¡Saludos, queridos lectores!
Este año aún no he podido completar el calendario completo, pero espero poder conseguirlo en lo que transcurre el mes. Eso sí, la primera semana la tengo cubierta y por mis ocupaciones, no estoy segura si estaré subiendo las historias en un sólo día por semana o diario.
Sinceramente, quisiera hacerlo diario, y haré el intento de que así sea. Hasta ahora, siendo el quinto día, es probable que algunas veces actualice de madrugada y otras por la tarde, dependerá de mis labores y otros factores, pero si en algún momento me siento rebasada en cansancio o actividades, y no ven actualizaciones, en más de tres días seguidos, es probable que termine por hacer las actualizaciones el fin de semana.
Este año, tenemos dos calendarios, uno hecho por nuestro grupo de facebook y otro propuesto por una usuaria asiática en twiter.
Anteriormente les comenté que casi tengo completado el calendario, y para aclarar, me refiero al realizado en facebook, el cuál pueden consultar en mi página SaKaSu Fanfics o en el grupo de facebook SasuKarin Month Noticias. Ahí mismo también encontrarán la segunda propuesta. En cuanto al segundo calendario, sólo tengo algunos temas para poder actualizar varios capítulos de las historias nuevas.
Comunicándoles que esta historia, corresponde al Día 5: Mitología japonesa calendario 2 del SasuKarin Month Junio 2024, los dejo con la lectura, la cuál espero que les guste n.n
Sasuke caminaba de regreso a su casa tras el día escolar en la secundaria y, como siempre, pasaba enfrente de un pequeño nicho en la entrada de su casa, uno dedicado a un nekomata* llamado "Furimuku".
En su familia, una de las más viejas del país, las leyendas sobre los nekomata o gatos demonios eran muy conocidas. Prácticamente en lugar de cuentos de hadas, su familia les narraba todas las leyendas de los nekotama a los niños, porque según una de las leyendas, esos gatos demonio eran sus protectores, y por ello, no debían olvidarlos aún cuando ya nadie creía que existieran. Por ello, debían dejar algunas ofrendas en aquel nicho.
Desde niño, Sasuke seguía las costumbres fervientemente porque realmente creía que los nekotama llegaban a los nichos a recoger sus ofrendas, y él siempre vigilaba aquel nicho esperando poder ver a "Furimuku" aparecer y llevarse las ofrendas, pero por más que se esforzara, cuando se distraía por un segundo, las ofrendas desaparecían.
Por supuesto, cuando creció, entendió que todos esos cuentos debían ser alegorías, metáforas o sólo el reflejo de los miedos y deseos de la época, y que si las ofrendas desaparecían, era porque ratones, perros y gatos callejeros debían estarse llevando los dulces. Aún así, no podía evitar mirar el nicho cada vez que llegaba a casa.
Echó una mirada al nicho antes de entrar a la casa y… había un gato rojo enroscado dentro que al parecer se dió cuenta de su presencia porque levantó el rostro y lo miró. Casi enseguida, aquel gato dió un salto para ponerse de pie, caminó hasta él y comenzó a restregarse en sus piernas mientras ronroneaba.
—No tengo comida —dijo Sasuke serio, pero en realidad, le parecía adorable la acción del felino, especialmente cuando este maulló como respuesta— No puedo meterte en casa.
Aquel felino pareció ronronear más fuerte y mientras se restregaba en sus piernas, enroscaba la cola en ellas de vez en cuando.
Si bien las leyendas de su familia hablaba de los gatos como protectores de su familia, ellos no tenían mascotas, especialmente porque su padre decía que eran demasiada responsabilidad y que no quería que abandonaran sus estudios por una mascota. Al mismo tiempo, no iba a permitir que sus hijos fuesen descuidados con una responsabilidad adquirida, así que la decisión sobre las mascotas era tajante.
El joven trató de alejarse ignorando al animal sin lastimarlo, pero este lo seguía. Sasuke podía jurar que el gato sonreía aún si no le veía el rostro.
Pudo llegar a la puerta, pero no tuvo el valor de sólo meterse y dejarlo afuera, algo no se lo permitía, quizá todas esas historias de la infancia que le decían que no debían tratar mal a los felinos o echarlos de la casa, pero cuando no vio más opciones, decidió levantarlo del suelo y mirarlo a la cara.
—Escucha, no puedo tenerte en casa, mi padre no lo permite. Será mejor que encuentres otro hogar —le dijo— Puedes quedarte en el nicho mientras hallas otro sitio y te pondré agua y comida, pero sólo eso.
—¿Sasuke? ¿Y ese gato? —su hermano mayor había llegado y justamente lo había visto hablándole al felino.
—¿Qué haces tan temprano en casa?
—Cancelaron la última clase y regresé antes. ¿De dónde sacaste a ese gato?
—Estaba dormido dentro del nicho y empezó a seguirme en cuanto me vio.
—Sabes que padre no te dejaré tenerlo. ¿Verdad?
—Lo sé, pero no dejaba de pegarse a mis piernas. ¿Qué se supone que haga?
—Bueno, no podemos echarlo así como así, pero padre dirá que no a quedárnoslo —respondió Itachi pensativo— Creo que tendremos que llevarlo a un refugio, por lo menos allí tendrá techo y comida.
—¿Refugio? ¿Qué refugio?
—No te preocupes. Yo me encargaré de eso, conozco uno muy bueno —extendió los brazos para recibir al felino— Allí he llevado a un par más y han encontrado buenos hogares.
Sasuke pareció dudar, pero no había forma de que su padre aceptara que se lo quedara y si su hermano conocía de un buen lugar, al menos sabría que estaría a salvo.
—Más vale que esté bien —dijo entregando al felino que al inicio pareció protestar, pero no peleó demasiado al quedar en los brazos del mayor.
—No te preocupes, te aseguro que tú mismo verás que esté bien cuidado.
El joven hizo una mueca, echó una mirada al felino y se metió a la casa.
Algo tan irrelevante como un gato que apenas vio menos de cinco minutos, debió suponer algo fácil de olvidar, pero Sasuke no pudo evitar pensar en él todo el día, pues era como si tuviese la sensación de que ese gato había intentado decirle algo, por ello, aunque Itachi le aseguró que estaba en buenas manos cuando regresó de dejar al felino, seguía pensando en él.
Incluso en la escuela y su práctica de arquería, al otro día, Sasuke no dejó de pensar en el gato, y al volver a su casa, tuvo la necesidad de buscarlo en el nicho, pero no, ahí no estaba.
—Ya regresé —anunció Sasuke al entrar a la casa, y no pudo evitar sentirse decepcionado.
—Bienvenido, hijo. ¿Cómo te fue en la escuela?
—Bien.
—Me alegro. Por favor, sube a lavarte, la comida estará pronto —pidió Mikoto sonriendo y Sasuke asintió.
Su día era normal, había iniciado como cualquier otro y no esperaba que nada irrelevante ocurriera, pero supo que estaba equivocado cuando al entrar a su cuarto, vio a un felino rojo enroscado en su almohada.
—¿Qué…?
La ventana de su habitación estaba abierta aún cuando él estaba seguro que la había dejado cerrada antes de irse y aún si era así, no estaba muy seguro de cómo ese gato habría entrado a su habitación en la primera planta de su casa. Ni siquiera había un árbol cerca de su ventana.
No importaba cómo el gato había entrado a su cuarto, en ese momento era lo que menos importaba, pues ahora no sabía cómo debía lidiar con ello sin que su padre fuera a enterarse.
Por otro lado, en cuanto el felino se dió cuenta de su presencia, se levantó de la cama, estiró su cuerpo y caminó hasta sus pies para restregarse en él.
¿En serio era el mismo gato del día anterior? ¿No sé suponía que su hermano lo llevaría a un refugio? ¿Cómo había escapado de allí, había regresado a su casa y se había metido a su habitación? ¿O su hermano le estaba jugando una mala broma?
No. De no ser que su hermano iba a la universidad del otro lado de la ciudad, podría asegurar que él lo había metido para meterlo en problemas, pero a menos de que se hubiese saltado clases sin decirle a nadie, no había forma de que dejara ahí al felino sin que nadie se diera cuenta.
—No puedo meterme en problemas por tu culpa —dijo Sasuke levantando al felino del suelo.
Sabía que las leyendas decían que habría un castigo terrible para aquellos Uchiha que se atrevieran a maltratar a un gato o a echarlo de su propiedad, pero todo aquello eran eso, sólo leyendas y no iba a meterse en problemas con su padre por cuentos de hadas. Además, si sus padres realmente creyeran en esas leyendas, quizá le habrían dejado tener un gato cuando era chico y él esperaba que alguna de sus mascotas fuera un nekomata.
El joven buscó una chamarra de su armario para cubrir al felino y bajó las escaleras lentamente para que su madre no lo escuchara. Iba a sacar al gato sin que nadie se diera cuenta y…
—¿Sasuke? ¿Qué haces? —Mikoto se había acercado a las escaleras para llamar a su hijo, pero lo encontró bajando con algo en los brazos que cubría con una chamarra.
—Voy a…
—Miau —se oyó al felino en sus brazos y Sasuke, al ver el rostro enfadado de su madre, supo que no había forma de seguir ocultando al gato.
—Sasuke, sabes que no…
—Yo no lo metí. Estaba en mi habitación. Creo que se metió por la ventana, pero no sé quién la dejó abierta —Sasuke se apresuró a decir,
—Pensé que tu habías dejado abierta la ventana —comentó Mikoto, quién había entrado a sacar la ropa sucia de su hijo cuando él aún estaba en la secundaria.
—No. Sé que la dejé cerrada, pero cuando llegué, estaba abierta y este gato estaba acostado en mi cama —le quitó la chamarra de encima al felino y maulló al mirar a Mikoto.
—¡Qué adorable! —dijo la mujer sonriendo y le dio una caricia en la cabeza al felino.
—Voy a llevarlo al nicho y…
—No, no puedes.
—Pero padre se enfadará si lo ve en la casa.
—Lo sé, y no va a gustarle nada la idea de que tengamos un gato, pero no podemos echarlo. Se enojará más si sabe que lo hicimos.
—¿En serio? ¿Padre de verdad cree en esas leyendas viejas? —preguntó Sasuke confundido de que su padre fuera así de supersticioso. El felino dio un maullido.
—Para él son más reales de lo que crees —respondió Mikoto recibiendo una mirada confundida de su hijo— Ya me entenderás cuando vea al gato.
—Entonces ¿vamos a quedárnoslo?
—Eso lo va a decidir este pequeño si no se va de la casa —le dio otra caricia al felino— Por ahora, déjalo dormir. Tu padre y tu hermano no deben tardar en llegar.
Sasuke estaba inquieto con la idea de que su padre se enterara de que había un gato en la casa, después de todo había entrado a su habitación y podría pensar que él lo metió a la casa a propósito, pero ahora que su madre lo sabía y le había dicho que su padre creía en todas esas supersticiones que decían que tratar mal a un gato traería mala fortuna, sonaba que le iría peor si él echaba al felino de la casa para cubrirse las espaldas.
Durante la comida, todo estaba tranquilo, y Mikoto le había sugerido a Sasuke no mencionar nada del felino al principio. Ella se ofreció a meter el tema al final de la comida, pero justo cuando ella estaba preparando el terreno para informar la presencia del felino, este llamó la atención de todos dando un gran maullido justo en la entrada de la habitación.
—¿De dónde salió ese gato? —preguntó Fugaku malhumorado y miró a sus hijos buscando culpables, pero fue evidente que se detuvo en Sasuke.
—Se ha metido por la venta de Sasuke —comentó Mikoto.
—¿No será que él lo metió? —acusó el hombre molesto.
—No. Yo entré a su habitación cuando estaba en la escuela y abrí la ventana para que se oreara. Ese pequeño ha aprovechado la oportunidad para colarse a la casa.
El más joven de los Uchiha se sintió tranquilo de que su madre lo ayudara a ser convincente, pero al recordar que el día anterior su hermano lo había visto con un gato igual, sino es que era el mismo, se puso nervioso pensando que lo delataría.
—Parece que las leyendas son ciertas, los gatos eligen a su humano —comentó Itachi riendo— En esta ocasión, parece que ha elegido a Sasuke. ¿No creen?
—Sólo se metió por mi ventana, no es que me haya elegido —refutó Sasuke, porque si bien su hermano no lo había delatado, sabía que lo estaba insinuando dados los hechos del día anterior.
Con un maullido, el gato se acercó a Sasuke y se subió a sus piernas a ronronear y restregarse en él.
—Creo que está reafirmando que eres suyo —Itachi insistió entre risitas.
—No es el momento para que Sasuke se haga cargo de una mascota, debe estudiar mucho para entrar a un buen instituto que le abra las puertas a la universidad —comentó Fugaku disgustado.
—No creo que Sasuke se distraiga al azar sólo por tener una mascota. Ya no es un niño que sólo piensa en jugar —comentó Mikoto— Además, este gato se ve bien cuidado. Quizá sea de alguien y podamos regresarlo a su casa si ponemos algunos anuncios.
—No he visto letreros de "Se busca" de este pequeño. Quizá su familia no se ha dado cuenta que huyó, no pretenden recuperarlo o está demasiado lejos de su casa —señaló Itachi— Pienso que lo mejor sería hacernos a la idea de que se quedará en casa. Además, parece que Sasuke le gusta mucho, no ha dejado de ronronear encima de él.
—Hay que poner anuncios de que lo hemos encontrado. Si tiene familia, querrá volver con ella, si no… se quedará con nosotros —respondió Fugaku poco contento para después mirar a su hijo menor— Pero más vale que no descuides la escuela y tampoco puedes dejar de lado esta nueva responsabilidad.
A Sasuke le gustaban los gatos, y de niño le habría encantado tener alguno, pero le parecía injusto que le cargaran la responsabilidad sin preguntar.
—Yo ayudaré a cuidar de él cuando tengas tus actividades escolares —intervino Mikoto con una sonrisa y el felino se subió a la mesa para llegar a las piernas de la mujer y hacerle un cariño— Aún si encontramos a su familia, deberíamos ponerle un nombre temporal.
—No quiero verlo en la mesa ni en la cocina —regañó Fugaku, pero a diferencia de otras circunstancias, se contenía para no demostrar lo mucho que le molestaba ver al gato en la mesa.
—Creo que es hembra —comentó Itachi y Mikoto levantó al felino para echar un vistazo.
—¡Una niña! —Mikoto sonrió regresando al felino a su regazo— Es hermosa.
—Podría llamarse Akage o Hinode —sugirió Itachi.
—No es muy original —comentó Sasuke.
—Es como una linda princesa —comentó Mikoto y la gatita maulló.
—Parece que le gusta Princesa —comentó Itachi.
—No voy a llamarla Princesa —Sasuke refunfuñó y la gata se subió a la mesa para regresar al regazo de Sasuke.
—Sasuke, no dejes que se pasee por la mesa —Fugaku insistió, pero contenía su enojo.
Cuando la gata lo volteó a ver, maulló ronroneando y a Sasuke le pareció que ella le suplicaba por el nombre.
—Creo que quiere que tú la nombres —dijo Itachi.
El aludido volvió a mirar a la gata e hizo un puchero.
—Como sea —el menor de los azabaches bufó porque no le gustaba el nombre, pero a su madre parecía gustarle.
Sasuke se hizo cargo de la gatita, pues a pesar de buscar a su familia, Fugaku el más interesado en ello, nadie fue a reclamarla, y por tres años, convivió con la familia Uchiha.
Aquella felina, se convirtió en la adoración de la casa, incluso el propio Fugaku que fingía ser indiferente, había mostrado preocupación por "Princesa". Sin embargo, Sasuke era el favorito de la gata, pues siempre dormía con él, lo seguía por toda la casa y siseaba a las chicas que se le acercaban.
El ahora adolescente de dieciséis estaba contento con su mascota, pues resultaba una gran compañía, el que siseara a las chicas ayudaba a tener una excusa para alejarlas, y también le ayudaba a que su padre lo viera con otros ojos. Es decir, siempre había parecido que su padre lo subestimaba y el hecho de que cuidara de Princesa, había cambiado esa perspectiva de su padre porque podía lidiar con sus responsabilidades y su mascota.
Cuidar de Princesa era muy sencillo, la bola de pelos roja era muy obediente y sin ningún tipo de entrenamiento, ella se comportaba como si la hubiesen llevado al mejor entrenador del mundo.
Por supuesto, había algunos momentos en que Princesa no era tan obediente, especialmente cuando le siseaba a las chicas y era difícil hacerla retroceder si ellas insistían, pero en esos incidentes, su padre no estaba. Sin embargo, a esas alturas si su padre la veía actuar así de desobediente, probablemente no se enojaría y tampoco intentaría contener su enojo. Esa felina se había robado el corazón de todos.
Incluso, Sasuke podía apostar que cuando ella caminaba por los pasillos o bajaba las escaleras, andaba como una diva que era adorada por multitudes presumiendo el collar que tenía su nombre, y es que habían algunos rasgos de Princesa, que le hacían recordar aquellas leyendas familiares que hablaban de los nekomata que podían tomar forma humana, aunque en su opinión, su mascota era más bien como si un humano hubiese sido convertido en gato.
Hablando de las leyendas, Sasuke se dió cuenta gracias a la presencia de Princesa, que tal como su madre había comentado, su padre genuinamente creía en todas esas supersticiones, pues independientemente de que ya no se molestaba con la felina por ciertas cosas, al principio era muy notorio el cómo intentaba contenerse para no perder los estribos.
Mala fortuna, desgracias, infertilidad, incluso la desaparición del clan, eran algunos de los castigos que se esperaban para aquellos Uchiha que no trataran a los gatos como si fuesen los huéspedes más distinguidos que pudieran tener, pero por el contrario, si los felinos quedaban contentos con el recibimiento, los colmarían de buena fortuna, salud, y prosperidad.
Para Sasuke, el que las cosas estuviesen de maravilla desde la llegada de Princesa era mera coincidencia, pero no por eso iba a dejar de cuidar de su mascota.
—¡Ya llegué! —Sasuke anunció al entrar a la casa y como siempre, Princesa se encontraba en la puerta recibiéndolo.
—Qué bueno, hijo. Princesa ya estaba inquieta. ¿Se alargó tu práctica? —salió Mikoto a recibirlo.
—Sí. Habrá un torneo en tres meses —respondió Sasuke agachándose a acariciar a su mascota, pero cuando él no la levantó del suelo, la felina dió un brinco para subirse al cuello del joven.
—Ve a lavarte. La comida ya está servida —dijo Mikoto dándole una caricia a la felina antes de regresar al comedor.
Después de dejar su mochila y lavarse las manos y la cara aún con Princesa en el cuello, Sasuke bajó al comedor.
—Ven, Princesa. Deja a Sasuke un momento y come, al menos ya llegó a casa —Mikoto le habló a la felina señalando un quinto plato en la mesa.
Sí, la gata se había vuelto tan importante en la casa que comía lo mismo que ellos, pues se rehusó a comer croquetas o sobres para gatos, y de hecho, sólo comía cuando ellos lo hacían sentada en la mesa a lado de Sasuke.
Podría decirse que el que su padre no echara a la felina de la mesa el primer día, había sido lo que le confirmó a Sasuke con vehemencia el hecho de que él no tenía dudas de las supersticiones.
—¿Saben? Creo que antes no lo hemos notado porque ella se ve muy sana y no es molesto para nosotros, pero ¿no les extraña que después de tres años con nosotros, Princesa no haya tenido un celo? —Itachi comentó pensativo— Además, tampoco parece que haya crecido mucho en estos años y no creo que esa altura sea lo máximo a lo que llegue. Me parece que aunque no es una cachorra, aún es pequeña para un gato de más de tres años.
—Ella parecía una gata casera cuando entró a la casa, quizá ya estaba esterilizada —sugirió Mikoto— Además, si no ha crecido más, quizá sea algún tipo de raza pequeña.
—Es lo más probable —dijo Fugaku.
—Eso es lo curioso. Intenté buscar alguna cicatriz de esterilización, y no encontré nada —comentó Itachi recibiendo una mirada fija de la aludida— Y tampoco había visto una gata como ella antes, así que busqué razas de gatos y no encontré ninguna.
—Debe ser mestiza —comentó Sasuke sin darle importancia, le daba lo mismo si lo era o no porque eso no cambiaba su afecto por ella.
Al oírlo, la felina maulló, y Sasuke lo sintió como un reclamo.
—Aun así, deberíamos llevarla a un veterinario. Me preocupa que esté ocurriendo algo que interfiera con su crecimiento.
—Pero se ve muy sana —comentó Mikoto.
—Itachi tiene razón. Deberían revisarla. Si está enferma, sería mejor saberlo a tiempo —comentó Fugaku para luego mirar a Sasuke— Llévala tan pronto como puedas. No querrás que enferme.
—Tengo práctica exhaustiva de arquería después de la escuela por un torneo en tres meses y los domingos no hay veterinarios abiertos —comentó Sasuke, aunque en el fondo estaba preocupado.
—Yo la llevaré mañana —Mikoto se ofreció.
—Sería mejor que Sasuke la llevara. Estoy seguro que aún no olvida cuando la llevamos a vacunar y con Sasuke se siente segura —comentó Itachi.
Sasuke pensó que su padre le indicaría que no dejara de lado la práctica y permitiera que su madre llevara a Princesa al veterinario, después de todo, esa era una de las condiciones para permitirle adoptarla, pero la familia quedó sorprendida con la respuesta.
—Que salgas un día temprano de la práctica de arquería no te afectará. Hay que asegurarnos que ella esté bien.
La familia quedó en silencio mirando al cabecilla, porque todos estaban sorprendidos, sin embargo, Mikoto se recuperó muy rápido.
—Te recogeré en la práctica junto a Princesa mañana y la llevaremos juntos —sugirió la matriarca y el joven asintió en silencio, aún incrédulo.
Cuando Sasuke dió la respuesta, Princesa echó a correr fuera de la vista de todos.
—No sé qué es más extraño, que padre sugiriera que Sasuke se pierda la práctica de arquería o que Princesa entienda que la llevarán al veterinario —Itachi finalmente habló.
—Conocen las leyendas. Los gatos son rencorosos y no olvidan a quienes les hicieron daño —comentó Fugaku antes de beber de su té.
—Esperemos que no tenga nada, así no se llevará más malas experiencias del médico —comentó Mikoto y la comida continúo sin inconvenientes.
Durante el resto del día, no se vio a Princesa por ningún lado, algo que le desagradó a Sasuke, pero tampoco le extrañaba porque a veces se escondía y volvía por la noche para dormir con él, así que decidió esperar.
Para la cena, Princesa seguía sin aparecer aún si Mikoto había preparado su platillo favorito para hacerla salir y como compensación temprana de que la llevarían al veterinario.
Tras la cena, la familia se puso a buscar a la felina sin poder encontrarla, pero asumieron que estaba oculta en alguna parte de la casa porque después de más de una hora de búsqueda, Itachi notó que la caja de arena tenía muy poco de haber sido usada.
Sasuke no estaba conforme con dejar la búsqueda, le incomodaba no saber dónde estaba Princesa y menos de noche. Esperaba que al menos saliera cuando fuese la hora de dormir para irse a enroscar en el hueco de su cuello como todas las noches. Sin embargo, aún si la llamó, Princesa no llegó.
Mientras Sasuke se preparaba para ir a la cama, decidió darse un baño para hacer tiempo, esperando que su mascota llegara antes de acostarse. De hecho, se tardó más de lo acostumbrado bajo la regadera con la esperanza de que en cualquier momento la gatita roja empezara a maullar afuera de su cuarto pidiendo entrar como solía hacer cuando quería entrar a una habitación cerrada o salir al jardín.
No hubo maullidos y al salir del baño, Sasuke pensó en dejar la puerta de su cuarto abierta en caso de que ella regresara por la madrugada.
Mientras se secaba el cabello con una toalla y tenía otra alrededor de la cintura, abrió la puerta del baño y se encontró con una joven desnuda de cabello del mismo tono que su felina acostada en su cama.
¿El primer gato que Sasuke encontró, de verdad era Princesa? ¿Itachi fue el culpable de que Princesa entrara a su casa en vez de llevarla al refugio? ¿Por qué Fugaku es tan supersticioso con lo referente a los nekomata? ¿Dónde está Princesa? ¿Quién es esa chica que está desnuda en la cama de Sasuke? ¿Qué otras preguntas les han nacido al leer el capítulo?
Me encantará leer sus dudas, teorías y respuestas en los comentarios n.n
Como pueden ver, no sólo subí el primer capítulo de esta historia, sino que tenemos portada, la cuál fue comisionada por ManaKarin. Es decir, ella solicitó la comisión a alguien más y ella ha sido tan amable, no sólo de prestármela para ponerla como portada de la historia, sino que me ha hecho las ediciones para portadas, y separados.
Ella tenía esta imagen en su perfil de Wahtsapp y fue la inspiración de esta historia. Así mismo, ella misma me ha contado un poco sobre algunos mitos japoneses para la elaboración de la historia, en las que se habla de los nekomata, gatos que pueden transformarse en humanos y, así como los mapaches y zorros, pueden perder a la gente en los bosques o las montañas.
Dicho lo anterior, me parece que es más sencillo entender qué relación tiene la historia con el tema del calendario y quise aprovechar que en la historia original, los Uchiha tienen buenas relaciones con los gatos ninjas n.n
ManaKarin no me dio los datos de la persona a la que comisionó para la imagen, pero en cuento me comparta los datos, se los daré para que, si les interesa, puedan buscar a esta persona y pedir sus propias comisiones n.n
¿Recuerdan que compré comisiones que quiero compartir con ustedes y que algunas son 18+? Pues bien, una de esas imágenes está inspirada en esta historia sin censura, así que es una de las imágenes que compartiré. Por ahora las subiré a X (Twiter), pero cuando tenga más tiempo, abriré una cuenta en Devianart para subirlas en ambas plataformas por si quieren descargarlas. Eso sí, es probable que cuando suba la historia, aún no haya subido nada al X (Twiter) por cuestiones de tiempo, pero en cuanto me sea posible, la podrán encontrar ahí n.n
Pueden buscar mi cuenta de X (Twiter) como arroba SasuKarinSui, donde tengo como imagen de perfil, una imagen de Sasuke, Karin y Suigetsu gennin en blanco y negro n.n
Teniendo en cuenta que manejaré dos calendarios, aún si no completaré el segundo, puedo asegurarles que tengo más de treinta capítulos SasuKarin, los cuales, espero disfruten mucho este mes. Sin embargo, este año también contribuiré con algunas imágenes, pues he comprado algunas comisiones. En algunas plataformas no se podrán visualizar, como en fanfiction, pero muchas de las imágenes podrán verlas en mi página de facebook SaKaSu Fanfics, el grupo de facebook SasuKarin Month Noticias.
Como última nota, quiero hacerles saber que esta será la última historia nueva que tenga más de una capítulo, así que el resto del mes, estarán viendo actualizaciones de las historias nuevas que subí los días pasados o algunas que ya estaban siendo trabajadas antes de que comenzara el evento n.n
Sin más por el momento, me despido n.n
¡Hasta la próxima actualización!
