Hinata iba rezando de manera silenciosa mientras la grande camioneta de su primo se movía por las calles tranquilas y oscuras de Konoha. Miraba fijamente por la ventana polarizada, sin prestar atención a lo que hablaban los, supuso, amigos de su primo. Por lo menos, ella ya no tenía frío, cuando Neji le dió una mirada luego de ordenar que arreglaran el auto, le dijo que no la llevaría a ningún lado vestida de ese modo. Ella se había olvidado completamente que aún llevaba lo que una vez había sido un hermoso vestido. Pero ahora estaba sucio y roto en varios lados.
Neji le dió ropa, aunque no era de su talla y le iba grande, tenía una musculosa ajustada y una gran camiseta que ocultaba el hecho que no tenía sostén. Y también un pantalón de algodón que le quedaba enorme, pero al tener una tira en la cintura, se lo pudo ajustar. A ella no le importaba, no le importaba si aparecía como una loca que tuvo una noche demasiado entretenida o una indigente, sólo quería ver a Naruto.
El viaje estaba tardando demasiado, se dió cuenta Hinata y mordiéndose el labio giró su mirada hacia su primo, que estaba en el asiento al frente de ella. Neji tenía la mirada fija en su teléfono y tampoco parecía prestar atención a lo que decían el otro trío. Aunque, el hombre llamado Shino, también parecía perdido en su propio mundo. Ahora, el otro par, Tenten y Lee, parecían lo suficientemente ruidosos como para que no se notará que ellos estaban en silencio.
— ¿Ya sabes algo?— preguntó esperanzada.
Neji levantó la cabeza y bloqueo su teléfono, su expresión era seria pero no parecía tener malas noticias.
— Acaba de salir de cirugía, pero no me han dicho como evoluciona—, Neji miró mal al par que reía, y ellos guardaron silencio como si fueran unos niños regañados por su padre—. Será mejor que lo sepamos cuando lleguemos.
Hinata asintió y miró por la ventana. Tenía muchas preguntas, pero en ese momento no podía concentrarse. Sólo quería ver a Naruto con sus propios ojos, tocarlo con sus manos.
— Quiero que estés lista Hinata —, dijo Neji llamando su atención de nuevo—. Probablemente sean hostiles contigo al principio.
Hinata frunció el ceño, sin entender de qué estaba hablando.
—¿Hostiles?
— Bueno, en todo caso lo serán con nosotros —, se aclaró su primo—. Ya que, gracias al hombre que contraté, Naruto está en esta posición...
— Espero que intenten algo—, murmuró con emoción Lee, Tenten se rió a su lado.
— No arriesgaré a Hinata —, sentenció Neji, mirando mal a Lee —. Si las cosas se ponen difíciles, bajaremos. Pero no estarás sola—, él le dió una mirada a Shino y este asintió sin decir una palabra.
—¿Por qué no puedo ser yo quien la cuide?— preguntó Lee, sonando algo ofendido.
— La idea es cuidarla, no provocar una pelea, Lee —, Neji suspiró con cansancio —. Te conozco demasiado bien.
Lee cruzó sus enormes brazos y miró hacia la ventana, murmurando:— No es justo. Siempre me pierdo la diversión.
Hinata miró todo el intercambio y cuando su primo volvió su mirada hacia ella, sintió que no lo conocía. Intentó ver al chico callado y altanero que había conocido en su infancia, pero ahora veía un hombre que parecía tener poder, pero no era prepotente. Ella lo observó mejor, su cabello estaba largo y bien cuidado, su ropa era de marca e impoluta, sin una macha a pesar de usar una sobretodo blanco. Cuando volvió los ojos a su rostro, notó que él también la observaba fijamente mientras hacía que su dedo medio hiciera círculos sobre su pulgar. Parecía muy concentrado y frunció el ceño.
— Todo a su tiempo—, le prometió, como si pudiera leer sus pensamientos y una vez más, volvió a su teléfono.
Hinata tomó una profunda respiración y asintió, sólo quería ver a Naruto.
— ¡Naruto te amo!.. ¡Naruto!... Naruto...
—¿Naruto?
Los párpados le pesaban como si hubiera tomado varias botellas de whisky, se sentía adolorido en general, pero se obligó a abrir los ojos. Un rostro borroso estaba sobre él, pero cuando volvió a parpadear se dió cuenta que era Tsunade. Ella le sonrió, pero él no podía moverse, no más que sus ojos, y eso lo asustó. También tenía un tubo en su boca, que no le dejaba hablar.
— Tranquilo, estás en la clínica —, dijo Tsunade haciendo que sus ojos volvieran a ella. Su madrina habrá notado la pregunta en sus ojos, porque siguió hablando —. Te hirieron.. ¿lo recuerdas?
Naruto frunció el ceño, cerró los ojos, intentando pensar y recordar. Sentía sus labios secos, pero aunque hubiera querido mover su lengua para mojarlos, no podía con el tubo en su boca. Había un pequeño ruido de pitido cerca, marcando cada vez que su corazón se contraia y se relajaba. Y eso le hizo recordar..
—¡Naruto te amo!
Abrió los ojos de golpe, dejando que su madrina viera la desesperación en sus ojos. La máquina que marcaba su corazón se aceleró con su pulso.
— Tranquilo, o haré que te den sedante de nuevo—, dijo Tsunade con el ceño fruncido—. Haré pasar a tus padres, pero antes te sacaremos el tubo. ¿De acuerdo?
Naruto asintió casi imperceptible.
— Ya sabes cómo es, ¿recuerdas?—, ella tomó el tubo, sacando la cinta que lo había mantenido en su lugar —. Tose—, le dijo mientras empezaba a sacarlo.
Naruto sintió el impulso de vomitar, pero tosió un par de veces y el impulso, junto con el tubo, se fueron. Él hizo una mueca cuando quiso ponerse más arriba, dejándose caer en la cama con un gruñido de dolor.
—¿Hinata?— murmuró con la voz ronca, parecía un croar de rana más que su voz normal.
Tsunade frunció el ceño, pero no contestó a su pregunta.
— No debes moverte. Has tenido suerte, si hubiera sido unos centímetros más arriba o abajo, la bala habría entrado en tu pulmón. Ella se instaló en tu costilla, pero algunos fragmentos llegaron a lugares de verdad complicados...
—¿Han encontrado a Hinata?— le interrumpió, le importaba una mierda su propia salud.
Aún podía escuchar sus gritos en su memoria y las palabras que había hecho que su corazón se detuviera por un segundo.
Tsunade no contestó, simplemente se dió media vuelta y salió por la puerta. Naruto apretó los dientes, pero no estuvo mucho tiempo solo hasta que la puerta fue abierta de nuevo. La primera en entrar fue su madre, que parecía tan controlada si no la conociera. Él le frunció el ceño, mojandose los labios la vió acercarse a su cama.
—¿Hinata?— le preguntó.
Kushina acarició el cabello que caía en su frente y frunció levemente sus cejas rojas.
— Ella volverá —, dijo simplemente.
Naruto miró ceñudo a su madre, le habría gustado sacar la mano de su cara, pero no podia mover los brazos, así que corrio la cara.
—¿Qué significa eso?— preguntó y luego carraspeó al sentir la garganta seca—. Agua—, pidió.
Kushina negó con la cabeza.
— No puedes tomar nada hasta dentro de unas horas.
Naruto apretó los dedos sobre el colchón, poco a poco empezaba a recuperar sus fuerzas, pero no era suficiente para nada más que eso.
—¿Sabemos quién la llevó?— preguntó intentando volver al tema que le importaba.
— Naruto...—, suspiró su madre.
— Ni una mierda—, le cortó —. ¿Sabes o no?
Kushina volvió a suspirar y terminó asintiendo suavemente.
—¿Quién?— murmuró cuando ella no dijo nada.
Kushina abrió la boca, pero un ruido fuerte vino de afuera. Naruto frunció el ceño, igual que su madre, mirando hacia la puerta. Se escucharon algunos gritos, pero hubo uno en particular que hizo que ambos cruzarán miradas.
—¡Por favor! ¡Sólo quiero verlo!
— Hinata — murmuró sabiendo que era ella.
Continuará...
