Capítulo 6: Recuperación
Aizawa había hablado con Uraraka a cerca del comportamiento de Bakugo, pero ella decía que actuaba como siempre.
—¿Nunca lo viste ingerir pastillas?
—No...no sé cómo las obtuvo, delante de mí no hacia eso—Decía triste la chica.
—Ese tipo de pastillas se para el crecimiento del musculo, muchos profesionales las usan, pero con moderación, no sabemos cuántas tomo Bakugo realmente—Uraraka estaba con la cabeza agachada, no sabía que decir, era su novio, y no sabía nada de él realmente—Tranquila, es un chico testarudo y veras que volverá en sí muy pronto—Dijo Aizawa acariciándole el cabello.
Esa noche Uraraka se quedó en el hospital acompañando a la familia de Bakugo, mientras el profesor dijo que iría a la academia a revisar las cosas de Bakugo a ver si encontraba las pastillas que había tomado. Uraraka fue al baño cuando en un pasillo encontró a los padres de Bakugo discutir.
—Es que como puedes ser tan dura con el—Decía Masaru mientras la rubia estaba con cara de pocos amigos—¿Acaso no te duele lo que le pasa a tu hijo?
—Claro que me duele, pero me avergüenza.
—Cómo puedes decir eso.
—Escucha lo que tengo que decir—Uraraka se sorprendió al grito de la señora—Me avergüenza que vi todas las señales, pero no pude salvar a mi hijo.
—¿Qué tu qué?
—Hace poco más de un año veía como se desvivía todos los días entrenando, pero...no le di importancia, decía que era porque quería ser un héroe, lo encontré tirado en el piso varias veces dormido después de entrenar por horas...y yo jamás le dije nada—Mitsuki comenzó a llorar avergonzada.
Uraraka también había visto las señales, el profesor Aizawa había visto las señales, pero nadie hizo nada. Uraraka sabía que muchas veces se saltaba comidas con el discurso de que no tenía hambre, también se daba cuenta de que entrenaba demasiado, casi cuatro horas o tal vez más, no sabía con exactitud.
Era la peor novia del mundo, se repetía una y otra vez también derramando lágrimas. Esa noche sin que nadie se lo pidiera se quedó con él dentro de la habitación, tenían una sillita y se sentó al lado de su cama a esperar a que despertara.
Bakugo no despertaba, ya eran más de las diez de la mañana y el no respondía, los doctores dijeron que era porque los medicamentos los podían tener algo cansado, Uraraka se encontraba sola en el dormitorio, ella lloraba sintiéndose culpable por lo que había pasado con Bakugo creyendo que nunca regresaría.
El rubio comenzó a abrir los ojos, la castaña se sorprendió demasiado, estaba vivo, había logrado pasar la noche, ella estaba demasiado feliz porque había despertado
—Está vivo—Alegremente dijo la castaña
—¿Mochi?... ¿Qué paso?
—Espera iré por tus padres y el doctor
—¿Doctor? ¿Pero... qué pasó? —Su voz era débil apenas podía articular palabra.
—Espera si— La castaña se inclinó sobre de él y le dio un beso en la frente que el no protesto.
Uraraka salió rápidamente en busca de los padres del chico quienes hablaban con un doctor.
—Despertó.
Los padres del chico entraron a la habitación
—Katsuki, estás bien hijo—El padre parecía llorado y lo delataba su nariz roja, su madre se veía enfadada como de costumbre, al lado de ellos se encontraba un doctor alto de bata blanca y tras los mayores Uraraka.
—¿Qué demonios pasa aquí? — Dijo molesto el rubio.
—Tuviste un infarto—Su madre dijo con cara de pocos amigos—Casi no la cuentas...
Fue lo último que dijo antes de salir de la habitación, era típico de su madre estar molesta por todo, y luego vio como Ochako iba tras ella. Mitsuki no quería que la vieran llorar, estaba destrozada.
—Sabes Ochako-chan—Dijo entre lágrimas—Supe que consumía pastillas antes de esto—La chica estaba sorprendida, ni siquiera ella que vivía prácticamente con él lo sabía.
—¿Cómo es que...?
—Katsuki tiene una tarjeta, donde paga sus gastos, comida, sus gastos de la escuela, sus cosas personales, esa tarjeta se la dimos cuando entro a los dormitorios de la academia...y veíamos reflejados todos sus gastos...y el último gasto fue a una página donde compro esas cosas.
Uraraka no sabía que responderle, y vagamente recordó un día que le llego un paquete a Bakugo, pero no lo abrió en su presencia, y le mintió diciendo que su padre lo había mandado y que luego lo abriría.
Bakugo le había mentido en su cara, ahora se sentía una tonta, por creer esa mentira tan barata.
—Que no tome nada—Se escuchaban los gritos desde dentro de la habitación, Uraraka salió de sus pensamientos cuando escucho el grito.
Entro a ver que ocurría, Bakugo parecía bastante débil y agotado, pero aun así tenía fuerzas para pelear con su padre, el negaba que tuviese un problema.
—Por lo que tus padres dicen, tú tienes un problema de conducta alimenticia.
—No tengo nada—Menciono Bakugo con una mala cara.
—¿Anorexia? —Pregunto su padre bastante preocupado.
—No señor, lo que Katsuki presenta es un cuadro muy severo de Vigorexia—Los presentes se quedaron algo confundidos.
—Como no tiene idea de lo que me pasa está inventando palabras—Bakugo hablo nuevamente.
—Lamento informar que no es una palabra inventada, este es un trastorno de conducta alimenticia que se presenta mayormente en varones, donde presentan una dismorfia corporal, por lo general una persona con este padecimiento puede llegar a verse muy delgado, o muy gordo, y por más que ejercicios que hagan jamás van a verse con la musculatura que buscan.
Bakugo agacho la mirada, él...él se veía así...siempre se veía demasiado gordo, se veía como cuando tenía 12 años y aquella chica le había dicho a sus amigas que era gordo...pero...¿Tenía razón el medico?
—¿Tiene cura? —Pregunto Masaru algo preocupado.
—Sí, con un tratamiento psicológico y con una buena dieta Katsuki podrá recuperar su salud. Y lo tiene que hacer ya que sufrió un paro cardiaco a muy temprana edad, así que si quieres continuar con tu carrera de héroe tendrás que cuidarte mejor.
Aquel doctor y su padre salieron de la habitación dejando al par de jóvenes solos. Bakugo estaba recostado en la cama, cerró los ojos ya que aún se sentía cansado. Había sido algo difícil no recordaba muy bien que paso, solo un ligero dolor en el pecho que se fue intensificando...y después nada.
—¿Tú me encontraste? —Dijo Bakugo sin siquiera ver a Uraraka.
—Si...
—Gracias...eres una buena chica...
—Bakugo...
—No digas nada si—Uraraka guardo silencio, quería una explicación, pero no tenía idea de cómo pedirla—Solo quería ser el más fuerte...
—Eres el más fuerte...
—Por mi culpa All Might se retiró, y por mi culpa a todos nos encerraron en la academia, eso que tiene de ser fuerte. No pase el examen de licencia y no pude ganarle en la maldita pelea al maldito de Deku.
—¿Por qué? ¿Por qué hiciste todo eso? Entiendo...creme—Uraraka comenzó a llorar y no sabía la razón del por qué—Entiendo...que quieras ser alguien fuerte...pero te lastimaste...te lastimaste mucho...
—Los golpes que me di peleando con Deku no son nada. Y salí ileso...—Bakugo no pudo continuar con la frase, ya que Uraraka se había subido a la cama.
Coloco ambos brazos al lado de su cabeza acorralándolo, no sabía por qué había hecho eso. Lo tenía acorralado en el colchón, ella lloraba desconsoladamente por lo que había dicho.
—Escúchame bien—Una lagrima cayo a la mejilla de Bakugo—Escucha atentamente...eres fuerte eres valiente, eres la persona más fuerte que conozco y no me importa el tamaño de tus músculos, para mi eres atractivo. No sé qué pase por tu cabeza para que te hicieras tanto daño, pero mientras yo este a tu lado, Bakugo Katsuki, yo no permitiré que te sigas haciendo daño.
La chica hablaba con fuerza, tenía determinación de proteger a Bakugo todo el tiempo, con que diera un solo bocado eso era suficiente para ella y ahora esa era su nueva misión de héroe.
Bakugo salió del hospital tres días después, Uraraka no se quería despegar de él ni un instante así que Mitsuki consiguió un permiso para hacerse responsable del cuidado de Uraraka. Ella dormiría en la habitación continua de Katsuki, era una pequeña habitación de huéspedes. Bakugo se sentía avergonzado por que Uraraka estaba ahí.
Bakugo al principio se negaba a recibir terapia, él no estaba enfermo, él estaba perfectamente de salud según el propio Katsuki. Pero Uraraka lo convencía y lo acompañaba a sus sesiones. Al principio no hablo, no quería admitir que se estaba haciendo daño, pero con forme pasaban los días fue abriéndose un poco más.
Comer...fue la parte más difícil de todo el proceso, al principio se negaba a tener más de una comida al día, pero Uraraka intentaba por todos los medios que comiera, aunque fuese un poco todos los días. Cumplió su promesa lo cuidaría y evitaría que se hiciera más daño.
Un día Uraraka había salido a la academia para ponerse al corriente con los estudios, y Bakugo se quedó solo, estaba con la puerta abierta de su habitación mientras se veía en el espejo sin playera, que a dos semanas de haber salido del hospital había ganado peso, según la imagen del espejo. Y de la nada apareció, su madre golpeo el espejo con un martillo destrozándolo todo en miles de pedazos.
—Estas demente—Grito Bakugo a su madre. Ahora que lo recordaba no había hablado con ella desde que ingresó al hospital y le dijo aquello, evitaba comer con él y solo lo llevaba a las terapias en silencio.
—No...no lo estoy...pero no estoy dispuesta a perderte—Bakugo vio algo que jamás en la vida había visto, a su madre con lágrimas en los ojos, ni siquiera había llorado cuando fue secuestrado y ahora esa escena lo impactaba demasiado—Vi cada una de las señales y no quise hacer caso, vi cómo te matabas todos los días entrenando para ser el mejor y terminabas casi desmayado, vi cuando solamente comías una comida al día incluso no comías nada en todo el día. Ochako-chan me dijo que solamente comías con ella, mas no sabía que no comías aquí en la casa. No hice caso a ninguna de las señales, y por poco te pierdo.
Bakugo estaba sorprendido por el discurso que su madre le estaba dando, y aun mas con las lágrimas que derramaba, no sabía cómo interpretar aquello, si como tristeza o impotencia, o una combinación de ambas.
—Vi cuando le compraste a ese delincuente las pastillas, porque oh sí, entre a la página donde hiciste la compra y es una página ilegal, Katsuki pudiste meterte en más de un problema. ¿Por qué quieres ser perfecto? ¿Por qué quieres ser el mejor a costa de destruirte?
—Porque hay una maldita voz en mi cabeza que no para de decirme que soy gordo y que por eso nunca voy a ser el mejor—Grito por primera vez Bakugo, grito por primera vez todo lo que sentía. Esa única frase definía todo el problema que tenía.
—Señora Mitsuki ya volví—Uraraka grito desde el primer piso, Mitsuki se limpió los ojos intentando ocultar su rastro de llanto—¿Señora Mitsuki?
—Estoy arriba querida—Dijo fingiendo la voz a un tono más alegre—Después volteo a ver a su hijo—Tienes mucho por delante, así que entiende esto, no permitiré que te sigas haciendo daño.
—Ya...—Uraraka había entrado a la habitación y vio que el espejo de Bakugo estaba totalmente roto en el piso, y después Mitsuki salió sin siquiera hablar con la castaña—¿Qué ocurrió?
—Tuvimos una pelea.
—Pero...
—Es normal que la bruja se queje por todo y haya una discusión—Uraraka se sorprendió un poco por que en esas semanas que había estado ahí no había pasado nada de eso.
—Oh...Traje tarea...también me dieron la tuya, y Kirishima y Deku están preocupados por ti.
—¿Les dijiste que tenía? —Bakugo pregunto algo molesto.
—No, Kirishima me ayudo a rescatarte ese día, todos se quedaron con la versión que les dio el profesor Aizawa.
—¿Y cuál es?
—Tuviste un infarto...por predisposición genética—Bakugo estaba asombrado, no sabía que su profesor pudiese decir una mentira.
Bakugo no estaba listo para regresar aun, aún tenía muchas cosas que arreglar en su vida, pero no podía tener atada a Uraraka con el todo el tiempo.
—Creo que deberías volver a la academia.
—Pero...
—Sin peros, mochi, debes seguir preparándote para que puedas ser la mejor. No podrás cumplir tu promesa de protegerme si sigues perdiendo tus estudios—Bakugo se acercó a ella y la abrazo—Volveré cuando este listo.
Mis estrellitas, este es el penúltimo cap de este fic, les dije que seria corto, espero les guste.
