Un capítulo antes de Navidad... que pasen felices fiestas. Y agarrense porque después de este capítulo se bien lo bueno. Saludos a todas. Gracias por leer.
CAPÍTULO XVII
"Creemos tener la respuesta a la ecuación y perdemos la fórmula para resolverla, perdemos la vida creyendo vivirla, perdemos nuestra esencia por envolvernos en el momento".
Bebió un sorbo del café que recibió de la azafata, mientras hojeaba el capítulo que había iniciado de su libro. Leyó otra frase… "Es cierto, hay que vivirlo, hay que sentirlo, pero no hay que dejar que nos rompa hasta hacer que lo que perdamos sea nuestra esencia inicial, esa, que nos motiva a luchar". Dejó un momento la lectura y se perdió en la vista de nubes flotantes que le mostraba la ventanilla del avión. Las palabras recién leídas, revoloteaban en su cabeza, pensando en lo que ocupaba su mente en estos momentos, o más bien, quien. Jandi aún mantenía su esencia, pudo verlo, sentirlo. Algo por lo que luchaba, aún no había hecho que perdiera lo que ella era. Aún no confiaba en él plenamente, también se dió cuenta de eso. Pero, quizás, él tampoco confiaba totalmente en ella. El pasado de ambos estaba lleno de altibajos, empezó con una atracción, después se convirtió en una bonita amistad y al final… simplemente uno no podía soportar la cercanía del otro. Y ahora… ahora no sabía exactamente en qué punto estaban. Le inquietaba el hecho de haberla dejado en medio de la noche sin una explicación válida. Pero, como decirle que haría un viaje para comprobar que el hijo que pensaba muerto, tal vez estaba con vida. Sería darle una ilusión de la que él ni siquiera estaba seguro, y eso sería remover los recuerdos dolorosos, y a como la encontró, sería fatal para ella una nueva desilusión. Era mejor no decir nada hasta estar completamente seguro. No sabía que pasaría con Doyun, en caso de que encontrara al verdadero hijo de su amigo. Pero, si Jandi decidiera abandonarlo, él lo adoptaría sin duda. Cómo deseaba que ella lo aceptara y tuviera un mejor trato para con él, pero, entendía que ella nunca pudo superar la pérdida de su hijo, y eso la orilló a no brindarle el cariño que el niño necesitaba, y mucho menos, amarlo como Junpyo hubiera querido. Faltaba poco para llegar a su destino, iba retrasado, pues cambió el horario de su vuelo, pero eso no importaba, al menos, pudo estar con ella hasta que estuvo tranquila. Últimamente le preocupaba todo lo referente a Jandi, no sabía si era porque la sintió desamparada después de la muerte de Junpyo, y se sentía con la responsabilidad de cuidar de ella, en nombre de su amigo, o porque era la Madre de Doyun, o simplemente, porque quería verla bien. Lo que sí pudo darse cuenta, es que su trato hacia él, había cambiado. Cuando entró a la habitación, después de ella pedírselo, notó claramente su nerviosismo, era como si estuviera anticipándose a que sucediera algo entre ellos. Sonrió para sí mismo, nunca imaginó verla así, por él. Aunque estaba seguro, de que tal vez, seguía habiendo un interés de por medio, pues no creía que ella tuviera sentimientos románticos. Ella le había dejado en claro varias veces, que él nunca le había sido atractivo y que no podía amarlo, por eso, en el pasado, sus intentos fueron en vano, y ella eligió a su amigo por encima de él. Lo cual entendió perfectamente, y su trato hacia ella, fue de sincera amistad. Excepto por ese fatídico día, en que esa amistad terminó por completo, y se convirtió en indiferencia y amargura entre ambos. Aún lo recordaba como si hubiera pasado ayer.
Nueve años atrás…
Abrió con cautela la puerta de la habitación. No se había movido de la Mansión Gu desde el incidente. Sus conocimientos médicos, le ayudaron para que no sucediera la tragedia. Había estado inquieto después de su último encuentro con ella, en la fiesta de aniversario de Doyun. Estaban en la sesión fotográfica, pero él, estaba distraído. Su amiga Jae Kyung lo notó y por eso se acercaba para reconfortarlo. Lo conocía bastante bien. Cuando miró alrededor la vió, su semblante era desencajado, sonrió a la cámara cuando Junpyo se acercó a ellos, pero de inmediato volvió su vista hacia donde estaba ella, y pudo ver como abandonaba el lugar con prisa. Junpyo le pido al bebé y él se lo dio, pero al mismo tiempo le dijo;
-Jandi estaba aquí-
-¿Cómo?- contestó Junpyo
-Estaba aquí, pero acaba de irse corriendo-
-¡Ve tras ella Jihoo! ¡Yo te sigo!-
Asintió con la cabeza y salió en su búsqueda. La alcanzó justo cuando entraba a su habitación y cerraba con seguro. Golpeaba la puerta con desesperación llamándola, pero no hubo respuesta. Junpyo llegó poco después.
-No abre- le dijo con preocupación.
-Tengo la llave- Junpyo sacó del bolsillo de su pantalón una llave y la introdujo en el cerrojo. Una vez abrieron, entraron para encontrar a Jandi tendida sobre el piso y con un frasco de pastillas desparramadas junto a ella.
-¡No! No, nono. Mi amor. ¿Qué hiciste?- decía con desesperación Junpyo, acercándose a ella y tratando de levantarla, poniéndola en su regazo. Él se acercó y le tomó el pulso, sintió alivio al sentir los débiles latidos, pero tenían que actuar rápido, o sería fatal. Rápidamente marcó el número de emergencias y mientras tanto, él revisaba el pulso y trataba de darle líquidos para que vomitara. Cuando llegó la ambulancia, se fue con ella y Junpyo, para poner al tanto a los médicos de su condición. Jandi iba un poco más despierta pero aún no estaba consciente. Una noche entera pasaron en el hospital, pero no hubo complicaciones y pudieron llevarla a casa. Junpyo le dijo que le avisaría cuando despertara, pero él no quiso moverse. Necesitaba verla bien para poder irse, su preocupación por ella era demasiada. Jandi estaba sentada apoyando su espalda en el respaldo de la cama. Tenía el cabello suelto cubriéndole parte del rostro y las manos entrelazadas sobre su regazo. Junpyo estaba sentado junto a ella hablándole, pero al parecer, no recibía respuesta. Levantó la vista hacia él haciendo un intento de sonrisa. Le dió un beso en la coronilla y fue a su encuentro.
-No ha pronunciado palabra desde que despertó. A ver si tienes más suerte. Voy a llevar a Doyun al colegio, me avisas de algún cambio- Jihoo solo hizo un asentimiento de cabeza. Junpyo le dio unas palmaditas en el brazo y salió de la habitación cabizbajo. Se acercó a ella, pero no podía verle bien el rostro debido al cabello. Fue hacia el tocador y tomó una coleta y un peine. Se acercó nuevamente a ella y probó con el peine muy cuidadosamente esperando su reacción. Al ver que no hubo rechazo, siguió su labor de pasarle el cepillo para desenredar las negras hebras. Una vez estuvo sin nudos, tomó la coleta y le amarró el cabello en una sencilla cola de caballo. Dejó el peine en la mesita de noche y sonrió un poco.
-Ahora puedo verte- le dijo. Jandi permanecía con los ojos fijos en sus manos. En ese momento entró una mujer de la servidumbre con una bandeja de comida. Él puso la mesa desayunadora sobre su regazo, y le indicó a la mujer que dejara la bandeja. Ella entendió y salió después de hacer lo que se le había indicado.
-¡Mira lo que te han traído! Se ve delicioso. Las frutas son frescas y el zumo está recién hecho- Con el tenedor tomo un pedazo de melón cortado en trocitos y lo llevo a su boca.
-Debes probarlo, se ve rico- Ella miró la comida y tomó el tenedor con su mano.
-¡Déjalo! ¡Puedo hacerlo yo misma!- Jihoo sorprendido miraba embelesado como engullía la comida rápidamente, pero sonrió al ver que al menos reaccionó a su presencia. Cuando hubo terminado, soltó el tenedor en el plato bruscamente y luego le dijo aún con la boca llena de comida.
-¡Ya está! ¿Contento?- El recogió la bandeja con una media sonrisa. Le Alegraba ver una atisbo de la antigua Jandi. La puso en la mesa de servicio y regresó con ella. Jandi se hallaba recostada mirando fijamente el techo, como si hubiera algo especialmente interesante.
-Es bueno que hayas comido. Eso te hará recobrar fuerzas-
-¿Por qué estás aquí?- Le preguntó sin mirarlo, y con una pizca de enojo en su voz. – ¿Es por lástima?- El respiró hondo, aún estaba resentida, y no le gustó el hecho de que se estuviera menospreciando.
-Nunca sentiría lástima por ti. Estoy aquí como amigo y porque me preocupo por tu bienestar-
-¡Hipócrita!- El sabía que ella no estaba bien, tenía mucho dolor en su interior, pero sus palabras le dolieron. La vio incorporarse en la cama y lo miraba fijamente con rencor y dolor.
-Nunca me has querido como amiga. Siempre has esperado algo más de mi. ¿Vas a negarlo?- Le preguntó cruzando los brazos.
-Jandi…-
-¡Niégalo!- le gritó. Se levantó de la cama y se acercó a él. Jihoo se quedó quieto, estaba consternado por su actitud. Sin él esperarlo, Jandi se puso de puntillas y le tomó el rostro con las dos manos, lo besó furiosamente, pero Jihoo no podía responder a ese beso. Ella al ver que él no reaccionaba lo abofeteó. Lo tomó ahora de las solapas de la camisa y lo hizo retroceder hasta la cama. Se montó a horcajadas sobre sus piernas levantando su delgada bata y volvió a atacar sus labios, pero esta vez lo besó también del cuello y del lóbulo de la oreja. Estaba fuera de sí. Jihoo no entendía nada, con delicadeza tomó sus manos y la alejó de él impidiendo que siguiera con su labor de besarlo.
-¿Qué te pasa? ¿No es esto lo que siempre has querido?-
-¡No! ¡Jandi! ¡Basta! Estás equivocada- Ella lo miró contrariada y después intentó nuevamente abofetearlo, pero no pudo debido a que él aún sostenía sus brazos con fuerza.
-Es por ella, ¿verdad? – le dijo y del enojo pasó al llanto. – Ya no me deseas debido a ella-
-¿Qué? Jandi… eres mi amiga. No sé a quién te refieres, pero desde hace tiempo, sólo te veo así, y no tengo otras intenciones contigo. Yo… nunca haría algo en contra de tus sentimientos. Ella aflojó los brazos mientras mantenía la cabeza baja. El la abrazó con ternura.
-Mi querida Nutria. No sé a quién te refieres, pero sé que tú amas a Junpyo, no sé qué querías probar- le decía mientras le acariciaba el cabello hasta llegar a su espalda. Ella le pasó los brazos por el cuello y se apretó a él. La sintió temblar y se le erizó el cuello cuando sintió su aliento al hablar.
-¡Sácame de aquí! ¡Llévame contigo!- le dijo suplicante. La separó un poco para mirarla de frente.
-¿De que hablas? ¿Por qué te quieres ir? ¿Qué te hicieron? ¡Dime! ¡Confía en mi!- Ella lo miró vacilante mientras él pasaba un mechón de cabello detrás de la oreja.
-¡Solo… quiero que me lleves contigo! ¡No soporto más estar aquí!-
-Pero… ¿Qué hay de Junpyo? ¿De Doyun? ¿Piensas abandonarlos?-
-Ellos estarán bien sin mi. No me necesitan.-
-¿Cómo puedes decir eso? Junpyo se moriría sin ti-
-¡Es por su culpa que casi muero! Si sigo aquí, la que va a morirse… soy yo-
-¡No digas eso Nutria! No sabes la angustia que me hiciste pasar, que nos hiciste pasar. Todos te amamos- Lo miro sin titubear y muy seria. Aún estaba sobre él y con los brazos alrededor de su cuello.
-¿Tú, me amas?- Le preguntó. El le sostuvo la mirada, no sabía por qué de pronto Jandi profundizaba en sus sentimientos, nunca se preocupó por eso. Todo su mundo giraba en torno a su mejor amigo y él siempre fue un apoyo para ella, su amigo nada más. Le acarició la mejilla y le besó la nariz.
-¡Claro que te amo Nutria! ¡Eres.. Mi mejor amiga!-
-No hablo de si me amas como amiga- El respiró hondo y le acarició los brazos. Los bajó de su cuello y tomó sus dos manos para besarlas.
-Sé a lo que te refieres, y no entiendo tu insistencia. No sé a dónde quieres llegar. Pero la verdad es… que ya no te veo como algo más. Siempre serás… la esposa de mi Mejor Amigo- Ella enfureció y sin que él se lo esperara volvió a golpearle la mejilla, pero esta vez más fuerte, por lo que su cabeza dio medio giro. ¿Qué rayos le estaba pasando? Se bajó de sus piernas y él aprovechó para ponerse de pie también enojado y desconcertado.
-¿Qué demonios te pasa Jandi? ¿Qué problema tienes conmigo?-
-¡Dices que me amas! ¡Pero me rechazas! ¡Dices que eres mi amigo, pero me abandonaste cuando más te necesite! ¡No luchaste por Mi! Dejaste que me enamorara de Junpyo, que viniera a esta casa, ¡eres el culpable de todo lo que me pasa!-
-¿Me estás culpando de tus propias decisiones? Yo respeté tus sentimientos, no quise interferir entre tú y él porque se amaban. ¿Y ahora me culpas por eso?-
-Te odio por ser un cobarde, por darte por vencido, por no amarme, por no sacarme de aquí, por ser siempre el títere de Gu JunPyo-
-¿Te das cuenta de lo que me estás diciendo? ¿Acaso tú me amaste alguna vez? ¿Me estabas esperando?- Ambos alzaban la voz y tenían la respiración entrecortada por el enojo.
-¡No! ¿Cómo voy a enamorarme de un estúpido y un cobarde como tú? Junpyo lucho por mí, y por eso me quedé con él.-
-¿Y qué pasó? ¿Tu vida no fue un cuento de hadas?-
-Eres un idiota. ¡Te odio Yoon Jihoo! ¡No quiero volver a verte en mi vida!-
-Estás arruinando nuestra amistad por tus ideas estúpidas. Tú no me amas, nunca me amaste, no entiendo tu molestia. ¿Qué te importa si te amé y estaba loco por tí y ahora solo te veo como amiga? ¿En que te afecta?-
-En que mi vida es un asco. La odio. Quisiera desaparecer, irme y no volver nunca-
-¿Y alejándome de ti, crees que mejorará? Yo siempre estaré para ti-
-¿En serio? ¿Lo mismo le dices a Jae Kyung?-
-¿Qué?-
-No me vengas con esas. Seguro ustedes ya cruzaron el límite de la amistad, ¿también la deseabas mientras le decías que eras su apoyo?-
-Jandi… estás cruzando el límite. No tienes que meterla a ella en esto. Es mi amiga y no merece que hables asi-
-¿Acaso miento? Los vi juntos. Me dan asco los dos. Los rechazados se juntan para consolarse, que patéticos- Jihoo tenía los puños apretados, Jandi cada vez decía cosas más hirientes. Si ya no quería que la frecuentara, lo haría. No estaba dispuesto a seguir escuchando sus palabras ofensivas.
-Bien por ti. Si querías que me enojara para alejarme de ti. ¡Felicidades! ¡Lo lograste! –
-¡Así es! Quiero que te alejes de mi vida, tú y tu hipócrita amistad no las necesito. Quédate con Jae Kyung que ella se traga tus mentiras-
-Bien. Yo vine para saber si ya habías pasado el peligro, y veo que estás recuperándote muy rápido. Pero es la última vez que me preocupo por ti, no haré caso a la campana de emergencia-
-¡Jajajajaja!- se reía Jandi- tú y tu ridícula campana de emergencia, haciéndote llamar "Mi Bombero", ¿nunca te dije lo estúpido que eras diciendo eso?- Jihoo ya no soportó más sus palabras y se dirigió a la salida.
-Ya sabía que huirías como el cobarde que eres- oyó que le decía a sus espaldas.
-Me estoy yendo porque estoy enojado contigo, pero no quiero guardarte rencor por tus palabras. Sé que algo te esta lastimando y por eso te desquitas conmigo, pero ya no estoy dispuesto a tolerar más humillaciones. Espero de todo corazón, que las cosas mejoren en tu vida. Pero, ya no esperes nada de mí. No volveré a preocuparme o a brindarte mi amistad. Somos ajenos ahora. No te digo que no volveré a verte porque estaría mintiendo, seguro nos seguiremos encontrando porque no pienso alejarme de Doyun y de Junpyo, pero de ahora en adelante, solo ellos van a importarme, tú eres una desconocida para mí a partir de ahora. Adiós y que estés bien- terminó diciendo mientras abría la puerta y salía de la habitación. Escuchó como Jandi le gritaba algunos improperios pero ya no quiso poner atención. Ese día había terminado una de las amistades más hermosas que había tenido con una mujer que formaba parte de su vida y a la que aún le guardaba cariño. Una vez que se hubo alejado lo suficiente de la mansión Gu, Sin él proponérselo, se detuvo a llorar en su automóvil, le dolía el alma por la amistad perdida. Esperaba que en un futuro algo los volviera a unir, pero debido a cómo terminaron las cosas, lo veía sumamente difícil.
Presente:
Respiró hondo después de volver de ese recuerdo. Durante mucho tiempo, deseó recuperar su amistad de alguna manera o por lo menos que volvieran a tener un trato cordial, pero no pasó, cada vez era peor. Jamás imaginó que lo que haría que volvieran a recuperar parte de esa amistad, fuera la muerte de su Mejor Amigo. La vida a veces era cruel. Quiso volver a su lectura, pero había perdido la concentración. Siempre se preguntó acerca del comportamiento de Jandi ese día, fue tan desconcertante. Era como si ella esperara que él la siguiera amando y poder estar a su lado. Fue muy extraño. Además, de repente mostró un gran resentimiento hacia Ha Jae Kyung, lo cual era también raro, puesto que fue la misma Jae Kyung, quien terminó por hacer que Junpyo y ella se reconciliaran, haciéndose a un lado para que ellos pudieran amarse libremente. Jandi siempre estuvo agradecida por eso, y el hecho de que él la frecuentara fue una casualidad de la vida. Jae Kyung le entregó el dije de la luna y la estrella para devolvérsela a Jandi, y fue la primera vez que hablaron directamente. En ese momento ambos compartían el mismo sentimiento, con la diferencia de que ella no iba a poder ser amiga de Junpyo y por eso se alejó del país, quiso cortar todo lo referente a los F4 y Jandi. Sin embargo, en un viaje a Francia, se reencontró con ella, y fue cuando iniciaron una bonita amistad. No entendía por qué el hecho de ser amigos cercanos, le enojara tanto a Jandi. De pronto, se preocupó, tal vez no fue muy buena idea, la decisión que tomó antes de salir para asegurarse de su bienestar. Cerró los ojos con un sentimiento de nerviosismo. Tal vez llegando a Suiza debería tomar un vuelo de regreso a Corea de inmediato.
Se despertó con un cálido sentimiento. Era la primera vez que no había remordimientos en su cabeza, ni tenía ganas de pelear con la gente o desplegar su amargura. Sonrió, hacía mucho tiempo que no sonreía sinceramente. Miró a su alrededor admirando el lugar que en estos momentos le producía satisfacción. Aún podía sentir su olor entre las sábanas, por lo que las tomó y se arropó con ellas. Aunque igual estaba impregnado en la camisa que llevaba puesta. Recordarlo hacía que su corazón volviera a latir furiosamente. El no estaba, seguramente estaba abajo preparando el desayuno, como hacía cuando se quedaba a dormir en las épocas universitarias. Salió rápidamente de las sábanas y fue directo al sanitario, no quería hacerlo esperar. Una vez lista, fue hacia el comedor, ya conocía la casa, tenía buena memoria. Su sonrisa se borró al instante, no era él quien estaba en la cocina. Pero, ¿Qué demonios? Se Dijo mentalmente. La persona en cuestión, levantó la vista hacia ella y sonrió ampliamente, lo que le causó náuseas.
-¡Ah! Despertaste. El desayuno está listo. Debes tener hambre-
-¿Qué diablos haces aquí en Mi Casa?- le contestó Jandi claramente molesta. Un joven de la servidumbre llegó junto a ella y le ofreció unos frascos.
-Aquí está lo que solicitó Señora-
-¡Gracias! Contestó ella amablemente- Este acto enfureció más a Jandi. La Única Señora era ella, nadie más.
-Esto te encantará Jandi, es el complemento perfecto para nuestro platillo. ¡Ven! La mesa está servida- Jandi se cruzó de brazos y no se movió de su sitio.
-Te hice una pregunta- reiteró nuevamente. Jae Kyung suspiró y fue hacia la mesa. Se puso la servilleta en las piernas y tomó el tenedor para empezar a comer.
-Jihoo estaba preocupado por dejarte sola, y quería asegurarse de que estarías bien atendida y cuidada-
-¡No necesito el cuidado de nadie! ¡Puedo hacerlo sola! El ya debería de saberlo- Ella puso los ojos en blanco y se levantó para ir a su bolso en la sala de estar, sacó un sobre y se lo entregó a Jandi.
-Sabía que tal vez no te gustaría verme aquí, así que te dejó una nota- Aún con desconfianza tomó el sobre y lo abrió. Sintió un alivio al reconocer la pulcra caligrafía de Jihoo. Siempre se había caracterizado por tener una linda letra. "!Hola, Nutria! ¿Dormiste bien? Espero que sí. Lamento haberme ido sin avisar, pero te vi dormida, y no quise perturbar tu sueño. Sin embargo, me preocupaba ser descortés, y deseaba que tuvieras todo lo necesario para estar cómoda. Puedes quedarte en nuestra casa el tiempo que quieras. Todos estarán a tu disposición. Discúlpame de nuevo. Es un viaje corto, así que pronto nos veremos. Por cierto, le pedí apoyo a Jae para asegurarme de que no te falte nada y… para hacerte compañía. Sé que no te gusta mucho estar cerca de ella (aún no entiendo el por qué), pero pienso que si le das una oportunidad podrán llevarse bien. Ella ha sido una buena amiga y un apoyo en tiempos difíciles. No necesitas estar resentida con ella. De este modo, me despido y… ¡Gracias! por tratar de confiar en Mí. Atentamente: Tu Esposo." La Nota terminó, no había nada romántico en ella o alguna palabra de amor. Tampoco lo esperaba. Pero dos cosas hicieron que se le hinchara el corazón; "Nuestra casa" y "Tu esposo". Se preguntaba si eso significaba algún avance en sus sentimientos hacia ella. Doblo de nuevo el papel y lo guardo en el sobre, con recelo fue hacia el comedor y se sentó frente a Jae Kyung, quien había iniciado sin ella, y la miraba tranquilamente.
-¿Estas más tranquila?- le preguntó mientras masticaba una tostada.
-¡No voy a matarte! Si a eso te refieres. Aunque Mi Esposo debería de elegir mejor quien será mi compañía cuando él no está- dijo mirándola seriamente. La aludida sonrió un poco y luego se puso seria al ver que Jandi no tenía ningún atisbo de broma o sarcasmo en sus palabras.
-Entonces… puedes comer- dijo señalándole su platillo frente a ella.
-¿No tiene veneno verdad?- le preguntó jugueteando un poco la comida con el tenedor.
-Jajajajajaja- río Jae Kyung- ¡Que desconfiada! Sería muy obvio, ¿no lo crees? Si quisiera envenenarte, todos sabrían que fui yo-. Jandi alzó una ceja ante su lógica. Pero pensó que tenía razón. Comieron en silencio, cuando hubieron terminado, Jae Kyung recogió los platos y fue al fregadero. Jandi la siguió con la mirada. Se veía tan familiarizada con la casa y con hacer esas labores que le dió envidia. ¿De verdad ella y Jihoo eran tan cercanos que Jae Kyung parecía estar en su propio hogar? ¿Cuántas veces habrá estado aquí con él? ¿También habrá pasado noches compartiendo anécdotas y risas con su esposo, como alguna vez ella lo hizo cuando eran estudiantes? La sangre se le empezó a calentar, esa mujer entró en su vida, cuando ella salió aquel día horrible, cuando rompieron su amistad. El odio hacia ella se acrecentó. El sonido de un celular la sacó de sus pensamientos de rencor. Jae Kyung sacó de su pantalón el aparato y lo colocó en su oreja.
-¿hola?, Si, ya despertó, de hecho acaba de desayunar. No, no ha habido ningún problema, estamos bien. Jajajajajaja te preocupas demasiado Osito- Jandi arrugó el entrecejo, ¿Acaso le decía "Osito" a su esposo? – Está bien. Iré por tí cuando regreses. Come bien. Nos vemos- Jae Kyung seguía de espaldas a ella, pero pudo apreciar como miraba unos segundos más la pantalla del celular y soltaba un suspiro antes de volver a guardarlo en el bolsillo de su pantalón. Esa estúpida estaba enamorada de él. Apoyó su codo en la mesa y su mano en un puño en la mejilla.
-¿Cómo es que tienes tiempo de estar aquí y hacerle favores a Mi Marido?- Le dijo ácidamente. - ¿Acaso no tienes un novio que te espere, o tienes una vida tan aburrida que te conformas con lavar los platos del hombre que jamás será tuyo?- Jae Kyung se giró para verla de frente y sonrió.
-Aunque no lo creas, mi tiempo es escaso, sin embargo, siempre puedo hacer espacio para los amigos, en especial si es Jihoo. Él confía en Mí- le respondió con suficiencia, lo que borró la sonrisa sarcástica de Jandi. Odiaba que ella pudiera presumir de su amistad con él y de tener su plena confianza.
-Lamentablemente para ti, él ya no va a necesitarte, verás, es un Hombre casado y se debe a su Mujer-
-Lo sé, pero su esposa No lo Ama y El no confía en ella- Jandi echaba humo por las orejas, esa Mujer la estaba sacando de quicio. ¿Cómo se atrevía a hablarle así? ¿En qué momento pensó el idiota de su Marido que podrían llevarse bien?
-Sin embargo, es protector por naturaleza- siguió hablando Jae Kyung – Te protegerá con su vida si es necesario. La prueba está, que a pesar de todo lo mal que se llevan, quiere que estés bien. Jihoo es un Hombre, que aunque le estés enterrando el cuchillo, con su último aliento de vida, querrá que no te lastimes con el filo de la navaja- Jandi se sorprendió ante esa declaración. Recordó cuando en ese muelle, él le dijo que la necesitaba y quiso entregarle el anillo de su abuela, estaba entregándole su amor y ella lo rechazó, y aún así, él fue capaz de llevarla todos los días al hospital para que Junpyo la recordara, enterrando sus propios sentimientos, al grado de querer golpear a su amigo cuando, sin querer, dijo cosas hirientes por no recordarla debido a su accidente. Él hacía todo lo posible porque ellos dos estuvieran juntos. Nunca se puso a pensar, que cada vez que él lograba acercarla más a Junpyo, era una herida más a su corazón. Hizo la mirada a un lado, para que Jae Kyung no notara que su comentario le había afectado.
-¡Bien! Entonces quédate. Sólo… no me fastidies mucho ¿si?- Quería preguntarle dónde estaba, seguramente ella sabía a dónde había viajado Jihoo, pero no quería verse mal, de que siendo la esposa, no supiera donde estaba su Marido. Se dio cuenta de que una vez más, ella tenía razón, pues fue a Jae Kyung a quien le confió su paradero, y a la primera que llamó. Mientras que a ella la tenía con la duda. Se levantó de la mesa dispuesta a irse, cuando de pronto sonó el timbre y Jae Kyung fue a abrir presurosa. Escuchó risas.
-¿Ya te desocupaste?- escuchó la voz de una Mujer, - ¿No llegue muy temprano?-
-¡Esta bien! ¡Ya terminé! Ven a sentarte, no te esfuerces. ¿Quieres tomar algo?-
-¡No, está bien!-
-Ok, entonces solo espérame un minuto, iré a avisarle a… - Jae Kyung se quedó callada. Frente a ellas estaba Jandi con los brazos cruzados. Movida por la curiosidad, fue hacia donde hablaban las mujeres.
-¡Vaya! ¿Así que ahora ella es tu amiga Gaul? Creo debes escoger mejor tus amistades- luego dirigiéndose a Jae Kyung le dijo- Por lo visto, sigues recogiendo mis sobras. ¿No puedes hacer amigos por ti misma que tienes que recurrir a los míos? Eres Patética-
-¡Jandi! Fui yo quien buscó a Jae Kyung. No le hables tan duramente-
-Mi querida Gaul, no te das cuenta que desde que la conozco, siempre ha querido lo que yo tengo. Primero Junpyo, luego Jihoo y ahora.. tú-
-Te estás equivocando, debes…- Jae Kyung levantó la palma de su mano frente a Gaul para que dejara de hablar al tiempo que negaba con la cabeza-
-No debes alterarte. Es mejor que nos vayamos de una vez, voy por mi bolso- Jandi y Gaul se quedaron a solas. Está última se tocó el vientre, y lentamente se sentó en el sofá. Jandi miraba a su antigua amiga y no pudo evitar un sentimiento de añoranza. Verla realizada y plena, le produjo felicidad. Ojalá ella hubiera tenido la mitad de la vida que tenía su ex amiga.
-Pareces una olla de presión. ¿Cuánto falta?-
-¡Oh! Estamos a días. Me siento nerviosa, pero también ansiosa-
-Ya veo- contestó Jandi. Gaul la miró con ternura y con algo de emoción. Tenía mucho tiempo de no cruzar palabra con ella.
-Tu… ¿Cómo has estado? Quiero decir… ¿Cómo te va con Sunbae?- Gaul seguía llamándolo así y eso le causó gracia, por lo que sonrió un poco.
-Aún Seguimos vivos. Acordamos un trato cordial mientras dure-
-Eso es bueno. ¿Te mudaras aquí?-
-No, estoy aquí de paso por algunas circunstancias, pero mi lugar es la Mansión Gu- Jae Kyung regresó junto a ellas.
-¡Listo! ¡Vámonos!- le dijo a Gaul ayudándola a ponerse de pie. Esta inclinó la cabeza para despedirse de Jandi.
-Me dió gusto hablar contigo- Jandi le devolvió el saludo inclinando también la cabeza. Cuando ya estaba cerca de la puerta se giró hacia ella.
-Iré con el Jefe Bong Mañana… si quieres darte una vuelta…- Jandi entendió el mensaje y le emocionó pasar tiempo con ella.
-Tal vez lo haga- Gaul sonrió.
-¡Bien! Adiós Jandi- Jae Kyung extendió un papelito hacia Jandi.
-No tardaré, pero puedes localizarme en ese número, si necesitas algo-
-¿Para que podría necesitarte?- Jae Kyung volteó los ojos y le metió el papel en el bolsillo de su blusa.
-Solo guárdalo- Y tomando del brazo a Gaul para ayudarla a caminar, salió de la casa. Jandi soltó un suspiro. Alguna vez habían salido de compras las tres. En ese entonces, Jae Kyung era la prometida de Junpyo, y no sabía de la historia de amor entre ellos. Se sentía mal de la amabilidad de la chica, cuando le estaba ocultando algo importante. Al final, ella se quedó con el chico. Aunque pareciera que a Jae Kyung le fue mejor, aunque hubiera perdido. Sintió envidia hacia ella. Tal vez si Jae Kyung se hubiera quedado con Junpyo, su historia fuera otra, una en donde no habría pasado tanto sufrimiento, y en donde no tendría que torturar inocentes. Una historia, en donde quizás Jihoo fuera su esposo, sin tener que estar desconfiando el uno del otro, y recibir solo de él, su encanto y su trato amable, ese que conoció cuando eran más jóvenes. Un matrimonio en donde recibiera las caricias y el afecto que él le ofreció alguna vez. Una en donde no anhelara un solo toque suyo o una sonrisa, en donde pudiera amarlo sin el temor de que lo persigan y lo lastimen. Sintió odio sobre su propio destino. Tal pareciera que la felicidad era simplemente un sueño para ella, uno que era inalcanzable. Sintió que vibraba su teléfono y lo sacó del bolsillo de su pantalón. Había un mensaje de él, era como si lo hubiera llamado con el pensamiento. Su corazón palpitó con fuerza al ver la imagen de la carta sin abrir del remitente "Bombero". Corrió a su habitación como adolescente, quería estar a solas y en paz para leer el mensaje.
-¡Hola, Nutria! ¿Estás desocupada? Bueno, solo quería saber si todo iba bien por allá. No contestes si no quieres, o hazlo cuando tengas tiempo- Sonrió involuntariamente. Él estaba siendo cuidadoso, pero al mismo tiempo, estaba interesado en saber de ella. Decidió contestar antes de que dejara de estar en línea.
- Estoy bien. Aunque no tenías que mandarme a tu "amiguita" para cuidarme. Puedo hacerlo sola – Se lo imaginó sonriendo por su reclamo.
- Te recuerdo que fue primero tu amiga, y… no está mal recibir ayuda de vez en cuando-
- ¿Cuándo regresas?-
- En unos días. ¿Por qué? ¿Acaso me extrañas? – Se sorprendió de su respuesta. Era la primera vez que decía algo juguetón con ella.
- ¡Sueña, Bombero!- Ojalá estuviera riendo. Daría 100000 wones por verlo reírse fuerte.
- Debo irme. Puedes enviarme mensaje cuando quieras, procuraré contestarte sin demora… Hasta pronto-
- ¡Adiós! Y… Cuídate, por favor, come bien-
Los mensajes cesaron. Fue extraño conversar con él de esa manera. Pero fue lindo. Se recostó en la cama y abrazó el celular en su pecho al tiempo que cerraba los ojos. No hubo una sola palabra de amor, pero se sintió tan reconfortante. Decidió apagar su celular, por ese día no recibiría llamadas, quería sentirse libre. Ser la señora Yoon y nadie más. Fue con la Ama de llaves de compras, cocinó. Fue al salón de belleza y se arregló el cabello, las uñas. Quería verse bien para cuando él regresara, que no sabía cuando sería, pero quería estar lista. Luego pensó en comprarle algo y le pidió al chofer que la llevara a la plaza comercial. Tal vez un bonito reloj estaría bien o quizás un anillo. De pronto, el chofer hizo un movimiento brusco y aceleró la marcha.
-¿Qué sucede?- Preguntó alarmada.
-Disculpe Señora, me pareció que un auto nos estaba siguiendo, así que me desvíe por otro camino, parece que ya se perdió. Jandi giró su cuerpo para ver hacia atrás. No veía ningún auto conocido. Suspiró aliviada pero aún en alerta. Esperaba que el idiota de Kadeshi no le arruinara el día y menos frente al chofer de Jihoo. Llegaron a la plaza y el chofer le dijo que esperaría afuera. Ella entró entusiasmada y fue a varios locales de ropa masculina y a la joyería. Estaba eligiendo un abrigo blanco que pensó se vería genial en él, cuando una voz cerca de su oído, le causó escalofríos.
- Creo que el blanco no va conmigo querida-
- ¿Por qué me estás siguiendo?- preguntó con desasosiego.
- Tienes apagado tu celular. Dime.. ¿estás siendo la abnegada esposa que va de compras mientras el esposo trabaja?-
- Eso no te interesa- La tomó de la muñeca apretándola con fuerza.
-Me interesa, desde que abandonas tu puesto por dártelas de Mujer de Casa-
- No estoy abandonando nada. Sólo… quise hacer unas compras- El Hombre miró a su alrededor
-No veo ropa femenina en este lugar- Jandi desvió la mirada nerviosa. Se acercó a ella nuevamente tomándola de la cintura. – Te dije, que no te conviene involucrarte con el Senador, o caerás junto con él. Sólo, haz tu trabajo Florecita, y todo estará bien- La acercó más y la besó en los labios.
-Estoy vigilándote, no cometas errores- Dicho esto, se alejó de ella. Jandi hizo a un lado la prenda que estaba viendo de forma brusca y respiró hondo. Nunca la iban a dejar en paz. Salió de la Tienda ya sin entusiasmo. Un par de ojos habían visto toda la escena. Con decepción y enojo también dejó el lugar e hizo una llamada.
-Necesitamos hablar- Dijo
