—¿Se... imagina vivir en un palacio de cristal? —le mira de reojo.
—Y que todo el mundo te vea mientras vas al baño… —levanta las cejas.
—Que todo el mundo te vea todo el tiempo —inclina la cabeza porque no ha sido necesariamente lo primero que ha pensado.
—No podría. Aunque muchas horas serían aburridas.
—¿No? —sonríe y le mira con curiosidad—. ¿Por qué no?
—Pues porque hay cosas que no son tan fáciles, es como ser parte de un zoo. ¿Tú sí podrías?
—La verdad, no ha sido en ir al baño en lo que he pensado lo primero —confiesa.
Wallace otra vez se sonroja. ¿¡Ahora quien está flirteando todo el tiempo?!
¡Es una conversación!
¡No es cualquier conversación!
—¿Ha s-sido en… c-cuando haces ESO? —se le atragantan un poco las palabras por la idea escandalosa.
—Bueno, es solo... ¡una hipótesis! ¡No es como que vaya a pasar! —levanta las manos en señal de inocencia para defenderse y se sonroja igualmente, riendo nerviosamente.
—¿Y qué harías si tuvieras que hacer eso en un sitio así?
—Pues... depende un poco, estamos hablando de una obligación... absoluta, supongo —le mira—. Una orden a la que no pudiera negarme o si no, ni siquiera tiene algún caso este planteamiento.
—Es una hipótesis, no es como que vaya a pasar. Así que sí. Tienes que hacer ESO —Wallace asiente, nervioso, mirándole porque nunca ha tenido una conversación así con nadie.
—¿Cuáles serían las... condiciones? —se humedece un poco los labios.
—Pues… Puede ser con quien quieras —se encoge de hombros—. Y… no va a haber TANTA gente mirando. Puede acercarse alguien o no, depende de la suerte que tengas.
—Supongo que me arriesgaría a que fuera con mi mujer a las cuatro de la mañana. Tal vez en el piso de arriba. Eso creo que a pesar de todo sería lo bastante seguro. Aunque la verdad, tiene poca gracia...
—Nah, tiene que ser a la luz del día y en una habitación de abajo —establece porque si no no tiene gracia.
—Supongo que entonces no podría ser con mi mujer —Luc se ríe con eso—. Nunca jamás iba a querer levantarse al alba, el momento lo bastante privado y tampoco querría hacerlo a cualquier hora más concurrida. Aunque... Si la imaginamos a ella con una mejor predisposición...
—¿Tú tendrías buena disposición? —le mira de reojo.
—Me... probablemente horrorizaría y excitaría a partes iguales —confiesa apretando los ojos—. Tanto la obligatoriedad como la exposición. ¿A usted no?
Wallace se humedece los labios porque ¡ACABA DE ADMITIR ESTE HOMBRE QUE ALGO LE EXCITARIA! Él no… nunca ha… admitido algo así.
—M-Me… me…—se sonroja seis veces más.
—O-o sea —vacila al notarle vacilar, porque si bien está conversación es un poco íntima, él le estaba hablando de intimidades de su familia hace solo unos minutos—. C-creo que son algunas de las clásicas fantasías masculinas.
—A mí me excitaría —suelta Wallace a la vez súper a trompicones.
Luc le mira con eso y sonríe.
—N-Nunca había hablado de estas cosas con nadie —Wallace se ríe, ultra nervioso.
—Oh... ¿Le estoy incomodando? Disculpe.
—Nooooo, ¡No! No —se ríe un poco más de los nervios—. De hecho… es que me parece que debería poderse hablar de esto un poco.
—Ah... —sonríe un poco, no muy convencido—. Entonces ¿qué opina de ello?
Wallace traga saliva, tratando de imaginarse la fantasía.
—Seguramente si… viviera uno aquí ya hace un tiempo no habría tampoco tanta gente que viniera todo el tiempo a ver una vida mundana de alguien, así que… probablemente trataría de elegir un momento en que no hubiera nadie. Luego, con mi mala suerte, muy probablemente sería imposible que no viniera alguien. De hecho, con mi mala suerte, vendrían hasta reporteros y saldría en los periódicos.
—Justo eso pensaba. Al principio todo el mundo estaría interesado en ello, como los monos en el zoo. Aunque la vida sucediendo no fuera diferente a las suyas. Como un experimento científico —asiente.
—Sí, claro que vendrían a vernos y con muchísimo morbo. El primer día, esperando que uno vaya al baño y que uno se acueste y que uno haga todo. Pero después de un mes, a nadie le interesa la vida aburrida de alguien… bueno, eso creo. O sí a algunas personas pero no a TODAS.
—Y también creo que eso convertiría a los habitantes de la casa en unos cínicos, con el tiempo. Dadas las circunstancias, atrapados en ello, no es como que pudieran evitar ir al baño para siempre.
—Justo eso pensaba yo. El primer día, quieres… ir de vientre y te están mirando, y piensas, quizás mañana esto sea mejor, así que no… no lo haré. Y puedes estar así unos días, pero… cinco días más tarde, dices vale, me da igual, TENGO que hacer esto. Lo mismo con tomar un baño o…
—Exacto. Y poco a poco pues... el ser humano se acostumbra a todo.
—Lo que pasa es que cocinar mientras alguien te mira no te da… más placer.
—Tampoco cocinar es lo que le da más curiosidad a la gente —le mira de reojo.
—Ya, sí… eso te lo creo, pero… Es que aunque te miraran con mucho interés.
—No, por eso digo que, al final, cosas como cocinar o dormir, pronto dejarían de suscitar interés... pero hay cosas que... no.
—Eso… es un problema.
—Imagina, además, que los que vivieran ahí tuvieran algunos fetiches.
—Y-Ya… —asiente nervioso.
—Aun sería peor. A lo mejor la gente comentaría sobre ellos. Probablemente todo el mundo tendría una opinión y muchos lo verían con morbo. Es que nada más imagine que... además hubiera algo así como una pareja de dos mujeres.
—¿D-Dos mujeres? —levanta las cejas.
—Por ejemplo.
—¿S-Su mujer y la mía? —se ríe un poco.
—No necesariamente. Digo, puestos a tener la fantasía, podrían ser dos mujeres que le gusten.
—Mi mujer podría gustarle.
—Resulta que si hay algunas cosas que tiene buenas, menos mal —sonríe.
—Pero pensaría yo en… —se sonroja, un poco, pensando en Gala.
—¡Oh! Atención, ¡que sí hay alguien en la mira! —exclama un poco burlonamente.
—Había, hasta que mi idiota hermano menor ha decidido que quiere casarse con ella —aprieta los ojos.
—¡Oh! ¿Le gusta a usted su futura cuñada? Que mal asunto —sonríe de manera un poco incomoda, sin envidiar esa situación, poniéndole una mano en la espalda para confortarle.
—¡Me gustaba antes que él siquiera la viera! —protesta con eso.
—¿Y no le dijo nada por estar casado? La historia se complica —inclina la cabeza.
—Si le explicara, que no puedo, quien es exactamente, le parecería… absurdamente increíble —le mira de reojo.
—¿Aún hay algo peor que esto? —levanta las cejas.
—No tiene idea —suspira.
—Tal vez debería usted realmente alejarse de todo eso un tiempo e irse al extranjero a conocer mundo —propone intentando consolarle.
—Sí quisiera eso, pero… bueno, ahora un poco menos.
—¿Por qué? —inclina la cabeza.
—Pues si usted viene aquí… —Vale, vale, vale… eso sí ha sido flirtear.
—Aaawww ¿Eso haría usted por mí? —se burla un poquito.
—Ugh! —se sonroja sin poder evitarlo.
—Usted también me cae bien y agradezco el gesto —le tiende la mano y le sonríe.
—Shut up, ni siquiera me cae tan bien —protesta igualmente apretándole la mano.
—Oh... ¿No? —le mira un poco desconsolado, creyéndole.
—Uuugh! ¡Pare! —protesta.
—Q-Quoi? —parpadea sin entender.
—Sí que me cae bien —confiesa finalmente—. Ha sido… muy diferente esto a lo que esperaba.
—¿En qué aspecto? —Luc sonríe, mirándole.
—Pensé que sería un viejecito aburrido al que iba a odiar —se encoge de hombros.
—Para ser sinceros, yo pensé lo mismo de usted —admite sonriendo de ladito.
—¿Sí? ¡Ja! A ver qué piensa ahora de mi padre… pero entonces, ¿qué haría con lo que le explicaba?
—¿Con lo de su cuñada?
—E-Ella. ¿Usted a quién imaginaría?
—Supongo que podría... Bueno, esta idea no sale de ningún sitio, ¿sabe usted?
—¿De dónde sale? O sea querría saber que… ¿cuál es la idea completa?
—En... Turquía y el Asia menor... Algunos hombres tienen harems. Y... algunos... las mujeres en ellos tienen permitido hacer esas cosas entre ellas. Algunas veces incluso para el regocijo de sus maridos —le mira de reojo.
—Oooh… ¿y lo ha visto usted? —levanta las cejas.
—Solo... en una ocasión —explica sonrojándose un poquito.
—Oohhh! ¿Dos chicas? ¿Y? —parpadea porque esto es... el burdel hacen esa clase de espectáculos.
—Fue bastante... incómodo. Y tremendamente erótico —no le mira—. Me costó saber cómo comportarme en semejante circunstancia.
—¿Incómodo en que aspecto? ¿Qué hacían? Se… ¿se tocaban entre ellas?
—B-Besarse y... sí —asiente y le mira de reojito—. Era un poco hipnotizante. Sentía querer apartar la mirada y no ser capaz.
—Perdóneme, pero no he visto eso nunca y… no se me había ocurrido.
—Oh... Si'l vous plait, no lo comente demasiado —aprieta los ojos porque quizás no sea la cosa más profesional estar comentando estas cosas con alguien a quien acaba de conocer—. O al menos no lo comente citando mi nombre. Mi mujer no sabe esta historia...
—De verdad no se tiene que preocupar por eso, estoy más interesado en... detalles— le sonríe.
—Lamento no ser muy bueno con las descripciones... —baja un poco la cabeza y Wallace se ríe.
—Yo creo que yo me hubiera muerto. Es como... lo del burdel.
—¿Lo del burdel? ¿A qué se refiere?
—Es un lugar... en el que uno no sabe qué hacer —explica.
—Bueno... Después de estar con una mujer alguna idea sí se tiene... —mueve la cabeza de lado a lado.
—Ya, yo fui... cuando recién con mi mujer. Igualmente, es un lugar incómodo.
—¿Recién... con su mujer? ¿Se llevó a su mujer a un burdel? —levanta las cejas, porque cosas que a él nunca se le hubieran ocurrido.
—No, no, no... Cuando... empecé mi vida sexual con ella y descubrí que era un desastre —explica moviendo las manos de lado a lado.
—Ah... Ya me parecía demasiado cínico —sonríe calmándose un poco con eso—. O sea... Ya me pareció cínico pedirme detalles sobre dos mujeres, no quisiera acabar yo excitándole en público, como en la fantasía del palacio de cristal, pero que ahora me diga que es capaz de llevar a su esposa a un burdel...
—No, no, no… pero venga, ¿qué tiene de cínico pedirle detalles?
—Pues exactamente eso. ¿Cómo va a pedirme un relato erótico? —protesta.
—Venga ya, usted me pidió uno a mi primero con lo del Palacio de Cristal —se defiende, señalando.
—No era necesariamente eso, ¡solo era una hipótesis para reflexionar sobre la privacidad! —se defiende vuelta.
—Y a la vez imaginar qué pasaría si le vieran hacer eso.
—La verdad, no esperaba que necesariamente se imaginara verme a MI haciendo eso —aprieta los ojos.
—No, no… ugh. Vale, olvídelo.
—Digo, tampoco podría culparle por hacerlo —bromea.
—¡Ahora resulta! —se sonroja un poco imaginándole.
—Pues de ahí venía lo de las dos mujeres, pero cada uno con sus preferencias —se ríe.
—¡Venga ya! —sigue protestando y la verdad es que cuanto más protesta más le hace reír a Luc.
—Eso explicaría por qué no funcionan las cosas con su mujer... —se burla un poco.
—Ehhhh! ¡Que va! ¡Eso es culpa de ella! —protesta.
Luc sigue riéndose nada más porque sigue protestando e intentando defenderse.
—¡De verdad!
El flamenco asiente casi sin poder ni hablar ahora y Wallace se cruza de brazos todo ofendido. Aunque sonríe de lado porque mira como se está riendo. Luc respira un par de veces intentando calmarse.
—¿Vas a seguir burlándote de mí? —protesta, cruzándose de brazos, aunque se le escapa la sonrisa.
—¡Oh! ¡No me estoy burlando!—responde todo preocupado ahora.
—Ya, claro —ojos en blanco.
—Vamos, solo era una broma —se disculpa—. Somos amigos ahora, ¿no? No puede ofenderse por esto.
Wallace parpadea.
—¿No? Sí que debería poder—Igualmente, sonríe.
—Pues... no creo que deba, sinceramente —replica Luc.
—¿Por qué no? ¡Se estaba casi ahogando de risa! —protesta haciendo gestos con las manos.
—Bueno, eso es porque estaba siendo divertido —se encoge de hombros.
—¿Qué era lo divertido? —le mira de reojo.
Luc abre la boca porque iba a decir su cara, pero eso suena un poco mal.
—P-Pues... usted y... nos estábamos riendo... ehm, juntos —acaba por añadir, diplomáticamente, apartando la mirada.
—Claaaaro...—responde tan sarcástico, sonriendo igual.
—¡También está sonriendo! —se defiende.
—Es su culpa.
—¿Mi culpa que sonría? ¿Qué he hecho yo para ello? —pregunta intentando sonar inocente.
—Pues que va a ser, ¡reírte!
—Eso solo demuestra que me estaba riendo CON usted —se encoge de hombros, sonriendo vencedor ahora con la lógica irrefutable.
—¿Le parece que lo demuestra? —inclina la cabeza.
—Sí, porque usted también se ríe.
—Podría ser risa de nervios —Wallace se ríe un poco más.
—No parece —Luc entrecierra los ojos. Wallace se ríe más—. ¿Lo ve? Ahí lo tiene —se encoge de hombros.
—Es usted bastante tramposo —decide Wallace finalmente, sonriendo de ladito.
—¿Qué trampa he hecho?
—Ser… así como es —le señala con un gesto, de arriba a abajo.
—Eso no es trampa.
—¡Es totalmente tramposo!
—¿Por? No puedo ser de otra manera, así es como soy —se defiende.
—Ahora entiendo algunas cosas.
—¿Cuáles?
—Su vida casi perfecta —Wallace le mira sonriendo.
—No tiene nada de tramposo ser como uno es. No es mi culpa que a usted le guste como soy y eso haga que le caiga bien y acabe riéndose conmigo.
—¡Sí que es su culpa ser encantador! —Wallace se sonroja.
—Touché —sonríe de lado.
—Shut up, de todos modos! —se queja aun sonrojado, sacando su reloj.
—Ah, eso es algo que quería preguntarle. ¿Sabe usted de algún gimnasio en el que se practique la esgrima? —cambia de tema para tampoco presionar de más, de buen humor.
—Ohh, ¡Esgrima! Mmm… —se lo piensa—. No, pero la verdad es porque no me he fijado. Eso es fácil de averiguar. ¿Practica usted?
—Oui. Me desestresa. También me gusta practicar el tiro con arco y montar a caballo.
—¿Y qué tal cazar?
—La verdad, eso no lo hago desde mi adolescencia. Aunque aquí cazan zorros, ¿no? Eso no lo he hecho nunca.
—Aquí se cazan toda clase de cosas, pájaros, zorros... cada año nos invitan al norte a cazar. A toda la familia, puedo invitarte también, incluye... la parte de montar a caballo —le sonríe.
—Esa invitación tal vez sí se la acepte —le sonríe de vuelta.
—A diferencia de otras... ¿Cómo cuáles? —le mira de reojo.
—Como la de vivir en un palacio de cristal o explicar relatos eróticos... sin siquiera un poco de alcohol encima. ¿A dónde vamos ahora?
—Eso ha sido su culpa— Wallace se ríe—. Ambas cosas.
—En lo absoluto —niega, levantando las manos.
—Deberíamos ir al restaurante, que mi padre estará también por llegar… busquemos un carro mientras le recuerdo que en lo de los relatos eróticos se metió solo —insiste, mirando alrededor en la calle para conseguir el vehículo.
—Oh, que rápido se ha hecho tarde... pero no es cierto, la conversación solo ha fluido hacia ahí y en realidad usted es el que ha pedido detalles —se defiende, mirando al rededor también.
—En resumen, yo todo lo hago mal y usted todo lo hace bien.
—Me hace sonar como si fuera yo una mujer —vuelve a bromear de manera incorrecta.
—Pues podría ser al revés.
—¿Ser usted una mujer?
—Que sea yo quien suene como una mujer y que usted cree que todo lo hago mal y usted todo bien.
—Lo decía porque es una norma no escrita que las mujeres siempre tienen razón.
—Entiendo, pero es otra norma no escrita que se hacen las victimas de que nosotros pensamos que nunca la tienen —Wallace sonríe.
—La verdad, lo que yo he aprendido es que no vale la pena discutir.
—Yo... tengo un problema con eso.
—¿También? —sonríe de lado porque cada cosa nueva que hablan relacionada con mujeres parece salirle mal.
—Me refiero a que absolutamente todas las discusiones se las gano a mi mujer.
—Tiene que contarme su secreto —levanta las cejas.
—No, no crea que es porque tengo razón todas las veces. Es que mi mujer no es buena discutiendo y yo soy... bastante bueno haciéndolo —tan orgulloso que está de eso.
—Debe ser por eso que no se llevan bien.
—No es solo por eso, pero... es una de las razones, sí.
—Quizás debería hacer como el resto de nosotros y dejarla tener razón a fin de conseguir un bien mayor.
—Ya lo sé, si lo he intentado. Pero ella ahora piensa que cuando hago eso la estoy dejando ganar.
—Y aun se enfada más, asumo.
—Sí.
—A lo mejor sí es un caso perdido —Luc suspira.
—Sí, sí lo es...
—Entonces, mejor divórciese —pim, pam, pum ¿Ves qué fácil?
—Uno no se divorcia de la heredera de un Ducado así por las buenas, Luc.
—Uno no se casa con una mujer solo por su título nobiliario para empezar —le riñe—. Siempre puede hacerse amante de su cuñada.
—Es más fácil decirlo que hacerlo... lo de no casarse. Cielos... es que nadie en esta familia puede ser feliz, por lo que veo —medio bromea, cuando el carro que ha mandado llamar se detiene frente a ellos.
—Algunos simplemente nos enfocamos en otros quehaceres. Como el trabajo.
—Eso también es un poco frustrante en mi vida —Wallace suspira.
Luc se sube al carro y le tiende la mano. Wallace se la toma, muy varonilmente mientras Luc tira de él como si fuera una mujer. Wallace igualmente se cae un poquito encima de él pero le sostiene de la cintura.
—Ups. Perdón, perdón.
—Está bien, está bien —Luc le disculpa.
—Estos carros… algún día serán más cómodos.
—Seguro que sí. Parece una industria en auge. He oído sobre algunos que se conducirán sin caballos.
—Ya hay algunos circulando en Londres así, seguro los veremos en algún momento del día.
—¿Los hay? ¡No los había en Turquía! —exclama sorprendido.
—Esto es Reino Unido, darling. Esto ES el primer mundo —se ríe haciendo un gesto con las manos para señalar la ciudad.
—Creo que voy a tener que empezar a tomarme eso como algo más ofensivo de lo que parece —le molesta, sonriendo.
—¡Que va! ¿Por?
—Tiene como un... trasfondo xenófobo —Luc le mira entrecerrando los ojos.
—¡No es verdad! —se defiende, sonrojándose un poco—. Es una realidad, aquí estamos más avanzados que en el resto del mundo en algunas cosas como en los vehículos... lo que no hace que yo me considere que somos mejores. Llevo quejándome de mi padre y la sociedad rara en la que vivimos desde que llegó aquí.
—De su familia.
—¿Y piensa que yo creo que mi familia es la que está peor?
—No, que de lo que se queja es de ellos.
—¿Así que cree que yo pienso que somos mejores solo por ser británicos?
—Suena a... que así es —asiente—. Tal vez me equivoco.
—Sería un poco presuntuoso pensarlo si ni siquiera conozco los otros sitios. Cuando conozca más lugares y siga pensando que este es el mejor, me acusa de eso —le sonríe.
Ojos en blanco de Luc.
—Quizás tengo... un poco esta idea de que aquí las cosas son mejores que en otros sitios —admite finalmente—. Tengo que conocer otros sitios.
—Eso seguro —Luc sonríe—. ¿Por dónde querría empezar?
—Luxembourg? —Wallace se ríe.
—Ah, ese es un buen lugar —se ríe también.
—Pensé que usted lo pensaría.
—Yo no cuento. Nadie es objetivo con su lugar de origen —se encoge de hombros.
—Eso mismo podría usar yo como argumento a lo de la xenofobia.
—¡No es lo mismo! —Luc se ríe.
—Es igual.
—No, porque esto lo digo yo de manera conciliadora.
—¿Y yo no?
—Obviamente no —se ríe Luc—. O no haría falta que yo conciliara nada.
—¿Sabe? Retiro lo dicho. Sí que parece una mujer.
—¡Anda ya! —Luc vuelve a reírse.
—Es clarísimo que tú tienes razón y yo no —se encoge de hombros él.
—Le aseguro que, por estadística, lo que nos hace hombres es más prominente entre los hombres del continente —se humedece los labios, porque comentarios incorrectos que sabe que no debería hacer.
—¿A qué se refiere? —pregunta Wallace.
—Al tamaño.
—¿De... de qué tamaño?
—De lo que hace hombre a un hombre, ¿usted qué cree? —protesta de que le haga especificar esto.
—¡Cielos con usted! —protesta un poco escandalizado ahora que está seguro de estar entendiendo lo mismo—. ¡¿Y de dónde ha sacado esas estadísticas?!
—Son... sabidas por todo el mundo. La clase de cosa que se publica en las revistas para caballeros en los clubs.
—No en este país.
—Pues qué pena que no tenga con que contrastarlo. Tendrá que tener fe en mi conocimiento —Luc sonríe, no estoy segura que no se lo haya inventado.
—Me está diciendo entonces que soy… ¿pequeño?
—Como un... pepinillo.
Ojos en blanco, pero Wallace se sonroja y Luc le mira, sonriendo triunfador.
—Eso no puedes confirmarlo —replica Wallace.
—La verdad... poder, podría, pero me parece demasiado para un primer día de conocernos.
—Pues solo para que lo sepas ¡soy más grande que mis hermanos!
—¿De veras habéis... comparado...? —Luc le mira de reojo con eso.
—No fue mi idea.
—¿Cómo fue eso?
—Se le ocurrió al imbécil de Patrick cuando éramos... un puñado de adolescentes. Y Scott no tardó ni dos minutos en decir que sí, y en obligarnos a todos.
—Oh, suena bastante entrañable. ¿Y ganó usted?
—Mis hermanos te dirán que no lo medimos bien, pero la respuesta es SÍ.
—Ya me imagino, que todos los demás cuentan una versión parecida sobre ellos mismos.
—Pero fuera de broma, yo gané... después Arthur, después Scott y al final el idiota de Patrick —y ahora, Luc, puedes sorprenderte de que con un día ya sabes hasta el orden del tamaño de las zonas íntimas de esta familia.
—Bien, estoy realmente conociendo mucho más de lo que me esperaba de los Kirkland y un poco menos de Londres.
—Ugh. ¡Esto OTRA VEZ ha sido su culpa!
—Empiezo a notar un patrón en como repartimos las culpas.
—Sí, ¿quién sacó el tema de las medidas de la masculinidad? Yo no fuí.
—Yo no soy el que se ha estado comparando con sus hermanos.
—¿Tiene usted hermanos?
—Oui, aunque hace tiempo que no nos hablamos.
—¿Por?
—Tuvimos algunas discusiones y luego... profesiones incompatibles.
—¿Y ahora no... se hablan? Ojalá pudiera hacer eso yo.
—No creo que lo prefiriera.
—Mmm ¿por?
—No es divertido.
—¿No? ¿Los echa de menos?
Luc asiente.
—Quizás debería intentar reestablecer contacto.
Suspira.
—Bueno y... ¿nunca se midió... eso con... ellos? —pregunta Wallace.
—No. Yo soy el menor de los tres. Y me llevo bastantes años con el mayor y... no hubiera tenido sentido con la mediana.
—Quizás es por eso que le parece tan extraño.
—Igualmente me hace gracia imaginarles haciendo eso.
—Ugh, ¿por?
—Suena divertido.
—Era... estresante. Es que no conoces a mis hermanos. Se burlan de todo, todo el tiempo. No hay un momento en el que pierdan la oportunidad de ello.
—Entonces... como usted.
—¿Cómo… yo? Que va.
—Bastante parece que lo hace, pero tal vez he juzgado mal.
—Esa es tu frase, ¿eh? "Tal vez he juzgado mal".
—Suele sacarme de algunos problemas —Luc se encoge de hombros.
—Ya me imagino, es... como el comentario más neutral y políticamente correcto que hay —Wallace sonríe—. Eres muy mono.
—Ehm... Merci?
—De nada —se ríe un poco, sonrojándose.
—Aunque no estoy seguro de querer ser mono ni que sea algo bueno, pero no parece ser malo.
—Es bueno, lo juro —Wallace se ríe más.
—¿Entonces debo decir que usted también? No estoy familiarizado con la expresión.
—Es ser… un poco cute.
—¿Y eso no es algo que se asocia con mujeres y niños?
—No necesariamente.
—Ah, eso suena mejor entonces.
—Igualmente noto que… pareces especialmente preocupado por parecer una mujer.
—¿A quién le gusta que duden de su masculinidad?
—A nadie, a nadie —Wallace se ríe.
—Bueno... ¿a quién dice que vamos a conocer entonces?
—A mi padre y probablemente a… su nuevo consuegro.
—¿Mi... consuegro? —parpadea completamente perdido—. La verdad, aunque pueda parecerme interesante su familia por ahora no quisiera inmiscuirme en ella demasiado...
—No, ¡No! Su propio consuegro.
—La verdad... agradezco la proposición, pero por muy mal que se lleve usted con su esposa y muy mono que le parezca yo...
—¡Venga ya! —Wallace se sonroja un montón con esto. La verdad a Luc le da risa su sonrojo e incomodidad.
—Conste que esto no es un rechazo absoluto, solo pienso que... No quiero que se crea que soy demasiado fácil. Espero primero que me invite a... un café o una cena.
—Vaya… así qué hay que ir despacio con usted.
—Pues no sé a qué le tendrán acostumbrado las chicas londinenses...
—A mí, a nada… a malos tratos y a no querer ir por un café ni una cena.
—Bueno, eso ya me parece exagerado.
—Pero a usted sí que puedo prometerle una comida y una cerveza de menos.
—Dependiendo de cuales sean los planes... ¡puede que le pida más!
—Pues podemos tener más de una cita, sin duda.
—Merci. Y si lo que pretende es que seduzca a su mujer...
—No realmente —se ríe.
—¿Entonces?
—En realidad, me hace más gracia que sea mi amigo a que seduzca a mi mujer.
—Mmmm... y que hay de mi... anillo de amistad, ¿eh?
—¿Quiere un anillo? —Wallace se ríe.
—¿Quién quiere un suegro sin un anillo? Y que se hinque. Aunque sea solo de amistad.
—¿Un suegro?
—Eso es lo que ha dicho usted que iba a conocer, a mi futuro suegro.
—¿Y-Yo? ¿Yo dije eso?
—Pues de ahí salió la broma.
—Pero en qué momento, ¡usted lo mal entendió!
—Cuando le pregunte a quien íbamos a ver.
—No me atarante —protesta un poco, riendo.
—¿Yo a usted? ¡Usted es el que hace propuestas indecorosas!
—¡No se la hice a propósito! Aunque insisto, voy a empezar a hacerlo.
—Ah, ¿Así que va a empezar a hacerlo...?
—Pues si me acusas de ello igual…
—Bueno, eso es porque lo hizo igual. Y que diga que va a hacerlo solo implica lo muy a propósito que sí fue.
—¡No!
Luc sigue riéndose porque es que las protestas y el pánico.
—Ugh! ¡Deje de acusarme de esas cosas! —siiiigue protestando Wallace.
—No puedo acusarle de cosas que no ha hecho, en cambio de las que sí... Además voy a tener que contárselo a su padre. Que soy de bastante buena familia y tengo buenas intenciones con usted. No sé qué va a pensar de que esto se formalice tan pronto.
—WHAAAT?! –el pánico.
—No me dirá que planea que yo les conozca sabiendo esto, pero ellos no sepan de mi... ¿O está pensando en mantener esto como un affaire oculto?
—No tienen que saberlo todo. Pues… sí.
—Oh, ya veo... que le atraen esa... clase de cosas. No estoy seguro de estar preparado para ser secreto. A mi actuar no me sale bien. ¿Esa clase de adrenalina es la que le excita? El... que nadie sepa qué esté pasando pero igual pasé frente a todos... como en el palacio de cristal.
—¿S-Se imagina?
—Ehm... —Luc se detiene un momento de las tonterías que está diciendo y parpadea—.Oui, en realidad tiene gracia.
—¿Sí se lo imagina? ¿Qué gracia cree que tiene? —pregunta Wallace, sonriendo.
—O-O sea... No... No necesariamente con usted, no me malinterprete. Es usted bastante apuesto a pesar de sus dientes, pero... M-Me refiero a... algo un poco como esto tal vez, pero... o sea, alguien con un alto grado de complicidad, haciendo algunas bromas y comentarios de doble sentido sin que los demás pudieran entender...
Wallace se tapa un poco la boca instintivamente con ese comentario.
—Pero a cambio tiene ojos muy bonitos —añade Luc al notar el gesto.
—Thank you… —Y ahí está esa sensación en el estómago… y la sonrisita, mientras se sonroja.
—En... Cualquier caso —Luc carraspea sin mirarle intentando volver a algún tema un poco menos incomodo—. ¿S-Sí entiende lo de la complicidad?
—Mejor de lo que cree —el británico se ríe, bajito.
—Oh... A-aunque creo usted estaba pensando en a-algo más sexual.
—No necesariamente.
—Oh... ¿no? —entrecierra los ojos.
—Bueno, sí, vale pero… —admite finalmente apretando los ojos.
—Ja! —Luc sonríe de nuevo.
—Ugh, shut up! —protesta.
—Entonces ¿qué sí debo decirle a su familia?
—Que he sido un excelente guía turístico y he dicho puras cosas apropiadas y correctas —levanta la barbilla.
—Uf... No sé si voy a ser capaz de decir tantas mentiras —le molesta otra vez, coqueteando.
—¡Venga ya! —protesta Wallace y Luc se ríe otra vez.
—Por lo menos sí me estoy divirtiendo —se encoge de hombros.
—Bueno, eso es algo importante —Wallace le mira, sonriendo de ladito y se pasa una mano por el pelo cuando el chofer les grita que ya están en el sitio.
Luc se levanta para bajar delante. Wallace le ofrece un brazo pero, la verdad, no lo nota hasta que no está abajo.
Luc se levanta para bajar delante. Wallace le ofrece un brazo pero, la verdad, no lo nota hasta que no está abajo.
—Ok, no pareces una mujer en esto —se ríe un poco saliendo tras él.
—Quoi? —le mira y le tiende él la mano.
—Que no te tomaste del brazo —él sí se la toma.
—Ah, claro, que necesitas contacto humano.
—Wh-What? —quita la mano y se sonroja.
—Lo parece —Luc se ríe.
—Que va, no me gusta.
—¿No le gusta el contacto físico?
—No me desagrada pero me parece que uno puede vivir sin ello —tan mentiroso, Wallace.
—Sobrevivir, tal vez.
—¿A ti sí te gusta?
—Ehm... depende de... la manera —Luc no le mira.
—¿A qué te refieres?
Luc se encoge de hombros.
—¿Hay maneras mejores de que te toquen? —pregunta Wallace.
—Esa es... definitivamente una pregunta inapropiada.
—Oh... cielos. ¡No dejo de hacer preguntas inapropiadas! Pero… me refería a… bueno.
—¿Aja? —Luc le mira de reojo.
—Pues… vale, vale, es muy posible que la pregunta a fuera inapropiada, pero… Me refería a toqueteos más… normales y no sexuales —susurra Wallace antes de que una chica se acerque a preguntarles si ya les esperan.
—Entonces no hable de toqueteos frente a las mujeres —Luc señala a la chica.
—I'm sorry… no creo que entienda el francés —le susurra igualmente sonrojándose.
—No importa, la palabra "toqueteos" parece funcionar con usted... just fine.
—¡No la digas! —protesta Wallace igualmente solo porque... todo esto le hace protestar con facilidad.
Luc vuelve a reírse y la chica les lleva a la mesa donde ya están… todos.
