CAPÍTULO VIII
Jandi bebía un sorbo de su café amargo mientras fumaba un cigarrillo en los jardines de la Mansión Gu. Tenía varias reuniones ese día, pero ese momento, lo tenía para ella.
-¡Señora! – La llamó el Secretario Jung. ¡Disculpe la interrupción! Le busca el Señor Yoon. Le dije que la esperara en la Biblioteca para que usted pueda vestirse propiamente. - Jandi aún llevaba su ropa de dormir. Siempre se fumaba un cigarrillo al despertar con una taza de café amargo y después se arreglaba para sus actividades. Casi nunca desayunaba. Sonrió de medio lado. Llevaba el cabello suelto y una pijama de dos piezas. Estaba segura que El había llegado para aceptar su propuesta, era tan predecible cuando se trataba de proteger a alguien. – No te preocupes, iré a verlo. Seguro no es un asunto que requiera formalidades –
-¡Esta bien Señora!-
Jandi tiró el cigarro a medio terminar. Y se dirigió a la biblioteca. Cuando entró , encontró a Jihoo revisando la sección de botánica y hojeando un libro. Ese Hombre no dejaba de ser guapo.
-¿Ahora te interesan las plantas?- le dijo para llamar su atención. Jihoo levantó la mirada y ella pudo ver vacilación en sus ojos al recorrer su indumentaria tan ligera. Sonrió para si misma. Quizás la odiara, pero al final de cuentas seguía siendo un Hombre. Decidió provocarlo más, era divertido jugar así con él. —¿Cuál es la urgencia? - dijo sentándose en una de las sillas frente a él y cruzando las piernas dejando ver un poco más arriba de ellas. Jihoo cerró el libro dejándolo en el estante y luego volteó hacia ella. Su mirada se dirigió a sus piernas semidesnudas y ella volvió a sonreír. El metió las manos en los bolsillos de Su pantalón, una manía que aún después de tantos años seguía teniendo. Esto le trajo a Jandi recuerdos de los años Universitarios, sobre todo, ese tiempo en que convivieron juntos durante la ausencia de Junpyo, cuando eran los Mejores amigos. Pero esos recuerdos eran muy lejanos y no le servían de nada ahora.
-Vine a decirte que acepto cuidar a Doyun a tu manera. Creo que tus ocupaciones de Viuda no se verán afectadas si yo me hago cargo. –
Jandi lo miraba intensamente. Sabía que él aceptaría tarde o temprano. Los negocios en Shinwa tenían ciertos altibajos debido a que El último año Junpyo no estuvo al pendiente de la empresa y con su muerte, muchos socios renunciaron y algunos clientes retiraron sus inversiones. Shinwa pasaba por una crisis y el que ella se uniera al Imperio Yoon podía darle credibilidad y recuperar a los inversionistas para levantar de nuevo a Shinwa. El Imperio Yoon tenía una reputación impecable y era el segundo más poderoso del País, además de que Jihoo había conseguido un importante puesto en el Gobierno de Corea y era uno de los candidatos más fuertes para la Presidencia. Se puso de pie y se acercó a él demasiado cerca. Enredo sus dedos en la corbata Semi suelta y lo halo hacia ella para que su rostro quedara a su altura, y mirándolo seductoramente recorriendo sus labios, le dijo. – Entonces ya no necesitamos formalidades si pronto seré la Señora Yoon –
Jihoo le sostuvo la mirada y después tomó su mano para quitarla de su corbata.
-Esto es solo un Convenio, Jandi. No somos unos enamorados. Yo lo hago para cuidar de Doyun y tú para poder ocuparte de tus negocios. Pero te aviso que nos casaremos por bienes separados, y solo hasta que Doyun cumpla la mayoría de edad. –
-¡Que aburrido! – dijo ella – Podríamos divertirnos mientras tanto. Pero si así lo quieres. Supongo que tendré la libertad de traer a algún amigo para que me entretenga debido a que mi esposo estará indispuesto. –
-Puedes hacer lo que quieras, de todas formas no viviré en la Mansión Gu. vendré solo en el día para ocuparme de de Doyun, pero me retiraré en las noches –
-¡De acuerdo!- dijo Jandi – Supongo que tampoco quieres una boda formal. Te avisaré cuando mi abogado tenga listo los documentos para que los revises. Y la ceremonia será pequeña, de protocolo, solo con los testigos y los amigos íntimos de ambos. ¿Estas de acuerdo?-
-¡Me parece bien! Bueno, no te quito más tu tiempo. Espero tu llamada. ¿Puedo ver a Doyun? –
-Lo podrás ver una vez que hayas firmado el contrato matrimonial – Jihoo apretó la mandíbula.
-Entonces no tengo nada que hacer aquí! ¡Con permiso! ¡Que pases buen día!- le dijo inclinándose y dirigiéndose a la salida. Una vez cerró la puerta, Jandi se sentó de nuevo con una sonrisa de suficiencia. Fue más fácil de lo que pensó. Tenía a Yoon Jihoo en la bolsa, solo era cuestión de tiempo para hacer que se enamorara de ella y le cediera todos sus bienes y de este modo recuperar el estatus de Shinwa. Sabía que él estuvo enamorado de ella en la Universidad y había un dicho que rezaba.. "Donde hubo Fuego… cenizas quedan" y ella se encargaría de avivar de nuevo las llamas de ese Hombre.
Jihoo manejaba su Lotus a toda velocidad. Hacía tiempo que había perdido el miedo a manejar automóviles. Sabía que acababa de aceptar un trato muy peligroso, pero estaba dispuesto a cualquier cosa con tal de proteger a la gente que le importaba. Llego a su residencia y fue directo a la ducha. Necesitaba un baño relajante. Se quito la ropa y se metió en la Tina dejando que el agua tibia relajara sus músculos. Cerró los ojos y recordó su encuentro con Jandi. ¿Qué pretendía coqueteándole de esa manera? No existía ningún tipo de sentimiento por parte de ambos. Sin embargo, eso no era motivo para que él no respondiera a sus reacciones como Hombre. Jandi era una mujer muy bella y con un cuerpo increíble. Esperaba no caer a sus bajos instintos estando casado con ella. No quería perder el objetivo. Por eso, evitaría darle la oportunidad de provocarlo. Esperaba que con los días se le quitara ese afán de querer hacerlo caer en sus juegos de seducción. Necesitaba averiguar quien estaba detrás de la muerte de Junpyo. Aunque algo le decía que esa misma persona tuvo que ver en el secuestro del hijo de ellos, por lo que ese hecho, le daba a Jandi el beneficio de la duda. Ella no pudo secuestrar a su propio hijo puesto que pensaba que había muerto y por consiguiente, eso la liberaba de ser culpable, aunque igual pudo sentir tanto resentimiento que decidió deshacerse de él. Lo dicho por Yi Young la inculpaba. Se hundió en la tina para aclarar sus ideas. Todo era muy confuso ahora. Tenían que desenredar este embrollo para encontrar la verdad y por ende al hijo perdido de Junpyo. Entendía la indiferencia de Jandi con Doyun, ella nunca superó la pérdida de su hijo. Pero el niño necesitaba cariño, sabía que su Padre lo amaba con locura y el que ya no esté, lo debía tener devastado. No tenía el apoyo de Jandi, pero lo tendría a Él. Y le molestaba el trato que ella le daba. ¿Cómo se convirtió en una mujer sin sentimientos? También tendría que averiguarlo.
El teléfono fijo comenzó a Sonar, Jihoo salió de la tina y envolvió medio cuerpo en una toalla y se apresuró a contestar descolgando la bocina del teléfono colocado en la ducha.
-¿Hola?-
-¡Buenos días Senador! El vicepresidente está en su oficina esperándole. – le habló su secretaria.
- Dile que tuve un retraso pero que en 10 minutos estoy con él-
-¡Está bien, Senador! También está el Presidente del Corporativo Song, dice que tiene información importante. –
- ¿Puedes ponerlo al teléfono?-
-¡Claro que si!, Enseguida-
-¡Jihoo! Tengo información de nuestra fuente en la India. Pero veo que te espera el Vicepresidente. –
- ¡No te vayas! ¿Ya le avisaste a Yi Young?
- Esta en camino-
- ¡Bien! No tardo en llegar.
Tendría que despachar rápido al vicepresidente, saber del Informante de la India era prioridad en estos momentos. Quizás podría darles una idea, de quien estaba detrás de la compra del veneno que mató a Junpyo.
