Separadores que encontrarás en esta historia:
FFFFF - Cuando se narra un flashback o algo relacionado con el pasado de un personaje.
PPPPP - Cambio de escena. Ya sea que los mismos personajes estén en un ambiente diferente o que se relate una situación distinta, con otros personajes y en otro lugar.
SSSSS - Un personaje está soñando.
Al sonar el despertador de su cuarto, en un nuevo día, Sasuke se levantó con normalidad y se acercó a su armario para ponerse su uniforme.
Volteando un momento a su escritorio, vio dos prendas tiradas en la silla.
Noches atrás, Kakashi se las había prestado para cambiarse, ya que sus ropas tenían encima sangre y vísceras, controlados por la horripilante máscara Noh.
Frunció el ceño.
De no haber sido su víctima, HanaYasha no habría resultado herida por su maldición... tal y como sus compañeros en el pasado.
Acercándose a la silla, tomó las prendas y salió de su alcoba para bajar al primer piso.
Mientras las hojas de los árboles de la calle, eran movidas con el viento, unos extraños hilos rojos se restregaron por los cristales de la ventana.
PPPPP
-¡¿Vieron el programa de desafíos ayer en la noche?! – cuestionó Kiba, caminando junto a sus amigos por una calle poco transitada. - ¡Estuvo fantástico!
-Tenía que terminar un encargo que me hizo mi viejo y no tuve tiempo. Fue todo un fastidio. – se quejó Shikamaru, antes de lanzar un bostezo.
-¡Oigan, chicos! – los llamó Chouji, apuntando al otro lado. - ¡¿Ese de allá no es Sasuke?!
Ambos levantaron la mirada.
-¡Oye, Sasuke! – lo llamó el chico de picudo cabello negro.
Al girarse, el mencionado se encontró con sus compañeros de la escuela, saludándolo al otro lado.
Con gusto hubiera hecho lo mismo, pero sus ojos negros vieron anonadados unos hilos carmesí que se unían a las piernas de Kiba.
-¿Qué es eso? – se preguntó con temor, siendo testigo de cómo lo hacían resbalar con fuerza hacia el asfalto, justo cuando un coche iba pasando.
-¡K-Kiba! – exclamó Chouji, alcanzando a tomarlo del cuello de su camisa del uniforme, para luego jalarlo de regreso, sentándolo en la banqueta.
-¡Tengan cuidado, mocosos! – les gritó el conductor del automóvil, bajando la ventana del asiento del copiloto, antes de proseguir su camino.
-¡Eso lo debería decir yo, viejo decrepito! – exclamó el castaño, con dos círculos blancos en lugar de ojos, levantando furioso su puño derecho.
-¡Kiba!
Al otro lado de la banqueta, apareció Naruto. Sasuke, mientras tanto, cruzó la calle.
-¡Oye, ¿Estás bien?!
-¡Tranquilo! ¡Chouji me ayudó! – comentó con una sonrisa.
-Hay que apresurarnos. – dijo Shikamaru, ofreciéndole su mano derecha para ayudarlo a levantarse. - Sería todo un fastidio si llegamos tarde.
-¡ACHÚ! – Naruto estornudó de pronto.
Mientras Chouji le pasaba un pañuelo que sacó de su mochila, Sasuke observaba en silencio como un conjunto de hilos rojos intentaba unirse a su espalda sin conseguirlo, transformándose en algo similar a cenizas.
El rubio, por su parte, se dio cuenta de que llevaba en su hombro derecho una bolsa de papel.
Recordando el incidente que tuvieron con HanaYasha a la hora del almuerzo; días atrás, imaginó que llevaba un presente para ella para disculparse, por lo que no pudo evitar sonreír con picardía, dándole un escalofrío al muchacho de ojos negros.
PPPPP
La algarabía de la escuela siempre era algo que llamaba la atención de HanaYasha. Sobre todo cuando cruzaba la reja principal, que separaba el gran edificio de la calle.
Alumnos de diferentes salones y edades se reunían para conversar sobre sus temas favoritos o sobre las trivialidades del ambiente escolar.
Llegando a los casilleros de los zapatos, suspiró. De su hombro izquierdo, tomó la bolsa de papel que llevaba, estrujándola levemente con sus dedos temblorosos.
Luego de haber capturado a la máscara Noh, Sasuke rasgó su playera para envolver su brazo herido. Por ello, se dispuso a arreglarla en sus ratos libres, cosiendo la parte faltante.
-¡Buenos días!
En eso, escuchó la fuerte voz de Ino, haciendo malabares con la bolsa antes de esconderla detrás de su espalda y voltear hacia ella.
-¡B-Buenos días! – devolvió el saludo, sonriendo nerviosa.
-Oye, ¿Qué llevas ahí? – interrogó con una sonrisa pícara.
A su izquierda, Hinata jadeó asustada.
-¡N-Nada!
-¡Ino! ¡No la molestes! – la regañó Sakura, llegando justo a tiempo para salvarla. - ¡Buenos días!
HanaYasha asintió y sonrió. Sin embargo, cuando tuvo la intención de abrir su casillero, escuchó al otro lado el grito de una de sus compañeras.
-¡¿Qué pasó?! – interrogó Ino, asomándose junto con Hinata y Sakura.
Dejando sus pertenencias en el piso, la joven de ojos dorados fue con sus amigas, presenciando como una chica de corto cabello castaño, flotaba cerca del techo.
-Algo la sostiene... - pensó seriamente. - ...pero apenas puedo ver qué es.
De repente, un conjunto de hilos carmesí salió de la boca de la joven, dirigiéndose hacia Ino y Sakura. El impacto con sus torsos, consiguió que sus ojos perdieran brillo, haciéndolas voltear hacia HanaYasha y Hinata.
-No podemos quedarnos aquí.
Tomando un brazo de la chica de cabello azulado, rodeó los casilleros y se internó al pasillo del primer piso.
Las chicas con los hilos carmesí las siguieron, volando rápidamente por los aires.
-¡¿Q-Qué les sucede?! – cuestionó Hinata, volteando un momento hacia atrás.
En eso, la Hanyou se vio forzada a detenerse. Al final del pasillo, unos chicos que también flotaban a unos centímetros del piso, les bloqueaban el paso, atrapándolas en medio del pasillo.
-Maldición... - pensó, volteando a la ventana.
En el patio, el equipo de béisbol y otros jóvenes de grados superiores, también estaban siendo controlados por los hilos carmesí.
-H-HanaYasha... - la llamó Hinata, asustada, cerrando los ojos y entrelazando sus manos a la altura de su rostro.
Al verlas temblando, levantó una de sus manos, y la colocó sobre ellas, llamando su atención.
-Tranquila. – comentó, volteando a verla con una sonrisa amable. – No voy a dejar que te lastimen.
Ella asintió, levantando sus ojos blancos al techo.
-¡C-Cuidado! – exclamó, viendo aterrada el filo de un cuchillo.
PPPPP
-¡¿Qué rayos...?! – preguntó Kiba, observando confundido junto a sus amigos, a varios alumnos de su escuela flotando unos centímetros o unos metros del suelo.
-¡Son esos hilos rojos de nuevo! – pensó Sasuke, recordando lo ocurrido con la máscara Noh y comenzando a temblar.
Parado a su lado izquierdo, Naruto se encogió de hombros. Dio unos pasos al frente, quedándose cerca de un chico de 3er año que flotaba y pasó frente a su pecho su mano derecha. Atónitos, los chicos vieron como caía de golpe.
-Oye, Naruto. ¿Qué fue lo que hiciste? – interrogó Shikamaru.
-¡Rápido, Chouji! ¡Consigue una vara! – pidió Kiba, haciéndolo tragar saliva. - ¡Hay que comprobar si está vivo o muerto!
-Está inconsciente. – afirmó el rubio, mirándolos con una sonrisa. – No sé exactamente qué le pasó a él y a los demás, pero...
De repente, Kiba, Shikamaru y Chouji recibieron hilos rojos en sus espaldas, por lo que, al mismo tiempo, agacharon las cabezas y también empezaron a flotar unos centímetros por encima del suelo. Naruto frunció el ceño. Tomó el brazo derecho de Sasuke y lo condujo rápidamente al interior de la escuela.
-¡¿Qué fue lo que hiciste allá atrás?! – cuestionó el muchacho de ojos negros, mientras pasaban por los casilleros de los zapatos y daban vuelta hacia el pasillo de la izquierda. - ¡¿Cómo lograste que ese chico cayera?!
-¡Algo maligno los está sosteniendo en contra de su voluntad! – respondió, deteniéndose en seco y tirando por accidente a Sasuke.
-¡Oye! – se quejó, frunciendo furioso el ceño.
-¡P-Perdón, es que...! – exclamó anonadado, señalando al frente.
El Uchiha se giró. A un par de metros, HanaYasha había tirado a Hinata para recibir un cuchillo sobre su hombro derecho.
-Demonios... - pensó el joven, temblando de nuevo.
-¡Sasuke!
En eso, el Uzumaki lo llamó, interponiéndose en el camino de un bisturí, clavándose en su espalda. Con su grito, las chicas voltearon, quedando anonadadas con lo sucedido.
-¡N-Naruto! – lo llamó Hinata, a punto de comenzar a llorar.
-Vaya, vaya... - dijo una voz ajena.
En el techo, apareció un demonio de piel pálida, largo y lacio cabello negro y ojos carmesí. Vestido con un sombrero y ropas de arlequín, de colores blanco y negro.
-Es una lástima que todos ustedes sean inmunes a mis hilos. De otra manera, podrían disfrutar con sus compañeros, el privilegio de ser una de mis marionetas.
-¡¿Quién rayos eres tú?! – cuestionó el rubio, gruñendo furioso.
-Soy Kugutsu, el marionetista de almas. – con cierta elegancia, movió sus dedos, trayendo a su alrededor a más chicos que eran víctimas de su técnica. Ino y Sakura incluidas. – Si valoran sus vidas, entonces no tendrán problemas para entregarme el rosario negro con blanco.
-¿Mi rosario? – pensó HanaYasha, sorprendida. - ¿Para qué lo quiere?
-¡¿Pero de qué demonios estás hablando?! – replicó Naruto. - ¡Yo no sé nada sobre esa cosa, así que quítales tus horribles hilos a mis amigos y a mis compañeros!
-Qué lástima. En ese caso... – dijo el Youkai, moviendo sus dedos para lanzarle en su mejilla derecha un bisturí, haciéndole un pequeño corte que derramó tres hilos de sangre. - ¡...sufrirás una tortuosa agonía de su parte!
-Maldito... - musitó HanaYasha, transformándose y saltando hacia Kugutsu.
Este último, al verla con el cabello plateado, supo de inmediato que ella tenía lo que estaba buscando.
-¡Métete con alguien que pueda pelear a tu nivel!
Dándole una patada en la cabeza, consiguió debilitar brevemente su técnica, tirando de golpe a todos los chicos y chicas que los rodeaban.
-¡Corran! – exclamó, dirigiéndose a los otros.
Hinata, siendo la primera en reaccionar, se aproximó a Sasuke, ayudándolo a levantarse, para luego tomar el brazo derecho de Naruto y correr de vuelta a la puerta principal del edificio.
-¡E-Esperen! – pidió el Uzumaki, soltándose del agarre de la Hyuga al final del pasillo. - ¡No podemos dejar a HanaYasha atrás!
-Tú mismo acabas de escucharla. – comentó el Uchiha. – No quiere que salgamos heridos y por eso...
-¡¿Pero qué demonios te pasa?! – interrogó enojado, tomándolo del cuello de su camisa y acortando la distancia entre ellos. - ¡Deja de temblar como un gato asustado y ve a proteger a la chica que amas!
Sasuke parpadeó atónito.
-¿Qué...?
-¡Ay! ¡No te hagas el tonto! – sin soltarlo, lo arrojó al otro lado del pasillo. - ¡Nosotros te apoyaremos desde aquí! ¡Ve y Ayúdala!
-¡¿Y me dices cobarde a mí?! – cuestionó molesto, con una vena punzante en su cabeza.
-N-Naruto. – Hinata lo llamó de pronto. - Tú no puedes verlos, ¿Verdad? M-Me refiero a los hilos rojos.
-Hinata, ¿Tú...? – comentó Sasuke.
Ella asintió.
-S-Salen de los dedos de Kugutsu. – explicó, recordando lo ocurrido con HanaYasha y el cuchillo. - Con ellos, puede controlar a nuestros compañeros.
-¡Claro! ¡Esa era la pieza que me faltaba! – habló Naruto, golpeando su puño derecho sobre su palma izquierda. - ¡Gracias Hinata, eres la mejor, de verás! – gritó emocionado, abrazando a la mencionada, quien se sonrojó de golpe al sentir su calor.
Frente a ellos, Sasuke los vio con una gotita de sudor bajando por su sien derecha.
-Bien, este es plan...
PPPPP
-Hum. – bufó Kugutsu, levantando de nuevo a los estudiantes en el piso, con un movimiento de sus dedos. - ¿Habrá sido una buena idea dejarlos escapar?
-Sasuke estaba temblando. – pensó HanaYasha, mirando seriamente a la criatura. - Hinata se asustó y Naruto fue herido. – apretó los puños por lo bajo. - Sé que con un poco de entrenamiento, podrían ser buenos compañeros de batalla. Pero, por ahora, no me arriesgaré a que un monstruo bastardo como este los lastime.
-¡Abran paso!
De pronto, la voz de Naruto resonó fuerte y claro en las paredes, haciéndola voltear hacia atrás, para presenciar cómo caminaba entre sus compañeros flotantes.
-¡¿Q-Qué rayos están haciendo?! – se quejó con una mueca, percatándose de que Hinata lo acompañaba a su izquierda. - ¡Les pedí que se fueran!
-¡Lo siento, Hana-chan! – replicó el rubio.
-¿H-Hana-chan? – interrogó extrañada, con una gotita en su cabeza.
-¡Pero yo me niego a dejarte sola en esto, de verás!
-Veo que tienes facilidad para deshacer mis hilos. – comentó el Youkai. - Pero... - moviendo sus dedos con agilidad, llevó hasta ellos a Ino y a Sakura. En sus manos, cada una llevaba un filoso cuchillo de la cocina. - ¡¿Podrás hacer lo mismo con ellas?!
-¡E-En los brazos y el cuello! – exclamó Hinata.
Al instante, Naruto saltó, pasando sus manos a los lugares que le indicó, atrapándolas en sus brazos y acostándolas en el piso.
-¿Puede verlos? – cuestionó Kugutsu, anonadado con lo sucedido. - No importa. – sonrió. - ¡Aún me quedan muchos...!
De pronto, su espalda fue atacada por una flecha con energía espiritual, debilitándolo hasta hacerlo caer.
-I-Imposible... - musitó confundido.
Detrás de él, Sasuke sostenía su arco negro.
-Increíble... - pensó HanaYasha. - ...Con Naruto y Hinata distrayendo a Kugutsu, rodeó el pasillo desde afuera y entró por la otra puerta para atacarlo.
Sacando su rosario de su cuello, absorbió a Kugutsu, convirtiendo una cuenca negra en una blanca. Y volteando sus ojos dorados del objeto hacia el otro lado del pasillo, vio atónita como el muchacho colapsaba, apresurándose para tomarlo en brazos.
-¡Sasuke! – Naruto lo llamó, corriendo hacia ellos con Hinata. - ¡¿Qué le pasó?! ¡¿Está bien?!
-Como aun le cuesta trabajo controlar su arma, esta se lleva la mayor parte de su energía, ocasionando que se desmaye cada vez que la usa. – explicó HanaYasha, al mismo tiempo que el arco volvía a formar parte de la cadena que el Uchiha tenía en su muñeca derecha. - Lamento haberlos involucrado en esto. – dijo apenada. - Jamás esperé que un Youkai aparecería de esta manera en la escuela.
-No eres humana, ¿O sí? – cuestionó el rubio, poniendo una mirada zorruna. - Lo digo por tu cabello plateado y tus uñas larguísimas, de verás.
-Soy una Hanyou. Una chica mitad demonio. Por favor, no se lo digan a nadie. De lo contrario, pondrían a todos en peligro.
-¡Cuenta conmigo! – afirmó con una gran sonrisa. - ¡Y si otra de esas cosas vuelve a aparecer, también te ayudaré con mucho gusto!
-¿Estás seguro?
-¡No lo parece, pero soy muy bueno peleando! ¡Además, creo que sería muy entretenido, de verás!
-P-Por mi parte... - habló Hinata, apenada. - a mí no se me dan bien las peleas, pero... s-si necesitas mi ayuda con algo, también puedes decirme. I-Incluso, puedo apoyarte engañando a los demás, cuando vuelva a pasar algo así.
-¡Muchachos!
De pronto, la voz de la directora Tsunade se escuchó al otro lado del pasillo. HanaYasha, entrando en pánico, dio un respingo y deshizo rápidamente su transformación. Naruto y Hinata, sonriendo nerviosos, la cubrieron; parándose juntos.
-¡¿Qué fue lo que pasó?! – cuestionó, acercándose a ellos junto a la doctora Shizune y el profesor Asuma. - ¡La mayoría de los alumnos están desmayados!
Viendo a Sakura, se arrodilló a su altura y la examinó.
-¡A-A nosotros también nos pasó lo mismo! – comentó el rubio, llevándose una mano por detrás de la nuca. - ¡A-Acabamos de despertar, de verás!
A su lado izquierdo, Hinata asentía varias veces con la cabeza.
-Hay que clausurar las clases por hoy y ponernos en contacto con los padres de todos. – ordenó Tsunade, dirigiéndose a la doctora y al docente.
Cuando los adultos regresaron por donde vinieron; llevándose a Sakura y a Ino, los menores suspiraron aliviados.
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SSSSS
-¿Ese es el niño?
-Sí, el que le da mala suerte a todos los que están con él.
Entrando a la puerta principal del jardín de niños, un pequeño Sasuke de 6 años, escuchaba con tristeza los cuchicheos de las madres de sus compañeros. Frustrado, apretó las correas de su mochila.
¿Hasta cuándo debía soportar esos insoportables comentarios?
-¡Buenos días, Sasuke!
En eso, Naruto Uzumaki, el chico nuevo de su salón, se interpuso en su camino, sorprendiéndolo con su gran sonrisa.
-¡Mi mamá me preparó mucha comida! ¡Podemos almorzar juntos!
Indignado, hizo un puchero y pasó por su lado izquierdo.
¿Acaso no le habían dicho ya que no se acercara a él porque podría tener un accidente?
-Déjame en paz.
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Confundido, abrió sus ojos negros. El techo de la residencia era de madera, pero, una vez más, no pertenecía a su casa.
De pronto, escuchó un ronquido a su lado derecho. Dormida en una silla, con una burbuja en su nariz, HanaYasha sonreía, murmurando algo sobre un plato de fideos.
Bufó con una sonrisa. Sin mucho esfuerzo, se inclinó hacia adelante para sentarse y le tocó un par de veces la mejilla izquierda, con la yema de su dedo índice derecho.
Al instante, ella despertó, tronando la burbuja en su nariz y viéndolo sorprendida.
-¿Qué pasó? – cuestionó seriamente. - ¿Dónde estamos?
-E-En casa de Naruto. – respondió, tallándose sus ojos dorados. - Como cancelaron las clases, él muy amablemente te trajo hasta aquí.
-¿Y tú herida? – preguntó, observando su hombro derecho. - Te clavaron un cuchillo, ¿No?
-Hinata hizo el favor de curarme. – sonriendo, señaló la venda debajo de la playera de su uniforme. - Ahora está preparando la comida con Naruto.
Sasuke suspiró. Se lanzó de nuevo a la cama y colocó sus manos detrás de su cuello.
-Lo siento. – se sinceró, mirando fijamente la madera del techo. - Realmente quería ayudarte cuando te vi con Hinata. Pero, en el instante en el que nos pediste correr... me sentí aliviado. Aunque... - haciendo una breve pausa, recordó las palabras del rubio y lo enojado que se sentía con su cobardía. - ...de no haber sido por el tarado de Naruto, no me habría armado de valor para armar un plan con él y con Hinata y ayudarte.
HanaYasha suspiró con culpa.
¿Las cosas habrían sido diferentes si hubiera controlado a tiempo la situación? No... de todas formas, le habría faltado alguien en quien apoyarse, fracasando miserablemente por su orgullo.
-Sasuke. – lo llamó seriamente, obteniendo de inmediato su atención. - El otro día, yo te dije que no te suplicaría para que te convirtieras en mi compañero de batalla. – volteando hacia él, lo miró fijamente a los ojos. - Sin embargo, por lo que pasó hoy, me di cuenta de que realmente te necesito. Tienes habilidades que yo no poseo y un poder espiritual digno de un sacerdote. – se levantó de su silla y caminó hacia la puerta de la habitación. - En fin, descansa otro poco. Volveré cuando...
-Lo haré. – dijo de golpe, sentándose de nuevo y asombrándola. – Pero debo advertirte, que las cosas serán más difíciles a causa de mi maldición.
-¿"Maldición"? – cuestionó confundida. - ¿A qué te refieres con...?
-¡La comida ya está servida, de verás! - de pronto, Naruto entró a la alcoba, dando saltos y sosteniendo un cucharon de madera.
Al verlo, HanaYasha le dio un golpe en la cabeza con su puño derecho.
-¡O-Oye, no entres así! – le pidió enojada, con dos venas punzantes en su cabeza. - ¡Casi nos matas del susto!
El mencionado, aturdido, se le quedó viendo con dudas, llevándose una mano por detrás de la cabeza. Sasuke suspiró. Ahora que las personalidades de esos dos se habían juntado, podía afirmar que su vida se había vuelto más caótica.
Fin del capítulo.
