Wallace se estira la pajarita y se pasa una mano por el pelito relamido, nervioso.
No sé dónde esté Luc en ese momento. Hablando con las otras dos, supongo.
Quizás riéndose… justamente con Britania.
Wallace mira a su mujer al otro lado del salón y decide que… Vale, vale, ahora que no está Arthur quizás sea un buen momento de presentarle a Luc. Así que se le acerca al embajador de Luxemburgo, nerviosito, carraspeando un poco.
Sigrid le mira porque lleva un RATO esperando que le presente.
—Disculpe, embajador… quisiera ver si tiene un momento para que le presente a mi mujer —pide Wallace, todo pomposo.
—Eh? Ah, oui, mais oui... pardonez moi, mademoiselles —se disculpa Luc con Brittany y Gala con quienes hablaba, dejando su tacita de té en la mesa y levantándose para irse con Wallace.
—¿Está… l-listo? Ugh, seguro van a caerse bien —Wallace se limpia las palmas en los pantalones cuando ya están un poco más alejados de su madre.
—¿Usted cree? —sonríe mirándole de reojo.
—Es altamente probable —asiente.
—Será, alors —se encoge de hombros, tan feliz, porque definitivamente caerle bien a la mayor gente posible es algo a lo que aspira.
—No le crea las cosas que diga de mí —le advierte desde ya, sudando un poco, en pánico.
—¿Y a quién voy a creerle si no a ella? —le mira de reojo, divertido.
—A mí —sonríe, tan seguro.
—Me parece que usted es poco objetivo —asegura para molestarle.
—Ella lo es menos —frunce el ceño—. La parte buena es que quiere conocerle.
—No te enfades si le gusto más que tú —Luc se ríe con eso.
—Todos le gustan más que yo —pone los ojos en blanco.
—No digas eso —frunce un poco el ceño, preocupado, porque suena demasiado autodestructivo.
—Es… Bastante cierto —Wallace se encoge de hombros porque tampoco es algo que le afecte demasiado a estas alturas.
—Sigue siendo feo —niega con la cabeza porque no, no quiere tolerarlo.
—Ya... Bueno, eso alégaselo a ella —se aclara la garganta.
—Vamos a ver, pues —hace un gesto para que se acerque finalmente a ella y lo haga.
—Ehm… Monsieur Embajador, quisiera presentarle a mi esposa… —Wallace le sonríe a su mujer un poquito igual porque no es que no se sepa comportar en público como si… este fuera un matrimonio medianamente normal —. Sigrid Kirkland. Sigrid, este es el embajador de Luxemburgo, Luc Dubois.
—Enchanté, Madame —sonríe tendiéndole la mano para darle un beso en ella y Sigrid aparta a Wallace para acercarse a él.
Wallace suspira porque…. Ugh.
—Uy! Francés, no soy muy buena en este idioma —responde en su perfecto francés de señorita de alta cuna.
—A mí me parece que lo hace usted perfecto —valora él con toda su diplomacia. Wallace hace los ojos en blanco—. Mucho mejor que su marido — añade Luc mirando Wallace para molestarle un poco.
—Hago muchas cosas mucho mejor que él, eso sin duda —asegura ella.
—Habló un buen francés… —Wallace abre la boca INDIGNADO con ambos. Ojos en blanco de Sigrid.
—Estaré encantado de oír sobre ello —le sonríe Luc a ella—. Aunque quizás prefiera un tema menos polémico.
—Va a estarse todo el día —protesta Wallace.
—No tenemos prisa —Luc se encoge de hombros.
—¿Cuantos días? —sigue Wallace.
—Bueno, tarde o temprano habrá que volver al parlamento... —le advierte.
—No será antes de que ella le diga todo mí que hace mejor que yo —asegura Wallace poniendo los ojos en blanco. Luc le sonríe a Sigrid.
—¿Y en qué ha estado trabajando? —pregunta ella intentando elegir un tema que sabe que fastidia a Wallace a ver si se va.
—Ha estado embajando —bromea Wallace y Sigrid le fulmina.
—Sí, embajando embajadamente. Embajar es un trabajo muy duro —Luc asiente, riéndose.
—Ya me imagino, en realidad no envidio el embajar —asegura Wallace.
—Pues yo creo que se te daría bien... Los embajadores viajan mucho —Luc le explica a Sigrid.
—A Sigrid le encantaría que yo viajará mucho… así como a la Patagonia o algo.
—Seguirías estando en este planeta —replica ella, sarcástica.
—¿A usted no le gusta viajar, Lady Kirkland? —le pregunta Luc a ella, sonriendo con diplomacia.
—Me atrevería a decir que sí mientras no sea conmigo, pero dejaré que mi esposa conteste —Wallace la mira.
—¿A caso te ha preguntado a ti? —ella le fulmina de nuevo.
—No, darling.
—¿Por qué no vas a por unas bebidas? —sigue Sigrid, tan ácida.
—Ahora vendrá Parker —Wallace no le hace ni caso, cero preocupado del tono.
—Pues ve a pedirle que las traigan —insiste ella porque quiere quedarse a solas con el embajador.
—¡No me voy a ir solo porque quieres! —protesta porque desde luego, preferiría bailar una balalaika ahora aquí frente a todos y hacer un ridículo espantoso a que eso pase.
—Eres el ser más insufrible que existe —vuelve a fulminarle ella, porque qué demonios le cuesta. ¿No le ha presentado justo para ello?
—Después de ti —ojos en blanco.
—¿Qué te cuesta ir a hacer esto que te pido? —insiste.
—Me temo que su marido teme que me enamore de usted si la deja a usted sola conmigo... —comenta Luc intentando calmarles y Wallace resopla una poco.
—Anda ya, como si eso fuera a importarle en lo más mínimo— replica ella poniendo los ojos en blanco—. No me extrañaría que él mismo tuviera ya una amante como sus hermanos si no fuera completamente asocial en todos los aspectos.
Wallace se guarda las manos en los bolsillos y se sonroja un poco.
—Oh, disculpe... ehm... ¿quieren que vaya yo a por bebidas? —se ofrece Luc, incómodo ahora con ese comentario tan directo.
—No, no… ugh. Ya voy yo —cede Wallace apretando los ojos.
—Así que cuando te lo pide alguien más sí que lo haces... que suerte tener esta gracia mía —replica ella sarcástica.
—Ya ves… Qué maravilla es no ser tú.
Sigrid pone los ojos en blanco y Luc se queda ahí, un poco incómodo, pero va a intentar hablar con ella de algo más neutral.
Wallace vuelve unos segundos más tarde.
Corre, corre.
Sí, y sin bebidas.
Y la verdad, de algo se están riendo los dos cuando vuelve. Wallace tiene un pinchacito de celos inevitables que su mujer esté haciendo reír a Luc y no él al acercarse a ellos.
—La verdad, tendría que ser de una forma que no sería bueno comentar frente a una dama —asegura Luc, sonriendo.
—What? —pregunta Wallace.
—Si veo una, le diré que no escuche —le coquetea ella.
—Ugh! —protesta Wallace frunciendo el ceño.
—Debo insistir en declinar —niega y le sonríe a Wallace.
—Qué… ¿De qué hablan? Veo que se ríen, es difícil hacer reír a Sigrid.
—No lo es, si no tienes un humor tan absurdo como el tuyo —asegura ella.
—De nada muy serio, en realidad —Luc se encoge de hombros quitándole importancia.
—No es absurdo, ¡él también se ríe conmigo! —protesta Wallace señalando al embajador.
—Se ríe de ti, como todos —replica ella.
—Eso quisieras. Que tú no entiendas mi humor no implica que los demás tampoco lo hagan —Wallace se sonroja un poco con eso.
Luc aprieta los ojos con toda esta discusión.
—Bueno, ¿y no ibas a por bebidas? ¿Dónde están? —pide ella mirándole las manos vacías.
—Ahora las traerá Parker —repite lo que dijo hace unos minutos.
—¿En serio? Ni para conseguir unas bebidas en tu casa, sirves —ojos en blanco.
—No voy a traer yo las bebidas como si fuera del servicio, Sigrid —frunce el ceño.
—Ya empezamos con ese asunto. Tener un gesto cordial con tus invitados no te convierte en alguien del servicio, no necesitas tener un ego tan frágil —le riñe.
—No es por ego. Parker me mata como las traiga yo, ya lo sabes —se defiende.
—Seguro —ojos en blanco. Wallace suspira porque como es necia su mujer, cielos—. Entonces... Míster Dubois... porque no me acompaña para que sigamos nuestra conversación —ella le toma del brazo.
—¿En serio? —protesta Wallace.
—¿Algún problema? —replica Sigrid.
—Que yo también estoy en esta reunión.
—Y hay más personas en ella, no necesitas estar pegado a mí todo el tiempo.
—Quizás el embajador prefiere estar conmigo —Wallace hace los ojos en blanco.
—No vas a ser así de mal educado como para hacerle rechazarte —vuelve a reñirle.
Wallace frunce el ceño y Luc piensa que... joder con este par.
—Vale, vale. Vete con él a donde quieras —cede Wallace, de malas.
—No creo que sea lo más adecuado... o discreto —comenta Luc, nervioso, intentando ser diplomático.
—A Sigrid eso no suele importarle.
Sigrid pone los ojos en blanco, suelta a Luc y se marcha ella.
Wallace sonríe. Luc la mira irse y se muerde el labio porque qué tal que se ha enfadado con él.
—Ha costado —comenta Wallace tan contento.
—No deberíais pelear así —asegura, todo preocupado.
—Ya… ojalá. ¡Pero no es mi culpa! Ella es insufrible —la acusa.
—Sigh. Eso dice ella de ti —suspira derrotado porque no parecen tener remedio.
—Pero ¿te parezco insufrible con ella? Siendo objetivos ella es la insufrible —insiste el británico.
Luc le mira con cara de circunstancias.
—¡Venga ya! —protesta Wallace de nuevo.
—Bueno, y en alguna otra cosa más alegre... —traga saliva, prácticamente suplicando cambiar de tema.
—Eso no va a costar trabajo —Wallace se ríe.
—Pues menos mal —Luc suspira de nuevo.
—Lo lamento —acaba por disculparse igual—. Sé que no es divertido hablar con nosotros.
—No esperaba que fuera así —admite mirándole.
—¿No? ¿Qué esperabas? —sonríe de lado un poco.
—No lo sé, que exageraras.
—Pero no lo hago —se encoge de hombros.
—Hasta me ha dicho que fuera su amante, creo que un poco cínicamente —suspira, mirándola de reojo a lo lejos.
—No la culpo… —Wallace aprieta los ojos.
—¿No? Creo que ha sido la frustración —se vuelve a él, levantando las cejas, porque no esperaba esa respuesta.
—Pues… ella estará muy frustrada, pero… no hay que ser muy directo —responde sin mirarle.
—Creo que me estás malinterpretándome, me parece que ella estaba siendo sarcástica.
—¿Sarcástica? —le mira de nuevo.
—Dijo algo así como que era lo habitual últimamente o así... la verdad, iba a contestarle que requeriría una propuesta más interesante para engañar a mi mujer. Tal vez un trío —le mira de reojo.
—Ohh… Así que ahora… Ugh. ¿Me estás pidiendo permiso? —portesta riendo un poco derrotado.
Luc se encoge de hombros y sonríe un poco.
—Ugh… ya me lo esperaba —protesta Wallace de nueva tras ese gesto.
—¿Lo hacías? ¿Qué era lo que esperabas? —levanta una ceja.
—Que quisieras acostarte con ella. Es bonita —valora mirándola a ella a lo lejos.
—Sí lo es—corrobora mirándola también—. Supongo que eso fue lo que te gustó.
—Mmm... Bueno, a ver —vacila, volviéndose a él otra vez—, eso me pareció un plus, pero mi padre en general era el interesado en los negocios.
Luc se encoge de hombros porque su propuesta no ha tenido la reacción que esperaba.
—Aun así no te recomiendo PARA NADA acostarte con ella —insiste pensando que con quien quiere hacer el trío el embajador es con su esposa y Sigrid.
—¿Por qué no? Además de por lo obvio.
—Porque es una histérica y creo que… t-tú podrías hacerlo mejor —aparta la mirada, sonrojándose un poco con eso.
—¿Mejor? —pregunta sin entender.
—Ella es aburrida —carraspea.
—¿Hasta para un trío? —levanta las cejas.
—No va a atreverse a hacer un trío —se ríe un poco.
—Y por lo visto tú sí —sonríe.
—P-P-P… —Wallace se SONROJA. Oh, sí, el trío implica tres personas... y por lo visto nunca pensaste en quien era esa tercera persona.
—¿O no? —sonríe, divertido porque ahora sí parece haber entendido.
—N-No he dicho que no —vacila intentando mirar a cualquier otra cosa que no sea directamente a él. Mira que interesantes son esas molduras del techo. Poco que habla de ellas.
—Entonces es un sí —sonríe con esa cara, él sí mirándole.
Wallace no responde, tragando saliva y encogiéndose de hombros, sonrojaaaaaado.
—¿Alguna preferencia? —sigue, como si hablaran de donde ir a comer.
—Sin... mi mujer —le asegura ahora a sus zapatos.
—Me interesa más quien está invitado que quien no —se ríe y le mira de reojito, interesado.
—Ohh… Ehm… vale. P-Pues… Yo —vacila, súper incómodo y sonrojado.
—Ya, esa parte resulta evidente —hace un gesto con la mano, tan entretenido con esta conversación.
—Ehm…. Y otras dos personas— aprieta los ojos, pero que no se diga que no tiene huevos—. ¿U-Usted?
—¿Yo? —levanta las cejas—. Vale, eso ha sido más directo de lo que esperaba...
—¡Pues lo digo porque usted lo ha propuesto! —el CHILLIDO.
—Y aun así, no esperaba ser uno de los elegidos —asegura tranquilamente y Parker decide que este es el momento de acercarse con sus bebidas para absoluto odio de Wallace.
—N-No es… yo… Ugh —protesta.
—Merci —toma su bebida de la bandeja de Parker—. Mucho menos el primero.
—¿E-El primero? —pregunta Wallace tomando la suya también casi casi empujando a Parker para que se vaya.
—En ser elegido —se encoge de hombros ignorando a Parker y sonríe un poquito al ver como Wallace intenta despacharle histéricamente sin que se note lo que hace.
—Ugh, shut up —protesta para que no se ría.
—Entonces. Nosotros dos y... —deja la frase abierta para que acabe él.
—¿Y qué? —la verdad, le da igual.
—Pues quien más —explica mirándole.
—¿Quién más qué? —vuelve a preguntar, un poco descolocado.
—Ya veo... —sonríe de ladito, humedeciéndose los labios—. Interesante.
—What? ¡No! Nada interesante... Yo... ¡estas malinterpretando todo! —chilla sonrojándose al entender a fin.
—Pues explícame —hace un gesto con las manos sonriendo más.
—Yo… o sea tú… tú vas a estar en el tuyo. Y... Ehm... ¿yo en el mío? —pregunta súper incómodo y sin estar aún seguro de estar entendiendo bien.
—Oh —la carita de desconsuelo, hasta saca un poco el labio hacia fuera como pucherito—. Ya veo. Conozco a muchos hombres así, en realidad. De hecho, la gran mayoría —añade asintiendo y se encoge de hombros—. No tiene nada de malo, solo me parece aburrido. Supongo que yo estoy hecho de otra pasta.
—T-Tú… E-Espera, tú…. —Wallace le mira… y abre la boca impresionado. ¿Está entendiendo bien?
—Lo que digo es que parece más interesante probarlo... todo —se encoge de hombros y sonríe.
—Really? — Wallace se aclara la garganta—. Tú… e-es…. Yo pensé que…
—Quoi?
—¡Tú no querrías! Si me has dicho que… mala idea… —protesta y luego le mira un poco escandalizado—. ¿A qué te refieres con probarlo TODO?
—A que la mayoría de hombres querrían dos mujeres, pero a lo mejor tendría gracia otra combinación —se ríe.
—Pero yo no querría CUALQUIER hombre —frunce el ceño.
—¿Y sí querrías cualquier mujer? —levanta una ceja, divertido.
—¡No! —replica, escandalizado.
—Entonces es lo mismo —se encoge de hombros dándole un traguito a su bebida.
—P-Pues no. Pero contigo quizás sí lo haría —suelta y se sonroja, sin mirarle.
Él sí le mira de reojo... y los van a llamar que la cena ya está servida.
Uuugh, ahora que ha DECLARADO.
Sí.
—Ugh, no lo… no… yo… —vacila intentando explicarse, súper torpe y nervioso.
Luc se va a la mesa siguiendo a los demás y mirando a Wallace de reojo a ver si viene también.
—Lady Kirkland, ¿cuál es la correcta disposición en la mesa? —pregunta.
Ahí va Wallace detrás de él rezando para que… ¿no le diga a nadie?
¿Por qué iba a decirle a nadie?
¡Pues! ¡Para destruir si vida! Sus hermanos lo dirían.
Por ahora está esperando a que Brittany organice la mesa como ella quiera.
Oh… uhm.
—¿Dónde está Arthur? —pregunta Sigrid en la mesa.
—Seguro ahora viene —sonríe Gala.
—Perdido, como siempre. A ver si no se ha escapado —Brittany sonríe igual porque... bueno.
—Entonces mejor vayamos empezando —Sigrid pone los ojos en blanco sentándose en su sitio.
—No —Brittany frunce un poco el ceño—. Parker, vaya a traer a Arthur, por favor. Dígale que se enfría y que no comeremos hasta que baje.
Parker asiente y ahí va.
—Monsieur Dubois… usted siéntese aquí junto a mí —le pide Brittany, que por una vez es DUEÑA de la casa y ¡se puede hacer lo que ella quiere!
Luc mira a Wallace de reojo y ahí va a sentarse donde le indica, mientras Gala se sienta al otro lado de Brittany.
Wallace va a pelear el asiento junto a Luc, que es el de Sigrid, quien ya está sentada.
Ella le mira con cara un poco extrañada.
—Ugh. ¿Me permites sentarme aquí? —pide Wallace.
—¿Por? —pregunta Sigrid.
—Estábamos comentando algo de trabajo —se inventa.
—¿Desde cuándo trabajas tú? —levanta una ceja.
—Desde siempre, que tú no te enteres es otro asunto —frunce el ceño.
—Igualmente la mesa no es lugar para hablar de trabajo —ella desestima la petición con un gesto de la mano.
—Igualmente… please, deja que me siente aquí —insiste, sonriéndole un poco
—Si serás ridículo —igual se levanta, poniendo los ojos en blanco.
—Thank you —asiente con la cabeza, amablemente.
Luc les mira, sonriendo divertido y Wallace le estira la silla en donde ahora va a sentarse atrás para ayudarla, caballerosamente.
—Como me estés cambiando el sitio porque le habéis puesto algo asqueroso, me vas a oír —alguien lleva ya unos años en la familia.
—No, hombre, no.
Ahí se sienta igual y le fulmina un poco, igual ni tan genial es el embajador al final. Aunque mono sí es.
Pero es de Wallace. Eso está por ver porque Luc le sonríe a Britany.
—¿Y cómo va la organización de una boda? —le pregunta a la anfitriona, diplomáticamente.
—¿Boda? —pregunta ella.
—La de su hijo menor, ¿no?
—Ahh… ahh! —cae en la cuenta—. Es verdad.
—Supongo que después de tres hijos ya no es tan divertido —vacila.
—Ehm… más que eso, es… Bueno… no sé. Ehm… reciente —se encoge de hombros.
—Oh, ¿por?
—Pues porque solo recientemente es que se comprometieron.
—Ah, pensé que era porque era la cuarta boda —valora—. Y además todos son chicos, dicen que las madres de las novias viven las bodas más intensamente.
—Menos mal que no tuve hijas entonces, con el drama que es —se ríe ella.
—Pues eso es lo que dicen —se encoge de hombros y sonríe.
—¿Cómo fue su boda?
—Ah, muy emotiva y divertida —explica Luc—. Mi esposa y yo éramos amigos desde niños así que todo el mundo tenía muchas anécdotas raras que contar.
—Oh, amigos desde niños. Debe tener un matrimonio divertido.
—Me gusta pensar que lo sabemos todo el uno del otro —Que cínico, de hecho, mira a Wallace de reojo con eso.
Wallace refunfuña un poquito con eso. Bliblibli sibimis tidi ini dil itri.
—Mis padres nos llevaban a jugar juntos para que nos conociéramos y nos lleváramos bien.
—¿Matrimonio arreglado? —le mira de reojo.
—Más o menos —hace un gesto con la mano.
—Quizás podrías enseñarle a uno de mis hijos como tener un matrimonio feliz —los señala con la cabeza.
Luc mira a Wallace y luego a Patrick.
—Uff… como el tuyo, Mum —se mete Wallace.
—Ya me he dado cuenta que ellos son todos bastante difíciles —asegura Luc.
—Excuse me? —protesta Wallace
—Especialmente él, especialmente tú —asegura para Wallace—. Verdad, Lady Kirkland? —le pregunta a Sigrid.
Wallace hace los ojos en blanco y se ENFURRUÑA cruzándose de brazos. Sigrid sonríe y asiente.
—Bueno pero sus mujeres… —ahí sale mamá Brittany—. Difíciles son.
—Yo creo que ellos son peores —comenta Luc sonriendo de ladito.
—Depende de que consideres "peores" —Brittany frunce un poco el ceño.
—¿Qué considera peores usted? —le sonríe él.
—Yo, ser unas señoritingas que se creen mejores que el resto —levanta la nariz.
—A lo mejor si el resto fuera menos peor... —suelta Sigrid sin mirarles, con una ceja levantada.
Scott podría haber estado interesado en ella sin que ella supiera solo por esas respuestas.
—Oh, venga ya.
Van a entrar Parker seguido de Arthur tremendamente despeinado aun sin acabar de arreglarse la ropa y espero, Francis en perfecto estado de revista. Seh, sonriendo además para su madre, TRIUNFANTE.
Ella le manda un beso mientras Arthur se sienta sin mirar a nadie.
Luc le da a Wallace un golpecito con el pie para que le mire y luego se los señala con la cabeza. Wallace les mira y levanta las cejas.
—Ohh… estaban juntos —susurra.
Luc sonríe de ladito sin decir nada y Sigrid arruga la nariz porque ¿qué coño son esas pintas, Arthur Kirkland?
—Arthur ¿y ese peinado? —pregunta Brittany.
—Ah... ehm... —vacila y se pasa las manos por el pelo intentando aplacárselo y sonrojándose.
—¿Dónde estaban? —pregunta Wallace.
—En... el despacho de papá, revisando... unos documentos —se inventa Arthur sobre la marcha, carraspeando.
—Eso no es verdad —frunce el ceño.
—¿Cómo no va a ser verdad? —frunce el ceño de vuelta.
—Pues a ti papá no te dejaría unos documentos. Menos aún para revisar con el sastre —lo señala de manera un poco despreciativa.
—Eran sobre un asunto de la herencia, si quieres puedo explicarte más detalladamente —Arthur le fulmina.
Wallace entrecierra los ojos, pero se cruza de brazos y no dice más porque… Este asunto de las herencias. Ahora… no puede comentar de esto.
Arthur le sostiene la mirada con cierta fiereza y sonríe triunfador porque le ha hecho callar.
—Ñañaña —protesta Wallace asegurando que… va a vengarse.
Así que ahí les van a servir la cena al fin.
—¿Ese no es el lugar de Sigrid? —pregunta Arthur a Wallace
—Lo es —se encoge de hombros.
—¿Y qué haces tú ahí?
—¡Que te importa el orden en el que nos sentemos! —protesta Wallace que parece que toda la reunión la trae contra él.
—Me parece... —nota a Luc a su lado—. Oh, ya entiendo.
—¡No hay nada que entender! —Ojos en blanco.
Ojos en blanco de vuelta y sonrisita de sabelotodo de Arthur.
—Pues me parece que tú hacías algo sospechoso —le acusa Wallace.
—Se cree el ladrón que todos son de su condición —replica Arthur.
—Ya quisieras —entrecierra los ojos.
—Más bien, quisieras tú —le mira intensamente.
Wallace mira a Luc de reojo.
—Bueno, es hora de cenar. Paren de pelear —protesta Brittany, fulminándoles a ambos.
—Ha empezado él —protesta Arthur.
—Me da igual quién haya empezado, yo lo termino —le replica en la forma habitual.
Arthur bufa.
—Bueno, ¿y dónde está Lord Kirkland? —pregunta Sigrid por hacer conversación.
—Ha tenido que ir a Noruega. Me escribió desde el barco —explica Brittany agradeciendo el cambio de tema.
—¡Ah! ¿Y qué dice? —pregunta Luc. Todos la miran esperando que cuente.
—Que estaban por llegar, que estaban bien y que me escribiría más tarde hoy —explica ella quitándole importancia.
—Súper detallada información viviendo de papá como siempre —se burla Patrick.
—Por cierto, padre te dejó un mensaje a ti también… —Wallace acaba de acordarse de golpe.
—¿A mí? —Patrick parpadea con eso.
—Dice que no te puedes casar con la chica negra —explica Wallace mirándole fijamente porque quiere ver la cara que pone.
—What? —protesta Arthur, casi antes de que reaccione Patrick.
Luc levanta las cejas con ese asunto porque mira que abiertos en todos los aspectos parecen en esta familia.
—Que no… puedo ¡¿qué?! —protesta Patrick.
—¡Pues que se case él con Emily! —sigue Arthur, señalándole.
—No, si ¡no es bloody intercambiable! ¡A mí la que le gusta es Sesel! —sigue quejándose el reverendo.
—¡A mí tampoco me gusta Emily! —asegura Arthur.
—Pues a mí me da igual quien te guste, yo quiero casarme con Sesel, ¡No con la otra! —le discute.
—Eso díselo a Papá, ¡no a mí! —chilla Arthur porque esto jode todo el plan.
—Parecía muy convencido —asegura Wallace, tan tranquilo, sonriendo un poco porque mira como gritan todos.
—¡A mí no me va a joder la vida otra vez! —chilla Patrick muy seguro.
—Lenguaje…. —le riñe Brittany suavecito, tomándose su sopa sin inmutarse de la discusión.
—Ve y déjala embarazada, Patrick —suelta Arthur mirándole fijamente.
—What? —Patrick vacila con esa idea.
—Ahora mismo. Antes de que vuelva papá —insiste Arthur, completamente serio ahora.
—No le digas que embarace una chica negra, ¡a padre le va a dar algo! —Wallace riñe a Arthur frunciendo el ceño porque bastantes escándalos en esta familia ya.
—Deberíamos tener esta discusión un día que haya más invitados aún para que todos puedan pensar mal de esta familia… —suelta Brittany sarcástica.
—Pues es que ¡si le dijo que ahora no puede casarse es la manera de que no pueda negarse! —se defiende Arthur señalando a Patrick con las manos abiertas.
—Como si no pensara ya mal todo el mundo —asegura Sigrid poniendo los ojos en blanco.
Patrick mira a Arthur intensamente… y asiente, porque la idea es buena. Si es que la chica quiere embarazarse.
—¡Claro que no lo hace! —protesta Lady Kirkland.
—Lo hacen y más aún van a hacerlo con este escándalo —replica Sigrid señalando a Patrick.
—No hay ningún escándalo. No seas ridícula —protesta Brittany, un poco asustada.
—Negarlo no lo elimina —se cruza de brazos, tan tranquila.
—¡No es que lo elimine! —chillonea haciendo unos pocos aspavientos—. Es que no hay nada que haga un escándalo.
Sigrid pone los ojos en blanco porque... ya sabe que mejor no discutir con su suegra. Tiempo perdido.
—Ehm… ¿Has oído algo? —pregunta Brittany igual, cosa bastante rara.
—Pues todo lo de Cecil, ya lo sabes —se encoge de hombros.
—¿Qué... Qué dicen las personas? —pregunta un poco temerosa.
—Que su matrimonio fue un desastre desde el inicio y que los demás lo son también.
—Pues si dicen eso ¿de quién va a ser culpa? De ustedes mismos que lo dicen sin parar— Brittany hace los ojos en blanco.
Gala le pone una mano sobre la suya y Brittany la mira, callándose. Esa estúpida habilidad de Gala.
—Entonces... ¿Debería interesarme la tercera persona? —Luc mira a Wallace de reojo, cambiando de tema, en un susurrito.
—La… what? —levanta las cejas el británico—.Después de decirme todas esas cosas feas…
—¿Cuáles cosas feas? —le mira de reojo.
—¡Que yo soy el peor de todos! —protesta porque eso le ha dolido en su pequeño corazoncito.
—¡Ah! Lo eres —sonríe de ladito tan convencido.
—¿En qué? —hasta lloriquea un poco.
—En todo, probablemente —Luc sonríe más y se encoge de hombros.
—Ahora resulta… aunque no parece serte tan terrible —vacila un poco porque la cara que pone no es de estar quejándose amargamente en realidad.
—¿Cómo no? —le mira.
—Sonríes —lo hace en espejo.
—Touché —Luc lo hace más.
—Blah! ¡Que va! —protesta, igualmente sin dejar de sonreír
—Digo... tú a mí —niega con la cabeza—. Que tienes razón en eso.
—¡En que sonríes! Ugh, pues sí que sonríes —Wallace aprieta los ojos.
—Y... ¿te molesta? —le mira de nuevo, dándole un trago al vino.
—Pues si sonríes de esto…. U-Un poco— protesta—. Esa sonrisita de autosuficiencia.
—¡Autosuficiencia! —exclama Luc y se ríe.
—Absoluta autosuficiencia —insiste frunciendo el ceño y sonriendo también.
—Quizás soy autosuficiente —levanta la nariz.
—Pues eso parece —asiente.
—Y por algún motivo, eso es molesto —le mira de reojo.
—Como si fueras… ¡superior a los demás! —exclama un poco demasiado apasionado.
—A los demás no, solo a ti —sonríe de nuevo.
Wallace abre la boca. Luc le pone la mano en la barbilla suavemente y presiona para que la cierre.
Lo hace y el embajador se ríe un poquito con eso.
—Ugh —es lo único que vuelve a decir Wallace.
—Por fin algo para lo que pareces no tener respuesta —sonríe vencedor.
—Sí que la tengo, ¡No eres superior a mí! —protesta suavecito.
—Demuéstralo —le reta, sonriendo.
—¿En qué te sientes superior a mí? —pregunta entrecerrando los ojos.
—Pues tú dirás, tú eres el que me acusa —le señala fingiéndose ahora tan inocente, sin dejar de sonreír.
—Yo dije que tienes ese aire de superioridad y has confirmado que en efecto, te sientes superior —explica.
—Tal vez lo sea en todo —se encoge de hombros.
—¡Tal vez no! —protesta.
—¿Cómo en qué crees que no? —le mira.
—Pues sé en que sí: En caerle bien a todo mundo, especialmente a mi mujer. Y tener un trabajo que te gusta —le sonríe.
—Si no te gusta el tuyo quizás deberías cambiar —sonríe más con eso.
—No es tan fácil… pero si tú me das trabajo… —propone como quien no quiere la cosa.
—¿Yo? —se señala a sí mismo.
–Pues tú trabajas en una embajada.
—Y quisieras que... ¿yo fuera tu jefe? —sonríe de ladito imaginándose eso.
—Ugh… no. Si de por si me dices todo el rato que soy un inútil —pone los ojos en blanco.
—No he dicho que seas inútil —se ríe.
—Le has dicho eso a mi mujer y a mi madre —le recuerda, fulminándole un poco.
—He dicho que eras difícil —corrige, levantando un dedo.
—¿Y en qué te basas?
—En lo que he visto de ti hasta ahora y la opinión de tu mujer.
—¿Y te parezco difícil?
—Es una sensación inexplicable... creo que solo estaba intentando molestarte —admite encogiéndose de hombros.
—¡Y lo haces demasiado bien! —medio protesta Wallace… y sonríe, porque, quisiera ahorcarle. Y besarle. Más o menos con la misma intensidad.
—Supongo que así coqueteo yo —se encoge de hombros.
—¿A-Así… co… co… coqueteas? —Wallace… se congela.
—No te asustes, es de un modo inocuo —levanta las manos con inocencia.
—O-O sea ¿no es de modo… como… lo haces con una mujer? —Wallace está altamente confundido.
—No. Es del modo en el que lo hago con un hombre —explica sonriendo.
—¿Haces esto con todos los… hombres?
—Dios me libre. No —levanta las cejas y se ríe todo escandalizado.
—Entonces no me molesta tanto ser difícil —Wallace sonríe mucho más ampliamente esta vez—. Puede que me haga yo más difícil aun —se lo plantea.
—Ah, ¿sí? ¿Cómo es eso? —le mira de reojito, sonriendo.
—Yo también sé… sé… hacer eso —no sabe conscientemente.
—¿Hacer qué?
—Coquetear.
—Lo sé, no has parado de hacerlo prácticamente desde que me presenté —desvia la mirada.
—¡¿Qué?! Noooo —levanta las cejas, tan sorprendido con ello porque genuinamente no lo ha notado.
—¿Cómo me vas a decir que no? ¡Yo estaba ahí! ¡Lo he visto! —se ríe.
—Pero ¿coquetear de dónde? —pregunta consternado porque ¿qué tal que está dando ideas equivocadas a otras personas también?
—Pues... no sé de dónde, supongo que de tu boquita que usas para hablar.
—Pero te ha parecido a ti que yo… —se señala a sí mismo.
—Oui —asiente con la cabeza—. Y no solo a mí me lo ha parecido.
—Excuse me? ¿A quién más? —levanta aún más las cejas porque sus temores parecen hacerse realidad.
Luc le señala a Arthur y Francis con la cabeza.
—¿A ellos les ha parecido que yo...? —les mira, incrédulo y con la boca abierta, nervioso.
—Seguro —asiente.
—Ugh! ¿Tú cómo sabes eso? —protesta apretando los ojos.
—Pregúntales, si no me crees —hace un gesto para señalarles.
—¡No! Arthur ya hace bastante molestándome —frunce el ceño, mirándoles.
—¿Ves? Porque iba a molestarte si no fuera por esto que te digo —se encoge de hombros haciendo un gesto con las manos.
—Pero… ¡Ugh! Pero no… ¡E-Es con buenas intenciones! —Wallace aprieta los ojos.
—No lo parece—le mira de reojito y sonríe de lado—. ¿Cuáles son esas buenas intenciones?
—Oh, come on! —protesta, sonrojándose—. Pues… Pues… ¡Ugh! ¿Qué preguntas son esas, Luc?
—Las adecuadas para una declaración como la tuya —le pica con un dedo en el brazo, sonriendo.
—¡Tú dijiste eso mismo hace rato! —protesta defendiéndose.
—Así que ¿lo has dicho porque yo lo he dicho?
—A ver si lo entendías —asiente.
—Bueno, entiendo lo que significa para mí, quiero saber qué significa para ti —explica tan tranquilo.
—Con… las intenciones que quieras pero no malas —decide.
—¿Cuáles serían las malas? —apoya un codo en la mesa y la mejilla sobre la mano, en un gesto claro de "tienes toda mi atención"
—Pues... Pues… Tú interprétalo —protesta.
—Prefiero que me expliques.
—No… necesito más alcohol para explicarte esto —sentencia limpiándose la boca con la servilleta en gesto de haber terminado de comer.
—Seguro nos dejaran tomar una copa después de cenar —se incorpora y carraspea un poco.
—Varias necesito… De hecho, pasaremos a tomar un brandy —le sonríe.
—¿Por qué tantas? —le mira de reojo.
—Ugh. No te voy a decir esto —protesta sonriendo igual.
—Muchos secretos para los Kirkland.
—¡Con justa razón! —se defiende.
—Eso solo puede juzgarlo el que SÍ sabe los secretos.
—¿Te sientes excluido? —levanta una ceja.
—Un poco —se encoge de hombros.
—Tenemos que saber si eres confiable para saber algunos secretos de la familia…
—¿Y cómo se sabe eso? —pregunta inclinando la cabeza.
—Tienes que hacer méritos —decide, sintiéndose tan listo por haber dicho esto.
—¿Cómo cuáles? —frunce un poco el ceño sin dejar de sonreír.
—Ser bueno conmigo lo primero —le mira, sonriendo.
—¿No lo estoy siendo? —levanta una ceja.
—Maso... —Wallace se ríe.
—¿¡Cómo que más o menos?! ¿En qué no lo soy? —pregunta tan preocupado.
—Reflexiónalo —Wallace levanta la nariz.
Luc le mira con cara de circunstancias y Wallace se ríe.
—¿Quieres… salir a dar un paseo después de la cena? —propone, sonriendo.
—Mmm... —mira alrededor, pensándoselo—. Está bien.
—Bien, puede que ahí te cuente algún secreto —Wallace le sonríe.
—¿Y ahora no?
—Pues aquí a la mitad de la mesa me parece... que no aún, cualquiera podría oírnos. Además tú me debes... información también —le recuerda.
—¿Qué información te debo? —parpadea porque no sabe de que habla.
—Pues yo tenía que observar algo…
—¿Y ya lo has observado? —sonríe al darse cuenta de qué se trata.
—Ehm… estoy en eso —vacila sintiendo que en realidad no ha mirado al sastre ni por un segundo porque Luc le distrae muchísimo—. Es raro como volvió con Arthur…
—¿Y qué te dice eso? —el embajador les mira.
—¡¿Arthur?! —no podría sonar más sorprendido.
Luc sonríe.
—Naaaah… ARTHUR? —repite Wallace, incrédulo—. Pero si Arthur es… hombre.
—Entonces ¿qué crees que sea? —vuelve a mirarle.
—Pues… ¡No lo sé!
—Vas a tener que observar más.
—¿A Arthur o al sastre? —los mira de reojo.
—A ambos, por lo visto —hace un gesto de desinterés.
—Aunque últimamente parecen estar mucho juntos. Será porque Arthur se quiere casar con la madre del sastre… aunque creo que a ellos dos no los he visto siquiera hablar.
—Ah, es verdad, que ella te gusta. En realidad entiendo por qué —la mira a ella ahora.
—Es muy bonita… —la mira también, de reojo—, pero creo que ya tengo suficiente de mujeres muy bonitas.
—¿Y de qué no tienes suficiente? —Luc se vuelve a él.
—De… conversaciones interesantes y alguien que se ría conmigo y me haga reír.
—Suena a que no tienes amigos —le molesta otra vez, sonriendo y sonrojándose un poquito.
—Ehh… Sí que tengo algunos de… —vacila, desviando la mirada para inventarlos—. Hum, la universidad y... el parlamento.
—Tan seguro que suena eso... —se ríe.
—¡Pues lo es! —aunque NUNCA los vas a conocer.
—Vale, vale —se ríe más levantando las manos en señal de rendición.
—Igualmente… prefiero eso en la gente.
—Ya me imagino. Ya me los presentarás.
—Ehhh… claro —vacila de nuevo.
—¿No? Soy nuevo en la ciudad, necesito conocer gente —se explica, inocentemente.
—Pues ya nos conoces a nosotros. Te falta Scott y no te pierdes de mucho.
—Así que planeas acapararme.
—Yes —sonrisita orgullosa.
—Eso no es muy alentador...
—Come on! —protesta Wallace haciéndole reir—. ¿No te… caigo bien?
—No mucho —decide Luc, sonriendo un poco.
El británico abre la boca.
¡Es que mira qué cara pone! se ríe de nuevo.
¡Pues es que mira lo que dices!
—¿P-Por?
—Por... tener tantos secretos.
Ooootra vez vuelve a abrir la boca.
—Las personas con tantos secretos no son confiables —añade.
—Pues todos tenemos secretos —Wallace se ríe.
—No te rías, ¡que es verdad! Mais non!
—¿No tienes secretos? —pregunta interesado.
—¿Cómo qué secretos podría tener yo?
—Pues... Yo qué sé. TODOS tenemos secretos. ¡No me dirás que no!
—Lo que quiero es que intentes... inventar uno para mí, quiero saber qué secreto dirías que puedo yo ocultar —le sonríe, porque le hace gracia.
—Tienes… ¿una colección de muñecas raras que parecen diabólicas? —se inventa en modo aleatorio.
—Yo no, esa la tiene mi hermana —se ríe.
—Ohh really? Ugh! —arruga la nariz.
—Bueno, son regalos de nuestras tías y abuela —explica.
—Entonces no es una colección secreta.
—Es una colección horrible que ojalá fuera secreta —suspira.
—¿Qué secreto me inventarías tú a mí? —Wallace se ríe.
—Pues... —sonríe de ladito de manera un poco derrotada—. Me parece que debes tener... algunos placeres culpables.
—Whaaaat? ¡C-Como… todos! —vuelve a ponerse súper nervioso en solo un instante.
—No, pero... de los gordos. Es el aspecto que das... —se encoge de hombros.
—¡Venga ya! —protesta intentando quitarle importancia, pero se le nota incomodo—. ¿Cuál aspecto voy a dar?
—El de tener un secreto.
—Ya te he dicho que tengo varios. ¡Tú debes tener también!
—Vamos a pasar a tomar el té… —anuncia Lady Kirkland y se limpia los labios con la servilleta.
—Pues... ¡Oh! —Luc se detiene con eso.
—¡Ah! Toca un brandy para nosotros los chicos —Wallace sonríe.
—Ehmmm... Yo ahora voy —suelta Arthur.
—Yo voy a salir —asegura Patrick.
—Vaya, solo nosotros tres —comenta Luc.
—¿Nosotros… quienes? —pregunta Wallace.
Es que Francis va a desaparecer así de golpe detrás de Arthur con una bomba de humo, a la francesa.
—Nosotros dos y Francis —explica el embajador.
—Ohh… claro, tú amiguis Francis —ojos en blanco del británico.
—¿Ahora eso te molesta? —frunce un poco el ceño.
—No, ¡No! Vale…. —levanta las manos, riéndose—. Aún tengo la duda de quién es quién le gusta —vamos a decir que no ha dejado de mirar a Luc y no está haciéndole NI CASO a Francis.
—¡Solo mírale! —protesta señalándole.
—Pues... e-ehm... ¡Eso hacía! —se defiende.
—¿Eh? —Luc gira la cara porque no está donde ha señalado y nota que se ha ido y la verdad, se ríe con eso.
—¿Se habrá ido al baño? —pregunta Wallace notando lo mismo y mirando alrededor.
—No creo —Luc se encoge de hombros.
—¿Se fue con Arthur? —pregunta Wallace directamente.
—Eso creo, sí —Luc asiente con la cabeza.
—Me estás diciendo que… —se gira a mirarle.
—Oui —se encoge de hombros de nuevo.
—Perooo… ohh —cae en la cuenta por fin—. Pero si Arthur… o sea ¿de verdad crees que… El… sastre? Ugh —arruga la nariz.
