Una verdad no siempre se basa en hechos, puede también basarse en una creencia profunda, tal como en las religiones o fundamentos morales. Y el no poderse comprobar o desmentir, les otorga una ambivalencia envidiable, ya que son verdades para quien la acepte como tal o rechazadas y aun así tener la razón. A diferencia de los hechos que son respaldados con evidencia, precedencia o el paso del tiempo, de ahí solo un lado tiene la razón. Algunos, como Arnold Shortman, toman una verdad personal y un hecho a significar lo mismo, la verdad única y universal. Cuando él creía en alguien o en una causa, lo veía como una verdad universal. Lo cual por mucho tiempo estuvo a su favor, ya que demostraba su fe y creerlo de todo corazón se volvía realidad. Llámalo optimista o ingenuo, pero he ahí la base de su personalidad.

Los primeros tres meses desde su ausencia transcurrieron sin algún percance para la superpareja "Helga y Arnold". Después de todo, tenían una sólida fundación en su relación, de las más fuertes, incluso entre las de sus compañeros mayores. La larga distancia para ellos fue simplemente un pequeño bache en su supuesto final de "juntos hasta el final de los tiempos". Al inicio hubo una alta frecuencia en la cantidad de cartas enviadas entre ellos, tratando de mantener al otro al tanto en los acontecimientos y más. Por no hablar del infinito intercambio de 'te amo' o 'te extraño' y lo hacían, de hecho fueron exagerados esos sentimientos. Incluso se manifestaba de manera obvia; en la forma en que sus estados de ánimo se vieron decaídos, haciendo que Arnold fracasara en hacer lo que mejor sabe hacer. Lo correcto. Hacer el bien, y ser un compás de moral y simpatía había llegado tan natural como el respirar para Arnold; y ahora estaba teniendo dificultades con ello.

Recientemente, descubrió el porqué algunos de sus compañeros a menudo tenían problemas para hacerlo. Comprendiendo ahora que estaba en su lugar. Especialmente con la disonancia entre lo que necesitaba hacer y lo que quería. Lo que quería tan desesperadamente era poder volver a Hillwood. Porque parecía que parte de él se quedó allí, con todos los que formaban parte de su vida diaria. Lo que el chico optimista quería era que la fecha de regreso fuera pronto, a tiempo para la próxima ocasión especial. Tanto es así que hizo promesas descuidadas de que volvería por cualquier día festivo importante que estuviera más cerca y cada vez que lo hacía no lo lograba. Lo que necesitaba hacer, era aceptar que no sabía en realidad cuando volvería y compartir ese hecho.

En cuanto a Helga, su cadencia y movimiento perdió alegría, no era tan propensa a hacer bromas o burlarse y reírse como antes, pero esperaba que todo regresara a la normalidad con el tiempo. Al menos durante esos tres meses, desde julio, de octubre en adelante, ya fue otra historia.


En su vida, Arnold fue la única constante de honestidad y esperanza. En especial tomando en cuenta que su mundo era uno repleto de promesas incumplidas y decepciones de parte de las relaciones vitales a lo largo de su existencia. Y aunque eso podría haber sido un papel demasiado importante para una persona, ella confiaba en él. Tal como la rubia también confió en su mejor amiga Phoebe, para ser la voz de la razón y la personificación de la lealtad en su mundo rodeado de sus 'bobos' compañeros de clase.

No fue de extrañar cuando se convirtieron en los seres más importantes para ella, y el maravilloso trabajo que hacían al mantenerlo así era admirable. Phoebe, siempre recalcando las posibles malas consecuencias de sus acciones u ofreciendo consejos a sus dilemas sin ser condescendiente. Porque Phoebe siempre supo que Helga no era tonta, pero su juicio podría verse nublado por la impresión inicial y simplemente estaba allí cuando tuviera la cabeza caliente. Leal, incluso a través de los oscilantes estados de ánimo que tan a menudo acompañaban a su amiga rubia. No es que la joven asiática-americana fuera permisiva ante los arrebatos de su alta amiga, pero había aceptado hace mucho tiempo que cargaba con un enojo ante sus circunstancias y simpatizaba con ello, e incluso sentía un desdén por quienes lastimaban a su querida amiga Helga. Con Arnold, él estaba allí para recordarle que las cosas también podían resultar a su favor. Para disfrutar de ello si lo hacía, y apreciar esas victorias sin importar cuán grandes o pequeñas sean. Para luchar por algo aun si parecía inalcanzable. El samaritano de buen corazón siempre había demostrado que la gente puede mantenerse fiel a sus palabras y lo haría. Incluso en momentos en los que se convertía en un inconveniente, la existencia de ese principio era suficiente.

Desde que podía hablar y pedirle cosas a su familia, Helga se había sentido decepcionada, al no recibir nada más que indiferencia. Por lo tanto, sus expectativas cayeron a la inexistencia. Pero estas renacen esporádicamente con un simple acto, convirtiéndose en un anhelado rayo de luz. Cada vez que se asemejaba un cambio, sus esperanzas crecían desenfrenadamente solo para caer fuertemente en decepción; dejándola desconsolada. Incluso ahora ella mantiene ese rasgo gentil indicativo de ser una chica con un corazón demasiado grande para su propio bien, propenso a la decepción. Decepción inevitable. Visto cada vez que creía que su madre estaría presente, sólo para priorizar el trabajo poco después. O cuando le creyó cuando comenzaron las reuniones de AA, sólo para recaer constantemente, al menos al principio con períodos de sobriedad más largos después, pero las caídas ante esas crecientes esperanzas también aumentaban en el dolor posterior. Incluyendo el desencanto con su padre cuando prometió estar más presente emocionalmente, solo para olvidarse de su intereses o gustos y menospreciarlos cuando los recordaba.

Era de esperarse cuando se independizó a corta edad y usó todo tipo de trucos y esquemas para conseguir cualquier cosa. Endulzando el oído de su padre, usando el remordimiento de su madre a su favor, no había nada de lo que no fuera capaz de hacer. Helga no pedía cosas; las tomaba a la fuerza y retaba a quienes se interpongan. Sin embargo, no era despiadada, lo que sea que tomara rara vez era por razones egoístas. Incluso cuando los que la rodeaban le ofrecían su cuidado y atención, era difícil de recibir, lo que a menudo llevaba a mantener su distancia. Quien se acercara termina quemado. Arnold, sin embargo, era como una polilla a las llamas en ese aspecto, así es como terminó con Helga dependiendo de su sinceridad, sus promesas. Todos con un gran potencial de desilusión.


Arnold había anunciado que su primer regreso sería antes del comienzo del nuevo año escolar. Luego le dijo a Helga que sería 'antes de mi cumpleaños', 'bueno, umm después de mi cumpleaños', 'no, no, a principios de noviembre', 'bueno, ¿qué tal el Día de Acción de Gracias?'

Culminando con una última promesa vacía de 'no, no, te prometo que será Navidad'. Solo una verdad percibida disfrazada de "la verdad" a los ojos de Arnold. O "basura" si se le preguntase a Helga. Su novio hizo promesas vacías que solo servían para despertar la esperanza en ella y luego aplastarlas por completo. Lo que la llevó al límite con la frustración acumulada de las últimas semanas. Todo esto fue durante las escasas llamadas que solo se podían hacer cuando estaba en la ciudad, siendo este el martes de la semana de Acción de Gracias. Resultando en palabras que sellaron su destino durante esa última llamada.

-Oh, ¿Enserio, cabeza de balón? Bueno, apostemos si es que estás tan seguro- La exasperación en su voz se filtró por el otro extremo haciendo que el estómago de Arnold se llenará rápidamente de temor. -Vamos, si estás seguro de que volverás para Navidad, no me hables, no me escribas, no soy nada para ti hasta que realmente vuelvas, ¿qué dices?-

Durante la última declaración, Arnold tuvo un debate interno entre el lado optimista y la aterradora sensación de premonición creciendo en sus entrañas. Sin embargo, siempre fue audaz, y habló de la grandeza que aún no lograba, pero esperaba alcanzar. Y ese es el lado de él que respondió con una convicción inquebrantable

-Nos vemos en Navidad Helga- contestó antes de colgar.

Arnold aún no se había dado cuenta de los paralelismos entre sus promesas vacías y las promesas vacías de los progenitores de la joven Pataki. Imitando las renovadas altas esperanzas y las caídas duras que herían a la chica.


N/A muchas gracias a quienes vinieron a leer mi historia está basada en un par de TIKTOKs con los que me topé. no se si la pagina me deje compartir los links pero se los dejo de todas formas el primero es de como Stinky siempre parecía tener cierta atracción hacia Helga "si si Arnold y Helga son el uno para el otro, pero no me puedo sacar de la cabeza que a Stinky le gustaba Helga"

:/ / ww w.t ikto k t/ZPR3CFyE9/

El segundo fue el resultado de una conversación en los comentarios del primero aludiendo a este escenario donde Stinky le da una sudadera a Helga y le gusta como se ve y a Helga le gusta mucho son ilustraciones muy lindas:)

:/ / ww w.t ikto k t/ZPR3C2bYK/

agregen el 'https' el espacio fue lo mejor que pude hacer😕

yo solo extendí en las ideas que se presentaron en las conversaciones

ahora para quien dejo el primer review gracias3