— No hay tiempo para tus juegos, Lee —, ordenó Neji, su voz fría y algo cansado.
Hinata observó como el hombre, Lee, se ponía en cuclillas, y tomaba su barbilla, mirándola como si ella fuera un acertijo interesante.
— No parece tu hermana—, dijo mostrando una expresión extrañada —. Ella definitivamente tiene un fuego en sus ojos. Aunque, tal vez ella se llevó todo y tu te quedaste vacío.. eso tendría sentido.
— Lee..—, se quejó Tenten, casi con un suspiro.
Hinata lo observó con el ceño fruncido.
— Él no es mí hermano, es mí primo —, aclaró molesta.
Lee abrió sus ojos, luego hizo una mueca y finalmente sonrió.
— Esto será interesante.. ¿Cuándo se lo dirás, Neji?
A Hinata no le gustó, ni su rostro, ni la pregunta. Se volvió, mirando ahora a su primo con una ceja alzada. Neji, no parecía muy interesado.
— En algún momento—, respondió —. ¿Ya está todo listo?
— ¡Si, señor!— exclamó Lee, parándose de un salto.
— Muy bien. Vámonos..
—¡Alto! ¡Alto!— gritó Hinata cuando Neji dió un paso hacia ella, intentando agarrar su brazo, pero ella lo esquivó —. Yo sólo iré con los Uzumaki, a ningún otro lado—, aclaró rápidamente.
— Es una desagradecida—, se quejó Tenten.
Hinata le mostró los dientes apretados y luego giró su cabeza hacia su primo, como si ella no valiera la pena su tiempo. Neji simplemente la miró y luego levanto su brazo para ver un reloj de pulsera totalmente oscuro.
— No hay tiempo...
— Me vale una mierda.
Neji alzó una ceja por su vocabulario vulgar, pero Hinata le devolvió el gesto. Se cruzó de brazos y arruinó su postura altiva golpeando con su pie en el suelo.
—¡Quiero ir con Naruto!— la imagen de él cayendo hacia atrás por el impacto de la vala pasó por su memoria e hizo que sus ojos se pusieran húmedos.
— Maldita sea—, murmuró Neji y luego miró hacia Lee —. Trae mí maldito teléfono.
— No, Neji —, murmuró Tenten.
— Tiene que saberlo—, dijo su primo, haciendo que Hinata lo mirara sin comprender de qué estaban hablando.
—¿Qué tengo que saber?— murmuró lentamente.
Neji no le devolvió la mirada, miró hacia atrás de ella, con los ojos y la expresión totalmente vacíos.
— Hanabi está bien, por si te importa.
Hinata frunció el ceño, sintiendo que eso fue un golpe bajo.
— Obvio que me importa —, se quejó.
— Si. Lo sé —, respondió él, sin palabras sarcásticas —. No supe lo que te obligó a hacer Hiashi hasta hace unos meses, cuando finalmente Hanabi llegó a casa.
Hinata apretó los labios, mirando hacia otro lado y abrazando su torso.
— Desde allí, he buscado la forma de sacarte de allí—, siguió él, como si no se diera cuenta de cómo Hinata se había cerrado al tema.
— Ya no estoy casado con Sasuke —, dijo frunciendo el ceño.
— Si—, Neji se giró un poco, tomando el teléfono que le trajo Lee corriendo. Él comenzó a tocar la pantalla táctil —. Ahora quieren obligarte a casarte con el Uzumaki.
— No. No es así —, negó rápidamente Hinata, logrando que su primo la mirará con una ceja alzada—. Amo a Naruto —, aclaró con un nudo en la garganta.
Neji frunció sus cejas oscuras, mostrando en su rostro su desaprobación.
— No puedes quedarte con el —, ordenó con voz seca y volvió a su teléfono, como si el asunto estuviera terminado.
Hinata apretó los puños y los dientes. Sus ojos se llenaron de lágrimas de frustración y reventó como un globo.
—¡Tú no me dirás que hacer, maldito idiota! Primero Hiashi, luego Itachi y Sasuke, y ahora¿Tú? ¡Vete al diablo!
Ella comenzó a caminar hacia la puerta de salida, con las carcajadas de Lee a su espalda, haciendo que se sintiera más enojada.
—¿Y qué me dices de Kushina?— preguntó Neji, haciendo que se detuviera y lo observará confundida por sobre su hombro —. ¿Ella no te está obligando a ser parte de su familia por lo que llevas en tu vientre?
La mano de Hinata fue a su vientre de manera inconsciente, como si quisiera proteger a su bebé. Se mantuvo mirando mal a su primo.
— Ella es la más feliz por este bebé y no me obliga a nada. ¡Me acepta en su familia!
Neji alzó una ceja y dió un paso hacia ella, teniendo a sus dos perros atrás de él. Los tres la observaron con seriedad.
— Es una pena que sea una familia condenada— murmuró Neji —, así como los Uchiha.
—¿Condenada?— tartamudeo Hinata —. ¿Qué.. qué quieres decir?
— Los Uchiha se metieron con la gente equivocada, Hinata. Y la guerra explotará en Konoha. Los Uzumaki tomarán parte, ya que son aliados de los Uchiha. Pero no hay nada que puedan hacer..
Hinata negó con la cabeza, frunciendo el ceño a su primo.
— Kushina es demasiado fuerte. Ella..
— Ella no podrá defenderse sin su hijo en el panorama. Kushina es conocida por ser una fiera, pero no tiene los contactos de su hijo. El que de verdad tenía el poder, era él, no su madre.
—¿Naruto?— murmuró Hinata, sin entender lo que decía Neji.
Él asintió.
— Naruto Uzumaki, el Zorro de la familia. Así es conocido en casi todo el mundo. Él se mueve en las sombras, es un depredador de mucho temer. Pero, el idiota que te trajo le disparó, aprovechando la oportunidad de sacárselo de encima. Si muere, ÉL aprovechará la oportunidad.
— ¡Naruto no está muerto!—, exclamó con el temor a flor de piel—. Él.. él es el papá de mí hijo, él no puede..
Neji asintió, su expresión seria.
— Él no murió, me acaban de decir que está en cirugía..
— Necesito ir, Neji —, Hinata dió un paso hacia él, su expresión suplicante. Haría cualquier cosa por estar al lado de Naruto —. Por favor, haré lo que quieras. Pero por favor, necesito ver que está bien—, murmuró con sus mejillas ya mojadas con lágrimas.
Neji pareció dudar unos segundos y luego negó con la cabeza.
— No puedo permitir que estés en peligro...
—¡No me importa!— le cortó —. Por favor—, lloró —. No me hagas esto, por favor...
— Hinata, si te llevo allá estarás en medio de la guerra. Puedes perder a tu bebé.. ¿Eso es lo que quieres?
Hinata se estremeció, apoyando sus manos en su vientre y sintiéndose dividida. Estaba tan perdida en su dilema que no se dió cuenta que Neji se acercó a ella. Él tomó su barbilla e hizo que lo mirara a la cara. Sus ojos grises se quedaron anclados a los de su primo, iguales a los de ella.
— Te llevaré, hablaremos con Uzumaki, pero ella no podrá hacer oídos sordos si atacan a un aliado. ¿Lo entiendes? Una vez que empiece la guerra, no habrá vuelta atrás.
Ella se mordió el labio.
— Amo a Naruto —, murmuró.
Neji sólo la observó por unos interminables segundos, luego negó con la cabeza.
— ¿Qué pasó con la chica que nunca se metía en problemas?— preguntó con una leve sonrisa—. Muy bien. Lee—, llamo al soltarla y miró al hombre musculoso que dió un paso hacia adelante —. Prepara todo para ir a la clínica y llama a Shino. Lo necesitaremos.
— Estoy aquí —, dijo una voz ronca.
Hinata parpadeó, mirando hacia un hombre que parecía salir de la nada. Él tenía pequeños ojos negros, pero era todo lo que podía ver gracias a su largo tapado negro que lo cubría desde la nariz hasta las pantorrillas.
— Muy bien—, dijo Neji —. Te encargarás de su seguridad. No la dejaras ni un segundo. ¿Entendido?
El hombro dirigió sus ojos oscuros a ella, haciendo que Hinata tuviera un escalofrío. Simplemente asintió secamente.
Continuará...
