Capítulo 7: Su confesión

Era su última tarde juntos, Mitsuki decidió que después de la terapia los llevaría al centro comercial, ya que tenía que hacer algunas cosas, y tenía a su cuidado a una pareja joven, un helado no les caería mal. Los chicos paseaban por el centro comercial viendo Tiendas y buscando cosas solo por el simple hecho de ver. Bakugo no quiso helado, y Uraraka se preocupó un poco por eso.

—Descuida, no tengo ganas de helado simplemente—Dijo Bakugo.

—Pero...

—No te preocupes comeré algo en la casa cuando lleguemos a cenar—Bakugo le pellizco las mejillas para que se sintiera mejor—Anda termínate tu helado antes de que...

—¿Bakugo? —Esa voz...esa maldita voz.

Bakugo se congelo al escucharla, después de que había salido del hospital ya no le prestaba tanta atención.

—¿Bakugo pasa algo? —Pregunto Uraraka aún preocupada.

—Vaya sí que eres tú, casi no te reconozco, bajaste mucho de peso—Una chica se hizo presente.

Su peor temor estaba frente a él, ella no había cambiado en nada, seguía igual de bonita que en la graduación, pero el ya no la veía igual, algo en ella había cambiado y no sabía que era.

—Vaya ser héroe te volvió muy fuerte—Hikari se metió en medio de Bakugo y Uraraka haciendo a la castaña a un lado.

Uraraka simplemente pensó que era una compañera de escuela de Bakugo, así que dejo pasar eso, pero la chica puso una mano en el pecho del rubio incomodándolo demasiado.

—¿Qué demonios quieres? —Dijo con una voz tosca que Hikari paso por alto.

—Te vi a la distancia y no podía creer que eras tú, cambiaste demasiado. Ahora eres mucho más atractivo—Dijo con una voz pícara.

Bakugo simplemente chasqueo la lengua.

—Deberías pasarme tu número para estar en contacto.

—Ni loco—Dijo el con brusquedad.

—Vaya veo que esa escuela te ha cambiado mucho que no quieres ver a tus antiguos compañeros.

—A ti es quien menos le daría mi número, además para que quiera comunicarme contigo, si ya tengo una chica linda a mi lado.

—¿Donde? —Hikari ignoro completamente a Uraraka, y al voltearse le tiró el cono de helado apropósito sobre la playera.

Bakugo estaba molesto y fue inmediatamente al lado de Uraraka.

—Ten más cuidado—Dijo Bakugo molesto.

—Ups creí que no había nadie—Dijo con burla Hikari—¿Además con ella sales? Qué chica tan más fea y gorda.

Bakugo no lo pudo soportar más, le tapo los odios a Uraraka, no quería que escuchará esas ofensas de esa maldita.

—Escúchame bien, de mi podrás decir lo que quieras, que estoy gordo o incluso que soy un maldito, pero a ella, escúchame a ella me entero de que te acercas y te juro que te mato.

—Quien diría esas cosas de ti, si tú tienes un cuerpo increíble.

—Claro, Bakugo es lindo pero está gordo, eso fue lo que les dijiste a las idiotas de tus amigas, aún lo recuerdo, así que no quiero volver a ver tu estúpida cara cerca de nosotros.

Bakugo quitó sus manos de los oídos de Uraraka y la tomo de la mano jalándola para alejarse de ahí, la llevo al baño para que Uraraka pudiese limpiarse pero era una mancha de chocolate y no era fácil de quitar.

—No pude, tendré que llevar está playera el resto de la tarde—Dijo Uraraka saliendo del baño. Pero vio que Bakugo veía a todos lados buscando a alguien—¿Estas bien?

—Si...si es solo que...

—¿Ella...te gustaba?

Bakugo se sorprendió y se le quedó viendo., No sabía que responder, pero al ver la linda sonrisa de Uraraka se tranquilizó un poco.

—Lamento que la hayas conocido—Menciono Bakugo algo intranquilo—Ella jamás debiste de conocerla.

—No me molestó que me dijera fea o gorda, eran sus celos hablando—Bakugo se sorprendió al ver que Uraraka no le importaban las palabras de aquella chica.

—Anda vamos a comprarte una playera nueva.

—Pero...

—Sin pero es mi regalo de agradecimiento.

Bakugo la tomo de la mano para llevarla a comprar ropa. Bakugo no escatimó en gastos, y le compro varias playeras ya que la chica no pudo escoger una ya que le gustaban todas.

Al llegar a casa Bakugo se encerró en su habitación, Masaru se preocupó mucho por qué desde que habían llegado estaba golpeando el saco de box, el cual Masaru lo había confiscado y no supo en que momento lo saco de su estudio.

—Lleva ahí media hora golpeando el saco—Dijo el padre del chico bajando las escaleras.

—En este momento voy...—Mitsuki estaba enojada.

—Calma cariño, debemos actuar con cuidado—Masaru la detuvo.

—Pero estaba bien y de repente comenzó otra vez—Mitsuki dijo algo molesta.

—Vimos a una compañera de su escuela.

—¿Que? ¿Quién? —Pregunto Mitsuki algo preocupada.

—No me dijo su nombre, solo que era una chica de cabello azul, fue muy grosera con ambos, me tiro mi helado encima—Uraraka dijo con una inocencia y recordó una frase.

A pesar de que Bakugo le cubriese los odios podía escuchar perfectamente lo que decía, ya que el rubio no ejercía presión sobre de ella. Uraraka subió las escaleras preocupado por la salud de Bakugo, y forzó la puerta.

—¿Qué demonios quieres? —Grito Bakugo molesto para después darle un golpe al saco de boxeo. Uraraka cerró la puerta detrás de ella encerrándolos a ambos en la habitación.

—¿Quién era ella?

—¿Ahora me vienes con que estas celosa? —Dijo con arrogancia Bakugo.

—No, no estoy celosa, estoy preocupada.

—Pues no tienes por qué—Continúo golpeando el saco de box.

—Basta con eso, sabes bien que no puedes hacer ejercicio por tanto tiempo—Ordeno Uraraka.

—Y eso quien me lo impide ¿Tu? ¿Los malditos viejos?

—Lo qué dijo esa chica no es real—Grito Uraraka, pero Bakugo no le hizo caso.

Continúo luchando con un fantasma imaginario que le había hecho mucho daño por tantos años. Uraraka se puso detrás de él abrazándolo, intentándolo jalar para que se alejara de ahí.

—Ella mintió.

—Tu no me conocías, tú no sabes cómo era yo en realidad, como soy en realidad—Bakugo dijo sin zafarse del agarre de Uraraka pero si dejando de golpear el saco—Ella fue la primera chica que me gusto...por ella...quise ser más fuerte y más musculoso...porque ella me rompió el corazón...quise darle una lección...pero nunca fue suficiente...su maldita voz...su asquerosa voz...seguía resonando en mi cabeza una y otra vez...—Uraraka escuchaba como la voz de Bakugo comenzaba a quebrarse—Y sabes que es lo peor de todo...que cuando te confesaste...esa maldita voz dijo que era mentira...que tú me veías asqueroso...porque era gordo...

—Eso no me importa—Grito nuevamente Uraraka—A mí no me importa si tu estas gordo o si eres delgado, o si eres musculoso...no me importa...a mí me gusta Bakugo Katsuki...el Bakugo que da palizas a todo mundo...el Bakugo que fue lindo conmigo...

Katsuki se quedó perplejo ante la confesión de la castaña, nunca había escuchado a alguien hablar bien de él, esa maldita voz vivía en su cabeza, eso era un hecho, y tenía que afrontarla el tiempo que fuese necesario, los médicos dijeron que su recuperación no sería fácil, y que seria tardada, y esa tarde tuvo una fuerte recaída gracias a esa chica.

—Hikari—Uraraka se sorprendió—Ese es el nombre de la maldita pelos azules quien me dijo todas esas cosas...bueno...no precisamente en la cara...

—Lo escuchaste

—Si...y todo esto empeoro después del secuestro y de la licencia...soy débil...

—No...—Uraraka lo soltó y lo forzó a verla—Tú no eres débil, tu eres una persona fuerte, el más fuerte de la clase, incluso el más fuerte que he conocido...gracias a ti...a aquella pelea que tuvimos...me esforcé más, mucho más para un día llegara a patearte el trasero.

Bakugo la vio con cara de incredulidad, y después le dedico una sonrisa, para después tomarla en brazos y aventarla a la cama.

—Espera...que...

—Claro tardaras mil años en superarme—Bakugo se posó sobre de ella para después abrazarla.

No dijo nada más, solo la abrazo. Los dos estaban abrazados en la cama, Bakugo escondía su rostro en el pecho de ella, aspirando su aroma a frambuesas. Uraraka comenzó a acariciarle el cabello delicadamente.

—No...no quiero que te vayas mañana—Dijo Bakugo en un murmullo.

—Tengo que hacerlo...tengo que ir a la escuela...y tu pronto volverás...

No obtuvo respuesta, solo escuchaba la respiración pausada de Bakugo, creía que ese era su lugar seguro, su lugar tranquilo. No lo quiso molestar, porque después escucho un suspiro que le indicaba que Bakugo había sucumbido ante el cansancio y el sueño.

—Tengo que entrar...Ochako-chan es probable que no haya convencido a Katsuki—Mitsuki decía desde el otro lado de la puerta.

Había pasado más de media hora desde que Uraraka había entrado, pero no se podía mover por que Bakugo estaba dormido sobre de ella.

—Es posible que estén hablando—Dijo Masaru susurrando.

—Y si los encuentro haciendo porquerías, será peor para...

Mitsuki abrió la puerta encontrando una escena un tanto tierna, Katsuki descansando entre los brazos de Uraraka. La castaña solamente puso un dedo en los labios a manera de que no hicieran ruido.

—Vez...arreglaron las cosas—Susurro Masaru—Vamos a dejar que descansen, y por la mañana hablamos con él.

—Pero no ha comido nada...—Susurro de la misma manera Mitsuki.

—Dejemos que descanse, ha de ser la primera noche en que descansa.

Ambos adultos se retiraron de ahí, Uraraka sabía que era algo tarde así que tenía prefirió dormir en vez de esperar a que Bakugo despertara. Era demasiado cómoda la cama del chico, y esa posición era demasiado reconfortante, que tuvo el mejor sueño de toda su vida.

Bakugo despertó a las 6 de la mañana como de costumbre, pero ahora no tenía que entrenar tan temprano, se levantó y se dio cuenta de que no se habida movido en toda la noche, se dio cuenta de que Uraraka dormía pacíficamente, así que se acomodó mejor y la volvió a abrazar para que descansara Uraraka un poco más.

A las 7 de la mañana Uraraka despertó, tenía que volver a la academia, pero tenía mucho miedo de volver y de dejar a Bakugo solo en su tratamiento, dependiendo de la evolución que tuviera seria si volvía a la academia de forma permanente o no.

Bakugo le regalo un viejo teléfono para tener videollamadas por las tardes y contarle como estuvo su día en terapia. Realmente el no quería que se fuera, su único apoyo emocional iba a estar alejado, pero consiguió que los fines de semana estuviese con ella.

Poco ante del festival escolar Bakugo volvió a la academia, más fuerte y sano. No conto mucho de lo que pasaba. Los doctores le dijeron que después de ese infarto, su corazón no quedo bien, así que tendría que cuidarse más y eso fue lo único que dijo, pero ninguno de sus compañeros hizo preguntas al respecto, y no contestaría preguntas.

—¿Qué...que haces aquí? —Pregunto la primera noche en la academia Uraraka.

—Vengo a dormir—Bakugo entro sin permiso a la habitación de la chica.

—Pero...

—Demonios, duermo mejor si estoy contigo, contenta—Bakugo le desvió la mirada.

—Mucho—Dijo con una gran sonrisa Uraraka que puso completamente rojo a su novio.


Y con esto concluimos este pequeño fic. Cuando lo hice creo que aun no pasaba de que Bakugo había muerto, y que le había dado un infarto, fueron muchas muchas coincidencias. Espero que les haya gustado, los leeré en un próximo fic.