Parte 11

Ya era tarde en el autódromo, el público se había retirado y solo quedaba gente del medio en esos momentos. Cruz había estado charlando con McQueen y Mate sobre la gran travesía que habían tenido para encontrar a Storm.

-Mate, ¡basta!. ¡Eso no sucedió!.

-¿Qué?, ¿no te acuerdas?. ¡Pero si también estuviste allí!. ¡Ah, claro!, fue el momento en que te desmayaste.

-Cruz, no le creas ni la mitad de lo que dice. -Mencionó McQueen avergonzado. -Mejor nos vamos.

Ella solo reía con aquella conversación, luego añadió con mucho cariño.

-Muchas gracias por encontrar a Jackson. ¡Son los mejores!.

Después, la castaña los abrazó con fuerza.

-Los verdaderos amigos siempre están para eso. -Expresó el rubio con una sonrisa.

-Y cuando tienes una novia tan hermosa y astuta como la mía, las ventajas son aún mayores. -Les guiño el ojo.

-Vamos, Mate. Dejemos que Cruz vaya a ver a Storm.

-¡Nos vemos en la residencia!.

-Mate, ella no va a ir.

Cruz se despidió alegremente de sus amigos y comenzó a caminar por el lugar. Estaba en busca de su amor, anhelando verlo y tenerlo entre sus brazos.

De un momento a otro, sintió que alguien la jalaba del brazo bruscamente y la empujaba de espaldas contra la pared, el impacto la aturdió un poco y la tomó por sorpresa.

-¡Tú! -Se escuchó una voz irritada.

Ella se dio cuenta de que era Samir y que estaba furioso. Pensando rápido, le propinó una patada en los bajos, obligándolo a soltarla.

-¡Hija de puta!. -Habló entre el dolor.

El golpe la había desestabilizado un poco, y al intentar correr, sintió un mareo obligándola detenerse.

-Maldición. -Musitó Cruz.

Samir se recuperó rápidamente y fue tras ella, tomándola del cuello y llevándola de nuevo contra la pared. Cruz abrió los ojos sorprendida y miró a su alrededor para ver si había alguien cerca que pudiera ayudarla.

-¡Eres una maldita molestia!. ¡Eres la culpable de que haya perdido!, ¡yo debía ganar!. -Le dijo de forma alterada, con algunas venas resaltadas en su sien y cuello.

-Esto lo ocasionaste tú. -Dijo la castaña, luchando para liberarse. -Una mente nublada por la venganza actúa por impulso sin medir las consecuencias. -Él le apretaba más el cuello. -Suéltame y... hablemos. -Logró articular, sentía cómo el aire se le escapaba de los pulmones.

Samir, con una sonrisa llena de malicia, finalmente la soltó. Ella aprovechó para tomar grandes bocanadas de aire, tratando de recuperar el aliento. Antes de que pudiera recomponerse completamente, él la agarró bruscamente del brazo y comenzó a arrastrarla hacia un lugar más apartado y privado, lejos de las miradas de la gente que pudieran estar alrededor. Cruz intentaba zafarse, pero cada vez que lo hacía, Samir apretaba más su agarre.

-Samir, ¡me estás haciendo daño!.

Él ignoró sus quejas y, una vez que llegaron a un lugar apartado, se volteó sin soltarla y la miró con odio a los ojos.

-Suéltame, me estás lastimando. -Insistió.

El chico obedeció.

-Ahora explícame, ¿cómo lo hizo?.

-¡No sé de qué hablas!, ¡él siempre estuvo en la carrera!. -Ella respondió mientras se sobaba el brazo afectado.

Él entrecerró los ojos y la miró con el ceño fruncido.

-No estoy de humor para juegos. Él no pudo ser. Además, no creo que el gran Rayo McQueen le haya enseñado esa técnica.

Cruz estaba nerviosa, ese hombre estaba fúrico por perder, así que pensó bien las palabras que le diría. Sabía que si lo molestaba, podría atentar contra ella.

-Samir, escucha. Es hora de dejar el pasado atrás y concentrarte en tu futuro, tienes potencial, no lo desperdicies en cosas negativas. Usa esa negatividad y transfórmala en un impulso para ser alguien mejor. Demuéstrales a todos de lo que estás hecho.

-¡Vaya!. Se nota que eras entrenadora. -Dijo en forma de burla. Luego su semblante cambió a uno más pensativo y añadió. -Sabes, en realidad tienes razón. Estaba tan cegado por querer ganar ese trofeo y demostrar que soy alguien, que no medí las consecuencias. He sido un grandísimo idiota. Gracias por tus palabras de aliento. ¿Puedo darte un abrazo como agradecimiento?. -El chico lanzó una sonrisa que parecía ser sincera.

-¿No te pasarás de listo?, ¿O harás alguna trampa?. -Preguntó ella con desconfianza.

-¡Oye!, ¡Me ofendes!. ¿En qué mal concepto me tienes?. -Él respondió indignado.

Ella no quería su cercanía, pero tampoco quería hacerlo enojar.

-Creo que sería mejor que simplemente estrechemos las manos.

-Si te sientes a gusto así, me parece bien.

Estrecharon las manos, pero Samir la hizo girar, agarrándola del cabello, presionándola contra la pared y separando un poco sus piernas para evitar que pudiera patearlo.

-¿Crees que dejaré las cosas así?. -Comenzó a reír jocosamente. -Te haré pagar, cariño, y de una forma placentera y tal vez un poco dolorosa, depende de mi humor. -Susurró cerca de su oído, acercándose más a ella.

Cruz se estremeció, abrió los ojos con sorpresa y sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.

-Suéltala. -Se escuchó una voz autoritaria.

Samir volteó con pesadez y la soltó bruscamente. Sus ojos oscuros se encontraron con los ojos grises de Ray.

-Vaya, por fin me prestas atención. -Rió de manera divertida el muchacho. -Esto no se queda así, preciosa. Cuídate la espalda. -Añadió, enviándole un beso.

Ray lo siguió con la mirada hasta que desapareció del panorama.

-¿Estás bien?. -Pregunto Ray, preocupado.

-Sí, gracias. -Mencionó mientras se revisaba el brazo y luego se masajeaba el cuello.

-Te daré un consejo, aléjate de ese chico. Siempre ha traído problemas.

Cruz lo miró con sorpresa.

-¿Por qué lo dice?.

-Sé que está metido en cosas turbias desde antes de que lo conociera.

-¿Cómo era la relación entre Jackson y Samir cuando entrenaban juntos?.

-¿Para qué quieres saberlo?.

-Quiero intentar comprender mejor la situación.

Ray suspiró.

-Él es un poco más joven que Jackson, ambos igual de arrogantes y competitivos. Samir necesitaba más experiencia, mientras que Jackson llegó siendo un portento. No era lo que él quería, pero siguió adelante de todos modos. Samir siempre lo provocaba, incitándolo a competir y pelear. Siempre se frustraba por no poder igualarlo, y lo que más odiaba era que Jackson lo humillara. En repetidas ocasiones estuvieron a punto de pelear, pero eso significaría una expulsión directa. Luego ocurrió el incidente que llevó al despido de Jackson, Samir pensó que sin él en su camino, podría ser el próximo piloto en debutar. Pero no fue así. Al final, no sé qué sucedió, ya que decidí irme con Jackson.

-Entiendo.

-Cruz, eres muy confiada. Debes tener más cuidado, no todos tienen buenas intenciones como tú.

Ella bajó la mirada y suspiró.

-Él me agarró desprevenida. ¿Le dirá a Jackson sobre esto?.

-No es asunto mío, pero si tú no se lo dices, entonces se lo diré yo. Por cierto, gracias por lo de hoy. -Ray le sonrió.

-¿Me buscaba para agradecerme?. -Ella sonrió cálidamente.

-Sí, además Jackson te espera. Vamos, te acompañaré hasta donde está.

Comenzaron a caminar y en el trayecto se encontraron con Storm. Al verla, él amplió su sonrisa y se acercó directamente a ella para cargarla, haciendo que ella enredara sus piernas en las caderas del chico. Cruz le tomó el rostro y lo besó apasionadamente. Ray rodó los ojos y decidió retirarse para dejarlos solos.

-Felicidades, campeón. -Ella sonrió alegremente y lo miró con ojos llenos de amor.

-Debo decir que fue un trabajo en equipo, sin ti no lo hubiera logrado. -Él le devolvió la sonrisa y se besaron de nuevo.

-¡Qué demonios!.

Se escuchó una voz y ambos voltearon para ver de quién provenía.

-¡Ustedes se están besando!. -Dijo el sujeto con voz atónita.

Storm bajó a Cruz y cruzó los brazos.

-Vaya, que eres observador. Eres muy inteligente. Te felicito. -Se burló el chico mientras reía.

Tim no respondió al insulto, estaba impactado. Luego se pasó la mano por el cabello.

-¿Ustedes no se odiaban?.

-Claro, eso fue un beso de odio, hasta me mordió. Es una chica vengativa y mala. -Dijo Jackson con sarcasmo. -Ahora vete y no nos interrumpas, que quiero más de esos besos.

-¡Jackson, basta!. -Intervino Cruz. -Tim, te agradecería que no dijeras nada.

Tim soltó una risa nerviosa.

-Entonces creo que deberían evitar hacer esas cosas en público.

Maldición, él tenía razón, llevar una relación en secreto era difícil. Pensó Cruz.

-¡Quiero saber cómo sucedió esto!. Estoy anonadado. Cuéntame, no, espera, ahora no. Ya sé, la otra semana, salgamos. Llevaré a mi novia y platiquemos.

-Me parece bien. -Mencionó alegremente la chica, mientras Storm hacía una mueca de fastidio.

-Bien, nos ponemos de acuerdo en el transcurso de la semana y Cruz... no sé si felicitarte o compadecerme. ¡Nos vemos!.

Tim rió en forma sacarrona y Storm lo fulminó con la mirada. No era un secreto que la mayoría de los chicos no pasaba a Storm. Le hablaban y convivían pero no lo consideraban un amigo como a Cruz.

~§~

Cruz manejaba hacia el departamento de Storm, ya que quienes lo llevaron al autódromo fueron McQueen y Mate. Él odiaba ser copiloto, le gustaba tener siempre el control de todo, algo que no había pasado durante su desaparición. Él miraba por la ventana con los brazos cruzados. Cruz lo observaba de reojo, sabía lo que había pasado por sus amigos.

-¿Amor, estás bien?. -Preguntó la castaña en un tono dulce.

Él la miró y respondió un "sí" de forma seca, luego se excusó diciendo que solo estaba cansado. Ella pensó que tal vez no quería hablar del tema en ese momento, así que le daría su espacio. Sabía que ser secuestrado era un tema delicado.

Llegaron al departamento y ella lo observaba atentamente.

-Tomaré una ducha. -Mencionó Storm.

-¿Y no me invitas?. -Ella rió de manera juguetona. -Yo también necesito una. -Quería amenizar la situación.

-Hay otro baño. -Y se retiró, dejándola sola en la sala.

A ella le sorprendió esa respuesta. Pensó si debería quedarse o mejor irse y darle su espacio. Unos minutos después, decidió que tomaría una ducha, cenaría allí y, si él seguía en ese modo, le daría su espacio.

Cuando salió del baño, fue a la cocina y Storm se encontraba allí de espaldas a ella. Se acercó y lo abrazó con fuerza. Él se estremeció y soltó un pequeño quejido de dolor.

Cruz lo soltó de golpe y se preocupo.

-¿Estás bien?.

-Sí, solo me asustaste.

Ella entrecerró los ojos y lo miró de forma dudosa.

-¡Quítate la camisa!. -Le ordenó.

-¿Qué?. -Respondió confundido.

Ella comenzó a levantarle la camisa y vio algo que le llamó la atención. Él intentó detenerla, pero en un momento la volteó y juntó su cuerpo con el de ella.

-Bien, ¿quieres que te complazca?. -Le dijo de forma juguetona.

-¡No!, solo quiero que te quites la camisa. ¡Suéltame!. -Respondió, tratando de zafarse.

Él comenzó a acariciarle la pierna y ella le dio un codazo, dándole en una parte que tenía lastimada. Él la soltó de golpe y se agarró el área afectada.

-Estás herido, ¿cierto?. -Preguntó con preocupación.

Storm no quería que ella viera sus golpes y la herida que le hicieron. Al menos, la que se notaba en el rostro podría decir que se la hizo Samir. A regañadientes, se quitó la camisa, dejando a la vista una cortada no tan profunda pero dolorosa, algunos rasguños y moretones en un color púrpura y rojizo.

Ella abrió grande los ojos. ¿Cómo pudo soportar todo el día ese dolor y sin quejarse?. Los chicos no le contaron sobre esto.

Él no quería verla a los ojos. Le habían herido en su orgullo al no poder controlar la situación y al ser rescatado como una princesa en apuros por McQueen y Mate.

Cruz acunó su rostro entre sus manos y lo miró a los ojos. Se veía preocupación en ellos.

-Si no quieres contarme qué pasó, está bien, pero no me ocultes que estás herido.

Storm siempre había sido egoísta y nunca le gustó dar explicaciones. Era su vida y punto. Además, pensó que si ella veía las heridas, le insistiría en saber la historia y, al no decírselo, se molestaría. Pero se preocupó más por su estado que por no saber el suceso.

-¿Le has puesto algo a la herida?. Si no, deja, te la limpio, e igual tengo un ungüento para los moretones y el dolor que te hará sentir mejor.

-¿Por qué traes contigo un ungüento como ese?.

-Porque hay ocasiones en que alguien se pone intenso cuando intimamos.

-¿Es una queja?. -Mencionó sonriendo de manera juguetona.

Cruz fue en busca de lo que necesitaba para atenderlo y luego lo llevó a la sala. El dulce tacto en su piel lo hacía sentir feliz, y sin darse cuenta, Storm comenzó a hablar de lo que había sucedido.

-Antes de la carrera, quería comprar algo especial. Pero cuando volví al auto y estaba a punto de encenderlo, alguien rodeó su brazo alrededor de mi cuello y me colocó un trapo en el rostro. Forcejeé y me desvanecí. Al despertar, me encontraba en una habitación con dos personas. Me dijeron que si quería gritar o pedir ayuda les daba igual, que nadie me escucharía. Intenté sacarles información. Mencionaron que no era nada personal, pero que había mucho dinero en juego si yo ganaba.

-¿Pudiste ver sus rostros?.

-No, tenían pasamontañas.

-¿Por qué te golpearon?.

-Me solté de su amarre y me enfrenté a ellos. -Rodó los ojos y añadió. -Eran unos tontos. No saben hacer su trabajo. Cualquier chica me habría atado las muñecas y los pies más fuerte.

-Eso último es irrelevante.

-Bueno, solo aclaro que me han atado mejor las muñecas en otra situación.

Ella frunció el ceño.

-Y no me interesa saber sobre eso. ¿Cómo te hiciste la herida?.

-Eso me la hicieron los idiotas de tus amigos. No sé si querían salvarme o matarme.

-Por eso no dijeron nada. -Murmuró para sí Cruz.

Lo abrazó con sumo cuidado y comenzó a acariciarlo con delicadeza.

-Estaba muy preocupada por ti, tenía tanto miedo de que te haya pasado algo realmente malo. -Mencionó angustiada.

Él correspondió al abrazo. Le encantaba toda la atención, comprensión y cariño que recibía de ella, siempre lo había buscado necesitadamente y ella se lo estaba dando. Cruz se separó de él y se levantó del sofá.

-¿Tienes hambre?, ¿quieres comer algo?.

-Sí, te quiero comer a ti. -Respondió con una sonrisa pícara.

-Haré de cuenta que no escuche eso.

Después de cenar, ambos se fueron a la cama. Esa noche solo durmieron abrazados, ella se acurrucó entre su pecho y él la tomó entre sus brazos de forma protectora, quería tenerla cerca, sentir su piel, su aroma y su contacto, pero sin llegar a ser algo carnal.