Descargo de responsabilidad: Los personajes son propiedad de Stephenie Meyer y la historia es de la increíble autora CaraNo, yo la traduzco con su permiso. ¡Gracias, Cara!

Disclaimer: The characters are owned by Stephenie Meyer and the story is by the amazing author CaraNo, I translate with her permission. Thank you, Cara!

Este y todos sus fanfics puedes encontrarlos en su blog, el link está en mi perfil.


.

42.

~Correcto de nuevo, correcto de nuevo. Tú me amas, yo te amo, tú me amas, nunca te fuiste~

Mientras recorro la corta distancia entre la cocina y el pasillo, pongo en orden mis palabras. Estoy lista. Sé lo que necesita. Respuestas. Ahora mismo. Respuestas incluso antes de que salgan las preguntas. Estará angustiado e increíblemente asustado.

Casi me tropiezo con él al doblar la última esquina.

—¡Edward! —Me quedo sin aliento. Lo rodeo con mis brazos, y él hace un sonido de asfixia mientras me aplasta contra su cuerpo. Está tratando de hablar, está tratando de averiguar qué ha hecho mal, que es nada—. Lo siento mucho, amor. —Exhalo. Me niego a llorar. Solo necesito sacar las palabras. Así que le acaricio la cara, obligándolo a mirarme a los ojos—. No hiciste nada malo, Edward —empiezo diciendo. Mi voz es tranquila pero segura—. Accidentalmente dejé mi teléfono en el auto de Emmett y perdí tus llamadas.

Gime, respirando con dificultad. —No... No hubo respuesta... Yo-yo te llamé...

—Lo sé, y lo siento mucho. —Me ahogo. Frente a frente: necesita contacto. Demonios, yo también—. No quise preocuparte, amor.

—Café Bella —pronuncia en un pequeño gemido ahogado, y me mata. Solo me llama Café Bella cuando está extremadamente molesto. He sido «Bella» y «cariño» durante mucho tiempo.

—Estoy aquí, Edward —susurro con voz gruesa, empezando a salpicar su rostro con suaves besos—. Te amo mucho. No hiciste nada malo. Nada que me moleste. Simplemente olvidé mi teléfono. —Traga saliva y asiente rápidamente—. Respira profundo, ¿de acuerdo? —Vuelve asentir—. Estoy aquí. No me voy a ir a ninguna parte. Te amo.

Cuando hunde su cara en el hueco de mi cuello, sigo susurrándole. Le pido disculpas, le digo que lo amo, lo tranquilizo. Y después de unos momentos, bajamos al suelo donde él se recuesta contra una pared y yo me siento a horcajadas sobre él. Me abraza dolorosamente, pero sé que lo necesita.

Respira.

—Café-Café Bella, cariño —murmura contra mi cuello. Siento sus suaves labios moviéndose sobre mi piel mientras se calma—. Solamente olvidó su teléfono...

—Así es, amor —murmuro, pasando mis dedos por su pelo. Se estremece debajo de mí—. No estaba molesta contigo. Simplemente lo olvidé.

Asiente lentamente y suelta un suspiro tembloroso.

—¿Quieres un momento de tranquilidad? —Susurro, sabiendo ya la respuesta.

—Sí, por favor. —Exhala.

Y luego nos quedamos callados un rato.