Hinata podía sentir su corazón galopar como si fueran los cascos de un caballo en carrera. Sus pechos subían y bajaban, como fuelle, por sus cortos jadeos. El nerviosismo la hacia sudar, y no fue plenamente consciente de apretar las uñas en el brazo de Naruto cuando esté abrió la puerta de la sala.

O él no lo notó, o simplemente no le dio importancia, porque le hizo pasar primero.

Ella dió unos pasos, pero se quedó quieta en medio de la sala, sin saber por dónde empezar. Odiaba sentirse débil y nerviosa a su lado. Por un lado, quería decirle que lo amaba y que le diera una oportunidad de ganar su corazón, y no sólo su cuerpo. Pero, también quería dejarlo libre, decirle que no necesitaba que él se hiciera cargo de nada y que simplemente la dejara vivir su vida tranquila con el bebé. Que jamás le pediría algo que él no podía darle.

Apretó sus manos a su frente, haciendo que sus brazos apretaran sus pechos. Ella se tensó cuando sintió su mano caliente en la curva de su espalda. A pesar de la ropa, podía sentir sus dedos y el calor que desprendía su toque. Hinata jadeó, entre sorprendida y extasiada, cuando sintió el aliento de Naruto golpear en su oído.

— Sé que tenemos que hablar—, murmuró él, su voz ronca tocando cada punto débil en su cerebro —. Pero..—, él subió y bajo su mano en su espalda, haciendo que un escalofrío hiciera que se estremecesiera y su estómago se volviera fuego líquido —. Hay demasiada tensión, entre nosotros. ¿No crees?

Hinata parpadeó, mirando a la mano izquierda de Naruto sobre sus manos, que se apretaban fuertemente. Ella levantó la mirada, para verlo a través de sus pestañas. Sabía que su rostro estaba sonrojado, sus ojos brillaban con deseo mal contenido.

—¿Y qué? ¿Me trajiste aquí sólo para follar?— preguntó, aunque de verdad quería, había decidido ser fuerte contra la tentación.

Naruto soltó una risita, levantando su mano izquierda y tocando la punta de sus cabellos, con la vista fija allí.

— Te he extrañado, cielo...

Hinata estuvo segura que esas no eran las palabras que él había querido decir. Los ojos abiertos de Naruto y la forma en que se tensó, se lo aseguro. Ella sonrió, pero bajo la mirada al suelo. Luego, recordó las palabras de Kushina y alzó la cabeza. Bien, ella no se consideraba una Uzumaki, pero tenía orgullo y por respeto a la mujer que la apoyaba, quería seguir sus consejos.

— Lo mejor será que hagamos lo que vinimos a hacer—, dijo alejándose de su toque y deteniéndose al lado del enorme sofá cerca de chimenea apagada.

— Si eso es lo que quieres—, la voz suave de Naruto a su espalda le respondió.

Hinata se mordió el labio, sin saber muy bien por dónde empezar. Tenía tantas cosas que quería decirle, pero la mayoría se contradecían y no sabía cómo expresarse. Ella tomó una respiración profunda cuando lo escuchó que se servía algo en vaso.

—¿Quieres un poco de vino?— preguntó él.

Hinata giró y estuvo a un respiro de decir que sí, pero frunció el ceño y negó con la cabeza.

— No puedo tomar alcohol —, dijo apoyando sus dedos en su bajo vientre.

Naruto tenía los ojos en ella, en sus manos una copa y la botella de vino. Sus ojos celestes tomaron su movimiento y fijó la mirada en su estómago. Él asintió lentamente.

— Es cierto—, dijo con un leve suspiró.

Dejó las cosas en el pequeño bar cerca de la chimenea, pero agarró rápidamente su vaso con líquido transparente y tomo todo de un sólo tragó. Él hizo una mueca, un jadeo fuerte y luego tosió levemente.

— ¿Estás bien?— preguntó ella cuando vió que se ahogaba un poco más mientras le daba la espalda al lugar donde estaban las bebidas.

Naruto asintió, pero carraspeo un poco más, para luego poner sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón. Él se mojó los labios y la miró, tenía las mejillas un poco oscuras, cuando sonrió levemente hacia ella.

— No soy bueno con el vodka.

Ella le devolvió la sonrisa, sin poder evitarlo, ya que se percató que no era la única nerviosa.

— Hay muchas cosas de que hablar, ¿verdad?— murmuró ella—. No sé por dónde empezar...

Naruto asintió, caminó hasta ponerse al otro lado del largo sofá y se sentó en el apoya brazos. Él palmeó los almohadones de este.

— Siéntate, cielo. Mejor que estés cómoda.

Hinata no dudo mucho, antes de sentarse en su punta de sofá. Estaban a una distancia bastante prudente, con lo que sabía que podía sentir con su cercanía. Él siempre embobaba su cerebro.

Naruto no se acercó, él parecía también querer mantener las distancia. Él apoyó sus codos en sus muslos, inclinando su cuerpo hacia adelante, con la mirada fija en sus manos que se juntaron por al frente de su cuerpo. Ella agradecía que no la mirará, sus ojos celestes siempre la hacían sentir débil, hacia que su corazón reboloteara. Y necesitaba todo el control para hablar libremente.

No supo cuánto tiempo quedaron en silencio ambos, pero Naruto fue el primero en hablar.

— Lamento mí reacción en la biblioteca está mañana. Yo..

— No—, Hinata agitó la cabeza, cortando sus palabras —. Es normal. Esperaba que te enojaras conmigo, pero era una opción también. Ya que seguro no te lo esperabas.

Naruto soltó una risa amarga.

— No. Jamás me imaginé eso—. El silencio volvió a colarse entre ellos, gasta que él preguntó suavemente:—¿Cómo?

Hinata alzó una ceja, mirando su rostro que la miraba fijamente otra vez.

—¿Quieres saber cómo quedé embarazada?— preguntó sin entender su pregunta.

Naruto mostró una media sonrisa, bajando sus ojos hacia sus pechos, pero volvió a mirar a sus ojos, la diversión brillando en sus posos.

— No, cielo. Sé perfectamente como se hacen los bebés—, dijo con voz baja y grave—. Lo que quería decir, era..—, él agitó la cabeza —. Ya no importa si el tratamiento anticonceptivo falló. El bebé ya viene..—, él miró hacia su estómago—. Kushina dijo que tienes 11 semanas.

Hinata lo observó con el ceño fruncido, sin entender su comentario sobre el método anticonceptivo. Abrió la boca para decir que ella no estaba en ninguno, pero él la interrumpió de nuevo.

— Tengo una pregunta.

Hinata cerró la boca, mirando su expresión seria y asintió. Naruto volvió a mirar hacia sus grandes manos.

— Éramos muy buenos juntos. Pero, siento que desde la noche en que corriste a la casa de Otsusuki, las cosas cambiaron drásticamente. Desde ese día, has sido distante y fría conmigo.

Hinata estaba anonadada por sus palabras, se sorprendió que él recordará eso. En parte, le dió esperanzas, ya que si él lo había notado y sabía exactamente cuándo empezó el cambio, eso quería decir que le importaba, ¿verdad?

Esperaba que sí.

— Pero—, siguió Naruto —. Nunca quisiste decirme lo que había pasado esa noche.

Hinata miró como él se sentaba en el sillón, acercándose sólo unos pocos centímetros y sus ojos clavados en ella. Naruto parecía querer leer su alma, por la intensidad con la que observaba cada parte de su rostro.

Él se mojó los labios y siguió hablando.

— Sé que algo te molestó. ¿Podrías decirme?

Hinata abrió los ojos, tirando su cara hacia atrás y poniéndose más recta. Naruto tomó eso como una señal de negación, ya que él arrastró su trasero por sobre el sofá, acercándose un poco más.

— Shion me dijo que dijo cosas tontas y que te molestaron. Por favor, dímelo. Me gustaría saber.

Ella se crispó cuando el nombre de esa bruja salió de su boca.

—¿Por qué no le preguntaste a ella?— ella le contesto a la defensiva.

Naruto redujo los ojos.

— Ya le pregunté, pero quiero escuchar tu punto, Hinata—. Naruto frunció el ceño cuando ella se cruzó de brazos —. No—, dijo cortante, haciendo que ella le de una mirada con una ceja alzada —. No te cierres, Hinata. Dímelo, sin rodeos.

Ella miró hacia la puerta, sin saber porqué se sentía atacada.

— No es...

—¡Basta!— Naruto golpeó con el puño un almohadón entre ellos—. No digas que no es importante, Hinata. Si te lo pregunto es importante para mí. ¿Por qué no lo entiendes?

—¿Quieres saber qué me dijo?— preguntó ella, crispada y enojada.

— Si, maldita sea.

— ¡Bien!— ella se levantó del sofá, dándole la espalda —. Me dijo que me follabas como venganza...

—¿Venganza?— murmuró Naruto.

Hinata se giró, mirando su rostro sorprendido.

— Si. Dijo que odiabas a Sasuke por follar a tu ex prometida y que me follabas como una venganza—. Ella vió como los ojos de Naruto se abrían de sobremanera —. ¿Entonces es verdad? ¿Sólo fui una herramienta para regodearte de que tenías a la mujer que había sido de tu enemigo? ¿Algo así como un trofeo?

Ella sintió que su corazón se partía a la mitad cuando Naruto bajó la mirada, sin contestar. Sus ojos se llenaron de lágrimas y quiso gritar, tirarle cosas a su cabeza y hacerlo sangrar. Pero, sólo dejó escapar un sonido ahogado de furia y comenzó a caminar a la salida.

— Ya no tengo hambre—, dijo justo antes de llegar a la puerta.

— Hinata..

Ella se detuvo, sin saber por qué, con la mano apoyada sobre el picaporte. Naruto no se había movido del sofá, pero ella tampoco se giró para verlo.

— Lo que dijo Shion.. Es mentira. No voy a negar, que.. bueno. Tuve la idea de hacerlo. Pero.. todo eso voló de mí cabeza mucho antes de que empecemos a estar juntos. Cuando te toqué por primera vez, ni siquiera se pasó por mí cabeza esa tonta venganza. Cada vez que te toco, no pienso en nada. No puedo pensar en nada..

Hinata se quedó con la mirada clavada en la madera maciza, dejando que las lágrimas cayeran. Aunque no sabía cómo sentirse al respecto. Una extraña combinación de emociones se golpearon entre sí. Dolor, angustia, traición y odio. Pero, la esperanza y el amor, eran demasiado fuertes, estaban teniendo defensas inquebrantables contra el ataque de esas malas emociones.

— Si me lo hubieras preguntado, te hubiera dicho la verdad. No sé por qué Shion dijo eso, no sé si lo dijo con mala intención..

—¡Oh, por favor!— le cortó ella, girando su cuerpo para enfrentarlo. Sin ocultar sus lágrimas —. Esa.. — ella apretó los dientes, agitando su mano, sin poder decir el insulto que quería salir de su pecho —. Chica—, finalmente dijo—, ¡está enamorada de ti!— explotó —. ¿Cómo no puedes darte cuenta? ¿Estás ciego o qué?

Naruto le frunció el ceño, levantándose del sofá.

— Shion es mí amiga, Hinata. Ella..

—¡No me importa!— gritó sin poder detenerse —. Ella no te ve como su amigo. ¿No lo ves?— ella dió unos pasos hacia él, agitando las manos con impaciencia, sin poder detenerse soltó todo—. ¡Está loca! Ella se tiró la comida, Naruto. Lanzó el plato al suelo mientras gritaba como enferma. ¡Ella! Se lanzó al suelo para hacerse la víctima, para dejarme como la malvada. ¡Jamás la toqué!

Naruto caminó hacia ella con rapidez, sosteniendo sus brazos antes de que terminara de hablar. Ella no lo había notado, porque sus ojos se habían nublado con lágrimas. Espero ver una expresión de enojo en Naruto, pero él no la dejó ver cuando la abrazo. Hinata quedó casi inerte, sintiéndose sin fuerzas luego de su explosión y simplemente comenzó a llorar. Sintiendo que todo el peso que había tenido desde ese día se rompía en su interior. Tembló mientras apretaba los puños en la camisa de Naruto, y agarrando fuerzas de su cercanía.

— Shhh ... Tranquila..—, murmuraba él suavemente, mientras acariciaba su espalda—. No importa Shion, Cielo. Ya no pienses en eso, ¿si?

Hinata hipo, pero necesitaba ver su rostro. Así que separó su cara de su torso y levantó la barbilla para verlo. Naruto bajó su mirada y ella lo observó atentamente. Él tomó su cara, apretando sus manos grandes en sus mejillas. Pasó los pulgares por debajo de sus ojos, limpiando sus lágrimas.

— No importa lo que ella sienta, Cielo. ¿Está claro?

Hinata no quería dejar nada a la incertidumbre, así que antes de darle la razón, preguntó casi sin respiración.

— Entonces.. ¿no estás enamorado de ella?

Naruto frunció el ceño, alejando su rostro de ella y luego, de repente, soltó una carcajada.

— Ay, cielo —, murmuró para luego darle un beso en su frente—. ¿Qué cosas dices?

Hinata le frunció el ceño y golpeó levemente su pecho. Naruto separó sus labios de su rostro y la miró. Él suspiró, y luego le vió directamente a los ojos al decir, sin dudar:

— Ella es como una hermana menor. No siento ese cariño por ella, jamás la he deseado de esa manera. Jamás podría verla como mujer. ¿Entiendes? ¿Soy lo suficientemente claro?

Hinata se mordió el labio cuando sintió que se quería estirar en una sonrisa. Naruto miró a su boca, usando el pulgar para que soltara a su labio, él sonrió.

— Tu explosión territorial me puso terriblemente cachondo, cielo..

—¡Oh! Naruto —, se quejó con una sonrisa, ya que su sonrisa pícara era más como una broma, logrando que ella se relajará.

Él le dió un beso suave en los labios y Hinata cerró los ojos, sintiéndose mucho mejor, correspondió a su beso con dulzura.

El amor y la esperanza se hicieron enormes en su interior. Brillando, alumbrando todo.

Continuará...