus gemidos se hicieran más fuertes. Él decidió que estaba cansado del misionero y me retiró, haciéndola casi gemir de frustración. Ella se arrastró más sobre el altar, cuando él se unió a ella y la hizo girar. Su espalda y su trasero sobresalían hacia él, invitándolo.

Levantó la mano sobre su trasero y luego la bajó dándole un fuerte golpe en su gran trasero, haciéndolo temblar y ponerse rojo. Ella dejó escapar un grito de placer/dolor, y la agarro por la cintura. La inclino, así que su cabeza todavía estaba en el altar, pero su trasero estaba en el aire. Se colocó en su entrada y poco se sorprendio de que estubiera más apretada que antes.

Sin pensarlo mucho, comenzó a embestirla de nuevo. Ella gimió aún más fuerte y comenzó a sentir sus paredes apretarse más a su alrededor, dándose cuenta de que estaba cerca de terminar. Él comenzó a golpearle el trasero, haciéndolo temblar, y ambas mejillas se pusieron rojas. Arven vino con un chillido, gritando su nombre tan fuerte que temió que sus hermanas la escucharan.

"Damelo héroe ¡dame tu semilla! déjame embarazada, CRIAME" Ella gritoncon sus ojos desenfocados.

Todas las dudas le abandonaron con su permiso, y continué follandola, su ritmo se volvió errático. Con un gruñido de placer y alivio, el se vino, arrojando chorro tras chorro de semen dentro de su útero dispuesto. Él seguía follandola mientras lo hacía, asegurándose de enterrar su semilla profundamente dentro de ella. Él le dio una palmada en el trasero por última vez y luego salió de ella.

Constantino la vio agarrarse del altar mientras sus piernas cedían. Su semen espesamente blanco contrastaba divinamente con su piel oscura mientras se escurría por sus tentadores muslos hasta el suelo de la capilla. Arven respiraba agitadamente mientras temblaba del placer postorgasmico y si él pudiera ver su rostro notaría la mirada jodidamente estúpida que tenía con lágrimas en ojos perdidos, y la lengua afuera.

*Aplauso*

Se dio vuelta y vio esto, con la lujuria todavía en sus ojos, como Hamal y las demás sacerdotisas estaban ahí. Todas ellas, igualmente desnudas y tentadoras, se arrastraron hacia mí como gatos dientes de sable hambrientos.

"Mmnnnn, sin duda los divinos te favorecen" Dijo Hmal mordiéndose el labio inferior mirando el miembro aún endurecido y cubierto de los jugos de hambos.

Lo demás ya se lo imaginarán. Follaron hasta la inconsciencia, desnudos y cubiertos de fluidos en el suelo del Santa Santorum... sin saber que la joven Fjotra los había visto, sintiendo cosas que no entendía pero la hicieron descubrir un nuevo mundo por su propia cuenta mientras pensaba en su salvador... sin saber que todas sus fantasias se cumplirian una vez que ella terminará de florecer.