Descargo de responsabilidad: Los personajes son propiedad de Stephenie Meyer y la historia es de la increíble autora CaraNo, yo la traduzco con su permiso. ¡Gracias, Cara!
Disclaimer: The characters are owned by Stephenie Meyer and the story is by the amazing author CaraNo, I translate with her permission. Thank you, Cara!
Este y todos sus fanfics puedes encontrarlos en su blog, el link está en mi perfil.
.
41.
~¡Luz roja, luz roja, luz roja, amarilla, amarilla, verde!~
—Ay, mierda —murmuro, abrochándome el cinturón de seguridad. Aparentemente, olvidé mi teléfono en el auto de Em. Mientras enciende el motor, compruebo si me he perdido de... —¡Ay, mierda! —repito.
Veintisiete llamadas perdidas y seis mensajes de texto.
¿Te apetece pizza esta noche? Puedo comprarla de camino a casa -Edward.
¿Estás ocupada? Te amo – Edward.
Avísame si quieres pizza, por favor. –Edward.
Por favor, envíame un mensaje o llámame, cariño, -Edward.
Estoy preocupado. Siempre respondes. Por favor, avísame, Edward.
¿Estás molesta? Lo siento mucho. Por favor, por favor llámame. Te amo – Edward.
—Carajo —exhalo y mis ojos se llenan de lágrimas.
Se preocupa muy fácilmente. ¡Dios, soy tan estúpida!
—¿Qué pasa? —pregunta Emmett.
—Edward me ha estado llamando —digo con voz gruesa, marcando su número. Me muerdo el labio, nerviosa y sintiéndome como una novia horrible—. Contesta, contesta —susurro.
Pero no lo hace.
Le envío un mensaje de texto y lo llamo, pero sin respuesta. Cuando llegamos al apartamento, incluso llamo al jefe de Edward y me entero de que Edward salió temprano, diciendo que tenía una emergencia. Dios...
Oficialmente me estoy volviendo loca.
—No contesta, Em —gimoteo, paseando por la cocina.
Llamo una y otra vez. Por favor, amor...
—Probablemente viene de camino a casa. —Trata de razonar conmigo—. Y sabes que no contesta su teléfono cuando está conduciendo.
Lo sé, pero...
—Relájate, Bella —añade en voz baja—. Lo entenderá, lo sabes.
—Esto sigue siendo culpa mía —sostengo–. No debí dejar el teléfono en el auto...
—Pero lo hiciste, y tan pronto como lleguen a casa, lo resolverán. —Sonríe con pesar—. No puedes protegerlo de todo, ¿recuerdas? Y esto se puede arreglar fácilmente. Demonios, no es nada comparado con que nuestro padre y nuestra hermana estén en la ciudad.
Sí, eso no me hace sentir mejor.
Sin embargo, antes de que pueda responder, escucho que la puerta se abre de golpe.
¡Edward!
